jueves, 26 de diciembre de 2019

La Paz florece en el jardín comunitario de “El Varón”


La Paz florece en el jardín comunitario de “El Varón”

Popayán, 27 de diciembre de 2019

Mis pequeñas nietas Juanita y Julieta me visitaron en este diciembre. Vinieron desde lejos y regresaban a Medellín con sus padres el pasado 25, día de navidad. Estuve pensando en qué podría regalarles pero no se me ocurría nada. Realmente no tengo esa costumbre y, además, tampoco cuento con un presupuesto importante para hacerles un detalle que valiera la pena.

Después de pensarlo decidí hacerles un regalo peculiar que se fue configurando en la mañana del mismo 25 de diciembre. Busqué a Antonio, un personaje especial que colabora con la comunidad del barrio La Paz en Popayán en la tarea de mantener y mejorar las áreas verdes que están alrededor del Polideportivo y en el parque central que queda en la entrada.
Camino todas las mañanas por esos lugares y había notado el hermoso trabajo que ha realizado para convertir todas esas áreas en un verdadero jardín. Le pedí el favor de que me cortara una flor de cada una de las especies que ha sembrado, cultivado y cuidado, para regalarle a mis nietas ese ramo de flores. Sería algo simbólico y, a la vez, les explicaría el por qué no les obsequiaba otra cosa de mayor valor monetario.

Antonio, a quien todo el mundo le dice “El Varón”, se puso muy contento de que le pidiera ese favor. Cortó con delicadeza más de 28 clases de flores que tiene su huerto, que es a la vez de él, de la comunidad y de la ciudad. Entre los numerosos ejemplares destacó a la flor de la caléndula como una de sus preferidas. Pero además, me ofreció todas las semillas que quisiera mientras empacaba una manotada diciéndome que esa porción alcanzaría para sembrar hasta una plaza de tierra.

Observé que mientras las recogía él comprobaba con enorme entusiasmo la gran cantidad y variedad de flores que había cultivado. Por eso decidí tomar unas fotografías para hacer más visible ante mis nietas y sus padres el sencillo presente y a la persona que las cultivaba. Una chica que tenía un celular con buena cámara de fotografía se ofreció a ayudarme. Antonio, feliz como un chiquillo regocijándose con el resultado de su trabajo, la llevó de un lugar a otro indicándole los mejores ángulos para captar lo mejor de su obra de jardinería.

Él me fue contando cómo se involucró con la comunidad de La Paz en esa tarea. Un buen día aburrido con su trabajo de obrero de construcción le surgió esa iniciativa. Contó con el apoyo de la Junta de Acción Comunal y de muchas personas que espontáneamente le ayudan de una u otra manera para que cumpla esa ejemplar labor. Un día le llevan matas; otro, un pequeño incentivo; un día más, le entregan semillas o árboles para que los siembre.

Este jardinero comunitario es un ser servicial y solidario con la gente, entregado a Dios y a causas comunitarias. Por pura casualidad y por la necesidad de ofrecerles algo a mis nietas, terminé haciéndole un reconocimiento a este amigo de origen paisa, de apellidos Lopera Naranjo, valorando su maravilloso trabajo sin que ese fuera el propósito inicial.

De esa manera los dos terminamos enviando semillas de flores a su tierra natal por intermedio de mis nietas, alargando la mano de este especial floricultor que vuelve a través de ellas a su terruño que no por casualidad es la “capital mundial de las flores”.

Mi conclusión es que uno muchas veces es descuidado y no valora el trabajo callado y consagrado de tantas personas que se esfuerzan por mejorar sus vidas y las de los demás. Esta experiencia me sirve para ratificar el valor de las acciones sencillas. ¡Gracias Varón!


GUERRA DE EXTERMINIO GLOBAL


GUERRA DE EXTERMINIO GLOBAL
Popayán, 26 de diciembre de 2019
USA, Rusia, China, India, Europa, Irán, etc., etc., se arman cada vez más[1], y para detener el cambio climático solo hay migajas. ¿Qué quiere decir?
La oligarquía financiera global sabe que tiene que realizar acciones drásticas porque el Sistema Capitalista ha entrado en una fase de colapso sistémico.
Los sectores dominantes de esa oligarquía, los más reaccionarios y obtusos, impulsan una estrategia de “limpieza social” y de “solución final”.
Por ello, utilizan a los Estados y a gobernantes “nacionalistas” para agudizar el Caos Total.
Se están preparando para una guerra más terrible que cualquiera que haya ocurrido en el pasado que tiene como objetivo eliminar a miles de millones de personas que ellos consideran desechables (Guerra de Exterminio).
También preparan la ciencia y la tecnología para sobrevivir temporalmente en la tierra a la hecatombe nuclear o climática que no pueden detener, y aspiran que sus herederos puedan migrar hacia otros planetas (es la “salvación” que ya están ofreciendo muchas iglesias).
Los científicos y estudiosos más avanzados del planeta son conscientes de que esos son los planes de las más altas cúpulas de la oligarquía global. Algunos pocos lo dicen, otros callan.
Solo la conciencia y voluntad organizada de las inmensas mayorías de los humanos podrá detener el terrible futuro que le espera a la humanidad.

¿Es ciencia ficción o es la realidad que no queremos ver?




[1] Gobierno de los EE.UU. aprueba US$738.000 millones para la Guerra Espacial. https://www.dw.com/es/c%C3%A1mara-baja-eeuu-aprueba-ley-que-avala-nueva-fuerza-espacial/a-51637610

martes, 17 de diciembre de 2019

La juventud colombiana irá mucho más allá del Comité de Paro


La juventud colombiana irá mucho más allá del Comité de Paro

Popayán, 17 de diciembre de 2019

Las grandes movilizaciones populares que están en pleno furor y desarrollo en diversas regiones del mundo vuelven a colocar a la orden del día la palabra “revolución”[1].

Las masivas protestas afectan a gobiernos de izquierda y de derecha; pro-imperialistas y anti-imperialistas; europeos, asiáticos, africanos, latinoamericanos y medio-orientales. Han sido lideradas por millones de jóvenes y mujeres que enfrentan la desigualdad, la discriminación y precariedad de la vida que incluye la crisis climática (obra del capitalismo depredador).

Entre ellas, lo que sucede en Chile tiene que ser destacado. Explotó lo que tenía que estallar en una país que ha sufrido condiciones de opresión y control extremas. El pueblo chileno se rebeló y en ese proceso ha revivido formas de “auto-organización” (asambleas auto-convocadas, populares y territoriales) que no estaban en los cálculos de nadie.

La población movilizada de ese país desconfía de todos los partidos políticos que –de una u otra manera– fueron cómplices y conniventes con la dictadura militar y con la aplicación de las más agresivas políticas neoliberales. Por eso, solo confían en su fuerza auto-convocada. Es algo de gran trascendencia para el futuro de los pueblos y trabajadores del mundo entero.

Tal fenómeno es esencialmente revolucionario. Implica un paso de autodeterminación popular que puede ser el inicio de un proceso de mayor profundidad. Y por tanto, exige a los revolucionarios (quien quiera serlo) una actitud diferente a la tradicional, de creación e innovación sobre la marcha y que recoja las lecciones del pasado.

¿Qué pasó con la “revolución”?

La palabra revolución no quiere ser pronunciada por la gran mayoría de dirigentes y partidos de “izquierda” pero, paradójicamente, si es utilizada por las derechas ultra-conservadoras.

Sucedió que dicho término fue usado por quienes proclamaron el “socialismo del siglo XXI” pero en la práctica terminaron aferrándose al aparato estatal (burocracia/ejército) sin impulsar ninguna transformación sustancial, más allá de proclamar una supuesta independencia (formal) del imperio estadounidense pero sin lograr construir una efectiva autonomía y soberanía.

Hay que reconocer que en sus etapas iniciales esos gobiernos hicieron esfuerzos importantes por recaudar mayores rentas estatales (incrementaron los impuestos a las empresas transnacionales) y distribuir los ingresos del Estado entre los sectores sociales más afectados por las políticas neoliberales. Sin embargo, no lograron “tocar” la esencia del capitalismo imperante.

El problema consiste en que –aún sin proponérselo– degradaron la imagen de la “revolución”. En su ejercicio estatal perdieron la capacidad crítica, permitieron que fuerzas corruptas se treparan  y atraparan la gestión oficial y debilitaron los movimientos sociales al desconocer su autonomía.

