martes, 18 de octubre de 2011

EL ECO-HUMANISMO REVOLUCIONARIO DEL SIGLO XXI

Hacia un salto cuántico en las luchas sociales anti-sistémicas

EL ECO-HUMANISMO REVOLUCIONARIO DEL SIGLO XXI

Popayán, octubre 17 de 2011

El eco-humanismo revolucionario del siglo XXI (por ponerle un nombre) sacó la cara el 15 de octubre de 2011. Es una fecha histórica. Se expresó en todos los continentes y regiones del mundo. Es muy significativo.

La humanidad ha dado un paso importante. Se ha iniciado una nueva fase en la tarea de construir un mundo vivible y posible. La revolución global ha empezado a andar.

Es un movimiento espiritual (cultural, político, social, económico, ecológico) de nuevo tipo. Es una nueva espiritualidad porque tiene los pies en la tierra: apunta a resolver problemas concretos. No piensa en el “más allá”, sabe que el cielo o el infierno, están aquí.

Alguien preguntó en cualquiera de las 900 ciudades donde se movió la gente: “¿Cómo va la concentración?” “¡Muy bien!” contestó la persona interrogada. Y reiteró: “¡Va muy bien porque YO estoy aquí!”

Este movimiento no contrapone la acción individual a la colectiva. Sin embargo, ha entendido que existen causas estructurales que determinan la voluntad del individuo. “Nos tienen controlados, programados, alienados… ¡hay que apagar el centro de control!”

Se va entendiendo que el “centro de control” funciona porque nosotros estamos conectados con él, lo alimentamos, lo sostenemos. Pero también se ha comprendido que no se trata de desconectarnos individualmente o por pequeños grupos, o que elijamos a un “líder” para que él nos desconecte. Ese método ya se ha intentado y no funciona.

Al plantearse un movimiento que representa al 99% de la humanidad, las cosas cambian. Su principal herramienta política es la INOCENCIA. No es ingenuidad… ¡es inocencia! Inocencia voluntaria y consciente. Es un arma poderosa y fundamental.

Un ejemplo para España

Pongo un ejemplo de las “tácticas inocentes” que debemos utilizar. Se que va a causar “roncha” entre algunos españoles. Pero, hay que arriesgarse.

Sabemos que el movimiento de los “indignados” está preparando una serie de propuestas para beneficiar al grueso de la sociedad española – al 99% de españoles/as – en aspectos políticos, económicos, sociales. Eso está muy bien. Es urgente que esa propuesta sea elaborada y consensuada.

¿Cómo le llegamos al 99%? Propongo que dicha propuesta debe ser presentada al Rey Juan Carlos de Borbón, quien según la Constitución española representa la unidad de la Nación. ¿Es una acción inocente? SÍ. ¿Es una acción ingenua? ¡NO!

Es una acción audaz, “política” en el mejor sentido de la palabra, desgastadora, “cañadora” como decimos en Colombia, que coloca contra la pared a quien se le propone, que lo obliga a “dar cara”, a mostrar su verdadera faz. Es una “trampa”, pero es una trampa visible, expresa, frentera, sin cartas marcadas porque están a la vista.

Sabemos de antemano que el Rey va a rechazar la propuesta, ya que cualquier propuesta realmente democrática afecta la naturaleza de la monarquía. Todos sabemos que hoy la monarquía sólo es una herramienta ideológica y política del poder financiero. Sin embargo, debemos tener la disposición (¿inocente?) de que el Rey la reciba, la asuma, la tolere y hasta la respalde. Si así lo hace, estaríamos ganados. Nos evitaría mucho trabajo.

Pero lo obvio es estar preparados para que “se haga el bobo”. Lo más seguro es que les traslade la responsabilidad a los partidos políticos, al Parlamento. Con ellos, con los partidos políticos, debemos actuar de la misma forma. En ambos casos, logramos nuestro objetivo. ¿Cuál es nuestro objetivo? No aislarnos de las bases de los conservadores, monárquicos, republicanos, demócratas, socialistas, comunistas, radicales, etc. ¡No aislarnos de nadie!

¿Acaso no queremos el respaldo del 99% de la población? Sí, lo queremos. Por tanto debemos tener la paciencia de intentarlo. Si nos colocamos esa meta (99%), no nos vamos a cansar fácilmente. Si sólo aspiramos a la mitad más uno (50%) estaremos jugando con las cartas del poder establecido, de la democracia formal y burguesa, y entonces, les haremos el juego. Empezamos perdiendo.

