miércoles, 22 de diciembre de 2010

CAUCA-COLOMBIA: EN DEFENSA DE LA GESTIÓN SOCIAL DEL AGUA

Popayán, 22 de diciembre de 2010

El pasado jueves 16.12.10 se realizó en la localidad de Pescador (Caldono-Cauca-Colombia) una nutrida reunión de dirigentes, directivos y colaboradores de Acueductos Comunitarios de 17 municipios, con la iniciativa y ayuda de las Alcaldías de Corinto y Caldono y algunas ONGs. Se escucharon exposiciones muy importantes e interesantes. La gestión social del agua de las comunidades campesinas indígenas, afros y mestizas es impresionante a lo largo y ancho de nuestra región. La necesidad nos ha obligado a ser creativos en este campo del abastecimiento de agua.

Se hizo evidente que está en marcha un plan continental para crearle condiciones al capital financiero internacional para irse apropiando de este sector de nuestras vidas. Los Planes Departamentales de Agua están diseñados para tal fin. En Colombia la Ley 142/94 se creó con ese propósito pero por ahora sólo los acueductos de las ciudades más importantes tienen las condiciones materiales para que el capital privado se involucre en ese negocio.

Todos los asistentes estuvieron de acuerdo en organizarse para defender y fortalecer los acueductos comunitarios. Sin embargo, dos posiciones aparentemente contradictorias afloraron en dicha reunión:

Una, se plantea derrotar la política, las normas y leyes de carácter neoliberal vigentes que tienen como principal fin convertir este líquido vital en una mercancía. Se busca entonces que el Estado garantice el derecho fundamental al agua. Se llama a no involucrarnos con los Planes Departamentales de Agua, a mantenernos al margen de los requisitos que exige la Superintendencia de Servicios Públicos, y a defender la autonomía comunitaria así ello signifique renunciar a los recursos nacionales, departamentales y municipales que existen – y son transferidos - para el rubro de agua potable y saneamiento básico.

La otra, considera que si las comunidades se organizan, si son altamente eficientes, adecuando tecnologías acordes a sus condiciones y desarrollan una cultura de sostenibilidad y de responsabilidad social, pueden no sólo mantener su autonomía sino que con mayor autoridad pueden reclamar y exigir modificaciones en las normas nacionales para adecuarla a la realidad de los acueductos rurales, pequeños, comunitarios. Así, la población puede satisfacer los requerimientos vitales relacionados con el agua potable.

Conciliar estas dos posiciones es clave para poder avanzar con una organización departamental y nacional que responda a las necesidades de las comunidades. Es claro que no podemos caer en generalizaciones: debemos estudiar caso por caso. No se puede asimilar la situación de un acueducto de un corregimiento semi-urbano a la de un acueducto interveredal o regional, o la de una zona cafetera – donde se utiliza el agua para beneficiar el café o para el pequeño regadío – con el acueducto de una ciudad en donde el uso del agua es estrictamente doméstico.

Considero que la amenaza de la privatización es cierta pero para la mayoría de las comunidades rurales del Cauca el problema inmediato más grave consiste en el deterioro ambiental. La presión en el Cauca sobre las fuentes de agua es brutal. A lo largo de la panamericana ha crecido una economía cafetera que hoy es importante a nivel nacional. Los ríos y quebradas de las cordilleras central y occidental son cada vez más exigidos en sus caudales para apropiar agua para miles de familias que se han ido ubicando en esa zona que va de sur a norte. Además, la deforestación es brutal por efecto de la economía del narcotráfico, igual que las amenazas que se ciernen por efecto de la minería transnacional a cielo abierto y los efectos del calentamiento global.

Por otro lado, los recursos del Plan Departamental de Aguas ya están siendo dilapidados por el gobierno departamental. En sólo burocracia y pre-inversión (elaboración de proyectos) ya se han invertido miles de millones de pesos, y por ahora, el grueso de esos recursos va a ser invertido en “fortalecimiento institucional” de acueductos de capitales de municipio. Los acueductos rurales no son prioridad para el gobierno. Así mismo, la Corporación Autónoma Regional del Cauca CRC cobra periódicamente las tasas por concesión de aguas pero no se observan mayores inversiones en programas y proyectos de conservación de las fuentes hídricas del departamento.

Las dos actitudes expuestas deben entenderse y combinarse. Visión global y acción local. Nuestra gente necesita capacitación a todo nivel: política, económica, administrativa, técnica, legal, ambiental, organizativa. El problema de cómo apropiarse de los llamados “bienes comunes” es una temática que se está estudiando a nivel mundial. En el tema de los servicios públicos domiciliarios no se ha dicho la última palabra.

Transcribo aquí unas conclusiones elaboradas por Elinor Ostrom, Premio Nobel de Economía 2009, que me parecen muy apropiadas para un tema como el de los Acueductos Comunitarios:

“1. Cuando no se permite a los usuarios de un recurso comunicarse, tenderán a sobre-extraerlo a un nivel agregado que se acerca al nivel previsto por la teoría convencional sobre la propiedad colectiva.

2. Cuando se permite a los usuarios comunicarse, obtienen beneficios conjuntos sustancialmente mayores.

3. Cuando los pagos son relativamente bajos, la comunicación cara a cara permite a los usuarios alcanzar y mantener acuerdos cercanos a los niveles óptimos de apropiación.

4. Cuando los pagos son más altos, algunos participantes están tentados a incumplir los acuerdos; los resultados conjuntos mejorados son más bajos que en la situación de pagos bajos.

5. Si se ofrece la oportunidad de participar en un monitoreo costoso y en la aplicación de sanciones, los usuarios están dispuestos a pagar para castigar a quienes sobre-utilizan el recurso común.

6. Cuando los usuarios discuten abiertamente y acuerdan sus propios niveles de uso y sus sistemas de sanciones, el incumplimiento de los acuerdos se mantiene muy bajo y se obtienen resultados cercanos a los óptimos.” [1]



[1] Ver: Ostrom, Elinor. Premio Nobel de Economía 2009. “El gobierno de los bienes comunes. La evolución de las instituciones de acción colectiva”. AUM, Fondo de Cultura Económica. México, DF. 2000. pp. 11

domingo, 19 de diciembre de 2010

TEJIENDO LA RED QUE USAMOS

Por: Pedro Galíndez

Tejiendo la red que usamos aprendemos a recoger nuestro alimento. Lanzada, recogerá lo inesperado, lo útil y lo sorprendente. Tejer, habilita a otros a realizar la propia red y aprendemos a conversar de lo que hacemos y aprendemos a saber de lo que conversamos.

Los guerreros del Arco Iris golpean sus pedernales y muestran la Cruz del Sur. Lo diverso muestra la contienda y el desplazamiento de sus fuerzas y potencias inusitadas. Es preciso avanzar en nuevas acciones comunicativas con singularidad creativa masiva, capaces de suscitar otras acciones individuales, no previstas ni insinuadas por nada ni por nadie. ¡He aquí, las sorpresas! Que los medios y sus mediaciones conservadoras no puedan evitar que pasen. (Confiar en la “batalla de ideas”)

Las reformas del capitalismo empobrecen al hombre en su constitución de generador y agregador de energías nuevas para resolver necesidades y situaciones. En un ciclo de cortos meses lo que se veía venir ha llegado: la multilateralidad en su extremos de fuerzas contendientes y modificación de alianzas: Francia se mueve hacia China y USA hacia India; Rusia sobre América Latina y ésta se abre hacia Medio Oriente tomando a Venezuela y Brasil como punta de lanza, en donde Irán juega su estrategia extrema de autonomía en un orden occidental dispuesto a no admitirlo. ¡Bien caliente!, está en el foco mismo de la dinámica de los cambios mundiales mientras USA estrecha sus escudos en el Golfo Pérsico, facilitando la venta de cerca de 50.000 mil millones de dólares en armamento, y se instala abiertamente en Costa Rica buscando otra ruta de canal interoceánico. De alguna manera, esto lo muestra la prensa mundial… ¿por qué no lo vemos?