Como magistralmente lo describe Massimo Modonessi, las izquierdas progresistas usaron una serie de atajos para construir su hegemonía electoral (el discursivismo, caudillismo, estatismo y negación de la lucha de clases), lo que desarmó políticamente a los trabajadores y a los pueblos. Hoy, los hechos han desnudado la debilidad de ese tipo de “hegemonías” y estrategias.

Son hechos que hay que aceptar para poder responder a los retos que presenta la vida. Negarlos no conduce a ninguna parte y otorga ventajas a quienes quieren someter a los pueblos.  

Las rebeliones populares y su perspectiva

Se observa que las movilizaciones populares en curso no cuentan con una orientación y una organización política uniforme, visible u orgánica, aunque las derechas latinoamericanas quieren atribuírselas al Foro de Sao Pablo y demás “complots castro-chavistas”. No obstante, esa situación no debe llevarnos a calificarlas de ser totalmente “espontáneas”. En realidad, son fruto de procesos reales, acumulados y concretos que tienen una explicación en cada caso particular.

Sin embargo, son procesos incipientes que corren el peligro de ser canalizados por las derechas populistas, conservadoras y fascistas que se muestran opositoras a la globalización neoliberal y ofrecen el nacionalismo hirsuto y reaccionario como fórmula de salvación, mientras las “izquierdas” asumen posiciones “defensistas” que llevan a la derrota a las luchas populares[2].

En realidad, las derechas no ofrecen soluciones viables pero logran dividir a los trabajadores y a los pueblos con estrategias mediáticas que aprovechan la vacilación de las fuerzas progresistas que las bases populares perciben del lado de las burguesías globalizadoras porque se muestran timoratas y adocenadas al darle prioridad al escenario electoral e institucional. (Ej., las fuerzas de izquierda en Colombia se muestran al lado y hasta subordinadas al ex-presidente Santos).

Además, debemos tener en cuenta que los proyectos falsamente “nacionalistas” como los de Trump (EE.UU.), Johnson (RU), Modi (India), Bolsonaro (Brasil) y demás, parecieran tener su contraparte en las posiciones de Putin (Rusia), Xi (China), Rohaní (Irán), Maduro (Venezuela), etc., que utilizan el llamado multilateralismo para generar ilusiones alrededor de confrontaciones “geopolíticas” pero, en verdad, no enfrentan para nada el sistema capitalista imperante.

Entonces, la tarea central es darle continuidad y profundizar el proceso de insurgencia política y plasmarla en nuevas formas de organización popular. Luchar contra el “sectoralismo” o “corporativismo” dentro de las luchas sociales es una de las tareas urgentes, sin que ello signifique desconocer las causas particulares de cada sector sino saberlas juntar de una forma nueva y creativa, potenciando la unidad frente a los gobiernos corruptos y capitalistas.

Y también, enfrentar con mucho tino y paciencia los intentos de cooptación institucional que  utiliza también a los partidos “progresistas” y de “izquierda” para aconductar a las masas y “restablecer el orden”, labor que no es fácil de hacer y que a veces se confunde con sectarismo.

En medio de todo ello, hay que evitar el triunfalismo/derrotismo que surge de no identificar adecuadamente el llamado “espontaneísmo de las masas”. Triunfalismo, cuando se mide con extremado optimismo las conquistas del movimiento y no se tienen en cuenta las fuerzas del contrario. Y, derrotismo, cuando se sobrevalora la fuerza del enemigo y no se alienta a los pueblos y a los trabajadores a llevar al máximo sus esfuerzos y luchas.

La experiencia demuestra que la organización de nuevo tipo que va surgiendo cumple funciones múltiples; alimenta y fortalece la lucha y crea auto-gobierno permanente. Para hacerlo, debe ser lo más amplia y democrática posible. Querer que el movimiento logre metas mayores a su verdadero potencial solo lleva a la frustración y al debilitamiento del proceso. Por ello, debemos evitar la “ansiedad controladora y conductista” y respetar la dinámica propia del movimiento. No es fácil y seguramente no se acertará en todo.  

De lo que estamos seguros es que el “topo” sigue cavando. Y lo hará cada vez mejor.

E-mail: ferdorado@gmail.com / Blog:



[1] Durante 2019 las protestas involucran a múltiples sectores sociales de decenas de países que en orden cronológico han ocurrido en Francia, Sudán, Zimbabue, Venezuela, Argelia, Haití, Hong Kong, Costa Rica, Puerto Rico, Argentina, Honduras, México, Papua Guinea, Irak, Cataluña, Ecuador, Líbano, Chile, Bolivia, Irán, Colombia e India. Además, se debe incluir las movilizaciones globales contra el cambio climático, que tuvieron fuerte presencia en Europa y EE.UU., así como las movilizaciones de mujeres y estudiantes en todo el mundo. (Nota del Autor).   
[2] En muchos países (Grecia, España, Reino Unido, Brasil, Bolivia, etc.)  las fuerzas de “izquierda” se involucraron casi totalmente en la “gestión del Estado heredado”, se acomodaron al Sistema y generaron una especie de “vacío político” que ha sido ocupado por las fuerzas “nacionalistas”, ultraconservadoras y neo-proto-fascistas, para hacerse al gobierno o avanzar con mucha fuerza en todo sentido. (Nota del Autor).  

viernes, 13 de diciembre de 2019

No ataco ni denigro a Gustavo Petro, es mejor debatir


No ataco ni denigro a Gustavo Petro, es mejor debatir

Popayán, 13 de diciembre de 2019

Apreciado Gustavo Petro: Cordial y respetuoso saludo.

Escuché la entrevista realizada por el expresidente Rafael Correa. Me parecen ajustadas y valiosas algunas de sus opiniones en esa conversación. No obstante, creo, y pueda que esté equivocado, que algunas ideas no están bien desarrolladas y que deberían ser revisadas.

Creo que se hace una lectura mecanicista de los aportes de Jeremy Rifkin y de Paul Mason, y que además, se debería reconocer su aporte con nombre propio, en relación a lo de las economías colaborativas y lo del “post-capitalismo”, conceptos que plantean construir relaciones sociales de producción colaborativas-postcapitalistas dentro del mismo capitalismo, en competencia con los grandes monopolios y el capital financiero, y en una lucha permanente por ampliar y fortalecer la democracia pero, a la vez, construir formas de poder alterno.

Pienso que el “extractivismo” no solo se presenta en relación a los recursos naturales no renovables (petróleo, carbón, oro, gas, etc.), sino que incluye también, algunas otras áreas como por ejemplo, los grandes monocultivos de caña de azúcar, soja, palma africana, etc. Es decir, podríamos decir que todo gran monopolio, tiene un carácter extractivo y, hoy, al servicio de un nuevo tipo de rentismo financiero. Es más, extrapolando la idea, así se industrialice una sociedad, si la vía es monopólica y más encima, autoritaria (como ocurrió con toda Asía del Este, no solo la Sudeste, es decir, se debe incluir Japón y Corea del Sur), ese modelo capitalista “extrae” ganancia (plusvalor) tanto de la naturaleza como del trabajo humano (y degrada la vida, como lo estamos viendo). China es ejemplo de industrialización, pero todos los pequeños y medianos emprendimientos (urbanos y rurales) están dominados, sometidos y subordinados al gran capital financiero. Es lo que ocurre en todo el mundo. Ello fue el resultado de la “re-estructuración post-fordista” y de aplicación de políticas neoliberales que en China también se impusieron en diversas áreas de la vida económica y social. Ver artículos muy bien fundamentados en Revista de la NLR.

En Colombia, ante la existencia de cientos de miles de pequeños y medianos productores (urbanos y rurales), plantearse que primero hay que desarrollar el capitalismo (así sea regulado y controlado) para poder pasar a las economías colaborativas, es un error. Hoy se puede impulsar el encuentro entre el conocimiento (que portan los “profesionales precariados” y deben mejorar las universidades y otros centros de estudio que deben crearse) y los pequeños y medianos productores que tienen también importantes avances en todo sentido, para impulsar economías asociativas y cooperativas (en el camino de lo colaborativo) e industrializar nuestras materias primas (café, caña panelera, papa, pequeña ganadería, frutales, yuca para almidón, cacao, trucha y pescados, etc.), apropiarse de las ganancias que obtienen las grandes transnacionales (Nestlé, Starbucks, etc.) y desarrollar nuevas industrias tecnificadas en el campo de la seguridad alimentaria, energía, servicios, software, etc., sobre bases realmente democráticas. Esto último, en forma incipiente, ya se está llevando a la práctica en Cauca, Huila y Nariño.

