lunes, 30 de mayo de 2016

UN MOVIMIENTO CIUDADANO PARA EVITAR QUE TODO SIGA IGUAL O PEOR

UN MOVIMIENTO CIUDADANO PARA EVITAR QUE TODO SIGA IGUAL O PEOR

Popayán, 31 de mayo de 2016

Colombia es un proyecto de país –que se quedó a media marcha–, por efecto de la intervención colonial e imperial de potencias extranjeras y por la inexistencia de una clase burguesa que en el siglo XIX y XX tuviera la capacidad de unificar a las regiones y poblaciones dominadas y divididas por un poder terrateniente atrasado, clerical, reaccionario y anti-nacional.

Hoy el imperio estadounidense actúa con cálculo milimétrico para que todo siga igual. La paz "perrata" que se concierta sólo será la continuidad del estado fallido que tenemos. La violencia "política" será reemplazada por la "violencia delincuencial". Pero la segunda fase de neoliberalismo -más agresiva que la primera-, tendrá el territorio despejado.

Inmediatamente se firmen los acuerdos con las FARC (que ojalá se firmen rápido), y se realice el plebiscito refrendatorio (que va a pasar "raspando") se alinearán las fuerzas políticas de la siguiente forma, como ya lo muestran las tendencias:

-     El "santismo" (liberales, la U, un sector de conservadores y un sector de la izquierda) que se unificarán para administrar los recursos del "post-conflicto" y recibir las migajas de las grandes inversiones que prepara el Gran Capital Transnacional.

-     El "uribismo" (al cual se arrimará Vargas Lleras si al gobierno le va muy mal en el plebiscito) que peleará la presidencia en 2018 con idénticos propósitos (no se enfrentarán con el Imperio y tendrán que cumplir a regañadientes los acuerdos que se firmen).

-     Los partidos, grupos y "movimientos" de la izquierda que no se le sumen a Santos, pero profundamente divididos y dispersos.

-     Un Movimiento Ciudadano en construcción que debe plantearse cuatro puntos vitales para potenciarse como alternativa real:

1. Ser garantía de no robarse los recursos del "post-conflicto".

2. Cumplir con seriedad pero firmeza los acuerdos de paz.

3. Legalizar la producción de coca como única alternativa para acabar con la economía del narcotráfico y quitarle bases económicas a todo tipo de violencias.

4. Revisar la política minero-energética-petrolera para ajustar en forma absoluta las condiciones de contratación, inversión y operación de los proyectos extractivistas, a fin de proteger los ecosistemas naturales, defender a las comunidades locales y recaudar importantes recursos para fortalecer y diversificar nuestro aparato productivo para generar empleo digno y formal.


E-mail: ferdorado@gmail.com /Twitter: @ferdorado

lunes, 23 de mayo de 2016

EL FIN DEL CICLO NO SOLO ES POLÍTICO… TAMBIÉN ES ECONÓMICO Y SOCIAL

EL FIN DEL CICLO NO SOLO ES POLÍTICO… TAMBIÉN ES ECONÓMICO Y SOCIAL

Popayán, 23 de mayo de 2016

“La burguesía financiera nos lleva a los trabajadores 100 años de ventaja en la aplicación del pensamiento sistémico-complejo a la lucha política. Por eso, a pesar de la crisis profunda del capitalismo, nos divide y nos derrota cuando quiere.”

No podemos ser ciegos ni tímidos. Hay que decir las cosas como son, mostrar la realidad que está ante nuestros ojos e intentar ayudar a construir nuevos caminos. El imperio y las oligarquías regionales nos están derrotando de diversas formas. En elecciones locales, regionales, parlamentarias, presidenciales y referendos. Igualmente, con “golpes blandos” usando la institucionalidad del Estado heredado que nosotros sostuvimos durante estos 16 años. Pero, estamos seguros que también utilizarán golpes duros y cruentos si los llegan a necesitar. Y nos incluimos porque, de una u otra manera, apoyamos los procesos y gobiernos “progresistas”, aunque siempre –y sin ser escuchados– planteando alertas críticas. 

Hasta antes del golpe contra Dilma la mayoría de analistas se resistían a ver la realidad. Otros acusaban a quienes hablamos de “declive” como catastrofistas o a veces como enemigos. Se rechazaba también la definición de “fin de ciclo”. Algunos más sólo aceptaban la existencia de errores puntuales, fallas en los cálculos o alianzas electorales, problemas de momento. Otros más, buscaban la explicación exclusivamente en el papel de los medios de comunicación. Diversos analistas reconocían que era obra de una ofensiva imperial contra los pueblos de América Latina pero sin reconocer nuestra propia responsabilidad.

Hoy ya aparecen aquellos que en verdad quieren encontrar las causas de esta verdadera hecatombe política que estamos viviendo los pueblos de la región. Sin embargo, todavía perduran los análisis planos de quienes no se involucraron en los proyectos independentistas, nacionalistas y democráticos, y ahora con facilismo dicen… ¡Se lo dijimos!, pero no pueden hacer nada más que hacerse a un lado porque por su actitud “purista”, hoy tampoco tienen la más mínima influencia para poder plantear salidas, replanteamientos, nuevas miradas, otros caminos.

Lo que sí es claro es que hay que reconocer que no es un problema coyuntural. La crisis es profunda, sistémica y estructural. No es un problema menor el que estamos viviendo. Algunos proponen asimilar lo ocurrido con el Chile de 1971 (guerra económica, golpe militar e intervención imperial) o con la Nicaragua de 1990 (derrota electoral de los Sandinistas frente a Violeta Chamorro y recuperación inmediata del gobierno en las siguientes elecciones). Pero, si hacemos bien la comparación nos daremos cuenta que son situaciones bien diferentes.

En Nicaragua la revolución triunfante fue obra de una insurrección popular armada contra una dictadura pro-imperialista. Las fuerzas revolucionarias derrotaron plenamente a las oligarquías, construyeron un nuevo ejército y consolidaron una Hegemonía Social y Política que podía implementar formas democráticas representativas para neutralizar al imperio y a la “contra”, ganando para el régimen sandinista a las grandes mayorías nacionales. El triunfo de Violeta Chamorro no fue un triunfo de la derecha extrema y fue asimilado tranquilamente por la revolución sandinista para corregir ciertas políticas y comportamientos desacertados. Se mostró flexibilidad y capacidad de retroalimentación. (Hoy no vemos eso).

En el Chile de Salvador Allende la situación era totalmente diferente. Era la primera vez que una coalición popular encabezada por un líder decididamente de izquierda llegaba por medios electorales a la presidencia de una nación latinoamericana en medio de un ambiente anticomunista liderado por el gobierno de los EE.UU. Además, se vivía la tensión de la “guerra fría” entre la URSS y USA. El imperio y las oligarquías regionales tenían toda la capacidad para aplastar por la fuerza todo intento independentista y con visos socialistas. Es el aspecto principal. Seguramente se cometieron errores, pero allí no hubo margen de acción.  

Hoy estamos sufriendo una seguidilla de derrotas después de haber “manejado” el Estado heredado por más de 16 años, administrado una relativa bonanza extractivista que no supimos “sembrar” y haber debilitado sistemáticamente (seguro, inconscientemente) el movimiento social sobre el cual se llegó a los gobiernos. Y aquí estamos… casi sin capacidad de reacción, sin posibilidades de diseñar un viraje estratégico. Si acaso… más de lo mismo[1].

