HAY QUE SUPERAR LA IDEOLOGÍA DE LA DERROTA
Popayán, 9 de enero
de 2017
“Los ‘marxistas’ no han salido de la lógica
de la derrota”.
Carlos Pérez Soto
El capitalismo actual –“senil”, “tardío”
y en proceso de auto-destrucción– es la negación de la democracia, la libertad
y el desarrollo humano. La igualdad y la justicia social dentro de la lógica de
acumulación capitalista son solo una ilusión. Incluso la “equidad” y la
“inclusión social”, eufemismos inventados por los teóricos pagados por el
capital, son simples fantasías para engañar incautos. Algunos teóricos sociales
lo previeron desde el siglo XIX cuando la centralización del capital mostró esa
forzosa e inevitable tendencia. Esa verdad irrefutable es hoy reconocida por la
ciencia, la academia y los políticos más concienzudos del mundo.
Lo grave de la situación es que
ni los dueños de las corporaciones transnacionales capitalistas pueden hacer
algo. Dentro de la lógica de acumulación inercial del capital, ni ellos ni sus
administradores, incluyendo a los gobernantes de los Estados –independiente de
que sean neoliberales, “comunistas” o “progresistas”–, pueden detener ese rumbo.
La maquinaria de destrucción masiva que es la economía crematística del siglo
XXI, no tiene control. Devasta sistemáticamente la naturaleza, descompone y
degrada a la humanidad y destruye riqueza para garantizar el movimiento del
capital. Nadie puede controlar las fuerzas destructivas que se han desatado en
el planeta. Es un demonio sistémico imparable.
Esta realidad ya ha sido
reconocida por famosos multimillonarios (Bill Gates, entre otros) y muchos
teóricos y economistas que hacen parte del establecimiento oficial que domina
el mundo financiero[1].
Ellos han planteado de diversas maneras la necesidad de una intervención
urgente del Estado en la economía. Sin embargo, no saben cómo hacerlo. Por el
contrario, fuerzas sociales, económicas, políticas y culturales empujan por
soluciones inmediatistas de tipo “ultra-nacionalista” que van –sin quererlo– a
desatar fenómenos que acelerarán el proceso destructivo. El Brexit en Reino
Unido y la elección de Trump son solo su inicio. Políticos de derechas
protofascistas estimulan sentimientos de odio nacional, religioso, étnico y homofobias
fundamentalistas entre los sectores sociales más golpeados por la crisis.
El escenario del futuro –si no
surge la contraparte social y revolucionaria que lo impida– es la aparición de
ciudades y regiones con nuevos tipos de “guetos”, amuralladas y controladas militarmente,
en donde se impida el acceso de los inmigrantes, pobres y vagabundos. En
realidad, ya existen ese tipo de espacios vedados y exclusivos dentro de muchas
ciudades del mundo. El fraccionamiento de la sociedad y la desintegración de
las naciones actuales, es un proceso que ya está en marcha. Frente al caos y a
la crisis, ricas provincias, estados y regiones, promueven la separación y la
independencia. En California (EE.UU.) y en Cataluña (España) son temas públicos
en las campañas políticas. Las propuestas xenófobas y discriminatorias del
presidente electo de los EE.UU., van en esa dirección. No exageramos.
Los más avanzados teóricos
marxistas y de otras corrientes de pensamiento crítico del capitalismo[2]
lo han anunciado desde hace varias décadas. Sin embargo, los partidos de
izquierda y los movimientos sociales –con contadas excepciones– parecieran no
reaccionar. Solo muy pocos políticos, especialmente aquellos veteranos que nada
tienen que perder, como el uruguayo “Pepe” Mujica, lo plantean abiertamente.
Ese era el gran mérito de los fallecidos Fidel Castro y Hugo Chávez, que hoy
tienen en el Papa Francisco una especie de sustituto y émulo en cuanto a denunciar
ante el mundo algunos de estos problemas, pero con la gran diferencia que el
prelado católico no trasciende más allá de la retórica cristiana.
Mientras los políticos fascistas
no tienen ningún escrúpulo en estimular los nacionalismos étnicos y religiosos,
los socialdemócratas y socialistas no han logrado superar el “síndrome de la
derrota”. No se atreven a plantear un cuestionamiento radical al sistema
capitalista porque tienen miedo de ser identificados como “estalinistas”,
“estatistas”, “autoritarios” u otros calificativos que los propagandistas del
gran capital usan para aislarlos y derrotarlos. Y como nuestros políticos de
izquierda piensan básicamente en la siguiente elección, quedan paralizados
frente a una realidad creciente que es aprovechada por la derecha extrema.
