martes, 24 de enero de 2017

DERROTAR A LA CORRUPTELA VARGAS-LLERISTA

 DERROTAR A LA CORRUPTELA VARGAS-LLERISTA

Bogotá, 24 de enero de 2016

Colombia ingresa en una coyuntura especial. Se inició la fase final de superación del conflicto armado con las FARC, se destrabó el diálogo con el ELN y arrancó la carrera presidencial en un ambiente de amplias expectativas. En las últimas semanas se lanzaron varias candidaturas presidenciales (Jorge E. Robledo, Claudia López, Piedad Córdoba). El vicepresidente Vargas Lleras también alista el retiro del gobierno. Todos, de cara a las elecciones de 2018. Igualmente, las FARC anunciaron que no tendrán candidato propio pero que en el mes de mayo presentarán formalmente su movimiento político.

Además, la falsa polarización entre Santos y Uribe se diluye en forma paulatina. El desprestigio del gobierno y un relativo desgaste del CD de Uribe, son los aspectos determinantes de esa situación. La tensión entre ellos se mantiene, pero es un intento de ambos políticos para no perder protagonismo.

El hecho político más destacado es el anuncio de que existe la disponibilidad de organizar una convergencia política entre Sergio Fajardo, Robledo y Claudia López para escoger una candidatura independiente. Esa posibilidad, por sí misma, es la ratificación de que la polarización entre el “santismo” y el “uribismo” es cosa del pasado. Faltaría completar la fórmula con la presencia de Gustavo Petro pero el tema de si se deben convocar las fuerzas cercanas a las FARC se convierte en un obstáculo. Por ahora.

El escenario político ha cambiado dramáticamente en pocos días. El tema de la corrupción ha aparecido con toda su fuerza. Los escándalos como el de Odebrecht golpean al gobierno y a Uribe por igual. Los hermanan ante la opinión pública. Diversas iniciativas desde el campo democrático (referendo para bajar sueldos a congresistas y consulta popular anti-corrupción) han obligado al presidente a proponer leyes para atacar el problema (http://bit.ly/2jUJkeT). Nadie le cree. Su entorno es corrupto y corruptible.

La clave de las decisiones a futuro está en identificar la estrategia de las clases dominantes. Santos juega doble. Amaga hacia la izquierda para dividir a las fuerzas democráticas pero le da todo el respaldo burocrático y presupuestal a la derecha. En realidad, Vargas Lleras es su fórmula “despolarizadora”. Este candidato cuenta con el apoyo de los más importantes potentados económicos y el grueso de los grandes contratistas del Estado (uribistas y santistas). Es la carta política para superar la polarización por la vía reaccionaria y burocrática. Vargas Lleras aspira a recoger las banderas anti-farianas de Uribe y, a la vez, se compromete a cumplir los acuerdos “con firmeza y sin ninguna concesión al terrorismo”.

Es por esa situación que las fuerzas democráticas –si en verdad quieren disputar la dirección del Estado en 2018– deben consolidar la convergencia democrática (social y ciudadana), deslindándose en forma absoluta de Santos, Uribe y las FARC. Pero claro, deben hacerlo con absoluta claridad, identificando con toda precisión por qué lo hacen, explicando sus razones con criterios elaborados, con actitud pedagógica, sin odios ni resentimientos. 

En realidad, la tensión entre Santos-Uribe es cosa del pasado, es artificial y artificiosa. La verdadera polarización hacia 2018 debe ser entre las fuerzas sanas y éticas de la Nación y la corruptela santista-uribista que hoy encabeza Germán Vargas Lleras.

Algunas fuerzas políticas –obsesionadas y atadas al pasado– no ayudan con el propósito planteado. Tiran hacia atrás. Deslindarnos de ellas no es obra de un rechazo sectario, solo es una necesidad práctica. Nada más.

