jueves, 26 de diciembre de 2019

La Paz florece en el jardín comunitario de “El Varón”


La Paz florece en el jardín comunitario de “El Varón”

Popayán, 27 de diciembre de 2019

Mis pequeñas nietas Juanita y Julieta me visitaron en este diciembre. Vinieron desde lejos y regresaban a Medellín con sus padres el pasado 25, día de navidad. Estuve pensando en qué podría regalarles pero no se me ocurría nada. Realmente no tengo esa costumbre y, además, tampoco cuento con un presupuesto importante para hacerles un detalle que valiera la pena.

Después de pensarlo decidí hacerles un regalo peculiar que se fue configurando en la mañana del mismo 25 de diciembre. Busqué a Antonio, un personaje especial que colabora con la comunidad del barrio La Paz en Popayán en la tarea de mantener y mejorar las áreas verdes que están alrededor del Polideportivo y en el parque central que queda en la entrada.
Camino todas las mañanas por esos lugares y había notado el hermoso trabajo que ha realizado para convertir todas esas áreas en un verdadero jardín. Le pedí el favor de que me cortara una flor de cada una de las especies que ha sembrado, cultivado y cuidado, para regalarle a mis nietas ese ramo de flores. Sería algo simbólico y, a la vez, les explicaría el por qué no les obsequiaba otra cosa de mayor valor monetario.

Antonio, a quien todo el mundo le dice “El Varón”, se puso muy contento de que le pidiera ese favor. Cortó con delicadeza más de 28 clases de flores que tiene su huerto, que es a la vez de él, de la comunidad y de la ciudad. Entre los numerosos ejemplares destacó a la flor de la caléndula como una de sus preferidas. Pero además, me ofreció todas las semillas que quisiera mientras empacaba una manotada diciéndome que esa porción alcanzaría para sembrar hasta una plaza de tierra.

Observé que mientras las recogía él comprobaba con enorme entusiasmo la gran cantidad y variedad de flores que había cultivado. Por eso decidí tomar unas fotografías para hacer más visible ante mis nietas y sus padres el sencillo presente y a la persona que las cultivaba. Una chica que tenía un celular con buena cámara de fotografía se ofreció a ayudarme. Antonio, feliz como un chiquillo regocijándose con el resultado de su trabajo, la llevó de un lugar a otro indicándole los mejores ángulos para captar lo mejor de su obra de jardinería.

Él me fue contando cómo se involucró con la comunidad de La Paz en esa tarea. Un buen día aburrido con su trabajo de obrero de construcción le surgió esa iniciativa. Contó con el apoyo de la Junta de Acción Comunal y de muchas personas que espontáneamente le ayudan de una u otra manera para que cumpla esa ejemplar labor. Un día le llevan matas; otro, un pequeño incentivo; un día más, le entregan semillas o árboles para que los siembre.

Este jardinero comunitario es un ser servicial y solidario con la gente, entregado a Dios y a causas comunitarias. Por pura casualidad y por la necesidad de ofrecerles algo a mis nietas, terminé haciéndole un reconocimiento a este amigo de origen paisa, de apellidos Lopera Naranjo, valorando su maravilloso trabajo sin que ese fuera el propósito inicial.

De esa manera los dos terminamos enviando semillas de flores a su tierra natal por intermedio de mis nietas, alargando la mano de este especial floricultor que vuelve a través de ellas a su terruño que no por casualidad es la “capital mundial de las flores”.

Mi conclusión es que uno muchas veces es descuidado y no valora el trabajo callado y consagrado de tantas personas que se esfuerzan por mejorar sus vidas y las de los demás. Esta experiencia me sirve para ratificar el valor de las acciones sencillas. ¡Gracias Varón!


GUERRA DE EXTERMINIO GLOBAL


GUERRA DE EXTERMINIO GLOBAL
Popayán, 26 de diciembre de 2019
USA, Rusia, China, India, Europa, Irán, etc., etc., se arman cada vez más[1], y para detener el cambio climático solo hay migajas. ¿Qué quiere decir?
La oligarquía financiera global sabe que tiene que realizar acciones drásticas porque el Sistema Capitalista ha entrado en una fase de colapso sistémico.
Los sectores dominantes de esa oligarquía, los más reaccionarios y obtusos, impulsan una estrategia de “limpieza social” y de “solución final”.
Por ello, utilizan a los Estados y a gobernantes “nacionalistas” para agudizar el Caos Total.
Se están preparando para una guerra más terrible que cualquiera que haya ocurrido en el pasado que tiene como objetivo eliminar a miles de millones de personas que ellos consideran desechables (Guerra de Exterminio).
También preparan la ciencia y la tecnología para sobrevivir temporalmente en la tierra a la hecatombe nuclear o climática que no pueden detener, y aspiran que sus herederos puedan migrar hacia otros planetas (es la “salvación” que ya están ofreciendo muchas iglesias).
Los científicos y estudiosos más avanzados del planeta son conscientes de que esos son los planes de las más altas cúpulas de la oligarquía global. Algunos pocos lo dicen, otros callan.
Solo la conciencia y voluntad organizada de las inmensas mayorías de los humanos podrá detener el terrible futuro que le espera a la humanidad.

¿Es ciencia ficción o es la realidad que no queremos ver?




