miércoles, 20 de abril de 2022

Francia Márquez, una construcción y realidad social

 

Fotografía tomada de Semana Rural

Francia Márquez, una construcción y realidad social

Popayán, 20 de abril de 2022

“En un universo en el que todos buscan el rostro de la verdad debajo de la máscara, la mejor manera de descarriarlos es llevar puesta la máscara de la verdad”.

Slavoj Zizek

“Es la única que pasea a la noche en pleno día. Y desde entonces, se salió de la fila, arrebató su antorcha y mostró sus dientes”

                                                               Fernando Maclanil

Algo entusiasmador ocurre en Colombia. Es la primera vez -en mucho tiempo- que “los de arriba” están asustados con la voz de alguien “de abajo” que habla por “los nadies”. Tal vez desde los tiempos de Gaitán no ocurría ese fenómeno. Aunque ahora es más dramático dado que Francia Márquez, quien es esa voz, en realidad no tiene otro poder más que el de ser ella misma.

Francia y los nadie

La irrupción de Francia Márquez en la política colombiana ha sido una verdadera “bomba”. Lo es, porque nadie se lo esperaba. Poco a poco, en los debates de campaña y entrevistas con los medios de comunicación, la fueron reconociendo. Su acento caucano, sus “otras” expresiones (“los nadie”, “las mayoras”, etc.) y la inteligencia y firmeza al responder, llamaron la atención y generaron simpatía.

Además, es una mujer en un país machista; negra en una sociedad racista; campesina y minera en un sistema excluyente y depredador; víctima del conflicto armado en un régimen guerrerista; madre cabeza de familia en un Estado que desconoce y no cuida a las gentes humildes y trabajadoras; y luchadora ambientalista en un país que asesina a diario a sus líderes sociales.

Francia se formó como lideresa social a partir de sus experiencias familiares y comunitarias en Suárez, un municipio del Cauca (Colombia). Afinó sus cualidades enfrentando los megaproyectos minero-energéticos depredadores como la represa de la Salvajina (hidroeléctrica) y la gran minería legal e ilegal, que arrasa con las formas de vida que han construido sus pueblos ancestrales. 

Existe bastante información sobre su vida y pasado reciente. Seguramente no conocemos lo suficiente sobre los valores éticos y humanos que recibió de su familia y comunidad. Estudió la carrera de Derecho en Cali con mucho sacrificio y esfuerzo, siendo ya parte de un proceso de organización comunitaria. En la actualidad impulsa el movimiento “SoyPorqueSomos”.

Ha popularizado el concepto de “Vivir Sabroso” que es similar al “Buen Vivir” de los indígenas. Se trata de no negar los deseos y disfrutar con alegría de lo que somos; de transformar el mundo ahora y ya; de no separar lo pequeño de lo grande; de dejar de correr detrás de la ilusión de la riqueza cuando estamos en medio de ella. “Vivir sabroso” es vivir sin miedo; es pensar y actuar juntos. Es una filosofía que está por concretarse en un mundo súper-acelerado, triste, insípido y soso.

Francia y la política actual

La irrupción de Francia (y lo que ella representa) en la política colombiana se puede asimilar a la aparición del M19 en 1970. En esa época, dicho movimiento fue expresión de un sector de las clases medias citadinas que impactó en toda la Nación. También, es comparable con la incursión del movimiento indígena en los años 80-90s del siglo pasado (XX), con ocasión de las luchas por la tierra, culturas, lenguas y costumbres, y su aporte en la Asamblea Constituyente.

Es importante recordar que los trabajadores colombianos asalariados habían irrumpido en la política en los años 20 y 30 del siglo XX, pero no lograron construir una identidad política propia. Igual los campesinos desde 1936. Sus luchas fueron canalizadas por los partidos tradicionales y no pasaron de la lucha gremialista y economista (sin visión propia, sin proyecto de largo aliento).

Ahora, Francia Márquez ha llegado hablando de “los nadie”, “los invisibles” y “los ninguneados”. Con un nuevo lenguaje y una estética de ruptura con el establecimiento clasista, racista, patriarcal y excluyente, esta mujer ha logrado desencadenar una nueva mística y un enorme entusiasmo entre amplios sectores del pueblo que no se siente representado por nadie.

