jueves, 29 de junio de 2023

Petro enfrenta el bloqueo institucional apoyándose en la gente

 

Petro enfrenta el bloqueo institucional apoyándose en la gente

Popayán, 29 de junio de 2023

Cómo era de esperarse, Gustavo Petro inicia un nuevo proceso de gobernanza. Frente al bloqueo institucional decide –con cierta premura y oportunidad– reencauzar su acción de gobierno para encontrarse con las comunidades en los territorios y construir lo que un amigo llama Democracia Participativa Relacional o Democracia Directa en acción y en movimiento.

La primera experiencia ya se había intentado con los “Diálogos Regionales Vinculantes” pero dicho ejercicio fue muy general, esencialmente deliberativo, muy poco vinculante, bastante formal, y en donde las comunidades no participaban en forma directa. Además, las conclusiones de esa “consulta” fueron elaboradas por expertos para el “diseño” del PND.

Lo interesante de la experiencia que arrancó esta semana en el Departamento de La Guajira es que se intenta ir más allá. Llegarle a la gente, escuchar sus iniciativas, tomar decisiones con ellas y resolver problemas urgentes. Se siente que el espíritu es diferente y que el reto es pasar de las promesas y propuestas a las realizaciones concretas. Eso es importante y clave.

Claro, el reto es enorme. Las dificultades son de todo tipo. Existe mucha dispersión y división entre las comunidades (indígenas, campesinas y urbanas). Es fruto de un proceso histórico que se formó en el proceso de resistencia a la invasión europea, la “criolla republicana”, la migración árabe y la intervención de poderes económicos transnacionales en el siglo XX.

Existen allí 19 resguardos indígenas (Kogui, Wiwa, Arhuaco, Kankuamo, Wayúu y Yukpa), así como 36 consejos comunitarios de comunidades negras en la Sierra Nevada, Serranía del Perijá, planicie aluvial y macizos guajiros. También, hay población campesina y ciudades como Riohacha y Maicao, además de núcleos urbanos más pequeños en los 15 municipios.

El acumulado de problemas es colosal pero la potencialidad de la región es formidable. La Exxon, Drummond y otras transnacionales han explotado el carbón durante 40 años sin que ello se haya traducido en efectivo desarrollo y bienestar para la población. Al contrario, la degradación del medio ambiente ha traído graves perjuicios para las comunidades.

Las comunidades han sufrido diversos procesos de contaminación producto de la explotación carbonífera, y han sido testigos de los procesos de apropiación de las aguas para el uso minero y otras economías extractivas. El impacto negativo en sus costumbres y cultura también es evidente, aunque las comunidades se recrean y reorganizan en medio de la resistencia.

Los eventos realizados y liderados por Petro responden a la coyuntura de gobierno (bloqueo institucional) y política (elecciones locales y regionales); apuntan a resolver problemas urgentes (salud, agua potable, nutrición, etc.); y trazan líneas gruesas para los proyectos estratégicos (cambio climático, transición energética, turismo ecológico y cultural, otros). Además, construir una nueva forma de relacionamiento entre el Estado y las comunidades.

Son actos de gobierno diversos. Entrega de recursos económicos, tierras e instrumentos para la educación y conectividad digital; devolución de las máscaras koguis recuperadas en Alemania para empoderar la identidad ancestral; consultas privadas y públicas con las comunidades indígenas para decidir sobre los proyectos de agua potable y transición energética (eólica y solar), y la reglamentación del nuevo ministerio de la mujer y la igualdad.

Petro sabe que ese ejercicio es solo un inicio y que todas esas acciones tienen un mensaje motivador. Que es la misma población y las comunidades las que tienen que imponerse la tarea de depurar a los “operadores políticos” y derrotar la corrupción, organizarse a diferente nivel y articularse en torno a los proyectos estratégicos con visión integral y transformadora.  

También es consciente que no será con los mismos sectores políticos que han llevado a la actual situación de crisis humanitaria y emergencia administrativa con quienes puede cambiar la vida de ese departamento y sus gentes. Ha llamado a que las comunidades se organicen para participar en forma asociativa en los grandes proyectos que están en la agenda de la transición energética que tienen un impacto para todo el país.

El gobierno ha anunciado que estos ejercicios de “gobierno desde los territorios” continuará en Arauca y proseguirán en otras regiones. Desde ya la población de todos los departamentos deberán prepararse para convertir esos eventos en la construcción de “asambleas populares” para avanzar hacia nuevas modalidades de participación y acción popular transformadora.

