domingo, 31 de diciembre de 2017

A LOS POLÍTICOS CAUCANOS LES LLEGÓ LA HORA

A LOS POLÍTICOS CAUCANOS LES LLEGÓ LA HORA

Popayán, 31 de diciembre de 2017

“La apariencia no ocurre cuando montamos una pantalla engañosa para ocultar una transgresión sino cuando fingimos que hay una transgresión para ocultar lo que en realidad somos.”

Salavoj Zizek

Así están los políticos del Cauca. Fingen que desde Bogotá no le dieron el aval del Partido Liberal a Temístocles Ortega Narváez para mantener la apariencia de que Luis Fernando Velasco Chávez y él, todavía son de cuerdas políticas diferentes. Pero, los hechos los desmienten. Se reparten el territorio, le mantienen a su hermana Jimena Velasco –derrotada en su aspiración de ser Alcaldesa de Popayán– en la nómina del Departamento, y juegan a lo mismo: a seguir engañando al electorado caucano y eternizarse en el poder gubernamental.

Con esa apariencia, los candidatos liberales caucanos fingen mantenerse en su partido porque les da vergüenza alinearse de frente con el candidato presidencial más corrupto y que se colocó a favor de la guerra, que es Germán Vargas Lleras, después de que ellos y el ex–gobernador Ortega, durante 4 años utilizaron la bandera de la paz para hacerse elegir y manejar a sus anchas el presupuesto del departamento.

Pero además, la verdadera causa de todo ese entramado que finalmente no pueden ocultar, es que Temístocles Ortega Narváez hace parte del Cartel de la Toga, que se encuentra investigado por el robo de los recursos de INDEPORTES, utilizados para financiar la campaña electoral del actual Gobernador Oscar Campo, y que necesita la protección del Fiscal General, que es la mano siniestra de Vargas Lleras en la rama judicial.

Es por ello que Ortega Narváez no se atrevió a presentar una lista para Cámara de Representantes de Cambio Radical en el Cauca. No podía ponerse tan en evidencia ante el electorado y, por sobre todo, no tenía con quien. Sus amigotes políticos corruptos de toda la vida como Crisanto Pizo, Carlos Julio Bonilla, Gema López, Jhon Jairo Cárdenas, y los nuevos como Felipe y Faber Muñoz y otros, no podían hacer parte de una lista de otro partido, por cuanto no lograron aprobar la ley de transfuguismo en el Congreso. 

Pero como no hay bien que por mal no venga, que todos los politiqueros del Cauca se hayan unificado alrededor de Temístocles Ortega y de Vargas Lleras, es una oportunidad enorme para los sectores democráticos igual a la que se presentó en el año 2000, cuando la gente acudió al voto castigo y eligió como Gobernador a Floro Tunubalá. Todo dependerá de que sepamos aprovechar el momento, nos agrupemos en torno a los candidatos presidenciales que han levantado la consigna contra la corrupción y sepamos interpretar los sentimientos de la población caucana, que está cansada de la guerra y de la mediocridad de una clase dirigente que está descompuesta hasta la médula.

Ya es hora de que los caucanos despertemos. Una nueva dirigencia, conectada con los problemas de la gente, que sea honesta, moderna, transparente y valiente, se requiere para avanzar por nuevos caminos de unidad de todos los sectores sociales, étnicos y productivos. Que impulsen la generación de iniciativas en torno a la producción, para garantizar empleo y buenos ingresos a nuestros pequeños y medianos productores del campo y de la ciudad, y a los nuevos profesionales que a diario salen de nuestras universidades.

En el 2018 se puede. #VenceAlCorrupto.  


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miércoles, 27 de diciembre de 2017

SOBRE LA RECONCILIACIÓN Y LA “PAZ DEMOCRÁTICA”

Robledo, Claudia y Fajardo
Notas de fin de año… (2)

SOBRE LA RECONCILIACIÓN Y LA “PAZ DEMOCRÁTICA”

Popayán, 27 de diciembre de 2017

Para avanzar con los acuerdos de paz –a diferencia de Sudáfrica y Guatemala en donde los actores de la guerra se dividían en dos grandes bandos–, en Colombia había que conciliar intereses de tres (3) fuerzas en contienda. Esa situación se asemejaba más a la de Irlanda del Norte. Para lograr los acuerdos los irlandeses inventaron nuevas formas de negociación usando, entre otras, las figuras del “consentimiento paralelo”[1] y del “proceso en tres ejes”[2]. Y así, con mucha paciencia, intenso trabajo político y pedagógico y mucha madurez democrática, lograron construir un “consenso suficiente”[3] para lograr que la mayoría de la población aprobara el referendo respectivo.

