viernes, 26 de agosto de 2011

TUMBANDO IDOLOS VIRTUALES Y DICTADORES REALES

La “Generación Matrix” saca la cara

TUMBANDO IDOLOS VIRTUALES Y DICTADORES REALES

Popayán, agosto 26 de 2011

“De cómo la caída de los símbolos de nuestra juventud contribuye al avance de las revoluciones”

La generación nacida después de la caída del muro de Berlín ha insurgido con fuerza planetaria. Rebeliones juveniles están en el centro de las revoluciones democráticas y levantamientos populares de los países árabes. Las manifestaciones de los “indignados” en España tienen su sello. Alrededor del mundo su presencia es evidente.

Nuevas expresiones políticas de la juventud se hacen notar. Son lideradas por jóvenes de nivel “social medio”. Son profesionales y técnicos que se enfrentan a condiciones laborales precarias y al desempleo. Su ideario no plantea alternativas anti-capitalistas aunque rechazan el “sistema”. No militan en partidos políticos pero exigen “¡Democracia Ya!”. Rechazan la corrupción y reclaman actitudes éticas en el manejo de lo público. Adoptan métodos pacíficos de protesta. Usan y dominan las redes sociales de internet: se comunican y convocan por esos medios.

Es la “Generación Matrix” que se salió del ordenador virtual (computador) y demanda su lugar en la tierra.

Ídolos virtuales y dictadores reales

Ya en anteriores artículos hemos caracterizado desde el punto de vista económico y social a estos jóvenes “proletarios con título” o “trabajadores informalizados”. Su alto nivel educativo, su visión globalizada del mundo y el acceso a la información, se ve enfrentado a la realidad de un sistema económico que se cae a pedazos y que empuja al planeta hacia la hecatombe ambiental que pone en peligro la sobrevivencia humana.

Poco a poco florece entre ellos el pensamiento crítico que es la antesala de la acción conciente. Esos jóvenes descubren a una sociedad que les ofrece la felicidad representada en grandes cantidades de mercancías promocionadas por los mass-media, y empiezan a rechazar el consumismo compulsivo que los hace adictos a toda clase de baratijas. Saben que el paquete de alcohol y drogas sirve para completar la dosis. “Hacen conciencia”.

Hasta hace poco tiempo sus héroes virtuales – a falta de los reales – eran Steve Jobs y demás innovadores de la informática, incluyendo a los “hackers”. Los percibían como rebeldes. A su lado estaban los artistas con sus manifestaciones metaleras, diabólicas y vampirescas. Hoy se transforman en expresiones culturales urbanas (Hip-hop, Reggaetón).

También tenían entre sus ídolos a novatos comisionistas de Bolsa que supuestamente ascendían en el entorno financiero a punta de inteligencia y audacia juvenil. Los grandes deportistas – como Beckam – que obtienen multimillonarios ingresos por concepto de sus habilidades atléticas y de su imagen publicitaria, hacían parte de esos referentes ideales.

Hoy borran esos íconos de su mente. Entienden que eran instrumentos – mandaderos y bufones –, de la gran oligarquía financiera que es la gran beneficiaria de ese mundo de ilusión. La dura realidad los ha aterrizado y los empuja hacia la acción política.

El estallido de rebeldía sólo se explica como resultado de la frustración. Millones de jóvenes del mundo industrializado y de cientos de ciudades de países dependientes – como El Cairo, Bombay o Porto Alegre –, que tienen altos niveles de formación académica y capacitación laboral, no encuentran las oportunidades que soñaron. Descubren en carne propia el capitalismo salvaje y brota la insubordinación civil de múltiples formas.

Después de tumbar a sus ídolos del pedestal de su pantalla, han emprendido la tarea de derrocar a los dictadores de verdad. Aliados con el resto de trabajadores y sus pueblos ya dieron cuenta de Ben Alí y Mubarack en Túnez y Egipto. Y seguro… caerán muchos más.

Pero… ¿descubrirán en el camino la “dictadura del capital”? ¿Hacia donde irán?

