miércoles, 30 de marzo de 2022

El poder de los nadie y de los ninguneados

 

Foto: Pixabay

El poder de los nadie y de los ninguneados

Popayán, 30 de marzo de 2022

Lo más interesante de lo que ocurre en Colombia es que se está desmitificando la acción política, incluyendo, la política electoral.

Muchas personas se hacen activistas del Pacto Histórico pero sin convertirse en “operadores políticos”. Usan el “voz a voz” como su instrumento más efectivo para conseguir nuevos votos.

La irrupción de Francia Márquez en la acción política colombiana ha imprimido un nuevo espíritu en las gentes del común, en los “nadie”, que ella reivindica y representa.

Esa corriente de aire fresco ha logrado superar el “antiuribismo” que se respiraba en la campaña oficial de Petro para inyectarle una dosis de “anti neoliberalismo”.

“Los de abajo”, los que como Francia han luchado contra todas las minerías (legales e ilegales) y los megaproyectos que arrasan con nuestros bosques y ríos, están felices con ese aire confrontador.

Los usuarios de los servicios públicos (electricidad, agua, aseo, telefonía, salud, etc.) que pagan altas tarifas a emporios de capitalistas que se apoderaron de “lo público”, son los más comprometidos con esta lucha porque aspiran a cambios reales en esas materias.

Los caficultores veteranos que fueron testigos de cómo -durante el gobierno de César Gaviria- se destruyó y privatizó la riqueza de su gremio (banco cafetero, flota mercante, aerolínea, etc.), están contentos de que se desenmascare a ese “neoliberal”.

Los campesinos que sufrieron la destrucción de las instituciones que les prestaban servicios de crédito (Caja Agraria), asistencia técnica (Ica, Fondo-Dri) y mercadeo (Idema), no han olvidado a quien les decía “bienvenidos al futuro” pero los introdujo en un pasado oscuro y tenebroso. 

Y en fin, tantas personas que se frustraron luego de que la Constitución de 1991 fue convertida en un instrumento de los poderosos para enriquecerse a costa de “lo público”, han renovado sus fuerzas y su entusiasmo para no apoyar “más de lo mismo”.

El salto de calidad que se ha generado en las bases sociales que participaron en el “estallido social” de 2019-21, está superando las expectativas de quienes colocaban el acento de la campaña del Pacto en la lucha contra el “uribismo” y llamaban a conciliar con los “falsos liberales”.

Los nadie, los ninguneados, los invisibles, saben que Uribe logró permear a la oligarquía colombiana, a campesinos ricos y medios golpeados por las guerrillas, y a casi toda la clase política colombiana, y que esos sectores deben ser atraídos pero sin engaños ni falsedades.

De esos políticos permisivos con el uribismo sólo se “salvan” algunos que han rectificado en el tema de la “paz” que en su gran mayoría ya están con el Pacto. No obstante, unos pocos de ellos, en su afán de “ganar” olvidan que ahora se trata de construir la “paz grande”.

Esos políticos deben profundizar en su espíritu autocrítico, y si realmente quieren contribuir con el nuevo período en que está entrando nuestro país y el mundo, deben valorar el aporte de la “nueva sangre” que viene desde abajo, de muy abajo, que “llama las cosas como son así sepan a requesón”.

El reto de los “operadores políticos” del Pacto Histórico es lograr conectarse con el espíritu de quienes están llegando ahora a la campaña electoral, que son la garantía de poder derrotar la abstención y transitar por nuevos caminos de transformación (por arriba y desde abajo).

Y hacia el futuro, asimilando la experiencia de los pueblos latinoamericanos debemos ser conscientes que los cambios que requiere nuestro país y el mundo, van mucho más allá de las decisiones que se tomen desde el Gobierno. Que si no nos apoyamos en la fuerza de la gente “de abajo”, organizada o no, todo puede quedar en el papel como la Constitución de 1991.

Y reflexionar y entender que para enfrentar el Poder Global de la oligarquía financiera hay que cuidarse de la “cooptación”, que consiste en separar al “político” de las bases sociales, haciéndole creer que sólo con leyes y decretos se va transformar una realidad de explotación del trabajo y de expoliación de la riqueza social (recursos naturales).

Ese es el reto que tenemos por delante. Valorar a los nadie, a los ninguneados de siempre.  

