miércoles, 26 de enero de 2011

IMPULSAR UNA OFENSIVA DEMOCRÁTICA Y POPULAR

COLOMBIA: IMPULSAR UNA OFENSIVA DEMOCRÁTICA Y POPULAR

Popayán, 25 de enero de 2011

La tarea del momento es llegarle a amplios sectores de la sociedad que rechazan la acción política. Las mayorías se abstienen al no encontrar propuestas y actitudes dignas de apoyar. Terminan identificando “la política” con corrupción.

Si no interpretamos las aspiraciones de más del 55% de la población que no participa en las elecciones, estaremos perdidos. La disputa por el “pastel clientelista” no tiene sentido para quienes luchamos por cambios sustanciales. Por ahí no hay salida. Pero la abstención tampoco resuelve el problema. Lo acrecienta.

Los avances democráticos que protagonizan algunos los pueblos de Suramérica nos enseñan que los dirigentes populares deben hacer máximos esfuerzos por “descifrar” el “estado del alma de sus pueblos” y, en concordancia, diseñar una estrategia apropiada.

Por ello preocupa que la dirigencia social no evalúe correctamente los errores cometidos por los partidos políticos “alternativos”. Si los análisis no son precisos, la separación entre movimiento social y acción política se hará más grande. Las posiciones abstencionistas volverán a ser “teorizadas” y justificadas, y volveremos a los años 60 y 70 del siglo pasado (XX). Las oligarquías estarán felices, y - como corcho en remolino - no habremos avanzado.

Hay quienes consideran que las “masas” viven un momento de “reflujo”. Es verdad que el movimiento social está “congelado” por efecto de la criminalización de la lucha social. Pero a pesar de todo, vamos entrando en una nueva fase. El pueblo empieza a entender que el gobierno de Uribe usó la “amenaza terrorista” para entregar nuestras riquezas a los monopolios y a las mafias. En la pasada campaña electoral los asesores de Santos vieron esta tendencia. Es lo que explica el afán del actual gobierno por mostrar una fachada democrática y una aparente solidaridad con las víctimas, aunque no puedan impulsar ningún cambio de fondo.

En el Cauca se percibe una inmensa inconformidad con la clase política tradicional. Pero también, un gran escepticismo frente a los partidos políticos nuevos (Polo, ASI, Verde).

El Polo tiene un programa político válido. Sin embargo, a pesar de algunos aciertos - muy limitados - no ha logrado conectarse con el “país nacional”. Le falta fuerza, capacidad de riesgo, audacia; se adivinan “frenos”, temores, inseguridades. Algo pasa.

Además, no se presenta como un partido moderno, flexible, incluyente, ciertamente democrático. Mucha gente lo identifica con el poder de los rancios dirigentes sindicales y, en general, con el clientelismo y la politiquería predominantes. El problema es que esa percepción no es captada “desde adentro”.

La ASI, igual. Sus representantes en el Congreso llegan a defender los intereses inmediatos de sus pueblos y etnias indígenas. No han mostrado una visión de conjunto de la sociedad colombiana. En nuestra región caucana sus diputados y alcaldes no han roto paradigmas, su formas de gobierno y de acción política son tradicionales, con mínimas excepciones.

El Partido Verde en 2010 explotó creativamente los acumulados de los tres alcaldes de Bogotá. La gente premió la “generosidad democrática” mostrada en la consulta. Fue en gran medida el principal combustible emocional de la “ola verde”. Sin embargo, su programa “ético-neoliberal” y la incoherencia de Mockus, no les permitió conectarse con las mayorías nacionales. Éstas tienen entre sus prioridades el tema del desempleo, la inseguridad, la educación, la salud y otros aspectos de la vida cotidiana, y por tanto, la “legalidad democrática” no les decía mayor cosa.