El futuro…

¿Qué pasará hacia el futuro con ésta ola juvenil rebelde que ya se manifiesta con cierta identidad?[1] ¿Se enredará en la trampa existencial en que cayó la juventud revolucionaria de Mayo de 1968? ¿Avanzará hacia luchas anti-capitalistas? ¿Cuál será su evolución?

Hoy el sistema capitalista no puede absorber esa fuerza novel de trabajo calificado. Los produce y a la vez, los expulsa del sistema productivo. Los saca de la economía formal – lanzándolos al infierno de la informalidad – y a la competencia con los trabajadores inmigrantes, que son los nuevos desheredados de la tierra.

Lo que muestran los hechos es que ésta generación rechaza todo lo que tenga que ver con el “socialismo estatista del siglo XX”. Para ellos representa la falta de libertades políticas, el burocratismo, la corrupción y el autoritarismo. Incluso, muchos de los déspotas árabes que están cayendo – de una u otra manera – se alimentaron de sus prácticas “nacionalistas”.

Tampoco entienden a sus padres “izquierdistas”. Éstos dicen luchar contra el capitalismo pero frente a la crisis fiscal de los Estados europeos y estadounidense asumen una posición “defensista”. Quieren salvaguardar sus conquistas laborales obtenidas durante la época del “Estado de Bienestar” que fueron financiadas a costa de la explotación colonial e imperialista de otras Naciones y pueblos y, en las últimas décadas, con base en la súper-explotación de los trabajadores inmigrantes. Eso los confunde.

Esa contradicción generacional (que oculta una diferencia de clase en desarrollo) explica que en éste instante existan dos expresiones divergentes, dispares, de la protesta social frente a la crisis actual. Por un lado, la de los jóvenes “indignados” y por el otro, la de los sindicatos y la izquierda tradicional. Una es de búsqueda, la otra mira hacia atrás.

La agudización de la crisis capitalista y el empeoramiento de las condiciones de vida de la población es el fuego que alimenta la caldera de descontento social. Pensamos que ésta juventud en poco tiempo – con su propia cabeza y pies –, va a avanzar hacia la búsqueda y concreción de transformaciones radicales de nuestra sociedad.

En medio del caos y el desorden las señales que envía la vida son alentadoras. Nuevos fenómenos sociales aparecen y crean expectativas que – a su vez –, exigen lentes y miradas de nuevo tipo.



[1] Los jóvenes y estudiantes chilenos acaban de hacer una demostración de independencia frente a otros sectores sociales.

viernes, 12 de agosto de 2011

LA CARRERA POR EL PODER EN BOGOTÁ: ¡EN TIERRA BATIDA!

LA CARRERA POR EL PODER EN BOGOTÁ: ¡EN TIERRA BATIDA!

Popayán, 12 de agosto de 2011

Una mirada a la evolución de los gobiernos del Distrito Capital en los últimos 25 años sirve para visualizar el tipo de gobernante que necesita Bogotá. Además, da pistas sobre las próximas elecciones de octubre y muestra tendencias para las presidenciales de 2014.

La evolución de las administraciones bogotanas

En forma sintética – corriendo el riesgo de pecar de simplismo – se puede elaborar el siguiente cuadro: De las realizaciones en vivienda e infraestructura de Andrés Pastrana (1988-90) y Caicedo Ferrer (1990-92), se pasó a la planificación y responsabilidad fiscal de Jaime Castro (1992-95). Mockus (1995-96) en su primer gobierno mantiene esa línea y le agrega cultura ciudadana. Peñalosa (1997-2000) aprovecha lo acumulado para invertir en infraestructura, movilidad y espacio público. El 2° gobierno de Mockus (2001-03) sigue ese paso e introduce más reformas neoliberales. Lucho Garzón (2004-07) enfatiza lo social que es continuado por Samuel Moreno (2008-11), más por obligación que por convicción.

Moreno es el único alcalde de estos últimos 20 años que no reafirma lo heredado ni le imprime sello propio a la administración. Pensando en la carrera presidencial del año 2014, Samuel hizo hincapié en la construcción del Metro y la ampliación de Transmilenio, y acudió a métodos que insuflaron la politiquería y el clientelismo.