El problema de fondo es que no
hemos construido la idea, el “orden imaginado”, la “fórmula de la esperanza” y
la “narrativa apasionada” que respalde y soporte la alternativa viable al
sistema dominante y destructor que nos arrasa. Hay esbozos iniciales, ideas
diversas, prácticas sectoriales, propuestas en borrador, pero –en verdad– no
tenemos la teoría y el programa acabado, consistente y coherente, que nos
permita unificar a los demócratas, progresistas, humanistas, ambientalistas,
socialistas y comunistas, que están dispersos en múltiples y variados
movimientos, partidos y grupos, sin un “común hacer”.
El otro problema a resolver es la
actitud frente a los cambios estructurales. Los ideólogos del capitalismo han
logrado vender la idea de que “toda revolución conduce a la dictadura”.
Mientras ellos imponen en todas partes la “Dictadura del Capital” con fachada
democrática o con forma de gobiernos “comunistas” (capitalismo asiático), y
además, imponen su orden acudiendo a los poderosos aparatos policiaco-militares
y a su maquinaria de inteligencia y control masivo de la población, los
políticos “progresistas” tienen miedo de ser tachados de “anti-democráticos”
porque medianamente aprietan con normas y leyes a los grandes medios de
comunicación o intentan detener los omnipotentes poderes de los conglomerados
transnacionales capitalistas que hoy dominan todos los campos de la vida en el
planeta.
Y además, hasta la idea de la
necesidad del “partido” ha sido demolida por la propaganda
contra-revolucionaria. Mientras el gran capital actúa con la más absoluta
centralización, entre los “progresistas” y los “revolucionarios” se ha sembrado
la idea de que la simple organización atenta contra la democracia. Hasta esos
niveles ha penetrado la “ideología de la derrota”.
Es indudable que se requiere un
sacudón, un remozamiento, un replanteamiento general, para poder responder a
los retos del inmediato futuro. El “acontecimiento” que muchos esperaban ha tocado
nuestras puertas. ¿Sabremos responder?
E-mail: ferdorado@gmail.com / Twitter: @ferdorado
[1] Joseph E. Stiglitz, Paul A. Samuelson, Edmund S.
Phelps, Robert E. Lucas, Paul Krugman y Reinhard Selten.
[2]
Las principales corrientes de pensamiento crítico y anticapitalista que hoy se
mueven en el mundo están representadas por los siguientes teóricos y pensadores:
a) Slavoj Zizek, marxista libertario y psicoanalista-lacaniano que aplica sus
ideas a la política y a la crítica de la ideología capitalista; b) Chantal
Mouffe y Ernesto Laclau, teóricos de la "democracia radical"; c)
Immanuel Wallerstein ("sistema-mundo"), John Holloway ("hacer la
revolución sin tomar el poder") , Raúl Zibechi y los neo-zapatistas,
teóricos de un tipo de autonomismo anti-capitalista; d) Noam Chomsky, demócrata
liberal-radical, revolucionario, lingüista y analista crítico; e) David Harvey,
Giovanni Arrighi, Jorge Beinstein, Yanis Varoufakis, István Mészáros, Álvaro
García Linera, Boaventura de Souza Santos, Heinz Dieterich y otros marxistas,
con excelentes aportes; f) Toni Negri y Michael Hardt, teóricos del Imperio y
la "multitud"; g) Los pensadores críticos "de-coloniales"
latinoamericanos como Aníbal Quijano, Enrique Dussel, Walter Mignolo, teóricos
de cierto "indigenismo andino", el "anti-extractivismo" y
la economía del decrecimiento; h) Jeremy Rifkin y Elinor Ostrom, no-marxistas, teóricos
del "pro-común colaborativo" y el "gobierno de los bienes
comunes"; i) Las numerosas corrientes ecologistas y ambientalistas; j) Las
corrientes tradicionales de las izquierdas (marxistas, leninistas, maoístas,
trotskistas) y anarquistas. Hay muchos más pensadores en Asia, África, América
Latina, EE.UU. y en Europa, pero estos son los más conocidos. Todos tienen
ideas muy elaboradas que hay que valorar y recoger.
Muy buen artículo. Saludos desde la Argentina
ResponderEliminarVale, abrazo. Me puede escribir a ferdorado@gmail.com, abrazo
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