La derrota es de todos y no sólo de los “progresistas”

En la izquierda y otros movimientos sociales "no progresistas" creen que las derrotas que nos están propinando las oligarquías y el imperio en América Latina no los toca a ellos. Se equivocan de cabo a rabo. Las derrotas electorales en Bogotá, Argentina, Venezuela, Bolivia y el "golpe blando" contra Dilma, Lula y el PT en Brasil, son parte de una derrota política e histórica de los trabajadores y del movimiento popular de toda la región.

Por eso no es sólo el fracaso de las corrientes “progresistas”, como algunos creen. Es de toda la izquierda. No fuimos capaces de ayudar a conducir las valerosas luchas y rebeliones populares anti-neoliberales para avanzar por caminos certeros y pensando en grande. Las propuestas anti-sistémicas y las iniciativas post-capitalistas no las teníamos listas. La derrota histórica del “socialismo del siglo XX” no la habíamos asimilado y los nuevos retos nos cogieron despistados. Y nos ilusionamos con el “Estado heredado”.

Por ello la actitud correcta debe ser la de afirmar con honradez: “Lo intentamos y nos derrotaron. Por lo menos lo intentamos… ahora hay que evaluar, aprender y avanzar.”

Un aspecto para tener en cuenta en los balances: el papel de la burguesía emergente      

La burguesía emergente en América Latina hoy es un actor social, económico y político presente en todos nuestros países, más visible en los países andinos pero que está camuflado en las demás naciones. Se expresa políticamente en forma diversa, ya sea dentro de los partidos de la nueva derecha populista, en los partidos tradicionales o en las expresiones “progresistas” y de la “izquierda tradicional”. Es un factor a tener en cuenta en los balances que realicemos en adelante. Apareció paulatinamente copando áreas económicas no cubiertas o no controladas por las burguesías tradicionales y las trans-nacionalizadas y, se fortalece políticamente ante la ausencia de las expresiones nítidas del proletariado revolucionario.   

Esa burguesía emergente surge de las elites económicas de los pequeños y medianos productores rurales y urbanos, campesinos ricos y medios (sean indígenas, mestizos o afros), y en algunos casos también ha aparecido pegada a los procesos de burocratización “estatista” de las cúpulas de los movimientos sociales surgidos en las décadas de los años 80s y 90s. Parte de esa burguesía emergente se ha alimentado de capitalizar dineros y recursos ligados a economías ilegales (tráfico de drogas, armas, insumos, personas, contrabando, minería ilegal, juego, pornografía, crédito agiotista y otras). Una mínima parte de los “profesionales precariados” también logra saltar la cerca y convertirse en “nuevos empresarios”.

Esta burguesía emergente se introduce en los “procesos de cambio”, se camufla en los proyectos progresistas y de izquierda, usa ONGs y empresas contratistas para captar recursos estatales y logra cooptar a muchos dirigentes de las organizaciones sociales, que venían de procesos organizativos sueltos, que rechazaban las ideas revolucionarias y “marxistas”, totalmente desarmados ideológicamente por las teorías de los “nuevos movimientos sociales”, con fuertes prevenciones anti-partidarias y rechazo total al “obrerismo” o a lo que oliera a proletariado.

Y claro, la “ortodoxia leninista o trotskista” de los grupos o partidos de izquierda existentes, sus verticalismos y centralismos anti-democráticos, su esquematismo mesiánico, su doctrinarismo dogmático, su lenguaje acartonado y sus propuestas fundamentalistas y estrategistas, contribuyeron también para que esa nueva dirigencia social quedara a expensas de la influencia de la burguesía tradicional, del imperio a través de poderosísimas ONGs internacionales o de las prebendas de la burguesía emergente.

Por ello es necesario que seamos conscientes que estamos frente al final de un ciclo no sólo en lo político sino en lo económico y social. Las ilusiones en las posibilidades transformadoras y anti-capitalistas de las “clases subalternas”, especialmente campesinas, sean indígenas, mestizas o afros, deben ser desechadas. Las bases pobres y medias de estos sectores sociales, que fueron las dinamizadoras de las luchas del anterior ciclo de luchas anti-neoliberales, han quedado enganchadas al capitalismo “andino” o “comunitario” que en su proceso de surgimiento se alimentó de los recursos que dejó el extractivismo y la economía del narcotráfico en la región.

Pero además, éste es un capitalismo muy endeble, totalmente subordinado a la economía parasitaria que se ha fortalecido y ensanchado en el campo de los servicios y del comercio, pero que no ha construido cimientos consistentes en la industria de la transformación para poder siquiera competir con cierta autonomía en el marco de la economía globalizada. Es un precario capitalismo incipiente que depende totalmente de los paquetes tecnológicos cibernéticos del mundo híper-desarrollado, del “software” informático de las potencias económicas y del poder especulador de la burguesía financiera global.

Conclusión

Hemos venido insistiendo en la necesidad de un replanteamiento. De volver a Marx para revolucionar a Marx y adecuarlo a nuestras realidades actuales. El pensamiento de Marx fue petrificado, reducido a una doctrina y a un recetario dogmático, mecanicista, reduccionista, economista, estrecho, y por eso, ello ha impedido que los grandes avances de las ciencias que le han dado vida al “pensamiento sistémico-complejo no lineal” no hayan sido integrados a la lucha revolucionaria de los trabajadores.

Las enormes lecciones que debemos elaborar de estas experiencias deben ser obra de una gran corriente de pensamiento crítico que debe surgir del seno de los trabajadores y de la intelectualidad revolucionaria. Lo importante es que reconozcamos nuestras limitaciones y errores y desarrollemos un gran debate al interior de los partidos políticos y de las organizaciones sociales. Nuevos sujetos sociales (el Nuevo Proletariado Precariado) está apareciendo y van a requerir de ese nuevo pensamiento crítico para conducir sus luchas.

E-mail: ferdorado@gmail.com / Twitter: @ferdorado  



[1] En Brasil, Bolivia y Argentina, la dependencia de las figuras políticas es absoluta. La esperanza es que Lula pueda ser nuevamente candidato en 2018, al igual que Evo en 2019, y lo mismo Cristina en Argentina. ¡Más de lo mismo!

sábado, 21 de mayo de 2016

NOTAS SOBRE NUESTRA IDENTIDAD Y EL SANCOCHO NACIONAL

NOTAS SOBRE NUESTRA IDENTIDAD Y EL SANCOCHO NACIONAL

Popayán, 21 de mayo de 2016

Pensando en voz alta...con ocasión del día de la afro-colombianidad.

La necesidad de construir nuevos referentes de identidad

Un problema en Colombia –muy visible en la construcción de nuestra identidad nacional–, es que no tenemos grandes héroes o heroínas que unifiquen...

Venezuela tiene a Bolívar; Cuba a Martí; Ecuador a Alfaro; México a Juárez, Villa y Zapata...
Colombia no lo tiene...

José Antonio Galán, el comunero, pero su memoria como la de Jorge Eliécer Gaitán, ha sido planificada y calculadamente borrada.

José María Carbonell sólo figura en la historia bogotana.

La Gaitana, Juan Tama y Manuel Quintín Lame son héroes para los pueblos indígenas.

Benkos Biohó o Biojó sólo es conocido y reivindicado entre los afrodescendientes.

La Pola (Policarpa Salavarrieta) es de las pocas mujeres reivindicadas.

Antonio Nariño, el precursor, es casi el principal referente.

De resto, Santander y demás leguleyos al servicio de los terratenientes, son construcciones de las clases dominantes.

Camilo, Bateman, Mosquera, Pardo Leal, Jaramillo, Pizarro, Marulanda, etc.... sólo son referentes para la izquierda.