Cuando el poder pierde las significaciones de su imaginario potestativo ha de surgir - de ella misma -, la legitimidad de otros imaginarios. En el conflicto, lo instituido nos da forma histórica y los nombres, no la palabra, son los límites que apropia la idea en su ser para dar forma a la significación que abierta insurge como nuevo imaginario legítimo. Así, incorpora unas afecciones, un deseo, un placer expandido en un cuerpo que usa sus pensamientos para ordenar su existencia presente con otros. Las formas que adopten nuestras experiencias emergidas en su nombrar - potencia potestativa de legítimas imaginaciones -, dan cuenta del paso de gigante de las ideas en su emergencia, desde la singularidad viva del que las imagina en un cuerpo que puede dotarlas de realidad existencial presente. La escritura nos salva de la mónada que cerrada sobre sí misma aún espera que el rebote de otras mueva la precaria inmovilidad del cierre.

Vivimos enchuspados.[1] Ésta idea la hallé estudiando en bachillerato cuando leyendo filosofía en la lucha estudiantil de los años setenta, les explicaba a mis amigos, jóvenes de ambos sexos, cómo evitábamos siquiera hacerle un pliegue a dicha "chuspa" y menos íbamos a hacerle un agujero por pequeño que fuera; pues, le temíamos a la luz que, fuera de nosotros, indicaba un juego de fuerzas y esfuerzos en donde cada cual o hacía mas agujeros y se quedaba sin la chuspa de cubierta y justificación o se arriesgaba a habitar la luz que los demás proponían, así, ello fuera contrario a lo que pensábamos. Quien muere nos figura su ser y queda en éstos límites. ¿Qué logramos recoger del flujo de su dinámica existencial presente? Cuando lo llevamos a pensar las experiencias intemporales que, en su relación, nos hizo hallar vínculos sorprendentes que no era posibles siquiera pensarlos, sólo fueron vívidos y vividos con ése otro, muestra de las facetas del absoluto social instituido que de pronto se resquebraja y permite entender desde mi singularidad… ¡que hemos vivido con otro ser humano! Y, el otro, ni siquiera se da cuenta de la importante acción acometida juntos. Ésta es la asimetría de la diferencia en su justa precariedad: el equilibrio sólo lo da el flujo de la acción y ésta, crea las condiciones para las formas surgentes. Bastó que… ¡danzáramos!

Con estas notas quiero acompañarles en su subida a la cima y en tal esfuerzo contemplar al hombre y meditar lo previo y lo inesperado, en presente, esta singular vida que ¡nos otorgamos!



[1] En el Cauca “chuspa” significa bolsa de papel.

miércoles, 1 de diciembre de 2010

PETRO SE VA TIRANDO LA PUERTA

PETRO SE VA TIRANDO LA PUERTA

Popayán, 1° de diciembre de 2010

Petro se va, ya lo anunció. Se va tirando la puerta y hablando mal de su pareja. Su queja: que los Hnos. Moreno montaron una fuerza corruptora y que el Polo fue incapaz de refundarse. Es cierto, pero oculta su responsabilidad. Negoció con ellos en dos ocasiones: una, cuando votó por el Procurador Ordóñez. La otra, cuando eligió a Clara López como su fórmula vicepresidencial y presidenta del Partido. Actúa como el marido proxeneta al que su mujer se le rebeló después de aprender ciertas malas costumbres.

Petro olvidó la propuesta de “unir a las fuerzas sanas de la Nación” durante la pasada campaña electoral. Se prestó y colaboró para que los sectores fundamentalistas de la “izquierda tradicional” convirtieran a Mockus en su principal enemigo olvidándose del contradictor principal (Santos-Uribe). Ahora, Petro vuelve a revivir la propuesta del “bloque o convergencia democrática”. ¿Con quién? ¿Cómo? ¿Cabrá allí el Polo?

En declaraciones a El Tiempo (28.11.10) Petro presenta a Uribe como la “extrema derecha” y a Santos como futura cabeza del “viejo liberalismo”. Dice que “Las fuerzas que no están en el poder tenderán a aglutinarse. Ahí entraremos nosotros”, pero no deja en claro de qué manera lo hará, ni quienes son “nosotros”. [1]

Petro seguirá jugando a la individual. Lo ha hecho siempre. Fundó en 2002 “Vía Alterna”, que nunca fue una organización. Su actitud no es “moderna” ni democrática, es un rezago caudillista de nuestras herencias coloniales. Ese estilo – alimentado con una actitud seguidista y poco crítica de sus amigos cercanos - fue determinante para que la izquierda democrática no se consolidara. Claro, en la contraparte interna se respira un ambiente similar. Cada grupo defiende su pequeño “hueso distractor”.

Así, con un Polo cada vez más dividido y debilitado, el margen de incidencia en las elecciones locales y regionales de 2011 será realmente difícil y precario.

¿Qué hacer?

La situación es similar a la de una familia conformada por cónyuges que llegaron con sus propios hijos y alcanzaron a tener unas crías conjuntas. Marido y mujer hace rato no convivían. Cuando se encontraban era para discutir y maltratarse. Ninguno cedía y lo único que los ataba eran los nuevos hijos. La esposa se queda con la casa (personería jurídica) y el esposo cree que se lleva la fama de buen padre. Finalmente, los hijos son los que sufren. Los “propios” de cada cual se van con su respectivo padre o madre, y los nuevos bebés (que no fueron muchos) quedan en medio de la disputa. Algunos familiares que habían arrimado, a la expectativa de que esa pareja produjera buena sombra, no saben qué hacer.

Pero los problemas de la gran familia colombiana están a la vista. El deterioro de la calidad de vida de nuestra gente es cada vez más creciente. El invierno lo que hace es detonar las condiciones de miseria en que sobreviven las mayorías nacionales. El deterioro ambiental es consecuencia de un modelo de desarrollo inequitativo e injusto que arrincona a millones de personas en peligrosas laderas y márgenes de los ríos. En tanto, los grandes monopolios amasan gruesas fortunas que les permiten donar cualquier bicoca para posar de solidarios.

Independiente de lo que cada cual defina hacer - si irse o quedarse en el Polo -, los dirigentes democráticos de las regiones y localidades debemos pensar en unir “todo lo que sea susceptible de ser unido” para derrotar a las mafias regionales y a los partidos tradicionales que se han fundido con el “santismo-uribista”.

Debemos impulsar convergencias democrático-alternativas con el Partido Verde, el Polo, la ASI, los movimientos de afrodescendientes, ambientalistas, mujeres, jóvenes, organizaciones sociales. Establecer mecanismos participativos para escoger los mejores candidatos y definir comportamientos claros para ejercer gobiernos (donde se consigan) que se apoyen en las comunidades para derrotar la corrupción y apropiarnos de lo público para impedir que se sigan entregando nuestros recursos naturales a las transnacionales.

Sólo así podremos retomar el impulso. Personalmente me quedo en la base social del Polo, pero aspiro ayudar a construir movimientos ciudadanos de carácter popular que sigan por la ruta que nos están trazando los pueblos sudamericanos. Nos toca a los hijos asumir los retos de aprender de los errores de nuestros padres y tratar de superarlos. Sin resentimientos.