Hay que precisar que los énfasis no son originales ni auténticos. Todos están enmarcados y hacen parte de los mandatos del Fondo Monetario Internacional FMI y el Banco Mundial BM, con algunas particularidades locales pero sin “tocar” la esencia de esas políticas: a finales de la década de los años 80, coletazo de inversiones de la deuda externa; década de los 90s, ajuste fiscal neoliberal; primera década del siglo XXI, políticas asistencialistas para enfrentar los impactos del paquete neoliberal en la “población vulnerable”.

Un Alcalde para la “descolonización”

Hoy es necesario un alcalde que re-cree lo mejor de ese ciclo y rompa con el Estado colonial. Que recoja el espíritu de planificación y responsabilidad fiscal pero con criterios autónomos; retome y amplíe la práctica de la cultura ciudadana empleándola en otros campos como lo social y ambiental; asuma una visión prospectiva de ciudad moderna, amable, turística y productiva; y desarrolle lo público-social sin identificarlo totalmente con lo “estatal”[1], para no enredarse en dinámicas burocráticas.

Se requiere un Alcalde que se ponga a tono con lo que ocurre en Sudamérica. Que abra un compás a la democracia participativa como una herramienta de lucha contra la corrupción y apropiación social (colectiva) de los “bienes comunes” de los bogotanos. Que responda con autonomía a las necesidades del conjunto de la población, de los empresarios nacionales que tienen su sede en Bogotá y en toda la región que va desde Boyacá hasta el norte del Tolima, Villavicencio y sectores del Magdalena Medio, que relacione los programas asistenciales en salud y educación con los procesos productivos de cientos de miles de pequeñas empresas urbanas y rurales que requieren de la inyección de capital, apoyo para asociarse empresarialmente y realizar esfuerzos consistentes para insertarse en el mercado regional sudamericano y latinoamericano.

Para “contrarrestar las políticas neoliberales nacionales”[2] se necesita un gobernante que desde la Alcaldía de Bogotá y su zona de influencia (casi el 25% de la población colombiana), contribuya a reimpulsar un proceso de industrialización de nuevo tipo de un importante sector de la economía, ya no bajo la tutela del FMI y el BM sino con el apoyo del Banco del Sur y de la UNASUR, en el marco de la decadencia estadounidense.

Para soñar con una Bogotá que sea una ciudad moderna y atractiva pero – a la vez – viable y vivible para el conjunto de su población se necesita planear, ahorrar, educar en responsabilidad social, invertir con eficacia en infraestructura necesaria, insistir en lo social con una visión no asistencialista y avanzar hacia una propuesta productiva que involucre conceptos de rentabilidad-sostenibilidad social y ambiental, economía de equivalencias y democracia participativa. Es lo ideal, no sabemos qué nos traerá la realidad.

Desorden en el partidor

La línea no-clientelista que se cultivó hasta el gobierno de Garzón no redujo la politiquería. Ésta se alimentó del ejercicio político nacional. Vinieron después las prácticas de la administración de Samuel que exacerbaron las apetencias grupistas-personalistas. Así, al no reafirmar con fuerza su disposición social y darle espacio a la corrupción, se generó un ambiente de desorden y vacío de poder. “La Alcaldía es terreno de nadie”, se decía.

Ante ese horizonte surge la consigna de… “¡todos podemos!”. Ello explica la cantidad de aspirantes. De la actual baraja de once (11) candidatos, tres (3) – Castro, Mockus y Peñalosa – vuelven a jugar. De acuerdo a lo escuchado hasta ahora, quienes quieren repetir lo hacen con las mismas banderas: Castro, planificación; Mockus, educación; Peñalosa, construcción y urbanismo. Nada nuevo.

Los otros candidatos con alguna opción como Petro, Gina Parody, David Luna, Carlos F. Galán, se han sumado a la “ola anti-corruptora”. En general no muestran nada novedoso. Aurelio Suárez, de la vertiente revolucionaria histórica de la izquierda también ha entrado a jugar. No es una figura conocida pero tiene la ventaja de contar con el respaldo de la actual administración del Polo. Los demás, no suenan. No jugarán un papel importante.