Plantearse un “etapismo” (García Linera con su “capitalismo andino”, o el de Lenin con su “capitalismo de Estado”) es repetir la historia y terminar en el “infierno capitalista” que es la “sociedad de control” como China, Corea del Sur, Japón, Indonesia, etc., con altos desarrollos tecnológicos y de industrialización pero con enormes contradicciones y conflictos sociales que en cualquier momento van a estallar inexorablemente (lo de Hong Kong es solo una pequeña muestra). En China, la gran burguesía financiera, liderada por cientos del multimillonarios, cada uno más poderoso que Luis Carlos Sarmiento Angulo, utiliza al “Estado comunista” para fortalecer su poder y competir con los demás imperios capitalistas, y por ello, no creo que sea el modelo a seguir por los demócratas y revolucionarios del mundo entero (como lo da a entender en esa entrevista). 

Si no se impulsa ese proceso desde ahora, a los gobiernos progresistas (como pasó con el de Evo Morales) les surgirán insurgencias sociales encabezadas por esos sectores “medios” (profesionales precariados y pequeños y medianos productores) que inicialmente son canalizadas por las derechas y ultraderechas. Fue lo que en pequeño pasó en Bogotá, con los sectores sociales que apoyaron a Peñalosa después del ejercicio de gobierno de la Colombia Humana, y que hoy están frustrados y  se expresan –en parte– en el actual paro nacional, representados por los jóvenes que llamo “posmodernos” (“emprendedores” les llama la burguesía, yo los llamo “precariado” (Standing) en sus diferentes clases y niveles).

Sobre el concepto de “multitud” (Negri/Hardt) creo que es un concepto muy plano y que no recoge todos los avances de las ciencias de la complejidad actualmente en desarrollo. Esa “multitud” está compuesta de muchos e imbricados sectores sociales y la mueven múltiples intereses y anhelos. Como en toda “multitud” hay sectores más avanzados, otros más rezagados, y demás, dependiendo de las condiciones particulares de cada país, región, ciudad. Claro, para algunos, el concepto de multitud es bastante cómodo porque implica que no hay necesidad de generar organización, delegar funciones, etc., y se sueña controlar a esa “multitud” desde el Estado para “hacerles la revolución desde arriba”, tipo China (que fue la vía de la URSS).

Todo lo anterior, implica que desde ahora, los pueblos y los trabajadores debemos construir (como ya hacen los zapatistas, mapuches, kurdos, y se empieza a construir en medio de la actual “primavera latinoamericana”, y se debe hacer en medio del paro nacional) formas de auto-gobiernos populares, formas de “contrapoder” desde lo profundo de la sociedad, y no entregar todo el poder de la gente movilizada a los “Estados heredados”, creyendo que desde los gobiernos, o sea, “desde arriba”, se va a poder construir ese postcapitalismo, que, indudablemente, no va a surgir automáticamente o como por arte de magia, sino que será resultado de cruentas luchas sociales, políticas y culturales (como ya lo estamos viendo en todo el mundo, y con especial intensidad en Bolivia, Chile y Colombia).  

Esto, por ahora. Saludos 

martes, 10 de diciembre de 2019

“No queremos tanto cambiar el gobierno sino transformar la sociedad”



La juventud colombiana en busca del tiempo perdido

“No queremos tanto cambiar el gobierno sino transformar la sociedad”

Popayán, 10 de diciembre de 2019

Una juventud con una nueva actitud de lucha

Durante la marcha-concierto realizada el pasado 8 de diciembre por la carrera 7ª de Bogotá se pudo apreciar el contenido y la forma del discurso de los y las jóvenes que protagonizan una parte de las protestas tanto en la capital de la república como en Medellín, Bucaramanga, Cali y otras ciudades. Escuchar a los artistas que convocaron y organizaron la marcha, a deportistas, académicos, estudiantes y activistas[1] que hacen parte de este conglomerado social, nos permite entender cómo piensa y actúa esta juventud que se ha convertido en el sector social movilizado más mediático y protagónico del paro nacional.

Ellos y ellas saben que pertenecen a un estrato social relativamente privilegiado en Colombia. Su mensaje es solidario con campesinos, indígenas, víctimas de la violencia y demás sectores sociales que aportan su esfuerzo a la riqueza nacional pero no disfrutan de los más mínimos niveles de vida digna. Por ello, su mensaje es netamente político, ya que plantean la necesidad de superar la enorme desigualdad e injusticia que sufre nuestra gente más humilde, y la urgencia de construir una verdadera democracia que incluya la voz de los excluidos y oprimidos, y expulse de los niveles de dirección del Estado y el gobierno a los políticos corruptos para poder resolver los problemas “entre todos”.

En sus intervenciones han trazado las líneas generales que orientan su accionar: independencia política, actitud no violenta y cultura en movimiento. Se declaran independientes de cualquier partido o liderazgo político porque saben que es la única forma de ampliar y fortalecer el movimiento. Son conscientes que marcar una protesta social con siglas o discursos partidistas es un error garrafal. Tanto porque el gobierno y los enemigos de la protesta utilizan ese argumento para generar desconfianzas y engañar a la gente, pero además, porque se requiere una visión incluyente y profunda para unir a la mayoría de los colombianos sin ningún tipo de discriminación partidista, religiosa o identitaria.

Por otro lado, los y las jóvenes llaman a la población a participar en la protesta con una actitud no violenta y de encuentro solidario y fraternal entre las mayorías. A pesar que su discurso es directo, franco, beligerante, que reta a los poderosos y causantes de los problemas acumulados que vive la nación (lo cual les ha traído fuertes ataques en las redes sociales y en los medios de comunicación) no se han dejado llevar al terreno de la falsa polarización que enfrenta a personalidades o grupos de la política tradicional (incluida la izquierda) que se convierte –aún sin querer– en un estorbo para desarrollar la necesaria y nítida batalla de ideas.

Es por ello que no han caído en la trampa de creer que hay que “tumbar” a Duque o llamar a una Constituyente, y demás caminos que Medófilo Medina califica acertadamente como “delirios insurreccionales”. Saben que hay que lograr compromisos y cambios inmediatos y mediatos pero son conscientes que “recién están comenzando” en la tarea de movilizar y organizar a las grandes mayorías de la nación. Esta juventud ha mostrado una confianza infinita en la gente y han tenido una mesura y un tino que sorprende por su madurez, comportamiento que es una lección para muchos líderes políticos que confunden la verticalidad de principios con la soberbia, la altisonancia y el protagonismo desmedido. No quieren cambiar solo un gobierno, quieren transformar la sociedad.

Otra actitud ejemplarizante mostrada por esta juventud es no involucrarse en asuntos que manejan otros sectores comprometidos con la lucha social. Respetan la dirección del movimiento (Comité de Paro) pero seguramente saben de las fricciones y tensiones que existen a su interior entre dirigentes y tendencias políticas, y por ello, no se involucran en la dirección formal de este proceso. Saben que su ejemplo y acción (marchas periféricas, cacerolazos, plantones, actividades culturales, etc.) de una u otra manera influyen en todo el movimiento y no les interesa instrumentalizar nada. Un ejemplo a mencionar fue la forma elegante y respetuosa como resolvieron un pequeño debate sobre el papel de la guardia indígena dentro de las marchas; organizaron un emotivo homenaje y los invitaron a participar en la marcha del 8D como representantes de sus pueblos indígenas pero no como “guardias”. Para ellos, la ciudadanía en su actitud de no-violencia es la garante de su propio control y seguridad.

Finalmente, en esta corta descripción se debe resaltar algo que ha pasado desapercibido. Los y las jóvenes de Bogotá han decidido realizar sus marchas llenas de creatividad y arte dirigiéndolas hacia sus propias localidades y barrios donde viven (conjuntos residenciales y edificios de apartamentos) con el fin de animar a su propia gente para garantizar la plena participación de familias enteras. Pero también, con sus marchas periféricas rechazan la “falsa centralidad del poder” que pareciera estar representado en la Plaza de Bolívar (Capitolio, Casa de Nariño, Corte Suprema, Alcaldía y Catedral) y al dejar ese “centro” de lado, muestran sutilmente en dónde está el efectivo poder. Por ello arrancaron la marcha-concierto al frente de Corficolombiana y Colpatria, núcleo del poder financiero de este país. Quieren desfetichizar a los “mandaderos” políticos y enviar un mensaje que desnude y ponga en la mira el lugar donde en verdad se toman las decisiones en Colombia.