[1] El Tiempo: “El Polo no fue capaz de refundarse, me voy: Petro”. http://www.eltiempo.com/politica/ARTICULO-WEB-NEW_NOTA_INTERIOR-8470923.html

SANTOS SACRIFICARÁ A URIBE

Colombia
Santos sacrificará a Uribe
Los EE.UU necesitan un líder del eje México-Colombia-Perú-Chile como parte de la política de contención de los procesos de cambio que avanzan en América Latina. No olvidemos que Santos fue el principal ministro de Uribe. Nuestra tarea debe ser mostrar y demostrar la inconveniencia de su política continuista que favorece a las elites capitalistas y empobrece a las mayorías nacionales.
Por: Fernando Dorado

La reacción del gobierno frente al asilo de María del Pilar Hurtado en Panamá confirma que la tarea de Santos es recuperar la legitimidad internacional del Estado colombiano. Si es necesario, la oligarquía y el imperio sacrificarán a Uribe. Es desechable. La alianza con la mafia ya cumplió su cometido, lo cual no significa que vayan a acabar con la economía ilegal del narcotráfico.

Los EE.UU necesitan un líder del eje México-Colombia-Perú-Chile como parte de la política de contención de los procesos de cambio que avanzan en América Latina. “La lucha contra el terrorismo y el narcotráfico” - médula de la estrategia gringa -, les exige un mínimo de legalidad institucional. Coincide con los sueños de Santos quien ha sido el principal opositor de la revolución bolivariana. A pesar de los acercamientos con Chávez, Colombia está destinada a ser herramienta del imperio para legitimar su intervención armada en el continente. La crisis económica mundial y el agotamiento de los recursos energéticos los obliga a provocar nuevas guerras y enfrentamientos (caso de las Coreas).

La legitimidad institucional neo-granadina fue afectada por los desafueros delictivos cometidos por la coalición mafiosa de Uribe. Las clases dominantes y amplios sectores de la sociedad colombiana fueron sus cómplices, convencidos de que “todo vale” en la lucha contra la insurgencia. Ahora, tratan de enmendar la plana sin pagar costos políticos. La actitud de las fuerzas democráticas será determinante para evitar que lo consigan.

La ex-directora del DAS sólo es otra víctima de esa estrategia criminal. Fue involucrada, usada y ahora extraditada “en forma sutil”, como pasó con los jefes narco-paramilitares. En esa tarea se cuidan las espaldas. Uribe debe mostrar solidaridad con sus mandaderos más íntimos y el gobierno mantener las maneras diplomáticas. “Su Estado” está por encima de cualquier interés personal o sectorial. Les preocupa que las pruebas que incriminan al “capo de capos” comprometan a los grandes beneficiarios empresariales de esa alianza mafiosa.

El mensaje para Uribe es “Hagámonos pasito”. Echarán más perros flacos a las fieras cuidando que la sangre no salpique a los supremos. Lo principal es re-legitimar la “democracia” colombiana. Para cuidarse en salud, destapan la corrupción acumulada en los últimos 8 años, más para mermar la credibilidad de Uribe que por pruritos morales. Si éste se encapricha en salvar a sus compinches con cinismo lo traicionarán. “Era un buen patriota pero se extralimitó” será la frase de cajón. Así paga el diablo a quien bien le sirve.

La ley de reparación de víctimas, la calculada restitución de tierras “apropiadas ilegalmente por los narcotraficantes”, la defensa de los DD.HH., el respeto por la independencia de los poderes instituidos, y la apariencia de lucha contra la corrupción, son las cartas que complementan esa acción re-legitimadora. Es la fórmula para presentar adentro y afuera. Es la receta del “Buen Gobierno” que hace rato fue sazonada por los asesores de Santos.

El dilema para las fuerzas democráticas no está resuelto. Quienes creen que Uribe es todavía el enemigo principal, inconscientemente le dan la mano a la oligarquía. Le ayudan a ocultar su participación en el concierto mafioso. Le acicalan la “careta humanitaria” que usa para doblar impunemente la negra página del “holocausto colombiano”. Y de paso, crean condiciones internacionales para canalizar inversión extranjera, aprobar los TLCs, y posicionar su nuevo liderazgo latinoamericano.

No olvidemos que Santos fue el principal ministro de Uribe. Nuestra tarea debe ser mostrar y demostrar la inconveniencia de su política continuista que favorece a las elites capitalistas y empobrece a las mayorías nacionales. La utilización de la economía del narcotráfico y del conflicto armado colombiano como herramienta de intervención territorial, es uno de los temas a colocar en la agenda de Colombia y de América Latina.

Las fuerzas democráticas no pueden seguir a la cola de las propuestas legislativas del santismo-uribista. Deben impulsar su propia dinámica. Uribe debe ser castigado pero no como un chivo expiatorio sino como representante de una política de Estado. La falsa expiación de culpa que está montando la oligarquía criminal debe ser desenmascarada ante el pueblo colombiano y ante el mundo. Sólo así crearemos condiciones para abrir una puerta hacia la verdadera reconciliación, la paz y el progreso basados en la justicia social.

La señora Hurtado sabe mucho. Fue amenazada y a la vez, “ayudada” por Uribe. Está muerta de miedo. Hay que exigir su extradición. El inevitable sacrificio de Uribe permitirá desentrañar el ovillo de la alianza criminal imperio-oligarquía-mafia. Lo principal es no perdernos en ese enredo. Hay que mirar el conjunto del asunto y tener paciencia. Nada más.

Popayán, 24 de noviembre de 2010

Publicado por Telesur: http://www.telesurtv.net/secciones/opinion/84637-NN/santos-sacrificara-a-uribe/


sábado, 13 de noviembre de 2010

EL CAUCA ESTÁ MADURO PARA GRANDES TRANSFORMACIONES

EL CAUCA ESTÁ MADURO PARA GRANDES TRANSFORMACIONES

Popayán, 11 de noviembre de 2010

El pueblo y los demócratas caucanos tenemos todas las condiciones para derrotar políticamente a los partidos tradicionales en las elecciones regionales de 2011. Lo principal es tener plena conciencia de esa posibilidad.

Las razones que sustentan esa afirmación van más allá de los aspectos electorales. En el Cauca las clases dominantes – los grandes terratenientes herederos de los encomenderos españoles – siempre utilizaron los partidos políticos liberal y conservador para engañar y dominar a los pueblos y comunidades. Hoy, los Iragorri y otros socios menores se han alineado con el “uribismo” pero, en la práctica, son lo mismo.

En esta región esa clase social “hacendataria” nunca pudo construir una economía moderna. Ha sido siempre parasitaria. Atesoró riquezas representadas en tierras, dinero en bancos y control de mano de obra indígena, negra y mestiza en calidad de servidumbre. En los años 70 del siglo XX todavía existían terrajeros y apareceros. La visión empresarial nunca fue el fuerte de la oligarquía payanesa.

Cuando las comunidades indígenas recuperaron las tierras de carácter estratégico ubicadas en las planicies altas de la cordillera central como el Valle de las Papas, Coconuco, Paletará, Gabriel López-Malvazá, Guambía y Caldono, que son aptas para la ganadería y la agricultura de clima frío, la aristocracia payanesa se entregó totalmente a la oligarquía vallecaucana. Ya venía en ese proceso durante todo el siglo pasado.

Ese hecho se consolidó a finales de los años 80 y principios de los 90 con el pacto entre Aurelio Iragorri Hormaza, Fernando Londoño Capurro (Asocaña) y Humberto Peláez. Los dos primeros fueron presidentes del Senado en períodos sucesivos (1992-94) y al otro lo ubicaron en el Parlamento Latinoamericano. La entrega de nuestros recursos (Salvajina, energía, carbón, biodiversidad, aguas, bosques, etc.) y la aprobación de la Ley Páez al tamaño de las necesidades del gran capital vallecaucano, quedó allí finiquitada.

Hoy esa alianza ha sido ampliada a la participación de las grandes transnacionales – sobre todo mineras - hasta el punto que el actual gobernador se plantea, como si fuera un gran descubrimiento, que la tarea de su gobierno es “recuperar el potencial minero del departamento del Cauca”. Es una vergüenza. Ante su incapacidad y quiebra histórica no tienen otra carta que intentar regresarnos a épocas coloniales.