Los últimos acontecimientos en el Polo (división, corrupción) y en los “verdes” (oportunismo de Peñalosa frente al supuesto “apoyo” de Uribe, indefinición, parálisis), acrecientan la incertidumbre entre el pueblo sobre el futuro de esos partidos. Sus dirigentes han entrado en la dinámica del cálculo, los acuerdos entre “figuras”, las mangualas para ver “cómo se acomodan”. Mientras tanto el país se asoma a una crisis económica y social acrecentada por los efectos del invierno. La violencia de las bandas criminales sólo es expresión de esa descomposición social que está alimentada por el narcotráfico.

Existen reales condiciones para desarrollar una ofensiva democrática y popular en las elecciones regionales de octubre de 2011. Debemos impulsar una ofensiva desde la sociedad civil para buscar y conseguir la Paz; ofensiva desde la sociedad trabajadora para enfrentar un modelo de desarrollo que le sirve sólo a unos pocos; ofensiva desde las fuerzas sanas de la nación para derrotar la politiquería, la corrupción y las mafias; ofensiva desde los pobres y marginados para construir justicia social y pleno bienestar.

Hay que superar la actitud de estar siempre a la defensiva. Hay que pensar como si nosotros fuéramos gobierno, pero… ¡no cualquier gobierno! Un gobierno capaz de romper con esquemas, que se apoye en el pueblo organizado y movilizado, que sea capaz de mostrar una nueva ruta. Debemos avanzar con audacia confiando en la reacción de nuestra gente.

Nota: Los últimos hechos sucedidos en el norte de África (Túnez, Argelia, Egipto) muestran cómo se desencadenan las revoluciones. Los análisis esquemáticos y simplistas quedan hechos añicos. La cuerda se revienta por el hilo más delgado.

martes, 18 de enero de 2011

DOS ACTITUDES PARA ENFRENTAR EL MOMENTO POLITICO

DOS ACTITUDES PARA ENFRENTAR EL MOMENTO POLITICO

El “cortesano” exige lo imposible a los dirigentes populares mientras trata con indulgencia a los gobernantes de la oligarquía. Si Floro Tunubalá, primer gobernador indígena del Cauca hubiera vivido un escándalo como el de PROBOLSA, hace rato estaría en la cárcel.

En estos días que empezamos a calentar motores para realizar de la mejor manera posible el ejercicio electoral en que me he comprometido, algunos amigos me han reconvenido amablemente sobre el hecho de que estoy siendo muy agresivo con antiguos “aliados”. Dan a entender que la irreverencia y el “radicalismo” pueden alejar a potenciales electores.

He pensado en el asunto y quiero compartir algunas reflexiones que considero pertinentes sobre el momento político que vive nuestra región.

El Cauca tiene personas preparadas para construir un camino de progreso. Sin embargo, la mayoría de ellos/as han tenido que emigrar a otras regiones o al extranjero porque no encontraron espacio para realizar sus sueños y anhelos. Los que se quedaron hacen esfuerzos en la empresa privada y/o soportan la situación “haciendo de tripas corazón”.

Cualquiera de ellos/as podría ejercer el cargo de Gobernador con lujo de detalles. Sin embargo les atemoriza la realidad política caucana. Saben que las cosas no marchan bien, que la clase política tradicional fue permeada por la mafia. Son conscientes que la riqueza natural y los intereses de los caucanos están siendo feriados al mejor postor. No es ningún descubrimiento, es vox populi. Estas personas son conscientes del enorme poder que han conseguido esas mafias y parecen decir: “No hay nada qué hacer”.

Ante esa situación surgen dos alternativas: una, agachar la cabeza, doblegar el espíritu, negociar con los “poderosos”. Sumisos y entregados quieren acceder a cargos de representación popular para “hacer algo por la gente”. Algunos lo llaman pragmatismo, otros “realismo”.

El otro camino - el más difícil -, nos lleva al terreno de enfrentar la situación con toda la nitidez posible. Denunciar la corrupción, hacer pedagogía política, mostrar la incapacidad de esa dirigencia para gobernar con honestidad, intentar llegarle a los amplios sectores de la sociedad que desprecian “la política” y están hastiados de la politiquería.