 

miércoles, 23 de marzo de 2022

El Pacto Histórico con Francia y Petro empieza a hacer historia

 

Francia Márquez y Gustavo Petro

El Pacto Histórico con Francia y Petro empieza a hacer historia

Popayán, 23 de marzo de 2022

Un amigo que jugaba muy bien el billar siempre que hacía una extraordinaria jugada decía: “Al saber lo llaman suerte”. No obstante, sabía que en momentos determinados algo que podría llamarse “suerte” le ayudaba a ganar. Quienes juegan le llaman “estar enchufado”.

Hoy el progresismo y las izquierdas colombianas están “enchufadas”. No se trata de suerte ni de coincidencia -como decía mi amigo- sino de la confluencia de varios factores que lo hacen posible. La agudización de las malas condiciones de vida; la fusión de inconformismo, indignación y conciencia política; y la existencia de acumulados organizativos, han generado una situación nueva. 

En un artículo de hace más de un año (06.03.2021) planteamos que habíamos entrado en Colombia en un “nuevo momento político”. El tema de la “paz pequeña” (desmovilización de las Farc) estaba básicamente superado y para garantizar la “paz grande” se requería el cambio del modelo económico y político. En eso estamos en la actualidad.

Decíamos (entre otras cosas) que “el bloque de poder oligárquico está debilitado”, “las clases medias empiezan a girar hacia el progresismo”, “la pandemia ayudó a desnudar nuestras miserias”, “la crisis de los partidos políticos obliga a que surjan nuevas expresiones políticas” y “existen evidencias que las mujeres y los jóvenes serán determinantes para ese nuevo momento”.

Después del estallido social y del intento fallido de las castas dominantes de hacer creer que era “una estrategia subversiva para destruir la institucionalidad democrática”, se puede afirmar que vivimos ese nuevo momento político. Los resultados de las elecciones del pasado 13 de marzo confirman la existencia de un proceso con fuertes raíces sociales, que -por desgracia- el conflicto armado instrumentalizado por el imperio (y el narcotráfico) no dejaba apreciar y desencadenar.

Gustavo Petro y Francia Márquez, los dos precandidatos ganadores dentro del Pacto Histórico, encarnan esas dinámicas sociales que son complejas y no-lineales. Cada cual representa en su particularidad la diversidad de luchas populares que -afortunadamente- confluyen en la coyuntura actual pero que tienen orígenes, esencias y naturalezas diferentes.

Dos visiones que deben encontrarse

Todo apunta a que en Colombia se empieza a plasmar un proceso político que intenta combinar -en forma creativa- el trabajo gris y cotidiano de construir formas de poder popular con la acción electoral para poner a nuestro servicio la institucionalidad existente, sin pretender transformarla de un día para otro y sin abandonar la lucha por cambiar la sociedad a partir de “autogobiernos”.

Esa tarea está en el centro de los debates de las luchas populares, progresistas y de izquierda que están en desarrollo en América Latina y el mundo. Actualmente existen 2 tipos de procesos que parecen antagónicos (los “autonómicos” vs. los “institucionalizados”) debido -en lo fundamental- a que las distintas experiencias hasta ahora ejecutadas han llevado a la cooptación y debilitamiento de los movimientos populares por parte del Estado en manos de gobiernos progresistas.

En forma panorámica podemos afirmar que  Evo y Linera en Bolivia se dejaron cooptar, aunque los movimientos sociales bregan “desde abajo” por rectificar; Correa nunca tuvo una estrategia popular, quiso hacerlo todo desde el Estado (desde arriba); Lula, desarrolló una práctica muy similar a pesar de la existencia de “los sin tierra”. Ahora arranca Boric en Chile pero existe una dislocación con el movimiento popular que no está muy organizado, a excepción del pueblo mapuche. El peligro de las experiencias como las de Lula y Correa es que le preparan el camino a los Bolsonaros.

Desde otra perspectiva, está la valiosa experiencia de los “neozapatistas” mexicanos que, aunque se sostienen en sus dinámicas locales, parecieran aislarse en su “autonomismo” y se desconectan de la vida y del pueblo de la nación mexicana y del mundo. En Colombia, la experiencia indígena y afro está en medio de la lucha por autonomía y un proceso de cooptación institucional sin que haya habido todavía un gobierno progresista. Es una realidad compleja por definir y explicar.

