lunes, 30 de enero de 2012

TRES TIPOS DE BURGUESÍA; TRES GRUPOS DE PAÍSES

Análisis comparativo del proceso nacionalista en América Latina

TRES TIPOS DE BURGUESÍA; TRES GRUPOS DE PAÍSES

Por: Fernando Dorado Popayán, 30 de enero de 2012

Éste escrito surge de un sucinto análisis de las similitudes entre las naciones y pueblos de México y Colombia que se publicará en el Libro Colectivo “La Neta Revelada”, editado y compilado por el escritor y periodista Juan Francisco Belmont desde su exilio en Canadá.

Considero que es útil y necesario realizar un ejercicio comparativo de nuestros países. El objetivo es explicarnos por qué en unos países aparecen líderes de la talla de Fidel Castro o los Ortegas, Chávez, Correas o Morales, en otros del perfil de Lula como los Kirchner, Tabaré Vásquez, Mujica, Rousseff o Bachelet, y en unos más, del tipo de Funes, Humala o Lugo.

No es la conciencia de los hombres la que determina su ser, sino que, al contrario, es su ser social el que determina su conciencia[1]. Esta famosa frase de Marx, que es la esencia de su enfoque materialista dialéctico aplicado a la historia social, nos sirve de brújula para realizar esta concisa comparación de nuestras sociedades, pueblos y “naciones”.

Antes de avanzar es importante aclarar que éste análisis no tiene como respaldo grandes estudios académicos ni “científicos” sino que surge de los esfuerzos de un activista social que se alimenta de la luchas de los pueblos de la región y que – desde la empyria – intenta aplicar sus conocimientos a la explicación de nuestra compleja realidad.

Tres (3) tipos de burguesía a la cabeza del bloque oligárquico y tres (3) grupos de países

En América Latina está en desarrollo una revolución nacionalista contra los bloques de poder oligárquicos. Éstos entregaron la soberanía de nuestra región al control del FMI y el Banco Mundial BM. Aplicaron durante los años 80s y 90s del siglo pasado el paquete neoliberal del Consenso de Washington impuesto por el gobierno de los EE.UU. Reagan y Thatcher mandaban.

La clasificación que se presenta se basa en la identificación de la clase social o sector de clase que lideraba o lidera en cada país a ese bloque oligárquico. Ello determina del otro lado – por contraposición – qué clases o sectores de clase encabezan el bloque subordinado en la lucha democrática por independencia, soberanía y autonomía.

Las clases sociales que de acuerdo a este análisis se disputan el poder en el bloque oligárquico son: Una burguesía trans-nacionalizada que es directa heredera de la clase terrateniente que industrializó el campo bajo el modelo “prusiano”; una burguesía burocrática parasitaria que se fortaleció durante el auge del “Estado de Bienestar”; una burguesía industrial que creció durante el período de la sustitución de importaciones (1945-1970), y algunos rezagos de la clase terrateniente que sobrevivió en aquellos países en donde no se profundizó la reforma agraria.

Así, los tres grupos de países por orden geográfico son:

Grupo A: Chile, Paraguay, Perú, Colombia, Panamá, Costa Rica, Honduras, El Salvador, Guatemala, República Dominicana y México. En ellos la clase gran terrateniente encabezó el bloque de poder hasta los años 80s. A partir de esa fecha se recicló en burguesía trans-nacionalizada y financiera a la sombra del poder imperial y de la entrega de nuestras riquezas y empresas al gran capital. En esos países las burguesías industriales fueron débiles y se subordinaron – con algunas excepciones –, al poder oligárquico-imperial.

México y Costa Rica tienen características particulares dentro de este grupo, dado que por circunstancias especiales realizaron reformas agrarias más profundas. Allí, a la sombra de los grandes terratenientes, las burguesías burocráticas acumularon un importante poder.

Grupo B: Argentina, Brasil y Uruguay. Son países en donde el bloque de poder oligárquico está hegemonizado por una burguesía industrial, que compartió el poder durante el siglo XX con la clase terrateniente pero que por condiciones de migración, acumulación de capitales durante el esclavismo y otros fenómenos, consiguió – después de muchas tensiones y conflictos – ponerse a la cabeza de Estados nacionales, y mantener una relativa autonomía frente a Europa y EE.UU.

Grupo C: Bolivia, Cuba, Ecuador, Nicaragua y Venezuela. Países en donde el bloque de poder oligárquico era dirigido – hasta antes de las revoluciones – por una clase burocrática parasitaria (compradora y entreguista) que supervivía en alianza con una retrógrada clase terrateniente y una débil burguesía industrial. Eran el eslabón débil de la cadena imperial.

En cada uno de los países que hacen parte de cada grupo existen similitudes asombrosas. Claro, también, importantes diferencias. El poder oligárquico de los países del Grupo A es legatario directo de las 3 Reales Audiencias (Virreinatos) españoles y sus gobernaciones más fuertes (Nueva España-México; Nueva Granada-Colombia; y Nueva Castilla-Perú) en donde perduraron las oligarquías terratenientes. Los países de los otros dos grupos tuvieron fuertes influencias migratorias o desarrollaron un espíritu libertario desde la época colonial y republicana.

¿Cómo avanza la revolución democrático-nacionalista en cada grupo de países?

El avance de la democracia nacionalista tiene grandes diferencias en cada grupo. Empecemos por el Grupo C. Allí la revolución nacional es dirigida por las clases subordinadas en alianza con débiles sectores de la burguesía nacional, en contra de los grandes terratenientes y de la burguesía “compradora”. Ello explica la tremenda y permanente polarización política, tanto interna como externa con el bloque de oligarquías regionales y el imperio. Ellos se apoyan mutuamente.

En el Grupo B, el proceso de cambio es encabezado y canalizado por la burguesía nacional en alianza con sectores organizados de los trabajadores y sectores medios de la sociedad. Ese frente político aguanta a los terratenientes y a la burguesía comercial. La polarización es menor por cuanto el proyecto “nacional” en cabeza de la burguesía le garantiza a todas las clases poderosas y propietarias la contención de los campesinos que luchan por la tierra, la explotación eficaz de los trabajadores y participar de los beneficios del crecimiento económico.

En el Grupo A la burguesía trans-nacionalizada está al frente de la hegemonía oligárquica. Ésta ha logrado consolidar una fuerte alianza con sectores terratenientes en contra de las demás clases subordinadas que por períodos realizan alianzas coyunturales con la burguesía burocrática, que está fuertemente mermada. En general, han logrado mermar los vientos nacional-democráticos.

