jueves, 31 de diciembre de 2015

EN VENEZUELA LA BURGUESÍA EMERGENTE IMPULSA EL “PACTO DE ESTADO”

EN VENEZUELA LA BURGUESÍA EMERGENTE IMPULSA EL “PACTO DE ESTADO”

Popayán, 31 de diciembre de 2015

Ante la indefinición e indecisión de los demócratas revolucionarios venezolanos, las dos fracciones de la “burguesía emergente”[1] incrustadas, una en el gobierno (y en el ejército) y la otra, dentro de la oposición, se están poniendo de acuerdo (“pacto de Estado”) para controlar la renta petrolera.

La dialéctica de la vida es sorprendente. Las fuerzas extremistas de ambos lados (“chavistas” retóricos y “leopoldistas” extremos) hacen grandes esfuerzos por llevar a Venezuela a la confrontación violenta, que sólo puede beneficiar al imperio.

Las otras clases sociales, los trabajadores, campesinos, los “profesionales precariados”, clases medias, no están preparadas ni organizadas para disputarle la hegemonía a esa burguesía emergente que temporalmente se apropiará de la dirección de ese país.

En toda América Latina esa burguesía emergente ha sacado la cara. En Colombia ha surgido de toda clase de economías legales e ilegales, hace alianzas con el gran capital y se expresa políticamente a través de los partidos tradicionales, el "uribismo", el progresismo y la “izquierda” (tradicional y emergente).

De allí la importancia de identificar al “nuevo sujeto social” que puede dinamizar y liderar en esta nueva etapa de la lucha de clases al bloque de los trabajadores y demás clases subordinadas. Por ahora, ese sujeto social, “profesionales precariados”, están bajo la influencia del capital pero ya han despertado. Poco a poco identificarán sus intereses y se pondrán en marcha. Requieren ayuda.

Esa ayuda sólo puede llegar de los sectores más avanzados de la fase anterior, de las experiencias anteriores. Lo podrán hacer si entienden que los campesinos (mestizos, afros e indígenas) no son los principales protagonistas de los nuevos conflictos aunque indudablemente pueden jugar su papel. El 2016 será un año de grandes definiciones.



[1] Esa burguesía emergente surgió en los últimos 20 años en toda América Latina. Se alimenta de economías legales e ilegales, de la renta del suelo, de los recursos del Estado, del comercio nacional e internacional. No es nacionalista pero si aprovecha las contradicciones entre bloques geopolíticos. Como toda burguesía es flexible, oportunista y se acomoda fácilmente desde el punto de vista político. Ha logrado cooptar a grandes sectores de la burguesía burocrática. 

miércoles, 30 de diciembre de 2015

2015: UN AÑO DE QUIEBRE HISTÓRICO

2015: UN AÑO DE QUIEBRE HISTÓRICO

Popayán, 30 de diciembre de 2015

Triunfan aquellos que saben cuándo luchar y cuándo no”.

Sun Tzu

El año 2015 fue un punto de quiebre para los proyectos progresistas en el mundo. Las derrotas electorales en Bogotá, Argentina y Venezuela, y el fracaso estratégico-estructural en Grecia, son los fiascos más protuberantes. Sin embargo, las alertas están encendidas en Brasil, Nicaragua, Uruguay, Chile, Bolivia, y Ecuador.

El imperio financiero global ha logrado imponer sus condiciones. El ajuste neoliberal impuesto al gobierno de Syriza es el hecho más grueso pero todos los gobiernos progresistas han tenido que retroceder e implementar medidas regresivas. La crisis económica que se incuba desde hace 7 años se ha expresado con la caída de los precios internacionales del petróleo, la revaluación del dólar estadounidense y la recesión en China. Todos esos fenómenos han incidido de una u otra forma en el declive de los procesos de cambio.

La cara del monstruo imperial se ha hecho visible en forma brutal. Su ofensiva incluye el uso manipulado del Estado Islámico (ISIS-DAESH) para justificar sus intervenciones militares. Las tensiones geopolíticas con Rusia y China han mantenido a los mercados bursátiles de todo el mundo en una especie de montaña rusa de incertidumbres. La guerra en Siria se expande involucrando a Irak, Turquía, El Líbano y al pueblo kurdo. Y ahora, el imperio estadounidense orquesta su nueva estrategia para América Latina con sus nuevas teorías de “paternalismo liberal” a la sombra de su nueva actitud con Cuba. Es un hecho.

Las derrotas de los movimientos progresistas tienen dos componentes. Los límites estructurales que imponen las condiciones reales y los errores estratégicos de las direcciones políticas. Ambos están íntimamente relacionados. Las deficiencias conceptuales que tenemos en nuestra formación política e ideológica, están en la raíz del problema. Creemos que con fuerzas muy limitadas –obtenidas en lo electoral–, podemos realizar cambios estructurales, anti-neoliberales, anti-capitalistas. Y entonces, nos estrellamos terriblemente.

Además, confiamos en la capacidad del Estado “heredado”. Llegamos al gobierno y creemos tener el “poder”. Nos ilusionamos con convertir un instrumento del gran capital en una herramienta para “construir la nueva sociedad”, pero, en verdad, terminamos absorbidos por tareas administrativas que no confrontan las causas profundas de la dominación. Y para completar, desde los gobiernos se destruyen y desmovilizan a las organizaciones sociales por medio de la cooptación burocrática y los nuevos clientelismos. Queriendo hacer la revolución “desde arriba” acabamos con lo poco que habíamos construido “desde abajo”.    

Pero como en todo, estas derrotas llevan implícita la oportunidad de avanzar. Si identificamos nuestras limitaciones conceptuales, podremos dar un paso fundamental. No será fácil realizar ese trabajo porque hemos anulado la capacidad crítica y las reservas sociales están relativamente paralizadas por la cooptación institucional.

Si no lo hacemos, si no conseguimos reflexionar con calma, retroceder tácticamente, reordenar nuestras fuerzas, y nos lanzamos a la ofensiva sin haber superado nuestras insuficiencias conceptuales, convertiremos la amenaza en una derrota histórica de grandes dimensiones. El esfuerzo libertario de los pueblos y los trabajadores quedará hecho añicos.

Necesidad de un nuevo relato histórico

Para poder entender la situación actual deberemos fundir sin ningún temor las diferentes lecturas que hemos heredado de nuestros antepasados. Los determinismos de diverso tipo pueden ser superados con sus respectivos pares. La visión economista requiere de un enfoque cultural que la recree. El énfasis biogenetista debe ser contrarrestado por el determinismo psíquico. El euro-centrismo debe ser sacudido por la crítica decolonial de la América indígena, el Asia milenaria y el África negra. La lógica formal debe ser revolucionada con las ciencias de la complejidad y el pensamiento mágico. Todo debe ser repensado.

Los retos que tenemos los pueblos, los trabajadores y demás sectores sociales que buscan expresar y defender sus intereses (generistas, ambientalistas, animalistas, etc.), para enfrentar la crisis sistémica que vive la civilización humana, nos exige actuar con audacia y valentía. Es necesario reunir a Braudel con Marx; a Darwin con Freud; a Nietzsche con Hegel; a Platón con Lao Tsé, Confucio, Buda y Cristo; a Newton con Castaneda; a Kant con Husserl; y a todos con todos, todos con uno y viceversa. Ya lo hacen muchos pero hay que acelerar.

