miércoles, 13 de mayo de 2015

TODO A FAVOR DEL TRIUNFO DE UNA TERCERÍA EN EL CAUCA

TODO A FAVOR DEL TRIUNFO DE UNA TERCERÍA EN EL CAUCA
Bogotá, 13 de mayo de 2015
Qué buena noticia que un grupo de ciudadanos haya propuesto la necesidad de construir una “tercería” frente a los dos candidatos a la gobernación del Cauca que están en contienda. ¡Ya era hora que alguien sacara la cabeza por los caucanos!
Existen importantes factores que hacen que una tercería tenga todas las posibilidades de triunfo en ese departamento. Sobre todo, si es una “tercería” que enfrente a la politiquería tradicional, al clientelismo, el gamonalismo, la ineficiencia y la corrupción. Además, que sea construida con la participación del pueblo.
Esos factores están relacionados con nuestro inmediato pasado. En las elecciones de marzo de 2014 el pueblo caucano derrotó a las principales figuras de la “casta” política tradicional del Cauca. Los Aurelios (viejo, el nuevo no se le ha medido a una elección), los José Daríos, los Jesús Ignacios, las Esmeraldas, todos fueron derrotados en justa lid.
Ello llevó a que el senador Luis Fernando Velasco Chávez, quien posaba de ser renovador de la política liberal, se aliara con el representante John Jairo Cárdenas Morán, quien llegó a la política “de carambola” debido a la muerte intempestiva de Felipe Fabián Orozco y, de la mano de Roy Barreras, uno de los políticos “travestis” más hábiles y cínicos de los últimos tiempos en Colombia.
Ellos – Velasco Chávez y Cárdenas Morán – se pusieron al frente de una “convergencia parlamentaria” de la que hicieron parte los representantes Crisanto Pizo Mazabuel, Carlos Julio Bonilla y Oscar Ospina Quintero. ¿Qué prometían? Acabar de enterrar políticamente a esos cadáveres de gamonales que el pueblo derrotó en las elecciones parlamentarias.
Ellos, los 3 congresistas liberales, uno de la U y el otro Verde, coaligados en “convergencia”, también pretendían recoger el espíritu de Paz y “anti-uribista”, demostrado por la absoluta mayoría del pueblo caucano, que en las elecciones presidenciales de la segunda vuelta dieron un contundente mandato por la Paz y contra la violencia.
Pero sólo bastó un gesto del “mariscal” Temístocles Ortega, actual gobernador del departamento, para que la tal “convergencia” se diluyera. Velasco Chávez y los liberales se dejaron comprar con ofrecimientos pueriles. La Alcadía de Popayán para la hermana de “Chuspas”, la de El Tambo para Crisanto y la de Santander de Quilichao para Bonilla.
John Jairo Cárdenas quedó en el aire, se arrimó a un candidato a la gobernación desconocido pero “con plata y emisora”, y después volvió a hacer las paces con su “archienemigo” Aurelio Iragorri para tratar de enfrentar la coalición “titista” y disputarse el control de las regalías, que es lo que los trasnocha a todos.
El representante verde Oscar Ospina quedó a la deriva. No sabe a dónde arrimarse pero la “tercería” podría ser una buena oportunidad para hacerle ver a su electorado que tiene algo de principios y de ética política.
Y en el caso del actual gobernador, elegido por las “organizaciones sociales” con el aval de la ASI, con el apoyo de Iragorri, y por debajo de cuerda por Jesús Ignacio García, no pasa nada. Es pura retórica, ningún cambio, juega con la consigna de la Paz y le amaga a todo el mundo. Sólo trabaja para él. Sólo él.    
La “tercería” tiene todo a su favor porque:
-       Los candidatos actuales no saben ni hablar. El uno es un típico “mandadero” y el otro cree que puede mandar porque tiene “plata”.
-       El pueblo caucano ya identificó a toda la “manguala” politiquera. Los “jóvenes” renovadores no fueron capaces de enterrar a los viejos gamonales, prefirieron enterrarse con ellos.
-       La gente exige candidatos que respondan a las necesidades de las amplias mayorías, que enfrenten los graves problemas que sufre el pueblo, la amenaza de la mega-minería, los conflictos inter-étnicos y culturales, el atraso histórico, el desempleo rural y urbano, la crisis del sector agropecuario, la incapacidad para industrializar y procesar nuestras materias primas, la corrupción y la ineficiencia en el manejo de la administración pública.
Si los ciudadanos y ciudadanas que se han puesto al frente de construir esa “tercería” actúan con sabiduría y prudencia, si se apoyan en las gentes de los municipios y en la gran cantidad de jóvenes profesionales y trabajadores de Popayán, y por sobre todo, confían en la capacidad del pueblo, en las enormes energías que están contenidas en las fibras subterráneas de nuestra sociedad caucana, seguro que van a escoger una persona idónea, limpia, transparente y por sobre todo, valiente, que se ponga al frente del pueblo para derrotar plenamente a la vieja y a la nueva “casta política caucana”.
Que no forcejeen por avales, los partidos democráticos y de izquierda harán cola por darle ese aval al candidato escogido. Que no se afanen por presentar muy rápido ese candidato, ojalá lo escojan democráticamente faltando pocos días para el término de la inscripción (25 de julio), para que el “movimiento por la tercería” se desarrolle plenamente. Ojalá lo escojan de frente a la gente, en una asamblea representativa de los municipios y de las organizaciones sociales y políticas que apoyen ese esfuerzo.
Así, mostrarán otro estilo, otra dinámica, otro espíritu. No será escogido a dedo ni en reducidos conciliábulos.  Y lo principal, que durante ese tiempo (mes y medio), elaboren un programa de gobierno que recoja los anhelos de nuestro sufrido pueblo caucano.
El terreno está desbrozado. Nos lo prepararon ellos, los politiqueros caucanos. Ahora hay que sembrar sangre nueva. Adelante con esa “tercería” que promete ser otro verdadero “florazo” que le da el pueblo caucano a sus incapaces elites políticas.                    


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