lunes, 31 de octubre de 2022

Los mensajes de Petro, los “bucles extraños” y nuestros traumas

 

Los mensajes de Petro, los “bucles extraños” y nuestros traumas

Popayán, 31 de octubre de 2022

Ya en el ejercicio de la presidencia de la República, Gustavo Petro ha enviado cuatro (4) mensajes claros y dicientes. En el discurso ante la Asamblea General de la ONU en Nueva York, en los diferentes encuentros con empresarios, gremios y organizaciones sociales, en las posesiones de altos funcionarios y en los “diálogos regionales vinculantes”, ha insistido permanentemente en ellos. Llama a seguir “en la búsqueda”, a no aferrarse al pasado y a pensar en grande.  

Esos mensajes se pueden sintetizar así: 1. Poco se podrá hacer si nos limitamos a la acción exclusiva desde el gobierno porque existe un “enemigo interno” que sabotea e impide los cambios (la estructura colonial y capitalista del Estado); 2. El movimiento social debe unificarse y presionar “desde abajo” para poder alcanzar cambios estructurales; 3. Hay que construir un fuerte bloque latinoamericano para empezar a resolver los problemas de cada país de la región; y 4. Si la sociedad a nivel global no cambia su concepción del progreso y “desarrollo”, iremos hacia una hecatombe ambiental o nuclear, y/o la crisis moral (consumismo obsesivo) nos conducirá al suicidio colectivo.

Estos llamados del presidente Petro son resultado, no solo de su visión y experiencia de lo ocurrido en Colombia desde 1991, sino también de haber evaluado los “procesos de cambio” de América Latina, en donde, a pesar de lo que decían sus propios protagonistas, se confundió “gobierno” con Estado y Poder. Se pensó que desde el gobierno se podía superar a voluntad el sistema de dominación del gran capital y/o que la vía para hacerlo partía de declararse “formalmente” en rebeldía ante el imperio estadounidense sin tener con qué soportar esa decisión.

Lo vimos con las “misiones” de Chávez, el “gobierno de los movimientos sociales” de Evo-García Linera, la “revolución ciudadana” de Correa, y demás “procesos de cambio”, que lograron redistribuir parte del presupuesto estatal y algo de la riqueza social-nacional, apoyándose en la bonanza de los commodities, pero, en lo fundamental, no lograron afectar la estructura del poder económico, político y cultural del sistema capitalista vigente, limitándose a reproducir una retórica épica y antimperialista que era una herencia cubana y “fidelista” que ya no servía para esta época.

Pero, seguramente hay que ir más allá en el análisis. Cada nación porta dentro de sí un acumulado complejo que marca la identidad de cada pueblo, sociedad y país. Es fruto de su historia, de la manera como surgieron las clases y sectores sociales, de su relación con el territorio y sus riquezas naturales, de la forma como han resistido la dominación los pueblos originarios y las comunidades que han “surgido” (mestizajes) de las migraciones obligadas y forzadas (en Colombia la “traída” de los afros y de los yanaconas), y también, de las luchas “modernas” y actuales.

Y así como pasa con las sociedades ocurre en nuestras vidas. En cada etapa de ellas vamos dejando cosas sueltas, hilos rotos y problemas no resueltos que creemos haber dejado atrás, pero luego, cuando menos lo esperamos, vuelven a aparecer. Freud le llamaba el “fenómeno de la repetición”.

Tarantino, el estallido social, la “primera línea” y el “bucle extraño”

En la película “Bastardos sin Gloria” de Quentin Tarantino se muestra a lo largo de varios capítulos ese proceso. El protagonista principal de cada capítulo logra su objetivo, pero siempre queda “una pata suelta”, algo que se dejó de hacer para rematar la faena. En los siguientes capítulos vuelve a aparecer “ese algo”, un poco transformado o con una nueva presentación, y se convierte en un problema mayor. Al final de la película, los protagonistas logran en gran medida sus propósitos, pero la “cicatriz” queda y todo puede ocurrir. El futuro queda abierto, no hay “cierre definitivo”, hay que seguir “en la búsqueda”, y enfrentar la incertidumbre con disposición a la sorpresa y al aprendizaje.

Un hecho no calculado que se sale de control se convierte más adelante en una falla o error, que de una u otra manera se convierte en un problema. Al no ser resuelto en su esencia, seguirá reproduciéndose de una u otra forma. Así funciona la vida, es lo que los programadores digitales o creadores de algoritmos saben que existe, el “bucle extraño”; o lo que los biólogos llaman “ruido genético” que ayuda a que la vida siga avanzando, en medio de la imperfección y el “error”.