[1] Gobierno de los EE.UU. aprueba US$738.000 millones para la Guerra Espacial. https://www.dw.com/es/c%C3%A1mara-baja-eeuu-aprueba-ley-que-avala-nueva-fuerza-espacial/a-51637610

martes, 17 de diciembre de 2019

La juventud colombiana irá mucho más allá del Comité de Paro


La juventud colombiana irá mucho más allá del Comité de Paro

Popayán, 17 de diciembre de 2019

Las grandes movilizaciones populares que están en pleno furor y desarrollo en diversas regiones del mundo vuelven a colocar a la orden del día la palabra “revolución”[1].

Las masivas protestas afectan a gobiernos de izquierda y de derecha; pro-imperialistas y anti-imperialistas; europeos, asiáticos, africanos, latinoamericanos y medio-orientales. Han sido lideradas por millones de jóvenes y mujeres que enfrentan la desigualdad, la discriminación y precariedad de la vida que incluye la crisis climática (obra del capitalismo depredador).

Entre ellas, lo que sucede en Chile tiene que ser destacado. Explotó lo que tenía que estallar en una país que ha sufrido condiciones de opresión y control extremas. El pueblo chileno se rebeló y en ese proceso ha revivido formas de “auto-organización” (asambleas auto-convocadas, populares y territoriales) que no estaban en los cálculos de nadie.

La población movilizada de ese país desconfía de todos los partidos políticos que –de una u otra manera– fueron cómplices y conniventes con la dictadura militar y con la aplicación de las más agresivas políticas neoliberales. Por eso, solo confían en su fuerza auto-convocada. Es algo de gran trascendencia para el futuro de los pueblos y trabajadores del mundo entero.

Tal fenómeno es esencialmente revolucionario. Implica un paso de autodeterminación popular que puede ser el inicio de un proceso de mayor profundidad. Y por tanto, exige a los revolucionarios (quien quiera serlo) una actitud diferente a la tradicional, de creación e innovación sobre la marcha y que recoja las lecciones del pasado.

¿Qué pasó con la “revolución”?

La palabra revolución no quiere ser pronunciada por la gran mayoría de dirigentes y partidos de “izquierda” pero, paradójicamente, si es utilizada por las derechas ultra-conservadoras.

Sucedió que dicho término fue usado por quienes proclamaron el “socialismo del siglo XXI” pero en la práctica terminaron aferrándose al aparato estatal (burocracia/ejército) sin impulsar ninguna transformación sustancial, más allá de proclamar una supuesta independencia (formal) del imperio estadounidense pero sin lograr construir una efectiva autonomía y soberanía.

Hay que reconocer que en sus etapas iniciales esos gobiernos hicieron esfuerzos importantes por recaudar mayores rentas estatales (incrementaron los impuestos a las empresas transnacionales) y distribuir los ingresos del Estado entre los sectores sociales más afectados por las políticas neoliberales. Sin embargo, no lograron “tocar” la esencia del capitalismo imperante.

El problema consiste en que –aún sin proponérselo– degradaron la imagen de la “revolución”. En su ejercicio estatal perdieron la capacidad crítica, permitieron que fuerzas corruptas se treparan  y atraparan la gestión oficial y debilitaron los movimientos sociales al desconocer su autonomía.

Como magistralmente lo describe Massimo Modonessi, las izquierdas progresistas usaron una serie de atajos para construir su hegemonía electoral (el discursivismo, caudillismo, estatismo y negación de la lucha de clases), lo que desarmó políticamente a los trabajadores y a los pueblos. Hoy, los hechos han desnudado la debilidad de ese tipo de “hegemonías” y estrategias.

Son hechos que hay que aceptar para poder responder a los retos que presenta la vida. Negarlos no conduce a ninguna parte y otorga ventajas a quienes quieren someter a los pueblos.  

Las rebeliones populares y su perspectiva

Se observa que las movilizaciones populares en curso no cuentan con una orientación y una organización política uniforme, visible u orgánica, aunque las derechas latinoamericanas quieren atribuírselas al Foro de Sao Pablo y demás “complots castro-chavistas”. No obstante, esa situación no debe llevarnos a calificarlas de ser totalmente “espontáneas”. En realidad, son fruto de procesos reales, acumulados y concretos que tienen una explicación en cada caso particular.

Sin embargo, son procesos incipientes que corren el peligro de ser canalizados por las derechas populistas, conservadoras y fascistas que se muestran opositoras a la globalización neoliberal y ofrecen el nacionalismo hirsuto y reaccionario como fórmula de salvación, mientras las “izquierdas” asumen posiciones “defensistas” que llevan a la derrota a las luchas populares[2].

En realidad, las derechas no ofrecen soluciones viables pero logran dividir a los trabajadores y a los pueblos con estrategias mediáticas que aprovechan la vacilación de las fuerzas progresistas que las bases populares perciben del lado de las burguesías globalizadoras porque se muestran timoratas y adocenadas al darle prioridad al escenario electoral e institucional. (Ej., las fuerzas de izquierda en Colombia se muestran al lado y hasta subordinadas al ex-presidente Santos).

Además, debemos tener en cuenta que los proyectos falsamente “nacionalistas” como los de Trump (EE.UU.), Johnson (RU), Modi (India), Bolsonaro (Brasil) y demás, parecieran tener su contraparte en las posiciones de Putin (Rusia), Xi (China), Rohaní (Irán), Maduro (Venezuela), etc., que utilizan el llamado multilateralismo para generar ilusiones alrededor de confrontaciones “geopolíticas” pero, en verdad, no enfrentan para nada el sistema capitalista imperante.

