jueves, 27 de octubre de 2011

M-15: ENTRE LA ACCIÓN Y LA INACCIÓN

M-15: ENTRE LA ACCIÓN Y LA INACCIÓN

Popayán, 27 de octubre de 2011

El M-15 debe enfrentar un reto de importancia inmediata. La oligarquía financiera adelantó las elecciones para darle aire a su desgastada “democracia”. El principal objetivo de esa orden – asumida dócilmente por Zapatero – es impedir que siga creciendo la rebeldía de los “indignados”.

No hacer nada, no actuar, no presentar propuestas, significa dejarle todo el escenario a quienes utilizan la democracia representativa para engañar al pueblo.

La inacción política es mortal para el M-15. Una propuesta de rescate de la democracia española debería ya estar consensuada al interior del M-15. Debe contemplar la profundización de la democracia directa y participativa, la limitación, debilitamiento y control popular de la democracia representativa, y la organización de poderes locales y regionales para reconstruir la democracia – transformándola de abajo hacia arriba –.

Presentar esa propuesta a la Sociedad Española y a sus diversas Nacionalidades, al Estado Español en cabeza del Rey, al gobierno, a todos los partidos políticos, a todas las organizaciones e instancias sociales, económicas y gremiales, incluso a quienes representan a la oligarquía financiera – con todas las sustentaciones del caso –, es la tarea principal en el marco de las elecciones que están convocadas para el próximo 20 de noviembre de 2011.

Querer forzar una actitud colectiva y unificada frente a las elecciones, en cuanto a votar o no votar, escoger entre el voto en blanco o el nulo, o votar por un determinado partido político o un candidato, puede involucrar al movimiento de “Los Indignados” en dinámicas que lo pueden dividir. Además, podría deslegitimar ese trascendental proceso.

Cada participante del M-15 deberá tener clara esa propuesta y exigirle a quien le entregue su voto, el compromiso no sólo de debatir con toda la sociedad su contenido, sino de apoyar la realización de un Referendo o Consulta Popular para aprobar esa transformación político-institucional en toda España.

Impulsar la iniciativa de emitir el voto de “¡No nos representan!”[1] podría ser un complemento interesante, aunque allí debe primar el análisis concreto de la situación concreta, ya que un llamado general tipo “boicot electoral” puede encontrarse con una respuesta débil, lo cual sería muy contraproducente.

En Colombia en 1991 se promovió en muy corto tiempo la denominada “Séptima Papeleta” para respaldar la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente, y obtuvo un respaldo contundente. Dicha papeleta no se concibió como contrapuesta a los demás votos. Fue una buena estrategia.

¿Qué han pensado hacer los españoles? El mundo está pendiente de vuestra experiencia. Tenéis una gran responsabilidad.

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Mantener unido al movimiento es la tarea central. No forzar los hechos; sintonizarse con los intereses del conjunto; profundizar el debate sobre la estrategia para avanzar; estudiar, elaborar y precisar las propuestas económicas y productivas sin desechar las que ya están en marcha en muchas localidades y regiones de España (y del mundo); y consolidar nuevas formas de organización y de funcionamiento del movimiento, son las tareas hacia el inmediato futuro. Eso creo, modestamente desde la distancia.


[1] Ver: Santi Ortiz. “El voto de la subversión”. http://www.rebelion.org/noticia.php?id=138172 Rebelión.

martes, 18 de octubre de 2011

EL ECO-HUMANISMO REVOLUCIONARIO DEL SIGLO XXI

Hacia un salto cuántico en las luchas sociales anti-sistémicas

EL ECO-HUMANISMO REVOLUCIONARIO DEL SIGLO XXI

Popayán, octubre 17 de 2011

El eco-humanismo revolucionario del siglo XXI (por ponerle un nombre) sacó la cara el 15 de octubre de 2011. Es una fecha histórica. Se expresó en todos los continentes y regiones del mundo. Es muy significativo.

La humanidad ha dado un paso importante. Se ha iniciado una nueva fase en la tarea de construir un mundo vivible y posible. La revolución global ha empezado a andar.

Es un movimiento espiritual (cultural, político, social, económico, ecológico) de nuevo tipo. Es una nueva espiritualidad porque tiene los pies en la tierra: apunta a resolver problemas concretos. No piensa en el “más allá”, sabe que el cielo o el infierno, están aquí.

Alguien preguntó en cualquiera de las 900 ciudades donde se movió la gente: “¿Cómo va la concentración?” “¡Muy bien!” contestó la persona interrogada. Y reiteró: “¡Va muy bien porque YO estoy aquí!”