Durante el estallido social en Colombia, los jóvenes de las ciudades más golpeados por la falta de educación y de empleo[1], se convirtieron en la supuesta vanguardia de la protesta. Algunos jóvenes se dejaron provocar por los infiltrados del gobierno o manipular por activos de los grupos armados ilegales de todo tipo (u otros sectores que no han renunciado al “sueño insurreccional”), y fueron un poco más allá de la protesta pacífica. “Dieron papaya” involucrándose en acciones violentas y vandálicas. Desgraciadamente, algunos terminaron asesinados (el gobierno necesitaba muertos) o en las cárceles. No pudimos convencerlos que esas aventuras le servían a la derecha extrema (llámese “uribismo” en Colombia o “pinochetismo” en Chile) y que debilitaba a la misma protesta.

Era evidente que la relación entre los partidos políticos progresistas y/o de izquierdas y las expresiones más radicalizadas del movimiento de los jóvenes no habían madurado para impedir ese tipo de provocaciones. Ya teníamos lecciones importantes que la juventud bogotana nos había dado en 2019. Cuando la guardia indígena del Cauca viajó a Bogotá para ofrecerse como una especie de “primera línea” en las marchas de diciembre de ese año, los jóvenes artistas –que eran los verdaderos líderes en ese instante– con mucha discreción llamaron a los indígenas a hacer parte del conjunto de marchantes porque sabían que la mejor defensa de la protesta era su masividad y su capacidad para no dejarse provocar de ningún grupo violento. Dicha lección fue desechada por quienes se creen “guerreros” y piensan que la policía es el enemigo principal.

Así, algunos sectores del progresismo y de las izquierdas, incluso, dirigentes del nivel nacional alentaron a los jóvenes –durante el estallido de 2021– a convertirse en “primeras líneas”, copiando lo que ocurría en Santiago de Chile, sin reflexionar profundamente en las consecuencias que ello traería para el conjunto de la lucha y de la protesta social. Hoy, esos errores, de una u otra manera los estamos pagando porque la actitud y política que lleva perdonar a estos jóvenes por sus actos violentos (provocados, manipulados) se la cobran fundamentalmente a Petro, cuando en realidad fue uno de los pocos dirigentes en avizorar lo que podría suceder más adelante.

Y precisamente, porque así funciona la vida, en medio de aciertos y errores, en medio de la aproximación a la realidad a la que siempre le faltará algún detalle, es por lo que tenemos que entender lo que ha planteado Petro en cuanto a que su gobierno hace parte de un proceso que está en “una búsqueda”. Es uno de los conceptos que más debe trabajarse en este momento, cuando hay que estar al frente de una acción política y pedagógica de “alto vuelo”, de gran consistencia, para evitar que la derecha llene de pesimismo al pueblo porque las “cosas no cambian”, porque las “soluciones no aparecen ya”, porque “las cosas siguen igual” o porque “no se ve el cambio”.

Petro con su llamado a los movimientos y organizaciones sociales a dejarse de mirar el ombligo y a pensar en grande, lo que está pidiendo es que aterricemos nuestras expectativas y sepamos –de una vez por todas- que la lucha social y política debe pasar a una nueva etapa. O sea, que la llegada al gobierno no debe mirarse como una meta sino como un pequeño paso hacia la realización y el fortalecimiento de una lucha de largo plazo que debe concretarse en todos los niveles. No solo la Reforma Agraria necesita de sujetos sociales; cada una de las reformas y las “transformaciones de hecho” (como la “paz total”) requieren sujetos sociales que aporten soluciones y nuevas prácticas frente al Estado, a la vida y al cambio. Es “desde abajo” y “por arriba”; apretando, negociando, avanzando, acumulando fuerza. No hay otro camino.  

Algo sobre el “bucle extraño” o la fisura colombiana

En Colombia, en cada región, pueblo y lucha social tenemos ejemplos de ese “algo” que queda sin ser resuelto. Desde antes de la colonización española tenemos una característica muy especial de la que somos poco conscientes. En este territorio existió un pequeño “imperio” muisca o chibcha, en el centro del país (altiplanicie cundi-boyacense) que no fue expansionista ni agresivo. También existían numerosos pueblos “nunca sometidos”, a diferencia de lo que ocurrió en México (mexicas y purépechas) o en Perú (“incas” o elites aymará-quechuas). Esa gran diversidad de pueblos rebeldes e independientes es nuestra fortaleza, pero a la vez, nuestra debilidad. Es una característica esencial que debemos reconocer para poder entendernos.