Análisis comparativo

La historia de América Latina nos envía señales sobre la naturaleza de los gobiernos que actualmente abren espacios democráticos y nacionalistas en nuestros países. De acuerdo a su historia y contradicciones acumuladas en el tiempo se pueden ubicar características similares que sirven para prever las tendencias predominantes y diseñar estrategias.

En aquellos países en donde las oligarquías terratenientes y el poder de los imperios no permitieron el desarrollo de una fuerte burguesía industrial, los trabajadores, campesinos y comunidades indígenas logran ponerse al frente de los sectores medios de la sociedad. Así, hoy lideraran revoluciones pacíficas con claro sabor anti-imperialista y anti-neoliberal. Son los casos de Venezuela, Ecuador y Bolivia (emulando las insurrecciones de Cuba y Nicaragua).

En estos países los bloques de poder democrático están compuestos por trabajadores, sectores medios de las ciudades y de la pequeña-burguesía rural (campesinos indígenas, mestizos y afros pequeños y medianos productores) que han conseguido alianzas explícitas y no expresas, con sectores minoritarios de la burguesía burocrática e incluso industrial. El peso de la dirección está en manos de clases “medias” nacionalistas pero no anticapitalistas. Esa es la contradicción que se manifiesta en los conflictos sociales que afloran en Ecuador y Bolivia, y que en Venezuela asume un carácter político-electoral. Cuba y Nicaragua – por su evolución – requieren otro análisis.

Las condiciones en Colombia, Perú, Paraguay y toda Centroamérica, a excepción de México y Costa Rica, daban para que durante la 2ª mitad del siglo XX se desencadenaran revoluciones democráticas. La burguesía “manita” y “nica” realizó reformas agrarias que evitaron que la lucha por democratización de la tenencia de la tierra se convirtiera en verdaderas guerras civiles, como sucedió en la región. En aquellos donde no se aplicaron las reformas o se hicieron parcialmente, se produjeron alzamientos campesinos durante todo el siglo XX. Esos conflictos – gracias a la intervención imperial – fueron convertidos en las actuales “guerras del narcotráfico”.

En el grupo A, aparecen ahora señales incipientes de construcción de políticas autónomas. Así ha ocurrido en El Salvador (Funes), Paraguay (Lugo) y Perú (Humala). Sin embargo, la situación es muy frágil, dado que si se intenta dar el paso completo hacia la autonomía nacional y la democratización – caso reciente de Honduras (Zelaya) –, las oligarquías reaccionarias y el imperio estadounidense se coaligan para impedir los avances, incluso por la fuerza, sin que la débil burguesía nacional (casi inexistente) pueda servir de contención.

En estos países pesa con fuerza el papel de la burguesía trans-nacionalizada, que es la que se coloca a la cabeza de la reacción. A nivel regional esta clase ha empezado a jugar de una manera nueva desde la elección de Santos en Colombia, quien ha sido asesorado por un selecto grupo de estrategas norteamericanos.[2] La oligarquía colombiana dio un viraje con respecto a la política de Uribe, distensionó las relaciones con Venezuela y Ecuador, agrupó a Chile, México, Perú y Panamá, y se acercó a las burguesías brasileña y argentina.

Ese bloque burgués imperial pretende liderar el proceso de integración regional y neutralizar a los gobiernos revolucionarios (ALBA). Se muestra – por ahora –, en lo económico, menos plegado al gobierno de los EE.UU. mostrándose abierto a las relaciones con China y otros bloques económicos, pero en lo político y militar (caso de intervención en Libia, alianza con Israel) sigue dependiendo del direccionamiento de USA.

Esa burguesía trans-nacionalizada – que ya comparte mercados de la región en el campo de la energía eléctrica, proyectos de infraestructura, productos como el azúcar, café y manufacturas –, impulsa la integración regional con una óptica neoliberal, apura la adecuación de las comunicaciones (IIRSA) hacia una mayor y más eficiente explotación de los recursos naturales y la re-primarización de la economía (agro-combustibles, otros productos tropicales), y aunque promueve algunos proyectos de industrialización, lo hace muy modestamente. No está dispuesta a enfrentar en serio, por ahora, a las grandes potencias.

En los países del Grupo A, en donde las fuerzas democráticas han ganado un espacio (El Salvador, Paraguay y Perú), la situación es crítica. Todavía quedan remanentes de la lucha armada insurgente de los años 70s del siglo pasado que – al no triunfar –, dejaron tremendas heridas en las naciones, en el alma popular, miedos y resentimientos, que son utilizados en forma de chantaje por las reaccionarias oligarquías. Por tanto, los pasos que dan los gobiernos con perfil democrático-nacionalista son muy tímidos, y sólo una estrategia muy calculada, más la influencia del entorno regional y mundial, van a determinar los cambios a lograrse.

En aquellos países del Grupo B en donde las burguesías industriales consiguieron ser cabeza de la alianza con los terratenientes, a pesar de todas las tensiones, se han conformado bloques interclasistas que avanzan hacia relativos logros independentistas, autonómicos y de integración regional. Es el caso de Brasil, Uruguay y Argentina.

En esas alianzas inter-clasistas aparecen fuerzas de los trabajadores del Estado y los obreros “centralizados” (trabajadores del petróleo, siderúrgicos y de la industria automovilística). Se colocan al frente dirigentes de los trabajadores como Lula pero – mirado en conjunto –, es la gran burguesía la que mueve los hilos del “desarrollo”. Se avanza en “re-distribución de la riqueza”, pero en general no se pasa de programas asistencialistas. La estructura del modelo no se afecta.

Chile es un caso “sui géneris”. Siguiendo los pasos de Cuba se adelantó en 1971 a realizar su revolución popular/democrática pero las fuerzas revolucionarias fueron derrotadas por el golpe militar. Dado que la burguesía en alianza con la clase terrateniente se consolidó en una burguesía trans-nacionalizada, bajo la cobertura de la dictadura (situación similar a Colombia y Perú, en donde la gran burguesía consiguió derrotar los aires democráticos dejados por Gaitán y Haya de La Torre), ha venido creciendo a la sombra del imperio y con su visto bueno. No es accidental que estas tres burguesías con la de México, estén a la cabeza de la derecha latinoamericana.

Conclusión

No es casual entonces que triunfen políticamente líderes revolucionarios radicales en Cuba o Venezuela, profundamente moderados en Brasil o Uruguay, o francamente vacilantes en Perú o Chile. No obstante, a pesar de la diversidad, mirada en su conjunto América Latina ha dado pasos importantes hacia la independencia y la autonomía frente a USA. Con la conformación de MERCOSUR, el ALBA, UNASUR y la CELAC, los pueblos han avanzado pero las burguesías y las clases dominantes todavía tienen un enorme peso económico (y político). Es verificable.