Este movimiento no contrapone la acción individual a la colectiva. Sin embargo, ha entendido que existen causas estructurales que determinan la voluntad del individuo. “Nos tienen controlados, programados, alienados… ¡hay que apagar el centro de control!”

Se va entendiendo que el “centro de control” funciona porque nosotros estamos conectados con él, lo alimentamos, lo sostenemos. Pero también se ha comprendido que no se trata de desconectarnos individualmente o por pequeños grupos, o que elijamos a un “líder” para que él nos desconecte. Ese método ya se ha intentado y no funciona.

Al plantearse un movimiento que representa al 99% de la humanidad, las cosas cambian. Su principal herramienta política es la INOCENCIA. No es ingenuidad… ¡es inocencia! Inocencia voluntaria y consciente. Es un arma poderosa y fundamental.

Un ejemplo para España

Pongo un ejemplo de las “tácticas inocentes” que debemos utilizar. Se que va a causar “roncha” entre algunos españoles. Pero, hay que arriesgarse.

Sabemos que el movimiento de los “indignados” está preparando una serie de propuestas para beneficiar al grueso de la sociedad española – al 99% de españoles/as – en aspectos políticos, económicos, sociales. Eso está muy bien. Es urgente que esa propuesta sea elaborada y consensuada.

¿Cómo le llegamos al 99%? Propongo que dicha propuesta debe ser presentada al Rey Juan Carlos de Borbón, quien según la Constitución española representa la unidad de la Nación. ¿Es una acción inocente? SÍ. ¿Es una acción ingenua? ¡NO!

Es una acción audaz, “política” en el mejor sentido de la palabra, desgastadora, “cañadora” como decimos en Colombia, que coloca contra la pared a quien se le propone, que lo obliga a “dar cara”, a mostrar su verdadera faz. Es una “trampa”, pero es una trampa visible, expresa, frentera, sin cartas marcadas porque están a la vista.

Sabemos de antemano que el Rey va a rechazar la propuesta, ya que cualquier propuesta realmente democrática afecta la naturaleza de la monarquía. Todos sabemos que hoy la monarquía sólo es una herramienta ideológica y política del poder financiero. Sin embargo, debemos tener la disposición (¿inocente?) de que el Rey la reciba, la asuma, la tolere y hasta la respalde. Si así lo hace, estaríamos ganados. Nos evitaría mucho trabajo.

Pero lo obvio es estar preparados para que “se haga el bobo”. Lo más seguro es que les traslade la responsabilidad a los partidos políticos, al Parlamento. Con ellos, con los partidos políticos, debemos actuar de la misma forma. En ambos casos, logramos nuestro objetivo. ¿Cuál es nuestro objetivo? No aislarnos de las bases de los conservadores, monárquicos, republicanos, demócratas, socialistas, comunistas, radicales, etc. ¡No aislarnos de nadie!

¿Acaso no queremos el respaldo del 99% de la población? Sí, lo queremos. Por tanto debemos tener la paciencia de intentarlo. Si nos colocamos esa meta (99%), no nos vamos a cansar fácilmente. Si sólo aspiramos a la mitad más uno (50%) estaremos jugando con las cartas del poder establecido, de la democracia formal y burguesa, y entonces, les haremos el juego. Empezamos perdiendo.

Nuestro movimiento debe ser tan amplio, tan abierto, verdaderamente incluyente, que sólo quien se identifique con ese 1%, tendrá motivos para aislarse. Pero siempre tendrá la puerta abierta para volver. ¡Todos son bienvenidos!

Nos previenen sobre los infiltrados, los mandaderos del 1%. Bienvenidos. Servirán para probarnos. Si no tenemos la claridad suficiente, cualquier persona equivocada – infiltrada o no – nos hará trastabillar. Y, tendremos que levantarnos, aprender y seguir. No hay otro camino.

Los sujetos sociales de la revolución eco-humanista del siglo XXI

1. El “proletario con título” y el “proletario con empresa”

Hemos identificado al “proletariado informalizado” (algunos le llaman “precariado”) que son trabajadores jóvenes súper-calificados (profesionales, “proletarios con título” y “proletarios con micro-empresa”). Es el sujeto social más dinámico en estas luchas. Por supuesto no es el único, y posiblemente en esta fase de la lucha no sea el principal.

Sin embargo, por una serie de circunstancias históricas estos jóvenes han encabezado y dinamizado las luchas recientes en el mundo árabe, español y ahora, en EE.UU. y en el mundo. No son “anti-capitalistas” al viejo estilo. Sus intereses inmediatos no coinciden con los del proletariado centralizado (herencia de la fase fordista del capitalismo) ni con los de los trabajadores precarizados no calificados u operarios de la actualidad.

