miércoles, 26 de julio de 2023

Petro: “El capitalismo se enfrenta al límite que le impone la vida”


 Petro: “El capitalismo se enfrenta al límite que le impone la vida”

Popayán, 26 de julio de 2023

Dos hechos de carácter internacional confirman que Gustavo Petro tiene una visión bastante acertada de la realidad geopolítica global. El primero, es el fallo de la Corte Internacional de Justicia en La Haya, que, aunque se presente como un triunfo de Colombia frente a las pretensiones de Nicaragua de ampliar su plataforma continental más allá de 200 millas, tiene otras implicaciones respecto de los intereses de los pueblos raizales de las Antillas caribeñas, y es resultado de una posición diferente a la “colonial” que impulsaba en el pasado la oligarquía colombiana, aunque Petro la utilizará para fortalecer su posición interna.  

El otro hecho está relacionado con la III Cumbre UE-CELAC que se realizó en Bruselas, en donde la posición de Petro se destacó en todo sentido. Se lograron algunos avances sobre el cambio climático, se debatió sobre la reforma del sistema financiero internacional, la protección del desarrollo inclusivo (Cepal), y se expresó “una profunda preocupación por la guerra en Ucrania”. La declaración final apoya “todos los esfuerzos diplomáticos por una paz sostenible” sin alinearse con “Occidente” como querían los gobernantes europeos.

El presidente colombiano en poco tiempo se va convirtiendo en un líder mundial. Poco a poco ha entendido que la integración regional (latinoamericana y caribeña) es difícil de lograr a corto plazo. Por ello, aunque no abandona la tarea en la vecindad, se ha lanzado a hacer conocer sus ideas e iniciativas a nivel internacional, comprendiendo que en el “Sur Global” están los pueblos y naciones que requieren soluciones urgentes para enfrentar la crisis sistémica (económica, ambiental, alimentaria, migratoria, energética, moral, etc.).   

Es consciente que en la mayoría de eventos y encuentros en donde se reúnen mandatarios y personalidades de muchas regiones y países, no se pasa de la retórica formal y de declaraciones de buena voluntad que nunca se concretan en decisiones y acciones concretas. Pero, igualmente, sabe que participando en ellos conoce y accede a muchas personas, movimientos y organizaciones, que pueden ir coincidiendo con sus ideas en la medida en que la crisis se profundiza a todo nivel.

Y, además, ese ejercicio le ha servido para elaborar con mayor detalle tanto el diagnóstico de la situación actual como para construir propuestas e iniciativas concretas. Es interesante explorar ese proceso en que avanza el pensamiento y la acción de Petro para lograr romper muchos paradigmas existentes en las izquierdas y progresismos que impiden avanzar por caminos diferentes a los transitados. Petro, recordando a Walter Benjamin, dice: “La historia no se repite”.   

El capitalismo se enfrenta con el límite de la vida

Petro viene planteando algo que es interesante e importante. El capitalismo se enfrenta al límite que le impone la vida. En lo de “vida” incluye en forma dialéctica a la naturaleza y al trabajo, a diferencia de muchos “ambientalistas” y/o “ecologistas” que arguyen que la contradicción fundamental es hoy entre el Capital y la Naturaleza, olvidando que el ser humano, para bien o para mal, es un factor determinante en la vida de este planeta.

Dicho límite, que siempre había sido concebido por los “marxistas” en relación a la “agudización de las contradicciones intrínsecas del capitalismo”, en la actualidad tiene como realización concreta lo que se ha denominado como “cambio climático” (que se debería llamar “colapso ambiental”), que amenaza con destruir las condiciones sobre las cuales evolucionó la vida en la tierra, incluyendo el surgimiento de la especie humana y de las civilizaciones conocidas. 

De acuerdo a Petro, quien reivindica a la ciencia como componente indispensable de un “nuevo progresismo”, no es que la extinción se vaya a dar de un momento a otro. De lo que se trata es que hemos entrado en una fase “casi” irreversible, en donde la capacidad de reacción de la humanidad es mínima porque está absolutamente alineada por la economía del consumo y dividida por potencias imperiales que utilizan el falso nacionalismo para engañar a sus pueblos. Y, además, esas potencias promueven bloques geopolíticos (occidente/oriente, “demócratas”/“autócratas”, etc.) e identidades sectoriales (clases, culturas, etnias, géneros, religiones, etc.) para lograr sus propósitos.