Sin embargo, todo eso puede cambiar si se evalúan seriamente los procesos anteriores y se logra aclarar el problema. Por lo general, se le echa la culpa a los “políticos” y se exculpa “a priori” a la dirigencia “social”. Ello lleva a asumir una conducta “purista”, facilista y de aislamiento. Se le deja el espacio abierto a todo tipo de oportunistas sin darles la lucha en su terreno, y luego, cuando la burocratización y la corrupción han hecho carrera, se dice olímpicamente… “¡se los dijimos!”.

Es por ello que debemos impulsar un debate más profundo sobre el carácter y la naturaleza del Estado, y desarrollarlo con la gente, sin temores ni fundamentalismos, sin verdades eternas y con espíritu de aprendizaje. La vida de los pueblos y la sobrevivencia de la humanidad nos obliga.  

Francia y Petro frente a las leyes (escritas y no escritas) y a la historia

Francia Márquez ha sido escogida como candidata a la vicepresidencia en fórmula con Gustavo Petro. Ella se formó en un proceso netamente “social” de campesinos y mineros negros del Cauca, mientras que él, de origen popular de un barrio de Zipaquirá (Cundinamarca) fue formado en “política” partir de su militancia en el M19, guerrilla democrático-nacionalista de los años 70s y 80s. Cada uno tiene su propia historia de luchas valiosas y meritorias.

Encontramos en la acción política de Francia unas características particulares. Su “éxito” electoral -hasta ahora- consiste en comportarse como lo que es, sin máscaras ni poses. Es una auténtica “outsider” muy diferente a tantos candidatos que hoy posan de “antipolíticos” sin serlo, y por ello no pueden competir con ella. Ella es transparente y espontánea; ellos turbios y predecibles.

Francia es una rebelde pacífica que actúa dentro del sistema. Alguien que dice las cosas sin cálculo pero con convicción; una persona que actúa rigiéndose por una ley que no está escrita (Ubuntu) y por eso, ella no se traiciona. Sus ideas de igualdad, dignidad y justicia social están alimentadas por prácticas reales y vitales, que la comprometen con causas de pueblo y de humanidad.

Ella está protagonizando algo inédito, algo transformador en sí mismo, algo nuevo, porque su actuar en todo sentido se sale de la política tradicional. Su lucha por los derechos de los excluidos, de las mujeres y de género, de los jóvenes, de las víctimas del conflicto armado y por el cuidado de la naturaleza, no surgen de los libros y las teorías sino de su propia vida y la de su gente.  

En cambio, Petro tiene que jugar a lo tradicional, tiene que actuar con base en la ley escrita, y de alguna manera se traiciona (ojalá lo haga conscientemente) porque la imagen que le han construido es la de ser un guerrillero  y un comunista. No obstante, también se la ha jugado toda su vida, enfrentando el paramilitarismo y a la corrupción, desafiando a la oligarquía y al uribismo, y construyendo un programa que contempla transformaciones importantes para la sociedad tanto en lo nacional como regional (latinoamericano) y global (mundial).

La contradicción a resolver en medio de la práctica, tanto por ellos como por los movimientos sociales y políticos, ha sido planteada por Francia en sus intervenciones. Es, a la vez, una consigna de los jóvenes colombianos: “No solo se trata de cambiar de gobierno (subsistema del Estado heredado) sino que la tarea es cambiar la sociedad”. No se niega a participar en un gobierno pero sabe que la acción principal no es “administrativa”. No se trata de “hacerle el favor” al pueblo desde el Gobierno o de ilusionarlo con leyes y decretos que van a cambiar su realidad. Se trata de aprovechar esos espacios institucionales para fortalecer la organización popular y la sociedad civil.

Recorderis  

Es importante recordar que todo acto verdaderamente transformador se funda en una ley que no está escrita. Todas las civilizaciones y sociedades tuvieron sus leyes no escritas, de carácter comunitario y colectivo, que se parecen mucho entre sí. Cuando las sociedades se dividieron en clases y/o castas y surgieron los gobernantes, llámense reyes, emperadores, marajás, jeques, incas, aztecas, etc., llamaron a los hombres sabios de su época y les pagaron para que escribieran los “libros sagrados”. Desde ese momento esas leyes perdieron su carácter colectivo y comunitario. Fueron instrumentalizadas por el poder de un sector minoritario de la sociedad: los poderosos, los hombres, los “sabios”, los opresores, los que mandan.