Estamos huérfanos de héroes realmente nacionales y populares.

(Sin embargo, me hacen caer en cuenta que puede tener ventajas... ¿cuáles serán?)

A nuestro sancocho nacional y latinoamericano le falta un hervor

A nuestro "sancocho" colombiano y latinoamericano todavía le falta un buen hervor. Hace falta que el maíz y la yuca indo-americana y el ñame y el fríjol africano se cocinen más y le entreguen más sus esencias a esa sopa que todavía tiene mucho "gourmet" europeo.

Y ello se refleja en nuestra política caucana y colombiana. El Estado heredado (de origen europeo) como las alcaldías y gobernaciones, concejos, asambleas y parlamento, se han vuelto más importantes para los dirigentes indígenas y afros que los Cabildos y los Consejos Comunitarios.

E igual sucede en Bolivia, Ecuador y demás países. Las organizaciones sociales y formas de Estado "propias", que deben funcionar con base en la Asamblea y la Democracia Directa, ahora son monopolizadas por las burocracias, y los dirigentes las usan de trampolín para trepar por la escalera "social" del arribismo y la cortesanía.

Un nuevo fogón "desde abajo" se requiere para hacer hervir con fuerza ese sancocho. Hay que impedir que los contratos del "post-conflicto" se conviertan en herramientas para seguir cooptando al movimiento social.

(Cómo ocurrió en Bogotá y en toda Sudamérica, que es una de las causas de nuestras actuales derrotas).


E-mail: ferdorado@gmai.com / Twitter: @ferdorado

jueves, 19 de mayo de 2016

VENEZUELA: LA LEY DE LA UNIDAD DE LOS CONTRARIOS

VENEZUELA: LA LEY DE LA UNIDAD DE LOS CONTRARIOS

Popayán, 19 de mayo de 2016

Si lo que vive el pueblo venezolano en este instante lo sufriera el pueblo colombiano, el chispero ya se habría encendido. El pueblo venezolano es rebelde y libertario pero no es violento. Históricamente las guerras y rebeliones han sido de corto vuelo y de resolución rápida. Siempre el ejército, desde las épocas de la independencia de España, ha definido impases graves y puntos cruciales como los que vive hoy la hermana república bolivariana. Es una crisis política, económica y de liderazgo ético. Su resolución será “anormal”.   

Desde el 6 de diciembre se preveía lo que hoy ocurre. La oposición en cabeza de la MUD iba a impulsar la ley de amnistía y a aprobar algunas leyes que serían vetadas por el gobierno. Finalmente, impulsaría el referendo revocatorio. El gobierno, ya antes de que se posesionara la nueva Asamblea Nacional la había maniatado, colocando fichas “chavistas” en el Tribunal Superior de Justicia para anular o bloquear –vía sala constitucional– cualquier iniciativa del poder legislativo. El camino institucional para revocar el mandato de Maduro no es fácil ni viable. “A las buenas no me van a sacar” dice el presidente.   

Incluso, Maduro ya ha anunciado la posibilidad de cerrar dicho organismo de representación electoral. Dijo: “El tiempo de la asamblea nacional está agotado”. Todo hace pensar que el gobierno está decidido a obligar a la oposición a lanzarse a las calles, declarar la conmoción nacional e ilegalizar a los partidos y líderes “golpistas”. Así lo dejan ver todas sus expresiones y los decretos de emergencia económica recientemente aprobados. “La defensa de la patria” está por encima de cualquier consideración democrática. ¡Es un ataque imperial!

Para un analista que no conozca la idiosincrasia venezolana y que no haya seguido de cerca los movimientos de las clases y sectores de clase, la inminencia de una guerra civil es inmediata. A ello se agregan las actuaciones de Obama con su resolución que declara al gobierno chavista como un peligro para la seguridad nacional estadounidense. Y mucho más le suma dramatismo, el llamado desesperado de Uribe desde Miami, pidiendo la intervención militar extranjera, que es reflejo de lo que a él le ocurre con el proceso de paz en Colombia.  

Pero desde hace varios años lo que se mueve por debajo de la superficie de la contradicción entre “derecha” e “izquierda” en Venezuela son los intereses de una burguesía emergente que hoy es la principal fuerza económica interna dentro del país, y que está representada tanto dentro del gobierno (camuflada de “chavista fiel”), como por fuera del gobierno (pintada de “chavista crítica o inconforme”) y contra el gobierno o sea dentro de la MUD (declarada “antichavista pero bolivariana”). Esas tres fracciones de una misma clase social, inevitablemente se están juntando en torno a la salida negociada y a la paz. Es inevitable.

Sin embargo no se van a afanar. Saben que si se llega a límites violentos, la fuerza armada va a intervenir pero que, para lograr que la base castrense –con fuerte influencia chavista mítico-nacionalista– mantenga la disciplina y apoye un golpe militar temporal y de transición, dicha acción tiene que tener un carácter nítidamente “bolivariano”. E inmediatamente se destituya al presidente (cualquiera que haya sobrevivido), deberá convocar a elecciones en el marco de la Constitución actual.

Por ello, esa coalición político-económica que se teje paulatinamente, preparara desde ahora un candidato presidencial que pueda competirle a los herederos de Diosdado-Maduro, por un lado, y a los seguidores de Ramos Allup-Leopoldo López, por otro. Esa tercería, que representa y lucha por los intereses de la burguesía emergente, que no son otros que los de mantener el control sobre la Renta Petrolera, la burocracia y el ejército, ya está en construcción. Tratarán de presentar su proyecto como democrático, patriótico, popular, ciudadano, y podrán jalonar a sectores de los trabajadores (que están dispersos y confundidos), pero su carácter de clase es claro. Es una burguesía igual de parasitaria a la tradicional pero tendrá que idear salidas muy creativas para no fracasar en el intento.    

Y claro, tácticamente les interesa el enfrentamiento violento y el desgaste político de las dos fracciones rivales. Esa burguesía emergente no dudará en conversar y obtener el aval simultáneo de EE.UU., Cuba, China y Rusia. Ya han aprendido y saben que no pueden desmontar de un momento para otro los avances sociales de la revolución independentista que encabezó Chávez. No pueden ser tan torpes como Macri o Peñalosa (actual alcalde de Bogotá), porque ello significaría retar a las bases populares –que “chavistas” o no–, van a reaccionar organizadamente en defensa de sus intereses.

Es una desgracia que los liderazgos nítidamente populares no estén claros, unificados y preparados. Pero, de todas maneras esa tercería es menos peor que el caos “cabellista-madurista” o que la entrega plena y unilateral al imperio estadounidense. En últimas, puede abrir un espacio de resistencia y repotenciación de la verdadera lucha revolucionaria. Eso esperamos.