Los tres sectores en contienda en Colombia son: el Imperio (EE.UU.-UE) y la burguesía transnacional representada por Santos; los terratenientes reaccionarios y mafias despojadoras de tierras lideradas por Uribe; y los campesinos colonos y nueva burguesía emergente en las zonas de colonización representadas por las Farc.

Santos excluyó a Uribe de la negociación pero tampoco permitió que las Farc lograran hacer pedagogía política con la población, precisamente, por la presión del “uribismo”. Nunca hubo un debate abierto sobre el marco político de las negociaciones por cuanto todo se manejó bajo el más absoluto secretismo y, por esa razón (y muchas otras que desarrollo en un trabajo más largo), el actual proceso de paz no solo quedó “cojo” (lleno de incumplimientos, dudas y remiendos) sino que se corre el riesgo de que las fuerzas de la guerra logren elegir presidente en 2018 y “hagan trizas los acuerdos”.

Por ello, se requiere de un nuevo actor político, que represente de verdad los intereses de las mayorías colombianas, que no esté comprometido con ninguno de los bandos en contienda para que pueda desatar los “nudos gordianos” del larguísimo conflicto armado colombiano, y entremos en una fase de reconciliación y construcción de efectiva “paz democrática. La Coalición Colombia es la única agrupación política que tiene esas características.  

E-mail: ferdorado@gmail.com / Twitter: @ferdorado     


[1] Consenso suficiente: Es un mecanismo de procedimiento para evitar que un partido bloquee el avance de las negociaciones en las cuales hay un consenso general. La expresión surgió en las negociaciones constitucionales en Sudáfrica. Se consideraba que una propuesta tenía consenso suficiente si una mayoría de los representantes de cada tradición o fracción la apoyaba aunque uno o más partidos no lo hicieran. (McCartney, Clem. “Haciendo balance. El proceso de paz en Irlanda”). 

[2] Consentimiento paralelo: Garantía para las minorías que asegura que no pueden ser derrotadas por los votos de las mayorías en “casos claves”. Para hacerlo se requiere el voto absolutamente mayoritario de las representaciones de las partes enfrentadas.

[3] Proceso en tres ejes: Concepto derivado de la práctica de negociar cuestiones o ejes independientemente unos de otros y después intentar lograr un acuerdo final sobre el paquete del resultado de todos ellos.

martes, 26 de diciembre de 2017

CARACTERIZANDO A LA COALICIÓN COLOMBIA

Notas de fin de año…

CARACTERIZANDO A LA COALICIÓN COLOMBIA

Popayán, 26 de diciembre de 2017

La gran ventaja actual de la Coalición Colombia es que su origen es absolutamente democrático y no-clientelista, que lucha contra los vicios burocráticos de nuestra formación social y política. Es la afortunada continuidad y confluencia de dos sectores políticos diferentes surgidos en 1990: los herederos del “nuevo liberalismo” (no en el caso de Cesar Gaviria y los hijos de Galán, que traicionaron su legado); y de una parte de los herederos políticos de Jaime Bateman, encabezados por Antonio Navarro.

Con ellos se ha encontrado el MOIR, que ha hecho un serio replanteamiento, resarciendo algunos errores de su fundador Francisco Mosquera pero, conservando su línea de defensa de la producción nacional, lanzándose a la búsqueda principalmente de los empresarios medios, los pequeños y medianos productores (rurales y urbanos)  y los jóvenes profesionales precariados de las ciudades (técnicos, tecnólogos y profesionales, asalariados y emprendedores) que exigen una mirada globalizada del trabajo y del mundo actual.  