Si ello se hace con una mirada integral y transversal, con sentido práctico y poco “legalista”, que combine derechos y acceso a servicios con ejecución práctica de proyectos diseñados y controlados “desde abajo”, se trazará una línea política para los mismos gobiernos locales y territoriales, y el bloqueo institucional será derrotado en el terreno donde las comunidades pueden desarrollar toda su creatividad y capacidad de gestión “de hecho”.

Así lo vienen proponiendo los dirigentes más claros y avanzados del Pacto Histórico que saben que se requiere acumular mucha más fuerza social y política para romper el bloqueo existente en el poder legislativo (Congreso) y judicial (Cortes, fiscalía, procuraduría). Y con esa nueva actitud y práctica política, se despejará el panorama hacia las elecciones locales y regionales. 

jueves, 22 de junio de 2023

El fracaso de la alianza con la burguesía burocrática

 

El fracaso de la alianza con la burguesía burocrática

Popayán, 22 de junio de 2023

Los últimos acontecimientos (hechos reales, concretos y tozudos) que ratifican el debilitamiento parcial del gobierno de Petro son relativamente fáciles de explicar. Es el fracaso de la aplicación práctica de una política que, en general, está bien pensada y formulada, pero que no cuenta con una visión estratégica para impulsarla en correspondencia con lo planteado.

Los hechos son evidentes. El trámite legislativo de las reformas sociales (salud, laboral, pensional) ha sido obstaculizado en el Congreso y el resultado de tanto trabajo es una verdadera derrota para el gobierno y la bancada del Pacto Histórico. Los avances logrados con la aprobación de la reforma tributaria y el Plan Nacional de Desarrollo han sido –en parte– dilapidados, fruto de una visión equivocada.

Otros sucesos están a la vista. Entre ellos, los graves errores de funcionarios de alto nivel que han sido explotados con eficiencia y efectividad por los enemigos y los medios de comunicación. Crisis ministeriales que dejan mal sabor de boca porque muestran improvisación administrativa, afanes innecesarios y métodos errados y caprichosos, lo que genera incertidumbre entre las propias fuerzas.

Para algunos, tales fracasos y derrotas parciales son resultado de las alianzas con políticos corruptos (Barreras, Benedetti, etc.). Otros, resaltan el papel de Petro y su personalidad hermética y poco comunicativa con sus ministros. Unos más, responsabilizan a los aliados y a los contradictores políticos, entre ellos, el gran poder económico y los medios de comunicación.

Los hechos son los hechos y deben ser asimilados. Todos los factores juegan, pero la tarea principal es identificar, por un lado, el movimiento de la vida, o sea, la lucha y los intereses de clases y sectores de clase, y por el otro, la correspondencia (o no) entre nuestras ideas y acciones para incidir en esa lucha social y política. Se trata de entender la trama y la complejidad de la vida.

La política formulada por el gobierno progresista

En Berlín (FES), el presidente Petro ratificó su idea central: En los países periféricos –como Colombia– es posible y necesario impulsar la industrialización del aparato productivo combinada con una transición urgente y decidida hacia fuentes de energía no fósil (“descarbonización”). A nivel global, por el contrario, el capitalismo está en proceso de autodestrucción y anomía; degrada a la sociedad y a la naturaleza.

Para impulsar ese proceso, hay que romper con los paradigmas tradicionales. Las izquierdas (o “progresismos”) deben proponer un plan a corto plazo (10 años) para evitar la hecatombe ambiental y la extinción de la vida humana en la tierra. “Hay que volver a soñar” y superar la idea de que “por decreto se puede acabar el mercado”, y, por tanto, unificar y liderar a la humanidad en torno a una acción de salvamento.

Además, insistió en la idea que la transición energética es mucho más que el simple cambio tecnológico. No basta que los grandes conglomerados que monopolizan las energías fósiles (carbón, petróleo y gas) inviertan en energías limpias y renovables, sino que dicho cambio debe incluir importantes transformaciones frente a las necesidades de las comunidades y de la vida en general. Es el modelo de vida el que tiene que cambiar (decrecimiento diferenciado y sostenible).

Es claro que, para impulsar esa política en nuestro país, los progresistas (o “izquierdas”) tendrían que encontrarse con los sectores o sujetos sociales que, por su propia naturaleza, por su historia y sus prácticas productivas y culturales, estén interesados en impulsar dichos cambios. Y, en Colombia, afortunadamente tenemos por doquier a dichos sectores sociales y productivos.