E-mail: ferdorado@gmail.com / Twitter: @ ferdorado    

miércoles, 18 de mayo de 2016

EL VERDADERO PROCESO DE PAZ RECIÉN COMIENZA

EL VERDADERO PROCESO DE PAZ RECIÉN COMIENZA
Popayán, 18 de mayo de 2016
No ha de ser fácil para un reportero extranjero enviar análisis de lo que ocurre en Colombia con el proceso de paz. Para entender lo que ocurre en este país hay que hacer un curso intensivo de psicoanálisis. Nada es lo que parece ser. La realidad es más compleja que en cualquier otro lugar del mundo. Somos tan diversos, variados y extraños como nuestros bosques, selvas, montañas y ríos. La gente es liberal en unos asuntos, y a veces hasta libertina, pero guarda en lo más íntimo de su ser ideas, sentimientos y costumbres conservadoras. Los partidos políticos evolucionaron al revés. Algunos le achacan a Bolívar haber fundado el partido conservador y a Santander el de ser el adalid del partido liberal, cuando en verdad era un fanático “leguleyo” y un representante de las élites terratenientes neogranadinas.
Por eso es tan difícil entender el berenjenal en que se ha convertido el llamado proceso de paz. Una guerrilla y una izquierda que siempre desconoció la legitimidad del Estado “oligárquico y pro-imperialista”, ahora se apega casi con fervor cristiano a las leyes de una república que desde su fundación se ha caracterizado por violar la ley en todas las formas imaginables. Aquí se dice en forma natural: “Hecha la ley, hecha la trampa” o “la ley es para los de ruana”. Es más, la última Constitución, aprobada en 1991, ha sido reformada más de 27 veces en los últimos 25 años y en muchas ocasiones se han impulsado políticas “de hecho”, totalmente contrarias al “espíritu de la norma”. Además, dicha Constitución fue resultado de un acuerdo multi-partidista y pluri-clasista que produjo una contradictoria amalgama de derechos fundamentales sobre la base de una estructura económica netamente neoliberal. Apareció así lo que tenía que resultar: Una especie de “Frankenstein jurídico”.
Y ahora, para refrendar y “blindar” jurídicamente los acuerdos se inventan y se le agregan al proceso gran cantidad de figuras normativas como el “plebiscito” con un umbral mínimo del 13%, una justicia transicional para juzgar a todos pero para perdonar a todos, un “acuerdo especial” con forma de pacto internacional y además, se quiere poner a votar a los niños y jóvenes entre 14-17 años. El legalismo a flor de piel en una precaria república que se caracteriza por ser un Estado fallido y tener una justicia controlada por la politiquería y la corrupción.
Todo lo anterior no servirá de nada mientras no se realice un verdadero proceso de paz que logre el apoyo de la ciudadanía y el pueblo en general, en donde se desarmen los espíritus y se pacten acuerdos mínimos de convivencia que deben partir por el reconocimiento público de los errores y crímenes cometidos por los actores armados y desarmados del conflicto, se pidan perdón entre ellos y le pidan perdón a la sociedad en general. Sólo así, con humildad, sinceridad, sin trampas ni zancadillas, sin tanto legalismo y enredo, el pueblo empezará a creer y a apoyar unos diálogos que deben partir de lo fundamental: reconocer que sin democracia y justicia (de todo tipo), no puede haber paz.
En las cartas de las FARC a Uribe se empieza a notar algo de esa necesaria actitud. Podemos afirmar que recién se ha iniciado el verdadero proceso de paz…
(…así a algunos les parezca que decirlo es una blasfemia pero es mejor hacer las cosas bien desde un principio).

E-mail: ferdorado@gmail.com /Twitter: @ferdorado

martes, 10 de mayo de 2016

EL VÓRTICE CIVILIZATORIO


EL VÓRTICE CIVILIZATORIO

Popayán, 10 de mayo de 2016

“Tenían ante sí la enorme tarea de contribuir con un cambio de carácter civilizatorio porque eran conscientes que la humanidad había iniciado un camino hacia su propia destrucción.  ¿Cómo hicieron para resolver ese problema?”

¿Cómo podemos saber si estamos fluyendo con la vida, o si por el contrario vamos en contra de ella?

Interrogante planteado

Cuentan que los pueblos polinesios y oceánicos del sudeste asiático viajaban en tiempos inmemoriales desde sus islas hasta las costas del actual Perú en Sudamérica. Lo podían hacer porque a lo largo de siglos lograron sistematizar un gran conocimiento sobre las diversas corrientes y los vientos del océano pacífico, los fenómenos del niño y la niña, y además, eran expertos para orientarse usando la luz y la posición del sol, la luna y las estrellas. Construían grandes balsas de madera y totora, usaban velas y remos largos. Lo más interesante era que la mayor parte del tiempo no necesitaban usar su fuerza física. Las corrientes y los vientos marinos los impulsaban a donde ellos querían llegar. Sin embargo, sólo en el momento de conectar con una nueva corriente o viento, cuando entraban en un vórtice oceánico, era cuando tenían que hacer máximos esfuerzos para no desviar su rumbo. De esa manera se puede decir que “surfeaban” en balsas aprovechando el flujo y la fuerza del mar.

Traemos a cuento esta historia porque las luchas de los pueblos y de los trabajadores se asemejan a esa travesía histórica de los pueblos polinesios. Conocer las fuerzas económicas, sociales y culturales que generan los grandes movimientos de la sociedad es indispensable para poder orientarse y conducirse en esas corrientes complejas y contradictorias que influyen en los cambios y transformaciones de la sociedad. No hacerlo, no esforzarse por conocer esa dinámica nos produce desgaste, cansancio, sentido de pérdida y retrocesos históricos de grandes dimensiones y consecuencias negativas para los pueblos y los trabajadores. Identificar esas corrientes y conocer su dirección y poderío, nos permite –por el contrario–, acumular fuerza y potencia para desplegarla en los instantes más convenientes, como cuando los navegantes polinesios llegaban a un vórtice y tenían que remar al unísono con todas sus fuerzas para avanzar a contra-corriente o correr el peligro de ser devueltos o volcados por la fuerza de la corriente marítima o el viento.

Hoy nos encontramos frente a la necesidad de un gran salto cualitativo de tipo civilizatorio. Todo apunta a que hemos llegado a un gran vórtice histórico. El sistema capitalista hace agua. Nadie puede controlar la ruleta financiera que acrecienta y agudiza el caos del aparato productivo. Los recursos materiales que posee el planeta no pueden satisfacer las necesidades humanas y el punto de equilibrio que regula el funcionamiento normal de la naturaleza terrestre fue sobrepasado hace varios años. No es ningún alarmismo, los más cualificados científicos de todo el mundo lo certifican. Y los agentes políticos y económicos del gran capital no tienen control sobre la mortífera máquina que han creado a lo largo de las últimas décadas. El carro desbocado de la crisis sistémica avanza velozmente sin ningún dominio, dirección ni freno. El peligro de una guerra nuclear, una gran catástrofe ambiental de tipo planetario, epidemias descontroladas de nuevas enfermedades o el agravamiento de la crisis moral de la humanidad que nos lleve a desequilibrios emocionales de gran dimensión, son realidades contempladas por los mejores y más avanzados estudiosos de la sociedad actual.

La mayoría de ellos –pagados y presionados por el gran capital–, callan cobarde, vergonzosa y miserablemente esa verdad.

La experiencia de los pueblos latinoamericanos –con contadas y exiguas excepciones– nos muestra que hemos desperdiciado las enormes energías desplegadas por los pueblos y los trabajadores durante las décadas anteriores. Importantes luchas indígenas, campesinas, de habitantes de barrios populares, estudiantes, mujeres, de los trabajadores y otros sectores sociales, fueron canalizadas hacia la institucionalidad heredada, cooptados sus principales dirigentes y desarmadas o desmanteladas sus principales organizaciones. Las fuerzas de esas corrientes sociales en vez de ser aprovechadas y potenciadas, fueron entrabadas y debilitadas. Cúpulas burocráticas enamoradas del Estado heredado cabalgaron a contravía de esas corrientes y hoy esa fuerza ya no está para defenderlos o juega en contra de ellos. Visiones filosóficas rígidas bloquearon la necesaria compenetración con nuestras esencias culturales que alimentaron esos procesos, que están en las profundidades de una identidad indo-afro-euro-americana en plena construcción. Nos desconocimos a nosotros mismos.   