Nota: En próximo artículo abordaré con visión histórica y con el mayor detalle la respuesta a una de las preguntas del momento: ¿Por qué las fuerzas democráticas deben en esta coyuntura deslindarse del movimiento político que organicen las FARC? Es un tema delicado y difícil que requiere de la más absoluta rigurosidad y altura. Espero lograrlo.


E-mail: ferdorado@gmail.com / Twitter: @ferdorado

miércoles, 18 de enero de 2017

CONVERGENCIA CIUDADANA PARA DERROTAR LA CORRUPCIÓN

CONVERGENCIA CIUDADANA PARA DERROTAR LA CORRUPCIÓN

Bogotá, 18 de enero de 2017

La precandidata a la presidencia de la república por la Alianza Verde, Claudia López, ha anunciado que se está construyendo una convergencia para presentar una candidatura independiente en 2018 con fuerzas políticas alternativas. Es una excelente noticia. Y es muy alentador que uno de los temas centrales para consolidar esa unión sea la lucha contra la corrupción político-administrativa. Es garantía de deslinde con el uribismo y el santismo.

Son dos grandes pasos que van en la dirección correcta. El primero, la “convergencia independiente” debe alimentarse mucho más desde abajo. No es suficiente el acuerdo “por arriba”. Debe construirse un gran movimiento ciudadano y social que sirva para movilizar a las grandes mayorías abstencionistas. Sólo un movimiento de ese tipo puede ser el soporte de verdaderos cambios en nuestro país y en el mundo.

Y en el caso de la lucha contra la corrupción, la misma Alianza Verde ha lanzado una campaña nacional para realizar una Consulta Nacional Anti-corrupción, para lo cual se han propuesto recoger 5 millones de firmas. Proponen una serie de reformas como la limitación a un máximo de tres períodos para corporaciones públicas, transparencia en el manejo de lo público, cárcel sin reclusión especial para corruptos y rebaja de sueldos a los congresistas.

Algunas de esas iniciativas coinciden con puntos de lucha propuestos por el Movimiento Social E-24 y otras organizaciones que han llamado a la movilización contra la reforma tributaria el próximo domingo 22 de enero. Si se está pensando en construir una amplia convergencia, el contenido de la consulta anticorrupción debería ser consensuado para fortalecer la lucha contra la corrupción mucho más allá de simples cambios normativos.   

Para en verdad luchar y derrotar la corrupción político-administrativa hay que ir mucho más allá. Hay que acabar con el vínculo entre poderosos intereses privados y la política. Se debe garantizar la financiación total de las campañas políticas por parte del Estado, acceso igualitario a los medios de comunicación, limitar al máximo el tiempo de las campañas y hacerlas austeras y baratas. Hay que terminar con los cupos indicativos o auxilios parlamentarios. Se debe reformar totalmente el aparato de justicia (infiltrado de corrupción) y realizar cambios sustanciales en la legislación sobre veedurías y control social y ciudadano.

Pero lo más importante consiste en intervenir el alto nivel de la contratación pública. No es posible que la política petrolera siga en manos del ejecutivo sin tener un verdadero control del Congreso y de la sociedad. Hay que cerrar la puerta giratoria que usan los altos funcionarios del Estado, que cuando renuncian se vinculan de inmediato a las empresas transnacionales y poderosos monopolios. Llevan información privilegiada y un gran poder burocrático que ponen al servicio de intereses privados, muchas veces, extranjeros.

Y finalmente, todo ello debe ser complementado con la organización de un gran movimiento para ejercer un nuevo tipo de control social, permanente, incisivo, “con dientes”, que actúe desde la licitación y adjudicación de los contratos hasta su liquidación, participando activamente en el proceso de la ejecución de los mismos. De lo contrario, ese cáncer de la administración pública no podrá ser ni siquiera medianamente “tocado”. Hay que recordar que el capitalismo es esencialmente corrupto y corruptor. Esa lucha no es fácil. 