Estos “proletarios con título” y “proletarios con micro-empresa”, son las presas más inmediatas del sistema financiero. Pagan deudas con las que financiaron sus “altos estudios”; pagan deudas del apartamento, del vehículo, del club y de consumo; pagan deudas de matrimonio, hijos pequeños, vacaciones y demás. Pagan deudas. Y están cansados de hacerlo. Algunos ya no las pagan.

Los “proletarios con micro-empresa” pagan las mismas deudas de los anteriores pero aún más. Como son “empresarios”, deben subir su status y se han endeudado más. Trabajan el doble de tiempo que el “proletario con título”. Laboran más que sus empleados. A diario ven cómo todos sus esfuerzos se diluyen con cada crisis económica, mientras el gran capitalista financiero – el inversionista corporativo –, se queda con todo.

Este sujeto social – casi todos son hijos de trabajadores – sabe, porque lo ha comprobado, que el edificio capitalista es una verdadera “pirámide”[1]. Gran parte del sistema se sostiene sobre los hombros de pequeñas y medianas empresas (pymes) que están al servicio del Gran Capital. Toda la lógica del arrendamiento financiero, el leasing, las aseguradoras, las empresas de papel, las consultoras y asesoras, las operadoras de mercado, las oficinas de cobros jurídicos, etc., todo ese mundo de engaño y de trampa, se ha construido sobre la base de la especulación financiera. Por ello Wall Street y Fráncfort son su objetivo.

Ellos saben, porque lo han comprobado, que es como querer construir en arena movediza. Entre más pataleéis, más te hundirás. Ellos saben que son los trabajadores – de todos los niveles – los que pagan los desafueros del mundo de la bolsa y de los bancos. Y… han empezado a identificarse con los trabajadores. Hasta ahora son la minoría, los más inteligentes. Pero ya se inició la desbandada.

También han comprobado el papel de los políticos. Son otras sanguijuelas que los rondan. Al lado del cobrador de impuestos, los acosan y esquilman a diario. Son como una especie de mafia parasitaria que ya no soportan. La crisis los desenmascaró, hoy los ven como son.

Por ello es que los “proletarios con título” o los “proletarios con microempresa” son los sujetos sociales dinamizadores de las actuales luchas. No están contra el capitalismo pero saben que el plutocrático sistema financiero les succiona todos sus esfuerzos. No son totalmente conscientes de la realidad capitalista, pero tienen identificados sus problemas. Ahí van.

2. El proletariado centralizado

Son trabajadores técnicos y especializados que la gran industria necesita para operar los centros de producción y procesamiento de productos altamente industrializados. Son los residuos de las antiguas fábricas que al “reconvertirse” en los años 70s del siglo XX, tuvieron que mantener las cadenas de montaje, mientras el grueso de los trabajadores fue expulsado hacia pequeños talleres satélites, maquilas y otras formas (desconcentración, deslocalización, trans-sectorización del proceso productivo, reestructuración post-fordista).

Estos trabajadores todavía conservan algunas conquistas obtenidas en la anterior fase de las luchas obreras o que – en algunos casos – fueron concedidas por los gobiernos capitalistas como estrategia de contención frente al avance del sistema socialista en la URSS y en Europa Oriental.

Cuentan con negociación colectiva, estabilidad laboral, seguridad social y otras prerrogativas que han empezado a ser desmontadas como consecuencia de la actual crisis financiera y fiscal. Tienen sus organizaciones sindicales y están a la defensiva. Han disfrutado de lo que el capitalismo les ha brindado sin tener claro que – en parte –, dicho sistema se financiaba con la expoliación colonialista de países enteros y la súper-explotación de trabajadores del mundo dependiente. O si lo sabían, lo aceptaban.

3. Los trabajadores operarios precarizados

Son el conjunto de trabajadores que viven en el mundo de la informalidad y la “tercerización”. Ocupan los puestos de trabajo expulsados de la gran industria. Trabajan en infinidad de labores, simples y manuales, en maquilas, micro-industrias, talleres, empresas de servicios, comercio y turismo, la construcción y la agricultura. Son contratados a término fijo, temporal, por medio de intermediarios o múltiples formas de contratos en donde se les violan sus derechos. En los países desarrollados estos trabajos están ocupados por inmigrantes o por trabajadores jóvenes, en períodos de prueba.

Estos trabajadores están al lado de los desempleados y de toda clase de “rebuscadores” de la vida. En los países dependientes son la absoluta mayoría de la población. No pueden organizarse gremialmente por su inestabilidad laboral y porque el empleador los discrimina y castiga. Por ahora, están a la expectativa y ven con buenos ojos el movimiento.

El encuentro de los sujetos sociales

De la forma como se encuentren estos tres sectores del proletariado actual, dependerá el futuro de las luchas que se han iniciado.