Solo hay que revisar el último informe sobre el avance de nuestras exportaciones “no tradicionales”. Existen numerosos pequeños y medianos productores rurales y urbanos, empresarios de diferentes niveles, que le aportan a la economía colombiana un importante valor agregado en varios sectores y ramas de la producción diferentes a las economías depredadoras. Dichos sectores deben ser ganados para esa política y es posible hacerlo porque la economía extractivista y rentista no tiene futuro. Además, están en desarrollo y avance importantes experiencias comunitarias en agroecología, manejo y defensa del agua, y otras similares.  

Las alianzas del gobierno progresista y el primer gabinete de coalición

Decíamos en anteriores artículos que la dinámica para lograr la “paz santista” en Colombia (o sea, derrotar a Uribe) nos condujo a la conformación “de hecho” de una “alianza interclasista”. El triunfo electoral de Petro fue en gran medida resultado de ese proceso. Pero no fue un triunfo contundente. La ventaja fue mínima y el Pacto Histórico llegó en minoría al Congreso.

En consecuencia, se conformó una “amplia coalición de gobierno” en donde estaban representados amplios sectores populares, las burguesías emergentes (agraria-rural y citadina, de origen legal e ilegal, y otras), la burguesía burocrática y algunos sectores de la oligarquía financiera. Decíamos que dichos sectores se sumaron para impulsar algunos cambios y, a la vez, defender sus intereses.

Fue lo que ocurrió y había que enfrentarlo. El primer gabinete de Petro representaba esa diversidad. José Antonio Ocampo (hacienda) y Cecilia López (agricultura), representaban una clase “casi inexistente”, la antigua y débil burguesía industrial, heredera de López Pumarejo, Lleras Restrepo y Echavarría Olózaga. Eran ministros de la escuela “cepalina” y fueron nombrados autónomamente por Petro.   

La burguesía burocrática obtuvo varios cupos en el Congreso, en algunos ministerios y en la diplomacia. Alejandro Gaviria (educación), así estuviera cerca de César Gaviria, jefe del partido liberal, representaba a la oligarquía financiera, y de acuerdo a lo conocido, no fue nombrado como resultado de un acuerdo con algún partido político. Fue una deferencia de Petro con quién lo apoyó en la última fase de su campaña.

Los sectores populares tenían su cuota con algunos ministerios, en instituciones nacionales (tierras, víctimas, etc.), en el Congreso y en la diplomacia. Los trabajadores y sindicatos, especialmente, los del Estado (maestros, trabajadores de la salud, etc.) tenían en Gloria Inés Ramírez (trabajo), Carolina Corcho (salud) y Patricia Ariza (cultura), una representación clave de cara a las “reformas sociales”.

Esa composición burocrática, más allá de ciertas presiones y tensiones, era necesaria e indispensable para contar con mayorías parlamentarias y arrancar la gestión gubernamental con cierta estabilidad. Sirvió para aprobar la reforma tributaria, lograr el Pacto con los ganaderos (Fedegan) y avanzar con el Plan Nacional de Desarrollo. “Logramos generar confianza en el país”, decía Ocampo por entonces.

Las reformas sociales y la alianza con la burguesía burocrática

A pesar de que teórica y correctamente el presidente Petro y varios dirigentes del Pacto Histórico plantean que el proceso de cambio en Colombia contempla una fase de transición que puede durar varios períodos de gobierno, en la práctica no se ha diseñado una estrategia coherente con esa idea. Por el afán de presentarle al pueblo resultados inmediatos, el gobierno progresista se traicionó y aceleró.

Petro se dejó presionar y llevar a la idea tradicional de que durante el primer año se debían realizar las principales transformaciones para aprovechar la existencia y “fuerza” de la “coalición de gobierno”. Se entró en afanes y aceleres innecesarios para sacar adelante las “reformas sociales”; se priorizó como “único” el escenario legislativo y prevaleció la alianza con la burguesía burocrática y su “familia” más cercana, la burocracia sindical (que representa escasamente al 4% de los trabajadores).