E-mail: ferdorado@gmail.com / Twitter: @ferdorado


lunes, 9 de enero de 2017

HAY QUE SUPERAR LA IDEOLOGÍA DE LA DERROTA

HAY QUE SUPERAR LA IDEOLOGÍA DE LA DERROTA

Popayán, 9 de enero de 2017

“Los ‘marxistas’ no han salido de la lógica de la derrota”.

Carlos Pérez Soto

El capitalismo actual –“senil”, “tardío” y en proceso de auto-destrucción– es la negación de la democracia, la libertad y el desarrollo humano. La igualdad y la justicia social dentro de la lógica de acumulación capitalista son solo una ilusión. Incluso la “equidad” y la “inclusión social”, eufemismos inventados por los teóricos pagados por el capital, son simples fantasías para engañar incautos. Algunos teóricos sociales lo previeron desde el siglo XIX cuando la centralización del capital mostró esa forzosa e inevitable tendencia. Esa verdad irrefutable es hoy reconocida por la ciencia, la academia y los políticos más concienzudos del mundo.

Lo grave de la situación es que ni los dueños de las corporaciones transnacionales capitalistas pueden hacer algo. Dentro de la lógica de acumulación inercial del capital, ni ellos ni sus administradores, incluyendo a los gobernantes de los Estados –independiente de que sean neoliberales, “comunistas” o “progresistas”–, pueden detener ese rumbo. La maquinaria de destrucción masiva que es la economía crematística del siglo XXI, no tiene control. Devasta sistemáticamente la naturaleza, descompone y degrada a la humanidad y destruye riqueza para garantizar el movimiento del capital. Nadie puede controlar las fuerzas destructivas que se han desatado en el planeta. Es un demonio sistémico imparable.

Esta realidad ya ha sido reconocida por famosos multimillonarios (Bill Gates, entre otros) y muchos teóricos y economistas que hacen parte del establecimiento oficial que domina el mundo financiero[1]. Ellos han planteado de diversas maneras la necesidad de una intervención urgente del Estado en la economía. Sin embargo, no saben cómo hacerlo. Por el contrario, fuerzas sociales, económicas, políticas y culturales empujan por soluciones inmediatistas de tipo “ultra-nacionalista” que van –sin quererlo– a desatar fenómenos que acelerarán el proceso destructivo. El Brexit en Reino Unido y la elección de Trump son solo su inicio. Políticos de derechas protofascistas estimulan sentimientos de odio nacional, religioso, étnico y homofobias fundamentalistas entre los sectores sociales más golpeados por la crisis. 

El escenario del futuro –si no surge la contraparte social y revolucionaria que lo impida– es la aparición de ciudades y regiones con nuevos tipos de “guetos”, amuralladas y controladas militarmente, en donde se impida el acceso de los inmigrantes, pobres y vagabundos. En realidad, ya existen ese tipo de espacios vedados y exclusivos dentro de muchas ciudades del mundo. El fraccionamiento de la sociedad y la desintegración de las naciones actuales, es un proceso que ya está en marcha. Frente al caos y a la crisis, ricas provincias, estados y regiones, promueven la separación y la independencia. En California (EE.UU.) y en Cataluña (España) son temas públicos en las campañas políticas. Las propuestas xenófobas y discriminatorias del presidente electo de los EE.UU., van en esa dirección. No exageramos.

Los más avanzados teóricos marxistas y de otras corrientes de pensamiento crítico del capitalismo[2] lo han anunciado desde hace varias décadas. Sin embargo, los partidos de izquierda y los movimientos sociales –con contadas excepciones– parecieran no reaccionar. Solo muy pocos políticos, especialmente aquellos veteranos que nada tienen que perder, como el uruguayo “Pepe” Mujica, lo plantean abiertamente. Ese era el gran mérito de los fallecidos Fidel Castro y Hugo Chávez, que hoy tienen en el Papa Francisco una especie de sustituto y émulo en cuanto a denunciar ante el mundo algunos de estos problemas, pero con la gran diferencia que el prelado católico no trasciende más allá de la retórica cristiana.