Significa en este caso, un rompimiento total con la burguesía agraria que todavía está atada a los reaccionarios terratenientes colombianos y a las mafias narcotraficantes despojadoras de tierras, que es la principal base social del “uribismo”, y que se opone a la “paz democrática” como una forma de defender sus ilegales privilegios y de garantizar la impunidad para sus crímenes.  

Ese origen y esa visión política separa totalmente a la Coalición Colombia de la burguesía burocrática (los Samper, Serpas, Roys, Benedettis, Vargas Lleras, etc) que –como hemos observado– utilizó la “lucha por la paz” para mantener su alianza con la burguesía transnacional (Santos, Sarmiento Angulo, Santodomingo, etc.) y para engañar groseramente, tanto a la insurgencia como a los pueblos y trabajadores, dejándonos de herencia a los colombianos un “proceso de paz” precario, incumplido y pendiendo de un hilo, que solo podrá ser rectificado, corregido y plenamente desarrollado por fuerzas sociales y políticas conscientemente alejadas y deslindadas de los actores de la guerra.

Esa es la ventaja estratégica de la Coalición Colombia que debe potenciarse al máximo para avanzar y ayudar a nuestro pueblo a superar definitivamente el conflicto armado y construir un país del tamaño de nuestros sueños. 


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sábado, 23 de diciembre de 2017

RAZONES DE FONDO PARA APOYAR LA COALICIÓN COLOMBIA (I)

RAZONES DE FONDO PARA APOYAR LA COALICIÓN COLOMBIA (I)

Popayán, 23 de diciembre de 2017

Sé que much@s de mis compañer@s de izquierdas no comparten mi decisión de apoyar a la Coalición Colombia en la actual coyuntura. Es una situación similar a la de hace 8 años cuando siendo integrante del Polo Democrático Alternativo, llamé a votar por Antanas Mockus. Ahora, por lo menos, hemos coincidido con un sector importante de ese partido, encabezado por Jorge Enrique Robledo y el MOIR, y por personas que hicieron parte del Polo pero que hoy están con Alianza Verde, como Antonio Navarro.

La Coalición Colombia ha postulado como candidato a la presidencia al ex-alcalde de Medellín y ex-gobernador de Antioquia, Sergio Fajardo. También, construyó listas de candidatos al Congreso con Alianza Verde y el Polo. Así mismo, acaba de presentar su propuesta programática que acordaron los compromisarios de las fuerzas políticas coaligadas, incluyendo a Compromiso Ciudadano, agrupación de Fajardo.

Son tres razones las que me permiten tomar esa decisión. La primera, que responde al seguimiento de las experiencias latinoamericanas y de otras luchas democráticas que están en pleno desarrollo en el mundo (España, Grecia, Francia); la segunda, que parte de hacer un balance del proceso de paz de Colombia en relación a otras experiencias que sirven de referente (Sudáfrica, Irlanda, Guatemala); y una tercera, que tiene en cuenta las dinámicas sociales y políticas de las luchas democráticas recientes en nuestro país.

Son temas que están mutuamente relacionados, se imbrican entre sí, influyen unos sobre otros, son interdependientes. Su análisis nos sirve de apoyo y orientación para la toma de decisiones que marcarán la acción electoral que desarrollaré en la región donde me crié, he vivido y participado en luchas sociales y políticas durante mis últimos 30 años: el departamento del Cauca (Colombia). Pero también, para continuar impulsando –especialmente con jóvenes– la tarea inaplazable de diseñar y construir un Nuevo Proyecto Político en Colombia. 

El marco regional latinoamericano y global

El seguimiento y estudio de las experiencias de los movimientos progresistas y de las izquierdas tanto en América Latina como en otras regiones del planeta como España y Grecia, que presento en forma resumida, es un elemento fundamental para orientarnos en un momento de reflujo de las luchas populares, de declive y replanteamiento en el ejercicio de los gobiernos en diversos países, y de ofensiva del gran capital a escala global.

