Una señal hacia
el futuro…
DOS BURGUESES MILLONARIOS AL RESCATE DE
LA ÉTICA
Popayán, 5 de enero
de 2016
“La oportunidad de derrotar al enemigo es proporcionada por el mismo
enemigo”
Sun Tzu
Hechos “algo” asombrosos
Dos “viejos vitales”, empresarios millonarios, “burgueses
decentes”, inician su actividad pública al frente de las alcaldías de Cali y
Bucaramanga, en donde se hicieron elegir. En sus actos de posesión realizados
en barrios populares insistieron en combinar ética con sensibilidad social. Sus
metas son de lucha contra la politiquería, clientelismo, ineficiencia y
corrupción, y, a la vez, construir equidad y justicia social. Es un hecho histórico
en Colombia que no se debe desconocer.
El antecedente más parecido fue la elección de Antanas
Mockus a la alcaldía de Bogotá en 1994. Sin embargo las diferencias son notables:
Mockus no era un empresario exitoso, era apenas un matemático y un profesor excéntrico.
No era un ejecutor sino un soñador. No tenía sentido social, era un neoliberal empedernido.
Sin embargo, hay que reconocer, dejó un precedente importante en cultura
ciudadana que hasta ahora ningún alcalde bogotano ha superado.
Lo interesante de estos alcaldes provenientes del mundo
empresarial es que no llegan con aires de “salvadores supremos”. Han insistido
en que requieren de la ayuda de todos y todas: ciudadanos y ciudadanas del
común, gremios, sindicatos, concejales, partidos políticos, niveles superiores
de gobierno, y a su edad, ambos septuagenarios, no tienen pretensiones de
convertirse en profesionales de la política. Es una gran ventaja. ¡Van a lo que
van!
Interpretar el
mensaje
Si queremos avanzar de verdad, debemos estar atentos a los
mensajes que nos envía la vida. No para convertirlos en noticias de momento ni chisme
banal. Tampoco para que sean base de un proyecto inmediatista. Esos llamados de
atención de la realidad deben ser estudiados en profundidad. Ver si hay allí fenómenos
de importancia que nos sirvan para construir un proyecto que tenga un verdadero
fondo; que sea un efectivo rompimiento con el pasado; que nos encause hacia
nuevos horizontes con consistencia, coherencia y continuidad. Solo así
trascenderemos.
Prospección hacia
el 2018
Las cartas políticas para la contienda presidencial de octubre
de 2017, ya están lanzadas y marcadas. Así lo indican los sucesos del año
anterior. La derecha-derecha se alineará con Vargas Lleras, y aunque él no lo acepte,
será el candidato de la “no-paz”. Lo más seguro es que lo respalde una alianza
entre el Centro Democrático, Cambio Radical y una parte de los conservadores.
El “santismo” querrá mantenerse en el gobierno como “administrador
de la paz” en el post-conflicto. Un candidato ungido por Santos, apoyado por el
partido de la U, liberales y los otros conservadores, será quien represente a toda
clase de politiqueros vestidos de “pacifistas”. Desearán repetir lo hecho en
2014, o sea, cooptar a la izquierda con la amenaza del “coco uribista”.
La izquierda llegará dividida entre Robledo y Petro. Eso
está visto. No habrá fórmula conocida o por conocer capaz de unirlos después de
lo ocurrido tras la derrota electoral en Bogotá. El MOIR ya atacó a Petro
de diversas formas y éste ya dijo que las alianzas con la “burguesía nacional”
eran cosas del pasado. Sus egos estarán por encima de cualquier acuerdo.
Ante la posibilidad de que Vargas Lleras logre la
presidencia de la República, Clara López, Iván Cepeda y Piedad Córdoba estarán predispuestos
a apoyar –tal vez con la conformidad de la agrupación política que creen las
FARC, ya desmovilizadas–, al candidato “santista”. Esa actitud se explicará y
justificará por la debilidad de una izquierda dividida y dispersa.
Son hechos que no requieren de sesudos análisis ni de complejos
cálculos. Una cosa conduce a la otra. Ya los liberales promueven la no-venta de
ISAGEN, no porque estén en contra de las privatizaciones sino para que Vargas
Lleras no tenga con qué financiar su campaña electoral desde la Vice-presidencia,
los ministerios y administraciones territoriales que controla. Sin embargo,
descaradamente presentan esa actitud como una “defensa de lo público”. Y hay
quienes les creen.
Una posible
alternativa para una transición democrática
La única fórmula que los demócratas podemos organizar para
derrotar a la derecha-derecha y a los “politiqueros vestidos de pacifistas” en el terreno
electoral, es
encontrar o construir un “outsider”. Un candidato que se parezca a estos dos “audaces
veteranos” que están reinventando la política y que reivindican la “lógica, la
ética y la estética” para gobernar con sentido social y eficiencia pública.
Si los demócratas, independientes, alternativos,
progresistas y de izquierda, con humildad y paciencia democrática, ayudáramos a
construir una propuesta y una candidatura de ese tipo para 2018 –ojalá sin
protagonismos hegemónicos–, seguro que hacia futuro despejaríamos el horizonte.
Si solo camináramos por un camino como ése, con unos mínimos
de honestidad, decencia, transparencia y honradez, superaríamos todo lo
anterior. Y seguro que aprenderíamos a construir mayorías transformadoras.
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