Los profesionales “precariados”, tienen entre sus objetivos a la plutocracia financiera y a los políticos a su servicio. Saben que la lucha no es fácil y están dispuestos a aprender en la lucha política. Son un puente y herramienta importante para neutralizar y ganar a otros sectores de la sociedad y a empresarios medios que defienden el capitalismo, la propiedad privada y la actual democracia, pero que saben que el sistema no está funcionando.

Los trabajadores “centralizados”, son los más conservadores. Su programa es defensivo: “Volver al Estado de Bienestar”. Tienden a afanarse, a querer concretar las conquistas del movimiento. Se muestran “súper-radicales” pero su programa es reivindicativo, gremialista. Pero, son muy importantes para el movimiento. Son quienes pueden garantizar la fuerza en una huelga o paro de la producción. En los países árabes fueron determinantes para la caída de Ben Alí y Mubarack.

Los operarios precarizados quieren estabilidad, mejoras en sus condiciones laborales y servicios sociales del Estado. No tienen frente a sí a la oligarquía financiera pero saben que es uno de los problemas graves de la actual sociedad. Su integración al movimiento es clave para garantizar el éxito de la lucha, ya que son proletarios que no tienen nada que perder. Sin embargo, por su incapacidad organizativa tienden a la indisciplina, a dejarse provocar y al tumulto violento.

El encuentro inicial entre estos sectores de los trabajadores implica identificar una estrategia. Si quieren forzar un acuerdo completo (político y económico), no podrán llegarle al 99% de la población. La revolución política[2] – profundizar la democracia – deberá ser el punto de unificación y de partida. Lo otro sería un suicidio.

El desencuentro con la izquierda tradicional

Este análisis (todavía incipiente) – en parte – sirve para explicarnos la debilidad del movimiento de los “indignados” en América Latina, en donde el capitalismo post-fordista ha tenido menor desarrollo, y por lo tanto, los trabajadores jóvenes profesionales son menos numerosos, tienen la expectativa de emigrar al mundo desarrollado o de convertirse en grandes empresarios. Todavía no se identifican con los trabajadores.

A la izquierda tradicional (reformista, no reformista, radical, armada o desarmada), heredera de las concepciones “estatistas” y “nacionalistas” del siglo pasado, le ha quedado muy difícil encontrarse con ésta juventud, entre otras, por las siguientes circunstancias:

- Existe una ruptura generacional. La generación actual no tiene una fuerte conciencia anti-capitalista ni anti-imperialista. Es resultado del fracaso del ‘socialismo estatista’ del siglo XX. Existe una confusión que tenemos el deber de ayudar a aclarar, aclarándonos nosotros mismos.

- La nueva generación rechaza el “ideologismo”. Impulsa un mayor sentido práctico.

- Se usan nuevas formas de comunicación. Se utiliza más la imagen que el texto. Las tecnologías informáticas cibernéticas determinan nuevas clases de lenguaje.

- Se rechazan los regímenes autoritarios. No se acepta el verticalismo, ni el caudillismo, se reclama horizontabilidad y participación amplia. La libertad es un tema central.

- No se aceptan los fundamentalismos nacionalistas, políticos, religiosos o étnicos.

- Se rechaza la intervención estatal en áreas en donde la innovación y la creatividad son fundamentales. Arte, cultura.

- El paternalismo y asistencialismo improductivo sólo se justifican en situaciones especiales y como políticas provisionales o temporarias.

- Defensa de la individualidad y rechazo a un falso colectivismo que anula al individuo. Reivindicación de la persona frente al grupo. Base del espíritu libertario y solidario.

- Búsqueda de gran sentido práctico sin que se rechace el pensamiento creativo, científico, artístico, holístico, integrador, dialéctico, cuántico. Fusión teoría-práctica. Re-descubrimiento del pensamiento mágico.

- Se aboga por métodos de lucha pacifista, civilista, masiva, no inmediatista, en permanente búsqueda, pluralista, no-partidista. Se rechaza la violencia, así sea ésta “revolucionaria”.

El encuentro con este movimiento eco-humanista hará surgir una nueva izquierda. Ésta no debe preocuparse por el nombre de “socialista” o “comunista” sino por el contenido de las luchas. El encuentro de los jóvenes con sus abuelos “críticos” va a producir un “salto cuántico” en las luchas sociales del siglo XXI.

Las propuestas

Están pendientes las propuestas concretas. El movimiento se puede congelar o desgastar en “acampadas” y “tomas”. Su combustible es presentar propuestas políticas viables y posibles al 99%, pero que apunten a la esencia de los problemas, a la estructura del sistema actual.