La dimensión del paro y de la protesta en Colombia

Habíamos planteado que el Comité de Paro no se ha sintonizado todavía con la dinámica de lucha que le impusieron los nuevos sectores sociales citadinos, que han sido el soporte de una protesta continuada a lo largo de casi tres semanas. Algo realmente histórico en Colombia. Esas fuerzas citadinas incluyen tanto a los sectores sociales que siempre han participado en las movilizaciones y protestas (estudiantes, trabajadores, habitantes de barrios, sectores informales), generalmente influidos por organizaciones de izquierda, como a las “clases medias” movilizadas (“profesionales precariados”) que por primera vez se manifiestan en este tipo de ejercicios. Este último sector ha evolucionado en el tiempo, pasó por militancias políticas de carácter personal (Mockus/2010) a manifestarse en solidaridad con el paro agrario (agosto/2013), y luego, a marchar masivamente días después del plebiscito por la paz (marchas de octubre de 2016). El gran ausente en este paro –por ahora– es el sector rural, a excepción del movimiento indígena que se ha movido parcialmente.

El Comité de Paro acostumbrado a hacer jornadas de un día que llevaban al gobierno a entablar diálogos y llegar a acuerdos desmovilizadores, no ha podido acomodarse todavía ante la nueva realidad. Vacila entre aceptar condiciones de negociación tradicionales que siempre han estado al servicio de la desmovilización de las bases que protestan o lanzarse abiertamente a retar al gobierno y preparar seriamente en las regiones las fuerzas sociales y ciudadanas para obligar al presidente Duque a negociar en serio unas medidas urgentes y a concertar una hoja de ruta para enfrentar la complejidad de problemas acumulados. En vez de replantear su práctica tradicionalmente reivindicativa y alimentarse del discurso político de la juventud movilizada, decidieron ampliar los puntos del pliego de exigencias creyendo que con ese “gancho” podría fortalecer el movimiento y obligar al gobierno a negociar. Pero, lo evidente es que con la fuerza movilizada actual, así sea muy importante, todavía no se está en condiciones de obtener resultados tangibles, y sobre todo, de lograr un acumulado “espiritual” y organizativo (político), que sea un respaldo actuante, expectante y de presión social, única garantía de la continuidad del proceso. Que, en últimas, es lo más importante.

Esta semana se debe resolver ese asunto. Los y las jóvenes le enviaron el domingo 8D un mensaje tanto al gobierno como a los dirigentes del paro. Ambos lo saben. Pero, cualquiera que sea el parcial desenlace, la juventud va a seguir hacia adelante. El dilema es el cómo y para qué.

Las perspectivas hacia el futuro

Lo que ha sucedido en otros países donde se han producido estallidos similares de la juventud, aún más fuertes que el nuestro, a partir de la llamada “primavera árabe” y la movilización de los “indignados” en España en 2011, y lo que viene ocurriendo en Chile, nos puede dar pistas sobre el desarrollo de las luchas ciudadanas y populares en Colombia y en el mundo.

En los países árabes la Hermandad Musulmana y otros partidos políticos canalizaron ese despertar hacia la institucionalidad existente. En lo fundamental, el movimiento transformador fue derrotado. Lo mismo pasó con Podemos, partido político que surgió desde los sectores más inconformes de la sociedad española, que terminó a la cola del establecimiento dominante, limitando su acción a lo que les permite hacer dentro de la institucionalidad el poder financiero español y europeo.

Sabemos que esta juventud precariada (“proletarios” con título universitario o con emprendimiento) no se puede organizar fácilmente en sindicatos, por cuanto sus condiciones de trabajo no se lo permiten. Por ello, necesariamente enfrentan, primero, a los gobiernos y, después, directamente al Estado y al Sistema. Poco a poco han ido descubriendo que el gran poder financiero global es su verdadero enemigo, y por ello, han empezado a desarrollar nuevas formas de resistencia y de organización. Y es un proceso mundial, globalizado y en desarrollo.

En Chile, a lo largo de 50 días de protestas han aparecido nuevas formas de organización no-partidistas que se han denominado “asambleas auto-convocadas”, “cabildos abiertos” y “asambleas territoriales”. Dichas formas de organización portan el espíritu de los y las jóvenes bogotanos que hemos detallado arriba: no se alinean con ningún partido político, promueven la participación y organización permanente de la población, y se postulan como “otro-poder”, paralelo y diferente en su esencia, al que representan los partidos políticos (sean del color que sean) y de las instituciones existentes. Y no quieren tanto cambiar un gobierno sino transformar la sociedad.

Ese “poder paralelo”, amorfo y fluido, “líquido”, aparentemente desorganizado, sin cabeza visible para negociar con el establecimiento oligárquico y capitalista, ha logrado un éxito impensable en ese país. El presidente Piñera ha cedido unilateralmente en puntos relacionados con pensiones, salarios, reglamentaciones laborales, y además, concertó con los partidos políticos la realización de un plebiscito para oficializar la convocatoria a una asamblea constituyente. Es decir, ese “poder paralelo”, ese “contrapoder”, que tiene millones de cabezas anónimas, sin necesidad de involucrarse en negociaciones y acuerdos con el gobierno, ha demostrado ser más efectivo que el tradicional comportamiento de los sindicatos y partidos políticos de oposición que desgastan su fuerza en arreglos burocráticos y concertación de leyes, que por lo general, tienen una función desmovilizadora y engañosa.

Es por esa circunstancia que en Chile existe actualmente un fuerte debate y una lucha política abierta en torno al futuro de las  asambleas auto-convocadas”. Veamos:

1. Unos sectores quieren convertirlas solo en herramientas de la convocatoria a la Constituyente, o sea, cooptarlas hacia la institucionalidad heredada. Si eso se impone, los partidos políticos se apoderarán de todo el proceso y se abortará el proceso de construcción y consolidación de un “contra-poder” paralelo y alterno que sea el portador de la lucha anti-sistema.  

2. Otros sectores las conciben como formas de auto-gobierno permanente, propio, auto-gestionario, pero totalmente aisladas de la institucionalidad existente (al estilo de los zapatistas mexicanos). Ello lleva a ausentarse y perderse del escenario nacional, mediático y político, negándose a hacer una amplia pedagogía o Gran Política (como la que están haciendo en Colombia los jóvenes que llamo “posmodernos”).

3. Y unos más, plantean que es posible y necesario combinar ambas acciones pero dándole prioridad a la auto-organización permanente. Ello, para poder jugar dentro de la institucionalidad con verdadera y efectiva autonomía e independencia, con la fuerza de la gente organizada pero también con la sapiencia e inteligencia táctica para apoyar a aliados, neutralizar a los sectores vacilantes y derrotar y aislar a los contrarios. Esta posición requiere mucha claridad y cuidado.  

En Colombia se ha impulsado la organización de “asambleas populares” por parte de algunas organizaciones políticas pero solo con la intención de obtener representación en el Comité de Paro, lo cual está muy lejos de la concepción con que se han organizado las “asambleas auto-convocadas” en Chile. El Comité de Paro en su última declaración política ha llamado a organizar en las regiones “comités de paro” en municipios y departamentos para fortalecer el paro y la protesta hacia el año entrante (2020), lo cual es muy importante, pero está dentro de la lógica tradicional, absolutamente reivindicativa y al servicio de la negociación con el gobierno.

Los y las jóvenes que representan a las nuevas fuerzas citadinas movilizadas y los integrantes de las organizaciones sociales y políticas existentes pueden aprender de la experiencia chilena y plantearse nuevas miradas y otras formas de organización ciudadana y popular, tanto al servicio del paro y de la movilización como de una lucha más permanente, anti-sistémica y de mayor proyección, que se corresponda con sus anhelos de cambio y la consigna de que quieren “no tanto cambiar un gobierno sino transformar la sociedad”.

