lunes, 10 de abril de 2017

IDEAS SOBRE CÓMO CONSTRUIR UN “MOVIMIENTO CIUDADANO”

Aprendiendo del movimiento indígena caucano…

IDEAS SOBRE CÓMO CONSTRUIR UN “MOVIMIENTO CIUDADANO”

Bogotá, 10 de abril de 2017

Hemos abierto en el colectivo “Ciudadanos al Poder” el debate sobre el método para construir un movimiento ciudadano que se coloque como objetivo la renovación y la dignificación de la forma de hacer política en Colombia y transformar el país en favor de las mayorías.

Con ese fin he recordado la historia de la construcción del movimiento indígena en el departamento del Cauca (Colombia) y reconstruido algunos aspectos que son importantes de tener en cuenta para nuestro proceso actual. Espero contribuir con ese objetivo.

En la década de los años 60s del siglo XX, las bases de las comunidades indígenas que habitaban la cordillera central del Cauca eran conscientes de la injusticia que sufrían y estaban inconformes. En cada vereda había una o dos personas que querían organizar a la comunidad pero en las directivas de los Cabildos de cada Resguardo habían indígenas comprados y al servicio de los terratenientes payaneses y caleños. Muchos de ellos, de tiempo atrás, eran politiqueros de los partidos liberal y conservador e impedían el desarrollo del movimiento. Eran los agentes de ellos y tenían poder económico y político.

Desde varios siglos atrás los grandes terratenientes caucanos se habían apoderado de las mejores tierras de los “altos vallecitos” muy fértiles de la región como Malvazá, Gabriel López, Guambía, Ambaló, Pitayó, Jambaló, Caldono, Paletará, Coconuco, Valle de las Papas y otros más pequeños, en donde se cultivaba trigo y ganadería de clima frío, que era el principal recurso productivo que les generaba dinero y poder a las familias aristocráticas de esa región. De resto, la mayoría de las haciendas del Cauca se basaban en una economía de subsistencia con muy poca capacidad de exportación de productos.

En esas haciendas los campesinos e indígenas estaban vinculados en calidad de aparceros y terrajeros, bajo un régimen similar al feudalismo europeo. Vivían en la pobreza absoluta, sometidos a la voluntad y caprichos del terrateniente quien contaba con el poder de la iglesia y de las familias indígenas que habían heredado las relaciones cortesanas con el “patrón” o “amo”, y que eran los encargados de perseguir y aislar a las personas que se atrevieran a alentar a sus vecinos a organizarse y a rebelarse contra ese régimen de opresión.

Ya desde la segunda década del siglo XX se había intentado la recuperación del territorio por parte de las comunidades indígenas encabezadas por Manuel Quintín Lame, pero el movimiento había sido derrotado por medios violentos (cárcel y persecución a los dirigentes), y también habían estimulado y aprovechado divisiones internas. Después, en las décadas de los años 30s y 40s, se había intentado organizar sindicatos pero esa forma organizativa no “pegó” entre los pueblos originarios quienes seguían apegados a sus Cabildos.

Es así como en la década de los años 60s, existían personas inconformes y con capacidad de liderazgo en cada vereda y resguardo pero al estar totalmente dispersos, eran débiles frente al poder de los terratenientes, los curas y los dirigentes indígenas vendidos. Y es así como para la época, el gobierno de Carlos Lleras Restrepo impulsa la creación de la Asociación Nacional de Usuarios Campesinos ANUC, como respaldo para la tibia reforma agraria que se aprobó en su gobierno. Ese movimiento se fortaleció a nivel nacional.

Hábilmente, los indígenas caucanos (Nasas, Misak o “guambianos”, Totoroes, Coconucos, Yanaconas y otros) plantearon como consigna que ellos “eran colombianos, campesinos e indígenas” y se integraron a esa lucha en forma inteligente. La estrategia fue hacer parte de la ANUC hasta 1970 cuando en la 10ª Junta Nacional de esa organización se dan cuenta que son la mayoría de las comunidades organizadas en el Cauca y, crean, entonces, en 1971, el Consejo Regional Indígena del Cauca CRIC.

