viernes, 13 de diciembre de 2019

No ataco ni denigro a Gustavo Petro, es mejor debatir


No ataco ni denigro a Gustavo Petro, es mejor debatir

Popayán, 13 de diciembre de 2019

Apreciado Gustavo Petro: Cordial y respetuoso saludo.

Escuché la entrevista realizada por el expresidente Rafael Correa. Me parecen ajustadas y valiosas algunas de sus opiniones en esa conversación. No obstante, creo, y pueda que esté equivocado, que algunas ideas no están bien desarrolladas y que deberían ser revisadas.

Creo que se hace una lectura mecanicista de los aportes de Jeremy Rifkin y de Paul Mason, y que además, se debería reconocer su aporte con nombre propio, en relación a lo de las economías colaborativas y lo del “post-capitalismo”, conceptos que plantean construir relaciones sociales de producción colaborativas-postcapitalistas dentro del mismo capitalismo, en competencia con los grandes monopolios y el capital financiero, y en una lucha permanente por ampliar y fortalecer la democracia pero, a la vez, construir formas de poder alterno.

Pienso que el “extractivismo” no solo se presenta en relación a los recursos naturales no renovables (petróleo, carbón, oro, gas, etc.), sino que incluye también, algunas otras áreas como por ejemplo, los grandes monocultivos de caña de azúcar, soja, palma africana, etc. Es decir, podríamos decir que todo gran monopolio, tiene un carácter extractivo y, hoy, al servicio de un nuevo tipo de rentismo financiero. Es más, extrapolando la idea, así se industrialice una sociedad, si la vía es monopólica y más encima, autoritaria (como ocurrió con toda Asía del Este, no solo la Sudeste, es decir, se debe incluir Japón y Corea del Sur), ese modelo capitalista “extrae” ganancia (plusvalor) tanto de la naturaleza como del trabajo humano (y degrada la vida, como lo estamos viendo). China es ejemplo de industrialización, pero todos los pequeños y medianos emprendimientos (urbanos y rurales) están dominados, sometidos y subordinados al gran capital financiero. Es lo que ocurre en todo el mundo. Ello fue el resultado de la “re-estructuración post-fordista” y de aplicación de políticas neoliberales que en China también se impusieron en diversas áreas de la vida económica y social. Ver artículos muy bien fundamentados en Revista de la NLR.

En Colombia, ante la existencia de cientos de miles de pequeños y medianos productores (urbanos y rurales), plantearse que primero hay que desarrollar el capitalismo (así sea regulado y controlado) para poder pasar a las economías colaborativas, es un error. Hoy se puede impulsar el encuentro entre el conocimiento (que portan los “profesionales precariados” y deben mejorar las universidades y otros centros de estudio que deben crearse) y los pequeños y medianos productores que tienen también importantes avances en todo sentido, para impulsar economías asociativas y cooperativas (en el camino de lo colaborativo) e industrializar nuestras materias primas (café, caña panelera, papa, pequeña ganadería, frutales, yuca para almidón, cacao, trucha y pescados, etc.), apropiarse de las ganancias que obtienen las grandes transnacionales (Nestlé, Starbucks, etc.) y desarrollar nuevas industrias tecnificadas en el campo de la seguridad alimentaria, energía, servicios, software, etc., sobre bases realmente democráticas. Esto último, en forma incipiente, ya se está llevando a la práctica en Cauca, Huila y Nariño.

Plantearse un “etapismo” (García Linera con su “capitalismo andino”, o el de Lenin con su “capitalismo de Estado”) es repetir la historia y terminar en el “infierno capitalista” que es la “sociedad de control” como China, Corea del Sur, Japón, Indonesia, etc., con altos desarrollos tecnológicos y de industrialización pero con enormes contradicciones y conflictos sociales que en cualquier momento van a estallar inexorablemente (lo de Hong Kong es solo una pequeña muestra). En China, la gran burguesía financiera, liderada por cientos del multimillonarios, cada uno más poderoso que Luis Carlos Sarmiento Angulo, utiliza al “Estado comunista” para fortalecer su poder y competir con los demás imperios capitalistas, y por ello, no creo que sea el modelo a seguir por los demócratas y revolucionarios del mundo entero (como lo da a entender en esa entrevista). 

Si no se impulsa ese proceso desde ahora, a los gobiernos progresistas (como pasó con el de Evo Morales) les surgirán insurgencias sociales encabezadas por esos sectores “medios” (profesionales precariados y pequeños y medianos productores) que inicialmente son canalizadas por las derechas y ultraderechas. Fue lo que en pequeño pasó en Bogotá, con los sectores sociales que apoyaron a Peñalosa después del ejercicio de gobierno de la Colombia Humana, y que hoy están frustrados y  se expresan –en parte– en el actual paro nacional, representados por los jóvenes que llamo “posmodernos” (“emprendedores” les llama la burguesía, yo los llamo “precariado” (Standing) en sus diferentes clases y niveles).

Sobre el concepto de “multitud” (Negri/Hardt) creo que es un concepto muy plano y que no recoge todos los avances de las ciencias de la complejidad actualmente en desarrollo. Esa “multitud” está compuesta de muchos e imbricados sectores sociales y la mueven múltiples intereses y anhelos. Como en toda “multitud” hay sectores más avanzados, otros más rezagados, y demás, dependiendo de las condiciones particulares de cada país, región, ciudad. Claro, para algunos, el concepto de multitud es bastante cómodo porque implica que no hay necesidad de generar organización, delegar funciones, etc., y se sueña controlar a esa “multitud” desde el Estado para “hacerles la revolución desde arriba”, tipo China (que fue la vía de la URSS).

Todo lo anterior, implica que desde ahora, los pueblos y los trabajadores debemos construir (como ya hacen los zapatistas, mapuches, kurdos, y se empieza a construir en medio de la actual “primavera latinoamericana”, y se debe hacer en medio del paro nacional) formas de auto-gobiernos populares, formas de “contrapoder” desde lo profundo de la sociedad, y no entregar todo el poder de la gente movilizada a los “Estados heredados”, creyendo que desde los gobiernos, o sea, “desde arriba”, se va a poder construir ese postcapitalismo, que, indudablemente, no va a surgir automáticamente o como por arte de magia, sino que será resultado de cruentas luchas sociales, políticas y culturales (como ya lo estamos viendo en todo el mundo, y con especial intensidad en Bolivia, Chile y Colombia).  

Esto, por ahora. Saludos 

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