MÁS ALLÁ DEL 30 DE JULIO
Popayán, 24 de julio
de 2017
“Cuando parece que ya nada puede ir peor, empeora”.
Murphy
En Venezuela durante mucho tiempo
(¿siempre?) será determinante la actitud de las fuerzas armadas. El grueso del
ejército venezolano solo se moverá en defensa de la Constitución Bolivariana
cuando Cabello-El Aissami y la cúpula de militares pierdan el poder de hecho. Esa
situación se presentará cuando el gobierno obligue a los soldados a reprimir a
su propia gente “chavista”, es decir, cuando la presión del mismo pueblo y de la
sociedad en general, sea sentida por los soldados y mandos medios.
En ese proceso, faltan diversas
fases o etapas. Una vez sea elegida e instalada la ANC, se iniciará una lucha
por el poder entre las llaves Maduro-Tarek Saab y Cabello-El Aissami, con la
mediación de Padrino. La represión selectiva contra núcleos de “terroristas”
pagados o utilizados por la MUD y contra dirigentes de la oposición, va a
generar un clima de “paz” o “calma chicha” (“terror no reconocido”), que será,
a la vez, una fase de tolerancia que asumirá el conjunto de la población como “beneficio
de duda” o “margen de esperanza” en las decisiones de la ANC y del gobierno.
La siguiente fase, será el
desgaste de los Maduro y Padrino, quienes ante el agravamiento de la situación
económica, inseguridad, desabastecimiento, etc., serán acusados por Cabello-El
Aissami, de no ser lo suficientemente “fuertes” y “efectivos” para convertir
las políticas y decisiones tomadas por la ANC, en acciones concretas.
Así, paulatinamente, el poder se transferirá
de los Maduro-Padrino a los Cabello-El Aissami, que al estar en cabeza de la
ANC, van a terminar controlando todo ante la debilidad e incapacidad del
ejecutivo. Ello, hará que a medida que pase el tiempo se vaya descomponiendo y
dividiendo la misma ANC (y el PSUV), y durante un tiempo el poder recaerá en
esa cúpula, que se apoyará en gobernadores y alcaldes militares y en generales
de alto rango que están comprometidos con grandes negocios.
Durante toda esta etapa, los
sectores extremistas de la MUD, se habrán exiliado, estarán en la
clandestinidad, o estarán presos, y poco a poco, se irán deslindando sectores
moderados o aparecerán nuevos liderazgos dispuestos a llegar a acuerdos con los
sectores moderados del gobierno. Los verdaderos demócratas deberán tener
cuidado de mantenerse deslindados de esos sectores, sin perderles la pista pero
diferenciados de ellos, o podrán quedar atrapados en una nueva trampa corrupta
y politiquera.
Previendo estas fases o etapas,
los verdaderos demócratas, chavistas, ex-chavistas o no-chavistas (pero no
fanáticos anti-chavistas) deberán haber desarrollado un trabajo de unificación,
de lucha contra el autoritarismo y el burocratismo corrupto, contra la guerra
civil, de rechazo al intervencionismo extranjero, y deberán construir
relaciones con mandos medios militares y ex-militares que poco a poco deberán
conseguir influencia entre amplios círculos castrenses. Ese trabajo debe ser
muy cuidadoso, serio, consistente, ya que será una etapa muy peligrosa en donde
los liderazgos democráticos pueden ser asesinados o desaparecidos por las
cúpulas autoritarias y fascistas.
Es posible que ese trabajo tenga
que ser legal e ilegal, abierto y clandestino, dependiendo de las condiciones
que se vayan presentando. Todo dependerá de la capacidad para construir una
fuerza cívico-popular capaz de reemplazar a los Maduro-Padrino, si han
sobrevivido a la presión, pero, principalmente, capaz de derrotar a los Cabello-El
Aissami. Tendrán que actuar con mucha inteligencia y paciencia.
Cuando se cuente con esa fuerza
nueva y ética, la movilización popular podrá desarrollarse y restablecer la
democracia, pero pensada a un nuevo nivel, con verdadera organización de base y
buscando a los jóvenes, con propuestas dirigidas a cimentar un nuevo modelo de
desarrollo productivo, social y cultural y, la construcción de múltiples formas
de democracia (directa, representativa, deliberativa, ilustrada, plebiscitaria,
participativa, protagónica, virtual, etc.). Será una lucha inmediata, que ya está encima,
por cuanto el régimen existente se va a descomponer en forma acelerada (y
sorprendente).
Existen todas las condiciones
para impulsar esa tarea revolucionaria y, por ello, hay que construir rápidamente
una verdadera red de redes, con gente confiable, y que desde ya elabore una
propuesta más avanzada que la de Chávez, no “tan socialista”, con carácter más
democrático, pero promoviendo la participación activa y consciente de amplios
sectores de la sociedad a todos los niveles, depurando el Estado hacia una
economía colaborativa, eficiente y sostenible, social y ambientalmente.
Hay que preparar la “repetición
de la revolución”. La debilidad de las
derechas; su anti-nacionalismo, incapacidad política y torpeza histórica,
crean las condiciones y el “vacío de poder” para dar ese nuevo salto de
calidad. El pueblo venezolano y latinoamericano lo requieren.
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