Un primer aspecto a detallar es de tipo estratégico. En casi todas estas experiencias se impulsaron tareas y reformas anti-neoliberales (y supuestamente “socialistas”) sin contar con fuerzas suficientes para enfrentar el poder hegemónico de la gran burguesía financiera global e imperial (no solo de USA). Así, no se pudo garantizar su continuidad y consolidación. La más trágica es la de Syriza en Grecia, pero todas ellas parten de sobredimensionar las fuerzas del cambio. Ese poder capitalista ha mostrado una enorme capacidad para neutralizar y cooptar nuestros esfuerzos transformadores y hoy desarrolla acciones económicas y políticas de todo tipo para debilitar nuestras fuerzas y retomar el control de los gobiernos.

Se puede decir que hubo precipitación. Se idealizó la fuerza electoral y el poder de los gobiernos; se limitó la acción al campo de la gestión del “Estado heredado”. Se sobre-estimó el poder de las leyes (Constituyentes) y se debilitó –de forma sistemática– la fuerza organizativa de los pueblos y de los trabajadores que delegaron en sus gobernantes la capacidad de transformar la realidad existente. No se tuvo en cuenta que esa realidad está determinada por el poder del gran capital, que actúa no sólo desde el aparato estatal sino también (¡y de qué manera!), desde el terreno de las relaciones sociales, económicas y culturales. Es una acción molecular, cotidiana y  permanente.

Logramos acceder temporal y parcialmente a una parte del aparato estatal; creímos ingenuamente que esa era la totalidad del “Poder”; idealizamos una parte de la “cosa” (Estado). Pero el verdadero Poder no logró ser afectado. El poder financiero, que pasa por encima y subordina nuestras instituciones nacionales; el cultural, que se manifiesta en comercio y consumo que es planificado y controlado desde ámbitos globales; y el mediático, el de los medios de comunicación, que tiene centros de diseño y control en el mundo híper-desarrollado, siempre estuvo en manos de nuestros adversarios. La verdadera “cosa”, es mucho más que las instituciones gubernamentales, e incluso, esas instituciones nunca fueron transformadas por nosotros y jugaban siempre –desde lo profundo de las relaciones de dominación– en nuestra contra.

Claro, no se desconoce que se hizo el intento y eso está bien. Algo muy similar a otras tentativas realizadas en el siglo pasado (XX) en otras regiones y países (Rusia, China, etc.), y por ello, no se trata de renegar de esos esfuerzos sino de aprender de ellos.

Lo que podemos concluir en una primera aproximación es que “la cosa”, el poder hegemónico del gran capital, no es sólo el aparato de Estado, es mucho más, es la relación de dominación que se concreta en cada uno de nuestros actos vitales, en las “formas” del trabajo, del consumo, del entretenimiento, de nuestras vidas. Es el poder micro-celular del capitalismo que todo lo permea y utiliza a su favor. Sólo el surgimiento de nuevas relaciones sociales como resultado del desarrollo de las fuerzas productivas (economías colaborativas) y la acción consciente de los humanos para convertirlas en realidades efectivas y nuevas (gobiernos de los bienes comunes), podrá –en un proceso largo y dispendioso– socavar ese poder, debilitarlo y reemplazarlo, competir con él y quitarle espacio, en una lucha de movimientos y posiciones. Ello implica una acción político-cultural de gran envergadura que debe desarrollarse en todos los ámbitos de la sociedad con una visión y dinámica de “lucha post-capitalista”.

Esa conclusión no implica que entonces no debamos luchar por “controlar” el aparato estatal. Hay que hacerlo pero tenemos que diseñar una estrategia para utilizarlo en nuestro favor y no permitir que ese aparato nos controle a nosotros. Si identificamos su naturaleza de clase, si ubicamos sus limitaciones, si apreciamos las fisuras que pueden ser aprovechadas, podremos acertar en nuestra acción gubernamental colocándola al servicio del fortalecimiento de las fuerzas reales y organizadas de nuestros pueblos. De lo contrario, llevaremos agua al molino equivocado. Del afán solo queda el cansancio.