Mientras los políticos fascistas no tienen ningún escrúpulo en estimular los nacionalismos étnicos y religiosos, los socialdemócratas y socialistas no han logrado superar el “síndrome de la derrota”. No se atreven a plantear un cuestionamiento radical al sistema capitalista porque tienen miedo de ser identificados como “estalinistas”, “estatistas”, “autoritarios” u otros calificativos que los propagandistas del gran capital usan para aislarlos y derrotarlos. Y como nuestros políticos de izquierda piensan básicamente en la siguiente elección, quedan paralizados frente a una realidad creciente que es aprovechada por la derecha extrema.

El problema de fondo es que no hemos construido la idea, el “orden imaginado”, la “fórmula de la esperanza” y la “narrativa apasionada” que respalde y soporte la alternativa viable al sistema dominante y destructor que nos arrasa. Hay esbozos iniciales, ideas diversas, prácticas sectoriales, propuestas en borrador, pero –en verdad– no tenemos la teoría y el programa acabado, consistente y coherente, que nos permita unificar a los demócratas, progresistas, humanistas, ambientalistas, socialistas y comunistas, que están dispersos en múltiples y variados movimientos, partidos y grupos, sin un “común hacer”.

El otro problema a resolver es la actitud frente a los cambios estructurales. Los ideólogos del capitalismo han logrado vender la idea de que “toda revolución conduce a la dictadura”. Mientras ellos imponen en todas partes la “Dictadura del Capital” con fachada democrática o con forma de gobiernos “comunistas” (capitalismo asiático), y además, imponen su orden acudiendo a los poderosos aparatos policiaco-militares y a su maquinaria de inteligencia y control masivo de la población, los políticos “progresistas” tienen miedo de ser tachados de “anti-democráticos” porque medianamente aprietan con normas y leyes a los grandes medios de comunicación o intentan detener los omnipotentes poderes de los conglomerados transnacionales capitalistas que hoy dominan todos los campos de la vida en el planeta.

Y además, hasta la idea de la necesidad del “partido” ha sido demolida por la propaganda contra-revolucionaria. Mientras el gran capital actúa con la más absoluta centralización, entre los “progresistas” y los “revolucionarios” se ha sembrado la idea de que la simple organización atenta contra la democracia. Hasta esos niveles ha penetrado la “ideología de la derrota”.  

Es indudable que se requiere un sacudón, un remozamiento, un replanteamiento general, para poder responder a los retos del inmediato futuro. El “acontecimiento” que muchos esperaban ha tocado nuestras puertas. ¿Sabremos responder?

E-mail: ferdorado@gmail.com / Twitter: @ferdorado      



[1] Joseph E. Stiglitz, Paul A. Samuelson, Edmund S. Phelps, Robert E. Lucas, Paul Krugman y Reinhard Selten.
[2] Las principales corrientes de pensamiento crítico y anticapitalista que hoy se mueven en el mundo están representadas por los siguientes teóricos y pensadores: a) Slavoj Zizek, marxista libertario y psicoanalista-lacaniano que aplica sus ideas a la política y a la crítica de la ideología capitalista; b) Chantal Mouffe y Ernesto Laclau, teóricos de la "democracia radical"; c) Immanuel Wallerstein ("sistema-mundo"), John Holloway ("hacer la revolución sin tomar el poder") , Raúl Zibechi y los neo-zapatistas, teóricos de un tipo de autonomismo anti-capitalista; d) Noam Chomsky, demócrata liberal-radical, revolucionario, lingüista y analista crítico; e) David Harvey, Giovanni Arrighi, Jorge Beinstein, Yanis Varoufakis, István Mészáros, Álvaro García Linera, Boaventura de Souza Santos, Heinz Dieterich y otros marxistas, con excelentes aportes; f) Toni Negri y Michael Hardt, teóricos del Imperio y la "multitud"; g) Los pensadores críticos "de-coloniales" latinoamericanos como Aníbal Quijano, Enrique Dussel, Walter Mignolo, teóricos de cierto "indigenismo andino", el "anti-extractivismo" y la economía del decrecimiento; h) Jeremy Rifkin y Elinor Ostrom, no-marxistas, teóricos del "pro-común colaborativo" y el "gobierno de los bienes comunes"; i) Las numerosas corrientes ecologistas y ambientalistas; j) Las corrientes tradicionales de las izquierdas (marxistas, leninistas, maoístas, trotskistas) y anarquistas. Hay muchos más pensadores en Asia, África, América Latina, EE.UU. y en Europa, pero estos son los más conocidos. Todos tienen ideas muy elaboradas que hay que valorar y recoger. 

