viernes, 26 de agosto de 2011

TUMBANDO IDOLOS VIRTUALES Y DICTADORES REALES

La “Generación Matrix” saca la cara

TUMBANDO IDOLOS VIRTUALES Y DICTADORES REALES

Popayán, agosto 26 de 2011

“De cómo la caída de los símbolos de nuestra juventud contribuye al avance de las revoluciones”

La generación nacida después de la caída del muro de Berlín ha insurgido con fuerza planetaria. Rebeliones juveniles están en el centro de las revoluciones democráticas y levantamientos populares de los países árabes. Las manifestaciones de los “indignados” en España tienen su sello. Alrededor del mundo su presencia es evidente.

Nuevas expresiones políticas de la juventud se hacen notar. Son lideradas por jóvenes de nivel “social medio”. Son profesionales y técnicos que se enfrentan a condiciones laborales precarias y al desempleo. Su ideario no plantea alternativas anti-capitalistas aunque rechazan el “sistema”. No militan en partidos políticos pero exigen “¡Democracia Ya!”. Rechazan la corrupción y reclaman actitudes éticas en el manejo de lo público. Adoptan métodos pacíficos de protesta. Usan y dominan las redes sociales de internet: se comunican y convocan por esos medios.

Es la “Generación Matrix” que se salió del ordenador virtual (computador) y demanda su lugar en la tierra.

Ídolos virtuales y dictadores reales

Ya en anteriores artículos hemos caracterizado desde el punto de vista económico y social a estos jóvenes “proletarios con título” o “trabajadores informalizados”. Su alto nivel educativo, su visión globalizada del mundo y el acceso a la información, se ve enfrentado a la realidad de un sistema económico que se cae a pedazos y que empuja al planeta hacia la hecatombe ambiental que pone en peligro la sobrevivencia humana.

Poco a poco florece entre ellos el pensamiento crítico que es la antesala de la acción conciente. Esos jóvenes descubren a una sociedad que les ofrece la felicidad representada en grandes cantidades de mercancías promocionadas por los mass-media, y empiezan a rechazar el consumismo compulsivo que los hace adictos a toda clase de baratijas. Saben que el paquete de alcohol y drogas sirve para completar la dosis. “Hacen conciencia”.

Hasta hace poco tiempo sus héroes virtuales – a falta de los reales – eran Steve Jobs y demás innovadores de la informática, incluyendo a los “hackers”. Los percibían como rebeldes. A su lado estaban los artistas con sus manifestaciones metaleras, diabólicas y vampirescas. Hoy se transforman en expresiones culturales urbanas (Hip-hop, Reggaetón).

También tenían entre sus ídolos a novatos comisionistas de Bolsa que supuestamente ascendían en el entorno financiero a punta de inteligencia y audacia juvenil. Los grandes deportistas – como Beckam – que obtienen multimillonarios ingresos por concepto de sus habilidades atléticas y de su imagen publicitaria, hacían parte de esos referentes ideales.

Hoy borran esos íconos de su mente. Entienden que eran instrumentos – mandaderos y bufones –, de la gran oligarquía financiera que es la gran beneficiaria de ese mundo de ilusión. La dura realidad los ha aterrizado y los empuja hacia la acción política.

El estallido de rebeldía sólo se explica como resultado de la frustración. Millones de jóvenes del mundo industrializado y de cientos de ciudades de países dependientes – como El Cairo, Bombay o Porto Alegre –, que tienen altos niveles de formación académica y capacitación laboral, no encuentran las oportunidades que soñaron. Descubren en carne propia el capitalismo salvaje y brota la insubordinación civil de múltiples formas.

Después de tumbar a sus ídolos del pedestal de su pantalla, han emprendido la tarea de derrocar a los dictadores de verdad. Aliados con el resto de trabajadores y sus pueblos ya dieron cuenta de Ben Alí y Mubarack en Túnez y Egipto. Y seguro… caerán muchos más.

Pero… ¿descubrirán en el camino la “dictadura del capital”? ¿Hacia donde irán?

El futuro…

¿Qué pasará hacia el futuro con ésta ola juvenil rebelde que ya se manifiesta con cierta identidad?[1] ¿Se enredará en la trampa existencial en que cayó la juventud revolucionaria de Mayo de 1968? ¿Avanzará hacia luchas anti-capitalistas? ¿Cuál será su evolución?

Hoy el sistema capitalista no puede absorber esa fuerza novel de trabajo calificado. Los produce y a la vez, los expulsa del sistema productivo. Los saca de la economía formal – lanzándolos al infierno de la informalidad – y a la competencia con los trabajadores inmigrantes, que son los nuevos desheredados de la tierra.

Lo que muestran los hechos es que ésta generación rechaza todo lo que tenga que ver con el “socialismo estatista del siglo XX”. Para ellos representa la falta de libertades políticas, el burocratismo, la corrupción y el autoritarismo. Incluso, muchos de los déspotas árabes que están cayendo – de una u otra manera – se alimentaron de sus prácticas “nacionalistas”.

Tampoco entienden a sus padres “izquierdistas”. Éstos dicen luchar contra el capitalismo pero frente a la crisis fiscal de los Estados europeos y estadounidense asumen una posición “defensista”. Quieren salvaguardar sus conquistas laborales obtenidas durante la época del “Estado de Bienestar” que fueron financiadas a costa de la explotación colonial e imperialista de otras Naciones y pueblos y, en las últimas décadas, con base en la súper-explotación de los trabajadores inmigrantes. Eso los confunde.

Esa contradicción generacional (que oculta una diferencia de clase en desarrollo) explica que en éste instante existan dos expresiones divergentes, dispares, de la protesta social frente a la crisis actual. Por un lado, la de los jóvenes “indignados” y por el otro, la de los sindicatos y la izquierda tradicional. Una es de búsqueda, la otra mira hacia atrás.

La agudización de la crisis capitalista y el empeoramiento de las condiciones de vida de la población es el fuego que alimenta la caldera de descontento social. Pensamos que ésta juventud en poco tiempo – con su propia cabeza y pies –, va a avanzar hacia la búsqueda y concreción de transformaciones radicales de nuestra sociedad.

En medio del caos y el desorden las señales que envía la vida son alentadoras. Nuevos fenómenos sociales aparecen y crean expectativas que – a su vez –, exigen lentes y miradas de nuevo tipo.



[1] Los jóvenes y estudiantes chilenos acaban de hacer una demostración de independencia frente a otros sectores sociales.

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