El problema consiste, como lo estamos comprobando en los últimos 15 años a partir de la crisis económica de 2007-2008, en que, a medida que el cambio climático afecte con más fuerza a la humanidad (como lo comprobamos a diario), las crisis económicas se harán más agudas y destructivas, las guerras se volverán más intensas y agresivas, las economías criminales tendrán más poder desestabilizador, las pandemias de diverso tipo (incluidas las enfermedades mentales) impactarán más nuestras vidas, y, por tanto, se hará más difícil que reaccionemos como un “todo”.

Así, el reto que tenemos es inmediato y concreto. No es simplemente el “cambio climático” como piensan quienes intentan reducir el tema a lo “ambiental”. Lo que ocurre es que el capitalismo como modo de producción está degradando y destruyendo las condiciones materiales, sociales y culturales que le dieron vida. Y se hace necesario actuar ahora porque mañana será tarde.

¿Cómo enfrentar el problema?

Hasta ahora los intentos por superar el capitalismo partían del supuesto de que se podía construir el socialismo en algunos países o regiones y que, dichos ejercicios podrían, con el apoyo de los Estados gestionados por representantes de los trabajadores y de los pueblos oprimidos, construir la nueva sociedad asentada en nuevas relaciones de producción diferentes a las de la explotación capitalista o a las de la dominación imperial o colonial.

Dichas experiencias, algunas basadas en el “derrocamiento de las clases dominantes” por medio de una insurrección popular; u otras, intentadas por medio de la elección de dirigentes populares como cabeza de los gobiernos (“vía pacífica”) para transformar los aparatos de los Estados “heredados” y a la sociedad en su conjunto, no solo han mostrado grandes limitaciones, fracasos y frustraciones, sino que, a la larga, han demostrado que, como dice Petro, no es posible superar el mercado por decreto. Esos “socialismos” no pasaron de ser simples “capitalismos de Estado” (Lenin dixit).

Es decir, el camino de construir socialismos a partir de “revoluciones políticas” y del supuesto “control del Estado” por parte de los trabajadores y de los pueblos oprimidos y/o subordinados, no nos ha conducido a los objetivos propuestos. Pareciera que olvidamos lo planteado por Marx en cuanto a que “la clase obrera no puede simplemente tomar posesión de la máquina estatal existente y ponerla en marcha para sus propios fines” sino que “había que romper la máquina burocrático-militar del Estado existente”. El problema a resolver es ¿Cómo hacerlo?

En la actualidad, cuando el capitalismo (y su modelo neoliberal) no logró resolver ninguno de los problemas que ha cargado la humanidad desde sus orígenes (opresión, desigualdad, injusticia, escasez, guerras, ignorancia, manipulación, etc.), y, por el contrario, con la teoría del “progreso y el crecimiento ilimitado” ha agudizado y llevado a sus límites extremos todos esos problemas y empujado a la humanidad a destruir el sustento material de su vida y a verse enfrentada al peligro de la extinción de la especie, se hace necesario repensar no solo el objetivo sino el camino escogido.

Petro en su doble papel en que lo ha colocado la vida, como presidente de un país de la periferia capitalista (cabeza formal de un Estado existente) y como activista revolucionario del mundo (“progresista”), nos convoca a enfrentar con nuevas miradas la actual realidad del capitalismo y de la humanidad. Intenta desde este conflictivo rincón de América Latina impulsar algunos cambios de carácter democrático apoyándose en lo más avanzado que ha surgido en Colombia, pero es consciente que el escenario es global sin negar la complejidad de lo “local”, “nacional”, “regional” y “mundial”.

Para ayudarlo se requiere, por un lado, derrotar los “sueños insurreccionales” que son resultado de visiones facilistas y cortoplacistas; y por el otro, “volver a soñar con los pies puestos en la tierra” que significa ser revolucionarios no solo en “lo político” sino en todas las áreas de la vida.  

jueves, 13 de julio de 2023

El “Gobierno con el pueblo” y las elecciones territoriales

 

Petro en el encuentro con comunidades en San Juan del Cesar, al sur de La Guajira 

El “Gobierno con el pueblo” y las elecciones territoriales

Popayán, 13 de julio de 2023

En la pasada semana el presidente Petro realizó un ejercicio de gobierno desde los territorios, llevando consigo a La Guajira a un buen número de ministros y funcionarios de alto nivel que tienen que ver con la realidad de esa rica pero empobrecida región de Colombia. Se realizaron múltiples encuentros con la población y dirigentes locales y regionales.   