E-mail: ferdorado@gmail.com / Blog:   

Notas:

Acuña A., M. (2019). Esencia de la revolución chilena de octubre. Rebelion.org: https://www.rebelion.org/noticia.php?id=262442

Arce, G. (2019). La ciudadanía se organiza: crean mapa para localizar cabildos y asambleas auto-convocadas en todo Chile. Chile Despertó: https://www.chiledesperto.cl/2019/11/03/la-ciudadania-se-organiza-crean-mapa-para-localizar-cabildos-y-asambleas-autoconvocadas-en-todo-chile/

Comité Nacional de Paro (2019). Declaración política – Encuentro nacional sindical, social, étnico y popular. Comisión Intereclesial de Justicia y Paz: https://www.justiciaypazcolombia.com/declaracion-politica-encuentro-nacional-sindical-social-etnico-y-popular/

Dorado, F. (2019). “Recién estamos comenzando”: jóvenes marchantes del 8D. Las2Orillas. https://www.las2orillas.co/recien-estamos-comenzando-jovenes-marchantes-del-8d/

Dorado, F. (2019). ¿Qué es el precariado y por qué está protestando? Rebelion.org: https://www.rebelion.org/noticia.php?id=263303

Zibechi, R. (2019). Asambleas Territoriales: poder popular en formación. Periódico DesdeAbajo: https://www.desdeabajo.info/sociedad/item/38382-asambleas-territoriales-poder-popular-en-formacion.html



[1] En este proceso de despertar e insurgencia juvenil en Colombia se debe destacar la actitud de deportistas como Egan Bernal, campeón del Tour de Francia, quien no aceptó un homenaje del gobierno nacional y organizó una rueda de prensa en su pueblo natal (Zipaquirá) para reconocer a su gente, hacer visible el sacrificio individual de viejas glorias del ciclismo y del periodismo deportivo. Esa actitud se ha venido expresando más abiertamente en artistas como Catalina García de la banda Monsieur Periné, Mario Muños de Dr. Krápula, Cesar López, Santiago Cruz, Adriana Lucía, Marta Gómez, Santiago Alarcón  y muchos más actores y cantantes, que representan a una juventud que rompe progresivamente con el servilismo y el cortesanismo que ha sido predominante entre los sectores medios de la sociedad colombiana.     


domingo, 8 de diciembre de 2019

“Recién estamos comenzando”: jóvenes marchantes del 8D


“Recién estamos comenzando”: jóvenes marchantes del 8D

Popayán, 8 de diciembre de 2019

Lo más notable del momento que se vive en Colombia es que ha aparecido una juventud que no está preocupada por cambiar el gobierno sino porque cambie la sociedad. Y aunque no tiene afán, no va a parar, no se va a detener. Aunque intentarán detenerlos.

Para estos jóvenes lo principal se llama Dignidad. Ellos se están auto-descubriendo y avanzando. No necesitan jefes ni quieren libretos preconcebidos. Están desbrozando el camino y rompen con esquemas vetustos. Están siendo autónomos e independientes.  

Esa juventud está descubriendo nuevos caminos que los alejan de quienes hacen girar la política alrededor del Estado. Y por tanto, como ya está ocurriendo, se ven obligados a organizar la fuerza auto-convocada de la gente. Sin siglas y símbolos del pasado.

Ya lo demostraron con la realización de la marcha-concierto del domingo 8 de diciembre. En un efectivo diálogo con la gente cambiaron la decisión inicial de hacer el concierto en el Parque Simón Bolívar y organizaron una gran marcha plena de música y de pasión rebelde.

La dinámica que ha venido tomando el paro nacional en Colombia desconcierta a quienes están acostumbrados a que toda protesta debe terminar en una negociación. El Comité de Paro no lo ha entendido todavía y se enreda en ires y venires burocráticos.

El mayor triunfo para los jóvenes no es derrotar al gobierno, ni sacar a Duque, ni lograr la firma de un decreto o acuerdo, que saben que van a desconocer de inmediato.

Como pasó con el llamado “acuerdo de paz” o con los cientos de acuerdos que han firmado todos los gobiernos con las organizaciones de campesinos e indígenas.  

Ellos lo han venido planteando con toda claridad pero los “dirigentes” y los políticos que pretenden “atrapar” la protesta, no los escuchan.

Por eso le llamo un paro “posmoderno”, porque está superando lo “moderno”, lo tradicional, lo “tangible”. Es una protesta “inatrapable” por las fuerzas políticas tradicionales porque convoca a la gente más allá de cualquier cálculo político, electoral o burocrático.

El mayor triunfo de esta juventud consiste en lograr que más gente se sume a la protesta. Ellos mismos lo dicen: “Recién estamos comenzando”.

Y van a continuar. Que nadie lo dude. Y hay que ayudarlos para que no se vayan a dejar atrapar de la “política” y sigan haciendo Política con mayúscula, como lo vienen haciendo.  

E-mail: ferdorado@gmail.com

miércoles, 4 de diciembre de 2019

¿Qué es el precariado y por qué está protestando?


¿Qué es el precariado y por qué está protestando?

Popayán, 4 de noviembre de 2019
La mayoría de los actuales estudiantes universitarios serán mañana “proletarios con título o con micro-empresa”, o sea, Precariado[1].

Serán trabajadores calificados y explotados por el gran capital. Sólo aquellos que hacen parte del círculo exclusivo de la burguesía o que por condiciones particulares obtienen grados de excelencia (apoyo y sacrificio de sus padres, cualidades excepcionales para el estudio u otras), podrán acceder a niveles de dirección de empresas en Colombia o en el exterior o trabajarán en áreas de investigación científica y tecnológica.

Serán uno entre mil. El resto de profesionales, tecnólogos y técnicos se convertirán –como ya lo son– en trabajadores asalariados, emprendedores subordinados, trabajadores informales o desempleados.

La minoría encontrará empleo en entidades del Estado o en empresas (empleo formal real) pero la gran mayoría serán “empleados por cuenta propia” (empleo informalizado).

Es importante resaltar que en el sistema productivo internacional las cientos de millones de Pymes existentes, que en más del 95% son micro-empresas con menos de tres (3) empleos y que tienen una vida “competitiva” inferior a dos años, cumplen un papel absolutamente subordinado a los intereses de los grandes consorcios transnacionales. Es trabajo asalariado camuflado.

Esa es la causa principal que ha llevado a millones de jóvenes profesionales del mundo entero a iniciar y encabezar un movimiento planetario contra el poder financiero mundial y contra la institucionalidad política tradicional que está al servicio de los exclusivos multi-millonarios.

Son los mismos jóvenes que han liderado e inspirado las “primaveras” árabes, el movimiento de los “indignados” en España y los “ocupas” en EE.UU., y últimamente, impulsan las protestas de Francia, Hong Kong, Líbano, Irak, Chile, Colombia y otros países.

Esos jóvenes no ven futuro o lo ven muy negro. Todos los puntos y aspectos que han planteado los dirigentes estudiantiles en Colombia, relacionados con la calidad de la educación y con la autonomía universitaria apuntan a responder a la siguiente pregunta:

“¿Qué tipo de profesional requieren las empresas que actualmente dominan la economía colombiana y las compañías transnacionales que ya tienen planes a 50 años para invertir en Colombia?”

La respuesta es una sola: El gran capital requiere un trabajador calificado para aplicar paquetes tecnológicos diseñados en las metrópolis híper-desarrolladas. Y lo que es más grave, el sistema económico colombiano (y mundial) no está en capacidad de absorber esa mano de obra. Serán cada vez más “precariados”, en todo el sentido de la palabra: precarios niveles de formación, ingresos bajos, inestabilidad laboral, competencia infernal, obligados a emigrar, subvalorados y discriminados. Sin futuro.

Los estudiantes colombianos han tenido el valor de adelantarse a mirar y a cuestionar las condiciones de vida que el sistema capitalista les ofrece en el mundo laboral y productivo. Por ello en el año 2018 fueron cuestionados por el gobierno sobre su “arrogancia y triunfalismo”.

Les decían: ¿Cómo se les ocurre cuestionar temas más allá de lo académico y estrictamente educativo? ¿Quién les dio permiso para hacerlo? ¿Quién los está manipulando? Y con intención mordaz los periodistas los cuestionaban afirmando: “¡No se dejen utilizar!”

Pero no se dejaron amedrentar ni asustar. Hoy encabezan una especie de “paro posmoderno” y han logrado entusiasmar a sectores del Precariado que ya está vinculado al sistema productivo. Ellos se han movido en esta ocasión porque saben en carne propia lo que les espera a los estudiantes que recién se gradúan. El precariado colombiano se está moviendo.

Por ello es muy cierto lo escrito por Daniel Mendoza Leal en un artículo titulado “La élite caníbal y la lucha existencial”, en donde con gran contundencia y gracia literaria nos dice que la actual protesta de los jóvenes “no es tanto una simple lucha política sino una lucha existencial”.