Se desechó o aplazó el acercamiento con la burguesía emergente de carácter productivo, los pequeños y medianos productores (rurales y urbanos), y los profesionales precariados, muchos de ellos emprendedores y asalariados, que también se expresaron en el “estallido social” (2019-2021) pero que, definitivamente, tienen otros intereses y lecturas que los alejan de las visiones tradicionales de la izquierda. Algunos puntos de la reforma laboral los afectan negativamente, y, sobre todo, se distancian de los enfoques asistencialistas de los “subsidios para población vulnerable” (tema por desarrollar en otro escrito).   

Una errada lectura de la evolución y naturaleza de las clases sociales en Colombia (y en el mundo) llevó a fortalecer la alianza con sectores burocráticos, parasitarios e improductivos, que no son ni siquiera “progresistas” y menos revolucionarios. Son sectores débiles y volátiles, proclives a la corrupción, que juegan al mejor postor, y son fácilmente manipulables por la oligarquía financiera, como lo ha comprobado con creces la praxis social y política de los últimos meses (caso Benedetti).

Así, fruto de querer derrotar a la oligarquía financiera en temas tan sensibles como afectar sus intereses en el manejo de los enormes fondos de la salud (EPS) y fondos de pensiones (AFP), usando como principal instrumento una precaria coalición de gobierno basada en la alianza con la burguesía burocrática, el gobierno de Petro se ha auto-saboteado y puesto diversas zancadillas, que indudablemente lo han debilitado frente a sus propias bases sociales y frente a sus contradictores y enemigos.

No se puede desconocer que el gobierno y Petro ha realizado ingentes esfuerzos durante estos diez (10) meses por cumplir con sus propuestas de cambio y de beneficio para los sectores populares. No obstante, la línea estratégica escogida, la alianza con la burguesía burocrática que es insaciable y que se ha incrustado hábilmente en las regiones dentro de las fuerzas del Pacto Histórico y de las organizaciones sociales, es el principal problema que se observa y que debe ser atacado y solucionado con urgencia.

El futuro inmediato y el peligro del “golpe duro”

Si Petro y toda la dirigencia del Pacto Histórico logran entender que el Congreso no tiene por qué ser el principal escenario de lucha, van a poder explorar y explotar otros escenarios regionales, sociales y productivos (y una efectiva lucha contra la corrupción), que son nuestros verdaderos escenarios de lucha, de fortalecimiento de la fuerza social y política, y de una alianza de clases efectivamente progresista y transformadora.

Si se apoyan de verdad en la gente como ha planteado Petro en el discurso del 7 de junio (“asambleas populares”), se puede retomar la iniciativa y pasar a una “ofensiva sistemática y pausada”, “seria y consistente”. Si ese viraje se hace entre julio y agosto (así sean sólo señales en esa dirección), ello puede movilizar a las organizaciones sociales e incidir positivamente en las elecciones locales y regionales. Lo cual, sería muy importante hacia el inmediato futuro.

Para hacerlo, es importante sintonizarse con amplios sectores populares. Muchos de ellos no entienden cómo un “gobierno del cambio” se esfuerza tanto por cumplir la regla fiscal incrementando el precio de la gasolina para llenar el hueco fiscal creado por el anterior gobierno en el Fondo de Estabilización de Precios de los Combustibles, mientras no ataca de frente la corrupción administrativa que se roba –según cálculos– más de 50 billones de pesos anuales.

Así, teniendo en cuenta la realidad existente en las llamadas “instituciones del Estado”, las “asambleas populares” no pueden ser “agencias del Pacto Histórico y/o del gobierno”, o una “guardia pretoriana” de Petro, sino que deben ser construidas con autonomía, amplias e independientes, no politiqueras, cualificadas y diversas en torno a sectores priorizados y fundamentales, “con dientes” y efectivo “poder vinculante”.

No deben ser grandes asambleas para “botar corriente” y proponer “nuevas leyes”. Tienen que ser espacios donde se debatan temas concretos que tengan posibilidades de convertirse en “política pública de hecho”, o sea, que se traduzcan en proyectos e inversiones públicas apoyándose en la gente. Y si se requieren declaratorias de “emergencia económica y social” para hacerlas realidad, Petro debe actuar con decisión y contundencia. Lograría un apoyo mayoritario y recuperaría la iniciativa política.

Todo esto es posible si hay un cambio en la visión de los dirigentes sociales y populares. Deben entender que su papel no es estar a la cola del gobierno y el parlamento sino al frente de la sociedad.