A partir de allí no sólo recuperaron tierras y territorio sino su dignidad, cosmovisión y cultura, lenguas nativas, usos y costumbres, autoridades propias, y los Cabildos fueron puestos al servicio de la lucha. El movimiento es su fuerza y la lucha alimenta al movimiento.  

Pero lo importante de esa experiencia es cómo hicieron parar crear el movimiento. Siendo conscientes de que en cada vereda o resguardo existían personas interesadas en organizar la lucha, construyeron una estrategia para juntarse, agruparse, coordinarse y actuar en forma unida. Dispersos eran débiles y no tenían poder de convocatoria. Fue así como designaron líderes que por zonas (norte, centro, oriente y sur) se pusieran en esa tarea, de visitar individualmente a las personas interesadas, hacerles conocer cuáles eran los puntos principales de la Plataforma de Lucha y preparar primero –un poco clandestinamente–reuniones pequeñas de dirigentes e ir organizando grandes asambleas.

En nuestro caso “ciudadano” de la actualidad, existen condiciones parecidas a nivel nacional. Hay muchas personas inconformes tanto de gente que se retiró del Polo, de los Verdes, Progresistas, ASI o que no han tenido militancia directa, y que observan que ese grupismo y esa división no conducen a ninguna parte. Incluso, existen Colectivos en muchas ciudades tanto de jóvenes como de adultos que fácilmente pueden ser integrados a este proceso. Es decir, la gente está dispuesta en su ciudad o región pero al estar sola y aislada, no saben qué hacer ni cómo actuar. Allí es donde las redes sociales son una gran herramienta.

Lo fundamental y más importante, es ir construyendo un programa o plataforma de lucha que aglutine a muchas de esas personas y que corresponda con unas necesidades y sentimientos compartidos por millones de personas. En este caso, el objetivo es mucho más político, más amplio, luchamos por reivindicaciones generales de la sociedad y no de un sector gremial o social, aunque sus intereses quedan incluidos. Esa es la diferencia con lo ocurrido con el movimiento indígena o con movimientos que sólo aspiran a protestar y a presionar al gobierno.

Pienso, como ya lo hemos discutido por las redes con muchos amigos y amigas que en este instante cuatro temas gruesos pueden ser los motivadores de este esfuerzo:

-   Lucha contra la corrupción político-administrativa (limitarla a ese terreno porque de lo contrario nos metemos en una lucha contra el capitalismo en la cual todavía las grandes mayorías no son conscientes de qué se trata esa lucha “anti-sistema”). Esta lucha se puede concretar en lo de la Meritocracia, las Veedurías Ciudadanas “con dientes”, los puntos que se han planteado en el referendo anti-corrupción, y otras propuestas que tienen que ver con el régimen político y la contratación pública.

-    La lucha por la defensa de la naturaleza y el medio ambiente (hay muchas experiencias y bastante trabajo avanzado sobre este tema, existen colectivos y organizaciones a lo ancho y largo del país).

-     La lucha por recuperar el aparato productivo y la generación de empleo formal y digno (Este punto es muy importante para los jóvenes profesionales y emprendedores de las ciudades y para los pequeños y medianos productores del campo como cafeteros, paneleros, paperos, arroceros, fruticultores, etc., porque se trata de la industrialización y procesamiento de nuestras materias primas).

-   La lucha por una reforma estructural del sistema de salud, que debe ser más trabajado por el movimiento (acabar con las EPS y el negocio privado de la salud).

La estrategia entonces es, por un lado, impulsar con todo el ánimo y entusiasmo la agrupación de personas y colectivos interesados en este proceso, y por el otro, convocar personas capacitadas para que en conversatorios y foros nos ayuden a armar con todo detalle los puntos del Programa o Plataforma de Lucha que vayamos construyendo a medida que avanzamos.

Es importante clarificar que el “movimiento ciudadano” que aspiramos construir no se va a limitar al campo electoral, sin decir que no vayamos a participar pero la forma y la táctica deberá ser fruto de mucho estudio, análisis, debate y decisión colectiva. Lo principal es construir un verdadero movimiento que tenga presencia en barrios y veredas, localidades y corregimientos, universidades y sitios de trabajo, o sea, en todas partes y espacios.   

Insisto, este corto escrito es un aporte al debate, no es algo acabado.

E-mail: ferdorado@gmail.com / Twitter: @ferdorado
        


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