Las pistas y señales electorales

Lo ocurrido en la pasada campaña presidencial ofrece un marco de referencia. Habrá gran volatilidad en el comportamiento del electorado. Los medios de comunicación van a ser determinantes. El sube y baja de las encuestas va a marcar la pauta. Sin embargo, las tres tendencias que se manifestaron en las elecciones de 2010 van a volver a aparecer:

Una, la política tradicional, neoliberal. Peñalosa la encarna. Ha aglutinado a la “derecha verde”, al uribismo extremo, y algunos conservadores. Luna también compite allí. Dos, la tendencia de “centro”. Petro, Mockus, Gina Parody, Castro y Galán, se disputan esa franja. Ese electorado está escéptico frente a las incoherencias mostradas por los “verdes” y el Polo. Tres, la de izquierda, representada por el candidato “polista” que va a luchar contra la imagen negativa de corrupción que deja la administración de Samuel.

Una cuarta tendencia se insinúa: la apática. Abstención o voto en blanco. La dispersión de candidatos, la avalancha publicitaria, la debilidad de los partidos, las alianzas oportunistas, todo alimenta el escepticismo y la incredulidad. Así, los candidatos con mayor estructura como Peñalosa o con fuerza electoral propia como Petro y Mockus, serían los beneficiados.

Surgen las paradojas: Los acumulados sociales del Polo – a pesar de todo – serán un referente. Las herencias de Lucho son carga para Peñalosa. ¿El “puritanismo anti-corruptor” de Petro será su búmeran? ¿La imagen de “enterrador” de la izquierda le puede anular su perfil “social”? Así mismo, el desempleo y las afujías económicas de la población convertirían la cultura ciudadana en conciencia social, lo cual afectará a Mockus.[3] Igual, la tensión Uribe-Santos perturbará la campaña, especialmente al candidato “verde”.

La arena movediza de esta pista se va a poner cada vez más caliente. No sólo está en juego la administración de Bogotá, está en perspectiva la carrera por la presidencia de 2014. Cada fuerza, cada alianza, cada caballo, jinete, preparador y/o patrocinador hace parte de una lucha que inaugura el re-ordenamiento del desbarajuste político que se vive en el país.

Quienes consigan recuperar las banderas de la ética, la coherencia y el espíritu de transformación en la búsqueda de equidad y justicia social – en el mediano plazo – van a ser los triunfadores. Vamos pues… ¡En tierra batida…!



[1] No todo lo estatal es público. No todo lo privado es eficiente. Mientras se construye apropiación social colectiva, se pueden impulsar otras formas de acción: cooperativa, comunitaria, solidaria, asociativa.

[2] Ver: “Aurelio Suárez: Buscaremos contrarrestar las políticas neoliberales nacionales”. Entrevista con Juanita León. La Silla Vacía. http://www.lasillavacia.com/historia/aurelio-suarez-buscaremos-contrarrestar-las-politicas-neoliberales-nacionales-26182

[3] Mockus eliminó la Carrera Administrativa en el Distrito, impulsó procesos de privatización en la educación, persiguió con saña a los vendedores ambulantes y se caracterizó por su perfil neoliberal.

lunes, 8 de agosto de 2011

BOGOTÁ: EN LO SOCIAL ESTÁ LA CLAVE

Arranca la campaña para la Alcaldía…

BOGOTÁ: EN LO SOCIAL ESTÁ LA CLAVE

Popayán, 8 de agosto de 2011

La candidatura de Aurelio Suárez Montoya para la Alcaldía de Bogotá en representación del Polo Democrático Alternativo PDA, y el hecho de presentarse con unas propuestas concretas para el futuro de población capitalina, es el acontecimiento más novedoso de la campaña electoral que ahora entra en la recta final con la inscripción de los candidatos.