Nuevas fuerzas, nuevas realidades

Ante el debilitamiento económico de los grandes terratenientes en el Cauca se ha venido presentando una verdadera revolución democrática en el terreno de la economía. Al quebrarse la estructura de dominación de carácter colonial desde los años 80 – a excepción de las tierras planas del norte del departamento monopolizadas por los ingenios azucareros del Valle – ha venido avanzando en forma paulatina pero sostenida, un campesinado cafetero y panelero, que hoy es la principal fuerza económica del departamento.

82.000 familias caficultoras tienen hoy sembradas más de 100.000 hectáreas de café. El promedio de tierra por predio es un poco mayor a una hectárea. La producción ya es la tercera del país. Además de estar asociados en la Federación de Cafeteros miles de pequeños productores mestizos e indígenas se han organizado en empresas de carácter comunitario como Cosurca, Fondo Páez, Cencoic, Nuevo Futuro, y otras muchas formas de organización, para hacer valer la calidad de sus cafés especiales y la tecnología orgánica que se utiliza en la región.

Fue un esfuerzo titánico de décadas. Ellos mismos, en sus migraciones anuales al Eje cafetero como “cosecheros” fueron ahorrando capital y aprendiendo la tecnología. Trajeron el café caturra y lo defendieron durante mucho tiempo ante la presión de los técnicos de la Federación que siguiendo instrucciones nacionales los presionaban para cambiar hacia la “variedad Colombia”, los obligaban a tumbar el sombrío (árboles) y así, depender de los insumos agroquímicos. De esa manera los campesinos construyeron con sus manos, sudor y sabiduría la economía cafetera de la cual hoy se jactan quienes no les ayudaron por entonces y por el contrario estuvieron convenciéndolos de sembrar morera, higuerilla, cardamomo, frutales, y cuanto “producto tropical” se les ocurría. Menos mal el campesino caucano no les hizo caso.

Ese logro intenta ser canalizado en la actualidad por las viejas clases dominantes. Sobre ese esfuerzo escaló a la Gerencia General de Fedecafé un caucano, Genaro Muñoz – conservador hasta los tuétanos -.[1] Al lado de los caficultores y paneleros se mantienen campesinos paperos, horticultores, pequeños ganaderos, artesanos, comerciantes, mineros, todos sufriendo las consecuencias de las políticas neoliberales y la crisis del sector agropecuario, algunos canalizando de infinidad de maneras recursos de la economía del narcotráfico que irriga toda la economía regional, así el grueso de esos recursos se vaya para los EE.UU. y Europa. De esta forma, con mucho sacrificio y gran creatividad se mantiene aún el control del territorio en manos de miles de pequeños y medianos productores agropecuarios.

Muchas familias campesinas caucanas hoy combinan su permanencia en el campo con diversas actividades de rebusque en las ciudades, que se han ensanchado en forma desproporcionada. El crecimiento de la población, la crisis económica y el impacto de la violencia se han acumulado para hacer de este departamento una verdadera “bomba social”. Desde las ventas ambulantes hasta el moto-taxismo pasando por miles de pequeños negocios le sirven a la población para resistir el impacto de un modelo de desarrollo que juega en contra suya y a favor del gran capital. Pero, allí están, resistiendo y construyendo alternativas en un movimiento callado pero profundo que es la base de nuestra afirmación inicial. Las condiciones están dadas para un salto cualitativo.

La estrategia del terror, la división y el enfrentamiento

Los representantes desclasados de la antigua aristocracia caucana por su cuenta hicieron alianzas desde el siglo XX con sectores de la mafia. Ya se ha comprobado la alianza familiar entre Juan José Chaux Mosquera y la mafia de la Costa representada en los hermanos Zúñiga de Santa Marta. Pero no fue un fenómeno individual. En su caída económica y social la degeneración de esa clase fue total. La corrupción en el manejo del Estado se acrecentó, a principios del siglo XXI trajeron el Frente Calima de la AUC para aterrorizar a campesinos e indígenas, la masacre de El Naya fue una de sus primeras acciones, y así ocuparon toda la franja de la cordillera occidental desde Buenos Aires, Suárez y Santander de Quilichao en el norte hasta Balboa y Mercaderes pasando por Morales, Cajibío, parte de Popayán, El Tambo, Timbío y Patía, realizando diversas incursiones sobre el Macizo Colombiano.

Pero el campesinado caucano resistió. Las anteriores avanzadas migratorias hacia Cali y Popayán, y la gran movilidad de este sector social se convirtieron en una fortaleza para resistir. La gente salía, se desplazaba individualmente, pero siempre volvía a su finca. Además, el paramilitarismo en el Cauca – a excepción de lo que ocurrió en la zona de Ortega en el municipio de Cajibío que fue un caso especial – no fue autóctono. Era importado. Costeños y paisas eran sus combatientes mercenarios. Era costoso y no era sostenible. Hoy existen en forma de Rastrojos y otras bandas que se disputan con la guerrilla el control territorial del narcotráfico.

Por ello, la cúpula de los partidos tradicionales se trazó la estrategia de enfrentar a indios con mestizos y negros. Chaux Mosquera creó artificialmente en 2002 una organización campesina – Fedecampo - para que supuestamente los campesinos se defendieran de los atropellos y de la voracidad territorial de los indígenas. Desde la época de la Asamblea Constituyente se había lanzado una gran campaña contra las reivindicaciones de los pueblos originarios. El eje de dicha campaña fue el trabajo de diversas corporaciones financiadas por Cartón Colombia, la Fundación Carvajal, ASOCAÑA, con la asesoría del CIAT y otros entes gubernamentales, tomando como escenario principal los municipios de Piendamó, Caldono, Silvia, Totoró e Inzá.

Es evidente que ciertas posiciones estrechas dentro del movimiento indígena han ayudado a que esa estrategia les haya dado ciertos resultados entre los sectores más atrasados del campesinado. Pero diversas señales alientan a pensar que tanto campesinos mestizos e indígenas están encontrando fórmulas de acercamiento y entendimiento que se expresan sobre todo a nivel local. Hay que ayudar para que ese proceso avance y se consolide.

Unidad en la diversidad frente al problema de la producción

El mantenimiento y desarrollo de una economía campesina parcelaria (mestiza, indígena y afro) en una amplia región del Cauca que abarca una franja de 35 kms. de lado y lado de la carretera panamericana, que requiere cada vez más servicios públicos domiciliarios (agua potable y energía eléctrica) es un elemento de máxima importancia. Es urgente que desde el Estado se aprueben políticas públicas que contribuyan con el fortalecimiento de esa economía, pero además, es necesario construir una visión alternativa al modelo de desarrollo predominante en el país.

Esa es la importancia de la próxima coyuntura electoral. El Cauca, en cabeza de una alianza entre los sectores medios de las ciudades (clase media y trabajadores del Estado cada vez más golpeados) con el campesinado mestizo, indígena y afro, sumándole el proletariado cañero del norte del Cauca, puede hacer un aporte muy grande a la Nación colombiana. Ante la aplanadora neoliberal que se observa en el resto del país, lo que suceda en Suroccidente Colombiano va a ser determinante hacia el futuro.

El campesinado mestizo – cafetero en su mayoría – debe entender que la fórmula de convertir el Cauca en una gran mina a cielo abierto no es la solución para sus problemas sino parte de una estrategia de apropiación territorial por parte del gran capital, que va a llevarlo a su extinción. Así mismo, las comunidades indígenas deben comprender que necesitan diseñar un modelo de producción agropecuaria que combine el cuidado y la preservación de la naturaleza, el fortalecimiento de su cosmovisión ancestral, sus costumbres y lazos comunitarios con formas modernas de organización empresarial para aprovechar las potencialidades que ya han venido descubriendo y construyendo.