A pesar del sentido individualista que el capitalismo senil del siglo XXI ha inoculado entre amplios sectores de la población, podemos observar que el espíritu solidario heredado de tiempos ancestrales, no ha desaparecido totalmente. Nuevas formas de relacionamiento entre los humanos se expresan de diversas formas ante el peligro de las guerras nucleares o de la hecatombe ambiental que se cierne sobre nuestras cabezas. Nuevas economías colaborativas aparecen como fruto del enorme desarrollo de las fuerzas productivas y a pesar de las nubes negras, se avizoran en el horizonte días llenos de sol.

De ese esfuerzo deberá salir fortalecido un pensamiento crítico universal. Será fundamental para orientar nuestras luchas. Será vital para retomar la utopía, caminar con nuevos bríos sin certezas idealistas pero sin miedo a la incertidumbre. Los análisis concretos con miradas complejas serán nuestra práctica común y nos darán guías sólidas para avanzar.

La crisis económica se va a profundizar en el año 2016. Todos los síntomas acumulados en 2015, así lo indican. Los expertos independientes lo avizoran. Ello nos obligará a hacer lo que tenemos que hacer. No hay caminos sesgados, no hay atajos.


E-mail: ferdorado@gmail.com / Twitter: @ferdorado

lunes, 21 de diciembre de 2015

ALGUNAS LECCIONES DE LAS DERROTAS ELECTORALES DE LA IZQUIERDA EN AMÉRICA LATINA


Popayán, 21 de diciembre de 2015

En forma sintética presento algunas de las lecciones que, desde una perspectiva solidaria pero crítica, he elaborado con ocasión de las recientes derrotas electorales que han sufrido los gobiernos de izquierda en Bogotá (alcaldía), Argentina (presidencia) y Venezuela (parlamentarias). Además, algunas de estas enseñanzas podrían servir para otros “procesos de cambio” que pasan por dificultades como en Brasil y revisar diversas prácticas que en países como Ecuador y Bolivia podrían convertirse en trabas para avanzar.

No sobra decir que valoramos los esfuerzos realizados por los “gobiernos progresistas” para enfrentar las políticas antipopulares que impone la globalización neoliberal, así como las acciones para redistribuir una parte de los recursos canalizados por el Estado en el marco de una situación económica boyante en ingresos obtenidos de la exportación de materias primas (petróleo y otras), pero es claro que la caída de los precios de las commodities, ha sacado a relucir que la conquista de una verdadera autonomía (política y económica) requiere nuevas acciones y un replanteamiento a fondo de nuestras estrategias transformadoras.

Ésta presentación resumida de las “lecciones” exige la elaboración de un documento más largo que intentaremos trabajar en el corto plazo. Se trata de aportar al debate necesario para responder a los retos inmediatos con base en una evaluación sana, propositiva y solidaria pero sincera, franca y crítica, haciendo el esfuerzo por identificar los errores y las limitaciones que se han cometido o que sufren los “procesos”, tratando de no caer en las descalificaciones personales pero señalando sin temor lo que se consideran desviaciones burocráticas y tendencias dañinas que aparecen inevitablemente dentro de nuestras luchas.           

Primera lección

Un verdadero partido o movimiento revolucionario no puede pretender dirigir la revolución con las mismas personas que están al frente del “Estado heredado”. Son funciones incompatibles. El equipo de gobierno (ejecutivo, legislativo y otros) debe estar subordinado a una fuerte organización política y sobre todo, más que todo, a un amplio movimiento democrático, que debe ser autónomo y capaz de controlar y cambiar –si es del caso–, a los “gobernantes” con la participación de toda la sociedad. Por eso en Colombia también estamos fracasando: los parlamentarios, los alcaldes, los gobernadores de “izquierda”, son a la vez, los “jefes” de los partidos o grupos.

Segunda lección

Hay que gobernar para el conjunto de la sociedad. Construir fuerza ciudadana amplia, incluyente y participante con base en realizaciones y soluciones concretas. Con ética y transparencia. Con sentido común, práctico y pedagogía política basada en el hacer más que en el decir. Bajarle a lo épico y al heroísmo individual. Las grandes transformaciones estructurales no parten del “Estado heredado”, ni de una persona por más brillante que sea, solo podrán hacerse con una sociedad organizada y movilizada. Mucha paciencia estratégica.

Tercera lección

Recuperar “lo público” y los “bienes comunes"” para la sociedad requiere un poder más fuerte y consistente que el que otorgan los votos. Los grandes capitalistas, poderosos constructores, monopolios de la tierra, inmensos conglomerados de comerciantes y financieros, sus politiqueros de oficio y medios de comunicación privados, no respetan ni su propia democracia. Se necesita unificar y organizar a las grandes mayorías ciudadanas y populares para poder derrotarlos, tanto en lo electoral como en la presión de calle organizada y pacífica. Es una tarea titánica que requiere visión estratégica, poco afán de figurar, nueva ética política y combinación creativa de la gestión “desde arriba” (Estado heredado) con la organización “desde abajo” (Nuevo Estado Comunitario y Colaborativo). Lo primero sin lo segundo lleva a la cooptación burocrática y a la frustración; lo segundo sin lo primero lleva al desgaste, aislamiento del conjunto de la sociedad y a la derrota.

Cuarta lección

El líder caudillista le hace un enorme daño a los procesos de cambio. Acaba con el espíritu crítico. Así él no lo desee, siempre termina rodeado de áulicos. Éstos se convierten en una barrera entre el líder y la gente. Poco a poco el “caudillo” convertido en gobernante, termina aislado de la realidad. Los áulicos convierten todo en intriga, envidia y burocracia inepta. El líder caudillista anula a las personas y no permite el surgimiento de otros liderazgos que lo cuestionen o le hagan sombra. El “caudillo” que no responde a la disciplina de un partido, acaba con los procesos de organización social y convierte a las organizaciones políticas en un nido de cortesanos. El líder caudillista es dañino para los procesos de emancipación de los trabajadores y los pueblos. El antídoto es la verdadera amistad, el pensamiento crítico, la organización democrática y la permanente evaluación.

Quinta lección

A pesar de las buenas intenciones de los gobernantes podemos afirmar que toda la política social y de lucha contra la pobreza impulsada por los “gobiernos progresistas” ha sido de tipo asistencialista y paternalista. No rompe con la matriz neoliberal y capitalista. Debemos diseñar planes y programas que desarrollen una visión integral y compleja de la vida. La formación para la vida, educación, salud, vivienda, recreación, apropiación del territorio, labor creativa, relación con su entorno ambiental, servicios públicos, proyectos productivos, deben ser repensados y trabajados con una visión integral. La única forma de salir de la pobreza es con una verdadera dignificación de la vida y del trabajo. Con subsidios asistencialistas y nuevos clientelismos nunca construiremos una nueva sociedad.

Sexta lección

El socialismo no se puede “construir” desde el gobierno, debe surgir desde el seno de la sociedad. Lo único que pueden hacer los gobiernos democráticos, progresistas y de izquierda es crear –con paciencia–, condiciones para que vayan apareciendo formas de Economía Colaborativa que superen a las formas capitalistas de producción en eficiencia y rentabilidad económica, social, cultural y ambiental, promoviendo nuevas prácticas de democracia directa, deliberante y participativa, en el marco de una democracia representativa controlada (cargos revocables, ningún privilegio, control social).