Tampoco hemos sido capaces de conectarnos con las importantes movilizaciones de otros pueblos del mundo que fueron activados por nuevos sectores sociales (los “profesionales precariados”), por cuanto lecturas nacionalistas y “estatistas” nos impidieron entender sus dinámicas, dejando el terreno abierto para que los agentes imperiales y capitalistas terminaran manipulándolas a su favor. Fueron los casos específicos de Túnez y Egipto, sobre cuya derrota –parcial y temporal– han cabalgado, por un lado, los intervencionistas imperiales para injerir en Libia, Siria y otros pueblos, y por otro lado, los teóricos de la geopolítica (izquierda nacionalista) que acusa a los nuevos sectores sociales de actuar en consenso con el imperio. Esos teóricos basan sus análisis en la confrontación entre bloques económicos globales y tienen ilusiones en el papel anti-imperialista de Rusia y China.

Hoy los ataques, desconocimientos, invenciones y sospechas malintencionadas llueven sobre el movimiento de los jóvenes franceses del “Nuit Debout” (Noche de pie) que son acusados de “ser un movimiento para mantenernos de rodillas” (http://bit.ly/22pv0XB).

El gran lunar de esas interpretaciones basadas en las teorías de la conspiración absoluta es España. Allí el movimiento de los “indignados” (dinamizado por el “precariado”) ha evolucionado hacia un movimiento político que hoy le disputa la dirección de los trabajadores y de la lucha por la democracia, a la izquierda tradicional (IU) y a los socialdemócratas transformados en neoliberales. ¿Por qué en España en donde el movimiento de los jóvenes luchadores tuvo las mismas características que en Túnez y Egipto, no pudo ser manipulado por la CIA y por los agentes de Gene Sharp? No hay respuesta. Se elude el análisis porque queda en evidencia que frente a los levantamientos sociales contra los gobiernos de Ben Alí y Mubarak, tanto la izquierda tradicional de esos países como la internacional, al igual que los gobiernos progresistas de América Latina, estuvieron del lado de los dictadores. 

La gran paradoja es que esos mismos jóvenes que iniciaron las luchas en esos países y fueron despreciados por los nacionalistas y los “estatistas”, son los mismos que están apoyando la caída de los gobiernos progresistas de Brasil, Argentina y Venezuela, no tanto porque sean manipulados por el imperio sino porque al no hacer el esfuerzo por entenderlos –por interpretar sus necesidades y anhelos–, los gobiernos progresistas le otorgaron enormes ventajas a la burguesía para utilizarlos políticamente. Pero sólo es una etapa, ya ellos volverán la cabeza sobre las élites neoliberales que no podrán resolver sus problemas, al igual que ya está sucediendo en Europa, el mundo árabe y todo el planeta.

La corriente principal que hoy impulsa la lucha de los pueblos y los trabajadores se alimenta de la conciencia ambiental de esa juventud y de su disposición a la lucha anti-sistémica frente a la precarización de sus condiciones de trabajo y existencia. Es el gran motor que hay que aprovechar para lograr desenmascarar e identificar a la gran burguesía financiera, eje principal de todos los males. Podemos, en ese proceso, aprender a manejar las corrientes subterráneas que se mueven debajo de nuestros pies. El cambio civilizatorio nos lo exige y por ello el replanteamiento general de nuestros paradigmas es la tarea primordial. 

Resolver el problema de las direcciones políticas que se aíslan de sus bases sociales que es la base de la cooptación institucional por parte del Estado heredado, o sea, superar la dinámica de la horda dependiente del “macho alfa”, de las “masas” que van detrás del líder caudillista, del pueblo esperanzado en el “salvador supremo”, es indispensable para construir los cimientos de esa nueva civilización que debe superar la economía crematística.

Es la tarea. En la próxima entrega intentaremos – con base en la experiencia adquirida en Chiapas, España, Grecia, Turquía y Brasil (y anteriores experiencias entre ellas la Comuna de París y las revoluciones proletarias del siglo XX) – contribuir con esa respuesta.