Nuestro movimiento debe ser tan amplio, tan abierto, verdaderamente incluyente, que sólo quien se identifique con ese 1%, tendrá motivos para aislarse. Pero siempre tendrá la puerta abierta para volver. ¡Todos son bienvenidos!

Nos previenen sobre los infiltrados, los mandaderos del 1%. Bienvenidos. Servirán para probarnos. Si no tenemos la claridad suficiente, cualquier persona equivocada – infiltrada o no – nos hará trastabillar. Y, tendremos que levantarnos, aprender y seguir. No hay otro camino.

Los sujetos sociales de la revolución eco-humanista del siglo XXI

1. El “proletario con título” y el “proletario con empresa”

Hemos identificado al “proletariado informalizado” (algunos le llaman “precariado”) que son trabajadores jóvenes súper-calificados (profesionales, “proletarios con título” y “proletarios con micro-empresa”). Es el sujeto social más dinámico en estas luchas. Por supuesto no es el único, y posiblemente en esta fase de la lucha no sea el principal.

Sin embargo, por una serie de circunstancias históricas estos jóvenes han encabezado y dinamizado las luchas recientes en el mundo árabe, español y ahora, en EE.UU. y en el mundo. No son “anti-capitalistas” al viejo estilo. Sus intereses inmediatos no coinciden con los del proletariado centralizado (herencia de la fase fordista del capitalismo) ni con los de los trabajadores precarizados no calificados u operarios de la actualidad.

Estos “proletarios con título” y “proletarios con micro-empresa”, son las presas más inmediatas del sistema financiero. Pagan deudas con las que financiaron sus “altos estudios”; pagan deudas del apartamento, del vehículo, del club y de consumo; pagan deudas de matrimonio, hijos pequeños, vacaciones y demás. Pagan deudas. Y están cansados de hacerlo. Algunos ya no las pagan.

Los “proletarios con micro-empresa” pagan las mismas deudas de los anteriores pero aún más. Como son “empresarios”, deben subir su status y se han endeudado más. Trabajan el doble de tiempo que el “proletario con título”. Laboran más que sus empleados. A diario ven cómo todos sus esfuerzos se diluyen con cada crisis económica, mientras el gran capitalista financiero – el inversionista corporativo –, se queda con todo.

Este sujeto social – casi todos son hijos de trabajadores – sabe, porque lo ha comprobado, que el edificio capitalista es una verdadera “pirámide”[1]. Gran parte del sistema se sostiene sobre los hombros de pequeñas y medianas empresas (pymes) que están al servicio del Gran Capital. Toda la lógica del arrendamiento financiero, el leasing, las aseguradoras, las empresas de papel, las consultoras y asesoras, las operadoras de mercado, las oficinas de cobros jurídicos, etc., todo ese mundo de engaño y de trampa, se ha construido sobre la base de la especulación financiera. Por ello Wall Street y Fráncfort son su objetivo.

Ellos saben, porque lo han comprobado, que es como querer construir en arena movediza. Entre más pataleéis, más te hundirás. Ellos saben que son los trabajadores – de todos los niveles – los que pagan los desafueros del mundo de la bolsa y de los bancos. Y… han empezado a identificarse con los trabajadores. Hasta ahora son la minoría, los más inteligentes. Pero ya se inició la desbandada.

También han comprobado el papel de los políticos. Son otras sanguijuelas que los rondan. Al lado del cobrador de impuestos, los acosan y esquilman a diario. Son como una especie de mafia parasitaria que ya no soportan. La crisis los desenmascaró, hoy los ven como son.

Por ello es que los “proletarios con título” o los “proletarios con microempresa” son los sujetos sociales dinamizadores de las actuales luchas. No están contra el capitalismo pero saben que el plutocrático sistema financiero les succiona todos sus esfuerzos. No son totalmente conscientes de la realidad capitalista, pero tienen identificados sus problemas. Ahí van.

2. El proletariado centralizado

Son trabajadores técnicos y especializados que la gran industria necesita para operar los centros de producción y procesamiento de productos altamente industrializados. Son los residuos de las antiguas fábricas que al “reconvertirse” en los años 70s del siglo XX, tuvieron que mantener las cadenas de montaje, mientras el grueso de los trabajadores fue expulsado hacia pequeños talleres satélites, maquilas y otras formas (desconcentración, deslocalización, trans-sectorización del proceso productivo, reestructuración post-fordista).