A nivel político hay bastante claridad: Más, mejor y mayor democracia. Consiste en una combinación de democracia directa (local), participativa, representativa (controlada, cargos removibles y revocables, tendencia a acabar con la política como una actividad profesional permanente, voto mandatario, etc.) y democracia plebiscitaria y refrendataria vinculante (para casos especiales y a varios niveles).

En el terreno de las transformaciones económicas es donde menos se ha avanzado. En muchas partes del mundo se están mostrando algunas tendencias. Las iniciativas locales, la apropiación colectiva de “bienes comunes”[3], la “economía de las equivalencias”[4], la teoría del decrecimiento, son aportes a tener en cuenta pero que – en la medida en que se avance en el terreno de lo político –, van a poder entrar en escena.

A nivel organizativo la dinámica de los movimientos en cada nación, región y continente irán dando la pauta. No se puede ensillar sin tener las bestias.

Colofón

Lo que nosotros sí sabemos, que hace explosiva y revolucionaria la situación actual, es que el poder súper-centralizado del gran capital – la gran oligarquía financiera –, no puede parar su máquina especulativa de explotación. Aún si quisieran compartir sus ganancias, no lo pueden hacer. Ya no controlan su sistema. ¡Está salido de madre!

Por ello, preparan la guerra. Es su única fórmula de ‘salvación’. Por esa razón se opondrán a cualquier reforma verdaderamente democrática. Es lo que ya hacen en Túnez, Egipto, Libia y el mundo árabe.

Es por ello que hay que insistir en ganarnos al 99%. Es parte de nuestra inocencia.



[1] “Pirámide” (en Colombia): Forma de captación ilegal de recursos financieros que ofrece altos rendimientos que son pagados en un principio con los capitales depositados. Una vez recogen fondos importantes, los estafadores huyen con el botín. Ver:

[2] En las actuales circunstancias profundizar la democracia hacia la participación y el desmonte de la democracia representativa es una verdadera revolución.

[3] Ostrom, Elinor. “El gobierno de los bienes comunes. La evolución de las instituciones de acción colectiva”. Editorial Fondo de Cultura Económica


[4] Dieterich, Heinz. Peters, Arno. Economía de equivalencias. Socialismo del Siglo XXI.

jueves, 13 de octubre de 2011

EL MONSTRUO IMPERIAL SE ASUSTA CON EL “OTOÑO ESTADOUNIDENSE”

El burdo montaje del “atentado iraní” muestra que…

EL MONSTRUO IMPERIAL SE ASUSTA CON EL “OTOÑO ESTADOUNIDENSE”

Popayán, 13 de octubre de 2011

Que una auténtica rebelión popular coja fuerza en el seno de la metrópoli capitalista es un hecho de dimensiones históricas. Su trascendencia es mayor porque ocurre en medio de la decadencia de los EE.UU., cuando hace crisis su modelo de vida ante los ojos del mundo.

A Obama se le han acumulado uno y mil problemas. Su situación interna es frágil y a nivel internacional el panorama no es el mejor. Es recurrente en la historia de los EE.UU. que – en períodos de crisis –, los gobiernos del Partido Demócrata se conviertan en herramientas de la derecha cavernaria.

El principal problema que tiene la oligarquía financiera mundial – representada por el presidente de los EE.UU. – es la posibilidad de que la “primavera árabe” que tanto dicen apoyar, se les convierta en un “otoño gringo”. Todo apunta a que una rebelión popular “prenda mecha” en el corazón del monstruo imperial.

Primero, minimizaron la protesta: “Es una turba de ‘hippies’ y vagabundos (scumbag)”, dijeron. Después, al ver que el movimiento crecía, trataron de asustarlos y correrlos con represión. Ahora, que su lucha obtiene apoyo y difusión masiva, se apresuran a utilizar la “carta terrorista”.

La reacción imperial-financiera

Como el grito de “Tomar Wall Street” y “Somos el 99%” retumba por todos los rincones de los EE.UU., el chantaje del “enemigo externo” vuelve a ser la herramienta para atemorizar al pueblo norteamericano. Era previsible.[1]

Se puede afirmar que el “complot iraní” para asesinar al embajador de Arabia Saudita es un burdo montaje del Departamento de Estado de los EE.UU., que será usado para atacar o neutralizar a sus contradictores (“enemigos”), adentro y afuera de su territorio.

Necesitan hacer creíble la “amenaza iraní” porque el “espanto islámico” ya no atemoriza a nadie. Asesinaron a Osama para revivir a Obama[2], pero la fórmula no funcionó.