De no corregir el rumbo, de mantenerse la idea de que con la fuerza acumulada hasta ahora (que está en franco deterioro) o de que la alianza con la burguesía burocrática se garantiza el logro de las transformaciones propuestas, en poco tiempo (meses) se pueden crear las condiciones para que los sectores más extremos de los grandes terratenientes y de la oligarquía financiera, pasen de la estrategia del “bloqueo” y “golpe blando” a la del “golpe duro”.

El diseño lo tienen claro y lo han experimentado. Si logran unir la inconformidad popular frente a temas como el aumento del precio de la gasolina (ya los taxistas y moto-taxistas están programando “paros” y protestas) con otros temas coyunturales, y consiguen movilizar –como lo han empezado a hacer– mayores fuerzas sociales contra el gobierno, van a tratar de provocar disturbios y generar muertos para achacárselos al gobierno y, generar desestabilización y caos.

Los intentos del Fiscal por vincular a Petro con hechos dolorosos como la muerte violenta (suicidio) del coronel Ojeda, que fue utilizado –fanática y obsesivamente– como consigna en las marchas de la oposición del pasado 20 de junio, muestran lo que esos sectores extremos son capaces de hacer para defender sus intereses. De hecho, la “revolución de color” está en marcha y hay que estar alerta. 

miércoles, 14 de junio de 2023

Perdidos en la selva

Los niños indígenas amazónicos, Lesly, Soleiny, Tien Noriel y Cristin Neriman

Perdidos en la selva

Popayán, 15 de junio de 2023

Cuatro niños indígenas de la etnia murui sobrevivieron a un accidente de avioneta en medio de la selva amazónica. Estuvieron “perdidos” durante 40 días hasta que fueron localizados por guardias indígenas que ayudaban a las fuerzas del ejército colombiano a “rescatarlos”. Lesly, la niña de 13 años se convirtió para todo el país en una heroína al ser capaz de mantener con vida a sus hermanitos menores, después de haber visto morir a su madre y tener que enfrentar una situación difícil que no está clara para quienes no hacen parte de su familia.

Fue un hecho que llenó de alegría al pueblo colombiano. Pareciera que de una u otra manera todos los colombianos nos identificamos con ellos. Nuestra gente necesita de vez en cuando una noticia positiva como ésta que, sin proponérselo, le quitó brillo y visibilidad al acuerdo logrado por el gobierno de Petro y el ELN de iniciar un “cese de fuegos”, que fue anunciado con bombos y platillos desde La Habana.

También invisibilizó la noticia de la muerte violenta del coronel de la Policía Óscar Darío Dávila Torres, quien estaba siendo indagado por el caso de las interceptaciones telefónicas ilegales a Marelbys Meza, exniñera de Laura Sarabia, exjefa de Gabinete de Gustavo Petro, hecho que viene a ser un nuevo capítulo siniestro de la novela en que se convirtió todo ese escándalo que también protagoniza el exembajador en Venezuela, Armando Benedetti.  

Tres hechos sorprendentes. ¿La vida y la muerte en un juego macabro? Para quienes no conocemos la selva y la vida humana que allí existe, lo ocurrido con los niños indígenas nos parece un milagro. Para quienes les hacen seguimiento a los procesos de “paz” con el ELN, también les parece una maravilla que hayan firmado la tregua. Y para todo el país, la muerte violenta del coronel –que el gobierno calificó como suicidio– es un hecho inverosímil similar a la muerte del señor Jorge E. Pizano cuando el Fiscal General era Néstor Humberto Martínez Neira.

Sin embargo, aunque son hechos que parecen inconexos, los podemos conectar con nuestra imaginación. Lo ocurrido con los niños es el triunfo de la vida sobre la muerte. El cese de fuegos firmado por los “elenos” le abre la vía a la vida y le cierra la puerta a la muerte Y, en el caso del coronel de la policía, la muerte se impone sobre la vida. Pero lo que realmente los conecta es la sorpresa, lo inesperado, el misterio, y como en Colombia y el mundo lo que se ha impuesto es la incertidumbre y el miedo, la gente queda pendiente del siguiente capítulo.

Ya los medios están detrás de los familiares de los niños indígenas para inmiscuirse en sus conflictos íntimos para acabar con la magia y la espiritualidad que habían mostrado los pueblos indígenas como parte de su cultura y su vida. Ya las casandras y enemigos de la “paz total” están a la expectativa de cuándo algún frente guerrillero del ELN viola el "cese de fuegos". Y ya la prensa y la Fiscalía especulan sobre las causas de la muerte violenta del coronel para tratar de comprometer al gobierno y al presidente Petro con ese hecho doloroso y triste.