viernes, 6 de enero de 2017

¿SUPERAREMOS LA POLARIZACIÓN EN 2017?

¿SUPERAREMOS LA POLARIZACIÓN EN 2017?

Popayán, 6 de enero de 2017

“Divide y vencerás”

El 2 de octubre pasado arrancó la lucha por la presidencia de la república en Colombia. Se definirá en 2018. Dos bloques se enfrentaron en el plebiscito. Hay muchas lecturas pero un único resultado.

Santos y Uribe aspiran a que ese pulso se mantenga. Supuestamente, entre la paz y la guerra. Lo mismo quieren los titiriteros que manejan los hilos detrás del telón. Poderosos grupos económicos e intereses ocultos jugaron simultáneamente en los dos bloques. “Van a la fija”, diría un observador cualquiera.

Tal aspiración consiste en mantener la polarización en torno a la forma como se termina el conflicto armado entre el Estado y las guerrillas. El gobierno trata de agrandar los logros de la paz; Uribe, intentará crecer artificialmente a las FARC. El terreno es el mismo; quien juegue allí, lo hará bajo sus reglas.

Quienes aprovechan políticamente esa tensión buscan atraer a otras fuerzas para su causa particular. Uno, atrae a Vargas Lleras con su Cambio Radical hacia la extrema derecha. El otro, quiere mantener a su lado a los demócratas, incluida a la “izquierda”, sin cambios de ningún tipo. Ofrecer la vicepresidencia será la carta (cebo) que ya les ha funcionado (Angelino). Es su apuesta para aderezar la fórmula “reformista”.  

A quienes viven de y promueven la confusión, no les interesa el resultado final. La polarización política es su gran inversión y su cobertura. Su interés es impedir que los temas fundamentales se coloquen en el centro del debate político. Nada que tenga que ver con democracia, economía, lo social y la cultura.

En el año 2017 se definirá ese pulso. Es algo paradójico: la consolidación de la paz depende que el tema político vaya más allá de la implementación de los acuerdos. Allí estará el quid del asunto.

El uribismo quiere limitar los debates a la minucia relacionada con la desmovilización y la entrega de armas. Su objetivo es re-potenciar la “amenaza castro-chavista” que el 2 de octubre se desdibujó en el imaginario colectivo. El avance del proceso –si se hace bien– diluirá esa figura siniestra que fue utilizada para generar miedo. Es determinante no hacerles el juego. El triunfalismo fariano debe aflojar.

Todo dependerá de los demócratas y de las fuerzas sanas de la nación. Su tarea inmediata es impedir que la polarización continúe distrayendo a los colombianos. Su labor fundamental es desencadenar un movimiento democrático que hasta ahora ha sido saboteado por las fuerzas retardatarias con esa trampa.

Esas fuerzas retardatarias actúan en una doble instancia. Unas posan de “reformistas” pero no reforman nada (más allá de normas en el papel). Las otras se dicen “defensoras” de la moral, la tradición, la familia y la propiedad, pero su característica principal es la inmoralidad y el crimen. Ellas, a veces, se entrelazan.

En el fondo ambos sectores coinciden “en lo fundamental”: impedir el desarrollo de la democracia y conservar su Poder. La esencia de su práctica y acción política es mantener la dominación capitalista, colonial, patriarcal, racista, clasista, corrupta, clientelista y discriminatoria. Es su doble juego.