Entonces, la tarea central es darle continuidad y profundizar el proceso de insurgencia política y plasmarla en nuevas formas de organización popular. Luchar contra el “sectoralismo” o “corporativismo” dentro de las luchas sociales es una de las tareas urgentes, sin que ello signifique desconocer las causas particulares de cada sector sino saberlas juntar de una forma nueva y creativa, potenciando la unidad frente a los gobiernos corruptos y capitalistas.

Y también, enfrentar con mucho tino y paciencia los intentos de cooptación institucional que  utiliza también a los partidos “progresistas” y de “izquierda” para aconductar a las masas y “restablecer el orden”, labor que no es fácil de hacer y que a veces se confunde con sectarismo.

En medio de todo ello, hay que evitar el triunfalismo/derrotismo que surge de no identificar adecuadamente el llamado “espontaneísmo de las masas”. Triunfalismo, cuando se mide con extremado optimismo las conquistas del movimiento y no se tienen en cuenta las fuerzas del contrario. Y, derrotismo, cuando se sobrevalora la fuerza del enemigo y no se alienta a los pueblos y a los trabajadores a llevar al máximo sus esfuerzos y luchas.

La experiencia demuestra que la organización de nuevo tipo que va surgiendo cumple funciones múltiples; alimenta y fortalece la lucha y crea auto-gobierno permanente. Para hacerlo, debe ser lo más amplia y democrática posible. Querer que el movimiento logre metas mayores a su verdadero potencial solo lleva a la frustración y al debilitamiento del proceso. Por ello, debemos evitar la “ansiedad controladora y conductista” y respetar la dinámica propia del movimiento. No es fácil y seguramente no se acertará en todo.  

De lo que estamos seguros es que el “topo” sigue cavando. Y lo hará cada vez mejor.

E-mail: ferdorado@gmail.com / Blog:



[1] Durante 2019 las protestas involucran a múltiples sectores sociales de decenas de países que en orden cronológico han ocurrido en Francia, Sudán, Zimbabue, Venezuela, Argelia, Haití, Hong Kong, Costa Rica, Puerto Rico, Argentina, Honduras, México, Papua Guinea, Irak, Cataluña, Ecuador, Líbano, Chile, Bolivia, Irán, Colombia e India. Además, se debe incluir las movilizaciones globales contra el cambio climático, que tuvieron fuerte presencia en Europa y EE.UU., así como las movilizaciones de mujeres y estudiantes en todo el mundo. (Nota del Autor).   
[2] En muchos países (Grecia, España, Reino Unido, Brasil, Bolivia, etc.)  las fuerzas de “izquierda” se involucraron casi totalmente en la “gestión del Estado heredado”, se acomodaron al Sistema y generaron una especie de “vacío político” que ha sido ocupado por las fuerzas “nacionalistas”, ultraconservadoras y neo-proto-fascistas, para hacerse al gobierno o avanzar con mucha fuerza en todo sentido. (Nota del Autor).  

viernes, 13 de diciembre de 2019

No ataco ni denigro a Gustavo Petro, es mejor debatir


No ataco ni denigro a Gustavo Petro, es mejor debatir

Popayán, 13 de diciembre de 2019

Apreciado Gustavo Petro: Cordial y respetuoso saludo.

Escuché la entrevista realizada por el expresidente Rafael Correa. Me parecen ajustadas y valiosas algunas de sus opiniones en esa conversación. No obstante, creo, y pueda que esté equivocado, que algunas ideas no están bien desarrolladas y que deberían ser revisadas.

Creo que se hace una lectura mecanicista de los aportes de Jeremy Rifkin y de Paul Mason, y que además, se debería reconocer su aporte con nombre propio, en relación a lo de las economías colaborativas y lo del “post-capitalismo”, conceptos que plantean construir relaciones sociales de producción colaborativas-postcapitalistas dentro del mismo capitalismo, en competencia con los grandes monopolios y el capital financiero, y en una lucha permanente por ampliar y fortalecer la democracia pero, a la vez, construir formas de poder alterno.

Pienso que el “extractivismo” no solo se presenta en relación a los recursos naturales no renovables (petróleo, carbón, oro, gas, etc.), sino que incluye también, algunas otras áreas como por ejemplo, los grandes monocultivos de caña de azúcar, soja, palma africana, etc. Es decir, podríamos decir que todo gran monopolio, tiene un carácter extractivo y, hoy, al servicio de un nuevo tipo de rentismo financiero. Es más, extrapolando la idea, así se industrialice una sociedad, si la vía es monopólica y más encima, autoritaria (como ocurrió con toda Asía del Este, no solo la Sudeste, es decir, se debe incluir Japón y Corea del Sur), ese modelo capitalista “extrae” ganancia (plusvalor) tanto de la naturaleza como del trabajo humano (y degrada la vida, como lo estamos viendo). China es ejemplo de industrialización, pero todos los pequeños y medianos emprendimientos (urbanos y rurales) están dominados, sometidos y subordinados al gran capital financiero. Es lo que ocurre en todo el mundo. Ello fue el resultado de la “re-estructuración post-fordista” y de aplicación de políticas neoliberales que en China también se impusieron en diversas áreas de la vida económica y social. Ver artículos muy bien fundamentados en Revista de la NLR.