A ésta segunda alternativa la llamo… “desencadenar las fuerzas reprimidas y acumuladas por nuestro pueblo”. Es la que he escogido y claro, implica arriesgar.

Tenemos ejemplos que indican que el segundo camino se puede recorrer:

En 1997, al final de nuestro ejercicio en la Asamblea Departamental, con la participación del dirigente indígena Manuel Santos Poto, de las diputadas Claudia Piñeros y Gema López - quien por entonces se le había rebelado a Aurelio Iragorri -, logramos vencer al gobernante de turno con la ayuda de algunos diputados liberales y conservadores. El principal prospecto del liberalismo aristocrático de Popayán en ese período, Rodrigo Cerón Valencia, supo lo que era morder el polvo de la derrota. El movimiento popular campesino del Cauca lo “quemó” políticamente. Es historia.

Fue la antesala del triunfo de Floro Tunubalá. El pueblo caucano nos dio una lección de coraje y de rebeldía en el año 2000. Liberó la presión acumulada durante más de tres décadas, castigó a los partidos tradicionales y ofreció una oportunidad a los dirigentes de las organizaciones sociales representadas por el Bloque Social Alternativo. Y… ¿qué pasó?

Se desaprovechó ese momento histórico. Fue un gobierno mil veces mejor que cualquiera de los realizados por los partidos tradicionales, pero no fuimos lo suficientemente conscientes que la principal tarea de un gobernante “alternativo” es “gobernar con el pueblo”, romper esquemas, aprovechar la oportunidad para construir con nuestra gente un verdadero sentido de DIGNIDAD y de pertenencia a una región.

El sólo hecho de ver a un “indio” sentado en la silla del Gobernador ya era un triunfo. Por primera vez se había expresado electoralmente un fuerte mandato popular. Pero… se volvió a imponer la lógica y el pensamiento “cortesano”.

Se renunció a enfrentar el establecimiento. “Había que pagar a la banca privada” – dijeron los asesores. Floro sacrificó su presupuesto para cancelar la deuda contraída por los gobiernos anteriores. Inició la recuperación de las finanzas departamentales (Ley 550), a pesar que el anterior gobernador había contado con los cuantiosos recursos de EPSA[1]. Se impuso el pensamiento de ONG. La cooperación internacional fue la supuesta tabla de salvación. Pero no hubo tal.

No se consideró en ningún momento la moratoria de pagos y, menos, la posibilidad de convocar al pueblo para decidir “en colectivo”. La Minga se quedó en folclor. Nunca se enfrentó con “verraquera” el bloqueo oligárquico que montó el gobierno de Pastrana y la clase política de Popayán que - por ejemplo -, se propuso impedir la construcción del proyecto de vivienda de Las Guacas (que los siguientes gobiernos no han terminado y lo convirtieron en un remedo de lo que se había planificado).

Mi insistencia en el tema de la actitud se basa en esa y otras experiencias. Definitivamente nos faltó coraje, no se recurrió a las bases sociales para hacer un verdadero ejercicio de gobierno con el pueblo. La timidez se impuso. Hoy estamos pagando el precio de no haber entendido ese mandato del pueblo caucano.

El talante del gobernante popular no es un problema menor. Es lo que va a definir el futuro de los procesos de cambio que ocurren en Venezuela, Bolivia, Ecuador, Brasil y demás países de América Latina. Es la capacidad de apoyarse en la gente lo que define el futuro.

NOTA: Quienes quieren llegar a la Gobernación del departamento de la mano de Jesús Ignacio García (intermediario del “negro” Juan Carlos Martínez Sinisterra, hoy en la cárcel) o de Aurelio Iragorri Hormaza, no podrán hacer más que repetir lo hecho por los gobiernos de Juan José Chaux Mosquera y Guillermo Alberto González Mosquera. Heredan y tendrán que administrar la corrupción y la incapacidad ya demostrada.