La oligarquía colombiana ha jugado a lo mismo desde las épocas de la conquista. El policía bueno y el malo. Y, se han turnado. Desde la resistencia de La Gaitana y Calarcá, desde la rebelión de Benkos Biohó, desde los alzamientos Wayuu y Nasa y desde la Revolución Comunera de Galán, aprendieron a la perfección a combinar la zanahoria y el garrote. Y siguen haciéndolo cada vez mejor.

Algo que les ayuda, y mucho, es el espíritu cortesano que se construyó entre los sectores subalternos. Las élites en el poder aprendieron a provocar alzamientos armados, parciales y controlados, que dejaban prosperar a voluntad para identificar y desaparecer a enemigos camuflados. Lo han hecho y repetido a lo largo de la historia. La falsa polarización ha sido su principal instrumento. Y lo intentarán una vez más.

Sin embargo, lo que mostró el 2 de octubre va en sentido contrario. La polarización fue derrotada. Todo dependerá de la capacidad y actitud de los demócratas. Si se construye una “Tercería” y maneja con visión de mediano plazo, se ayudará a que por fin Colombia supere la trampa ideada por las castas dominantes durante siglos. 

Y, así, la democracia asomará su rostro esperanzador. ¿Podremos hacerlo?

E-mail: ferdorado@gmail.com / Twitter: @ferdorado       

miércoles, 4 de enero de 2017

2017: Organizar la protesta social y derrotar el oportunismo y la manipulación uribista

2017: ORGANIZAR LA PROTESTA SOCIAL Y DERROTAR EL OPORTUNISMO Y LA MANIPULACIÓN URIBISTA

Popayán, 4 de enero de 2017

“Con una hábil manipulación de la prensa, pueden hacer que la víctima parezca un criminal y el criminal, la víctima.”

Malcolm X

Todo indica que este año va a ser de luchas y protestas en Colombia frente a decisiones de un gobierno acorralado en lo económico y fiscal.

Existe y va a crecer la inconformidad popular frente a los efectos de la reforma tributaria, el irrisorio aumento del salario mínimo, la no aprobación de la rebaja en el aporte de salud de los pensionados (12 a 4%), la objeción presidencial a la eliminación del cobro por reconexión de servicios públicos y otras medidas de ese tipo.

Sin embargo, hay que organizar y orientar con claridad nuestras luchas para impedir que el "uribismo" sea el que se fortalezca con base en el oportunismo y la manipulación. No se puede olvidar que existen intereses de grandes empresarios y fuerzas oscuras que quieren pescar en río revuelto.

La tarea entonces es organizarnos y ponernos de acuerdo para identificar con toda seriedad los objetivos de la acción social y política. Las fuerzas sanas de la nación deben unificarse y ponerse al frente de la lucha social para fortalecer un "movimiento social y ciudadano" que canalice todos los esfuerzos hacia el 2018, para superar la polarización entre Santos y Uribe, derrotar a todos los corruptos y consolidar la paz en Colombia.

La irreflexión acalorada y el espontaneísmo caótico sólo le llevará agua al molino a los "Trumps colombianos" que conspiran en las sombras con multimillonarios (Ardila Lulle, Sarmiento Angulo, Gillinski, Slim, etc.) y demás fanáticos guerreristas para aprovechar la confusión.

Ojo, mucho ojo... "ellos" están organizados y tienen inmensos recursos para infiltrar y manipular las luchas populares. Ya lo han demostrado. No podemos ser ingenuos pero tampoco podemos quedarnos de brazos cruzados.

Nota: A todos mis lectores y lectoras les deseo un fructífero 2017. En realidad no me gusta celebrar ese “interruptus” artificial del tiempo, que ha sido utilizado por todos los poderes establecidos para hacer ostentación de su dominio (hoy encabezado por el Mercado). Hay una ilusión manipulada en esas fechas que son diferentes en muchas culturas y tradiciones. Pero bueno… ¡es la costumbre y somos animales de costumbres! Saludos.
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