Ahora juegan a cuatro bandas: Se muestran como víctimas; acorralan al gobierno sirio; ponen en la mira a los aliados de Ahmadineyad – incluyendo a Chávez y a Evo Morales –; y fortalecen su alianza con Arabia Saudita, ya sea para impedir la caída de los gobiernos de Yemen y Bahréin o para propiciar una “salida digna” de los autócratas.

Es importante entender que ese juego macabro – en lo fundamental – es para uso interno (doméstico). No pueden permitirse el más mínimo desorden en su propio patio. No se trata de menospreciar la fuerza político-militar que conserva el imperio, pero el aspecto principal de la actual situación es la coincidencia en el tiempo entre la pérdida de su hegemonía a nivel mundial y la profundidad de la crisis sistémica del capitalismo.

La jugada de mano “anti-terrorista” tiene por objetivo acusar a los protestantes neoyorkinos y de cientos de ciudades donde se realizan manifestaciones contra Wall Street de ser agentes del terrorismo internacional y enemigos de la “patria estadounidense”.

Ya veremos a la prensa capitalista calificando a los “indignados gringos” de ser apátridas y “anti-norteamericanos”. Las primeras voces republicanas van en esa dirección.

Lo que desnudan estos hechos es la tremenda debilidad política de la élite imperial.

Nuestra respuesta

No es entrando en su juego como podemos derrotarlos. El movimiento debe ratificarse en el pacifismo y el apartidismo. Las lecciones de España son provechosas, deben asimilarse.[3]

Se debe ratificar que luchamos por más, mayor y mejor democracia. Es una consigna para todos los pueblos, países y regiones de la tierra.

No estamos alineados con tal o cual bloque de poder. La mafia financiera es de carácter internacional y los falsos nacionalismos sólo sirven para engañar a los pueblos.

La unión de los pueblos y de los trabajadores es la única garantía de Paz y Bienestar para la humanidad. Al imperio no se lo derrota alentando la guerra con más guerra.

La prueba de fuego está en territorio estadounidense. Los demócratas de Obama aspiraban “cooptar” el movimiento pero ya se dieron cuenta que no lo van a poder hacer.

De la forma como se responda a los ataques virulentos que están por venir, dependerá el futuro de la lucha. Ésta protesta ya ha obtenido un éxito impresionante que era inconcebible hasta hace unos pocos días, pero es muy importante que se sostenga, expanda y fortalezca.

El llamado a protestar a nivel mundial el próximo 15 de octubre es una buena iniciativa pero se corre el riesgo del apresuramiento. Los motivos de las movilizaciones – aunque tienen una causa sistémica común – tienen particularidades nacionales que los alimentan.

Es preferible que el fuego coja fuerza quemando leña de cada bosque. El incendio global sólo prenderá cuando las fuerzas organizadas de cada país vayan decantando su experiencia y la coordinación que surja tenga combustible propio (local, regional, nacional) para arder con suficiente fuerza y permanencia. De resto, puede ser “llamarada de hojalata”.

Nota: La aprobación de los TLC con Corea, Panamá y Colombia es un “aletazo” más de un imperio que da palos de ciego. Mientras habla de “libre comercio” prepara la guerra comercial contra China.



[1] Ver: “El monstruo imperial afila sus garras”. http://alainet.org/active/49101

[2] Ver: “Asesinan a Osama para “revivir” y “rehacer” a Obama”. http://www.rebelion.org/noticia.php?id=127902

[3] Ver escritos de José López Sánchez en Rebelión.

viernes, 7 de octubre de 2011

FRENTE A LA CRISIS SISTÉMICA… UNA TRANSFORMACIÓN RADICAL

FRENTE A LA CRISIS SISTÉMICA… UNA TRANSFORMACIÓN RADICAL

Popayán, 7 de octubre de 2011

La rebelión global avanza y se fortalece. Atemoriza a los “de arriba” y entusiasma a los “de abajo”.

Nuevos contingentes de jóvenes y trabajadores se han sumado en los últimos 9 meses a la lucha que se inició en Túnez y Egipto. Ésta se irrigó por el Norte de África y el Medio Oriente, rebotó en España, y saltó sobre el océano atlántico. Ha estallado la rebelión en New York y otras ciudades de los EE.UU. Sus lemas son: “Ocupemos Wall Street” y “Somos el 99%”.

Es una movilización planetaria que recién se inicia. Es una auténtica insurgencia civil (pacífica) de jóvenes desencantados con el modelo de vida que les ofrece la sociedad. Pero también, se integran al movimiento amplios sectores de trabajadores que sufren las políticas de ajuste fiscal que imponen los gobiernos por mandato de las corporaciones financieras.