Así, en medio de hechos milagrosos, sorprendentes e inesperados, los colombianos (y el mundo en general) terminamos perdidos en la “selva de las noticias”, enredados en la maraña de mentiras e intrigas, anegados hasta el alma por las “fake news”, enceguecidos por la manipulación de los medios del gran capital, conducidos hacia la oscuridad y el precipicio.

Quieren matar la vida e imponer la muerte. Saben que el miedo y la incertidumbre son el mejor antídoto contra la libertad, la autonomía y la felicidad emancipadora. ¡No podemos permitírselo! Los niños indígenas nos ayudaron a los colombianos a descubrir la biodiversidad de nuestras selvas, la fortaleza de nuestra gente, la riqueza de nuestros ancestros, las ganas de vivir y pervivir, y las enormes potencialidades que tenemos cuando nos conectamos con nuestra humanidad-animalidad creativa y resiliente. Cómo dice Petro, Colombia es una potencia mundial de la vida. 

 

miércoles, 7 de junio de 2023

Golpes blandos y duros

 

Golpes blandos y duros

Popayán, 7 de junio de 2023

                                             Una cosa es andar despacio para no tener que retroceder a cada rato, y otra, es ceder ante el contrario creyendo que así se avanza.

Más allá de crisis ministeriales, bloqueos judiciales y parlamentarios, ataques del Fiscal y la Procuradora y de la guerra mediática contra el gobierno de Petro, incluyendo el escándalo-novela de su jefe de gabinete (Laura Sarabia) y del ex-embajador en Venezuela (Armando Benedetti), ha llegado el momento de hacer un balance de lo ocurrido en estos 10 meses.

El presidente ha dicho que sufre un “golpe blando”. Es lo normal y lo que ha ocurrido con todos los gobiernos de izquierda y/o progresistas en América Latina. Si las oligarquías no pueden tumbar a los nuevos gobernantes con el “blando” intentarán con el “duro”. Es algo comprobado y no debe sorprender. No sabemos si los dirigentes del Pacto Histórico son conscientes de esa realidad.

Nosotros sí sabemos que la oligarquía no va a ceder su poder y sus privilegios “por las buenas”. Somos conscientes que las clases dominantes son capaces de violar su propia legalidad cuando lo consideren necesario. Está demostrado que cuando pierden una parte de su Poder (gobierno) se esfuerzan al máximo por preparar las condiciones para recuperarlo, por las buenas o por las malas.

Es lo que está ocurriendo desde el primer día que se posesionó Petro. Usan a diario y en forma sistemática la guerra jurídica, el saboteo parlamentario y el cerco mediático. Y, por tanto, si somos conscientes de ello, había que diseñar una estrategia para avanzar con consistencia en la principal tarea del momento: acumular fuerza para consolidar un bloque social y político capaz de enfrentar las fuerzas que se oponen al cambio. No solo las fuerzas económicas sino también las culturales.

Pensar que con la fuerza de la mitad de la población que vota, que es una cuarta parte del total de los posibles electores, y con el apoyo de quienes marchan ocasionalmente en las calles (que ya no son ni el 15% de los que se movilizaron durante el “estallido social”) se van a conseguir los cambios que requiere este país, es partir de un presupuesto errado y falso. Es pecar de ingenuidad.

La correlación de fuerzas del momento (coyuntural)

En Colombia no se ha terminado de construir ese bloque social que pueda convertirse en sujeto político de la transición democrática. El presidente Petro actúa como si ya estuviera construido.

Importantes sectores populares (campesinos, indígenas, afros, y un sector de los trabajadores asalariados y estudiantes) sobre todo del Caribe, Pacífico, otras zonas periféricas y algunas ciudades, mantienen su apoyo al gobierno (por ahora).

Existen otros sectores informales (mineros artesanales, cocaleros, vendedores ambulantes, moto-taxistas, etc.) que están a la expectativa, pero con la inflación y el aumento del precio de la gasolina están entrando en la franja de los escépticos (y muy rápido pueden ser ganados por la oposición).

Los pequeños productores agrarios y el grueso de los “profesionales precariados” (parte de las llamadas “clases medias”), a los cuales Petro no les ha hecho ni un gesto, están en proceso de alejamiento del gobierno. Algunos ya están en la oposición.