En consecuencia, es evidente que sólo un frente internacional de los trabajadores de A.L., organizados con independencia dentro de los bloques de clases existentes (que tienen disímiles expresiones políticas en cada país como PSUV-Venezuela; MIPAIS-Ecuador; MAS-Bolivia; PT y aliados-Brasil; Justicial-peronistas-Argentina; Frente Amplio-Uruguay; etc.) podrán enfrentar con consecuencia a las poderosas burguesías regionales que están en proceso de acercamiento y unificación.

Las burguesías regionales en sus dos grandes vertientes (brasilera-argentina y colombiana-peruana-chilena-mexicana), se concertarán para hacer abortar los procesos revolucionarios en marcha. Si consiguen mantener dispersos a los trabajadores y confundida a la pequeña burguesía con caminos “alternos” (nacionalistas burgueses y pequeño-burgueses), no habrá quien se les oponga ni quién lidere una propuesta proletaria verdaderamente transformadora.

No se trata de usar la independencia de clase para debilitar las causas democráticas y nacionalistas sino para ayudar a construir una mayor y mejor Hegemonía Social Popular, atrayéndose a las demás clases subordinadas hacia la construcción de verdaderos “frentes populares”. Lo que ocurre en nuestros países – incluyendo la misma Venezuela – nos obliga a hacerlo. No podemos ilusionarnos con salvadores supremos.

Hay que hacerlo ya: “Proletarios de todos los países, uníos[3].


[1] Marx, Karl. “Prólogo de la contribución a la crítica de la Economía Política”. Heft, Berlín, 1859

[2] La Silla Vacía. “Los asesores gringos en la campaña de Santos”: http://www.lasillavacia.com/historia/14657

[3] Marx, Karl y Engels, Friedrich. “Manifiesto del Partido Comunista”. Londres, 1848.

miércoles, 25 de enero de 2012

LOS INTERNACIONALISTAS PROLETARIOS Y LA UTOPIA SOCIAL-COMUNISTA

LOS INTERNACIONALISTAS PROLETARIOS Y LA UTOPIA SOCIAL-COMUNISTA

Popayán, 25 de enero de 2012

La tarea de la filosofía, la política, la religión, las ciencias sociales, consiste en conocer al ser humano y contribuir con su progreso. Del reino de la necesidad al reino de la libertad.

Sabios y científicos estudian al animal humano. Las dicotomías cuerpo/alma; materia/idea o espíritu; sentidos/mente; práctica/teoría; emoción/razón, y un largo etcétera, han sido su martirio. Al inicio del siglo XXI seguimos en el mismo dilema.

En su proceso de evolución el ser humano construyó la “comunidad primitiva”. De la horda pasó a la familia grupal. Después a la monogamia, base de la propiedad privada. La fase feliz del “comunismo prehistórico” se nos gravó en el subconsciente. Al faltar, el trauma produjo dos tipos de pensamiento (y religión): el judeo-cristiano-musulmán de tipo punitivo, que dio origen a la búsqueda del “paraíso”; y, el budista-brahmán-hindú que concilia vida y muerte, razón y magia, ser y espíritu. Éste último enseña que la vida es un paraíso pero que el ser humano está obnubilado por la sociedad del consumo (fetichismo de la mercancía).[1]

El sistema capitalista usa la trampa correctora. La conciencia del “pecado original” es una carga. Según Freud, la mejor cualidad de una persona se vuelve – si se extrema –, en su peor defecto. Así, el capitalismo explota el “miedo original”, maximiza nuestra ansiedad, nos empuja al hacer y al tener y no, al ser. Esa es nuestra tragedia existencial.

Hoy que los pueblos se encuentran ante un mundo sin futuro, que se ahoga en un inmenso mar de mercancías, atravesado de arriba abajo por toda clase de información, inmerso en un vacío espiritual, al borde de una catástrofe nuclear o ambiental, es cuando los revolucionarios debemos esforzarnos por revisar nuestros valores y repensar las ideas.

La utopía social-comunista y la necesidad de un replanteamiento

Las revoluciones nacionalistas de Sudamérica, el movimiento democrático de los pueblos árabes, los “indignados” españoles, los “ocupas” estadounidenses y la infinidad de luchas que se desarrollan en el mundo, dejan ver que “desde abajo” existen las fuerzas renovadoras que pueden revivir la utopía “social-comunista”.

Si embargo, no existe la disposición teórica y política para reaccionar a tales estímulos. Los sucesos del año 2011 nos deben alertar. No se entendió el momento, nos paralizó la duda. Mientras tanto, el imperio y las potencias europeas de la OTAN nos ganaron de mano. Aprovecharon nuestras vacilaciones para posar de luchadores por la libertad y la democracia. Y ahora, ineludiblemente preparan una gran guerra “preventiva”.

A pesar de ello, el mundo se movió el 15 de octubre/2011 (15-0) contra la plutocracia financiera internacional. Allí no estuvo el pueblo de Venezuela, Ecuador, Bolivia o las bases del MST del Brasil. Latinoamérica fue ausente. Según algunos, “nosotros ya superamos la etapa de la indignación”[2]. Para otros, no se le hace el juego al complot mediático gringo.[3]

Los revolucionarios estamos divididos. Los nacionalistas se alinean – por inercia –, con los gobiernos de Rusia, China, Irán, etc., para enfrentar el águila imperial. No hay estrategia propia. El imperio juega con la política de contención[4]. Amenaza con la guerra para engañar a su pueblo. La réplica es la de siempre. Se responde automáticamente a los estímulos bélicos de los EE.UU. Ayudamos a confundir, nos ponemos en bandeja. Gato y ratón.

Los internacionalistas proletarios – dispersos en movimientos sociales y en propuestas nacional/populares –, tenemos que reaccionar. Debemos unirnos para proponerle a la juventud revolucionaria un programa político y un plan de acción. ¡Nos lo está exigiendo!

Corrientes democráticas lideradas por la burguesía y pequeña burguesía

Los pueblos y los trabajadores han construido verdaderas corrientes democráticas en las últimas dos décadas. Se han unido los sectores sociales para enfrentar la política neoliberal y a los gobiernos que representan los intereses de las oligarquías trans-nacionalizadas.

Pero, existe un vacío de dirección revolucionaria. Cuando se agudizan las contradicciones propias del capitalismo, los residuos de la “burguesía nacional” o sectores de la pequeña-burguesía se acercan a las ideas socialistas, usan su lenguaje y consignas. Siempre lo hacen de palabra. Su naturaleza es inconsecuente. Si ellos lideran los procesos, éstos finalmente fracasan.