Esas condiciones para desarrollar un verdadero nivel de decisión participativa de las gentes requieren que los partidos y movimientos políticos que impulsan los “procesos de cambio” no se hagan ilusiones con los “Estados heredados”, comprendan que sólo llegan al gobierno y no al Poder, que para construir una Nueva Hegemonía se necesita un trabajo de largo aliento, que implicará triunfos y derrotas en el terreno electoral, y nuevas formas organizativas que combinen creativamente el pensamiento crítico, la acción política, el trabajo administrativo al interior del Estado Heredado, y la construcción paralela de nuevos espacios de Poder popular y ciudadano.

Para poder avanzar en esta enorme tarea deberemos derrotar dentro de nosotros mismos el paradigma que nos empuja a unas minorías a hacer cosas a nombre de las mayorías, o sea, a actuar como “salvadores supremos”. La base ideológica judeo-cristiana debe ser derrotada plenamente para poder desarrollar capacidades creativas de nuevo tipo.


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jueves, 17 de diciembre de 2015

MUERE EL GOBIERNO DE LOS SABIOS O “TAITAS” ENTRE EL PUEBLO GUAMBIANO


Popayán, 17 de diciembre de 2015

Me cuentan que en el pueblo guambiano (que algunos llaman "misak", que quiere decir "gente") ya no se reconoce el “Consejo de Taitas”.

Entre la alianza de los 6 pueblos, en Norteamérica, o Confederación Iroquesa (cayuga, mohawk, oneida, onondaga, seneca y tuscarora), existía un consejo de ancianos y otra de ancianas. Además, existía un jefe civil y otro militar para épocas de guerra. Funcionaban asambleas comunitarias que por lo general resolvían todos los problemas por consenso.

Cuando surgía un problema de difícil solución, se reunía el consejo de ancianos. Si éste no podía resolverlo, le correspondía al consejo de ancianas.

Benjamín Franklin y Thomas Jefferson aprendieron mucho de estos pueblos y tomaron varias ideas para construir sus instituciones democráticas.

Es bueno entender que esa forma de gobierno fue construida a lo largo de siglos, lo fueron mejorando con base en la experiencia, la construcción colectiva, evaluando los errores y resolviendo problemas. Si surgía una situación que no contemplaban sus normas (su Constitución tenía 117 artículos), buscaban la forma de modificar la Ley.

Para ellos la Ley era sagrada porque propiamente no existían clases sociales y las normas respondían a un interés genuinamente colectivo.

En Colombia creemos que primero hay que modificar la Ley (Asamblea Constituyente) y que ésta tiene la facultad milagrosa de cambiar la realidad.

Desde que se fundó esta precaria república heredamos ese “chip” legalista que después se volvió “leguleyista”. En menos de 200 años de existencia como nación hemos tenido 5 Constituciones y más de 20 reformas constitucionales importantes.

Aquí hay una tasa de 355 abogados por cada 100.000 habitantes, una de las más altas del mundo. Hay más abogados que ingenieros, médicos o economistas.

Nos gusta el pleito, la demanda y la trampa. Por eso tenemos leyes para todo. y lo más grave, todos procuramos encontrar la mejor forma de violar la ley porque el sistema judicial - a pesar de tanta norma - es uno de los más ineficientes y corruptos del planeta.

Lástima, los guambianos no saben lo que están perdiendo. Ellos tenían una especie de gobierno conformado por los más sabios. Era uno de los ideales de Platón.

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domingo, 13 de diciembre de 2015

MADURO: RECONOCER LA DERROTA Y DAR SU PROPIO “GOLPE DE TIMÓN”