En Colombia, ante la existencia de cientos de miles de pequeños y medianos productores (urbanos y rurales), plantearse que primero hay que desarrollar el capitalismo (así sea regulado y controlado) para poder pasar a las economías colaborativas, es un error. Hoy se puede impulsar el encuentro entre el conocimiento (que portan los “profesionales precariados” y deben mejorar las universidades y otros centros de estudio que deben crearse) y los pequeños y medianos productores que tienen también importantes avances en todo sentido, para impulsar economías asociativas y cooperativas (en el camino de lo colaborativo) e industrializar nuestras materias primas (café, caña panelera, papa, pequeña ganadería, frutales, yuca para almidón, cacao, trucha y pescados, etc.), apropiarse de las ganancias que obtienen las grandes transnacionales (Nestlé, Starbucks, etc.) y desarrollar nuevas industrias tecnificadas en el campo de la seguridad alimentaria, energía, servicios, software, etc., sobre bases realmente democráticas. Esto último, en forma incipiente, ya se está llevando a la práctica en Cauca, Huila y Nariño.

Plantearse un “etapismo” (García Linera con su “capitalismo andino”, o el de Lenin con su “capitalismo de Estado”) es repetir la historia y terminar en el “infierno capitalista” que es la “sociedad de control” como China, Corea del Sur, Japón, Indonesia, etc., con altos desarrollos tecnológicos y de industrialización pero con enormes contradicciones y conflictos sociales que en cualquier momento van a estallar inexorablemente (lo de Hong Kong es solo una pequeña muestra). En China, la gran burguesía financiera, liderada por cientos del multimillonarios, cada uno más poderoso que Luis Carlos Sarmiento Angulo, utiliza al “Estado comunista” para fortalecer su poder y competir con los demás imperios capitalistas, y por ello, no creo que sea el modelo a seguir por los demócratas y revolucionarios del mundo entero (como lo da a entender en esa entrevista). 

Si no se impulsa ese proceso desde ahora, a los gobiernos progresistas (como pasó con el de Evo Morales) les surgirán insurgencias sociales encabezadas por esos sectores “medios” (profesionales precariados y pequeños y medianos productores) que inicialmente son canalizadas por las derechas y ultraderechas. Fue lo que en pequeño pasó en Bogotá, con los sectores sociales que apoyaron a Peñalosa después del ejercicio de gobierno de la Colombia Humana, y que hoy están frustrados y  se expresan –en parte– en el actual paro nacional, representados por los jóvenes que llamo “posmodernos” (“emprendedores” les llama la burguesía, yo los llamo “precariado” (Standing) en sus diferentes clases y niveles).

Sobre el concepto de “multitud” (Negri/Hardt) creo que es un concepto muy plano y que no recoge todos los avances de las ciencias de la complejidad actualmente en desarrollo. Esa “multitud” está compuesta de muchos e imbricados sectores sociales y la mueven múltiples intereses y anhelos. Como en toda “multitud” hay sectores más avanzados, otros más rezagados, y demás, dependiendo de las condiciones particulares de cada país, región, ciudad. Claro, para algunos, el concepto de multitud es bastante cómodo porque implica que no hay necesidad de generar organización, delegar funciones, etc., y se sueña controlar a esa “multitud” desde el Estado para “hacerles la revolución desde arriba”, tipo China (que fue la vía de la URSS).

Todo lo anterior, implica que desde ahora, los pueblos y los trabajadores debemos construir (como ya hacen los zapatistas, mapuches, kurdos, y se empieza a construir en medio de la actual “primavera latinoamericana”, y se debe hacer en medio del paro nacional) formas de auto-gobiernos populares, formas de “contrapoder” desde lo profundo de la sociedad, y no entregar todo el poder de la gente movilizada a los “Estados heredados”, creyendo que desde los gobiernos, o sea, “desde arriba”, se va a poder construir ese postcapitalismo, que, indudablemente, no va a surgir automáticamente o como por arte de magia, sino que será resultado de cruentas luchas sociales, políticas y culturales (como ya lo estamos viendo en todo el mundo, y con especial intensidad en Bolivia, Chile y Colombia).  

Esto, por ahora. Saludos 

martes, 10 de diciembre de 2019

“No queremos tanto cambiar el gobierno sino transformar la sociedad”



La juventud colombiana en busca del tiempo perdido

“No queremos tanto cambiar el gobierno sino transformar la sociedad”

Popayán, 10 de diciembre de 2019

Una juventud con una nueva actitud de lucha

Durante la marcha-concierto realizada el pasado 8 de diciembre por la carrera 7ª de Bogotá se pudo apreciar el contenido y la forma del discurso de los y las jóvenes que protagonizan una parte de las protestas tanto en la capital de la república como en Medellín, Bucaramanga, Cali y otras ciudades. Escuchar a los artistas que convocaron y organizaron la marcha, a deportistas, académicos, estudiantes y activistas[1] que hacen parte de este conglomerado social, nos permite entender cómo piensa y actúa esta juventud que se ha convertido en el sector social movilizado más mediático y protagónico del paro nacional.

Ellos y ellas saben que pertenecen a un estrato social relativamente privilegiado en Colombia. Su mensaje es solidario con campesinos, indígenas, víctimas de la violencia y demás sectores sociales que aportan su esfuerzo a la riqueza nacional pero no disfrutan de los más mínimos niveles de vida digna. Por ello, su mensaje es netamente político, ya que plantean la necesidad de superar la enorme desigualdad e injusticia que sufre nuestra gente más humilde, y la urgencia de construir una verdadera democracia que incluya la voz de los excluidos y oprimidos, y expulse de los niveles de dirección del Estado y el gobierno a los políticos corruptos para poder resolver los problemas “entre todos”.