Ese pueblo que en las estadísticas aparece como los “informales”, desempleados, marginados y “sin datos”, es el que empieza a tener consciencia de sí mismo cuando escucha a Francia. Se ve y se siente interpretado e interpelado por ella. Y ella los menciona a todos, todas y todes; negros, indios y mestizos; mujeres, jóvenes y diversos; los sin empleo y sin vivienda digna. “Los nadie”.

Y por ello, el movimiento que ella representa es realmente “algo nuevo” que está por desarrollarse. Es una expresión viva y concreta del estallido social que recientemente vivió nuestro país.

Diferencias visibles

Francia Márquez llegó al Pacto Histórico en un momento oportuno, inyectó mística y entusiasmo en sus filas y marcó algunas diferencias que señalamos en forma sintética:

-  Francia es parte de un movimiento étnico (afro) pero su discurso es social y amplio.

-  Su visión y acción enfrenta al sistema, al modelo y al régimen, y no solo a un gobierno.

-  Unifica diversas causas que otros “sectorizan” (clase, etnia, mujer, víctimas, jóvenes, etc.).

-  Participa en la política electoral pero no se deja imponer prácticas y cálculos electorales.

-  Utiliza un lenguaje popular y directo pero envía mensajes con profundidad ética y filosófica.

-  Convoca a organizarse a todo nivel para transformar la sociedad y no solo a las instituciones.   

La acción de Francia se ha podido potenciar y visibilizar porque -a diferencia de anteriores procesos- en la actualidad existe un entorno político de carácter nacional y global (con el tema del cambio climático) que es fruto de un camino recorrido que se ha concretado en el Pacto Histórico.   

En ese sentido, Gustavo Petro ha sido determinante en ese proceso porque ha ayudado a unificar a casi toda la izquierda y progresismos y se han podido agrupar una serie de fuerzas no solo políticas sino de movimientos y organizaciones sociales, experiencia que supera lo ocurrido en el pasado.

Expectativas hacia el futuro

En cuanto a las expectativas se pueden plantear algunas ideas a la espera de que:

1. Francia sea bien aprovechada en lo que resta de la campaña electoral y en el fortalecimiento del Pacto Histórico. Tal parece que la dinámica de los acuerdos políticos con “fuerzas tradicionales” no ha podido compaginarse plenamente con la tarea de seguir buscando el apoyo de “los de abajo” con decisión y transparencia.  

2. Lo que representa Francia hacia el futuro, o sea, un verdadero rompimiento y deslinde con las prácticas políticas tradicionales, logre consolidarse en Colombia. Ello incluye muchas de las actitudes de nuestras “izquierdas” y fuerzas alternativas que han venido siendo influenciadas por la tradición clientelar y el burocratismo cuando se llega a instancias de gobierno.

3. Que las ideas, prácticas y comportamientos políticos de Francia, que han mostrado un enfoque diferente (diverso, plebeyo y firme), una ética exigente (viva y presente) y una estética retadora (colorida, alegre, de ruptura, sin complejos), logren cuajar en procesos de organización popular que enfrenten -en verdad- las causas estructurales que hoy conducen a la humanidad a la hecatombe ambiental y a la extinción como especie. Se requiere una actitud “antisistémica”.   

martes, 5 de abril de 2022

Lo que se mueve bajo la superficie

 

Gigantesca manifestación realizada en el monumento a Los Héroes en Bogotá, el sábado 15 de mayo de 2021 en protesta contra el impopular gobierno neoliberal de Iván Duque

Lo que se mueve bajo la superficie

Popayán, 5 de abril de 2022

Para quienes no conocen la estructura del Estado colombiano es difícil comprender lo importante que es acceder a la presidencia de la república. No es un asunto menor[1]. Por ello en este país la oligarquía y la casta política tradicional no duda en hacer hasta lo imposible -fraude o asesinato- para evitar que los sectores populares puedan elegir a uno de los suyos en ese cargo.

Ellos saben que un ejercicio de ese tipo puede ser una válvula que desencadene un movimiento social y político que ponga en peligro muchos de sus privilegios históricos. Son conscientes del grado de pobreza, desigualdad, inequidad e injusticia que existe en este país y temen que un gobierno democrático sea rebasado o superado por una avalancha de tipo popular.

No obstante, la actual dirigencia progresista sabe que los cambios estructurales no se pueden realizar de un día para otro. Son conscientes que el camino insurreccional nos llevaría a nuevas guerras, al bloqueo imperialista y a la derrota. Y por ello, se plantean construir a mediano plazo un futuro común con los trabajadores y pueblos latinoamericanos, una economía productiva y sostenible (social y ambientalmente) y una democracia participativa como instrumento político.