Las revoluciones nacionalistas y democráticas de América Latina – especialmente de Sudamérica – así lo enseñan. Los partidos y movimientos políticos que dirigen dichas revoluciones no tienen claro como avanzar. No rompen con el Estado “colonial” heredado. No pueden avanzar hacia la “democracia participativa” que es compartir el poder con “órganos populares de la revolución”.

Esa tarea sólo se puede realizar con la existencia de un “contra-poder-desde-abajo” que ayude al pueblo a auto-gobernarse y a impedir que la riqueza social que se acumule en la fase de consolidación de la autonomía nacional, termine alimentando el surgimiento de una burguesía burocrática como ocurrió en la Unión Soviética, en China, India y Vietnam, en los países árabes, y ahora está en pleno desarrollo en los países del ALBA.

Por ello es tan urgente y necesario construir una verdadera “corriente proletaria e internacionalista”, que ayude a aclarar las ideas y a reconstruir la base social proletaria.

Cuatro grandes dificultades

La principal dificultad que tenemos es de tipo filosófico. A pesar de los avances y desarrollos del pensamiento dialéctico y científico, rechazamos la espiritualidad. No nos hemos reencontrado con nuestra mente mágica. Repetimos el principio de la incertidumbre de Heisemberg[5] pero no lo interiorizamos. Tenemos miedo. No estamos preparados para percibir los “saltos cuánticos”.

La segunda dificultad es ideológica y política. Casi un siglo de prácticas “nacionalistas” impidieron el desarrollo del pensamiento proletario que lograron desarrollar parcialmente Trotsky, Gramsci, Mao Tsé Tung y otros tantos revolucionarios proletarios. El “anti-imperialismo proletario” (anti-capitalismo consecuente) formulado por Lenin dio paso a un anti-imperialismo nacionalista (anti-capitalismo inconsecuente) que hundió a la revolución proletaria internacional. El falso socialismo nacionalista del siglo XX se convirtió en una lápida para los trabajadores y en un pedestal para el sistema capitalista.

La tercera dificultad consiste en que la base social proletaria está dispersa, fraccionada, diseminada. Los cambios post-fordistas de las últimas tres décadas del siglo XX (transectorización, deslocalización, desconcentración y descentralización del aparato productivo) desperdigaron a los trabajadores en millones de pequeñas y medianas empresas. Sólo unos pocos se mantienen concentrados en grandes empresas o en el Estado, pero están a la defensiva luchando por mantener las conquistas del “Estado de Bienestar”.

La cuarta dificultad es la tirantez mundial creada por el imperialismo para mantener a los pueblos en una permanente tensión nerviosa. Los conflictos con Irak, Afganistán, Irán, Corea, Libia, Siria, ahora China y Rusia, son herramientas de una estrategia de “contención” que han logrado perfeccionar en los últimos 60 años. Por ello es tan importante entender que el imperio no hace las guerras para ganarlas. Su objetivo principal es el control ideológico de su propia población con la supuesta “lucha contra los enemigos de la libertad y del modelo de vida occidental”.

Además, necesitan tener activo el aparato de guerra que incluye el complejo industrial, tecnológico, mafioso y militar, que es una herramienta para incentivar a las nuevas industrias de destrucción y reconstrucción de la infraestructura básica en los territorios arrasados y despojados (puertos, carreteras y vías férreas; zonas francas y turísticas; áreas para producción de agro-combustibles; etc.), única forma de sobreaguar la crisis sistémica que afecta a su forma de vida.

Propuesta en desarrollo

En América Latina las rebeliones contra el FMI y el Banco Mundial se transformaron en revoluciones pacíficas por independencia, autonomía y democracia. La fase actual es de dualidad de poderes. Las burguesías regionales se están reorganizando para impedir el avance de la revolución. La orientación burguesa es impedir el desarrollo de un “contra-poder-desde-abajo”. Las burguesías brasileña y argentina así lo han entendido.

Mientras tanto, la dirigencia de la pequeña burguesía está enredada en tareas administrativas. Su principal función es embellecer la democracia representativa con “flores” multi-culturales y pluri-nacionales. Nada, flota y naufraga entre el neo-desarrollismo burgués y el “pachamamismo fundamentalista”. Las ONGs imperiales mueven los hilos desde ambos extremos.

Es por ello que debemos hacer todos los esfuerzos por juntar a los internacionalistas proletarios. No hay tarea más importante que ésta. No es para enfrentar a los nacionalistas democráticos sino para “ir más allá”. Las necesidades del movimiento así lo señalan.

Nota: No serán los “diablos capitalistas” vestidos de “ángeles comunistas” quienes impulsen el Socialismo del Siglo XXI, como algunos creen[6]. La experiencia muestra que las burguesías burocráticas de los “estados socialistas” (URSS, china) una vez han acumulado poder, utilizan las “revoluciones democráticas” para convertirse en cuajadas burguesías. Ya lo han hecho.



[1] El fetichismo de la mercancía es un concepto creado por Marx en su obra El Capital que define el fenómeno social/psicológico en donde - en una sociedad productora de mercancías -, éstas aparentan tener una voluntad independiente de sus productores. Marx, Karl. “Manuscritos Económicos y filosóficos de 1844”.

[2] Frase de la dirigente estudiantil chilena Camila Vallejo ante “indignados” españoles.

[3] J. Petras. “El imperialismo y el "antiimperialismo de los tontos": http://www.rebelion.org/noticia.php?id=142617

[4] La política de contención - también llamada contención global -, fue adoptada por Estados Unidos hacia la URSS durante los años de la Guerra Fría. El propósito de esta política era derrotar a la Unión Soviética impidiendo la expansión del territorio bajo control de regímenes comunistas y todo otro tipo de expansión de su influencia.

[5] W. Heisemberg. El principio de incertidumbre establece la imposibilidad de que determinados pares de magnitudes físicas sean conocidas con precisión arbitraria. Es decir, que no se puede determinar - en términos de la física clásica -, simultáneamente y con precisión arbitraria, ciertos pares de variables físicas, como son, por ejemplo, la posición y el momento lineal (cantidad de movimiento) de un objeto dado. (Nota del autor)

[6] Heinz Dieterich. “Partido Comunista de China se abre al Socialismo del Siglo 21”. http://www.aporrea.org/ideologia/a137255.html

sábado, 21 de enero de 2012

TODO EL MUNDO VA A HABLAR DE PRODUCCIÓN Y EMPLEO

Con el tema de las regalías…

TODO EL MUNDO VA A HABLAR DE PRODUCCIÓN Y EMPLEO

Popayán, 21 de enero de 2012

Por primera vez el Departamento del Cauca va a participar de importantes recursos de regalías. Se habla de 230.000 millones de pesos para 2012. No es mucho pero sirven.