En sus intervenciones han trazado las líneas generales que orientan su accionar: independencia política, actitud no violenta y cultura en movimiento. Se declaran independientes de cualquier partido o liderazgo político porque saben que es la única forma de ampliar y fortalecer el movimiento. Son conscientes que marcar una protesta social con siglas o discursos partidistas es un error garrafal. Tanto porque el gobierno y los enemigos de la protesta utilizan ese argumento para generar desconfianzas y engañar a la gente, pero además, porque se requiere una visión incluyente y profunda para unir a la mayoría de los colombianos sin ningún tipo de discriminación partidista, religiosa o identitaria.

Por otro lado, los y las jóvenes llaman a la población a participar en la protesta con una actitud no violenta y de encuentro solidario y fraternal entre las mayorías. A pesar que su discurso es directo, franco, beligerante, que reta a los poderosos y causantes de los problemas acumulados que vive la nación (lo cual les ha traído fuertes ataques en las redes sociales y en los medios de comunicación) no se han dejado llevar al terreno de la falsa polarización que enfrenta a personalidades o grupos de la política tradicional (incluida la izquierda) que se convierte –aún sin querer– en un estorbo para desarrollar la necesaria y nítida batalla de ideas.

Es por ello que no han caído en la trampa de creer que hay que “tumbar” a Duque o llamar a una Constituyente, y demás caminos que Medófilo Medina califica acertadamente como “delirios insurreccionales”. Saben que hay que lograr compromisos y cambios inmediatos y mediatos pero son conscientes que “recién están comenzando” en la tarea de movilizar y organizar a las grandes mayorías de la nación. Esta juventud ha mostrado una confianza infinita en la gente y han tenido una mesura y un tino que sorprende por su madurez, comportamiento que es una lección para muchos líderes políticos que confunden la verticalidad de principios con la soberbia, la altisonancia y el protagonismo desmedido. No quieren cambiar solo un gobierno, quieren transformar la sociedad.

Otra actitud ejemplarizante mostrada por esta juventud es no involucrarse en asuntos que manejan otros sectores comprometidos con la lucha social. Respetan la dirección del movimiento (Comité de Paro) pero seguramente saben de las fricciones y tensiones que existen a su interior entre dirigentes y tendencias políticas, y por ello, no se involucran en la dirección formal de este proceso. Saben que su ejemplo y acción (marchas periféricas, cacerolazos, plantones, actividades culturales, etc.) de una u otra manera influyen en todo el movimiento y no les interesa instrumentalizar nada. Un ejemplo a mencionar fue la forma elegante y respetuosa como resolvieron un pequeño debate sobre el papel de la guardia indígena dentro de las marchas; organizaron un emotivo homenaje y los invitaron a participar en la marcha del 8D como representantes de sus pueblos indígenas pero no como “guardias”. Para ellos, la ciudadanía en su actitud de no-violencia es la garante de su propio control y seguridad.

Finalmente, en esta corta descripción se debe resaltar algo que ha pasado desapercibido. Los y las jóvenes de Bogotá han decidido realizar sus marchas llenas de creatividad y arte dirigiéndolas hacia sus propias localidades y barrios donde viven (conjuntos residenciales y edificios de apartamentos) con el fin de animar a su propia gente para garantizar la plena participación de familias enteras. Pero también, con sus marchas periféricas rechazan la “falsa centralidad del poder” que pareciera estar representado en la Plaza de Bolívar (Capitolio, Casa de Nariño, Corte Suprema, Alcaldía y Catedral) y al dejar ese “centro” de lado, muestran sutilmente en dónde está el efectivo poder. Por ello arrancaron la marcha-concierto al frente de Corficolombiana y Colpatria, núcleo del poder financiero de este país. Quieren desfetichizar a los “mandaderos” políticos y enviar un mensaje que desnude y ponga en la mira el lugar donde en verdad se toman las decisiones en Colombia.

La dimensión del paro y de la protesta en Colombia

Habíamos planteado que el Comité de Paro no se ha sintonizado todavía con la dinámica de lucha que le impusieron los nuevos sectores sociales citadinos, que han sido el soporte de una protesta continuada a lo largo de casi tres semanas. Algo realmente histórico en Colombia. Esas fuerzas citadinas incluyen tanto a los sectores sociales que siempre han participado en las movilizaciones y protestas (estudiantes, trabajadores, habitantes de barrios, sectores informales), generalmente influidos por organizaciones de izquierda, como a las “clases medias” movilizadas (“profesionales precariados”) que por primera vez se manifiestan en este tipo de ejercicios. Este último sector ha evolucionado en el tiempo, pasó por militancias políticas de carácter personal (Mockus/2010) a manifestarse en solidaridad con el paro agrario (agosto/2013), y luego, a marchar masivamente días después del plebiscito por la paz (marchas de octubre de 2016). El gran ausente en este paro –por ahora– es el sector rural, a excepción del movimiento indígena que se ha movido parcialmente.