Es importante subrayar que en la mayor parte del territorio colombiano subsiste una dominación colonial en donde los herederos de la vieja aristocracia terrateniente y esclavista utilizan al Estado para controlar a la población mediante una especie de clientelismo burocrático, corrupto y mafioso, que interviene en todos los aspectos de la vida económica, social, política y cultural de las gentes.

En las regiones donde el desarrollo capitalista ha reducido ese control (Bogotá, Cali y otras ciudades), y en las zonas en donde  las comunidades campesinas, indígenas y afros han construido procesos de organización popular (Nariño, Cauca, Putumayo, parte del Tolima, Huila y Boyacá, etc.), se ha transitado por caminos de emancipación social. En otras regiones, especialmente las golpeadas por las Farc, ese control se mantiene aunque se observan avances libertarios sustanciales.

Sin embargo, se debe señalar que la violencia ha sido la herramienta preferida por la casta dominante colombiana para impedir el avance de los trabajadores y los pueblos. Desde siempre esa oligarquía terrateniente de origen esclavista (que hoy es una oligarquía financiera transnacional) ha usado la provocación violenta para generar alzamientos prematuros, para aislarlos y golpearlos, y así, ha desaparecido a los dirigentes populares mediante la persecución y el asesinato selectivo.

Lo hicieron durante la revolución comunera (1781), en los primeros años de la guerra de independencia (1810-13), en la época de las sociedades democráticas y la acción del general José María Melo (1854), en los tiempos de la “guerra de los mil días” (1899-1902), durante las huelgas “salvajes” de finales de la década de los años 20s del siglo XX (masacre de las Bananeras), y antes y después de asesinar a Jorge Eliécer Gaitán (1948). Ha sido la constante en nuestra historia.

Hoy, luego de 70 años de conflicto armado, en donde esa oligarquía consiguió instrumentalizar la acción de las guerrillas insurgentes para impedir la organización y la acción masiva de los sectores populares, se están presentando las condiciones para dar un salto de calidad, emulando en parte a los pueblos latinoamericanos vecinos, pero a la vez, tratando de superar esas experiencias con base en una serie de acumulados históricos que es necesario valorar y precisar[2].

Por ello, la dirigencia progresista y de izquierda ha diseñado una estrategia para acceder por vías pacíficas a la presidencia de la república, establecer un “gobierno de transición” hacia la democracia y la paz, e iniciar un proceso tranquilo y paciente de transformación de la sociedad, que incluye el concepto del “buen vivir” o el “vivir sabroso” que ha planteado Francia Márquez. “Convertir a Colombia en un potencia mundial de la vida”, es su consigna principal.

Es indudable que hoy tenemos una extraordinaria dupla de dirigentes que encarnan lo mejor de nuestro pueblo. Petro y Francia representan lo más avanzado de los trabajadores, mujeres y jóvenes de nuestras ciudades y de las comunidades campesinas, indígenas y negras, que han desarrollado durante las últimas dos (2) décadas luchas sociales de gran importancia regional y nacional[3]. Su propuesta programática recoge esas causas y plantea las principales soluciones.

La coyuntura de la primera vuelta y cómo ampliar la coalición

En esta coyuntura el Pacto Histórico afronta un problema táctico. Para derrotar al candidato “uribista-duquista” (Fico Gutiérrez) se necesita sumar por lo menos 6 millones de nuevos electores con relación a lo obtenido el 13 de marzo/22. Y, a pesar del extraordinario entusiasmo y de la enorme mística que ha desatado la candidatura a la vicepresidencia de Francia Márquez, todos son conscientes que para obtener el triunfo en la 1ª vuelta se debe ampliar la coalición.

En ese sentido, aunque la mayoría de los dirigentes del Pacto Histórico tienen claro que se deben hacer esfuerzos para obtener el apoyo del Partido Liberal, no todos sus integrantes entienden la importancia de esa tarea. Es evidente que mientras César Gaviria sea su líder (expresidente que implementó las políticas neoliberales en 1990), tendrán que hablar con él y llegar a acuerdos. Es bueno tener en cuenta que una parte de los senadores liberales elegidos y la mayoría de los representantes a la Cámara liberales (electos) ya están con Petro, en parte, forzados por las bases sociales o por su propia convicción, pero el significado de un apoyo oficial es muy importante.  