De acuerdo a la entrevista concedida a Juanita León publicada en el portal “La Silla Vacía”[1], sus iniciativas están dirigidas a “contrarrestar los efectos de las políticas neoliberales nacionales” sobre la ciudad. Esa decisión político-electoral refleja una nueva actitud de los sectores que lideran actualmente el partido de izquierda.

La dirigencia del MOIR – sector político al que pertenece el candidato polista – se negaba a participar en elecciones para cargos ejecutivos diferentes a la Presidencia de la República. Su tesis era que las administraciones locales y regionales no contaban con las herramientas para enfrentar las políticas diseñadas por el gobierno central, y por tanto, dichos gobiernos disminuían a las fuerzas de oposición en la realización de dichos ejercicios.

Que Aurelio Suárez como candidato del Polo para Bogotá esboce hoy una serie de proyectos puntuales para contrarrestar desde la administración distrital las políticas neoliberales dominantes, es un paso adelante de enorme importancia. Rompe con la actitud “contestataria” que le impedía a la izquierda impulsar una táctica de acumulación de fuerzas desde las regiones, y en general diseñar una estrategia revolucionaria “alterna” a la tradicional “línea insurreccional”.[2]

Las elaboraciones conceptuales de carácter estratégico y político que sustentan ese nuevo comportamiento político, por ahora no se conocen. La dinámica política que existe al interior del Polo, en donde los debates son realizados al interior de cada grupo o sub-partido, impiden – por ahora – conocer más a fondo esas reflexiones.

Sin embargo, el candidato del Polo va a tener una ventaja importante frente a sus competidores. Los programas sociales en las áreas de la educación, la salud y la nutrición infantil que se iniciaron en la administración de Lucho Garzón, y que fueron continuadas por el gobierno de Samuel Moreno, son su gran fortaleza. Es tarea de la administración distrital hacerlos más visibles ante el conjunto de la población. Los demás candidatos y agrupaciones políticas van a tener que actuar con mucho tacto y prudencia en ésta materia.

Falta formular una propuesta que involucre a la ciudadanía en una especie de veeduría sobre la ejecución, que neutralice los atributos neoliberales de la contratación pública. Es el aspecto central de un gobierno realmente participativo, que fue una de las grandes falencias de los dos gobiernos anteriores del Polo. Es la única herramienta efectiva de atacar la corrupción y garantizar la transparencia administrativa.

Por otro lado, el debate frente a la corrupción del llamado “carrusel de la contratación” no va a ser fácil descargarlo sobre un candidato de la tacha moral de Aurelio Suárez y del sector político que representa al interior del Polo. Mucho más cuando casi todos los partidos que hoy se desgarran las vestiduras denunciando a los Morenos, hicieron parte del anterior gobierno desde el Concejo y diversos cargos burocráticos.

Además, al presentar a un candidato “de partido” – con un programa nítidamente anti-neoliberal –, le facilita al Polo introducir temas de gran impacto político nacional. El impacto de la crisis capitalista, la guerra económica-monetaria mundial que incluye la estrategia de los TLC por parte de las potencias capitalistas para hacer más dependientes nuestras economías, y la decadencia del imperio estadounidense que está obligando a los países latinoamericanos a fortalecer su integración regional, son temas que se relacionan con la economía de los bogotanos y que los demás candidatos no manejan.

Va a ser muy interesante ver a Peñalosa defendiendo la gestión de Lucho Garzón y del Polo en el área social. Lucho está frente a una paradoja: entre más defienda sus realizaciones sociales más debilitará a su candidato. Mockus está en un emparedado, a lo único que podrá acudir será a su política de “cultura ciudadana” que es una fórmula del pasado y sin filo político. Los demás candidatos tratarán de centrar el debate en la movilidad, el Metro, Transmilenio y demás temas de infraestructura, que en la medida en que se entreguen las obras van a pasar a un segundo plano.

Así mismo, Petro va a tener que batirse “muy fino”. Él sacrificó el “legado social” del Polo en una jugada táctica para “limpiarse” de la corrupción infiltrada en el Polo. Ese legado ya lo había usado para debilitar a Mockus en la pasada campaña electoral. Ese lance – que tiene mucho de “viveza” –, le era necesario para ser candidato a la Alcaldía de Bogotá, proyecto que tenía en mente desde tiempo atrás. Ahora camufla “lo social” de “ambiental”.