No obstante, esas leyes están allí. Existen en la memoria colectiva. Hacen parte de la humanidad y de la tradición de muchos pueblos ancestrales. Hoy, dichas leyes son indispensables para restaurar la vida y construir un futuro digno para el conjunto de los seres humanos. Francia Márquez, cuando rememora sus ancestros nos recuerda esas leyes no escritas. Y en eso consiste su fuerza

miércoles, 16 de marzo de 2022

Colombia: ¡El pueblo no se rinde, carajo!

 

Francia Márquez del movimiento Soy porque Somos

Colombia: ¡El pueblo no se rinde, carajo!

Popayán, 16 de marzo de 2022

Los resultados electorales del pasado 13 de marzo/22 reflejan las dinámicas sociales, políticas y culturales que evolucionan en Colombia. Las fuerzas del cambio lograron importantes avances mientras las fuerzas del statu quo parecen resistir la ofensiva progresista y popular. Para hacerlo, recurren con descaro a las herramientas “institucionales” que han construido durante el largo período de dominación oligárquica que estimula la corrupción y la trampa, como son la compra de votos, el clientelismo estructural, los miedos inducidos, la violencia sistémica, las mafias extorsionistas y el fraude electoral, que en esta ocasión parece haber sido en grande.  

Daniel Coronell en su reporte periodístico resume lo ocurrido con bastante exactitud: “Los triunfadores fueron el Pacto Histórico y las maquinarias políticas tradicionales”. Unos, con el triunfo de Petro y Francia en las consultas presidenciales, y las otras, que consiguieron mantener sus mayorías en el Congreso aunque con algunos reacomodamientos y fisuras. Igualmente, la compilación de las cifras que realiza Fernando Antonio Cuervo en el periódico Desde Abajo muestra los votos obtenidos por los diferentes candidatos, partidos, coaliciones y movimientos.

En este escrito nos centramos en lo ocurrido con el Pacto Histórico. Lo relacionado con las derechas y el “centro” ocurrió (más o menos) lo que previmos en artículo anterior: Afirmamos que el Centro Esperanza sufriría un duro golpe y que la coalición de derechas obtendría resultados aceptables.

El Pacto Histórico y el estallido social

Tabla 1. Votación por la consulta presidencial del Pacto Histórico por departamento (región)

Departamento

Votantes

% del total de votos

Departamento

Votantes

% del total de votos

Amazonas

5.519

10,65%

Guaviare

7.682

11,87%

Antioquia

405.740

8,00%

Huila

120.615

13,70%

Arauca

16.222

7,63%

Guajira

87.874

13,64%

Atlántico

328.869

16,35%

Magdalena

143.138

13,99%

Bogotá

1.205.594

20,20%

Meta

103.698

13,28%

Bolívar

257.611

15,24%

Nariño

313.171

26,54%

Boyacá

115.342

11,58%

Norte de Santander

85.247

6,57%

Caldas

75.210

9,28%

Putumayo

56.476

23,36%

Caquetá

33.350

10,76%

Quindío

52.712

10,80%

Casanare

33.857

11,14%

Risaralda

103.257

12,38%

Cauca

269.493

26,44%

San Andrés

4.240

8,25%

Cesar

143.387

16,51%

Santander

224.321

12,65%

Chocó

70.781

21,25%

Sucre

146.514

20,04%

Consulados

47.207

5,19%

Tolima

126.447

11,32%

Córdoba

216.293

16,38%

Valle

690.068

18,80%

Cundinamarca

307.624

14,86%

Vaupés

2.493

10,66%

Guainía

2.733

8,56%

Vichada

3.493

6,56%

Subtotal

3.534.832

 

 

Total

5.806.278

 

Fuente: Registraduría Nacional del Estado Civil (se toman los resultados de todos los votantes incluyendo tarjetas no marcadas y votos nulos, porque muestra que era la intención votar por el PH)

Se puede observar que el suroccidente colombiano (Nariño, Cauca, Chocó, Putumayo y Valle) al igual que Bogotá, obtienen porcentajes altos, por encima del 20% del total de votantes habilitados. En un segundo nivel están los departamentos de la Costa Caribe que superan casi todos los 13 puntos porcentuales, a excepción de Sucre (la tierra de Petro) que logró el 20%. En un tercer lugar están los departamentos del centro del país (Cundinamarca, Tolima, Boyacá, Santander y otros) con porcentajes superiores al 10%. Por último están regiones como Antioquia, Norte de Santander y los departamentos de la periferia, en donde el uribismo es todavía fuerte, por efecto, principalmente, de la acción torpe y criminal de las Farc durante el conflicto armado.

