MADURO ESTÁ DESNUDO
Popayán, julio 20 de
2016
Son múltiples las señales de que
el gobierno de Nicolás Maduro vive sus últimos estertores. La avalancha de
venezolanos hacia Colombia en busca de artículos de primera necesidad es algo
similar a la huida de alemanes hacia Occidente en 1989. Que los habitantes del
país más rico en petróleo del continente sufra esa especie de humillación es de
un impacto psicológico enorme. La moral del bravo pueblo venezolano está golpeada.
Y en medio del duelo y la rabia se busca al culpable. Ahí, el Presiente Maduro
queda en la mira. “El rey está desnudo”.
Pero además, que la principal
cabeza del “chavismo duro” afirme que si la oposición se apodera del gobierno “¡Nos
alzaremos!”, es casi un reconocimiento de que la batalla en el terreno electoral
está perdida. Que lo diga la principal figura política que está detrás del Presidente,
quien es cabeza de la bancada parlamentaria y el hombre fuerte de la cúpula
chavista en el ejército, es sintomático. Muchos analistas lo ven como una “bravata”,
“una amenaza”, un gesto populista para la tribuna. Pero no, hay allí algo mucho
más diciente.
Diosdado Cabello se está hablando
así mismo. Se está dando ánimos. Está tomando una decisión pública. Ve cómo el
poder se le va de las manos y dice que no está dispuesto a entregarlo “por las
buenas”. Cree con convicción que todo lo que ocurre es fruto de la
confabulación imperial y de la oligarquía, y que el gobierno chavista no tiene
ninguna responsabilidad. Y observa que el piso se le está moviendo. Decirlo
públicamente es una forma de afirmarse.
Pero también es un mensaje para los
sectores “chavistas” más fieles, decididos y apasionados. Para los que van a
perder mucho. Para los que están convencidos de su misión y están dispuestos a
morir por ella. Para los que han acumulado poder y riqueza a la sombra de la “revolución”.
Para los que puedan estar comprometidos en delitos. Para los que han conseguido
privilegios. Para quienes el “proceso” les ha significado un cambio sustancial
en sus vidas. En fin, para sus propios partidarios.
Sin embargo, el hecho de que lo
diga en voz alta, significa que es, a la vez, una carta de negociación. Ahora
que el gobierno busca –con algo de desesperación– el diálogo con la oposición,
es una forma de decir: “¡Tómenos en serio!”, “¡No nos acorralen!”. Ahora que el
referendo revocatorio está a punto de activarse y que empiezan a expresarse críticas
internas dentro de las mismas fuerzas chavistas, la forma “normal” de buscar
una salida negociada es con este tipo de actitudes amenazantes.
Algunos estudiosos de la realidad
venezolana y de la evolución del proyecto revolucionario que lideró el
comandante Chávez anuncian un “auto-golpe” del ejército. No se prevé ese
escenario. El ejército de alguna manera gobierna a nivel central y lo hace en
muchas gobernaciones. Ellos saben lo deteriorada que está la situación. No
parece que quieran echarse encima la responsabilidad de enfrentar un alzamiento
popular. Saben que si se presenta, ya no será una simple “guarimba de derecha”.
Y no quieren traicionar el legado de Bolívar y de Chávez: “Maldito el soldado
que apunta su arma contra su pueblo”.
Por ello la frase de Diosdado
Cabello de que “nos alzaremos” es un mensaje para sí mismo, llenarse de valor y
trasmitir ese espíritu a sus seguidores. Es un intento de evitar la desbandada
dentro de sus propias filas. Pero a la vez, es una señal de que el “chavismo”
no está dispuesto a sufrir una derrota política catastrófica en el referendo
revocatorio y que la salida política concertada con la oposición ya está en
camino. Y Maduro, en la mira.
Pero sólo será una tregua hasta
2018. Hay que ver quien la aprovecha mejor.
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