Popayán, 13 de diciembre de 2015
“Con los tumbos del camino
Se entran a torcer las cargas
Pero es ley que en huella larga
Deberán acomodarse
Y aquel que llega a olvidarse
Las ha de pasar amargas”
Atahualpa Yupanqui
La derrota es muy dura. La primera reacción es negarla. Buscar explicaciones sin asumir la responsabilidad.
“Ganó la guerra económica” fue la explicación del presidente Maduro. “La diferencia fue muy escasa, muy chiquita” afirmó Cristina Kirchner. “Las clases medias no me entendieron” dijo Gustavo Petro en Bogotá.
Además, la mayoría de simpatizantes y votantes de izquierda están convencidos que las derrotas actuales son obra exclusiva de la manipulación mediática. Olvidan que cuando triunfaron también tenían la oposición de los medios privados de comunicación y, sin embargo, ganaron entonces.
El comportamiento frente a la derrota
Estudios psicológicos de la reacción ante la derrota se pueden aplicar al campo de la política. Lo haremos tomando el caso específico de Venezuela.
Lo inmediato es desconocer la derrota. A pesar de las declaraciones públicas del presidente Maduro y de Diosdado Cabello, ellos no la han aceptado. Esa actitud les impide identificar sus fallas y diseñar una respuesta correcta, no sólo frente a sus seguidores y adversarios sino ante el conjunto de la sociedad.
Cuando se admite la derrota se recibe con madurez el mensaje de quienes votaron en contra o se abstuvieron. Asumir los resultados electorales como un encargo es clave para poder reaccionar positivamente. Es señal de madurez y responsabilidad.
Negar la derrota lleva a la persona a aferrarse a sí mismo o a su grupo. Es un mecanismo de defensa automático que crea una seguridad artificial. Toda la semana posterior a las elecciones el equipo de gobierno se ha dedicado a esa tarea.
Para desconocer el fracaso se buscan todo tipo de excusas. “Me hicieron trampa”, “se amangualaron contra mí”. Se elaboran explicaciones en medio de la frustración. Es lo que también venía haciendo la oposición desde años atrás en forma compulsiva.
Inmediatamente viene el reconocimiento parcial de la derrota y de la existencia de fallas propias. “Hay que impulsar las 3R ‘al cuadrado’” planteó el presidente Maduro en un “congreso” del PSUV que por sí mismo, de la manera como se convocó y realizó, niega totalmente cualquier proceso de rectificación serio y consistente.
También se intenta castigar a quienes se consideran causantes de la derrota. Los traidores. “Yo iba a construir 500 mil casas pero…” dijo el primer mandatario frente a sus seguidores. Se llama “cobrar la derrota”.
Después se pasa a la etapa de la venganza, la “contraofensiva revolucionaria”. Empieza con la acusación de trampa o ventaja mal habida. Así se justifica “la trampa propia”. Siguen entonces, las acciones torpes para desconocer el triunfo del oponente.
Es lo que ya hacen los diputados “chavistas” en la Asamblea Nacional. Tratan de asegurar las “conquistas de la revolución”, nombrando magistrados del TSJ, entregando la infraestructura de la ANTV a los trabajadores u otra serie de acciones de ese tenor. Es algo así como “no pagar la apuesta”. Pero no pasa de ser un gesto, todas esas medidas pueden ser desmontadas rápidamente por las nuevas mayorías de ese organismo.  
Ese tipo de actitudes aíslan aún más al derrotado. Es la causa de nuevas derrotas en serie y de un proceso de “radicalización insulsa”. Se ponen –una vez más–, en contra de quienes votaron por el contrario o se abstuvieron. Además, mucha gente que votó por ellos va a sentir que el gobierno no asume con seriedad los resultados electorales.  
El juego democrático y la revolución bolivariana
La actitud madura en una democracia parte del criterio de que vamos a atraernos y a transformar a los votantes del contrario. No los podemos desaparecer. La única manera de consolidar mayorías es ganándolos para nuestra causa. Es algo básico en la política.
Uno de los problemas que observamos consiste en que desde los primeros triunfos del presidente Chávez ese aspecto no se tenía presente o no se pudo implementar. La actitud golpista de las derechas complicaron las relaciones entre los partidos políticos.
Un ejemplo es la calificación de “escuálidos” a la oposición por parte del presidente Chávez. Aunque él identificaba con ese término sólo a los dirigentes de la oposición, finalmente esa sátira se usó en forma generalizada para calificar a todos los opositores.
La intolerancia y la permanente crispación se volvieron costumbre. Si yo ofendo a mis contradictores cancelo cualquier posibilidad de entendimiento sobre problemas que requieren un tratamiento de Nación, de Estado y no sólo de gobierno. Por ejemplo, en este momento la crisis económica requeriría un tratamiento de “unidad nacional”.
El problema está en la raíz de la visión del presidente Chávez. La revolución bolivariana es un proyecto “socialista”, que utiliza la “democracia burguesa” para avanzar hacia salidas anti-capitalistas. Implica un desconocimiento de la existencia de contradictores democráticos. En ello se apoyaba la oposición de derecha para justificar su actitud “golpista”. Además, mientras el bloque “chavista” consiguió que esa oposición se negara a respetar la normatividad bolivariana, los derrotó en el terreno electoral.
Pero ahora la mayoría de los partidos que hacen parte de la MUD pretenden quitarle al gobierno la bandera de la defensa de la legalidad existente. Enrique Capriles aparece, como lo hacía el presidente Chávez, con el librito de bolsillo de la Constitución Política en su mano, y así, los dirigentes “chavistas” no saben cómo reaccionar.
Y lo más seguro es que la oposición se va a asentar en esa táctica. No sabemos si es su visión estratégica o si también instrumentalizan la institucionalidad bolivariana para acceder al gobierno. Empero, tienen que mostrarse decididos a respetar las leyes actuales y a actuar pacíficamente en el marco de la democracia bolivariana. 
La actitud democrática y el Diálogo Nacional
Es posible que el presidente Chávez, con su inteligencia, capacidad crítica, flexibilidad táctica y visión democrática, hubiera reaccionado rápidamente y replanteado su estrategia, frente al mandato de la mayoría de la población y a los propósitos expresados por los representantes de la oposición.
Desde mi propio punto de vista eso es lo que hay que hacer. El presidente Maduro debe anteponer la salud de toda la Nación a los intereses de su partido y de “su” proyecto revolucionario. Es el mensaje que le ha enviado la mayoría de la Nación.
Si avanzara hacia ese horizonte tendría que plantear un Diálogo Nacional. Lo que implica ceder de parte y parte.
El problema que tiene el presidente Maduro es que se ha atado las manos. Al perder su propia identidad, al imitar en todo a Chávez, en su forma de hablar, términos, gestos, todo, no puede actuar con flexibilidad táctica. Quedó amarrado a la idealización de la imagen y del comportamiento del presidente Chávez. La única política que reiteradamente se exige por parte del “chavismo” es el “Golpe de Timón”, planteado en el mes de octubre de 2012, lo que significa la “profundización del socialismo”.
No obstante, esa política –en lo esencial– ya no corresponde al momento actual. Ahora se requiere un “golpe de Timón” de Maduro pero él no tiene ni el liderazgo suficiente ni la capacidad para diseñar una estrategia propia. Es su drama.
Por ejemplo, si se impulsara y concretara un Diálogo Nacional ello lo obligaría a considerar un acuerdo para resolver el tema de los presos políticos. Se tendría que aceptar el carácter político de esos delitos (rebelión) y al igual que en Colombia, plantearse una justicia transicional para encontrar una solución equilibrada.
Si el gobierno bolivariano apoya un arreglo de ese tipo en Colombia… ¿por qué no puede planteárselo para Venezuela?
Y en esa misma línea tendrían que concertarse salidas para los temas económicos, de inseguridad, desabastecimiento e inflación. Sería una especie de colaboración y entendimiento entre las fuerzas políticas que controlan el poder ejecutivo y legislativo.
El problema es que el “chavismo radical” va a poner el grito en el cielo. El rechazo a la “conciliación de clases” será su discurso. Así, el miedo a la división paraliza al Presidente y congela la posibilidad de un viraje táctico. Mucho más, si fuera estratégico.
Pero tarde que temprano el “movimiento bolivariano” va a tener que plantearse ese tema. Si no reaccionan con prontitud y oportunidad, será la oposición la que va a aparecer con el monopolio simbólico de la “defensa de la Constitución”.
Fue lo que ocurrió pero al revés en Colombia. Un guerrerista como Uribe le quitó la bandera de la paz a la izquierda y a la misma guerrilla y logró conseguir el apoyo de la mayoría de la población colombiana en 2002.
La inevitable aparición de una tercería de izquierda
La incapacidad del presidente Maduro para liderar un replanteamiento estratégico obliga a los dirigentes de diversos grupos de izquierda que han ido surgiendo al interior y al exterior del “chavismo” a plantearse la necesidad de unificarse y organizarse para deslindarse del gobierno “chavista”.
La primera y más importante justificación para hacerlo consiste en que es totalmente evidente que el PSUV, partido fundado por el presidente Chávez, ha sido cooptado en forma absoluta por una cúpula burocrática que se ha convertido en un obstáculo para el desarrollo del proceso revolucionario y le está causando grave daño a la nación.
Las urgencias del momento serán un obstáculo para que esa tercería logre construir sobre la marcha una identidad política de tipo estratégico, pero pueden construir un programa mínimo que les garantice un accionar coherente en esta etapa tan delicada de la vida política e institucional del país.
La tarea central es garantizar una salida pacífica al conflicto y “choque de trenes” que ya está a la orden del día. Derrotar las tendencias “bonapartistas” que poco a poco aparecerán en el seno del gobierno, es el objetivo fundamental. Es una meta de alto valor ético y de una trascendencia inusitada para el pueblo venezolano.
Para ello hay que impulsar con decisión el Diálogo Nacional. Y para hacerlo se necesita crear un partido o movimiento con una estructura, un programa político y una dirección pública y visible que asuma esa responsabilidad histórica.
El Diálogo Nacional tiene como principal objetivo concertar soluciones urgentes a los problemas que sufre la población. Las mayorías depositaron un voto por la paz y la reconciliación. La profundización del “socialismo” no es la preocupación del momento.
No quiere decir que esa meta estratégica sea rechazada por la nueva agrupación pero si debe haber una pausa para considerar ese tema a fondo, una vez se supere la emergencia humanitaria que vive una gran parte de la población venezolana.   
El objetivo concreto de esa “tercería de izquierda” es disputarle el escenario político a las derechas y liderar un replanteamiento de la lucha democrática del pueblo venezolano. La incapacidad y parálisis de la cúpula gobernante obliga a hacerlo.
Dos aspectos principales se deben considerar: uno, la revisión completa y total de la manera como se administra y se gestiona el “Estado Heredado”, y el otro, la necesidad de construir con decisión nuevas formas de democracia directa, deliberativa, participativa, protagónica, dándole verdaderos espacios de participación y decisión al pueblo a través del Poder Comunal o de otras instancias que se organicen.
La lucha por la reconstrucción de la Nación debe plantearse en esos dos escenarios que deberán complementarse y retroalimentarse. Por ejemplo, la única forma de derrotar la corrupción es impulsando “desde arriba” y “desde abajo” procesos y formas de auditoría o veeduría que involucren a amplios sectores de la población, que a su vez deben hacer posible el desarrollo de nuevas formas de organización social que se constituyan en las bases de un verdadero “Poder Popular”, autónomo, plural, verdaderamente democrático e incluyente.   
Si surgiera esa nueva alternativa política podría canalizar inicialmente a una gran cantidad de los llamados “ni-nis” y de los “chavistas frustrados”, y disputarle los espacios de “centro” a la oposición derechista que es la que aprovecha ese espacio a su favor. Espacio que será el que se fortalecerá en el inmediato y mediano plazo.
Y claro, para hacerlo tendría que prepararse para tomar posición frente a una posible revocatoria del mandato presidencial, en el caso de que el presidente Maduro se oponga al “Diálogo Nacional”, y preparar su propio candidato para las nuevas elecciones.