Además de esta conclusión general es necesario precisar otras falencias y errores cometidos en estos ejercicios de gobierno que han contribuido con la acción de nuestros adversarios. Hay que cuidarse de no colocar estos errores como el aspecto principal, ya que se puede constituir en la base de una “ilusión estatista”, que siempre estará allí como tentación y justificación para aquellas fuerzas y personas que –en esta fase de nuestras luchas– se lucraron conscientemente de los ejercicios burocráticos (y hasta corruptos) de nuestros gobiernos. Entre ellas están:

- El oportunismo político. Al no ser conscientes del enorme reto que tenemos por delante, nada más y nada menos que derrotar al gran capital financiero global, y al idealizar el aparato de gobierno para sostenernos en esos espacios, nos deslizamos hacia prácticas oportunistas. Aparecieron muchas formas de electorerismos demagógicos y no le hemos dicho la verdad a nuestra gente. Hemos caído en todo tipo de alianzas electorales y politiqueras dándole oportunidad a importantes sectores de la burguesía burocrática (y emergente) para que infiltraran y descompusieran nuestras organizaciones tanto sociales como políticas. Además, les hemos permitido acceder a importantes cargos del Estado, corrompiendo nuestros gobiernos, desacreditando nuestros esfuerzos y luchas, degradando miserablemente la acción política y, dándoles oportunidad a nuestros enemigos de desprestigiar los procesos de cambio y las causas revolucionarias y socialistas. Ha sido una verdadera tragedia y una desgracia en donde la ética y la estética fueron dejadas totalmente de lado. 

- Falta de planificación, ineficiencia y despilfarro. Fruto de esa visión puramente electoralista y de la falta de confianza en las masas, malbaratamos importantes recursos económicos que durante casi una década nuestros países obtuvieron por el incremento de los precios del petróleo, gas y otras materias primas. Es cierto que se financiaron importantes programas sociales y se ampliaron las coberturas de servicios públicos (salud, educación, vivienda, etc.), pero sin transformar su esencia capitalista y neoliberal. Pero lo más grave, se colocó ese gasto social por encima de una estrategia de transformación y fortalecimiento del aparato productivo que es la única forma de hacer sostenible y permanente la inversión social y de empezar a construir autonomía económica y soberanía política. Además, al no priorizar un verdadero proceso de cambio en la matriz productiva (dependencia de la exportación de materias primas), hubo –en casi todos los países– un manejo relajado y burocrático de esos recursos que se constituyó en despilfarro, malos manejos y la constitución de una nueva burguesía burocrática en el seno de los denominados “procesos de cambio” que poco a poco se ha colocado al frente de los gobiernos, desvirtuando lo avanzado y creando desazón y pesimismo.

- Liderazgos caudillistas y mesiánicos. La mayoría de estos procesos se apoyaron en la acción –casi individual– de dirigentes carismáticos (Chávez, Lula, Kirchner, Correa, Evo), no se construyeron verdaderas organizaciones democráticas ni capacidad de control por parte de los trabajadores, comunidades y ciudadanía en general. Así, a la sombra de esos caudillos se treparon en el poder gubernamental todo tipo de personajes nefastos y fuerzas sociales utilitaristas que con el ropaje “bolivariano”, “ciudadano”, “progresista” o “socialista”, saquearon importantes recursos del Estado o se posicionaron para construir proyectos políticos anti-democráticos que por inercia cayeron en prácticas autoritarias y corruptas.

Se han presentado muchos más errores pero el fundamento de todo es de tipo estratégico. Ha existido mucho afán, una idealización extrema de lo que se puede hacer "desde arriba" y casi ninguna construcción de una fuerza (movimiento, partido, organización colectiva) que nos permita evaluar y corregir sobre la marcha. El movimiento social fue absolutamente debilitado, ya sea mediante la cooptación burocrática o usando la represión abierta. La precipitud y la improvisación ha sido la regla general.

Por ello, es mejor, ir despacio, quemar etapas necesarias, apoyarnos en clases y sectores de clase que estén dispuestos, en el caso colombiano, a continuar con los acuerdos de paz y a combatir la corrupción político-administrativa, con sentido nacional y democrático. Es mejor dar pasos certeros que lanzarnos a grandes saltos sin tener una garrocha fina y una fuerza organizada y coherente para no estrellarnos en el intento.

Nota: Los otros 2 puntos los desarrollo en el siguiente artículo.