El Comité de Paro acostumbrado a hacer jornadas de un día que llevaban al gobierno a entablar diálogos y llegar a acuerdos desmovilizadores, no ha podido acomodarse todavía ante la nueva realidad. Vacila entre aceptar condiciones de negociación tradicionales que siempre han estado al servicio de la desmovilización de las bases que protestan o lanzarse abiertamente a retar al gobierno y preparar seriamente en las regiones las fuerzas sociales y ciudadanas para obligar al presidente Duque a negociar en serio unas medidas urgentes y a concertar una hoja de ruta para enfrentar la complejidad de problemas acumulados. En vez de replantear su práctica tradicionalmente reivindicativa y alimentarse del discurso político de la juventud movilizada, decidieron ampliar los puntos del pliego de exigencias creyendo que con ese “gancho” podría fortalecer el movimiento y obligar al gobierno a negociar. Pero, lo evidente es que con la fuerza movilizada actual, así sea muy importante, todavía no se está en condiciones de obtener resultados tangibles, y sobre todo, de lograr un acumulado “espiritual” y organizativo (político), que sea un respaldo actuante, expectante y de presión social, única garantía de la continuidad del proceso. Que, en últimas, es lo más importante.

Esta semana se debe resolver ese asunto. Los y las jóvenes le enviaron el domingo 8D un mensaje tanto al gobierno como a los dirigentes del paro. Ambos lo saben. Pero, cualquiera que sea el parcial desenlace, la juventud va a seguir hacia adelante. El dilema es el cómo y para qué.

Las perspectivas hacia el futuro

Lo que ha sucedido en otros países donde se han producido estallidos similares de la juventud, aún más fuertes que el nuestro, a partir de la llamada “primavera árabe” y la movilización de los “indignados” en España en 2011, y lo que viene ocurriendo en Chile, nos puede dar pistas sobre el desarrollo de las luchas ciudadanas y populares en Colombia y en el mundo.

En los países árabes la Hermandad Musulmana y otros partidos políticos canalizaron ese despertar hacia la institucionalidad existente. En lo fundamental, el movimiento transformador fue derrotado. Lo mismo pasó con Podemos, partido político que surgió desde los sectores más inconformes de la sociedad española, que terminó a la cola del establecimiento dominante, limitando su acción a lo que les permite hacer dentro de la institucionalidad el poder financiero español y europeo.

Sabemos que esta juventud precariada (“proletarios” con título universitario o con emprendimiento) no se puede organizar fácilmente en sindicatos, por cuanto sus condiciones de trabajo no se lo permiten. Por ello, necesariamente enfrentan, primero, a los gobiernos y, después, directamente al Estado y al Sistema. Poco a poco han ido descubriendo que el gran poder financiero global es su verdadero enemigo, y por ello, han empezado a desarrollar nuevas formas de resistencia y de organización. Y es un proceso mundial, globalizado y en desarrollo.

En Chile, a lo largo de 50 días de protestas han aparecido nuevas formas de organización no-partidistas que se han denominado “asambleas auto-convocadas”, “cabildos abiertos” y “asambleas territoriales”. Dichas formas de organización portan el espíritu de los y las jóvenes bogotanos que hemos detallado arriba: no se alinean con ningún partido político, promueven la participación y organización permanente de la población, y se postulan como “otro-poder”, paralelo y diferente en su esencia, al que representan los partidos políticos (sean del color que sean) y de las instituciones existentes. Y no quieren tanto cambiar un gobierno sino transformar la sociedad.

Ese “poder paralelo”, amorfo y fluido, “líquido”, aparentemente desorganizado, sin cabeza visible para negociar con el establecimiento oligárquico y capitalista, ha logrado un éxito impensable en ese país. El presidente Piñera ha cedido unilateralmente en puntos relacionados con pensiones, salarios, reglamentaciones laborales, y además, concertó con los partidos políticos la realización de un plebiscito para oficializar la convocatoria a una asamblea constituyente. Es decir, ese “poder paralelo”, ese “contrapoder”, que tiene millones de cabezas anónimas, sin necesidad de involucrarse en negociaciones y acuerdos con el gobierno, ha demostrado ser más efectivo que el tradicional comportamiento de los sindicatos y partidos políticos de oposición que desgastan su fuerza en arreglos burocráticos y concertación de leyes, que por lo general, tienen una función desmovilizadora y engañosa.

Es por esa circunstancia que en Chile existe actualmente un fuerte debate y una lucha política abierta en torno al futuro de las  asambleas auto-convocadas”. Veamos:

1. Unos sectores quieren convertirlas solo en herramientas de la convocatoria a la Constituyente, o sea, cooptarlas hacia la institucionalidad heredada. Si eso se impone, los partidos políticos se apoderarán de todo el proceso y se abortará el proceso de construcción y consolidación de un “contra-poder” paralelo y alterno que sea el portador de la lucha anti-sistema.  

2. Otros sectores las conciben como formas de auto-gobierno permanente, propio, auto-gestionario, pero totalmente aisladas de la institucionalidad existente (al estilo de los zapatistas mexicanos). Ello lleva a ausentarse y perderse del escenario nacional, mediático y político, negándose a hacer una amplia pedagogía o Gran Política (como la que están haciendo en Colombia los jóvenes que llamo “posmodernos”).

3. Y unos más, plantean que es posible y necesario combinar ambas acciones pero dándole prioridad a la auto-organización permanente. Ello, para poder jugar dentro de la institucionalidad con verdadera y efectiva autonomía e independencia, con la fuerza de la gente organizada pero también con la sapiencia e inteligencia táctica para apoyar a aliados, neutralizar a los sectores vacilantes y derrotar y aislar a los contrarios. Esta posición requiere mucha claridad y cuidado.  