No es una protesta más. Coincide con la profunda crisis “sistémica” del capitalismo “senil”.[1] Los detonantes son la falta de oportunidades, el desempleo, las deudas hipotecarias, la desigualdad y la discriminación. La lucha contra la guerra, el calentamiento global, la situación de los inmigrantes y la pobreza, son temas recurrentes. Se han identificado dos blancos precisos e interconectados: La avaricia de los potentados financieros y la corrupción de la clase política.

El grito de “No nos representan” y “Democracia Real Ya” de los indignados españoles, expone y desnuda la esencia del Estado “social de derecho”. El aparato de gobierno en todos los países fue secuestrado por la oligarquía financiera. Así, la democracia actual no representa ni encauza los anhelos de justicia y de participación de la población. Un cambio radical – sustancial, revolucionario – se va incubando en el ideario popular.

Los primeros resultados son espectaculares. Fortalecen el espíritu de la rebelión. Varios gobiernos autócratas árabes han caído. En España se adelantaron las elecciones a fin de atenuar la presión. Para frenar el desarrollo del movimiento, los gobiernos de las potencias capitalistas se colocan – taimada y oportunistamente – al lado de la lucha “por libertad y democracia” pero, no logran detenerla. Una “ola democrática mundial” avanza incontenible.

Está gestándose un movimiento de amplio espectro que rescata, revive y unifica profundas raíces humanas. La consigna de “Vamos despacio porque vamos lejos” lo dice todo.

Interpretaciones, expectativas y apuestas

Cada quien mira con su propio lente. Unos, no ven relación alguna entre las revoluciones árabes, la rebelión de los “indignados”, el alzamiento en los barrios populares de Londres y los albores de protesta social en los EE.UU. Otros, no admiten siquiera que exista una “primavera árabe”. Unos más, creen – a fe ciega – que todo es un montaje mediático del imperio. Hay aquellos que ubican las causas inmediatas pero niegan que existan motivos profundos y anhelos trascendentales. Algunos admiten la autenticidad de las rebeliones populares pero no les vaticinan mayor desarrollo. En fin…

La mayoría de analistas no le auguraban éxito a los levantamientos árabes. Les parecía absurdo e imposible que un pueblo desarmado y sin mayor organización pudiera derrocar a dictadores apoyados por las potencias occidentales. El baño de sangre estaba a la orden del día. Sin embargo, la intuición popular pasó por encima de esos pronósticos. En Túnez y Egipto el pueblo no se dejó dividir ni provocar. Hoy avanza a paso lento pero seguro[2]. Son un referente para sus congéneres y vecinos. La tragedia de Libia también les enseña.

Una vez cayeron los gobiernos autócratas, las fuerzas capitalistas imperiales se alinearon al lado de los gobiernos provisionales para mantener su dominio e influencia. El pulso por el poder frente a las fuerzas del cambio se traslada al campo institucional. Adecuar a sus intereses la estructura de las instituciones que están en surgimiento es su tarea inmediata. Pero entonces, se da lo inimaginable, lo que no estaba calculado...

¡Revienta la rebelión de los indignados en España! Ese movimiento cuestiona – ante todo – la falsa democracia que existe en el país ibérico. Los jóvenes españoles – copiando el ejemplo de las plazas de Tahrir y Kasba – reivindican nuevas formas de participación, deliberación directa, democracia de abajo hacia arriba, y tantos otros conceptos que están en plena elaboración en este instante. Es en ésta coyuntura especial cuando cobran importancia, los mínimos – pero significativos y valiosos – ejercicios de poder popular que en los momentos de turbulencia y “desorden creativo” o “caos revolucionario”, crearon los pueblos y trabajadores árabes.

Así, entran a ser nuevamente estimados – re-valorados -, los comités de coordinación, las organizaciones de barrios, las “acampadas deliberativas”, las guardias civiles para garantizar la disciplina y la limpieza, las comisiones de conciliación y negociación entre diversos sectores (políticos, religiosos, sociales, regionales), y tantas otras formas organizativas que surgieron en medio de la lucha, fruto de la necesidad y la iniciativa popular.

Durante las jornadas revolucionarias en El Cairo hubo menos asesinatos y delitos que en tiempos “normales”. La policía egipcia – nido de corrupción – fue retada en su terreno por brigadistas populares que contaban con el respaldo y el respeto conciente de la población. El auto-gobierno popular mostró su capacidad y eficacia.

En contraste, los gobiernos occidentales sólo tienen para ofrecer al pueblo árabe su desgastada “democracia representativa”. ¡Qué modelo de Estado! ¡Qué paradoja de la historia! La dinámica vital de la sociedad humana ha puesto a los pueblos árabes, que no han conocido la “democracia burguesa”, a mostrarnos el camino por donde debemos transitar.

