Tesis sobre Colombia para el
debate…
COLOMBIA FRENTE AL CAMBIO CIVILIZATORIO
Popayán, 5 de mayo de
2016
“
"La aristocracia financiera, lo mismo en sus
métodos de adquisición, que en sus placeres, no es más que el renacimiento del
lumpen-proletariado en las cumbres de la sociedad burguesa".
Karl Marx
Frente a los artículos denominados
“tesis para el debate” hemos recibido valiosas críticas, comentarios y aportes.
Valoramos el ejercicio porque estamos en una búsqueda. Hemos planteado la
necesidad de construir una “corriente de pensamiento” de los trabajadores y los
pueblos para contribuir al “salto cualitativo de carácter civilizatorio” que
requiere la humanidad para garantizar su existencia en la tierra.
Antes de presentar las tesis
sobre Colombia es importante reiterar la idea central de estas reflexiones. Hoy
los trabajadores y los pueblos del mundo entero necesitamos un verdadero
ideario transformador, una filosofía política de nuevo tipo, unos principios
éticos acordes al tiempo, nuevas formas de organización democrática y
participativa, y una nueva narrativa libertaria y liberadora.
Los contenidos y las formas de la
lucha social y política de los trabajadores y los pueblos tienen que adecuarse
a las nuevas realidades. Las experiencias adquiridas en América Latina,
incluyendo los retrocesos que sufren los gobiernos progresistas de la región,
nos muestran que las ilusiones “estatistas”, o sea, concentrar todos nuestros
esfuerzos en “gestionar” y administrar el Estado heredado, han conducido al
debilitamiento de nuestras fuerzas.
La crisis sistémica del
capitalismo requiere de la construcción de un pensamiento-acción cualitativamente
diferente a lo que hemos conocido y aplicado hasta ahora.
Tesis para el debate sobre Colombia
- Colombia
nunca ha sido una verdadera República. Tampoco ha existido –ni por asomo–, una
República Social. Formalmente hemos sido un país independiente pero en realidad
siempre hemos sido una colonia sometida a imperios (España, Reino Unido,
EE.UU).
- La
República Social quiso surgir liderada por Jorge Eliécer Gaitán en los años 40s
del siglo XX. Fue ahogada en sangre. De allí en adelante el conflicto armado
fue instrumentalizado por el gran capital.
- La
clase dominante colombiana nunca ha tenido sentido nacional. Es por esencia
entreguista y anti-patria. Las clases y sectores subalternos (trabajadores,
campesinos, artesanos, de diversas etnias y regiones), han estado disgregados.
Hasta ahora, no hemos logrado construir identidad.
- Los
elementos de identidad indo-afro-ibero-americana están allí presentes, pero no
han cuajado por la enorme dispersión territorial, la diversidad cultural y
social, y por sobre todo, por la acción divisionista de la oligarquía entreguista
e imperial.
- Hoy
es imposible construir por separado una verdadera Nación con autonomía
económica. Si no es en unión con toda América Latina y con base en el motor de una profunda revolución social, lograrlo es
una ilusión.
- Incluso,
la soberanía política es muy difícil de ejercer como lo estamos observando en
diversos países de Sudamérica. El imperio (y los nuevos imperios) siempre se
aprovecharán y explotarán nuestras debilidades.
- Pero
además, hoy una República Social tiene que hacer parte de un movimiento global
de los trabajadores y los pueblos para preservar la vida humana en la tierra
(tarea central).
- Un
nuevo ideario y una nueva narrativa transformadora debe ser construida para
poder avanzar por los caminos que exige un “cambio civilizatorio”.
Una nota de coyuntura
Lo más interesante y especial que
ha ocurrido con ocasión del llamado “proceso de paz” es que los antiguos
terratenientes “uribistas” se han ido deslizando hacia el bloque
imperio-santista.
Los grandes dueños de los
ingenios cañeros, palmicultores, bananeros y ganaderos ya entendieron que deben
ayudar a terminar en forma negociada el conflicto armado. Por eso, el gobierno se
da el lujo de disputarle a Uribe y a Lafourie, el control de Fedegan.
Al igual que en toda América
Latina, los diversos bloques burgueses no tienen ya diferencias ideológicas. La
mayoría de partidos políticos tradicionales representan intereses de mafias y bandas lumpen-burguesas llenas
de avaricia con ansias desaforadas de acumulación de riqueza por desposesión y
despojo.
A los grandes terratenientes en
camino de convertirse en “agro-industriales” y a todos los “inversionistas”,
Santos les ofrece condiciones óptimas para explotar la Orinoquía y el Chocó
Biogeográfico en alianza con grandes capitales transnacionales. Además, la
ofensiva sobre las llamadas zonas francas turísticas y los megaproyectos
mineros y energéticos.
Las “peleas” entre liberales,
conservadores, los de la “U”, Cambio Radical y Centro Democrático solo son para
ver quién se queda con la mayor parte de la torta burocrática, los contratos y
las migajas que les ofrece el gran capital transnacional. Uribe utiliza su “populismo
de derecha” pero hace parte del mismo empastre.
Los demócratas pueden y deben
desligarse totalmente y con cierta urgencia de ese ambiente degradado y
degradante para construir una alternativa política totalmente diferenciada de
esa dinámica tanto en contenido (programa) como en las formas (métodos).
En la agenda de los demócratas
debe estar –con urgencia– la construcción de un Nuevo Proyecto Político que nos
unifique pasando por encima de intereses grupistas y veleidades personales de
poca monta.
Lo mejor y poco que va quedando
de los partidos políticos, grupos y movimientos sociales que no estén
interesados en la “rebatiña” y en la “feria burocrática” del post-conflicto
(que ya se configura como la “gran alianza por la paz” para gestionar los “recursos
de la paz”), pueden y deben unirse con autonomía e independencia frente al
gobierno, al uribismo y a ese entorno artificialmente polarizado.
Y al interior de ese bloque
democrático, las fuerzas que se plantean un cambio de carácter civilizatorio,
pueden avanzar y cohesionarse. Sólo se
necesita tener claro el asunto. Después, humildad, modestia y mucha paciencia
estratégica.
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