En Colombia se ha impulsado la organización de “asambleas populares” por parte de algunas organizaciones políticas pero solo con la intención de obtener representación en el Comité de Paro, lo cual está muy lejos de la concepción con que se han organizado las “asambleas auto-convocadas” en Chile. El Comité de Paro en su última declaración política ha llamado a organizar en las regiones “comités de paro” en municipios y departamentos para fortalecer el paro y la protesta hacia el año entrante (2020), lo cual es muy importante, pero está dentro de la lógica tradicional, absolutamente reivindicativa y al servicio de la negociación con el gobierno.

Los y las jóvenes que representan a las nuevas fuerzas citadinas movilizadas y los integrantes de las organizaciones sociales y políticas existentes pueden aprender de la experiencia chilena y plantearse nuevas miradas y otras formas de organización ciudadana y popular, tanto al servicio del paro y de la movilización como de una lucha más permanente, anti-sistémica y de mayor proyección, que se corresponda con sus anhelos de cambio y la consigna de que quieren “no tanto cambiar un gobierno sino transformar la sociedad”.

E-mail: ferdorado@gmail.com / Blog:   

Notas:

Acuña A., M. (2019). Esencia de la revolución chilena de octubre. Rebelion.org: https://www.rebelion.org/noticia.php?id=262442

Arce, G. (2019). La ciudadanía se organiza: crean mapa para localizar cabildos y asambleas auto-convocadas en todo Chile. Chile Despertó: https://www.chiledesperto.cl/2019/11/03/la-ciudadania-se-organiza-crean-mapa-para-localizar-cabildos-y-asambleas-autoconvocadas-en-todo-chile/

Comité Nacional de Paro (2019). Declaración política – Encuentro nacional sindical, social, étnico y popular. Comisión Intereclesial de Justicia y Paz: https://www.justiciaypazcolombia.com/declaracion-politica-encuentro-nacional-sindical-social-etnico-y-popular/

Dorado, F. (2019). “Recién estamos comenzando”: jóvenes marchantes del 8D. Las2Orillas. https://www.las2orillas.co/recien-estamos-comenzando-jovenes-marchantes-del-8d/

Dorado, F. (2019). ¿Qué es el precariado y por qué está protestando? Rebelion.org: https://www.rebelion.org/noticia.php?id=263303

Zibechi, R. (2019). Asambleas Territoriales: poder popular en formación. Periódico DesdeAbajo: https://www.desdeabajo.info/sociedad/item/38382-asambleas-territoriales-poder-popular-en-formacion.html



[1] En este proceso de despertar e insurgencia juvenil en Colombia se debe destacar la actitud de deportistas como Egan Bernal, campeón del Tour de Francia, quien no aceptó un homenaje del gobierno nacional y organizó una rueda de prensa en su pueblo natal (Zipaquirá) para reconocer a su gente, hacer visible el sacrificio individual de viejas glorias del ciclismo y del periodismo deportivo. Esa actitud se ha venido expresando más abiertamente en artistas como Catalina García de la banda Monsieur Periné, Mario Muños de Dr. Krápula, Cesar López, Santiago Cruz, Adriana Lucía, Marta Gómez, Santiago Alarcón  y muchos más actores y cantantes, que representan a una juventud que rompe progresivamente con el servilismo y el cortesanismo que ha sido predominante entre los sectores medios de la sociedad colombiana.     


domingo, 8 de diciembre de 2019

“Recién estamos comenzando”: jóvenes marchantes del 8D


“Recién estamos comenzando”: jóvenes marchantes del 8D

Popayán, 8 de diciembre de 2019

Lo más notable del momento que se vive en Colombia es que ha aparecido una juventud que no está preocupada por cambiar el gobierno sino porque cambie la sociedad. Y aunque no tiene afán, no va a parar, no se va a detener. Aunque intentarán detenerlos.

Para estos jóvenes lo principal se llama Dignidad. Ellos se están auto-descubriendo y avanzando. No necesitan jefes ni quieren libretos preconcebidos. Están desbrozando el camino y rompen con esquemas vetustos. Están siendo autónomos e independientes.  

Esa juventud está descubriendo nuevos caminos que los alejan de quienes hacen girar la política alrededor del Estado. Y por tanto, como ya está ocurriendo, se ven obligados a organizar la fuerza auto-convocada de la gente. Sin siglas y símbolos del pasado.

Ya lo demostraron con la realización de la marcha-concierto del domingo 8 de diciembre. En un efectivo diálogo con la gente cambiaron la decisión inicial de hacer el concierto en el Parque Simón Bolívar y organizaron una gran marcha plena de música y de pasión rebelde.

La dinámica que ha venido tomando el paro nacional en Colombia desconcierta a quienes están acostumbrados a que toda protesta debe terminar en una negociación. El Comité de Paro no lo ha entendido todavía y se enreda en ires y venires burocráticos.

El mayor triunfo para los jóvenes no es derrotar al gobierno, ni sacar a Duque, ni lograr la firma de un decreto o acuerdo, que saben que van a desconocer de inmediato.

Como pasó con el llamado “acuerdo de paz” o con los cientos de acuerdos que han firmado todos los gobiernos con las organizaciones de campesinos e indígenas.  