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miércoles, 20 de diciembre de 2017

SOBRE LA ACCIÓN POLÍTICA “DESDE ARRIBA” Y “DESDE ABAJO”

Una reflexión de fin de año…

SOBRE LA ACCIÓN POLÍTICA “DESDE ARRIBA” Y “DESDE ABAJO”

Popayán, 21 de diciembre de 2017

"La corrupción político-administrativa solo se derrota con organización social y ciudadana".

La construcción de socialismo en un solo país es un imposible. Pero también, la instauración del "socialismo" en todo el mundo, de forma simultánea, es otro imposible. La gran equivocación que hemos tenido es creer que la revolución política, el "tomar el poder", la acción "desde arriba", es el "acto determinante" en el paso del modo de producción capitalista a uno socialista, o mejor, comunista. Los modos de producción se van transformando paulatinamente, las revoluciones políticas son momentos de crisis en donde las clases sociales se disputan el poder del Estado, y tratan, a veces infructuosamente, de acelerar el paso de un modo de producción a otro. No niego la necesidad ni la existencia de las revoluciones políticas, lo que creo es que hay que saber que los aspectos económicos y culturales son determinantes para avanzar hacia la construcción de nuevas relaciones de producción ("nueva sociedad"), y hay que sintonizarse con el estado actual de las relaciones existentes para poder "remar" en la dirección correcta, sin caer en voluntarismos vanos que muchas veces terminan siendo contraproducentes.

Hoy debemos realizar esfuerzos por hacer lo correcto "desde arriba", especialmente abrirle paso a las economías colaborativas y ambientalistas. No creer que por decreto eso se puede hacer, es la acción cotidiana de la gente la que construye lo "realmente nuevo". Por ello, paralelamente a la acción política "desde arriba" hay que trabajar "desde abajo" para transformar nuestras vidas desde los auto-gobiernos, desde los nuevos "soviets" (comités populares) que deben ir mucho más allá de las tareas "estatales estrechas" y abordar la acción asociativa y colaborativa real, aprovechando la "acción desde el Estado heredado" pero sin depender de él. En esta "otra tarea" debemos centrar nuestros principales esfuerzos, en donde lo cultural es fundamental.

En el Cauca (Colombia) ya existen gérmenes de esos "auto-gobiernos", construidos silenciosamente por la gente, pero no los vemos por estar buscando otras cosas. Hay asociaciones de productores, acueductos comunitarios, consejos y cabildos, redes organizativas diversas, que hay que potenciar y coordinar para actuar con mayor contundencia. Y en Colombia y el mundo también existen y están en pleno desarrollo.

En la coyuntura colombiana con un gobierno de la Coalición Colombia, se puede avanzar en derrotar la polarización y la corrupción político-administrativa, pero no ilusionarnos con grandes cambios estructurales que son imposibles de hacer "desde arriba" (ya lo ha demostrado la experiencia de los países vecinos), pero si podemos avanzar en superar la falsa democracia "colonial" que tenemos y que no superaremos "por decreto", sino sacando a los corruptos clientelares de los gobiernos, ir despacio, mientras creamos y reconstruimos el movimiento social, apoyándonos en nuevos sectores sociales que han surgido que son en realidad nuevas formas de proletariado, pero con particularidades especiales como los "profesionales precariados" y los pequeños y medianos productores del campo y de la ciudad, y el surgimiento de lo que algunos llaman, el "pro-sumidor" (productor y consumidor, a la vez), como parte y resultado del enorme desarrollo de las fuerzas productivas.

El problema es que hemos idealizado la "revolución", y muchos revolucionarios se enamoraron del "momento épico", creyendo que la creatividad y la transformación solo se puede hacer en esos momentos de crisis, y por tanto, no pueden ser revolucionarios en la lucha cotidiana y "gris", en el trabajo productivo, cultural, social, en la "fiesta de la vida", construyendo tramas y tejidos de largo plazo. Es un aspecto cultural, propio del revolucionarismo pequeño-burgués, que cree que la protesta es la esencia de la revolución.