Allí se oficializó la emergencia económica, social y ecológica mediante el decreto 1085 de 2023 que tendrá vigencia por 30 días, se plantearon proyectos y acciones gubernamentales y anunciaron inversiones públicas para enfrentar problemas urgentes (agua potable, nutrición, consultas previas, educación) y se trazaron algunas tareas estratégicas de mediano plazo.

Igualmente, en ese contexto político se firmaron los decretos reglamentarios del Ministerio de Igualdad y Equidad que permiten formalizar, regular y poner en marcha el Ministerio de Igualdad y Equidad creado mediante la Ley 2281 de 2023, y se posesionó formalmente a la vicepresidenta Francia Márquez como la primera ministra de esa cartera.

En ese proceso se destrabaron las consultas previas con las comunidades wayuu para el proyecto Colectora que integra la producción de energías renovables de la región al Sistema Interconectado Nacional y el presidente Petro propuso el modelo de asociatividad con las comunidades para los proyectos de energías limpias (parques eólicos y solares).

Las acciones de “gobierno con el pueblo” y su relación con las elecciones locales y regionales

Son pasos muy importantes, concretos y viables, que hacen parte del programa de gobierno en cuanto a desarrollar un proceso de industrialización de nuevo tipo y cambiar la matriz energética para sustituir los combustibles fósiles (carbón, petróleo y gas). Así, se traza sobre la marcha una política que se constituye en un ejemplo para otras regiones en donde los sectores populares deben definir los proyectos que se corresponden con dichos objetivos.

El único aspecto que falta precisar e impulsar con determinación es el proceso de organización de las comunidades para que sean partícipes activas y ejecutoras de los proyectos e impidan que las élites políticas de la región se roben los recursos o desvíen los objetivos de las obras. Ese tema ha sido el talón de Aquiles en las experiencias de países vecinos en donde los gobiernos progresistas y de izquierda no han logrado impulsar un modelo productivo que supere lo existente.

Como lo plantea Atilio Borón en un extraordinario artículo, es en medio de ese proceso de empoderamiento de las comunidades que se debe impulsar la transformación político-cultural de nuestras gentes, que debe partir de una efectiva movilización popular (de “los de abajo”, las mujeres, los excluidos de siempre) que enfrente las costumbres y prácticas clientelares y politiqueras que son las que predominan en la región y en el país.

En ese sentido, se debe abrir un amplio e intenso debate dentro de las filas del Pacto Histórico y de las organizaciones sociales que apoyan al gobierno, para diseñar una verdadera actitud transformadora para enfrentar las elecciones locales y regionales en el contexto de que existe un “gobierno de cambio” y así, empezar a superar las prácticas electorales tradicionales.

Por lo que hemos visto (y parece que es lo que ocurre en todo el país), lo que predomina en este período preelectoral es la lucha entre los diversos componentes del Pacto Histórico por imponer sus candidatos (as). Está en pleno desarrollo (abierta o soterradamente) una confrontación sectaria entre los “históricos” (progresistas y de izquierda) y los políticos provenientes de los partidos tradicionales que se han sumado al proyecto que encabeza Petro.  

Mientras tanto la población se pregunta qué hay de nuevo en dichas prácticas electoreras y politiqueras. En vez de unificarse en torno a un “programa de cambio” para enfrentar los problemas que sufren las comunidades por efecto de las políticas neoliberales que privatizaron los servicios públicos y convirtieron las ciudades en “nuevos mercados” de la movilidad y proyectos inmobiliarios, los dirigentes se “despedazan” públicamente por intereses personales y burocráticos, enviando un mensaje bastante negativo al “electorado”.

Y por lo visto, al predominar esa dinámica grupista y personalista, los dirigentes “históricos” del progresismo, de las izquierdas y de las organizaciones sociales en los diferentes municipios y departamentos, crean las condiciones para que se presenten dos fenómenos entrelazados y complementarios: la división interna y el triunfo de políticos tradicionales, ya sea que se camuflen dentro del Pacto Histórico o se vayan por aparte.

El ejercicio de gobierno realizado la semana anterior en el departamento de La Guajira, en lo que tiene que ver con las decisiones y propósitos, debe ser asimilado por los dirigentes progresistas, de izquierda y de las organizaciones sociales de las diferentes regiones. Allí se encuentra una orientación práctica para construir –dentro del marco de la política aprobada en el Plan Nacional de Desarrollo– los programas de gobierno de alcaldes y gobernadores.