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jueves, 10 de diciembre de 2015

VENEZUELA: ¿REVOLUCIÓN DEMOCRÁTICA O BONAPARTISMO DELIRANTE?

VENEZUELA: ¿REVOLUCIÓN DEMOCRÁTICA O BONAPARTISMO DELIRANTE?
Popayán, 10 de diciembre de 2015
En Venezuela se juega el futuro inmediato de los procesos democráticos de América Latina. El rumbo que tome el llamado “proceso bolivariano” va a influir en forma determinante en todos los demás “procesos de cambio” de la región.
Por eso preocupan las reacciones de la cúpula dirigente que actualmente está al frente del gobierno “bolivariano”. Lo ocurrido ayer, en un hotel del centro de Caracas, con los exministros Jorge Giordani y Héctor Navarro, es algo demasiado grave como para dejarlo pasar. En forma agresiva grupos afectos al gobierno sabotearon una rueda de prensa mientras miembros de la fuerza pública no protegieron a los exfuncionarios agredidos (http://bit.ly/1QxyynP).   
Este hecho, protagonizado por supuestos “colectivos chavistas”, se corresponde con el mensaje que había enviado el presidente Maduro antes del 6D de que “si perdía las elecciones, saldría a la calle a defender la revolución”. Pero además, esa actitud de no escuchar las críticas sino de quererlas acallar porque las califican como “ataques de traidores”, envía un mensaje más que alarmante. ¿Si eso hacen con altos exfuncionarios del gobierno de Chávez, que no harán con el ciudadano de a pie? ¿Qué tipo de democracia se está construyendo? ¿Eso es revolución democrática o socialista?
Pero además, lo que ha anunciado la cúpula “chavista” de “blindar” jurídica y burocráticamente el control del gobierno sobre el Tribunal Supremo de Justicia TSJ, posiblemente aprobar nuevas leyes habilitantes y desde ya, desconocer el poder de la nueva Asamblea Nacional –ahora en manos de la oposición–, muestra que la derrota electoral no sólo no ha hecho reflexionar a los principales dirigentes “chavistas” sino que los ha empujado a actuar con la lógica de la “batalla final”: ¡Vamos por todo o por nada!
El tema fue recientemente planteado por el Vicepresidente de Bolivia Álvaro García Linera en un encuentro de gobiernos progresistas de América Latina en Quito. ¿Cómo concebimos la lucha por la democracia?, se preguntaba el destacado dirigente revolucionario socialista de la región. ¿Cómo simple instrumento o como camino, realización y objetivo? Es un tema de máxima importancia en el marco de lo que vive Venezuela, ya que paralelamente –desde adentro y desde afuera –se promueven con cierto énfasis teorías que justifican la vía “bonapartista”. Ejemplo de ello es el artículo del destacado intelectual argentino Atilio Borón denominado “La Trampa” (http://bit.ly/1jPXp9p).
Si reducimos la democracia a un simple instrumento, la utilizamos mientras sirva a nuestros objetivos. Mientras tengamos mayorías somos demócratas, cuando el pueblo nos da la espalda es porque “no nos entendió”, “se confundió” o “fue manipulado por los medios”. Sin embargo, “nosotros seguimos encarnando la revolución que nos legó el Comandante”. Pablo Stefanoni lo plantea con toda claridad en su artículo “El ocaso de los ídolos” (http://goo.gl/mGJ5jl), cuando llama a las izquierdas latinoamericanas a dar la “pelea en escenarios menos épicos y más normales, con menos certezas de victorias finales y más energías puestas en el ‘movimiento’”. Y remata diciendo: “Así evitamos un tipo de populismo que sostiene que el pueblo siempre tiene razón, salvo cuando vota contra nosotros”.
Es evidente que en Venezuela la dirigencia del movimiento “bolivariano” –al igual que en la mayoría de los denominados “procesos de cambio”–, se maneja la matriz ideológica del “salvador supremo”, el “hacedor de la revolución”, la “vanguardia iluminada”, que encarna por sí misma la revolución y la verdad. El acto simbólico del presidente Maduro de irse sólo, acompañado escasamente por un grupo de soldados al lugar donde está enterrado el presidente Chávez, el día siguiente a la derrota electoral, tiene como objetivo evidente el de ratificar ante su pueblo que él es el “ungido” por el Comandante Supremo y que está dispuesto a sacrificarse por la revolución.
Pero lo tragicómico de dichos procesos de idealización de la lucha, es que al lado de los que idealizan están los que no idealizan. Por detrás de los que se inmolan por el pueblo, en medio de sus delirios revolucionarios, están los que hacen la fiesta, su propia fiesta, a la sombra de los idealistas. Así se apoderó del Estado y se enriqueció la actual burguesía rusa, así lo está haciendo la china, y así parece que lo hacen las castas “boli-burguesas” incrustadas en el proyecto bolivariano.   
Cuando la cúpula de un proceso como el que se vive en Venezuela –en nombre de la revolución– no está dispuesta a alternar en el gobierno con sus contradictores o “enemigos”, es porque creían que tenían el Poder y no sólo el gobierno. En esos casos terminan aferrándose al gobierno “hasta el final” porque saben que no tienen más. En Nicaragua cuando los “Sandinistas” perdieron el gobierno a manos de Violeta Chamorro, Daniel Ortega sabía que ellos tenían “fondo popular”, que habían construido una incipiente “Hegemonía Social” y que nada oscuro ocultaba su gobierno. Por eso actuó con “paciencia democrática” y el pueblo lo volvió a elegir. Ahora, en Venezuela, parece que es muy diferente.
Así mismo, otro de los problemas consiste en que cuando se colocan los resultados y logros “tangibles” por encima de la construcción de un verdadero poder popular, todo queda reducido a la gestión de los funcionarios y a la recepción pasiva de sus “favores” por parte de la población. Así, el pueblo no es sujeto transformador sino objeto receptor. Y ese es el caldo de cultivo propicio para el surgimiento de una burocracia que crea una clientela ferviente, fanática y dependiente de los nuevos “beneficiadores”. Por ello se termina confundiendo “socialismo” con la “acción desde arriba” de unos dirigentes que le entregan servicios de educación, salud, vivienda, etc., a la gente, como si fueran propiedad de ellos, como si fuera una dádiva y no una obligación. Lo vimos en estas elecciones recientes en donde el presidente Maduro acompañado de sus candidatos entregaba taxis y viviendas en eventos proselitistas.   
Dice Estanislao Zuleta[1] que los procesos de idealización llevan a que en nombre de causas sublimes se terminen realizando crímenes brutales. Es uno de los problemas que surgen cuando se revuelve política con religión. La “democracia protagónica” se convierte en un permanente ritual. Es como asistir a la misa o al rezo. Se reduce la “acción política” a participar en una marcha, en un mitin o a depositar el voto cada vez que se convoquen elecciones. De esa manera no se puede construir una verdadera apropiación del “proceso transformador” por parte de las bases populares, los dirigentes son “conductores”, las bases son “seguidoras” y la “salvación” la asegura el partido, el movimiento o el líder.  
Cuando la cúpula dirigente no está dispuesta a apoyarse en el pueblo para combatir la corrupción y la burocracia, única forma de lograr que las gentes se vinculen a la “Gestión Pública Desde Abajo”, es porque la podredumbre invadió al organismo. Ello no es posible porque los “avispados” que están a la sombra de los idealistas, siempre lo impedirán.
En esos casos se necesita una revolución desde dentro de la revolución, que es lo que se ha iniciado de una forma sorpresiva y caótica en Venezuela. Lo grave es que por causa de los “delirios revolucionarios” todo termine trágicamente y sea el Imperio, a la sombra de la oposición de derechas, la que termine siendo el “nuevo salvador supremo”. Así pasaríamos de la gloria a la tragedia y de ésta a la comedia. ¡Todo puede suceder!   
Lo preocupante de que la “revolución bolivariana” desemboque en un camino “bonapartista” son las consecuencias para todo el entorno regional. El Imperio está a la expectativa para ejecutar otra de sus “intervenciones humanitarias” armadas. El proceso de paz que se vive en Colombia quedaría en el filo de la navaja. La situación es de extremada gravedad.