E-mail: ferdorado@gmail.com / Twitter: @ferdorado  


lunes, 9 de mayo de 2016

EL RELATOR DE LAS PEQUEÑAS HISTORIAS DE LA HISTORIA DEL CAUCA

ENTRE LÍNEAS: Entrevista con el maestro Víctor Paz OteroPor Oliver Lis   Foto: Diego Tobar Fotógrafo
En un foro para dar colofón a nuestro último ciclo de conferencias de Editorial Popayán pregunté a los espectadores: “tras la muerte de Gabo, qué novelistas, si no importantes por el valor intrínseco de sus obras como William Ospina, Juan Montoya, al menos representativos por sus escándalos como Fernando Vallejo, le quedan al país...?”. Sonaron nombres como Tomás González y Evelio Rosero, Azriel Bibliowicz, Héctor Abad Faciolince, pero la gran mayoría se refirió a Víctor Paz Otero como el que porta la llama y ha hecho un camino respetable para representar en esos terrenos de Polimnia, de Clío, y de Mercurio, a nuestro país. Y quedé satisfecho como editor, al darme cuenta de que después de 20 años empieza a entenderse lo artístico de la obra de Víctor, y deja de pesar lo que fuera para muchos que no lo comprendieron en su momento, escandaloso.
Nos reunimos en esa especie de beisl vienés que tiene el hotel Camino Real de Popayán, en medio de las miradas de las águilas bicéfalas de los Hasburgo, para llegar a un acuerdo sobre la segunda edición de “La Eternidad y el Olvido” entre bebidas espirituosas y unas empanadas de pipián, tras una semana intensa de compromisos inmediatamente anteriores al cierre de la Feria del Libro de Bogotá, donde Paz fue la estrella escogida entre los autores colombianos por Holanda, el país invitado, para presentar la edición traducida a la lengua de Milton y de Shakespeare de su “Sonata para Cuervos Lejanos” (biografía novelada de Van Gogh).
O.L.: He terminado de leer "El demente exquisito. La vida estrafalaria de Tomás Cipriano de Mosquera". El epílogo nucleador de la obra es muy ingenioso, no apelando al sueño sino al delirio de la agonía. Las licencias de la fantasía no alteran sustancialmente los hechos históricos, y el cuidado con el que se han trabajado los personajes, nos hace pensar en Lope de Vega o Cervantes, que insuflaban sus personajes con ayuda de las estrellas: vidas con un claro origen y destino, o sea, seres arquetípicos. Una obra clásica donde Venus siempre arrastra el carro de Marte… ¿Qué nos puede decir sobre Tomás Cipriano Mosquera?
V.P.: La lealtad insobornable a la figura y al pensamiento del libertador Simón Bolívar. Como la arbitrariedad del gesto falsamente aristocratizante en muchos de sus actos políticos y personales… Tuvo una capacidad transgresora para muchas de las rutinas mentales y morales de su época. Su talante innovador y “modernizante” en las relaciones sociales… Su alienación fetichista en los rituales egocentristas y vanidosos de su significación personal, que a veces lo convertirían en un pavo real ridículo, con plumas de poco brillo. Tenía una mentalidad casi empresarial que lo convirtió en opositor del inmovilismo feudal, articulado al gran latifundio improductivo que imperaba en su tiempo, y entre su familia y sus paisanos. Sus veleidades anticlericales que lo condujeron a cuestionar y enfrentar el poder avasallante de la iglesia. Poseía curiosidad intelectual. Talante y sus convicciones masónicas. Su sensibilidad transgresora de la hipócrita moralidad que regía las relaciones eróticas y sexuales que imponía la cultura, en especial, la payanesa asociada a la estética del pecado y no del placer. Sin duda, una personalidad compleja y “exquisitofrénica” que lo caracteriza y lo identifica como uno de los personajes más sugerentes y contradictorios de nuestro tormentoso Siglo XIX.
O.L.: Después de leerlo, mi conclusión es que las franjas son muy difusas en la condición humana, y más en este personaje, que podía darse el lujo de ser psicótico y psicópata a la vez; generoso y egoísta; universal y provinciano; y recoger toda su brutalidad sanguinaria, e institucionalizarla en un proyecto de Estado por la paz. ¿Le tiene simpatía o le causa escozor?
V.P.: Profeso una gran simpatía existencial por mi Demente Exquisito, pero lo someto a una mirada crítica que, siendo a veces despiadada, pone en evidencia mi predilección por muchas de sus acciones y por muchos de sus actos tanto políticos como personales.
O.L.: ¿Y por su sobrino, Julio Arboleda...?
V.P.: La negación esencial de lo que pudiese ser una sensibilidad poética. Sujeto muy próximo al sicópata más que al “Poeta” que pretendida y falsamente se le considera; pues la poesía más que una forma artificiosa de escribir, es una forma autentica de vivir y de ser. Persona relativamente culta, pero su cultura sólo parecía servirle para los refinamientos de la crueldad y para sus orgías de carnicero en los eventos de la guerra y la venganza.
O.L.: No creo que estemos ante un poeta soldado como Íñigo López de Mendoza, o el inca Garcilasso de la Vega, ¿verdad? ¿Quién era Julio Arboleda?
V.P.: Julio era un esclavista desposeído de la más mínima conciencia de humanista, traficante de mercadería humana, reaccionario visceral, sin ninguna capacidad de comprender el movimiento y los ciclos de la historia. Su único mérito parece ser haber escrito con sangre, odio y muerte uno de los capítulos más oscuros de nuestra pequeña historia regional de la infamia. Le levantaron estatua, pero se merecía el patíbulo.
O.L.: ¿Y el fosco personaje de otra de sus novelas, Francisco de Paula Santander?
V.P.: Oscuro y siniestro habitante de las penumbras, leguleyo en éxtasis, pérfido manipulador y usufructuador de mezquinos intereses personales. General Perfidia, lo llamaba Bolívar. También lo llamaba Casandra.
O.L.: Muchos le atribuyen algún valor por organizar un poder central que facilitó la Campaña del Sur y nuestra malavenida Independencia. ¿Tenía para usted algún destello de grandeza?
V.P.: Ningún destello de grandeza. Animal de sangre fría, usurero, tacaño compulsivo, ladrón redomado y “peculador” consuetudinario. Estadista con visión de tienda y de pequeña parroquia. Habilidoso y solo virtuoso en el arte de enamorarse de la ley para poder violarla con mayores complacencias. Bilioso, murió de cálculo; anticlerical furioso, pero su deceso acaeció entre obispos y empalmes de escapularios y lágrimas de clérigos aletargados. Impulsó y fortaleció, ciertamente, la educación laica, pero con el objetivo de socavar el pensamiento cristiano y nunca por convicciones profundas, solo por oportunismo político… jamás hizo algo por convicción ideológica.
O.L.: Fue como presidente quien ordenó la fundación de las Casas Liberales, el único proyecto claro de educación pública que por ser bueno no duró mucho.
V.P.: No duró mucho porque era un enemigo de la grandeza y de todo proyecto de auténtica liberación, orquestador de crímenes, masón de pacotilla, general de pluma, experto solo en fugas; guerrero de escritorio, burócrata hasta los tuétanos. Lo triste es que este héroe de barro, este héroe falsificado, haya sido convertido en personaje fundacional de nuestra historia republicana. Se le han inventado biografías que nunca le arrancan sus máscaras. Si nuestro liberalismo hizo eso de él, ese liberalismo solo parió un simulacro de prócer.
O.L.: Tras leerlo me queda la sensación de que es posible que el verdadero autor de ese proyecto educativo republicano haya sido don Rufino Cuervo Barreto, y hay antecedentes en el pensamiento de Santiago Arroyo, publicados en el periódico payanés “El Fósforo” y en una cartilla para la educación de su autoría… ¿Sus recursos para el armazón histórico de su biografía son plenamente documentales?
V.P.: La biografía que yo escribí sobre este abominable hombre de las leyes, está preñada de certidumbre y certificada documentalmente en todo lo expresado sobre Santander. Me gustaría que alguien pudiese demostrarme que en ella aletea siquiera un tenue rumor de calumnia o de mentira.
O.L.: ¿Y el némesis de Santander, su Simón Bolívar, esa obra prolífica, finalista en el premio Rómulo Gallegos, que fueron las flores que Uribe llevó a Chávez para su reconciliación…?
V.P.: Mi novela “Bolívar Delirio y Epopeya”, es apenas una aproximación somera al único héroe auténtico nacido en estas tierras agobiadas por la escandalosa profusión de pequeños e irrelevantes próceres. Bolívar, es el gran visionario, el que se propuso y logró convertir la América meridional, esa América marginada y sojuzgada, en una gran entidad con derecho propio, para participar en los verdaderos ritos de la historia y la cultura universal.
O.L.: ¿Para aproximarnos a él, resulta preciso seguirlo mitificando?
V.P.: No hay necesidad de mitificarlo, su obra lo mitifica por sí misma. Bolívar fue un auténtico poeta de la acción transformadora, un verdadero “alfarero de repúblicas” que supo que sólo lo grande se engendra en el delirio. Un hombre hechizado y delirante, verdadero caballero de la gloria, la libertad fue su destino y su designio, o como lo escribiera casi con rumor de plegaria Pablo Neruda: “Bolívar, padre nuestro, de ti nos viene todo”. Pero aun no hemos sido capaces de convertir y concluir su sueño en verdadera realidad histórica y social.
O.L.: Tras la muerte de su esposa Dorita, han transcurrido más de dos años sin escribir otra novela. Sabemos que quiere retomar su proyecto de darle vida a José Hilario López. ¿Qué nos puede decir sobre él?
V.P.: Sin duda, figura sugerente e impactante en nuestra, tantas veces curiosa y equívoca, epopeya republicana. Un tanto limitado y prisionero de sus propias ilusiones ideologistas que le impidieron una más clara y vasta comprensión de los fenómenos históricos. Tiene el mérito indiscutido y dignificante de haber sancionado la libertad de los esclavos siendo un hijo de la sociedad esclavista por excelencia en nuestro Siglo XIX, es decir Popayán. Eso nos merece toda nuestra admiración, así como debe merecerle la admiración y el respeto agradecido de toda una nación, pues gracias a su valeroso gesto político, en algo ayudó a derrotar la infamia de un pretérito esclavista, pretérito que solo puede avergonzarnos como pueblo.
O.L.: Antonio Gala decía que Córdoba era en España la ciudad por donde debía pasar todo semidiós. Popayán parece ser a Colombia -guardando las proporciones-, como Córdoba lo es a España. En la dedicatoria de “El Demente Exquisito” y en el Epílogo final, usted dice que es una la ciudad desolada y maravillosa, pero otra, la ciudad habitada y tan hostil. Como algo disociativo y con vida propia e independiente de su ethos social, de su presente. ¿Qué es Popayán para usted?
V.P.: Quizás sea la ciudad más española inventada en el delirio desmesurado de la conquista. Parece una criatura preñada y parida por Dios para los regodeos metafísicos y los éxtasis religiosos. Su poesía la escribe, la vive y se siente en el tenue rumor de eternidad y de simplicidad que se regodea en el gesto desafiante de las blancas casonas enamoradas del jazmín y del sonido árabe que se quedó embelesado en las fuentes de agua y en los patios ebrios de geranios. Ese Popayán histórico, que tiene su futuro en el pasado, no merece la marchita suerte a la que ha sido condenada por la torpeza insensible de algunos que nunca pudieron entender lo que significan los símbolos y las dimensiones de lo quijotesco.
O.L.: Popayán es un gimnasio de transformaciones profundas para los espíritus espartanos que se convierten en sus semidioses. Molino de viento de ilusiones. Y sueños con saldo igual a 0. Popayán aprovisiona todo y quita todo en sus historias. Alguien quizás por eso, se inventó al descifrarla, la maravillosa leyenda de que en Popayán está la tumba de don Quijote, y por eso aparece junto a las musas en la “Apoteosis” de Efraim Martínez.
V.P.: No hay duda en ello. Y es hermoso que se la haya designado como el lugar donde está la tumba del Caballero de la Triste Figura, pero más hermoso sería que se la vuelva a instaurar como la casa amable, blanca y culta donde ese Quijote pudiera resucitar y recorrer sus silenciosas calles… Y ojalá también que el Cristo escarnecido de sus imponentes y alucinantes procesiones, descendiera de su anda y fustigara con látigo a los nuevos mercaderes de su templo -risas-.
O.L.: Humboldt llegó a ella justo después de un terremoto y la odió. No tenía esa proverbial opulencia de la que se sospecha en “Moby Dick”. Otros son hoy su terremoto y fingen amarla. Usted que la ha amado con odio y odiado con tanto amor, decía que Popayán podría ser una buena fábrica de Crepúsculos…
V.P.: Es una especie de preludio al blanco de la historia colombiana en el Siglo XIX. Ciudad metafórica, fantasmal y desgarrada, donde las magias hechizantes de sus crepúsculos soberbios hacen imaginar que es un lugar amado por Dios y por los dioses. Ciudad de alma incomprendida e indescifrada por muchos de los seres que la habitan y que la han habitado en el pretérito. Ciudad mucho más hermosa y profunda que la que es para aquellos que parasitariamente se han apropiado y han usufructuado deshonestamente sus hondos y complejos significados espirituales y culturales.
O.L.: Sabemos que el poeta por antonomasia de Popayán, el alter ego del arlequín de su primera novela, también ha tenido veleidades por la cacería…pero de musas, aunque muchas de ellas se le conviertan en musarañas… Háblenos de su novela sobre Manuelita Sáenz.
V.P.: La mujer por definición más “visible” e impactante de nuestro siglo 19 latinoamericano. Ese siglo machista y falsamente masculino, que prefirió hacer la guerra antes que hacer el amor, ese siglo que jugó su corazón al azar y se lo ganó la violencia. Ese siglo forzado por las circunstancias a preferir el odio y la sangrienta confrontación a los ritos balsámicos del entendimiento para construir un mundo dignificado por la razón o por la inteligencia.
O.L.: ¿Cuál es el valor que lee en Manuelita Sáenz?
V.P.: Manuela es el símbolo ejemplarizante del amor heroico y solidario, de ese amor que sueña y lucha por un mundo donde de verdad sea posible la felicidad. Amante apasionada y generosa; su autenticidad conserva y revitaliza su presencia en el curso de los siglos. Le correspondió desdibujar con sus gestos y sus conductas los opresivos códigos morales de su tiempo, que, a lo sumo, solo concedían a la mujer el triste y degradado papel de ser el reposo de guerrero o el sumiso objeto del marido. Creo Oliver, que el problema de las revoluciones es que quieren cambiar las cosas pero no curar la vida. La vida de Manuelita es una incitación y ejemplo para que la mujer participe activa y decididamente en una revolución que cure la vida y no solamente cambie las cosas.
O.L.: Me hace pensar en Wittig y en Beauvoir… en Jerónima Orrego, la bella encomendera; en Clotilde García Borrero… Se me ocurre preguntarle, ¿una vida auténtica puede y debe curar la vida?, ¿cuál fue el impacto de esa Manuelita auténtica que como Safo promovió más cambios con la autenticidad de su vida que con la esterilidad de las leyes?
V.P.: Manuela hermosamente erótica y desafiante, asumió el riesgo de la autenticidad para vivir sin máscaras en el amor y en la vida. La que intuyó que la mujer de manera inexorable debe participar en la aventura deleitosa de conquistar su propia libertad para encontrar su propia identidad y su verdadero lugar en las ceremonias transformadoras de una historia fundamentada en la dignidad de la persona humana; pues de lo contrario esa historia queda condenada a la irracionalidad de la fuerza, de las sumisiones que ensucian y envilecen el curso de la existencia. Una historia no fecundada por la esencia de lo femenino es una historia estúpida y degrada, es una historia fallida e inconclusa. Una historia que debe cambiarse.
O.L.: Finalmente, una pregunta que seguro tiene muchos espectadores interesados, por la oportunidad de hacérsela a una inteligencia privilegiada como la suya. ¿Qué piensa del proceso de paz?
V.P.: Un proyecto realizable, cargado de futuro y posibilidades inéditas para que esta sociedad asimétrica y torturada por desigualdades insostenibles construya dignidad y fortalezas para empezar a caminar por senderos de civilización verdadera. Un imperativo histórico que clama en el alma colectiva; un proceso que no podrán detener las oscuras fuerzas del fascismo asesino que acaudilla la torpeza equina de una derecha sin visión histórica. Un imperativo vital, social y cultural que convierte en esperanza el futuro para todos y desmantela la amenaza que también es este presente para todos. Quien no luche por la paz se hace cómplice, consciente o inconsciente del conflicto armado y de nuevos y terribles holocaustos con los cuales la barbarie irracional de la guerra continuará pintando con sangre y odios los paisajes de la patria. La paz es el triunfo del arma de la razón sobre la razón de las armas. Quien ama la paz ama la vida; quien propicie la guerra, ama la muerte.