Ese esfuerzo de “gobernar con el pueblo” obliga a los dirigentes populares y las comunidades a enfrentar con una nueva mirada y actitud los problemas de la población y de las comunidades de cada localidad y región, que debe ser “impuesta” a los nuevos gobernantes locales y regionales.

Algunas propuestas para el Cauca

Dentro de la dinámica de aterrizar los ejes centrales del programa de gobierno de Petro y de convertirlos en proyectos viables y con base comunitaria, presento algunas propuestas que corresponden a la realidad de este departamento:

Industrialización de nuevo tipo de los principales productos agrícolas que ya producen miles de familias campesinas e indígenas caucanas:

1. Apropiación colectiva, comunitaria y asociativa de la cadena productiva del café (orgánico y común) para quitarle la ganancia a las grandes transnacionales tostadoras (Starbucks, Nestlé, etc.) mediante una estrategia internacional para vender directamente nuestro café (y sus mezclas) en el mercado global;

2. Industrialización de la caña panelera mediante una alianza asociativa con la Industria Licorera del Cauca para producir nuestro propio alcohol etílico (actualmente importado del Ecuador);

3. Industrialización y procesamiento de la importante producción de frutas, cacao, cannabis sativa y coca, para comercializar y exportar directamente nuestros productos procesados;

4. Canalizar los recursos económicos obtenidos de esos proyectos hacia la producción de alimentos para el mercado interno y externo, para construir seguridad y soberanía alimentaria.

Es importante precisar que los recursos económicos que se pueden obtener de esos proyectos productivos son muy superiores a cualquier transferencia que haga el Estado desde Bogotá y, además, generan empleo productivo para amplios sectores de la sociedad que es la única garantía (y condición) para construir paz, bienestar y justicia social.

Cambio de la matriz energética con base en los recursos hídricos y eólicos que existen en la región:

1.    Participación colectiva y comunitaria en las centrales eléctricas existentes en la región, incluyendo La Salvajina, para reorientar la forma como actualmente se manejan nuestros recursos hídricos;

2.    Explorar la posibilidad de construir “parques eólicos” a lo largo de los cañones de los numerosos ríos que bajan de la cordillera central (Ovejas, Piendamó, Cofre, Palacé, Cauca, etc.) hacia el peniplano de Popayán o Valle de Pubenza.

3.    Impulsar proyectos de energía solar individuales y colectivos a todo nivel, urbano y rural.

Nota: Aspiramos a que en las próximas semanas se consoliden los procesos de paz en curso con el ELN y el Estado Mayor Central (Farc) y ello tenga consecuencias en la percepción de inseguridad y violencia que los medios de comunicación han logrado imponer en la opinión pública. Es una problemática que afectará con mucha fuerza las elecciones locales y regionales de octubre de 2023, que, a su vez, serán una prueba de fuego para el futuro del gobierno progresista. 

jueves, 6 de julio de 2023

¿Qué hay detrás de la campaña “Aguanta Ucrania”?

 

¿Qué hay detrás de la campaña “Aguanta Ucrania”?

Popayán, 5 de julio de 2023

Carolina Sanín en su columna del pasado domingo plantea una reflexión interesante sobre la campaña “Aguanta Ucrania” que lidera el ex-comisionado de paz, Sergio Jaramillo. Ella, con gracia y sutileza se pregunta: “¿Quién los financia? ¿Qué objetivos persiguen?”

Dicha iniciativa (“plataforma ciudadana”) se hizo visible con ocasión de que Jaramillo, el escritor Héctor Abad Faciolince, la periodista Catalina Gómez Ángel y la escritora ucraniana Victoria Amelina (quien murió), fueron víctimas con otras personas de un ataque con un misil ruso en un restaurante en Kramatorsk (Ucrania) en plena zona de guerra.

Esa iniciativa de supuesta solidaridad con el pueblo ucraniano se lanzó el pasado febrero en Cartagena durante el Hay Festival y ha conseguido el respaldo de varios escritores e intelectuales que rechazan la invasión rusa a Ucrania.

No obstante, detrás de la campaña existe un complejo entramado de empresas y publicistas colombianos y latinoamericanos que hacen parte de una élite empresarial ligada a los intereses de “occidente” (USA, Reino Unido, UE). Todo indica que no es una iniciativa casual y ciudadana, y que no tiene motivaciones democráticas ni pacifistas.  