[1] César Negret Mosquera (1998-2000) tuvo a su disposición directa más de $28.000 millones y la CRC - controlada por Chaux Mosquera -, manejó desde entonces más de $48.000 millones de la venta de La Salvajina.

lunes, 3 de enero de 2011

POR UN PLAN DE EMERGENCIA SOCIAL Y ECONÓMICO PARA EL CAUCA

Carta a la clase política caucana

Señores/as representantes políticos del Cauca:

He creído conveniente enviarles esta misiva de año nuevo (2011). En pocos días presentaré mi nombre al escrutinio de mis conciudadanos caucanos como Candidato a la Gobernación del Departamento. Lo hago en mi calidad de dirigente social.

A pesar de haberme ausentado del escenario público durante un buen tiempo - por enfermedad y limitaciones físicas -, sigo considerándome dentro de la categoría de un dirigente cívico y civilista. No porque sea directivo de alguna organización social sino por lo que pienso y siento como luchador social de toda la vida.

Me dirijo a todos Ustedes, incluyendo a los dirigentes de los partidos tradicionales y a los actuales gobernantes, porque considero que los peligros que amenazan a nuestra región – que nos acechan desde hace varias décadas -, se están multiplicando ahora para atacar y acabar con lo que ha cimentado nuestro pueblo en los últimos treinta (30) años.

Ustedes saben que una vez derrotado el poder latifundista y gran-terrateniente que dominó durante siglos la región, hecho que ocurrió alrededor de los años 80 del siglo pasado (XX), el campesinado caucano - mestizo, afrodescendiente e indígena -, en forma autónoma, sacrificada y muy creativa, logró construir una economía parcelaria que hoy tiene al departamento del Cauca entre los primeros productores de café de Colombia.

Pero su esfuerzo también se ha plasmado en una importante producción de caña panelera, pequeña ganadería, yuca para la producción de almidón, fruticultura, papa y otros productos, además que han construido – casi solos – cientos de acueductos comunitarios que representan una verdadera gestión social del agua. Muchas veces, obligados por las circunstancias, tuvieron que salir a la carretera panamericana para exigir la electrificación de sus veredas y la construcción y adecuamiento de las vías carreteables.

En las últimas dos décadas nuestro departamento sufrió – al igual que todo el país -, la agudización del conflicto armado, lo que generó el desplazamiento forzado de miles de caucanos hacia la ciudad de Cali y otras regiones. Sin embargo, en lo fundamental, nuestra gente ha seguido resistiendo. Muchos de ellos se refugiaron en cabeceras urbanas como Popayán, El Bordo, Timbío, Piendamó, Santander de Quilichao u otras, pero han seguido atendiendo de alguna manera sus pequeñas fincas y parcelas.

La mayor parte de la descendencia de ese campesinado hoy sobrevive en nuestras ciudades acudiendo al moto-taxismo, la venta ambulante, el micro-comercio, la industria familiar, y muchas otras maneras de “rebuscarse la vida”, incluyendo – sin que ello implique una descalificación – la canalización de recursos que de una u otra manera genera la economía del narcotráfico que se asentó en la región desde los años 70s. Ese flagelo ha servido también para afectar terrible y negativamente la vida normal de nuestras comunidades por las secuelas de violencia y descomposición social que causa ese tipo de economía ilegal.
Pero lo realmente grave es lo que ya ha mostrado la cara durante este año que terminó (2010). El conflicto armado se desplaza con mayor fuerza a nuestra región. Los reductos de los grupos paramilitares – hoy denominados “bandas armadas criminales” BACRIM – se han convertido en un verdadero peligro para nuestra gente.