Ya en municipios como Caldono se observa esa alianza estratégica. Las bases campesinas afro y mestizas más libres de Pescador y Siberia – representadas en la alcaldesa Enelia Salinas – impulsan una alianza con el grueso del movimiento indígena en ese terreno de la producción y la economía, lo que está consolidando un frente político para mantener esa alcaldía en manos de fuerzas alternativas.

Es lo que hay que hacer en todo el departamento. Sólo que todos debemos convencernos de que es posible.


[1] Las circunstancias del mundo globalizado en forma paradójica han colocado a este heredero de los grandes terratenientes caucanos a la cabeza de los productores cafeteros frente a la voracidad de las grandes transnacionales tostadoras y comercializadoras del grano que en alianza con los grandes exportadores colombianos quieren acabar con la médula espinal de la Federación de Cafeteros de Colombia que es el Contrato de Administración del Fondo Nacional del Café.

miércoles, 20 de octubre de 2010

PROGRESAR A PARTIR DE LO PROPIO

PROGRESAR A PARTIR DE LO PROPIO (“NUESTRO”)

Popayán, octubre 20 de 2010

Popayán es la segunda ciudad con más desempleo del país. 18,2% es la cifra. Una de cada 5 personas no encuentra trabajo. Eso sin contar el empleo disfrazado: rebusque, ventas ambulantes, moto-taxismo, que es el refugio de miles de familias pobres. El desplazamiento por efectos económicos y sociales en el Cauca es la principal causa. También la violencia. Las consecuencias están a la vista: urbanización acelerada, descomposición social, delincuencia, inseguridad en las ciudades, avance de la economía del narcotráfico (coca, amapola, marihuana).

¿Cuál es el verdadero problema? El modelo de desarrollo impuesto en Colombia acaba con el empleo productivo. La crisis del sector agropecuario se agudiza. El pequeño y mediano productor y el empresariado medio, sea caficultor, panelero, papero, ganadero, floricultor, industrial, comerciante, etc., está siendo ahogado por la política estatal que entrega condiciones excepcionales a los grandes monopolios nacionales y extranjeros mientras le niega apoyo al productor colombiano.

Hay políticos que han promovido los mega-proyectos, “call centers” (centros de llamadas internacionales), y otros proyectos de ese tipo como solución. Sus intenciones son loables pero no tienen claro el problema. La forma como se construyó el Centro Comercial Campanario y como quieren acabar la Galería del barrio Bolívar, son ejemplos. Un inversionista de otro departamento diseña el proyecto, contrata los créditos y lo ejecuta. Los comerciantes de Popayán son sus clientes y los consumidores los que pagan. Aparentemente se crea empleo pero un estudio juicioso debe demostrar que por cada empleo precario que se “crea” allí, se destruye un empleo formal que antes mantenía un comerciante raizal o tradicional de Popayán. Sólo es una ilusión, sin desconocer la estética y la comodidad del centro comercial.

Una asociación de comerciantes de Popayán podría haber construido el “Campanario”. Con asesoramiento y apoyo técnico del Estado. Un socio estratégico habría sido necesario para tener el respaldo ante el capital financiero pero bajo un convenio equitativo y justo. De esta forma se hubiera eliminado el intermediario quien monopoliza las ganancias. Es otra fórmula para impulsar proyectos de desarrollo que no desplacen ni acaben con lo nuestro. Por el contrario, que lo potencien.

Hoy Campanario es un centro comercial que mueve economía. Es cierto. Es bonito y cómodo. Pero la percepción que tienen quienes allí tienen sus negocios es que su esfuerzo alimenta exageradamente las arcas de la transnacional Carrefour que gana sólo con el nombre (franquicia) y para el capitalista antioqueño quien “nos hizo el favor de construirnos el Centro Comercial”, como dicen quienes no pueden procesar la realidad con mirada crítica.

El debate sobre el modelo de desarrollo debe estar en el centro de la próxima campaña electoral para elegir autoridades regionales y locales. Es un debate crucial que se esquivó durante la campaña presidencial. Las preguntas son: ¿Cómo progresamos de verdad? ¿Cómo generamos empleo digno, bien pagado - no precario ni temporal -, para poder vivir bien? ¿Cómo hacemos para explotar en nuestro beneficio nuestras inmensas riquezas sin tener que entregárselas a otros (extranjeros)? ¿O nos contentamos con las migajas (regalías) que ellos nos quieran tirar? ¿Cómo progresar a partir de lo propio o de lo nuestro?

Bucaramanga con menos del 10% de desempleo demuestra que otro modelo productivo es posible. Ese ejemplo lo aplican todos los días los habitantes de Popayán con sus pequeños negocios y tiendas, ventas de arepas, chorizos, y demás productos en los barrios de la ciudad. Pero no tienen apoyo del Estado. Por el contrario los persiguen y acosan con normas y requisitos que nunca le aplican a los grandes monopolios y transnacionales. Para los poderosos… todo, para nuestra gente…¡nada!

Nota: En Cali, los habitantes de los barrios San Antonio y Libertadores desarrollan con gran creatividad y mucho trabajo, una experiencia de resistencia económica. Ese ejemplo nos sugiere otras formas de democracia social y económica. Además, protege y promueve la cultura de una comunidad que se niega a ser desplazada por el falso progreso y la modernidad depredadora y alienante. Son experiencias a fortalecer y seguir.

viernes, 15 de octubre de 2010

APRENDIENDO DE LA EXPERIENCIA DEL ECUADOR

Aprendiendo de la experiencia de Ecuador

TESIS SOBRE LA LUCHA LATINOAMERICANA

Por: Tito Pulsinelli y Fernando Dorado

Las lecciones que deja la experiencia de Ecuador (30-S) son muy valiosas. El comportamiento de las diferentes clases y sectores sociales y de los partidos o expresiones políticas que las representan frente al golpe cívico-militar en desarrollo - abortado pero no derrotado -, deja ver con más claridad el panorama y nos permite reafirmarnos en algunas tesis que hemos planteado con anterioridad.[1]

La complejidad de la situación actual
Los pueblos latinoamericanos avanzan en la conquista de su autonomía e independencia apoyándose en gobiernos nacionalistas que enfrentan una situación muy difícil y compleja.

El aspecto principal de esa situación es la imposición a lo largo de la dominación colonial y neocolonial de unas economías dependientes basadas en la extracción de recursos naturales energéticos para abastecer el mercado mundial (petróleo, gas, agro-combustibles), la producción de materias primas básicas como café, madera, flores, coca, frutas y otros productos tropicales, etc., y la adecuación de toda la infraestructura productiva (IIRSA) para profundizar la explotación minera, apropiarse de nuestra biodiversidad (tierras, bosques, agua, biomasa, aire, sitios turísticos, etc.) y de nuestros mercados (de servicios, energía, telefonía, medios de comunicación, comercios, transportes y demás).