Con ocasión de ese trágico suceso y de la campaña publicitaria que se realizó a nivel mundial, el gobierno colombiano y su cancillería se vieron obligados a enviar una nota diplomática a la embajada de Rusia en Bogotá de rechazo a ese atentado. Así, Petro se vio forzado a romper –en parte– su posición de “no alineamiento” frente a dicho conflicto armado.

Como lo refiere Sanín en su disertación, Sergio Jaramillo argumenta en sus diferentes intervenciones que impulsa esa “iniciativa” porque defiende la soberanía de Ucrania como lo han hecho los pueblos latinoamericanos a lo largo de su historia.

Lo que no dice Jaramillo es que la oligarquía colombiana –de la que él hace parte con el grupo de publicistas que encabezan la “iniciativa”– siempre fue una aliada incondicional (y entreguista) tanto del imperio británico como del estadounidense. Y por ello, nunca han dicho nada frente a las invasiones y agresiones realizadas por los imperios de occidente contra pueblos y naciones de Asia, África o América Latina. ¡Nunca es nunca!

Lo que ha ido mostrando la guerra en Ucrania

Hoy, después de más de un año de iniciada la guerra entre la USA-OTAN y Rusia, en donde Ucrania es un instrumento y el pueblo ucraniano una víctima de intereses imperiales y fuerzas geopolíticas, está quedando claro que dicho conflicto fue inducido y preparado desde décadas atrás, y que su desarrollo y escalamiento bélico va mucho más allá de la invasión rusa.

Son múltiples los acontecimientos que permiten afirmar que lo que inicialmente se veía como una agresión de una potencia (Rusia) contra una nación soberana (Ucrania), en la actualidad se puede definir con total nitidez como una “guerra inter-imperialista”, en donde los intereses de los pueblos o de la humanidad no aparecen por ningún lado.

Al contrario, se puede afirmar con total convicción que es una guerra surgida como resultado de la decadencia de esas dos (2) potencias y, de la existencia de una crisis de carácter civilizatorio que amenaza a la humanidad desde todos los flancos (económico, social, cultural, ambiental, moral).

Esos acontecimientos, procesos, intereses y actuales resultados se pueden resumir así:

-  En 1989 implosionó la Unión Soviética y los EE.UU. se erigieron como la única superpotencia hegemónica en el mundo. Los neoliberales declararon “el fin de la historia” (Fukuyama).

-     Gorbachov intentó llegar a un acuerdo con Europa, pero los EE.UU. desde los años 90s del siglo XX ya se habían trazado la meta de desmantelar lo que quedaba del imperio ruso.

-    Sucede que las élites “gran-chovinistas” rusas (nacional-imperiales) siempre estuvieron agazapadas dentro de la URSS y los “gringos” lo sabían. Vieron y aprovecharon la oportunidad.  

-      Ucrania, por su pasado histórico y conflictivo, integrada forzosamente a la Unión Soviética en 1922, era el instrumento perfecto para lograr ese objetivo estratégico.

-    Mientras Rusia utilizaba hasta 2014 a élites corruptas (pro-rusas) para mantener su dominio sobre Ucrania, USA usaba a sectores pro-occidentales (igualmente corruptos) para subvertir ese poder.

-     Cuando Rusia pierde el control de gran parte de Ucrania (efecto del “Euromaidan” en 2014) se anexa a Crimea y se inicia una guerra no declarada por el control de Donetsk y Lugansk (parte de Ucrania oriental).

-   Esa guerra sorda e irregular va escalando a pesar de la firma del Protocolo de Minsk (septiembre 2014). Luego de la elección de Zelenski (2019) se fortalece la campaña de promover la integración y adhesión de Ucrania a la UE y a la OTAN. Polonia y Lituania juegan su papel.

-     En febrero de 2022, Putin lanza la “operación militar especial” o guerra de invasión a Ucrania como resultado de lo que los rusos llaman “la provocación de la OTAN”.

Luego de haberse declarado la guerra abierta entre Rusia y Ucrania, han sucedido otra serie de hechos que han ido clarificando los intereses y motivos de las élites capitalistas globales (de todos los bandos), que se fueron acumulando durante los últimos 30 años. Los principales son:

-  Rusia intentó una guerra relámpago y fracasó de inmediato. Putin no calculó el tamaño de la resistencia ucraniana. Su tentativa unificó a amplios sectores ucranianos y europeos.