Las llamadas líneas rojas que ha colocado Gaviria no tocan en lo esencial las reformas planteadas por el Pacto Histórico como son los cambios a las EPS, fondos de pensiones privados, reforma tributaria progresiva, industrialización del aparato productivo, etc. Además, no se ha pensado impulsar una Constituyente debido a que la Carta Política de 1991 tiene un margen de desarrollo por vía legislativa, y menos se va a proponer la reelección presidencial (que fue propuesta de Uribe), que son asuntos que preocupan a algunos sectores del liberalismo.

Es más, hacer público esos posibles acuerdos -así Gaviria le saque el cuerpo a la alianza- es beneficioso para el Pacto Histórico por cuanto se envía un mensaje de tranquilidad a un conjunto de personas que militan en diferentes partidos o que no militan en ningún partido pero que pueden ser influenciados por las campañas engañosas y las mentiras que utilizan los contradictores de Petro para meter miedo con base en las supuestas pretensiones autoritarias y antidemocráticas del candidato del Pacto[4].

Igualmente, llegar a acuerdos con los liberales no implica que el Pacto Histórico se someta a la voluntad de sus aliados pero si le garantizaría una gobernabilidad suficiente a un eventual gobierno de Petro. Lo principal que se debe entender es que un “gobierno de transición” requiere de una gran convergencia política y social para consolidar la paz, fortalecer la participación democrática, y avanzar -con calma y tranquilidad- hacia los cambios que nuestro pueblo necesita y requiere.

Es clave comprender que el hecho de buscar un acuerdo con esos sectores “tradicionales” es también un mensaje público sobre el talante democrático del Pacto Histórico y sus candidatos. Y no es un asunto menor cuando los contradictores de derechas y guerreristas tratan de posicionar la idea -como lo lograron hace 4 años (2018)- de que “Petro es una amenaza para la democracia colombiana”, y ante la posibilidad cada vez más cercana de su triunfo electoral, han iniciado una campaña agresiva que incluye amenazas y llamados a “armarse” para defender la libertad.

El triunfo del Pacto Histórico está cada vez más cerca pero su dirigencia no puede dejarse provocar, aislar o tensionar. La alegría y la creatividad que ha mostrado nuestra juventud en las movilizaciones sociales debe seguir estando al frente de la campaña electoral como garantía de victoria.


[1] El régimen “presidencialista” en Colombia le otorga un enorme poder a quien lo ejerce, dado que tiene en sus manos una serie de herramientas para colocar a los demás poderes (legislativo, judicial, público y electoral) bajo su tutela. Los denominados “cupos indicativos” o cuotas parlamentarias, le da una gran capacidad para cooptar a senadores y representantes a la Cámara, y la forma como se eligen los magistrados, fiscal, procurador, contralor, defensor del pueblo y otros órganos de control, le permiten incidir en forma determinante en su selección, elección y nombramiento.    

[2] Existen acumulados organizativos entre las comunidades indígenas, negras y campesinas, en sus luchas medio-ambientales y en defensa del territorio; también están en construcción nuevos procesos de organización entre los jóvenes, las mujeres, y los profesionales precariados de las ciudades; y existen importantes experiencias productivas entre los pequeños y medianos productores agropecuarios. Además, el hecho de contar con una Constitución Política relativamente avanzada, nos libra de caer en el “fetichismo de la Ley” y nos coloca en la tarea práctica de combinar la institucionalidad existente (así sea colonial y capitalista) con las acciones propias y concretas de la gente.     

[3] En 2008 la Minga Social y Comunitaria y el paro de los corteros de caña; en 2011 y 2018, las grandes movilizaciones estudiantiles universitarias; en 2013, el paro cafetero y el paro nacional agrario; en 2017, el paro cívico de Buenaventura y Quibdó; en 2019 y 2021, el paro nacional contra la reforma tributaria que se convirtió en un verdadero “estallido social” que impactó a todo el país durante varios meses. Y en medio de estas luchas se han desarrollado innumerables luchas locales o regionales por servicios públicos, contra los proyectos minero-energéticos que degradan nuestra naturaleza, por sustitución de cultivos de uso ilícito, y otra serie de causas particulares.

[4] Todos los medios de comunicación del “uribismo” (ej. Periódico Debate) y la intervenciones del candidato Gutiérrez, plantean que Gustavo Petro es “castro-chavista”, comunista, “prorruso”, enemigo de la democracia y demás embustes.