Lo sucedido en el municipio de El Tambo en la última semana de diciembre es verdaderamente aterrador: todos los habitantes de la cabecera del corregimiento de Cuatroesquinas fueron encerrados en su pequeña iglesia y todas sus casas de habitación fueron saqueadas y robadas. Pero no es un caso aislado. Ya en otras veredas de ese municipio habían ocurrido hechos similares. Existe un alarmante vacío de autoridad y nuestra gente está indefensa frente a los violentos.
Por otro lado, en los municipios del nor-oriente del Cauca, la guerrilla en su enfrentamiento con las fuerzas armadas ha desarrollado una estrategia que está afectando directamente a la población civil – en su mayoría indígena -. El minado de caminos y ahora, de toda clase de predios, ya ha cobrado numerosas víctimas entre la población nativa, además que durante los últimos años han sido asesinados numerosos dirigentes indígenas de la región.

Toda esta situación no es casual. El conflicto armado y la economía del narcotráfico se han convertido en una estrategia de intervención territorial dirigida a despejar amplias zonas de comunidades campesinas y de mineros artesanales, como ya ocurre en municipios como Suárez y Buenos Aires. Lo casual y sospechoso es que en esos municipios, al igual que en muchos otros del departamento, las grandes empresas transnacionales adelantan trabajos de exploración y explotación de oro y otros minerales.

Tal estrategia ya ha sido implementada en otras regiones de Colombia y lo que viene sucediendo en el Cauca parece confirmar la regla. ¿Qué vamos a hacer frente a tamaño reto? ¿Vamos a dejar que el Cauca se convierta en un Magdalena Medio u otro Urabá? ¿Transitaremos sin resistirnos por el camino sufrido por la población de Arauca, Casanare, Meta, Caquetá, Putumayo o Guaviare? ¿Permitiremos que esa economía parcelaria que con tanto sacrificio levantaron nuestros campesinos sea barrida del mapa por la violencia y el desplazamiento forzado? ¿Dejaremos que nuestros bosques y selvas sigan siendo deforestados en detrimento del equilibrio de los ecosistemas naturales?

Este mismo año el invierno va a dejar su estela de pobreza en la región. La cosecha cafetera va a ser mínima por efecto del fenómeno climático y el impacto de la roya. Las fumigaciones y campañas de erradicación de cultivos de uso ilícito - sin ofrecer alternativas productivas viables a los productores agrarios -, también dejarán su huella de miseria. ¿Cuál es la propuesta que el Gobierno Departamental le presentará al gobierno nacional como parte Plan de Emergencia? ¿Acaso el señor Gobernador ha convocado a TODAS las fuerzas vivas del departamento para elaborar en forma consensuada los planes y programas para enfrentar tal situación?

Invito cordialmente – con carácter urgente - tanto al señor Gobernador como a los parlamentarios, alcaldes, diputados, concejales, dirigentes sociales y gremiales, a que se convoque lo más pronto posible una Gran Asamblea o Reunión de toda la dirigencia social y política del Cauca para UNIRNOS como una sola fuerza para acordar soluciones de corto y mediano plazo, y para organizar colectiva y democráticamente un evento en donde se le presente al presidente Juan Manuel Santos un verdadero y ambicioso Plan de Emergencia Social y Económico para el Cauca.
Además, ojalá ese encuentro sea un motivo para pensar entre todos el futuro de nuestra querida región. Fenómenos como la corrupción deben ser erradicados de la administración pública. La disputa político-electoral de 2011 no puede ser motivo o factor de enfrentamiento. Por el contrario, si se hace sobre la base de presentar propuestas de beneficio colectivo, será un escenario de unión, sana emulación y fructífera convivencia.

El Cauca y sus comunidades necesitan tramitar sus conflictos mediante el diálogo y la concertación. No podemos alentar una mayor fragmentación de la sociedad caucana. De hacerlo, seremos fácil presa de las amenazas que he descrito en los anteriores párrafos. Sólo la unión en torno a los intereses colectivos será garantía de progreso y de justicia social.

Cualquier comunicación o convocatoria me la pueden dirigir al teléfono 320 710 75 32 o al e-mail: ferdorado@gmail.com

Con sentimientos de respeto y consideración me suscribo de Ustedes,

FERNANDO DORADO GÓMEZ
Candidato a la Gobernación del Cauca
Dirigente y luchador social

Popayán, enero 3 de 2011