[1] Estanislao Zuleta. “Sobre la idealización en la vida personal y colectiva, y otros ensayos”. Nueva Biblioteca Colombiana de Cultura, Procultura S. A. Bogotá, 1985. 

martes, 8 de diciembre de 2015

GUERRA POLÍTICA Y ECONÓMICA EN VENEZUELA

Sun Tzu, el arte de la guerra y los “tanques de pensamiento” del imperio
GUERRA POLÍTICA Y ECONÓMICA EN VENEZUELA
Popayán, 8 de diciembre de 2015
En las elecciones parlamentarias de Venezuela, la oposición no sabe cómo ganó y el “chavismo” no tiene idea de cómo perdió. Ambos no se la creen. Los unos ganaron más de lo que pensaban y los otros perdieron más de lo calculado. Pronto los asesores de Primero Justicia, pagados por la NED y la USAID, reclutados por los “tanques de pensamiento” de Miami, Madrid y Bogotá (de Santos, no de Uribe) le explicarán a Capriles, Borges y Ocariz, que fue lo que ocurrió. Maduro algo sospecha.
Los gringos utilizaron las mejores herramientas y enseñanzas de Sun Tzu. “Someter a tu enemigo sin combatir”. Esa es la meta del excelente guerrero. Es el colmo de la habilidad.
Seis estrategias y enseñanzas de Sun Tzu
Primero, desde el marco internacional armaron una estrategia propagandística de amplio espectro e impacto. Utilizaron a Lilian Tintori para convertirla en una celebridad, una víctima del oprobioso régimen “chavista” o “castro-comunista”. Era la punta de lanza mediática usando la imagen de mártir de su esposo encarcelado. Claro, el gobierno bolivariano dio ese tremendo “papayaso” y el imperio no lo iba a desaprovechar. Ella y “sus hijitos” iban a ser la imagen de la injusticia y la dictadura. “Sustituye las banderas y estandartes de tu enemigo” enseña el estratega chino
Segunda estrategia. Hacerle creer al gobierno “chavista” que iban a hacer una campaña nacional al estilo tradicional. Con vallas, propaganda televisiva y demás, para convertir esa jornada en un plebiscito destituyente. Por eso no firmaron el acuerdo para aceptar los resultados. Amagaron con repetir la “vieja” estrategia de cantar el fraude electoral si perdían. Con ello obligaron a Maduro a encabezar una campaña nacional de tipo plebiscitario cuando ellos sabían que si el PSUV hubiera hecho una campaña centrada en cada candidato de distrito o por lista, ellos perderían. Un Maduro desgastado por la “guerra económica” era el peor acompañante para los candidatos “chavistas”. Es decir, jugaron con la fuerza del gobierno: “Atrae a tu enemigo al terreno que escojas”, dice Sun Tzu.
Tercera estrategia. Invisibilizarse. Desaparecerse del escenario mediático nacional. Hacer ver –por contraste– el poderío propagandístico de los candidatos del gobierno, que todo el mundo sabe o se imagina que son financiados con dineros del Estado, mientras ellos fungían como unos menesterosos candidatos que no tenían con qué pagar cuñas televisivas ni vallas publicitarias. Cada cartel, valla o cuña, era una ofensa para el pueblo cansado de hacer colas y de buscar productos de primera necesidad. Ellos sabían que el “auto-bombo” mediático que usa canales públicos o monopolizados siempre se vuelve contra el gobierno, la fuerza política o la empresa que lo utiliza. Es otro precepto del Arte de la Guerra: “Hacer ver a tu enemigo falsamente poderoso y atacarlo desde la sombra”.
Cuarta estrategia: Las encuestadoras temprano empezaron a jugar su papel. Al principio para tratar de generar triunfalismo. Cuando Maduro cerró las fronteras con Colombia todos los medios y encuestadoras anunciaron la buena aceptación conseguida por el gobierno, al mostrar mano fuerte y decisión. Pero poco a poco fueron apretando con bajas cifras de aceptación de Maduro. Su objetivo era desesperarlo, obligarlo a hacer lo que hizo: extralimitarse en amenazas usando la famosa frase de “hay que ganar como sea” pero además empujarlo a utilizar las dádivas (taxis, viviendas, etc.) para ganar electores. Esas actitudes enardecían mucho más a la gente y la radicalizaban contra el gobierno. “Toda guerra se basa en el engaño” dijo Sun Tzu.
Quinta estrategia: Darle importancia a las regiones y a los partidos minoritarios de la Mesa de Unidad Democrática MUD. Pelear cada distrito y municipio por municipio. Con el aliciente de usar los problemas de inseguridad, desabastecimiento, corrupción gubernamental y la inflación, además de todo lo ganado en la campaña mediática de liberación de los presos políticos, los candidatos se concentraron en utilizar varias herramientas tecnológicas usando las redes sociales, los teléfonos móviles y una serie de programas para sistematizar la información y garantizar un trabajo casa a casa, barrio a barrio, pueblo a pueblo. Silencioso y metódico, bien planificado. El voz a voz era otro elemento muy práctico en un ambiente donde la gente se sentía atemorizada por las presiones de algunos funcionarios torpes y otros militantes fanáticos que amenazaban a la población con quitarles sus trabajos o sacarlos de los programas sociales. Hacían concentraciones donde era conveniente pero no fue la táctica más usada. Además, el PSUV impuso desde Caracas muchos candidatos y ello generó mucho malestar y desánimo entre las bases “chavistas”. “No mostrar la fuerza sin necesidad” recomienda Sun Tzu.
Sexta estrategia. El discurso. Desde el principio los principales dirigentes de la oposición tenían claro que el objetivo era ganarse al conglomerado de la población denominada como “ni-ni”, que de alguna manera simpatiza más con el “chavismo” pero que está frustrada por la situación actual. Son personas que no quieren identificarse con la oposición por sus posiciones golpistas y violentas impulsadas en las llamadas “guarimbas”. Pero también rechazan a los “colectivos bolivarianos”. Quieren paz y convivencia, están cansados de agravios y peleas. Por eso, en esta ocasión no tuvo protagonismo el movimiento estudiantil opositor. Y ellos saben que ese es el discurso que deben mantener para seguir desgastando a Nicolás Maduro y a Diosdado Cabello, después de haber ganado las elecciones. Provocar y provocar más bravuconadas y amenazas, fue su estrategia. Usar a expresidentes de otros países, al secretario de la OEA, a todo el que pudiera generar reacciones calenturientas y agresivas de los diversos funcionarios del “chavismo”, especialmente el presidente Maduro. Decía Sun Tzu: “Si su contrincante tiene temperamento colérico, procura irritarlo”.      
Algunas consideraciones a tener en cuenta
1.    En Venezuela no sólo se desarrolla una “guerra económica”; en lo fundamental se impulsa una guerra política en la que intervienen fuerzas imperiales desde 2002.