Con ocasión de la inversión de dichos recursos, todo el mundo va a empezar a hablar de empleo y producción. Eso es bueno e importante.

¿Qué tipo de producción y empleo? ¿Mantendremos y fortaleceremos la producción que ya tenemos? ¿Mejoraremos la capacidad productiva de nuestros pequeños productores? O… ¿Las 5 locomotoras de Santos pasarán por encima de ellos?

Sabemos que la minería a cielo abierto, la gran producción agro-exportadora, las inmensas extensiones de caña y de palma africana, los mega-proyectos y demás propuestas que ya tiene diseñado el GRAN CAPITAL, no son compatibles con la existencia de una economía agropecuaria manejada por pequeños y medianos productores.

El modelo que nos plantea el presidente Santos tiene su mejor ejemplo en el Norte del Cauca. Allí el grueso del pueblo vive la tragedia del falso “crecimiento”. Dicha región tiene los peores índices de desarrollo humano en relación al resto del departamento. Una economía de enclave; el despojo de la tierra a los campesinos y la concentración de la misma en pocas manos; pobreza y miseria; desempleo, violencia y descomposición social, son las causas reconocidas.

No quiere decir que en el resto del departamento estemos muy bien. Pero al menos tenemos la tierra, una producción de café que tiene al Cauca en el 2° lugar en número de productores y el 4° lugar en producción. Somos aproximadamente 150.000 pequeños y medianos productores de café, caña panelera, pequeña ganadería de carne y leche, papa, yuca para almidón, frutas, trucha y otros alimentos, que generan empleo. Son – ¡YA! – UNA REALIDAD, sobre la cual podemos y debemos construir nuestro propio modelo de Desarrollo.

Con sólo que el gobierno del Cauca anunciara que va a hacer alianza con los 84.000 caficultores del Cauca, el gobierno nacional, la Federación de Cafeteros, gobiernos de países latinoamericanos y capitalistas de la región Sudamericana, para crear una gran empresa para competir a nivel internacional en el procesamiento y comercialización de los productos terminados del café, ello – de inmediato – empezaría a cambiar las relaciones de poder en ese terreno, logrando condiciones para que el productor cafetero participe de las inmensas ganancias que se obtienen en ese Gran Negocio.

En la actualidad de cada 100 pesos que obtienen las empresas transnacionales (Starbucks, Nestlé, etc.) sólo le llegan al productor colombiano entre 3 y 4 pesos.

Los paisas demostraron – durante 100 años de caficultura basada en la exportación de materia prima (café en grano) –, que ese modelo no es sostenible en el tiempo.

Tenemos todo en nuestras manos. No permitamos que nuestros profesionales – educados y capacitados con mucho sacrificio – terminen viajando al exterior a buscar empleo. No nos dejemos deslumbrar del falso desarrollo que nos prometen en donde nuestros hijos sólo serán sirvientes del gran capital.

Nota: Si el tema PRODUCTIVO lo tenemos claro, todos los demás temas como educación, salud, Paz, DD.HH., vías, agua, energía, etc., tendrán un HILO CONDUCTOR.

domingo, 15 de enero de 2012

¿PRIMER ACTO DE CORRUPCIÓN DE UN GOBIERNO “ANTI-CORRUPTO”?


¿PRIMER ACTO DE CORRUPCIÓN DE UN GOBIERNO “ANTI-CORRUPTO”?

Popayán, 15 de enero de 2012

La elección de Contralor en el departamento del Cauca se convirtió en la primera prueba de un gobierno que fue elegido con la bandera de la “anti-corrupción”. Independientemente de quien haya sido elegido, se hizo evidente que el gobernador Temístocles Ortega intervino en la elección de ese importante cargo, en tanto que la coalición que lo respalda mostró tal disposición. Es una señal negativa.

El único diputado de la coalición mayoritaria – surgida del proceso de elección – que mostró cierto nivel de independencia y de vergüenza democrática fue Amadeo Cerón Chicangana, quien fue elegido por la Alianza Social Independiente ASI, pero representa en el Cauca las fuerzas de la tendencia progresista que encabeza a nivel nacional el elegido alcalde de Bogotá Gustavo Petro.

El diputado progresista denunció las inhabilidades éticas de uno de los candidatos que fue incluido en la terna inicial, que era – de acuerdo a los informes de prensa –, el candidato que había recibido el guiño del gobernante. Éste renunció debido a la presión de la opinión pública, la terna fue modificada por el Tribunal, y su reemplazo Dr. Dúmer Cifuentes Piamba, fue finalmente elegido por la Duma Departamental.

La Contraloría debe ser manejada por un funcionario que tenga autonomía e independencia frente al sujeto político-administrativo que va a vigilar o controlar. No es bueno que un gobernante elegido por un electorado ávido de comportamientos éticos y anti-corruptos, empiece el año enviando un mensaje negativo que debilita el ambiente democrático que se quiere construir.

En el imaginario popular quedó como aspecto central el tema de las inhabilidades pero pasó de “agache” la intervención indebida del ejecutivo departamental. Si en el Cauca vamos a construir Democracia debemos exigir coherencia en nuestros gobernantes. Tal cual.

lunes, 9 de enero de 2012

POR UNA MASA CRÍTICA ANTI-CAPITALISTA A NIVEL GLOBAL ¡YA!

POR UNA MASA CRÍTICA ANTI-CAPITALISTA A NIVEL GLOBAL ¡YA!

Popayán, 9 de enero de 2012

Importantes balances y reflexiones se han publicado sobre la naturaleza, causas y futuro de los movimientos sociales y políticos que estimulados por las revoluciones árabes (2011) han fortalecido la acción de resistencia y lucha política de los trabajadores en Europa, EE.UU y en muchos países y regiones del planeta.[1]

La mayoría están de acuerdo en que son respuestas a la crisis económica que golpea de múltiples formas a la población (desempleo, recorte de derechos sociales, precarización de las condiciones laborales, empobrecimiento, etc.) y frente a la crisis espiritual que vive la humanidad. Un mínimo de analistas continúa apegado a la teoría del complot mediático imperialista.

Dos tipos de respuesta

Se puede afirmar que existen dos (2) tipos de respuesta:

a) La defensiva, desarrollada por los trabajadores del “Estado de Bienestar”, al servicio del Estado y de industrias centralizadas. Tiene un carácter nacional y reformista. Más evidente en Grecia, Francia, Islandia, Wisconsin, América Latina. Es, básicamente, reivindicativa.

b) La ofensiva, impulsada por jóvenes trabajadores precariados, profesionales y técnicos, “sectores medios”, estudiantes y desempleados. Va adquiriendo un carácter internacional y anti-sistémico. Es más visible en los inicios de la revolución árabe, en España (15-M, “indignados”) y en EE.UU. a partir de “Ocupa-WS”. Es, fundamentalmente, política.