Durante los últimos 30 años de neoliberalismo la plutocracia capitalista de diversas potencias (estadounidense y europea, principalmente española) ha destruido las pocas industrias y manufacturas de productos intermedios que se construyeron durante el siglo XX, se apropiaron de las empresas rentables estatales y privadas, y adecuaron el Estado a sus necesidades reduciéndolo a ser intermediario y guardián de sus inversiones capitalistas (legislación neoliberal, tecnocracia ejecutiva y aparato militar servil).
El Banco Mundial y demás organismos de planificación y control económico mundial diseñaron políticas “públicas” dirigidas a “modernizar” la capacidad productiva de la mano de obra nativa mediante una serie de programas educativos y tecnológicos para promover el “emprendimiento empresarial”. Así se consiguió que amplios sectores de la población productiva se convirtiera en “socio de segunda” de las grandes transnacionales mediante la creación de cientos de miles de microempresas (Pymes) integradas a la gran cadena productiva monopolizada por el gran capital.
Para atenuar los efectos de la aplicación de ese modelo se aprobaron políticas asistenciales para “sectores vulnerables”. Su fin: “atender” a la población pauperizada y empobrecida de zonas rurales y “cordones de miseria” de las ciudades. Este sector de la población es una verdadera “carga improductiva” para la sociedad y un gran problema para los gobiernos progresistas y nacionalistas amarrados a las inversiones transnacionales y a las políticas de sometimiento y condicionamiento del gran capital. En caso de que los gobiernos quieran ir más allá en nacionalizaciones y expropiaciones, el bloqueo financiero del mundo capitalista llevaría a estos Estados débiles y dependientes a quedar sin los fondos suficientes para sostener importantes servicios sociales, desprotegiendo a millones de personas que dependen de “subsidios estatales”, que son las migajas que en forma de impuestos “aportan” los capitalistas. Sólo Venezuela – por ahora – puede hacerlo, y eso, con algunas limitaciones.
Colombia, Perú y México son los mejores ejemplos del grado de avance de este modelo que todavía se va a profundizar más valiéndose de la estrategia de intervención política y territorial que se impulsa a la sombra de la supuesta lucha contra el narcotráfico y el terrorismo. La “re-primarización de la economía” es un hecho consumado y los planes inmediatos están en la dirección de ensanchar la inversión y fortalecer todavía más la dominación política y territorial.
Las clases y sectores sociales frente a los gobiernos nacionalistas
En la mayoría de países sudamericanos la fuerza social que ha posicionado a gobiernos nacionalistas y democráticos está constituida por los sectores que más han sentido los efectos de las políticas neoliberales de los últimos 30 años.

Allí está el “proletariado informalizado” compuesto por los escasos obreros industriales que quedan, los trabajadores con contratación laboral precaria, desempleados, técnicos y profesionales asalariados, micro-empresarios, y toda una gama de trabajadores de servicios, comercio, transporte y sector informal, como son los vendedores ambulantes, moto-taxistas, y actividades similares. Muy pocos tienen algún nivel de organización y, por ello han encontrado en las elecciones la única forma de expresar su inconformidad y protesta. Este es el sector mayoritario de la población y tiene presencia en áreas urbanas y rurales, y en todos los sectores de la economía. Constituyen la base social de las revoluciones “ciudadanas”, “bolivarianas” y democrático-nacionalistas.

A su lado se han puesto – en forma tímida y a la defensiva – los trabajadores de las empresas y entidades del Estado. Apoyan a los gobiernos nacionalistas para defender sus reivindicaciones laborales conseguidas durante el período del “precario Estado de bienestar”. Sin embargo, cuando los nuevos gobiernos por necesidades colectivas han tenido que recortarles algunos derechos - que son “privilegios” frente al resto de la población -, reaccionan de una forma estrecha, individualista, egoísta e inmediatista. Cuando la lucha se agudiza sus cúpulas dirigentes giran hacia al campo contra-revolucionario mientras que las bases aceptan la necesidad de ajustar la disciplina de trabajo o el recorte de algunas de sus condiciones laborales.

La “izquierda tradicional” que tiene allí sus principales bases sociales, en gran medida y con contadas excepciones, se ha plegado al espontaneísmo reivindicativo de estos sectores de los trabajadores del Estado y ha contribuido a generar confusión y confrontación, ayudándole a las oligarquías, a la derecha y al imperio a debilitar a los gobiernos nacionalistas acusándolos de ser neoliberales y privatizadores. Estas “izquierdas” no dirigen, son conducidas.
En la lucha contra el neoliberalismo también han sido factores sociales importantes los campesinos y las clases medias, los pequeños y medianos empresarios en vías de proletarización y empobrecimiento, y otros sectores de la pequeña burguesía en decadencia. Estos sectores apoyan a los gobiernos nacionalistas con la ilusión de reconstruir un “capitalismo democrático” que les permita retomar el camino del “progreso y la prosperidad” con la aspiración de convertirse en grandes capitalistas. En la medida en que la lucha por la soberanía nacional se hace más intensa la mayoría de los pequeños productores pobres y medios se mantienen al lado de la revolución mientras que una minoría de los más ricos y acomodados tienden a plegarse a los sectores oligárquicos y al imperio. El tacto, la política gradual y el sentido de Nación por parte de la dirigencia política revolucionaria pueden jugar un papel importante para neutralizar esa tendencia.
La “problemática” de los pueblos originarios (indígenas)
Una parte de los sectores sociales subordinados - sobre todo en Bolivia, Perú y Ecuador -, está integrada por los pueblos indígenas que aspiran a la autonomía y a la reconstitución de sus economías, culturas y nacionalidades. Son en esos países importantes contingentes de resistencia y lucha contra las oligarquías y contra el capitalismo neoliberal.

Sin embargo, hay que decir que en América del Sur y Colombia se ha idealizado el “ayllu” y el “resguardo” como categorías de un supuesto colectivismo o socialismo incaico. [2] A su interior existe una verdadera lucha de clases. El mundo capitalista circundante ha penetrado en las sociedades indígenas de las Américas abriendo una zanja entre las elites y la base social. Las relaciones capitalistas “calladamente” influyen en los pueblos nativos. El trabajo asalariado está camuflado bajo la presentación “comunitaria”. Existen variadas formas de explotación de la fuerza de trabajo que son parte de acumulación de capital.
“La minga” y otras formas de trabajo “solidario” no son equitativas. La distribución de la tierra – en muchas regiones - es injusta o está monopolizada por algunas familias. Hay problemas de diverso tipo al interior de las comunidades indígenas que se materializan en enfrentamientos por la repartición de la tierra, competencia insana por acceder a cargos de autoridad o de gobierno para obtener beneficios individuales o de familias, y crece el aprovechamiento no ético de recursos públicos y/o colectivos. Las relaciones sociales comunitarias se han debilitado. Se ha mermado la fuerza política real y moral de las autoridades propias y la tradición ancestral está en franco deterioro.
Algunos dirigentes del movimiento indígena representan intereses de clase dentro de sus propias comunidades. Son personas predispuestas a dejarse utilizar de la oligarquía y el imperio. Son directivos de “organizaciones sociales” que han devenido en ONGs que a su vez son simples empresas operadoras de “proyectos de desarrollo”. Son agencias de control económico e ideológico. Se han convertido en intermediarios de la “cooperación internacional” que estimulan la dependencia y el paternalismo entre la población cautiva. Al frente de ellas se colocan personas “desclasadas”, profesionalizadas en su papel de “dirigentes”, verdaderos burócratas.
Entre los sectores elitistas de la dirigencia indígena ha hecho carrera la opción de colocar las legítimas reivindicaciones étnicas y culturales por encima de la independencia nacional de cada país y de la construcción de la Patria Grande Latinoamericana. “Revivir la gran Nación Aymará-Quechua” es una consigna atractiva. Aprovecha sentimientos racistas acumulados por siglos de opresión y discriminación, ejercidas por parte las elites oligárquicas que han permeado a sectores medios de la población blanca y mestiza influida por esa ideología excluyente. La tarea de reconstruir la Abya Yala[3] se presenta entonces como la principal - casi única - tarea revolucionaria.

Dicha política se presenta con la forma de una concepción anticapitalista, anti-extractivista, anti-desarrollista. Las fuerzas del separatismo han logrado una confluencia táctica con el “antropologismo social” del mundo industrializado que es incapaz de ver a los indígenas de carne y hueso de hoy. Se imaginan a los pueblos originarios como un “todo indistinto”, en una dimensión sin tiempo, en donde no hay diferencias entre los descendientes del poder concentrado de los Incas y Aztecas, y aquellos que huyeron hacia la Amazonía o resistieron en la periferia abrupta de esos imperios. Se desconoce la temperie social y cultural de estas latitudes que no es socialmente idéntica.