Y además, fruto de esas idealizaciones, no somos tampoco revolucionarios en la lucha electoral, caemos en nuevas formas de clientelismo, en construir empresas electorales, cerradas y burocráticas, y terminamos reproduciendo lo que supuestamente queremos derrotar. El afán de "ganar", el "ansia de poder", nos lleva a hacer "politiquería de nuevo tipo", a creernos los "salvadores supremos del pueblo", y terminamos estimulando falsas expectativas sin comprometer de verdad a la gente en las tareas transformadoras que todos debemos hacer.

Nota navideña: Les deseo a tod@s unas felices fiestas y vamos a ver cómo -con creatividad y realismo- hacemos el trabajo político-electoral que nos hemos propuesto.


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miércoles, 13 de diciembre de 2017

POR UNA POLÍTICA MODERNA PARA EL CAUCA

Derrotar el “paraguas judicial” que monopoliza la política regional…

POR UNA POLÍTICA MODERNA PARA EL CAUCA

Popayán, 13 de diciembre de 2017

Temístocles Ortega con todo el poder de la Gobernación viene –desde hace varios años–cooptando y comprando líderes sociales y políticos de todas las regiones del departamento del Cauca. Hasta los sectores “alternativos” estaban amarrados al proyecto político del ex-gobernador, e incluso, un directivo nacional de un partido nuevo tenía a su esposa nombrada en un alto cargo departamental, dejando mucho que pensar. También, varios jóvenes de gran proyección política, por simple necesidad, tienen que someterse a los chantajes laborales y al control de un gobierno corrupto.

El actual gobernador Campo fungía hasta hace unos 8 años como progresista y “alternativo” pero hoy es un simple mandadero de su antecesor. Ortega tiene en todo el departamento a muchos líderes "sociales" comprados o financiados para disputar hasta las curules especiales de "paz", al igual que lo hace Roy Barreras, otros políticos de Nariño y el Valle, y políticos tradicionales del Cauca del partido de la U y liberales.  El contubernio es general y los límites son permeables con base en el dinero, la burocracia y los contratos.

Ortega es candidato al Senado por la lista de Cambio Radical y pretende ser el principal elector de Vargas Lleras en la región. Su excusa es que el partido liberal no le dio el aval, pero todos sabemos que se cobijó con la misma ruana del Fiscal para esquivar la mano de la justicia, como han hecho numerosos funcionarios de la ciudad de Popayán, el Cauca y Colombia. Tiene el apoyo de casi toda la lista liberal (http://bit.ly/2z9vBIi), Bonilla del Norte, Crisanto Pizo del centro, y Gema López del sur. Llegó a acuerdos con Jhon Jairo Cárdenas de la U, quien se peleó con Roy Barreras y trata de seguir comprando respaldos de sectores sociales y alternativos.

Los abanderados de la “paz” se pasaron como por encanto a las toldas de un enemigo acérrimo del fin negociado del conflicto, ante la evidencia de que la lucha contra la corrupción se fortalece en todo el país y ellos se ven obligados a mostrar su verdadera naturaleza corrupta. No saben hacer política sin “mermelada” y observan con preocupación que nuevos actores políticos les pueden quitar la Presidencia de la República. El grueso de los políticos caucanos está mostrando su oculto rostro.

En la región, la Gobernación como institución ha tenido la posibilidad de participar en las negociaciones de diversas movilizaciones sociales y utiliza esos espacios para corromper dirigentes. Tiene funcionarios en toda clase de programas como el anterior secretario privado de Ortega que maneja el programa de sustitución de cultivos, y hasta sectores cercanos a la insurgencia hacen cola detrás de los proyectos del post-conflicto.  Es tremenda la corrupción y la degradación de algunas organizaciones sociales.

Velasco, Oscar Ospina, los Verdes y el Polo, son los únicos que no están en esa alianza corrupta. Algunos candidatos de la U y otros candidatos que no tienen mucha fuerza electoral, no han sido atraídos a la “coalición titísta”, dado que la mermelada no alcanza para todos. En la Costa Pacífica, una gran parte de líderes negros están totalmente cooptados por los contratistas que Santos le entregó a su candidato Vargas Lleras. 