-   Poco después, los EE.UU. se colocan a la cabeza de la guerra y de la Unión Europea. Se aprueban sanciones económicas contra Rusia y se decide armar a Ucrania para la “defensa”.

-    En septiembre de 2022 se registraron varias explosiones submarinas que dañaron los gasoductos del Nord Stream 1 y 2. Dicho sabotaje se hizo para impedir el abastecimiento de combustibles rusos a Alemania y acrecentar la dependencia energética de Europa respecto de los EE.UU.

-    Durante todo este período los EE.UU. han intentado aislar a Rusia en lo político y económico. No obstante, no lo han logrado. Nuevas alianzas han surgido y el multipolarismo se ha fortalecido. La decadencia global de los EE.UU. es un hecho evidente y verificable.

-    Poco a poco se ha ido develando que la estrategia estadounidense apuntaba realmente a enfrentar a China. Las provocaciones en Taiwán así lo muestran. La guerra con Rusia parece ser sólo un primer paso y una forma de subordinar y asegurar a sus aliados europeos y fortalecer la OTAN.

-   Los movimientos y reacomodos políticos entre globalistas y nacionalistas en cada potencia y país (USA, UE, Rusia, China, India, Irán, Arabia Saudí, Israel, etc.) revelan cómo la guerra les sirve a las élites para atemorizar y controlar a sus propios pueblos. 

-  Los últimos acontecimientos en Europa (fortalecimiento de las derechas neo y proto-fascistas, militarización de los Estados, protestas en Francia y otros países de los “no-incluidos”, etc.) y en Rusia (intento de rebelión del Grupo Wagner) muestran que la guerra es un síntoma más de la crisis societal y civilizatoria que vivimos y que se utiliza por los grandes poderes capitalistas como instrumento de miedo y control.

Conclusión

No es casual que desde Colombia se lance para América Latina la campaña “Aguanta Ucrania”. Colombia, a pesar de su precariedad histórica, es muy importante como punta de lanza de la OTAN y del imperio estadounidense. Algunos estudios sitúan este país como la tercera economía de América Latina, después de Brasil y México. Las grandes corporaciones capitalistas le ven grandes potencialidades de inversión en agroindustria, energía y turismo.

Desde la época colonial, Bogotá, Lima y México fueron centros políticos importantes para los imperios europeos (eran cabeza de las Audiencias Reales de las “nuevas” Granada, Castilla y España). Después de la “independencia”, Colombia y Perú fueron sometidos por el imperio británico, y luego, en el siglo XX, los EE.UU. consolidaron su dominio imperial.     

Colombia siempre ha sido el Israel y el Caín de América. Nunca surgió una burguesía nacional que se identificara con su territorio y con su pueblo. La élite parasitaria colombiana está acostumbrada a ser un borrego del imperio. Esa oligarquía –además de criminal– le vende su alma al mejor postor.

Por ello, se presta para ese tipo de jugadas que son planeadas en Londres y Washington. No están cómodos con el gobierno progresista que encabeza Gustavo Petro que impulsa el “no alineamiento” con ninguna potencia imperial y que afirme “¿Para qué la guerra? Si lo que necesitamos es salvar a la especie humana”. No les gusta que denuncie esa guerra como “un crimen contra toda la humanidad”. Para ellos es una guerra para “defender la democracia”.

Y es un crimen, porque esa guerra ha acrecentado el hambre en el mundo por cuanto ha bloqueado el comercio global de cereales y fertilizantes producidos en Rusia y Ucrania. Además, desvía la atención mundial y los recursos económicos que deberían estar concentrados en la lucha contra el cambio climático y la descarbonización de la producción. Y lo más grave, porque de seguir por el camino de agudización del conflicto que impulsa el gobierno estadounidense, en cualquier momento la hecatombe nuclear será una realidad de muerte y de exterminio humano.

Por todo lo anterior, no hay que hacerle el juego a quienes quieren hacernos creer que en Ucrania se está defendiendo la democracia liberal frente a la autocracia rusa (“oriental”). Eso es un chiste. O que “Aguanta Ucrania” es una campaña “pacifista”. Y por ello, Carolina Sanín se merece un aplauso dado que, aunque es alguien de la misma clase social de Jaramillo, con esa especie de opinión “quinista” nos devela con mucha valentía el “cinismo” de esa indigna oligarquía.