Los revolucionarios ante esa realidad pueden asumir – también –, dos actitudes básicas. Desconocer y no profundizar en el entendimiento de esa diferencia por temor a debilitar el movimiento en curso; o comprender en toda su dimensión la esencia de las contradicciones y utilizar ese conocimiento para diseñar una estrategia adecuada.

Creemos que si logramos entender al sector más dinámico de los trabajadores (el sector de futuro), si comprendemos su situación, motivos, predisposición y acumulados culturales, podremos apoyarnos en ellos para ayudar a mover a los demás. Una vez que se movilizan los trabajadores formales – que están más organizados, como se demostró en Túnez y Egipto –, el movimiento adquiere fuerza determinante y alcanza importantes niveles de desarrollo.

La importancia de las revoluciones árabes – sobre todo las de Túnez y Egipto – consiste en que mostraron, expusieron, una forma de lucha exitosa e inauguraron una oleada de movilizaciones sociales y políticas que fueron adquiriendo un carácter internacional, primero en el mundo árabe, después, en todo el planeta. Esa es una de sus más grandes contribuciones.

No entender sus circunstancias, medirlas sólo por los resultados políticos inmediatos en sus propios países, (que en general son… ¡extraordinarios!), es un error, que se comete muy a menudo por parte de la izquierda tradicional. Se observa la parte y no el todo.

La masa crítica y un programa anti-capitalista

La historia enseña que – en situaciones de crisis – la configuración de una masa crítica es de importancia fundamental. En el ámbito mundial es una tarea que nos debería interesar a todos, así en un determinado país o grupo de países, la correlación de fuerzas no sea la mejor. En las circunstancias actuales, si esa masa crítica logra identificar un programa anti-capitalista y actúa en consecuencia, va a ayudar a jalonar los procesos “nacionales” en marcha.

Lo nuevo a nivel internacional es que ya no se actúa en un solo sitio como pasaba hasta inicios de la década pasada (Seattle, Davos, Doha, etc.). Ahora cientos de miles de personas se activan – simultáneamente –, en varias regiones del planeta. Se logra un mayor efecto. Es notable por lo que significa como acción pero, a la par, por los progresos organizativos que genera.

He ahí una experiencia y una lección. Incluso sirve para actuar en una sola ciudad. Se pueden impulsar acciones visibles y coordinadas desde las viviendas, barrios, centros periféricos, que en fechas especiales pueden también concentrarse en un lugar para mostrar su fuerza.

La tarea es ayudar a consolidar esa masa crítica con más efectividad. Es algo que ya empezó a andar por sí solo. Los “granos de arena” – individuales y colectivos – son muy importantes, siempre y cuando, se vayan cohesionando en un gran torrente socio-político y cultural. Las tareas “nacionales”, locales, concretas, en el marco de un país, no se oponen a la acción global, siempre y cuando exista un programa unificador. En gran medida ya está planteado pero hace falta su oficialización expresa y una coordinación real.

Mientras tanto, es importante ratificar e insistir sobre lo que es evidente y que pregona desde Cuba, casi en solitario, el viejo Fidel[2]: Lo único que puede modificar la tendencia predominante, que acrecienta la explotación y opresión, que crea el peligro real de una guerra nuclear, que desencadena mayores efectos negativos sobre el equilibrio ambiental, que descarga la crisis sistémica sobre los trabajadores y los pueblos, es una resistencia globalizada, que se retroalimente a sí misma.

Lo demás, los heroicos esfuerzos que se hacen en cada región o país, son derrotados o neutralizados por la masa inercial. Lo estamos viviendo en Sudamérica, en donde el movimiento a nivel de los pueblos y de los trabajadores – a pesar de los evidentes e innegables progresos en el campo de los gobiernos (institucional) – se empieza a estancar.[3]

La revolución se puede “trasmitir” pero no programar. Lo que podemos hacer es alimentarla.



[1] Entre las reflexiones más interesantes destaco: “El M-15 ante su encrucijada” de Patricia García y Manuel Muñoz (http://www.rebelion.org/docs/142401.pdf); “El segundo viento del movimiento en pos de justicia social” de I. Wallerstein (http://www.jornada.unam.mx/2011/12/03/mundo/022a1mun); “La historia y el 15M. Sobre la teoría y la práctica militante” de Sergio Almisas C. (http://old.kaosenlared.net/noticia/historia-movimiento-15-m-sobre-teoria-practica-militante), los artículos de José López Sánchez y gran cantidad de análisis publicados en Rebelion.org., La Jornada, Alainet, Kaosenlared y numerosos portales de internet.

[3] El enfrentamiento entre “extractivistas” y “ambientalistas”; entre “neo-desarrollistas” y “socialistas”; entre “nacionalistas” e “internacionalistas”; entre “reformistas” y “revolucionarios”, es una expresión de esa contradicción. Ver excelente artículo de Immanuel Wallerstein “La izquierda mundial después de 2011”. http://www.rebelion.org/noticia.php?id=142552

jueves, 5 de enero de 2012

“SALVEMOS AL CAUCA”

El gobernador entrante se compromete con la Paz

“SALVEMOS AL CAUCA”

Frase utilizada por Aurelio Iragorri H. para llamar a votar para gobernador del Cauca en una propaganda radial.

El pueblo caucano votó contra la corrupción el pasado 30.10/2011. Una convergencia de fuerzas sociales y políticas accedió al gobierno departamental en cabeza de Temístocles Ortega, un ex-magistrado de origen liberal avalado por la Alianza Social Independiente (Indígena). Será un paso adelante si se concreta ese mandato ético.

Se “sumaron” a la convergencia, representantes de los partidos tradicionales que se separaron del ex–gobernador J.J. Chaux Mosquera y Jesús Ignacio García, ambos de la cuerda del Juan Carlos Martínez Sinisterra, hoy preso por parapolítica. Los Iragorri, Salazar y demás políticos caucanos no lo hicieron para “salvar al Cauca” – como lo pregonaron –, sino para “salvarse ellos mismos” de la sanción moral que el pueblo les tiene reservada.

Los pronunciamientos hechos por el gobernador entrante en su acto de posesión son alentadores. Hace un llamado al pueblo caucano a iniciar una gesta colectiva en favor de la Paz. Llama a explorar nuevos caminos de diálogo y negociación con la insurgencia armada. Prometió instituir una secretaría de Paz. Es una propuesta positiva que hay que acompañar.