Esa concepción antropologista se alimenta de la denominada “cosmovisión ancestral”, donde confluyen una serie de teorías bien intencionadas pero que - desde nuestra perspectiva -, son idealistas y atemporales. Entre ellas se destaca un nuevo humanismo utópico, la “economía descalza” de Max-neef, la teoría de la “Decolonialidad del poder” de Aníbal Quijano, y toda una serie de planteamientos que finalmente – así no lo pretendan – terminan aislando a los pueblos indígenas del resto de población afrodescendiente, mestiza y blanca, que observa como la dirigencia de una parte de los pueblos originarios juega como factor de división y no de unidad de los pueblos.

La situación en Colombia y perspectivas

En Colombia el movimiento indígena surgió con una concepción integral de la lucha (CRIC, 1971). Sus fundadores planteaban: “Somos colombianos, somos campesinos, y somos indios”. Tal formulación era una verdadera plataforma política de alianzas. “Los indios no seremos libres si la Nación colombiana no se independiza del imperialismo”, afirmaban. “Nunca recuperaremos de verdad nuestro territorio si no se conquista una reforma agraria democrática”, era otro de sus lemas. Y agregaban que “mientras Colombia sea excluyente y antidemocrática no podremos reconstruir nuestros pueblos, naciones y culturas”.

Tal vez como fruto de ese legado ha habido una reacción a dicha tendencia “indigenista”. La Minga de Resistencia Social y Comunitaria, que es la fuerza principal en el Congreso de los Pueblos que se acaba de realizar en Bogotá del 8 al 12 de octubre, ha orientado a sus bases a buscar una compenetración con otros sectores sociales.[4] Sin embargo, todavía pesa al interior de estos procesos concepciones abstencionistas y aparentemente “apolíticas”, que no le permiten a los movimientos sociales desarrollar una estrategia para ganar a la mayoría de la población para, por un lado, fortalecer la lucha por el poder político del Estado, y por el otro, impulsar un proceso sostenido y de mediano plazo en la dirección de construir nuevas relaciones sociales y políticas plenamente incluyentes y democráticas.

Esta última circunstancia es una heredad de la concepción insurreccional que aspiraba a derrotar total - y de un tajo - a las fuerzas oligárquicas y pro-capitalistas. La experiencia histórica demuestra que ello no es posible, que se requiere una mirada y un esfuerzo de mediano y largo plazo, que hay que consolidar las fuerzas sociales y materiales para hacer bien la tarea. Además, la correlación de fuerzas actual nos obliga a diseñar una estrategia múltiple, que se apoya en la institucionalidad vigente, que explota la civilidad y legalidad burguesas, que neutraliza la violencia oligárquica con la apropiación por parte de los pueblos de las vías pacíficas, eleccionarias, profundizando la democracia representativa para construir paralelamente una efectiva democracia participativa “desde abajo”.

Ello implica construir Hegemonía Social Popular en una situación de dualidad de poder, en donde las fuerzas revolucionarias y transformadoras deben tener “cierta paciencia” para ganar con consistencia a las inmensas masas populares – del campo y de la ciudad – que han sido “informalizadas” por más de 30 años de neoliberalismo, y que requieren no sólo de un proceso pausado y lento de trabajo organizativo sino en lo fundamental, contar con un Estado que utilice los recursos nacionales existentes para reconstituir con ellos una nueva base económica propia, democratizada, sostenible social y ambientalmente, integrada a la región latinoamericana pero ligada al mundo, y dirigida con capacidad política soberana frente al bloqueo imperial y oligárquico.

Solo si el “partido nacional” pone a la defensiva y delimita la hegemonía del “partido imperial”, se asegurará el control de los recursos estratégicos y hará viable la redistribución de la riqueza social. No es el momento de las pequeñas patrias, ni de la federación étnica ni del contrapoder regional al estilo neo-zapatista. Es hora de la soberanía nacional y de la Patria Grande.
Conclusiones
Creemos que los procesos de cambio que encabezan Chávez, Correa y Evo, tienen en lo fundamental claridad sobre muchos de los aspectos planteados pero no han hecho la suficiente retroalimentación y pedagogía popular para involucrar en su estrategia nacional democrática “neo-desarrollista” al conjunto de la dirigencia social-popular de los trabajadores y demás sectores sociales, y por ello, los “procesos constituyentes” se han limitado a impulsar las políticas y programas de los gobiernos nacionalistas.

Ello explica - en parte - la resistencia que diversos sectores sociales han manifestado frente a los métodos anti-democráticos, autoritarios y burocráticos que algunos gobiernos utilizan en su gestión gubernamental. Sin embargo, en otros casos la intransigencia ha venido de la dirigencia “inmediatista” de los trabajadores del Estado – pedaleados por algunos partidos de “izquierda” – o de la élite separatista indígena.
Se requiere un viraje importante en esta materia. La iniciativa popular debe tomar fuerza. Las organizaciones sociales que verdaderamente estén por derrotar el capitalismo y por superar la dependencia de las economías extractivistas deben involucrarse de lleno en la tarea de construir nuevas formas productivas que no sólo sirvan de base a una efectiva independencia y autonomía sino que estén en la dirección de salirse de la lógica del mercado capitalista especulativo. Para ello se requiere más que voluntad.
Es necesario pensar en el conjunto de la población y trazarse un plan serio y consistente. Se debe explorar, recoger, sistematizar y estudiar concienzudamente las experiencias exitosas y fracasadas de construcción de economías “propias”, solidarias, agro-ecológicas, “de resistencia”, “alternativas”. Debemos asimilar y empezar a aplicar los contenidos teóricos de la “economía de equivalencias”[5] que se viene desarrollando e impulsando por diferentes escuelas de pensamiento y práctica científicamente socialista del mundo.[6]
No es haciéndole el juego al imperio estadounidense como los pueblos indígenas van a conseguir su liberación o como los trabajadores del Estado van a mantener sus conquistas laborales. Ellos juegan a “balcanizar los Andes”[7] o a dividir el frente de las clases subordinadas para derrotar la actual lucha latinoamericana contra la dominación imperialista. Nosotros tenemos que apoyarnos en los gobiernos democrático-nacionalistas para construir las bases materiales de la nueva sociedad post-capitalista. De allí que… O nos unimos o fracasamos.
[1] Pulsinelli, Tito y Dorado, Fernando. “América Latina: Imperialismo, socialismo, indigenismo”.
[2] El “socialismo incaico” de que hablaba Mariátegui no existía en ese entonces ni mucho menos existe ahora. http://www.fondodeculturaeconomica.com/prensaDetalle.asp?art=31234
[3] Abya Yala es el nombre dado al continente americano por la etnia Kuna de Panamá y Colombia antes de la llegada de Cristóbal Colón y los europeos. Literalmente significaría “tierra en plena madurez” o “tierra de sangre vital”. El nombre también fue adoptado por otras etnias americanas. Hoy en día diferentes organizaciones, comunidades e instituciones y representantes de etnias originarias de todo el continente prefieren su uso para referirse al territorio continental, en vez del término "América". El uso de este nombre es asumido como una posición ideológica por quienes lo usan, argumentando que el nombre "América" o la expresión "Nuevo Mundo" serían propias de los colonizadores europeos y no de los pueblos originarios del continente.
[4] Ver: Resolución del Congreso de los Pueblos, Bogotá 8 al 12 de octubre de 2010. “Propuesta de país para una vida digna”. http://ukhamawa.blogspot.com/2010/09/colombia-congreso-de-los-pueblos.html
[5] Heinz Dieterich en el Socialismo del Siglo XXI propone un modelo económico que no esté basado en el precio de mercado, fundamento de la economía de mercado y del capitalismo, a los que considera fuentes de las asimetrías sociales y de la sobre explotación de recursos naturales. http://www.puk.de/de/nhp/579-el-socialismo-del-siglo-xxi-la-economia-de-equivalencias.html
[6] Dieterich, Heinz. Las bases científico-filosóficas del Socialismo del Siglo XXI. http://www.socialismoxxi.org/index1.htm
[7] Philip Goldberg, especialista en limpieza étnica y separatismo, fue trasladado a la embajada de La Paz después de una estadía en los Balcanes, donde contribuyó al nacimiento del Kosovo, único estado de la OTAN.

miércoles, 6 de octubre de 2010

ECUADOR: ¿INTENTO DE GOLPE O MOTÍN?