El pueblo boliviano – con su resistencia civil dentro de la revolución del “Buen Vivir” – es una muestra de ese mismo ejercicio. Sólo le falta sistematizar su experiencia. Transformar ese conocimiento en una nueva fórmula de convivencia y de auto-gobierno de los pueblos. Sólo que ahora, debemos hacerlo mejor.

Profundizar la democracia…

Las enseñanzas de estos 270 días son muy grandes. Los alzamientos populares del siglo XXI no se han propuesto derrocar a unos para colocar a otros. La “toma del poder” por vías insurreccionales no está en la agenda. Esa fórmula ya fracasó. Los nuevos sujetos sociales – los trabajadores “informalizados”[3] o “precariados”[4] – le colocarán su propio sello a esta revolución.

Poco a poco van apareciendo nuevas perspectivas. La dinámica del movimiento nos está enseñando que el socavamiento del “Estado colonial” (colonial por ser herramienta del imperio pero también porque es herramienta de la “colonialidad del poder”[5]) debe ser, simultáneamente, un proceso práctico de construcción de nuevas formas de Estado.

Se requiere una nueva forma de gobierno que combine – de acuerdo a las particularidades de los pueblos y naciones – la democracia directa, la participación amplia, la deliberación pausada, la representación controlada y removible, la consulta plebiscitaria en diversos niveles aprovechando las nuevas tecnologías (para decisiones especiales), y obligatoriamente, el acceso amplio y democrático a los medios de comunicación masivos.

Los procesos de movilización popular que están en pleno desarrollo, que son verdaderas jornadas de acción socio-política y cultural, muestran la tendencia a debilitar las formas tradicionales de representación política. Una reforma radical del Estado debe ser elaborada y propuesta. Las asambleas y organismos de poder popular en los barrios, localidades, distritos, cantones, municipios, etc., deben contar con poderes reales y efectivos. Sobre los cimientos de esa participación directa deberán erigirse unas instituciones con nuevo carácter.

La política como una actividad profesional – separada e impuesta sobre la sociedad – tiene que ser abolida. Lo nuevo que muestran las actuales revoluciones es que dicho proceso no se concibe mecánicamente. No son los “buenos” los que van a reemplazar a los “malos”. Es el camino por donde transitamos – las formas que utilizamos para resolver los conflictos – las que van a ser cambiadas.

Frente a la crisis “sistémica” del mundo capitalista ya avanza una transformación “radical” de la sociedad humana. Los pueblos van a desmitificar el Estado, se van a apropiar de él, y todas las crisis serán abordadas y solucionadas. No va a ser fácil ni se va a realizar de un día para otro. Sin embargo, el sueño libertario que durante el siglo XX se nubló con las “taras nacionalistas”, está nuevamente en nuestras mentes. Eso ya es mucho.



[1] Es “sistémica” porque afecta en diversas formas y profundidades a todo el mundo capitalista. Involucra a todos los componentes de la vida. Es una crisis financiera, económica-productiva, energética, ambiental, alimentaria, tecnológica, espiritual, generacional, biológica, de la hegemonía imperial, institucional o legal, social, migratoria, etc. Es “sistémica” porque ninguno de estos sistemas “sectoriales” se libra de ella. Ataca a cada sistema en particular, pero al ser parte de un cuerpo general, se retroalimentan tanto en cantidad como en calidad y en el tiempo. Son simultáneas y/o sucesivas, un sector incuba la crisis y lo traspasa a otros, que a su vez, la vuelven a trasmitir re-potenciada. Los llamados países emergentes (BRICS) están en mejores condiciones para enfrentar esa crisis – en apariencia –, pero una vez se infecte y haga metástasis generalizada, la crisis los golpeará con mucha fuerza ya que gran parte de sus economías dependen del consumo del mundo desarrollado (materias primas, servicios, manufacturas) y además, hacen parte y dependen del sistema financiero internacional. Los períodos de las crisis – que son cíclicas – se hacen más cortos. Cada vez es más profunda y expansiva.

[2] Eduardo Febbro. Dos hitos del cambio egipcio. http://www.pagina12.com.ar/diario/elmundo/4-177877-2011-09-30.html


[3] Fernando Dorado. Revoluciones democráticas con sello proletario. http://alainet.org/active/45279&lang=es


[4] Esteban Hernández. El "precariado" es la nueva clase peligrosa. Ocupar Wall Street será sólo el principio. http://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/2011/10/04/ocupar-wall-street-sera-solo-el-principio-85311/


[5] Concepto de Anibal Quijano. Ver: Colonialidad del Poder, Globalización y Democracia. Instituto de Estudios Internacionales Pedro Gual. Caracas, Venezuela.