Una vez nombrado el gabinete se conocen reacciones de desconcierto por su composición. 4 secretarias o gerencias para el partido de la “U”, 3 conservadores, 3 liberales “independientes” y sólo una (1) para la ASI. Hasta el anterior gobernador, González Mosquera, – el mismo de PROBOLSA –, parece tener cuota. Si esa composición burocrática fuera el único referente se comprendería a los dirigentes de las organizaciones sociales y partidos políticos “alternativos” que hoy se sienten defraudados. Pero, hay que ir más allá.

Lo que realmente debe interesar es la política que se ponga al frente. Hay que partir de los principales problemas que enfrenta el pueblo caucano y formular una política. No es en el campo administrativo – bastante rígido e inflexible – en donde se definen los temas gruesos que deberá afrontar el nuevo gobierno. Es en la capacidad del movimiento social de responder a los retos del momento en donde se juega todo. He ahí nuestra verdadera responsabilidad.

¿Será correcta la actitud de apoyar un candidato, hacerlo elegir e inmediatamente renunciar a impulsar una política acordada, sólo porque las designaciones burocráticas no representan totalmente los esfuerzos electorales de quienes participaron de ese ejercicio electoral?

Quienes tienen que salvar al Cauca son todos los caucanos. Se debe entender, antes que todo, que quienes viven de la guerra usan el conflicto armado para desplazar de sus territorios a cientos de miles de campesinos – indígenas, afros y mestizos –, que hoy se aferran a sus tierras con base en una precaria (¡pero importante!) economía agropecuaria.

También es fundamental comprender qué tipo de fuerzas guerreristas están detrás de todos los actores del conflicto. Son fuerzas que tienen intereses vitales en la guerra, que alimentan y utilizan el conflicto para su provecho, que engañan todos los días a la población con falsas campañas de patriotismo o llamados a la paz. No es casual como actúa el ejército oficial: cada cierto tiempo aprieta y afloja los operativos contra la guerrilla. Dentro de los “paras” también están: ayer hicieron pactos o alianzas con frentes guerrilleros, hoy vuelven a atacarlos, mañana harán otras acciones pero siempre de la mano del ejército y al servicio de los “narcos”. Al interior de la guerrilla es igual: traicionan y entregan a los comandantes que buscan el diálogo, mantienen la tensión frente al ejército, y siempre están tras los negocios de la droga. Es una misma mafia que sirve a intereses superiores.

El ataque de la guerrilla al corregimiento de San Joaquín en el municipio de El Tambo, ubicado a menos de 20 kms de la ciudad de Popayán ratifica esa conclusión. No es una casualidad que los diversos grupos armados ilegales se mantengan y expandan en la región con la connivencia y complicidad de las fuerzas armadas del Estado. Hoy el departamento del Cauca es escenario de la agudización del conflicto no porque el pueblo lo quiera o porque la insurgencia tenga mayor apoyo popular. Tampoco es por alguna maldición o castigo de Dios, como muchos piensan. Es fruto de un plan preconcebido.

Es una estrategia global de los grandes centros financieros internacionales. Se usa la economía del narcotráfico – especialmente en Latinoamérica – para mantener un estado de violencia generalizado. Obtienen grandes ganancias de lo negocios relacionados (tráfico de drogas, comercio de insumos y armas, lavado de activos, trata de personas), que les sirve para mantener su “estabilidad financiera internacional”. Pero además, crean condiciones para arrodillar a nuestros pueblos, militarizar nuestras vidas, debilitar a los Estados, creando las condiciones para que las empresas transnacionales se apropien de nuestros ricos y estratégicos territorios. Parece de película… pero no hay otra explicación. ¡Es un gran negocio!

“Salvar al Cauca” implica unir al pueblo para enfrentar conscientemente esa estrategia. “Salvar al Cauca” es desenmascarar a las fuerzas oscuras que complotan al interior de los actores del conflicto para eternizar la guerra, de la cual ellos viven. “Salvar al Cauca” es entender que la causa de la Paz es muy importante pero que debemos inventar nuevos caminos y no transitar ingenuamente por caminos trillados. ¡No dejarnos usar por nadie!

“Salvar al Cauca” también es presentar alternativas viables para que los pequeños y medianos productores (cafeteros, paneleros, yuqueros, paperos, fruticultores, pequeños ganaderos, etc.) fortalezcan su producción y se asocien para apropiarse de toda la cadena productiva, lo que implica procesar y comercializar sus propios productos, superando la dependencia de los exiguos ingresos que se obtienen de la exportación de materias primas.

En fin… “Salvar al Cauca” significa trascender las miradas burocráticas, “cogerle la caña al nuevo gobierno”, convocar al gobierno nacional para presentar y hacer conocer nuestras propuestas – en el marco de la integración regional que se vive en América Latina –, superando las visiones inmediatistas, las disputas por aspectos secundarios y ponernos de acuerdo sobre lo fundamental.

El movimiento social debe actuar con fuerza y autonomía. Si actuamos con grandeza y generosidad, el actual gobernante tendrá que avanzar. Por tanto, el mandato expresado en la pasada elección contra la corrupción y por la Paz debe asumirse con máxima responsabilidad. Retroceder es un error, hay que avanzar con convicción y absoluta decisión.

lunes, 2 de enero de 2012

2011: AMPLIACIÓN DE LA CRISIS SISTÉMICA Y MOVILIZACIÓN SOCIAL DE NUEVO TIPO

2011: AMPLIACIÓN DE LA CRISIS SISTÉMICA Y MOVILIZACIÓN SOCIAL DE NUEVO TIPO

Popayán, 2 de enero de 2012

Durante el año 2011 se agudizaron las contradicciones intrínsecas al mundo capitalista. La especulación financiera incrementó el proceso de destrucción de riqueza social. La concentración de capital hace insostenible el modelo. Una guerra de gran magnitud es el único instrumento que tiene el gran capital para salvar – temporalmente – su sistema. Es una conclusión planteada y aceptada por muchos analistas y teóricos políticos.

Mientras tanto, los trabajadores y los pueblos realizan toda clase de esfuerzos por superar esa situación. Aparecen movimientos socio-políticos, insurgen nuevos actores sociales y se acumulan experiencias en todo el planeta. Sin embargo, la dispersión y la debilidad política son su principal rasgo. No se tiene plena conciencia del peligro mortal que enfrenta la humanidad al coincidir tres (3) fenómenos de trascendencia universal: la agudización de la crisis sistémica del capitalismo, la decadencia del imperio estadounidense y la posibilidad real (tecnológica) de una manipulación mediática y masiva de la mente humana.

Nuevos movimientos socio-políticos

La aparición de un nuevo tipo de movilizaciones sociales y políticas a lo largo y ancho del planeta ocurridas durante 2011 es el aspecto principal a destacar en el año que terminó.