Claro, en el proceso de colonización esos pueblos indios rebeldes fueron exterminados, desplazados hacia las selvas o arrumados en las montañas (como ocurrió en el Cauca), y la “nación colombiana” fue constituida principalmente por “criollos” blancos y mestizos de origen yanacona, y comunidades negras afrodescendientes, en donde el “espíritu cortesano” se impuso con la cruz y el látigo, con la religión y la violencia, y en muchas regiones, con métodos paternalistas y clientelistas en donde el mestizaje cumplió un papel muy importante.     

Para poder dominarnos, los colonizadores españoles y sus herederos coloniales (que hoy es la oligarquía colombiana), diseñaron desde el principio varias formas de enfrentar a pueblo contra pueblo y a un sector social contra otro sector social. Para lograr ese cometido nos mantenían separados y desconfiando unos de otros. Nasa contra Misak, negro contra indio, campesinos mestizos por aparte. Además, aprendieron a generar rebeliones minoritarias y alzamientos armados a destiempo, utilizando toda clase provocaciones y trampas. La oligarquía colombiana se volvió experta en esa práctica con la colaboración –ya en siglo XX- de las agencias de inteligencia estadounidense.

La rebelión negra contra la esclavitud liderada por Benkos Biohó (1599), la Revolución Comunera (1781), las “guerras liberales” del siglo XIX, el asesinato de Jorge Eliécer Gaitán y todo lo sucedido en adelante hasta la fecha, son demostraciones de ese aprendizaje criminal que en la actualidad es aplicado en todo el mundo. Y lo paradójico del asunto es que las castas dominantes colombianas han aprendido a utilizar a quienes aún siguen creyendo en la “estrategia insurreccional”, sueño que quedó de herencia de las revoluciones proletarias de Rusia y otros países.

Con el fin de derrotar esa estrategia que se aprovecha de nuestras herencias históricas, Petro hoy propone y encabeza otro camino. No niega ni rechaza la rebeldía ni la lucha por la emancipación social. Al contrario, llama a fortalecer la organización y alienta la movilización social. Él mismo es fruto de todo ello. Pero, las coloca en otra dimensión para poder ganar a las mayorías que no son tan rebeldes como quisiéramos, para superar el espíritu sectorial y de minorías, para “pensar en grande” y ejecutar un plan de acción que responda –indudablemente– a las necesidades inmediatas pero que tenga una mirada y un desarrollo de mediano y largo plazo.

Por ello nuestras luchas actuales deben ser “desde abajo” y “por arriba”, sin idealizar nada, sin creer en soluciones fáciles e inmediatas. Si los pueblos y trabajadores comprendemos en verdad a Petro, seguro haremos historia. Si no lo logramos, no pasará nada. Hay que identificar nuestros traumas y limitaciones históricas. Solo si los miramos a la cara lograremos superarlos y avanzar.



[1] Aunque algunos amigos y compañeros le adjudican consignas anticapitalistas y antisistémicas a las movilizaciones y protestas juveniles de 2019 y 2021 en Colombia, la verdad es que el tema de la educación y el empleo estaban en el centro de sus necesidades. Es posible que algunos dirigentes planteen temas ambientales, de género y la reestructuración del ESMAD (policía antidisturbios), pero la práctica y las negociaciones con los gobiernos locales y territoriales demostraron que el grueso de los jóvenes tenía en mente soluciones sectoriales y reivindicativas, que, están lejos de portar concepciones más estructurales. Como siempre, la idealización de algunos sujetos sociales y de sus luchas, básicamente sectoriales (disfrazadas de espíritu identitario, culturalismo, indigenismo, nuevas formas de nacionalismo, etc.), lleva a plantear y a cometer en su nombre todo tipo de aventuras que luego son utilizadas por las derechas en contra de la misma protesta y organización social. (Nota del Autor). 


jueves, 27 de octubre de 2022

La oligarquía financiera muestra sus dientes a Petro

 

Gusta Petro y Bruce Mac Master, presidente de la ANDI 

La oligarquía financiera muestra sus dientes a Petro

Popayán, 27 de octubre de 2022

En menos de 3 meses del gobierno que encabeza Gustavo Petro que –como hemos afirmado– es una forma de “continuum” de procesos sociales, políticos y culturales ocurridos durante varias décadas en Colombia, podemos aprender a marchas forzadas lo que los pueblos y trabajadores de otros países vecinos (Venezuela, Ecuador, Bolivia, Brasil) han vivido (y posiblemente aprendido) con el ejercicio de gobiernos de izquierda y/o “progresistas” a lo largo de los últimos 20 años.