domingo, 8 de mayo de 2016

LA MULTITUD, EL “MACHO ALFA” Y EL CAMBIO CIVILIZATORIO

LA MULTITUD, EL “MACHO ALFA” Y EL CAMBIO CIVILIZATORIO

Popayán, 8 de mayo de 2016

La historia dentro de 200 años dirá que...

Empezando el siglo XXI los humanos tenían todavía el comportamiento típico de la horda animal. Las "masas" necesitaban del "macho alfa" que las encabezara y liderara.

Desde siglos anteriores los humanos más avanzados, llamados "revolucionarios", intentaban acabar con la división de clases y la explotación de un humano por otro, pero no sabían cómo hacerlo.

Algunos inventaron el "comunismo" pero no podían superar la dependencia del "líder". En realidad era una especie de "cristianismo mesiánico" en donde el "macho alfa" sublimado era Cristo (una creación ideológica basada en un personaje folclórico del siglo I que abogaba por la igualdad entre los hombres).

Otros crearon el concepto de “multitud” para tratar de visualizar una solución pero los humanos seguían organizándose alrededor de familias y tribus, muchas de ellas bajo el mote de “naciones”, “etnias” y “religiones”. Cambiar el nombre no significó nada. 

Sin embargo a principios del Siglo XXI algo estaba cambiando.

Empezaron a surgir movilizaciones de otro tipo. Realmente no eran protestas sino "acampadas" para encontrarse físicamente y dialogar abierta, directa y libremente en grandes plazas. Querían escapar de las "doctrinas" y no crear más "machos alfas".