Si Aurelio Suárez consigue centrar el debate público en el campo de lo social, podrá llegarle a los sectores más pobres de la población de Bogotá. Así, – al igual que hizo Uribe en su primera elección –, partirá de casi de “cero” en las encuestas pero dará el “batatazo” frente a las fuerzas dispersas de todos los que quieren “matar al Polo y comer de lo servido”.

Nota: No es bueno que Aurelio Suárez se desgaste atacando a Petro por los problemas internos sucedidos en el Polo. Eso ya es historia. La obsesión “anti-petrista” le quita perfil de estadista.



[1] Ver: “Aurelio Suárez: contrarrestaremos las políticas neoliberales nacionales”. Entrevista con Juanita León. La Silla Vacía.

[2] Cuando Lenin desarrolla la estrategia de la Nueva Política Económica NEP (1921-24) – ya al final de su vida –, alcanza a formular una nueva visión estratégica donde planteaba que en vez de “tomar el poder” había sido mejor “rodear la fortaleza para hacerla caer por sí misma”, y que fueron las circunstancias particulares de la revolución rusa, las que obligaron a los bolcheviques a apoderarse de un “Estado que no es el nuestro”. (Nota del Autor).

viernes, 5 de agosto de 2011

COLOMBIA: UN REPLANTEAMIENTO ESTRATÉGICO

A un año del “viraje santista”…

COLOMBIA: UN REPLANTEAMIENTO ESTRATÉGICO

Popayán, 5 de agosto de 2011

“A un año de la posesión de Santos, la fisura con Uribe se convierte en fractura al interior del bloque de poder oligárquico colombiano”.

En noviembre de 2010 se afirmó que ‘Santos sacrificaría a Uribe’[1]. Hoy es un hecho. Al bloque de poder le urgía re-legitimar el Estado. Su imagen democrática se había deteriorado. Hacer a un lado a la mafia era una prioridad. Claro, sin enfrentar el narcotráfico que – como lo insinúan las cifras de la Fiscal General[2] –, es un soporte importante de la economía colombiana.

Fue un “viraje” hecho en USA. Obama lo anunció cuando no respaldó la 2ª reelección de Uribe. Éste acusó el golpe pero no podía retroceder. Los crímenes lo atan al poder y es su trampa existencial. Quienes van sólo tras él – convertido en “chivo expiatorio” –, caen en esa trampa.

Hoy, gran parte de los empresarios nacionales y extranjeros – verdaderos determinadores de los gravísimos delitos cometidos – posan al lado de Santos como abanderados de la lucha contra la corrupción y defensores de los derechos humanos. Mientras encarcelan a los “Uribitos” y a otros mandaderos, ensanchan sus negocios, se apropian de los recursos naturales y aceitan sus “locomotoras”. A un año de su posesión, Santos vive una “luna de miel” con el poder.

Las reacciones al “viraje”

En Colombia han predominado dos posiciones frente al “viraje santista”: 1. “Santos es Uribe III” (negación); 2. “Santos es progresista” (sobre-dimensionamiento). Lo singular es que ambas – en parte – son “correctas”.

La 1ª caracterización es justa en lo estratégico: Santos es neoliberal. La 2ª es cierta en lo táctico: los cambios – así sean mínimos y formales – son un avance frente a Uribe. Si nos limitamos a lo estratégico, nos aislamos del conjunto de la población. Si nos reducimos a lo táctico, terminamos plegados a los intereses oligárquicos. Es apremiante fusionar creativamente esas dos posiciones.

La verdad es que el grueso de la población no entiende cómo se puede rechazar la ley de víctimas, la restitución de tierras a los campesinos desplazados, el entendimiento con las Cortes, la judicialización de los cómplices de Uribe, el destape de la corrupción administrativa y el restablecimiento de las relaciones con los países vecinos. Son medidas bien recibidas. Por lo demás, eran exigencias de la oposición. Lo que hay que reclamar es que se cumplan a plenitud y hacer ver sus limitaciones estructurales.