Luego de que surgiera una especie de “alianza interclasista” como “cierre parcial y temporal” de la hegemonía uribista, en donde algunos sectores de la oligarquía financiera y de las burguesías emergentes, encabezadas por su fracción más burocrática y voraz, se sumaran a la “amplia coalición de gobierno” para gestionar sus intereses y detener desde adentro los cambios propuestos por el Pacto Histórico, todo apunta a que las contradicciones afloran frente a la coyuntura actual.

Solo un análisis de clase nos puede orientar frente al conjunto de movidas que se han podido observar en este corto interregno, en donde los grandes grupos económicos y los poderosos conglomerados transnacionales de los que ellos hacen parte, actúan por medio de las cabezas de los gremios para frenar las políticas de cambio y las reformas puntuales que impulsa el nuevo gobierno, y arman toda clase de alianzas y complots para generar y profundizar incertidumbres.

Es decir, el sector más parasitario de la oligarquía financiera aprieta a Petro para defender su economía especulativa y debilitar al gobierno. Esas presiones se expresan con las cúpulas de la ANDI (Mac Master), Fenalco (Cabal), Asofondos (Montenegro) y la ACP (Lloreda), se “tramitan” políticamente a través de los partidos que hacen parte del gobierno (y de la oposición), y se “concretan” con agresivas campañas de desinformación por los medios de comunicación.

Los grandes banqueros, comerciantes y la gran burocracia al servicio de las transnacionales petroleras y extractivistas, aprietan el paso contra la reforma tributaria y la política de transición energética del actual gobierno. Paralelamente, aprovechan el entorno internacional (guerra por el gas en Ucrania-Rusia, estanflación global, etc.) y los problemas internos (inflación, devaluación del peso, oleada invernal, y hasta la problemática de la “primera línea”) para afectar al gobierno.

En respuesta, Petro convoca al movimiento social organizado (indígenas, campesinos, etc.) sin que ese llamado llegue –por ahora– al movimiento social “no organizado” y al movimiento social “que todavía no está con el gobierno”. Esos movimientos sociales lo conforman los “profesionales, tecnólogos y técnicos precariados” que se movilizaron con fuerza en noviembre de 2019 en las grandes ciudades y por los “pequeños y medianos productores” –principalmente agrarios–  que son muy importantes en el terreno de lo económico y productivo.

La oligarquía financiera y la burguesía burocrática (encabezada por exministros de Hacienda neoliberales como César Gaviria, Mauricio Cárdenas, Juan Carlos Echeverry, José Manuel Restrepo) dicen “defender la estabilidad económica” ante algunos anuncios del gobierno, pero sus verdaderos intereses y patrocinadores son los bancos globales (J.P. Morgan, Citigroup, etc.) y los grandes grupos financieros “nacionales” (Sarmiento Angulo, GEA, Gilinski, Ardila Lulle, etc.).

Poco a poco van tensando la cuerda y preparan el “golpe suave”, como lo han hecho en países vecinos con la dirección y ayuda del gobierno estadounidense. Es por ello que, una de las tareas más importantes del movimiento social organizado consiste en ayudar a que el gobierno se encuentre y dialogue con los otros sectores sociales y productivos (“no organizados” o que “no están con el gobierno”), para fortalecer y ampliar la fuerza social del gobierno. Y pueden hacerlo gestionando sus propios intereses, pero con una visión más política y amplia, como plantea Petro. 

Es evidente que el “pulso” dentro y fuera de la “alianza interclasista” y dentro de la “amplia coalición de gobierno” ha entrado rápidamente en una nueva etapa de tensión. Y no podía ser de otra manera. Era lo previsto y anunciado. Pero parece que algunos dirigentes de izquierda y progresistas, tanto sociales como políticos, no esperaban que esa reacción fuera tan pronta y agresiva, y ello explica algunas “renuncias protocolarias” como las del senador Gustavo Bolívar.

Es evidente que falta estrategia y pedagogía. La “descarbonización de la economía” no es solo “parar” los nuevos contratos de exploración y explotación de combustibles fósiles sino construir una nueva actitud ante la vida y frente al supuesto “desarrollo” (crecimiento). Pareciera que queremos figurar como adalides de la lucha contra el cambio climático, pero sin tener claro el proceso hacia el futuro. Y de ese “acelere” se aprovecha la oligarquía financiera para generar “pánico económico” y, simultáneamente, hace retroceder al gobierno en diferentes temas de relevancia estratégica.