2.    Su principal objetivo geo-económico es recuperar el control de la más grande y estratégica reserva petrolera del mundo en disputa con Rusia y China.
3.    Su objetivo geo-político complementario es profundizar el declive político de los gobiernos progresistas, derrotar las alianzas regionales como Mercosur, Unasur, el Alba, Alac y Petrocaribe, y recuperar su hegemonía continental. 
4.    Las agencias estadounidenses han puesto todas sus esperanzas en una estrategia “democrática”, “pacífica” y “civilista”, aprendiendo de los errores de las “guarimbas” de 2013.
5.    Han diseñado para la región una variante de su teoría del “Paternalismo liberal”[1]  dado que en la región Sudamericana no tienen formas de promover guerras interétnicas o entre países que les permitan hacer intervenciones armadas “humanitarias”.
6.    Todas las fuerzas del capital están confabuladas para derrotar al “chavismo”. Las derechas de todos los colores se juntaron pero ahora bajo la nueva estrategia de la “paz y la convivencia”.
7.    El partido Primero Justicia de Capriles, Borges y Ocariz sale fortalecido de esa campaña, y aunque no logran moderar totalmente a Henry Ramos Allup y al “alter ego” de Leopoldo López, ya han conseguido hacer entrar en razón a María Corina Machado.
8.    El gobierno de Maduro-Cabello no logró desentrañar la estrategia de la oposición. Sus principales asesores no avanzaron más allá de la teoría del “golpe fascista”, el supuesto desconocimiento de los resultados que iba a hacer la oposición y la utilización de la violencia generalizada. De allí que no vieran otras opciones.
9.    La llamada “guerra económica” no ha logrado ser derrotada. El problema es que ella encaja muy bien con todas las políticas económicas del gobierno “chavista” y con sus necesidades político-electorales inmediatas. El desabastecimiento, la especulación, la escasez de productos de primera necesidad y el fenómeno del “bachaqueo” sólo son consecuencia de esa “guerra”, como lo es la inflación, el contrabando y demás problemas relacionados con el manejo cambiario. Realmente la “nueva guerra económica del imperio” está en el campo del auto-abastecimiento temporal de hidrocarburos, la destrucción total de los acuerdos de la OPEP y la batalla monetaria mundial (revaluación del dólar), en la cual Venezuela es un jugador menor.
10.    La estrategia va a continuar en la misma línea. Respeto máximo de la institucionalidad existente con la convicción de que pueden gobernar con la Constitución Bolivariana y el desmonte gradual de la política “chavista” sin correr o asustar a los “ni-ni” ya ganados y por el contrario, avanzar a ganar más “chavistas frustrados”.
11.    Por ello no han planteado la renuncia de Maduro como era lo esperado por los teóricos del “golpe”, ante un triunfo tan rotundo. Van a ir paso a paso. La amnistía para los presos políticos y acabar con los compromisos de Petrocaribe son las propuestas más visibles para empezar a desgastar al gobierno, pero lo van a hacer con “altura de estadistas”. Es la línea trazada desde el imperio como la que ejecuta Santos a la perfección con las FARC en La Habana.
12.    Es probable que la oposición trate de aprovechar el peso mayoritario adquirido en la Asamblea Nacional para impulsar otras iniciativas que le generen problemas al gobierno. Sin embargo, tal como lo prevemos, lo harán con mucho tacto y cautela. La estrategia –tal como lo muestran sus declaraciones– está dirigida a consolidar su fuerza electoral y no lanzarse a aventuras. Tratar de controlar el Tribunal Supremo de Justicia y otros órganos de los otros poderes, entre ellos el electoral, está entre sus propósitos. Si la crisis económica se hace insostenible, no dudarán en impulsar la destitución del presidente Nicolás Maduro siempre y cuando vayan sobre seguro.   
Los dilemas del gobierno “chavista”
Desgraciadamente el gobierno pareciera no reaccionar. Las declaraciones inmediatas a la derrota electoral del 6D, tanto del presidente Maduro, y Diosdado Cabello muestran que ellos confían todavía en recuperar, a partir del “núcleo duro” del “chavismo”, las fuerzas populares para evitar o ganar el referendo revocatorio que ya la oposición tiene en mente y que tendrán casi un año para preparar e impulsar. La Canciller Delcy Rodríguez confía en que “Hay un bloque consolidado en conciencia" (http://bit.ly/1lMxf93).
Es indudable que el gobierno tiene un margen de maniobra pero deberá enviar señales inequívocas de que va a colocar por encima de su proyecto histórico, o sea, el Socialismo del Siglo XXI –que está fuertemente averiado–, los intereses del conjunto de la población. La forma como lo haga, la disciplina que muestre la militancia del PSUV y demás colectivos “chavistas”, los objetivos que se trace y la capacidad comunicacional, lo decidirán todo.
Retroceder en orden, reorganizar las fuerzas, reflexionar con mucha honradez y fluidez, aceptar profundamente la derrota parcial, y actuar con diligencia en el campo de la economía y la seguridad, es lo que uno –desde la distancia– observa que podría hacer.
Paralelamente iniciar un proceso sostenido de transferir poder a las comunidades organizadas para mostrar que está decidido a apoyarse en el pueblo para arrinconar y vencer en forma contundente la corrupción y el burocratismo incrustado en el gobierno, que a veces hace más daño que la acción de la misma oposición. Es un lastre que jala hacia atrás.
No la tiene fácil el presidente Maduro pero el sólo intentarlo ya es una actitud ética y revolucionaria que los luchadores del pueblo venezolano, latinoamericano y mundial están esperando y demandando.
Desde Colombia enviamos las mejores energías porque ello se concrete dada, la importancia que tiene el proyecto bolivariano en la lucha contra el imperio y por la integración regional latinoamericana. El presidente Chávez, desde donde esté, hará fuerza para que acierte.  
Conclusión
Todo apunta a que la derecha latinoamericana –incluida la mayoría de la oposición venezolana– se ha deslindado de la línea golpista (Uribe-Leopoldo López), y van a jugar con la táctica “pacifista” y “civilista” diseñada por los “tanques de pensamiento” estadounidenses.
Intentarán reemplazar a los gobiernos “progresistas” con “golpes suaves” de carácter electoral y gobernar con las institucionalidades existentes para desmontar los logros sociales de una forma moderada y paulatina.
La guerra económica va por debajo. Es la mano invisible de la estrategia imperial. Hoy el precio del petróleo está por debajo de US$40 y el dólar cada vez más caro.
E-mail: ferdorado@gmail.com / Twitter: @ferdorado     