Santos acogió parte del programa que Petro propuso en campaña electoral. Recogió parcial y demagógicamente las banderas de los “verdes” contra la corrupción. Asimiló algunos postulados de los liberales y éstos, sin reato alguno, se sumaron a su “unidad nacional”. El gobierno ha tenido el camino despejado. Todos los agrupamientos políticos han sido – de una u otra forma – disminuidos. La “unidad nacional” ha cooptado liberales, verdes y “progresistas”. El uribismo extremo ha sido arrinconado. El Polo mantiene su núcleo de izquierda pero está a la defensiva.

A nivel internacional las reacciones han sido de otro tenor. Chávez y Correa restablecieron relaciones diplomáticas. Venezuela y Colombia comparten la presidencia de UNASUR. Los gobiernos de México, Chile y Panamá perciben al gobierno colombiano como un potencial cohesionador frente al avance de los gobiernos democrático-nacionalistas en Sudamérica. Mientras tanto, los EE.UU. y Europa – en medio de la crisis financiera y fiscal – sólo hacen promesas de “libre comercio” (TLCs) mientras enfrentan sus propios y graves problemas.

Ante esa realidad regional y mundial, la élite colombiana empieza a entender que su supervivencia no está garantizada totalmente al lado de Washington. Frente al derrumbe del dólar, Santos ha instado a los ministros de finanzas de América Latina a aprobar una respuesta común para salvar el valor de sus reservas monetarias. La visible “desestructuración”[3] de la economía estadounidense – que es parte de su decadencia imperial –, pareciera alentar al gobierno colombiano a buscar nuevos horizontes.

“Viraje a medias” o alternativa democrática

Los hechos confirman lo previsto, con algunas variantes. La oligarquía más reaccionaria, la cúpula de militares que viven de la guerra y otros sectores retrógrados, están al acecho. Marchan detrás de Uribe y del partido conservador. La defensa de la “seguridad democrática”, la custodia del fuero militar, la penalización del aborto y la prohibición del matrimonio entre parejas del mismo sexo, son temas con los que miden fuerzas. Se han dotado de una agenda cavernaria.

Sorprende la celeridad de los acontecimientos. En lo nacional e internacional. El “sacrificio de Uribe” – que veíamos como una aparente expiación – ha ido más allá. De fisura pasa a ser fractura. A la par, la crisis económica orbital, la decadencia estadounidense y la inestabilidad política mundial, muestran una evolución vertiginosa.

Es frente a la dinámica global-regional como se entiende la naturaleza del viraje político y se visualiza su desarrollo. Sólo siendo decididamente pro-activos podremos estimular su avance y consolidación. El interés de la Nación debe ser maximizado. La izquierda democrática tiene la oportunidad de convertir su oposición política en una propuesta de Estado. Para hacerlo se necesita gran visión estratégica y generosidad democrática.

Los temas de la Paz, la violencia asociada al narcotráfico, el modelo de desarrollo dependiente, la “reprimarización” de la economía, el fortalecimiento de la producción y el mercado interno en el marco de la integración latinoamericana, la efectiva lucha contra la desigualdad y la pobreza, son temas que deben hacer parte de un programa de transición que debe ser presentado a la Nación.

No se trata de plegarse a la “unión nacional” santista. La izquierda democrática – si replantea su accionar contestatario – puede aglutinar al movimiento social y hacer una gran convocatoria popular y ciudadana. El momento es propicio para mostrar iniciativa y capacidad de riesgo.

Los problemas de Santos

En lo interno Santos tiene su Talón de Aquiles. Prometió lo que no puede cumplir. “Trabajo, trabajo y más trabajo”. Por eso se esfuerza en “dorar la píldora” maquillando las cifras de empleo. Pero el pueblo en ese terreno no se deja engañar. La situación la vive en carne propia y la inocultable crisis capitalista la va a agudizar.