El análisis de las cifras por región y sector social permite observar un fenómeno que está a la vista. Las regiones donde el Pacto Histórico obtuvo resultados importantes son las mismas en donde el estallido social (2019-2021) fue más masivo y organizado. La participación de los jóvenes y de las mujeres fue la nota destacada pero parece que en el actual proceso electoral esa participación juvenil y femenina está a medio camino. Ese es el reto, entusiasmarlos (as) y derrotar la abstención.  

La votación por Francia Márquez y lo que representa para el Pacto Histórico

La candidata por el movimiento “Soy porque Somos”, Francia Márquez, con una mínima experiencia electoral, obtuvo una extraordinaria votación de 783.160 votos. Ella es una dirigente social, afro, ambientalista y víctima del conflicto armado, que se ha destacado en la campaña por representar a los que llama “los nadies”. Ese resultado es el tercero (3°) entre todos los precandidatos que participaron en las consultas interpartidistas, superando incluso a Sergio Fajardo (723.084), ganador de la consulta del Centro Esperanza, quien ha participado en múltiples campañas, además de haber sido Alcalde de Medellín y gobernador de Antioquia.

Ese resultado va a obligar a Gustavo Petro a designarla como su candidata a la Vicepresidencia, aunque el candidato progresista argumenta que dicho cargo es una carta de negociación para ampliar la coalición del Pacto Histórico de cara a ganar en primera vuelta. Si no lo hace en la actual coyuntura, sería como pegarse un tiro en un pie. Ella ha planteado con mucha gallardía y dignidad que “no llegó a dicho proceso por un cargo”, pero, no obstante, luego del resultado obtenido el 13 de marzo/22, las expectativas entre las comunidades negras de este país, las mujeres y los jóvenes, es muy alta. Todos y todas van a presionar para que ella sea la designada, no tanto por la “distinción” sino por el papel que ella puede jugar en estos dos (2) meses de campaña electoral y hacia el futuro.

Francia ha demostrado que no tiene techo. Venía creciendo día a día y puede seguir en esa dinámica. Es emocionante imaginarla con su investidura de candidata a la vicepresidencia recorriendo el país, la Costa Pacífica y Caribe, moviendo a la gente en los barrios populares más pobres de las grandes ciudades, haciendo pedagogía política con base en su propia vida, sus experiencias y palabra, y haciendo un ejercicio político de nuevo tipo. Esta hermosa y valiente mujer puede hacer una campaña electoral que va más allá de los votos, porque más que cambiar gobierno lo que necesitamos cambiar es la sociedad. Esa fue la consigna de los jóvenes de la movilización de noviembre de 2019, y es lo que ella ha venido planteando. Francia es la persona y la dirigente que puede encarnar y conectar el entusiasmo, la alegría y la beligerancia del estallido social con las dinámicas electorales, y darles un sentido más trascendental.

Sería un ejemplo de lo que hasta ahora no se ha intentado en Colombia y en América Latina. Se trata de colocar los procesos electorales “institucionales” al servicio de la lucha directa, de la organización y de la movilización social, de la construcción de autonomías populares, “desde abajo”, y a la vez, lograr la participación de millones de personas en las elecciones, derrotando el abstencionismo electoral. Además, los dirigentes del Pacto Histórico deben tener en cuenta que en las elecciones de primera vuelta los acuerdos entre partidos políticos no son determinantes. En esta fase de la carrera presidencial el voto de opinión es esencial para conquistar a las mayorías.

Y de llegar a ese cargo, estoy seguro que su desempeño sería muy diferente a la de todas las vicepresidentas del mundo entero. Su principal labor sería continuar educando a nuestra gente; haciendo pedagogía política más allá de lo que es la política tradicional. Con su ejemplo, su valentía, su producción intelectual que se apoya en sus ancestros y en su cosmovisión ecológica del cuidado, y con su sencillez y poder de convencimiento que ya ha demostrado, nos ayudará enormemente a transitar por nuevos caminos. ¡Sería maravilloso!

La consigna de “El pueblo no se rinde, carajo”, que Francia y las comunidades afro han posicionado en marchas y protestas, ha empezado a resonar con mayor fuerza al interior del Pacto Histórico y de la sociedad. Y así, podremos lograr que -como ella lo dice al final de sus intervenciones- “la dignidad se haga costumbre”.