Estos trabajadores todavía conservan algunas conquistas obtenidas en la anterior fase de las luchas obreras o que – en algunos casos – fueron concedidas por los gobiernos capitalistas como estrategia de contención frente al avance del sistema socialista en la URSS y en Europa Oriental.

Cuentan con negociación colectiva, estabilidad laboral, seguridad social y otras prerrogativas que han empezado a ser desmontadas como consecuencia de la actual crisis financiera y fiscal. Tienen sus organizaciones sindicales y están a la defensiva. Han disfrutado de lo que el capitalismo les ha brindado sin tener claro que – en parte –, dicho sistema se financiaba con la expoliación colonialista de países enteros y la súper-explotación de trabajadores del mundo dependiente. O si lo sabían, lo aceptaban.

3. Los trabajadores operarios precarizados

Son el conjunto de trabajadores que viven en el mundo de la informalidad y la “tercerización”. Ocupan los puestos de trabajo expulsados de la gran industria. Trabajan en infinidad de labores, simples y manuales, en maquilas, micro-industrias, talleres, empresas de servicios, comercio y turismo, la construcción y la agricultura. Son contratados a término fijo, temporal, por medio de intermediarios o múltiples formas de contratos en donde se les violan sus derechos. En los países desarrollados estos trabajos están ocupados por inmigrantes o por trabajadores jóvenes, en períodos de prueba.

Estos trabajadores están al lado de los desempleados y de toda clase de “rebuscadores” de la vida. En los países dependientes son la absoluta mayoría de la población. No pueden organizarse gremialmente por su inestabilidad laboral y porque el empleador los discrimina y castiga. Por ahora, están a la expectativa y ven con buenos ojos el movimiento.

El encuentro de los sujetos sociales

De la forma como se encuentren estos tres sectores del proletariado actual, dependerá el futuro de las luchas que se han iniciado.

Los profesionales “precariados”, tienen entre sus objetivos a la plutocracia financiera y a los políticos a su servicio. Saben que la lucha no es fácil y están dispuestos a aprender en la lucha política. Son un puente y herramienta importante para neutralizar y ganar a otros sectores de la sociedad y a empresarios medios que defienden el capitalismo, la propiedad privada y la actual democracia, pero que saben que el sistema no está funcionando.

Los trabajadores “centralizados”, son los más conservadores. Su programa es defensivo: “Volver al Estado de Bienestar”. Tienden a afanarse, a querer concretar las conquistas del movimiento. Se muestran “súper-radicales” pero su programa es reivindicativo, gremialista. Pero, son muy importantes para el movimiento. Son quienes pueden garantizar la fuerza en una huelga o paro de la producción. En los países árabes fueron determinantes para la caída de Ben Alí y Mubarack.

Los operarios precarizados quieren estabilidad, mejoras en sus condiciones laborales y servicios sociales del Estado. No tienen frente a sí a la oligarquía financiera pero saben que es uno de los problemas graves de la actual sociedad. Su integración al movimiento es clave para garantizar el éxito de la lucha, ya que son proletarios que no tienen nada que perder. Sin embargo, por su incapacidad organizativa tienden a la indisciplina, a dejarse provocar y al tumulto violento.

El encuentro inicial entre estos sectores de los trabajadores implica identificar una estrategia. Si quieren forzar un acuerdo completo (político y económico), no podrán llegarle al 99% de la población. La revolución política[2] – profundizar la democracia – deberá ser el punto de unificación y de partida. Lo otro sería un suicidio.

El desencuentro con la izquierda tradicional

Este análisis (todavía incipiente) – en parte – sirve para explicarnos la debilidad del movimiento de los “indignados” en América Latina, en donde el capitalismo post-fordista ha tenido menor desarrollo, y por lo tanto, los trabajadores jóvenes profesionales son menos numerosos, tienen la expectativa de emigrar al mundo desarrollado o de convertirse en grandes empresarios. Todavía no se identifican con los trabajadores.

A la izquierda tradicional (reformista, no reformista, radical, armada o desarmada), heredera de las concepciones “estatistas” y “nacionalistas” del siglo pasado, le ha quedado muy difícil encontrarse con ésta juventud, entre otras, por las siguientes circunstancias:

- Existe una ruptura generacional. La generación actual no tiene una fuerte conciencia anti-capitalista ni anti-imperialista. Es resultado del fracaso del ‘socialismo estatista’ del siglo XX. Existe una confusión que tenemos el deber de ayudar a aclarar, aclarándonos nosotros mismos.