En el Norte del Cauca, Ortega tiene a Bonilla (liberal), a Cárdenas (La U) y cuenta con apoyos de importantes dirigentes negros que influyen en los Consejos Comunitarios, algunos ex-alcaldes con investigaciones por malos manejos municipales, otros con líos judiciales de diversa naturaleza, el control casi total de las alcaldías actuales, y con el manejo y la presión sobre muchas ellas de la Fiscalía y los órganos de control, consiguen amedrantar, comprar y sobornar a “líderes” que tienen un bajo nivel de autoestima.

No obstante, toda esta circunstancia no debe atemorizar a las fuerzas anti-corrupción que se vienen construyendo en todo el país. Esas fuerzas políticas que se han propuesto rectificar y darle continuidad al fin negociado del conflicto armado, tiene todas las posibilidades de crecer en el Cauca. Con una inteligente campaña de medios y redes, buscando a la gente en sus localidades y zonas, se puede hacer un buen trabajo político-electoral que rompa con la tradición clientelar que ha sido la constante en la región.

Que toda esa patota corrupta se haya juntado y amparado bajo el paraguas judicial de Cambio Radical, Vargas Lleras y del Fiscal Martínez Neira, es un buen síntoma de la debilidad en que están todos los políticos tradicionales del Cauca. Una oleada de indignación debe surgir desde las entrañas de un pueblo rebelde e inconforme.

En este departamento del Cauca existe ya una importante población citadina y rural que está a la espera de una política moderna, no clientelista ni promesera. Hoy tenemos un gran voto de opinión que se ha expresado en anteriores campañas electorales pero que los partidos y movimientos alternativos no han logrado organizar y canalizar con creatividad y eficiencia democrática.

Ha llegado la hora de mostrar nuevas formas de hacer política en el Cauca. ¡No podemos quedarnos cruzados de brazos!


E-mail: ferdorado@gmail.com / Twitter: @ferdorado

viernes, 1 de diciembre de 2017

POR UN GOBIERNO DECENTE Y DEMOCRÁTICO

POR UN GOBIERNO DECENTE Y DEMOCRÁTICO
Popayán, 1 de diciembre de 2017
En la actual coyuntura de Colombia, la corrupción que combatimos es la político-administrativa. O sea, derrotar a los que se roban los recursos públicos.
Si queremos acabar con la corrupción intrínseca del sistema capitalista (y de la economía crematística) debemos hacer la revolución ANTI o POSTCAPITALISTA. ¿Tenemos la fuerza, la capacidad, la teoría y la organización para hacerla ahora?
No quiere decir renunciemos a esa meta, pero para derrotar a los Vargas, Uribes, Santos, Musas, Char, Roys, Benedettis, Samper, Serpas, etc., podemos y tenemos que aliarnos con mucha gente honesta y que tenga espíritu democrático.
No se requiere que esa persona -en una primera instancia- tenga que ser anti-neoliberal o anti-capitalista (el neoliberalismo no es más que la forma política que asumió el capitalismo desde 1974, cuando el gran capital financiero entró a dominar hegemónicamente el mundo).
Este es uno de los aspectos fundamentales de la lucha actual en Colombia que no entienden aquellas personas que exigen que el programa de la Coalición Colombia tiene que ser anti-neoliberal (Robledo parece haber entendido este asunto, lo cual es muy importante).
Otra cosa es que los anti-neoliberales y anti-capitalistas nos amarremos las manos en esa Coalición.
Nuestro principal trabajo ahora es, ayudar a derrotar a corruptos y guerreristas, y paralelamente, seguir trabajando (ojalá con más capacidad y claridad) con las bases sociales en la tarea de reconstruir el movimiento social que ha sido cooptado -en lo fundamental- por sectores burocráticos y corruptos, diseñar formas de "poder desde abajo" con mucha ética y solidaridad, e impulsar el desarrollo de relaciones de producción colaborativas (en lo económico, social, político, cultural).
Ir acumulando fuerzas reales para socavar las bases de un sistema capitalista que pone en peligro la sobrevivencia de la vida en la tierra, tarea que no necesariamente tenemos que hacerla SÓLO desde el Estado. Pero, indudablemente, es mejor tener alguien decente y honrado en el Gobierno que un corrupto y un guerrerista como Vargas.

E-mail: ferdorado@gmail.com / Twitter: @ferdorado