Pero también querían salirse del mundo virtual de la comunicación digital que los encerraba en sí mismos y los aislaba de una forma terrible. Querían sentir la energía de la vieja horda pero sin dejarse arrastrar al “colectivismo irracional”.

Los líderes caudillistas habían fracasado. Eran fácilmente neutralizados por los grandes capitalistas financieros quienes, después de que esos líderes llegaban al gobierno y al poder, los presionaban, acosaban y los ponían a su servicio.

Además ahora los trabajadores más avanzados y numerosos eran a la vez intelectuales y muchos de ellos desempleados o "precariados". Eran individualistas extremos pero de un tipo diferente. Además sabían que si no se organizaban de una manera nueva, la vida humana en la tierra podía desaparecer.

Los partidos políticos habían caído en una absoluta incredibilidad e impotencia y la dictadura del capital financiero era total.

Pero hasta ese tiempo, otras formas de organización "por la base" o "desde abajo" también eran fácilmente aisladas y derrotadas.

Tenían ante sí la enorme tarea de contribuir con un cambio de carácter civilizatorio porque eran conscientes que la humanidad había iniciado un camino hacia su propia destrucción.  

¿Cómo hicieron para resolver ese problema?

NOTA: El próximo capítulo está en elaboración... se reciben ideas.


E-mail: ferdorado@gmail.com /@ferdorado

jueves, 5 de mayo de 2016

COLOMBIA FRENTE AL CAMBIO CIVILIZATORIO

Tesis sobre Colombia para el debate…

COLOMBIA FRENTE AL CAMBIO CIVILIZATORIO

Popayán, 5 de mayo de 2016
"La aristocracia financiera, lo mismo en sus métodos de adquisición, que en sus placeres, no es más que el renacimiento del lumpen-proletariado en las cumbres de la sociedad burguesa".

Karl Marx

Frente a los artículos denominados “tesis para el debate” hemos recibido valiosas críticas, comentarios y aportes. Valoramos el ejercicio porque estamos en una búsqueda. Hemos planteado la necesidad de construir una “corriente de pensamiento” de los trabajadores y los pueblos para contribuir al “salto cualitativo de carácter civilizatorio” que requiere la humanidad para garantizar su existencia en la tierra.

Antes de presentar las tesis sobre Colombia es importante reiterar la idea central de estas reflexiones. Hoy los trabajadores y los pueblos del mundo entero necesitamos un verdadero ideario transformador, una filosofía política de nuevo tipo, unos principios éticos acordes al tiempo, nuevas formas de organización democrática y participativa, y una nueva narrativa libertaria y liberadora.

Los contenidos y las formas de la lucha social y política de los trabajadores y los pueblos tienen que adecuarse a las nuevas realidades. Las experiencias adquiridas en América Latina, incluyendo los retrocesos que sufren los gobiernos progresistas de la región, nos muestran que las ilusiones “estatistas”, o sea, concentrar todos nuestros esfuerzos en “gestionar” y administrar el Estado heredado, han conducido al debilitamiento de nuestras fuerzas.

La crisis sistémica del capitalismo requiere de la construcción de un pensamiento-acción cualitativamente diferente a lo que hemos conocido y aplicado hasta ahora.

Tesis para el debate sobre Colombia    

-   Colombia nunca ha sido una verdadera República. Tampoco ha existido –ni por asomo–, una República Social. Formalmente hemos sido un país independiente pero en realidad siempre hemos sido una colonia sometida a imperios (España, Reino Unido, EE.UU).

-    La República Social quiso surgir liderada por Jorge Eliécer Gaitán en los años 40s del siglo XX. Fue ahogada en sangre. De allí en adelante el conflicto armado fue instrumentalizado por el gran capital.

-     La clase dominante colombiana nunca ha tenido sentido nacional. Es por esencia entreguista y anti-patria. Las clases y sectores subalternos (trabajadores, campesinos, artesanos, de diversas etnias y regiones), han estado disgregados. Hasta ahora, no hemos logrado construir identidad.

-     Los elementos de identidad indo-afro-ibero-americana están allí presentes, pero no han cuajado por la enorme dispersión territorial, la diversidad cultural y social, y por sobre todo, por la acción divisionista de la oligarquía entreguista e imperial.

-      Hoy es imposible construir por separado una verdadera Nación con autonomía económica. Si no es en unión con toda América Latina y con base en el motor de una profunda revolución social, lograrlo es una ilusión.

-    Incluso, la soberanía política es muy difícil de ejercer como lo estamos observando en diversos países de Sudamérica. El imperio (y los nuevos imperios) siempre se aprovecharán y explotarán nuestras debilidades.

-   Pero además, hoy una República Social tiene que hacer parte de un movimiento global de los trabajadores y los pueblos para preservar la vida humana en la tierra (tarea central).

-       Un nuevo ideario y una nueva narrativa transformadora debe ser construida para poder avanzar por los caminos que exige un “cambio civilizatorio”.

Una nota de coyuntura

Lo más interesante y especial que ha ocurrido con ocasión del llamado “proceso de paz” es que los antiguos terratenientes “uribistas” se han ido deslizando hacia el bloque imperio-santista.

Los grandes dueños de los ingenios cañeros, palmicultores, bananeros y ganaderos ya entendieron que deben ayudar a terminar en forma negociada el conflicto armado. Por eso, el gobierno se da el lujo de disputarle a Uribe y a Lafourie, el control de Fedegan.

Al igual que en toda América Latina, los diversos bloques burgueses no tienen ya diferencias ideológicas. La mayoría de partidos políticos tradicionales representan intereses de mafias y bandas lumpen-burguesas llenas de avaricia con ansias desaforadas de acumulación de riqueza por desposesión y despojo.

A los grandes terratenientes en camino de convertirse en “agro-industriales” y a todos los “inversionistas”, Santos les ofrece condiciones óptimas para explotar la Orinoquía y el Chocó Biogeográfico en alianza con grandes capitales transnacionales. Además, la ofensiva sobre las llamadas zonas francas turísticas y los megaproyectos mineros y energéticos.

Las “peleas” entre liberales, conservadores, los de la “U”, Cambio Radical y Centro Democrático solo son para ver quién se queda con la mayor parte de la torta burocrática, los contratos y las migajas que les ofrece el gran capital transnacional. Uribe utiliza su “populismo de derecha” pero hace parte del mismo empastre.

Los demócratas pueden y deben desligarse totalmente y con cierta urgencia de ese ambiente degradado y degradante para construir una alternativa política totalmente diferenciada de esa dinámica tanto en contenido (programa) como en las formas (métodos).

En la agenda de los demócratas debe estar –con urgencia– la construcción de un Nuevo Proyecto Político que nos unifique pasando por encima de intereses grupistas y veleidades personales de poca monta.

Lo mejor y poco que va quedando de los partidos políticos, grupos y movimientos sociales que no estén interesados en la “rebatiña” y en la “feria burocrática” del post-conflicto (que ya se configura como la “gran alianza por la paz” para gestionar los “recursos de la paz”), pueden y deben unirse con autonomía e independencia frente al gobierno, al uribismo y a ese entorno artificialmente polarizado.

Y al interior de ese bloque democrático, las fuerzas que se plantean un cambio de carácter civilizatorio, pueden avanzar y cohesionarse.  Sólo se necesita tener claro el asunto. Después, humildad, modestia y mucha paciencia estratégica.


E-mail: ferdorado@gmail.com / Twitter: @ferdorado