jueves, 13 de abril de 2023

¿Asamblea Constituyente para enfrentar el bloqueo institucional?

 

¿Asamblea Constituyente para enfrentar el bloqueo institucional?

Popayán, 13 de abril de 2023

Entre algunos dirigentes de izquierda del Pacto Histórico pareciera prosperar la idea de convocar una Asamblea Nacional Constituyente para reformar la Constitución Política.

Esa propuesta se plantea para enfrentar el bloqueo institucional que sufre el gobierno de Petro, neutralizar la guerra mediática y derrotar el “saboteo legislativo” que realizan los partidos políticos de La U, conservadores y liberales alrededor del trámite de las reformas (salud, laboral, pensiones).

El excandidato presidencial Alfredo Saade y la senadora Piedad Córdoba se han pronunciado en ese sentido. Algunas manifestaciones del presidente Petro respecto del proceso de paz, sobre las limitaciones presupuestales para cumplirle a las víctimas y la política monetaria del Banco de la República, parecieran sugerir que se contempla esa alternativa hacia el futuro.

Dicha iniciativa, planteada en este momento, se corresponde con la visión legalista (“fetichismo de la Ley”[1]) que se ha impuesto en las dinámica del gobierno de Petro, en donde el acento del “Cambio” se ha traducido en una avalancha de proyectos de ley. De acuerdo al senador Ariel Ávila “el Gobierno tiene 35 reformas radicadas en el Congreso y no hay claridad en sus prioridades”.

Esa apuesta reformista de carácter legislativo pareciera explicar el actual desgaste del gobierno progresista. En Colombia el pueblo no cree en el Congreso y menos en las reformas a las leyes. Numerosos refranes y proverbios creados por la sabiduría popular reflejan esa realidad: “La ley es para los de ruana”, “Hecha la ley, hecha la trampa” y “El papel puede con todo”.

Frente a ese tipo de iniciativas y visiones que idealizan el papel de las leyes, vale la pena plantearse algunas preguntas:

Sabemos que una Asamblea Constituyente en Colombia ANC sólo puede convocarse por consenso o mayorías en el Congreso. ¿Si no tenemos la fuerza para aprobar plenamente las reformas sociales, qué nos hace creer que para aprobar una ANC si lograríamos esas mayorías?

Si eventualmente se produjera un nuevo “estallido social”, situación que algunos sectores de izquierda imaginan y desean, y que considero improbable, ¿cómo se podría garantizar esa convocatoria de una ANC por vía extra-institucional como ocurrió en 1991?

¿Existen en la actualidad condiciones similares a las que facilitaron que en el gobierno de César Gaviria se “cerrara” el Congreso y se convocara la ANC? ¿Es posible en este instante llegar a acuerdos políticos como los que construyó el M19 con Salvación Nacional (Álvaro Gómez Hurtado) y con el Partido Liberal (López Michelsen, Samper y Serpa)?

¿Acaso no es cierto que la derecha más extrema es la que quiere generar un ambiente de tensión y de incertidumbre, y que se escandaliza por el hecho de que algunos partidos tradicionales lleguen a acuerdos con el gobierno de Petro? ¿Cuál es la razón del desespero en las filas progresistas?

¿No es “normal” que los partidos tradicionales aliados de Petro utilicen el “saboteo” y la presión legislativa para obtener más burocracia y/o para debilitar las iniciativas reformistas? Y, ¿no es cierto que errores de Petro, ministros y congresistas, son los que han fortalecido esa actitud?

¿No es evidente que algunos sectores de la oligarquía nos quieren desesperar y llevar a un escenario “extra-institucional”, o sea, empujarnos –antes de tiempo– a convocar una ANC? ¿Hemos ya agotado todas las posibilidades para avanzar en esa dirección dentro del actual marco institucional?

Respuestas y conclusiones

Es claro que Petro ha tenido que enfrentar situaciones excepcionales. La inflación y la devaluación de la moneda que, aunque responden a causas internacionales, golpean con fuerza la economía del pueblo. Numerosos desastres naturales causados por el invierno y otras situaciones represadas han creado un ambiente de inestabilidad. Además, la quiebra de las líneas áreas de bajo costo agudizó los problemas en el transporte aéreo y el turismo en una coyuntura importante (Semana Santa). 

Ello ha significado un desgaste enorme del cual debemos ser conscientes. Hay que sumarle algunos errores de comunicación y coordinación cometidos por el mismo Petro y algunos funcionarios de alto nivel, que poco a poco han sido corregidos. Todo ello, ha sido explotado al máximo por la oposición y, sobre todo, por los medios de comunicación al servicio de las castas dominantes.

Pero, el más grave error es hacer girar toda la estrategia alrededor de las reformas legislativas. Esa decisión no tuvo en cuenta que no se tienen mayorías parlamentarias y que la coalición con los partidos tradicionales no se apoya en serios y consistentes acuerdos programáticos sino en intereses burocráticos. Ello, ha fortalecido a los “aliados interesados” que son expertos en ese terreno.

No obstante, como lo hemos planteado en anterior artículo, son falencias corregibles. La tarea central y más importante sigue siendo ganar el apoyo de otros sectores sociales –muy importantes y determinantes para el futuro de la política de industrialización y transición energética– como son los pequeños y medianos productores agropecuarios (cafeteros, paneleros, arroceros, etc.). Y en general, es necesario ganar con hechos y realizaciones a sectores empresariales y productivos.

Dichos sectores hoy están a la expectativa y algunos están a la defensiva frente al gobierno actual, porque creen que Petro sólo piensa en los “sectores vulnerables” (adultos mayores sin pensión, mujeres cabeza de familia, víctimas del conflicto, etc.), y que aun así ello sea loable, si se invierte el grueso de los recursos del Estado en dicha población van a ser muy escasos los recursos para estimular la actividad productiva y para poder generar riqueza y empleo formal. Y tienen razón

Es posible que en el futuro se requiera convocar una ANC para reformar la Constitución para poder pasar de la transición a la efectiva transformación. Lo que debemos tener claro es que para “ganarla” se requiere la acumulación de mucha más fuerza y, ello, sólo es posible con la acción de un gobierno práctico y ejecutivo, sin tanta retórica reformista, sin tanto fetichismo en la ley, que realmente muestre resultados y voluntad de cambio.

Nota: La coalición con los partidos tradicionales o sectores de ellos, es necesaria y debe mantenerse. Frente a temas como la paz, el narcotráfico, la industrialización y la transición energética, la política internacional y otras materias, el “acuerdo nacional” es importante. Sin embargo, “tensarla” y “medirla” en temas que tocan a sus “patrones” (la oligarquía financiera”) sin contar con mayor fuerza social y política, lleva a lo que estamos viviendo: desgaste del gobierno, derrotas legislativas y desespero en algunas fuerzas que quieren cambios “radicales” sin tener fuerza.   

[1] Fetichismo de la Ley: consiste en creer que las leyes, por sí solas, son capaces de transformar la realidad social. Se ignora que para garantizar derechos requiere efectiva fuerza política de sus deudos, esfuerzos administrativos persistentes y una adecuada financiación (Nota del Autor).