- La nueva generación rechaza el “ideologismo”. Impulsa un mayor sentido práctico.

- Se usan nuevas formas de comunicación. Se utiliza más la imagen que el texto. Las tecnologías informáticas cibernéticas determinan nuevas clases de lenguaje.

- Se rechazan los regímenes autoritarios. No se acepta el verticalismo, ni el caudillismo, se reclama horizontabilidad y participación amplia. La libertad es un tema central.

- No se aceptan los fundamentalismos nacionalistas, políticos, religiosos o étnicos.

- Se rechaza la intervención estatal en áreas en donde la innovación y la creatividad son fundamentales. Arte, cultura.

- El paternalismo y asistencialismo improductivo sólo se justifican en situaciones especiales y como políticas provisionales o temporarias.

- Defensa de la individualidad y rechazo a un falso colectivismo que anula al individuo. Reivindicación de la persona frente al grupo. Base del espíritu libertario y solidario.

- Búsqueda de gran sentido práctico sin que se rechace el pensamiento creativo, científico, artístico, holístico, integrador, dialéctico, cuántico. Fusión teoría-práctica. Re-descubrimiento del pensamiento mágico.

- Se aboga por métodos de lucha pacifista, civilista, masiva, no inmediatista, en permanente búsqueda, pluralista, no-partidista. Se rechaza la violencia, así sea ésta “revolucionaria”.

El encuentro con este movimiento eco-humanista hará surgir una nueva izquierda. Ésta no debe preocuparse por el nombre de “socialista” o “comunista” sino por el contenido de las luchas. El encuentro de los jóvenes con sus abuelos “críticos” va a producir un “salto cuántico” en las luchas sociales del siglo XXI.

Las propuestas

Están pendientes las propuestas concretas. El movimiento se puede congelar o desgastar en “acampadas” y “tomas”. Su combustible es presentar propuestas políticas viables y posibles al 99%, pero que apunten a la esencia de los problemas, a la estructura del sistema actual.

A nivel político hay bastante claridad: Más, mejor y mayor democracia. Consiste en una combinación de democracia directa (local), participativa, representativa (controlada, cargos removibles y revocables, tendencia a acabar con la política como una actividad profesional permanente, voto mandatario, etc.) y democracia plebiscitaria y refrendataria vinculante (para casos especiales y a varios niveles).

En el terreno de las transformaciones económicas es donde menos se ha avanzado. En muchas partes del mundo se están mostrando algunas tendencias. Las iniciativas locales, la apropiación colectiva de “bienes comunes”[3], la “economía de las equivalencias”[4], la teoría del decrecimiento, son aportes a tener en cuenta pero que – en la medida en que se avance en el terreno de lo político –, van a poder entrar en escena.

A nivel organizativo la dinámica de los movimientos en cada nación, región y continente irán dando la pauta. No se puede ensillar sin tener las bestias.

Colofón

Lo que nosotros sí sabemos, que hace explosiva y revolucionaria la situación actual, es que el poder súper-centralizado del gran capital – la gran oligarquía financiera –, no puede parar su máquina especulativa de explotación. Aún si quisieran compartir sus ganancias, no lo pueden hacer. Ya no controlan su sistema. ¡Está salido de madre!

Por ello, preparan la guerra. Es su única fórmula de ‘salvación’. Por esa razón se opondrán a cualquier reforma verdaderamente democrática. Es lo que ya hacen en Túnez, Egipto, Libia y el mundo árabe.

Es por ello que hay que insistir en ganarnos al 99%. Es parte de nuestra inocencia.



[1] “Pirámide” (en Colombia): Forma de captación ilegal de recursos financieros que ofrece altos rendimientos que son pagados en un principio con los capitales depositados. Una vez recogen fondos importantes, los estafadores huyen con el botín. Ver:

[2] En las actuales circunstancias profundizar la democracia hacia la participación y el desmonte de la democracia representativa es una verdadera revolución.

[3] Ostrom, Elinor. “El gobierno de los bienes comunes. La evolución de las instituciones de acción colectiva”. Editorial Fondo de Cultura Económica


[4] Dieterich, Heinz. Peters, Arno. Economía de equivalencias. Socialismo del Siglo XXI.

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