Nota: Los cambios realizados en el pliego de exigencias por el Comité Nacional de Paro, así se hayan ampliado a 13 puntos, se mantienen en la misma dinámica reivindicativa y estrecha. Para poder jalonar a los sectores que no se han movido (más del 50% de los trabajadores son informales), hay que plantear reformas progresivas en todos los temas, pero ante todo, cambios estructurales en el aparato productivo. De todas formas, muy bien por los jóvenes que son los que han puesto el pecho y la creatividad y solo quieren hacerse escuchar tanto del gobierno como de los organizadores del paro.

miércoles, 27 de noviembre de 2019

El paro nacional, la protesta social auto-convocada y el precariado movilizado


El paro nacional, la protesta social auto-convocada y el precariado movilizado

Popayán, 27 de noviembre de 2019

El 21N emergió en Colombia una forma diferente de expresión política y de protesta social al calor de un paro nacional convocado por las Centrales Obreras, sindicatos y organizaciones sociales, protagonizada por lo que muchos llaman “clases medias” pero que en verdad es el “precariado colombiano” que empieza a despertar y a auto-descubrirse.

Por el marcado contraste que presenta este fenómeno con las marchas que programan casi como una tradición religiosa los dirigentes del movimiento sindical –estilo procesiones o desfiles–, pareciera un gran estallido que algunos comparan con lo que sucede en Chile u otros países de la región y el mundo, pero, en verdad, es solo una brizna de lo que puede estarse acumulando en las profundidades de la sociedad y que va a explotar más adelante con una potencia inimaginable.

Antes de avanzar con la descripción de los hechos y presentar un análisis parcial e inicial del proceso y movimiento en desarrollo, señalo en forma sintética algunas de las características más notorias de la protesta social y política que se ha desarrollado en Colombia en forma continua en los últimos 7 días del mes de noviembre a partir del 21N.

-    Nuevos sectores sociales citadinos, especialmente jóvenes y mujeres, aprovecharon la convocatoria al paro nacional para manifestar en forma masiva, creativa y festiva, su inconformidad con un gobierno inepto pero, también, para expresar otra serie de aspiraciones que se vieron reflejadas en sus consignas, marchas periféricas, plantones, cacerolazos, pancartas, performances, grafitis, velatones, bailetones, besatones, desfiles de motociclistas y ciclistas, bloqueos de vías y demás expresiones culturales llenas de rebeldía y alegría.

-  El acumulado de frustraciones y de necesidades expresadas en estos días de protesta están relacionados con aspectos estructurales de la sociedad colombiana como la enorme desigualdad, la injusticia e iniquidad, la prepotencia de las castas dominantes y de sus operadores políticos, el desempleo estructural, la destrucción de nuestro medio ambiente, la corrupción político-administrativa, el frustrado proceso de paz, etc., que hasta el momento –a pesar de los esfuerzos que se han hecho en el marco de la institucionalidad– no han obtenido la más mínima solución real. El modelo de desarrollo está allí detrás, pero pocos lo señalan.

-    El clamor general que se ha expresado durante todas las jornadas se ha centrado en denunciar y enfrentar la incapacidad de un gobierno que no tiene liderazgo y que cada que actúa comete graves errores que lo hacen ver débil, incompetente, incapaz y, además, fantoche y ridículo, al querer mostrar una fortaleza que no tiene. Las mayorías de protestantes movilizados saben que estos gobiernos no pueden resolver los grandes problemas del país pero manifiestan su inconformidad haciéndose ver, encontrándose con sus pares y siendo parte de una masa social que recién empieza a dar sus primeros pasos de autonomía y rebelión.  

-    Se nota la enorme desconexión entre la dirigencia del “Paro” y los nuevos actores sociales de las protestas. Mientras las gentes en las calles están expresando un interés general de tipo político, los líderes del Comando de Paro estaban más preocupados por el diálogo y la negociación con el gobierno (que es lo que siempre han hecho) alrededor de los puntos del llamado “paquetazo”, y no lograban conectarse con el sentir y la evolución del movimiento. Esa desconexión han sido un factor de desmovilización y frustración, mucho más frente a la estrategia de guerra material y psicológica (terrorismo de Estado) que implementó el gobierno que no ha tenido una respuesta contundente y consecuente de los directivos sindicales, quienes creen estar al frente de la protesta pero en realidad se quedaron rezagados desde el principio. 

-     Es indudable que la influencia de los movimientos sociales y protestas que ocurren en el mundo y en Latinoamérica también jugó un papel importante en Colombia, sumada a la torpe actitud del gobierno y de Uribe que quisieron impedir la realización de la protesta con argumentos que solo ellos se creían (supuestas acciones del Foro de Sao Paulo, el complot desestabilizador de los castro-chavistas, etc.) lo que motivó a muchas personas a participar activamente por el solo hecho de llevarle la contraria al gobierno.

-     En el caso de Bogotá se pueden diferenciar cinco grandes clases de manifestantes y protestantes: a) Los trabajadores sindicalizados (docentes, trabajadores de servicios, etc.) que marchan tradicionalmente en orden y por un día; b) Los estudiantes que se agrupan alrededor de sus organizaciones y combos, pero que a partir del segundo día (22N), en el caso de los que son de estratos 1 y 2, y viven en el sur u occidente, se organizaron para bloquear estaciones de TransMilenio y después marchar hacia el centro;  c) Los pobladores de ciudades pequeñas que están ubicadas alrededor de Bogotá (Soacha, Madrid, Mosquera, Cajicá, Chía, etc.) que se organizaron para asistir a las marchas y concentraciones en la capital el primer día, y han seguido realizando marchas y otras actividades en sus cabeceras municipales; d) Los profesionales precariados y otros sectores medios, que se manifestaron alrededor de sus conjuntos residenciales e iniciaron el cacerolazo, ubicados principalmente en el norte y occidente de la ciudad. e) Los jóvenes “radicalizados” de diferentes estratos sociales, algunos con mensaje político, otros de “barras bravas” de equipos de fútbol, y muchos más que han acumulado grandes frustraciones, y les encanta la confrontación con la policía y otras formas de violencia, como un medio de expresar su grito desesperado de que están vivos, que son personas, y que la sociedad debe tenerlos en cuenta. A otros muchachos, ni eso les interesa.

Los hechos: desde el 21N hasta el 27N

-  El 21N se movilizaron aproximadamente dos millones y medio de personas en más de 550 municipios de Colombia.[1]

-    En solo Bogotá participaron en marchas aproximadamente 350 mil personas, y en las horas de la noche intervinieron en los cacerolazos más de un millón de personas, especialmente de barrios de “clases medias”, en el centro, norte y occidente de la ciudad.

-  En Medellín, Cali, Bucaramanga, Cartagena, Barranquilla, Pasto, Popayán, Neiva, Armenia, Manizales, Tunja, Ibagué, Santa Marta, Sincelejo, Buenaventura y muchas otras ciudades, se realizaron marchas multitudinarias que son un hito histórico de la protesta ciudadana y popular.

-     Aunque se presentaron confrontaciones con la fuerza pública (Esmad) en muchas ciudades, como lo que ocurrió en Bogotá en donde se atacó con gases lacrimógenos a la multitud concentrada en la Plaza de Bolívar aprovechando la actuación de jóvenes encapuchados (algunos infiltrados de la policía), se debe destacar lo ocurrido en Cali, en donde la misma fuerza pública promovió saqueos a comercios y utilizó grupos de “vándalos” para generar en urbanizaciones y conjuntos residenciales un clima de pánico y de terror mediante una campaña de medios,  redes sociales y montaje de ataques a residencias y apartamentos, situación que al otro día se replicó en Bogotá.

-     A lo largo de los siguientes 6 días se han realizado múltiples actividades de protesta hasta el 27N donde se realizó el segundo paro nacional con una participación menos numerosa, pero con hechos nuevos como el bloqueo de la carretera panamericana en el Cauca por parte del movimiento indígena.

-    La falta de dirección del movimiento, la estrategia de represión y de violencia manipulada por parte del gobierno, y la cercanía del mes de diciembre, atentan contra el fortalecimiento y la continuidad de la protesta, pero deja ver la potencialidad de los nuevos sujetos sociales hacia el futuro.        