Debate en Ecuador después del Golpe…

¿INTENTO DE GOLPE O MOTIN?

Popayán, 6 de octubre de 2010

Quienes afirman que en Ecuador no hubo un intento de golpe de Estado plantean que se trató sólo de un “motín policial en defensa de sus derechos laborales”. Si sólo era una reclamación y protesta laboral - “una huelga de policías”- …

¿Por qué…?

¿Por qué lo hicieron de forma “complotada”? ¿Por qué utilizaron las armas y la logística de la institución policial? ¿Por qué y con qué intenciones se tomaron los aeropuertos? ¿Por qué no se quemaron etapas y se dieron pasos normales - pacíficos e institucionales -para obtener satisfacción a sus reivindicaciones? ¿Por qué no prepararon a la población para afrontar una situación tan anormal y caótica?

¿Por qué no accedieron a dialogar de frente con el Presidente, dejarlo explicar el contenido de las normas aprobadas y plantear abiertamente sus solicitudes? ¿Por qué no hubo una cabeza visible – oficial – del movimiento, y muchos de los “agitadores” asumieron una táctica insurreccional y subversiva? ¿Había interés genuino por ganar la solidaridad de la población? O, ¿existía un interés oculto por generar un desorden mayúsculo?

¿Acaso querían generar un patrón de desorden e ingobernabilidad que ha sido la matriz utilizada por la oposición de derecha ecuatoriana en los últimos tiempos para atacar al gobierno? ¿Por qué se usa una forma “laboral” para impulsar esta revuelta armada? ¿Se quería explotar la solidaridad de los trabajadores del Estado y de sectores indígenas que estaban “chocados” con el gobierno?

¿En qué momento la teoría que la “revolución ciudadana” es sólo un vehículo de las políticas neoliberales – anti-laborales, privatizadoras, extractivistas – fue aceptada por un sector de dirigentes sociales y una justificación para apoyar este tipo de aventura? ¿Ha existido un amplio debate sobre la actitud política frente al gobierno de Correa?

El papel del ejército

Quienes menosprecian el papel de la opinión pública y de la acción activa de la población en respaldo de una gestión gubernamental como factor determinante – básico – para detener o hacer fracasar un Golpe de Estado, plantean que lo definitivo es el “poder del fusil”.[1] Olvidan que la utilización del fusil se desarrolla en un contexto político concreto.

Se pone de ejemplo el golpe de Venezuela (2002) y el papel del ejército bolivariano para reversarlo. Se olvida mencionar aspectos determinantes que crearon condiciones políticas, emocionales, mediáticas, para que sectores del ejército tomaran la determinación de reinstalar al presidente Chávez en el palacio de Miraflores. No se menciona el suceso clave que desencadenó el contragolpe político-mediático-militar-popular de abril de 2002.

Éste ocurre cuando Isaías Rodríguez, Fiscal General de entonces, cita a todos los medios de comunicación, que ya estaban controlados por los golpistas, para oficializar su entrega. El “gancho” era garantizar el respeto a su vida e integridad personal. Aprovecha ese medio y momento único para hacerle saber a la población que el presidente Chávez no había renunciado, estaba vivo y llamaba a resistir. Ese fue el momento de inflexión del golpe. A partir de allí el pueblo venezolano, incluyendo los militares patriotas, supieron qué debían hacer.

En el golpe de Honduras, Zelaya quiso profundizar el proceso de cambio mediante la consulta ciudadana. Confió en el papel “institucional” del ejército. Permitió que las fuerzas golpistas tomaran la iniciativa sin contar con las suficientes reservas para generar un contragolpe. La resistencia popular fue neutralizada. Su fuerte no era Tegucigalpa sino las regiones. La ingenuidad de la dirigencia “zelayista” les dio a los golpistas el suficiente espacio y tiempo para consolidar su golpe de mano.

En Ecuador, el golpe no progresó porque el conjunto de la población entendió – por los antecedentes históricos y por la actitud intrépida y decidida de Correa – que una rebelión armada de la policía no podía permitirse. Que si se dejaba avanzar, se transformaría rápidamente en un golpe militar. Fue así que la cúpula del ejército se dio cuenta que de materializar el golpe, el contragolpe ciudadano – y de sectores de la misma policía y del ejército - iba a ser contundente. Por ello se vieron obligados a abortarlo.

Otros actores, entre ellos dirigentes sociales del Ecuador, viven hoy un momento difícil que es especial para aprender. ¡Y hay que hacerlo rápido! Con fuego no se puede jugar. Los intereses geopolíticos en juego en esta coyuntura de Latinoamérica están muy por encima de las reclamaciones laborales o sectoriales de los trabajadores del Estado o de los pueblos indígenas ecuatorianos. Sin querer decir que no sean importantes.

Si la dirigencia social no se ubica en el contexto político del momento van a terminar siendo utilizados por sus peores enemigos. Después de usarlos los van a convertir en uno de sus primeros objetivos a arrasar y destruir. La dirigencia de la “revolución ciudadana” también debe reaccionar. Debe separar el trigo de la maleza, no entrar en pánico, no dejarse aislar, apoyarse en la población en general para recuperar el espacio y el tiempo perdido.

Indigenismo separatista vs. Soberanía nacional [2]

El debate de fondo que debe adelantarse con todos los dirigentes del movimiento indígena ecuatoriano y latinoamericano es si la reivindicación del “nacionalismo étnico indígena”, la creación de la “gran nación quechua-aymará”, es la principal tarea del momento. Parece que el "indigenismo separatista" está llegando a extremos. Luis Macas en una entrevista al periodista italiano F. Grimaldi dice abiertamente que lo prioritario - para ellos - es la reunificación de la etnia del área incaica, y que esto tiene prioridad sobre la cuestión de la soberanía nacional.

Es importante subrayar las razones de la memoria histórica: todas las heroicas sublevaciones indígenas anticoloniales fueron aplastadas hasta que se conformó una alianza social y política que abarcó al conjunto de fuerzas que lograron derrotar a la corona española. Hoy esta contradicción sigue vigente: Estado nacional soberano en un bloque regional latinoamericano autónomo e independiente, ó Nuevo Consenso de Washington re-actualizado.

El Estado pluri-nacional sólo será realidad conquistando nuestra soberanía frente al imperio estadounidense. Que la estrategia de los Balcanes (Kosovo) no tenga su réplica en los Andes suramericanos. Sólo la más absoluta unidad de los pueblos nos garantizará el triunfo sobre la oligarquía entreguista y sobre la plutocracia imperial.

Es urgente, necesario y vital que este debate se abra, desarrolle y profundice. Desde México hasta Chile pasando por Centroamérica, Colombia y Perú, contamos con ricas experiencias. ¡Que no se pierdan!

[1]Ver: Dieterich, Heinz. “Masas y Armas en el Golpe de Quito”. http://www.kaosenlared.net/noticia/masas-armas-en-golpe-de-quito

[2] Ver: Latinoamérica: Imperialismo, socialismo, indigenismo. http://www.rebelion.org/noticia.php?id=96511