Son de nuevo tipo porque:

- Enfrentan a nivel planetario al capital financiero monopolista que está representado en Wall Street y Frankfurt. Son de hecho “internacionalistas”.

- Denuncian el “secuestro” de la democracia representativa por el capital especulativo. Son el germen de un “contra-poder-desde-abajo” o democracia participativa y directa.

Ese insurgir revolucionario de amplios sectores de la población mundial ha puesto al descubierto la extremada debilidad política (teórica) de los partidos y movimientos que se reclaman “anti-capitalistas” o que se han declarado “socialistas”.

Los gobiernos anti-imperialistas de América Latina (Cuba, Nicaragua, Venezuela, Bolivia y Ecuador) han sido incapaces de entender la naturaleza revolucionaria de esas movilizaciones populares y han confundido el rechazo de la intervención imperialista en determinados países (Libia, Siria, Irán) con la defensa de autócratas y gobernantes corruptos que bajo la bandera de un falso nacionalismo han oprimido brutalmente a sus pueblos.

Dicha incomprensión del momento político les ha otorgado enormes ventajas a los estrategas capitalistas que utilizan la desinformación y la construcción de enemigos virtuales (“eje del mal”) para engañar a sus pueblos y preparar la guerra.

Las raíces económicas

Si no se comprenden las raíces económicas de los nuevos fenómenos sociales, si no se identifica su importancia política y social, es imposible dar el menor paso hacia la formulación de tareas prácticas para construir una verdadera corriente de pensamiento anti-capitalista que se ponga al frente de la revolución social que se avecina.

Podríamos decir que las causas económicas – en general – fueron formuladas desde principios del siglo XX por los teóricos marxistas (Hilferding, Kautsky, Lenin). Posteriormente diversos teóricos han desarrollado algunos aspectos de ese planteamiento hasta concluir que, independiente de que existan diversos bloques y potencias capitalistas regionales, un “sistema mundo capitalista”[1] está en funcionamiento y en “crisis sistémica”.[2]

Sin embargo, tales ideas han sido “olvidadas” por la mayoría de “revolucionarios socialistas”. La “línea nacionalista” – que se impuso en las cúpulas de los partidos obreros del mundo en 1924 – sigue siendo la concepción predominante y es el sustento ideológico que permite involucrar a los trabajadores en la dinámica de la guerra imperialista.

Un nuevo sujeto social aparece en escena

En los estallidos revolucionarios de 2011 hizo presencia – todavía incipiente – un nuevo sujeto social. Lo llaman “precariado” o “cognitariado”. Son “proletarios con título” y/o “proletarios con micro-empresa”. Es un conjunto de profesionales y técnicos que tienen al conocimiento como su principal medio de producción y la inteligencia como su herramienta de trabajo. Son “trabajadores del intelecto”.

El número de “trabajadores del intelecto” que participa en las movilizaciones en curso es todavía pequeño. Son una minoría dentro de su propio “gremio”. La mayoría está “entrampada” por la presión social y las necesidades económicas inmediatas. No obstante, un gran porcentaje de ellos, entiende que la dinámica especulativa súper-concentrada que domina la economía mundial es la causa principal de la crisis y de sus problemas.

Los “trabajadores del intelecto” son el “sujeto social del futuro”. Mientras los trabajadores del Estado y de las grandes industrias “centralizadas” luchan contra los efectos de las políticas neoliberales (privatizaciones, recortes de derechos sociales, flexibilización de la legislación laboral, precarización de las condiciones de trabajo, aumento de la edad de pensión, etc.), ellos intuyen (no comprenden plenamente) que el sistema económico y político vigente requiere cambios estructurales. Por ello son potencialmente revolucionarios.

Debemos recordar que las burguesías del mundo industrializado financió los “Estados de Bienestar” – como parte de su política de contención a los “Estados socialistas” – acudiendo al saqueo de las materias primas y a la sobre-explotación de trabajadores de gran parte del mundo colonial que dominaban a sus anchas. Hoy esa condición no existe en toda su dimensión. La mayoría de naciones han conquistado su independencia política y fortalecen su autonomía económica. En consecuencia, la competencia por mano de obra, materias primas y recursos naturales se hace cada día más encarnizada.

Por otro lado, sólo en aquellos países en donde se mantienen regímenes autoritarios (así sean herencia de los antiguos estados socialistas como en China, Vietnam, Korea del Norte) es posible garantizar una importante tasa de ganancia del capital variable – trabajo –, mientras que en los países industrializados la tasa de ganancia del capital constante – maquinaria y tecnología – no aporta los suficientes recursos para hacer operativo el sistema. Parte de la crisis actual se explica en esa contradicción.

Nuevas visiones teórico-políticos

Los acontecimientos del año 2011 ratifican la necesidad de superar una serie de limitantes teóricos que impiden que los “revolucionarios anti-capitalistas” se pongan a la altura de las exigencias que les hace el movimiento social y la dinámica política.

En ese sentido se debe destacar la presentación en Berlín del libro “EU am Ende”, que según uno de sus autores (Heinz Dieterich) es el “primer modelo post-capitalista del mundo”[3]. De igual manera se deben reseñar los aportes teóricos que explican las causas de la decadencia imperial, de la crisis sistémica del capitalismo y el fracaso de los teóricos del neoliberalismo.

Temas punzantes como el descalabro de la teoría del “complot imperial” que planteaba que las revoluciones árabes eran una nueva versión de las “revoluciones de colores”, que es un componente de los análisis que subordinan los intereses de clase a los intereses “nacionales”, deberán abordarse con actitud autocrítica para superar la “crisis del pensamiento revolucionario” que quedó en evidencia durante el año 2011.

La movilización social de nuevo tipo exige la revolucionarización de la mente y el espíritu para poder convertir la oportunidad de la crisis capitalista en revolución social.



[1] La teoría del “Sistema mundo-capitalista” es un conjunto de planteamientos para el análisis y el cambio social. Lo han desarrollado principalmente los siguientes autores: Immanuel Wallerstein, Andre Gunder Frank, Samir Amin y Giovanni Arrighi con contribuciones importantes de Volker Bornschier, Peter Turchin, Andrey Korotayev, Janet Abu Lughod, Tom Hall, Kunibert Raffer, David Wilkinson y otros.

[2] Entre los análisis de la “crisis sistémica” y el “capitalismo senil” se destacan los trabajos de Samir Amin y Jorge Beinstein. A nivel de Colombia Daniel Libreros y Libardo Sarmiento Anzola. Ver: “La crisis estructural del sistema mundo capitalista y su impacto en Colombia”.