El precariado[2] colombiano: nuevo actor social en la protesta

Son sectores sociales conocidos como parte de las “clases medias”; habitan en las grandes ciudades en conjuntos residenciales y urbanizaciones, y son en su mayoría lo que identifico como “profesionales precariados”. Unos son asalariados de empresas o instituciones privadas o públicas; otros son pequeños y medianos “emprendedores” que prestan servicios de diversa clase; y, unos más, que posiblemente sea el sector que participó con mayor fuerza en las protestas, está compuesto por profesionales y técnicos que viven del “rebusque de cierto nivel”, subsisten de pequeños contratos o negocios, y sufren la precariedad laboral en medio de las presiones familiares y sociales. Hacen grandes esfuerzos por lograr el nivel de vida de los profesionales asalariados y/o de los “emprendedores”, pero están más cerca del desempleo estructural, de la informalidad permanente, la migración y la pauperización social. Este sub-sector social seguirá fortaleciéndose con los nuevos profesionales que salen graduados año a año de universidades públicas y privadas, sin que el aparato productivo cree las condiciones necesarias para ofrecerles empleos formales o las condiciones mínimas para que sus pequeños y medianos emprendimientos logren prosperar y construyan una verdadera estabilidad y sostenibilidad económica.

En el caso de Bogotá este sector social se había manifestado en agosto de 2013 en solidaridad con los pequeños y medianos productores de papa, leche y otros productos de Cundinamarca y Boyacá que estaban protagonizando una emocionante y beligerante lucha en el marco del Paro Agrario. Ellos y ellas, jóvenes precariados, llenaron la Plaza de Bolívar en horas nocturnas, sin líderes visibles, casi sin pancartas y sin banderas pero con un enorme espíritu de lucha, rechazando beligerantemente la actitud arrogante y soberbia del presidente Santos que había lanzado su famosa y provocadora frase de que “el tal paro nacional agrario no existe[3].

Después de las 6 pm del jueves 21 de noviembre, los jóvenes precariados se sumaron al paro nacional, realizando marchas en diversos barrios y zonas de Bogotá, especialmente en el norte y occidente de la ciudad, y desencadenaron un bullicioso “cacerolazo” que tuvo réplicas en el resto de la capital, en Medellín, Cali y otras ciudades. Su participación fue alegre, pacífica, con un sentido periférico que no se corresponde con la centralidad de las marchas que se dirigieron desde las horas de la mañana hacia el centro de la ciudad, la carrera séptima y la Plaza de Bolívar. [4]

El día siguiente, 22N, el gobierno implementó durante todo el día una estrategia de confrontación abierta con los manifestantes que siguieron movilizándose, a pesar que algunos integrantes del Comando de Paro salieron a desautorizar la continuidad de la protesta, argumentando que el paro nacional se había programado para un solo día (24 horas), pero rápidamente tuvieron que rectificar ante la evidencia de que la gente se iba a mantener en la lucha, tanto con marchas y bloqueos del transporte como con otro cacerolazo y marchas periféricas.

Ya en las horas de la tarde y las primeras horas de la noche, entre el gobierno nacional y distrital ejecutaron la misma estrategia que se había utilizado en Cali para engañar a la población y generar terror utilizando la amenaza de supuestos “vándalos” que iban a atacar urbanizaciones y conjuntos residenciales. La policía había contratado delincuentes y jóvenes descompuestos para desde temprano destruir las estaciones de TransMilenio, realizar saqueos en comercios, y filmar falsos ataques a casas de habitación, para desde las redes sociales y teléfonos móviles, impulsar una campaña de pánico colectivo, utilizando a los medios de comunicación para crear el desconcierto y la alerta general, usando también a los mismos grupos de “vándalos” en sitios estratégicos para hacer más real la parodia y la pantomima del ataque generalizado.

El mismo gobierno distrital en cabeza del alcalde Enrique Peñalosa tuvo que reconocer al filo de las 11 pm del viernes 22N, que se había tratado de una campaña mediática para generar terror, pero lo hizo señalando a “sectores politiqueros y oportunistas que quieren destruir nuestra ciudad y nuestra democracia”, palabras que fueron reafirmadas con el presidente Duque[5]. Ellos mismos, actuando en llave, decretaron ese día el toque de queda en toda la ciudad a partir de las 9 pm para darle mayor credibilidad al supuesto vandalismo, que fue coordinado desde la jefatura de la policía como lo demuestran los numerosos videos, fotografías y testimonios, que dejan ver que todo el operativo se planeó para desvirtuar y debilitar la protesta social, poniendo a la gente a exigir mano fuerte, legitimar la militarización de la ciudad y del país, y derrotar el movimiento.

No obstante en los siguientes días, sábado 23 y domingo 24, el movimiento se mantuvo en Bogotá y en otras ciudades, con grandes marchas, concentraciones, velatones, cacerolazos y actividades culturales al aire libre, en donde las cacerolas eran utilizadas de diversa manera como símbolo de la protesta. En el norte de la ciudad capital, más de 3.000 jóvenes rodearon la casa de Duque, gritando consignas de “inepto”, “incapaz” y hasta de “asesino”, como reacción a la agresión sufrida por el joven protestante Dilan Cruz a manos de un integrante del Esmad, quien le disparó a menos de 10 metros un proyectil letal que lo mandó de inmediato al hospital y que le causó la muerte que finalmente se produjo el martes 26 de noviembre.[6]

Que los jóvenes precariados bogotanos hayan obligado al presidente Duque a trasladarse al Palacio de Nariño para evitar la presión de las diarias manifestaciones alrededor de su casa de habitación, es un pequeño triunfo del movimiento social, que la prensa ha minimizado pero que simbólicamente tiene un gran valor. Al fin y al cabo, este sector social ha expresado de diferentes formas que su inconformidad gira alrededor de la incapacidad e ineptitud de un gobernante que todos saben que es “sub-presidente”, que no es autónomo, que es manejado desde Washington, desde la hacienda “El ubérrimo” del presidente Uribe o desde la oficina principal del Grupo Aval que maneja el mayor multimillonario del país, Luis Carlos Sarmiento Angulo.

Los jóvenes precariados, muchos de los cuales están entre los 28 y 45 años, tienen plena conciencia de que Duque no puede resolver ningún problema. No le creen y empiezan a sentir una especie de fobia por el presidente, por cuanto éste trata de ocultar su debilidad con falsas  poses, discursos y propuestas en las que nadie cree (“economía naranja”, “digitalización de la administración pública”, etc.), y ha intentado ser histriónico cayendo en situaciones ridículas que lo hacen ver como un payaso. Y además, todavía no ha cambiado la actitud de la campaña electoral, proponiendo proyectos y soluciones a problemas que no tiene bien identificados, esquivando las verdaderas iniciativas que tienen que ver con darle continuidad al proceso de paz, cumplir una serie de compromisos adquiridos con diversos sectores sociales (campesinos, indígenas, pequeños y medianos productores, etc.), y por sobre todo, liberarse de la carga de Uribe que es quien realmente –desde la sombra– le impone su agenda.

Es él quien lo comprometió con la campaña para derrocar a Maduro y “liberar” a Venezuela del “castro-chavismo”, operación en la que perdió más de 6 meses de gobierno, viajando por EE.UU., Europa y América Latina para realizar el “cerco diplomático” que lo llevaría a conseguir un triunfo internacional para tapar sus falencias y debilidades internas. Fue Uribe quien le impuso al ministro de defensa Guillermo Botero, un personaje oscuro y reaccionario que tenía como obsesión limitar y regular la protesta social, que fue utilizado para revivir el espíritu uribista dentro de las fuerzas militares, en las que se nombraron generales troperos que tenían la tarea de revivir la política de los “falsos positivos” (asesinato de civiles haciéndolos pasar por guerrilleros dados de baja) y sabotear desde adentro lo poco que queda del llamado “proceso de paz”. El descubrimiento del asesinato de 18 niños reclutados por grupos armados ilegales mediante un bombardeo indiscriminado, que había sido ocultado y fue denunciado en el Congreso en un debate de control político, obligó al ministro de defensa a renunciar y dejó todavía más debilitado a Duque, luego de que su partido (Centro Democrático) había sufrido una sonora derrota en las elecciones del 27 de octubre.