Ellos lo han venido planteando con toda claridad pero los “dirigentes” y los políticos que pretenden “atrapar” la protesta, no los escuchan.

Por eso le llamo un paro “posmoderno”, porque está superando lo “moderno”, lo tradicional, lo “tangible”. Es una protesta “inatrapable” por las fuerzas políticas tradicionales porque convoca a la gente más allá de cualquier cálculo político, electoral o burocrático.

El mayor triunfo de esta juventud consiste en lograr que más gente se sume a la protesta. Ellos mismos lo dicen: “Recién estamos comenzando”.

Y van a continuar. Que nadie lo dude. Y hay que ayudarlos para que no se vayan a dejar atrapar de la “política” y sigan haciendo Política con mayúscula, como lo vienen haciendo.  

E-mail: ferdorado@gmail.com

miércoles, 4 de diciembre de 2019

¿Qué es el precariado y por qué está protestando?


¿Qué es el precariado y por qué está protestando?

Popayán, 4 de noviembre de 2019
La mayoría de los actuales estudiantes universitarios serán mañana “proletarios con título o con micro-empresa”, o sea, Precariado[1].

Serán trabajadores calificados y explotados por el gran capital. Sólo aquellos que hacen parte del círculo exclusivo de la burguesía o que por condiciones particulares obtienen grados de excelencia (apoyo y sacrificio de sus padres, cualidades excepcionales para el estudio u otras), podrán acceder a niveles de dirección de empresas en Colombia o en el exterior o trabajarán en áreas de investigación científica y tecnológica.

Serán uno entre mil. El resto de profesionales, tecnólogos y técnicos se convertirán –como ya lo son– en trabajadores asalariados, emprendedores subordinados, trabajadores informales o desempleados.

La minoría encontrará empleo en entidades del Estado o en empresas (empleo formal real) pero la gran mayoría serán “empleados por cuenta propia” (empleo informalizado).

Es importante resaltar que en el sistema productivo internacional las cientos de millones de Pymes existentes, que en más del 95% son micro-empresas con menos de tres (3) empleos y que tienen una vida “competitiva” inferior a dos años, cumplen un papel absolutamente subordinado a los intereses de los grandes consorcios transnacionales. Es trabajo asalariado camuflado.

Esa es la causa principal que ha llevado a millones de jóvenes profesionales del mundo entero a iniciar y encabezar un movimiento planetario contra el poder financiero mundial y contra la institucionalidad política tradicional que está al servicio de los exclusivos multi-millonarios.

Son los mismos jóvenes que han liderado e inspirado las “primaveras” árabes, el movimiento de los “indignados” en España y los “ocupas” en EE.UU., y últimamente, impulsan las protestas de Francia, Hong Kong, Líbano, Irak, Chile, Colombia y otros países.

Esos jóvenes no ven futuro o lo ven muy negro. Todos los puntos y aspectos que han planteado los dirigentes estudiantiles en Colombia, relacionados con la calidad de la educación y con la autonomía universitaria apuntan a responder a la siguiente pregunta:

“¿Qué tipo de profesional requieren las empresas que actualmente dominan la economía colombiana y las compañías transnacionales que ya tienen planes a 50 años para invertir en Colombia?”

La respuesta es una sola: El gran capital requiere un trabajador calificado para aplicar paquetes tecnológicos diseñados en las metrópolis híper-desarrolladas. Y lo que es más grave, el sistema económico colombiano (y mundial) no está en capacidad de absorber esa mano de obra. Serán cada vez más “precariados”, en todo el sentido de la palabra: precarios niveles de formación, ingresos bajos, inestabilidad laboral, competencia infernal, obligados a emigrar, subvalorados y discriminados. Sin futuro.

Los estudiantes colombianos han tenido el valor de adelantarse a mirar y a cuestionar las condiciones de vida que el sistema capitalista les ofrece en el mundo laboral y productivo. Por ello en el año 2018 fueron cuestionados por el gobierno sobre su “arrogancia y triunfalismo”.

Les decían: ¿Cómo se les ocurre cuestionar temas más allá de lo académico y estrictamente educativo? ¿Quién les dio permiso para hacerlo? ¿Quién los está manipulando? Y con intención mordaz los periodistas los cuestionaban afirmando: “¡No se dejen utilizar!”

Pero no se dejaron amedrentar ni asustar. Hoy encabezan una especie de “paro posmoderno” y han logrado entusiasmar a sectores del Precariado que ya está vinculado al sistema productivo. Ellos se han movido en esta ocasión porque saben en carne propia lo que les espera a los estudiantes que recién se gradúan. El precariado colombiano se está moviendo.

Por ello es muy cierto lo escrito por Daniel Mendoza Leal en un artículo titulado “La élite caníbal y la lucha existencial”, en donde con gran contundencia y gracia literaria nos dice que la actual protesta de los jóvenes “no es tanto una simple lucha política sino una lucha existencial”.

Nota: Los cambios realizados en el pliego de exigencias por el Comité Nacional de Paro, así se hayan ampliado a 13 puntos, se mantienen en la misma dinámica reivindicativa y estrecha. Para poder jalonar a los sectores que no se han movido (más del 50% de los trabajadores son informales), hay que plantear reformas progresivas en todos los temas, pero ante todo, cambios estructurales en el aparato productivo. De todas formas, muy bien por los jóvenes que son los que han puesto el pecho y la creatividad y solo quieren hacerse escuchar tanto del gobierno como de los organizadores del paro.