Estos sectores sociales son muy importantes a todo nivel (económico, político y cultural) y no han sido ganados para el proceso de cambio. Sin ellos, impulsar las reformas en salud, laboral y pensional (que en algunos aspectos los afectan en forma negativa), es un verdadero suicidio.

En términos políticos durante estos 10 meses de gobierno la “coalición de gobierno” se ha reducido bastante. Los partidos tradicionales (liberal, conservador y de la U) se han retirado. Los “verdes” se dividieron entre los que apoyan al gobierno y los que lo adversan. Los partidos de la oposición (CD, CR, otros) medianamente se han fortalecido. En el Pacto Histórico han surgido fisuras.

El “bloque parlamentario” que parecía una aplanadora dentro del Congreso ya no existe. Las reformas sociales están –de hecho– aplazadas o ralentizadas. La oligarquía y sus partidos políticos han percibido cierta debilidad y ahora van por todo. Van a tratar de transformar el debilitamiento del gobierno en un triunfo electoral en las elecciones locales y regionales, usando principalmente el tema de la seguridad como ya lo hacen los gobernadores de los departamentos.

Si se produce una derrota del Pacto Histórico en octubre/2023 y ésta es similar a las de Chile y España, el golpismo se va a exacerbar y entraremos en una fase de desestabilización (en la que “suavemente” ya estamos). El bloqueo y la guerra judicial, parlamentaria y mediática entrará en la fase de la “revolución de color” que seguramente será reforzada desde Washington.

¿Sirve la teoría del “golpe blando” para derrotar el “golpe duro”?

La teoría del “golpe blando” parece ser una excusa para no reconocer los errores estratégicos cometidos por Petro, que no quiere aceptar. Es posible que ese proceso esté en desarrollo, pero, lo más seguro es que las clases dominantes estén pensando a mediano plazo y, por ahora, están en la tarea de fortalecer sus propias fuerzas mientras debilitan y desesperan a Petro.

Los estrategas de la oligarquía colombiana saben que el “golpe blando” en Colombia no tiene muchas posibilidades de éxito dado que ni el poder judicial ni el legislativo pueden “tumbar” a Petro en poco tiempo. Tienen la experiencia de Samper en 1994 y del mismo Petro en 2014. Además, ni ellos mismos se imaginaban que debilitar a Petro iba a ser tan fácil y tan rápido.

Por ello, antes de avanzar en la idea que aspiro a aportar para el necesario debate, se deben identificar los errores cometidos por el gobierno, diferenciando los que son evidentes y visibles de los que tienen que ver con la estrategia, aunque están completamente conectados.

Los errores visibles se pueden resumir así:

-       Se generó mucha expectativa y poco se ha cumplido. “El que mucho abarca poco aprieta”.

-       Se priorizaron reformas legales sin tener mayorías en el Congreso. “Ensillar sin tener las bestias”.

-       Se habla de paz pero se cazan peleas a todo dar. “Antes que armas tomar todo se ha de intentar”.

Los errores de fondo son repeticiones de experiencias vividas en países vecinos:

-       Se mantiene una visión insurreccional. Se habla de transición, pero no se la define con claridad.

-       No se han identificado los cambios ocurridos en la sociedad. Perdura una visión “campesinista”.

-       No existe una propuesta para las “clases medias”. Así, las empujamos al lado de la oligarquía.

-       Se concibe al Estado (gobierno) como el escenario principal. La gente debe “apoyar” y esperar.

-       Caemos en el asistencialismo y paternalismo. No hemos diseñado “subsidios productivos”.

De no rectificar el rumbo, seremos nosotros mismos los que les ayudamos a las clases dominantes en su tarea golpista. No se trata de retroceder o de ser “moderados” como algunos proponen. Se trata de ser consecuentes con el programa de impulsar la industrialización y la transición energética, que es una causa que unifica a amplios sectores de la sociedad colombiana y crea condiciones perdurables (“sostenibles” social, económica y ambientalmente) para resolver paulatinamente los demás problemas históricos.

Se impone la tarea urgente de buscar y encontrarse con los pequeños productores agrarios y con los profesionales precariados, que son los únicos sectores sociales y productivos que están en capacidad de impulsar esa política que trazó Petro en su campaña pero que se ha quedado en simple discurso. Y para hacerlo, no se necesitan nuevas leyes sino acciones prácticas de gobierno. ¡Rectificar es posible!