Los profesionales precariados, especialmente los jóvenes recién salidos de las universidades y que no encuentran oportunidad de trabajo, van a engrosar las fuerzas populares en lucha, y pueden ser un sector muy dinámico e influyente en las movilizaciones venideras. Lo más importante es que ya se están reconociendo dentro del campo de los explotados y oprimidos, y están en proceso de entender que su verdadero enemigo ni siquiera es nacional o gubernamental, que detrás de las empresas o entidades en las que trabajan está el poder de la Gran Burguesía Financiera Global, que está representada en Colombia por los bancos e instituciones financieras, las grandes transnacionales y los poderosos grupos económicos, que subordinan a todos los “emprendimientos” (pymes) a sus intereses capitalistas mediante préstamos onerosos, monopolio de la propiedad intelectual y tecnológica, y muchas otras formas, y son la verdadera causa de su cada vez más difícil situación. En la medida en que lo entiendan, su contribución a las luchas populares va a ser fundamental, por cuanto son personas con mayor formación intelectual, vínculos globales y acceso a la información, y pueden ayudar al resto del pueblo a avanzar por nuevos caminos, más creativos y transformadores de la realidad.

Constatar que un sector de las “clases medias” en Colombia, especialmente en las grandes ciudades, empezaron a movilizarse en esta coyuntura de protestas sociales, nos debe obligar a reflexionar sobre por qué en países con gobiernos progresistas dichos sectores fueron canalizados hacia proyectos políticos de  “derechas”, como ocurrió en Brasil, Ecuador y Bolivia. ¿No será que las izquierdas y gobiernos progresistas no hicieron ningún esfuerzo por ganarse a dichos sectores sociales, y después de que los derrotaron en elecciones (incluyendo a Petro en Bogotá), plagiaron la teoría del “síndrome o complejo de Doña Florinda” para echarle la culpa a la gente, por “arribista” y “desagradecida”, con la intención de justificar sus errores?

El problema es que esas “clases medias” están compuestas por nuevos sectores sociales, entre ellos, el “precariado del siglo XXI”, que son actores críticos del asistencialismo y de invertir la mayor parte de los recursos estatales en subsidios improductivos, muchos de los cuales –como hizo Uribe en Colombia– son utilizados para hacer clientelismo de nuevo tipo, en vez de invertir en la industrialización de nuestras materias primas apoyándose en esos “emprendedores” y en los pequeños y medianos productores (“clases medias”), lo que sería parte de la solución a los problemas estructurales de dependencia de nuestros países con respecto a la economía de las potencias híper-industrializadas. Este es un tema a explorar y desarrollar.

Conclusiones

A manera de conclusión podemos afirmar que:       

-   La protesta social y ciudadana que está todavía en desarrollo rebasó los objetivos inicialmente propuestos por el Comando Nacional de Paro;

-  Esa situación se presentó porque algunos puntos sobre reforma laboral y pensional fueron concedidos por el gobierno aún antes de realizarse el paro nacional (así fuere de palabra), y los dirigentes no reaccionaron para recomponer el pliego de exigencias convocando a otros sectores, sentires y necesidades de la población movilizada y no movilizada;

-   La movilización ciudadana centró sus principales exigencias en lograr cambios sustanciales y efectivos en la actitud del gobierno frente a la manera de administrar los intereses colectivos. “Escuche presidente”, “libérese de Uribe”, “cambie Duque”, eran las solicitudes previas a la protesta, pero en medio de la protesta se iba transformado en “renuncie Duque”;

-   La dirigencia del Comando de Paro no estuvo a la altura del reto que le colocaron los nuevos sectores movilizados. Mientras la gente quería fortalecer el movimiento y ampliar su impacto político (no partidista), la cúpula de las centrales obreras le rogaban al gobierno para que se sentara a negociar con ellos mostrando plenamente su perfil puramente reivindicativo;

-  La agresión guerrerista y militarizada contra la protesta social planteó nuevas prioridades al movimiento. Exigir la destitución o renuncia de la cúpula de la Policía y deslegitimar a Duque como interlocutor creíble y confiable del movimiento social, era la actitud que tendría que haber asumido la dirigencia del “Paro” para fortalecer el movimiento;     

-  Por todo lo anterior, se requiere el impulso y desarrollo de un proceso de organización y participación que se corresponda con el espíritu de concurrencia democrática que exigen amplios sectores de la sociedad colombiana que no se sienten incluidos ni representados por las formas tradicionales de acción política y no confían en la institucionalidad existente;

-   Se necesitan con urgencia nuevos y más amplios canales de participación para desarrollar un verdadero Diálogo Social, que sea amplio, incluyente, participativo y transversal, que no solo incluya a sectores sociales y gremios sino que abra amplios y plenos espacios para las nuevas generaciones, las mujeres y las nuevas identidades de género, y desarrolle procesos y prácticas interculturales y pluriétnicas vinculadas con el cuidado de la vida y de la naturaleza.

-    La dinámica de movilización social y ciudadana que se ha desencadenado en Colombia requiere una nueva coordinación social y política de mayor cobertura y alcance, que consiga armonizar tres objetivos básicos:

a)  Fortalecer y ampliar la movilización y protesta ciudadana, generando procesos de auto-organización y representación amplia y democrática en localidades, regiones y a nivel nacional en todo el territorio colombiano;

b)  Identificar con precisión las principales exigencias de la ciudadanía movilizada, que respondan a intereses generales pero, a la vez, que sean  propuestas concretas y realizables a corto y mediano plazo;

c)   Construir los mecanismos, procedimientos y formas efectivas para desarrollar el Diálogo Social, sin dejarse condicionar por las dinámicas gubernamentales, que por un lado, quieren dilatar los tiempos para desgastar el movimiento, y por otro lado, tratan de reducir el diálogo y la negociación a cúpulas excluyentes, para finalmente no cumplir los compromisos firmados como lo han demostrado las negociaciones y falsos procesos de participación realizados por éste y anteriores gobiernos.   

Se pueden promover y organizar “Asambleas Auto-convocadas” en barrios y veredas, localidades y municipios, y organizar a partir de ellas, “Cabildos Ciudadanos y Populares” que sesionen en forma permanente con carácter constituyente.

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Lo ocurrido hasta ahora es el inicio del despertar. En Colombia el conflicto armado manipulado por las castas dominantes durante 6 décadas impidió el desarrollo pleno de las luchas sociales y populares. Además, una casta de dirigentes burocráticos se apoderó de la dirección de las organizaciones sociales y se ha constituido en una traba para su desarrollo político. También, se deben tener en cuenta dos factores que han impedido que la situación económica sea todavía más crítica: por un lado, la inyección de recursos provenientes de las economías ilegales (narcotráfico, minería ilegal, otras) representa el 2,5% del PIB, y las remesas en dinero que llegan del exterior corresponden al 1,9% del PIB, que alivian necesidades materiales de importantes sectores de la sociedad y son un factor muy importante para sostener el crecimiento económico y evitar la recesión que sufren casi todos los países de América Latina.   

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Tal parece que el pueblo colombiano quiere honrar el Bicentenario de la Independencia con mayores y más consistentes jornadas de emancipación social, de transformación democrática y de construcción de autonomía y soberanía política, que sean la base real y material para el logro de la justicia social, el bienestar económico y la realización cultural de las grandes mayorías de la Nación.



[1] La Silla Vacía (2019). Crónica en vivo: Así se vivió el 21N en 10 ciudades del país. Crónica del 21 de noviembre de 2019.  Ver: https://lasillavacia.com/cronica-vivo-asi-se-vivio-21n-10-ciudades-del-pais-74606  

[2] Precariado: Término inventado por Guy Standing para definir lo que es una nueva clase social, similar al proletariado, pero que tiene nuevas características. Ver: http://www.scielo.org.co/pdf/rcs/v38n1/v38n1a11.pdf

[3] Alai.net (2013). Paro nacional agrario: saltos cualitativos en el movimiento social. Ver: https://www.alainet.org/es/active/66829

[4] Ese sentido periférico pareciera rechazar la simbología tradicional del “poder”, concentrado alrededor de la Plaza de Bolívar donde está el Capitolio, la Corte Suprema de Justicia, la Catedral Primada y la alcaldía. Los jóvenes del norte de Bogotá prefirieron acosar directamente a Duque protestando varias veces frente a su casa. Ver: https://www.pulzo.com/nacion/videos-cacerolazo-frente-casa-ivan-duque-PP804285  

[5] El Tiempo (2019). Alcalde denunció un complot para generar terror en Bogotá y el país. Artículo de 23 de noviembre de 2019. https://www.eltiempo.com/bogota/el-complot-que-descubrio-la-alcaldia-para-desatar-el-caos-y-el-vandalismo-en-bogota-436614

[6] Video del cacerolazo frente a la casa de Duque: https://twitter.com/i/status/1197841402425688064