La realidad en ese terreno es explosiva. Los sectores más golpeados son los trabajadores calificados. Profesionales y técnicos sufren el deterioro de sus condiciones de trabajo. Muchos migrantes han retornado. Los contratos temporales, de “prestación de servicios”, las cooperativas de trabajo asociado, los múltiples y simultáneos empleos, los pagos por hora o a destajo, y demás formas de explotación, golpean por igual a los trabajadores de diversas ramas de la producción.

Y qué decir de los vendedores ambulantes y moto-taxistas. A lo largo y ancho del país son cientos de miles de familias las que dependen de estas actividades informales. El gobierno las presenta como formas de empleo y sub-empleo. Las ciudades son un polvorín en donde se afecta a los comerciantes formales y la lucha por el espacio público se torna infernal.

Es la hora de los trabajadores “informalizados”. Ellos requieren nuevas visiones de lucha y formas acción y organización adecuadas. Es importante destacar que estos sectores de trabajadores son los principales protagonistas de las revoluciones democráticas en los países árabes y en España. Y siguen allí, buscando cómo organizarse y cómo actuar en política.

En otros temas la posición de Santos no es sostenible. El rechazo generalizado a los mega-proyectos de minería a cielo abierto ha obligado al gobierno a trastabillar entre los intereses de las transnacionales y la defensa del medio ambiente. Así mismo, los trabajadores petroleros y mineros – caso de Puerto Gaitán – colocan en jaque la doble moral del gobierno: mientras hace propaganda a favor de los sindicatos para cumplir con los requisitos del TLC, reprime por la fuerza las luchas laborales por mejores condiciones de trabajo y, a la vez, se compromete con las multinacionales a darles todas las garantías para invertir en Colombia.

La necesidad de una pausa reflexiva

No conviene seguir en una carrera de obstáculos sin aclarar el horizonte. La democracia revolucionaria debe buscar alternativas. La dinámica parlamentaria ha mostrado sus limitaciones lo que no quiere decir que haya que abandonar ese terreno. Debe revisarse la forma como se está actuando. El “cretinismo parlamentario” y los “clientelismos de nuevo tipo” amenazan con desnaturalizar la acción de la izquierda democrática.

Es urgente construir un espacio amplio de debate reflexivo. No con base en mayorías o minorías sino abierto al análisis político y dirigido al diseño de las necesarias rectificaciones. La crítica y la autocrítica deben ser puestas en escena. Los errores cometidos – por unos y otros, y por todos – tienen causas profundas que deben ser puestas sobre la mesa.

La soberbia no es buena consejera. La huida hacia adelante debe parar. La pausa reflexiva es más que necesaria.



[1] Ver: “Santos sacrificará a Uribe”. http://www.telesurtv.net/secciones/opinion/84637-NN/santos-sacrificara-a-uribe/

[2] Ver: 'Cada año se lavan 8 mil millones de dólares en el país': Fiscal: http://m.eltiempo.com/justicia/en-colombia-se-lavan-us8-mil-millones-del-narcotrafico-al-ano-fiscal/10034984/1

[3] La “desestructuración” de la economía estadounidense es un hecho. Consiste – entre otros aspectos – en que la deslocalización del aparato productivo puesto en la periferia mundial está pasando la factura; el “libre comercio” ya no juega totalmente a favor de los estadounidenses; se profundiza la crisis del poder monopólico del capital financiero especulativo; se derrumba el sistema que parasita la economía mundial basado en el control de la moneda (dólar); la industria bélica y los costos de la guerra se neutralizan; y el Estado Federal naufraga frente a los intereses de los Estados que no están dispuestos a cargar con sus deudas. “La ‘desestructuración’ de la economía gringa es un hecho cumplido. Llegan a las primeras planas de los periódicos lo que en los últimos 8 años eran evidencias subterráneas, visibles sólo para unos pocos. Es la caída de los ‘dioses imperiales‘ que pasan al rango de simples y comunes mortales”. Tito Pulsinelli. “Brasil… ¡Un esfuerzo más para ser verdaderamente integracionista!http://selvasorg.blogspot.com/2011/08/brasil-un-esfuerzo-mas-para-ser.html