Y así, con anuncios rimbombantes y a destiempo, parece que “ladramos, pero no mordemos”.  


lunes, 17 de octubre de 2022

Petro frente al “reformismo pragmático” y al “transformador”

 

Petro en Monterilla (Cauca) en La Minga

El llamado del presidente Petro en el Cauca y los afanes de ciertos sectores...

Petro frente al “reformismo pragmático” y al “transformador” 

Popayán, 17 de octubre de 2022

El presidente Petro se reunió ésta semana que termina en el Cauca (región del sur-occidente de Colombia) -por aparte- con comunidades indígenas, campesinas y negras (“afros”).

En todas esas reuniones y eventos llamó a las organizaciones sociales a construir el “Sujeto Social” de la Reforma Agraria Integral (o sea, no sólo se trata de tierras).

Convocó a los dirigentes a pensar en grande, a nivel Latinoamericano y como Humanidad, y a dejar de “mirarse el ombligo”.

Planteó que tenemos poco tiempo y de la existencia de un “enemigo interno” a nivel del Estado que no permite avances más rápidos y efectivos. No se refiere a personas sino a estructuras estatales que son obstáculos para avanzar.

Es decir, empuja para que los movimientos y organizaciones sociales salgan de sus estrechos marcos sectoriales y puramente reivindicativos.

Petro busca al movimiento social para poder empujar “desde abajo” los cambios que necesita nuestro pueblo y país, como parte de América Latina y del mundo (“la Humanidad”).

Mientras tanto, se observa por parte de algunos sectores “cierto afán”, cierta frustración porque los cambios en menos de 2 meses no sean más “grandes” (más radicales, más estructurales).

Podríamos decir que quienes no se sienten incluidos de los inicios del gobierno, empiezan a hacer fuerza por el fracaso del gobierno de Petro.

Unos, porque siguen aferrados a la concepción “putchista” e insurreccional (y armada). Todavía creen que se puede “derrocar a la burguesía y expropiar los medios de producción”.

Todavía piensan -contra toda evidencia- que los “cambios estructurales” se pueden hacer “por arriba” (o sea, sólo desde el “Estado heredado”) y “en un solo país”.

Otros, porque sienten que Petro no les ha dado suficiente participación burocrática, y no entienden que la correlación de fuerzas (o sea, la misma realidad social, económica, política y cultural) obliga a avanzar por etapas, acumulando fuerzas.

No comprenden que -por ahora- la “avanzada” es “liberal” (ministros Leyva, Ocampo, López Montaño, Velásquez, Osuna, etc.). Y así debe ser. Y, efectivamente, si son liberales consecuentes, es más que suficiente, es revolucionario.

Por ahora hay que “subir por las escaleras” y no por el “ascensor”. El ejercicio en sí mismo y el movimiento de “juntarnos” para subir, es importante y unificador. Es un aprendizaje indispensable.

Es evidente que al movimiento social colombiano le falta madurar; le hace falta construir verdadero poder y sentirlo. Cuando en verdad se tiene ese “poder”, el sujeto se hace responsable de su fuerza, y sólo así, puede dosificar, contener y acumular ese poder. Es el arte del “refrenamiento”.

Hasta ahora cada organización social tiene miradas y metas demasiado sectoriales como lo comprobó Petro esta semana en el Cauca. Pero es un problema en todas las regiones y a nivel nacional.

Por ello, llama a constituir el Consejo Intercultural en la región y a nivel nacional construir el Sujeto Social para realizar las transformaciones en el campo (en lo agrario y rural).

Petro llama -con alguna angustia- a indígenas, campesinos y afros, a dejar de mirarse el ombligo y pensar en grande.

Y, es claro que cada reforma (en Salud, Educación, Servicios Públicos, Vivienda, Ambiental, etc.) requiere de “sujetos sociales” de carácter nacional, dado que no existen.

Es evidente que, aun teniendo “ascensores” no es bueno subir tan rápido porque nos congestionamos y no podremos asimilar los cambios. “Vísteme despacio, que tengo prisa”, reza el dicho español.

En fin, pienso que hay mucho afán, demasiado afán. Y las derechas estimulan ese afán porque les conviene. Pero, el pueblo en general tiene paciencia y sabe que efectivamente éste es, por primera vez, un gobierno “cercano”, “casi propio”.

Nota: Detrás de ciertos afanes e incomprensiones también está la errada comprensión del “reformismo”. Hay dos tipos de “reformismo” en juego: el “reformismo pragmático” que juega a que las reformas sirvan para desmovilizar y domesticar al pueblo, y el “reformismo revolucionario” que asume las reformas para acumular fuerza y seguir avanzando.