[1] El término “paternalismo liberal” o “paternalismo soft” fue acuñado por el economista conductual Richard Thaler y el abogado Cass Sunstein. Hoy es parte del ideario del presidente Barack Obama y sirvió de base teórica para diseñar las supuestas “intervenciones humanitarias” en Libia y Siria. Su principal impulsora en el gabinete presidencial es la embajadora de Estados Unidos ante la ONU, Samantha Power (Nota del Autor).

CUANDO SE CAE EL RÉGIMEN Y NO CREEMOS

SUBTÍTULO: ES UNA ALERTA PARA UNOS VECINOS
Popayán, 8 de diciembre de 2015
Cuando uno idealiza las personas, ideas, acciones, luchas, objetivos, al pasado, se embarca en una trampa ideológica de tal dimensión que es como conectarse día y noche a un televisor y no mirar para otro lado. Es una especie de enceguecimiento.
Nos pasa a todas las personas. Idealizamos de dos formas: idealizamos las primeras imágenes, nos aferramos a la fotografía. Se llama “cosificar”. Pero también idealizamos la relación que formamos con esa persona, sea de amistad o amor. También la cosificamos.  Suponemos que esa persona o relación nos va a cambiar o nos va a traer “suerte” o logros. También, imaginamos que esa persona va a cambiar en algún aspecto que no nos guste o agrade. Pero todo eso es falso, es un autoengaño.
Así ocurre con algunos “militantes revolucionarios”. Así pasó con el caso más increíble de alienamiento ideológico de una persona muy formada e inteligente. Erich Honecker era el presidente de la República Democrática Alemana RDA en 1989. Se caía el régimen “comunista” a pedazos, el muro de Berlín era derribado, las gentes huían hacia Hungría y hacia la República Federal Alemana RFA, pero, él seguía impertérrito.

Según Honecker el régimen era fuerte. Era imposible que cayera. No podía creer que eso fuera a pasar. Era una invención de “occidente” y del “imperialismo”. Sólo cuando gente de su cerrado entorno lo sacudió con sinceridad sobre lo que ocurría, pareció reaccionar. Pero realmente cuando fue puesto preso fue cuando palpó la gravedad de lo que había ocurrido. Ya era muy –demasiado tarde–, para reaccionar.   

NOTA: Claro, en el caso de Venezuela no sólo se está cayendo el régimen por sus propios errores sino que lo están tumbando - desde afuera y desde adentro. Los EE.UU. impulsan no una "guerra económica" sino una total "guerra política". Pero los dirigentes bolivarianos todavía no se dan cuenta de lo avanzada que está esa guerra. 

lunes, 7 de diciembre de 2015

"GOLPE MORTAL" A LA ILUSIÓN PROGRESISTA

Nuevas reflexiones sobre lo ocurrido el 6D en Venezuela
“GOLPE MORTAL” A LA ILUSIÓN PROGRESISTA
Popayán, 7 de diciembre de 2015
A los catastróficos resultados obtenidos por las fuerzas bolivarianas el día de ayer 6 de diciembre en las elecciones parlamentarias de Venezuela, hay que sumar la derrota del “kirchnerismo” en Argentina, el fracaso de la izquierda en Bogotá (Colombia) y el declive político de la mayoría de gobiernos “progresistas” en Latinoamérica.
Es un triunfo electoral que las derechas de los diversos países de Sudamérica no habrían podido conseguir sin la estrategia imperial que tiene como principal expresión concreta, la brutal caída de los precios del petróleo y la súbita valuación de la moneda estadounidense.
Lo importante a destacar es que al calor de la “guerra económica de nuevo tipo”, el imperio ha diseñado una estrategia “pacifista” para recuperar los gobiernos en América Latina. Esa maniobra se inició con el restablecimiento de las relaciones entre el gobierno de los EE.UU. y Cuba, el apoyo incondicional a la terminación del conflicto armado con las FARC en Colombia y los acercamientos diplomáticos con diversos gobiernos de la región, entre ellos Brasil, Uruguay y el mismo Venezuela. ¡El imperio aprende muy rápido!    
Todas las declaraciones que han hecho los representantes de la Mesa de Unidad Democrática MUD, que aglutina a más de 20 organizaciones políticas de Venezuela opuestas al gobierno bolivariano, apuntan a que la oligarquía venezolana y el imperio van a respetar –por ahora–, la institucionalidad bolivariana y, una vez, salgan de Maduro (revoquen su mandato), van a gobernar con la constitución existente. ¡Ellos no se complican!
Los estrategas imperiales desde hace más de 12 años vienen asesorando al partido “Primero Justicia”, principal partido de oposición. Capriles, Borges y Ocariz han demostrado capacidad táctica para aprovechar las torpezas del gobierno para enfrentar la “guerra económica”. Maduro y sus asesores nunca entendieron que la guerra va más allá de la especulación y el desabastecimiento de productos de primera necesidad. ¡Esto sólo son consecuencias!
Así, superando los “errores” de los impacientes y extremistas dirigentes del partido Voluntad Popular encabezado por Leopoldo López (quien se convirtió en un “mártir” desde la cárcel), consiguieron acumular influencia entre importantes sectores del pueblo y de las clases medias indecisas para construir “nuevas mayorías”. Lo han logrado coyunturalmente.
Dicha estrategia es posible porque ellos sabían que el Poder (el “verdadero poder”) nunca lo habían perdido. No entender esa circunstancia, es el principal “error” de los dirigentes de los gobiernos progresistas de América Latina (igual que en Grecia).
Los dirigentes “progresistas” de América Latina no tenían plena conciencia que gobernaban a contra-reloj. Ahora, con éste “mortal” golpe que le han dado a la “revolución bolivariana”, pueden ser conscientes de ello y re-diseñar su estrategia.
Es evidente que la estrategia “progresista” de querer hacer cambios estructurales con base en la “administración del Estado heredado”, no es posible. Si no se pudieron hacer grandes cambios cuando existía la bonanza de los precios de los commodities, menos se podrán hacer en el corto plazo.
La “radicalización” o profundización de las “revoluciones” sólo será posible derrotando a las cúpulas burocráticas incrustadas en los gobiernos, que impiden el desarrollo de nuevas formas de democracia directa, participativa, deliberativa y de representación controlada, que sólo se pueden construir “desde abajo”, dándole verdadero poder de decisión a la gente sencilla.
Un serio replanteamiento espiritual, filosófico, ideológico y político debe estar al frente de ese proceso rectificador. La matriz de los “salvadores supremos”, que es la base del culto a la personalidad del dirigente o “líder”, debe estar en la base de esa necesaria reflexión.
E-mail: ferdorado@gmail.com – Twitter: @ferdorado