domingo, 21 de mayo de 2017

EL PUEBLO NEGRO DEL PACÍFICO EN LUCHA POR SU DIGNIDAD

EL PUEBLO NEGRO DEL PACÍFICO EN LUCHA POR SU DIGNIDAD

Los pueblos del Chocó y Buenaventura realizan paros cívicos en procura de las debidas atenciones del Gobierno Nacional

Tomado de: AZABACHE

Boletín Ideo-teórico del Centro de Estudios e Investigaciones Sociales Afrocolombianas, CEISAFROCOL

Mayo de 2017

A finalizar los años de 1960, los pueblos del Chocó y el sur del pacífico colombiano tomaron la vía de la realización de paros cívicos en procura de las debidas atenciones de los diferentes gobiernos, en relación con la dotación y prestación de los servicios básicos de acueducto, alcantarillado, recolección y disposición adecuada de basuras y desechos, atención adecuada en salud y la debida cobertura educativa. Pero también con la generación de desarrollo autóctono y empleos productivos. Frente a la inconsecuencia e ineptitud de los políticos tradicionales elegidos por estos pueblos a las diferentes instancias legislativas y de manejo de la cosa pública, cooptados y corrompidos por las oligarquías nacionales, y convertidos en cuadros suyos.

Marcha de Paro Cívico en Quibdó, mayo de 2017.

Pero como dijo el gran Sofonías Yacup Carabalí en su obra “Litoral Recóndito”, en 1930: "... el Estado de miseria y de abandono en que se encuentra esa cadena de pueblos anhelantes que luchan por vivir y que a pesar de lo intenso de sus esfuerzos no logran remontar la corriente de la adversidad, de la incomprensión y las negativas sistemáticas, contra las cuales no han podido la petición respetuosa, la recla­mación enérgica ni la protesta altiva.

Y así seguirán hasta el día feliz en que la obra del progreso nacio­nal sea fruto de una gran comprensión basada en íntimo conoci­miento de las necesidades del país y de sus potencialidades económicas. Ese fausto acontecimiento habrá de aproximarse sola­mente cuando preceptos legales severos se lo impongan a legis­ladores y gobernantes."

Sin embargo, el pueblo afrocolombiano a partir de la constituyente de 1991 ha logrado una abundante legislación que ordena al Estado y a los diferentes gobiernos dar las debidas atenciones a las diferentes comunidades que componen al mismo, en aras de su reparación histórica, de su superación y su redignificación. Pero los funcionarios públicos, del Presidente de la República y los gobernadores departamentales hacia abajo, se vienen burlando de los mandatos de estas disposiciones legales y constitucionales, en muchos casos dándoles interpretaciones perversas y amañadas en aras de favorecer los intereses oligárquicos y foráneos, antes que los de las comunidades y el pueblo colombiano en general.

En agosto de 2016, el Comité Cívico del Chocó llegó a acuerdos con el Gobierno Nacional, quien se comprometió a dar solución a las siguientes peticiones, destinando los recursos financieros y logísticos correspondientes:

-La continuidad y conclusión de los trabajos de las vías que unen al Chocó con Antioquia y Risaralda, cuyos retrasos han influido en el atraso de la región, han mantenido a sus pobladores  haciendo sacrificios extraordinarios para poderse transportar y han conducido al sacrificio de decenas de vidas. Sacrificios que se han multiplicado en los últimos siete años, dejando un saldo de más de 100 personas muertas por accidentes. Las dificultades del transporte también tienen una fuerte influencia en la carestía de los productos de la canasta familiar y de otros productos de consumo masivo en la región, con lo que se hace más intensa la pobreza de las mayorías de la región.

-En materia de vías el Gobierno Nacional se comprometió al reinicio y terminación del proyecto Ánimas-Nuquí, que conecta al interior del Chocó y de Colombia con el Mar Pacífico, que cuenta con más de 60 años de iniciado. Además, la construcción y/o terminación de otras vías carreteables internas, que comunicarían a las comunidades regionales, estableciendo entre ellas relaciones de intercambio favorables para su integración y desarrollo mutuo.

Marcha del Paro Cívico de Buenaventura, mayo de 2017

 -Establecimiento y mejoramiento de los servicios públicos básicos, como acueducto, alcantarillado y energía eléctrica, en la mitad de los municipios del Chocó, que no cuentan con ellos, especialmente en Quibdó, su capital, donde las carencias, deficiencias y exagerados costos de estos, tienen efectos dramáticos en sus habitantes, afectando gravemente sus limitados ingresos y su salud. No obstante, los dos últimos gobiernos, desde las campañas presidenciales, se han mantenido engañando al pueblo chocoano con el anuncio de la muy “próxima inauguración de los más eficientes servicios públicos para la capital del Chocó”. Entre otras cosas, 11 de los 30 municipios del Chocó no cuentan con el servicio del Sistema Eléctrico Nacional, ni con acueducto ni alcantarillado.

-Resolver las carencias y deficiencias en materias de salud y educación comprometiéndose el Gobierno Nacional a salvar el Hospital San Francisco de Asís de Quibdó, único de segundo nivel en la región, y construir otros hospitales públicos más. Dado que tomando como pretexto la corrupción de algunos funcionarios y administradores de la cosa pública de la región, la cual se incrementó con la presencia del narcoparamilitarismo en ellas, a quienes había que estarle entregando cada día un porcentaje más elevado de los recursos transferidos, por parte del Gobierno Nacional se intervino estos dos frentes, entregándole su manejo a personas foráneas, que en el caso del Chocó las han manejado como si fuera su negocio personal, algunas de ellas resultaron con oscuros antecedentes, tan corruptas como quienes estaban reemplazando, escasas de idoneidad y también comprometidas con el paramilitarismo. Y a pesar que los gobiernos de Uribe y de Santos incrementaron hasta en más de tres veces los recursos transferidos mensualmente a los interventores, la salud y la educación no mejoraron en nada, al contrario la crisis se agudizó, y como han denunciado organizaciones sociales y personalidades de la región, después de más de diez años de intervención de la salud del Chocó por parte de esos gobiernos, la deuda pasó de $19.000 millones a $35.000 millones, y ni ellos ni la SUPERSALUD dan explicación alguna sobre lo que ha pasado con tantos recursos transferidos y sobre el por qué de semejante deuda.

Con respecto al pueblo de Buenaventura, además de traer las mismas reivindicaciones del pueblo chocoano en materias de servicios públicos básicos, salud y educación, desde hace más de medio siglo. Su situación de pobreza y violencia se agudiza a partir de la aplicación del paquete neoliberal, en cumplimiento de órdenes dadas desde los centros de poder capitalista mundial influenciados por el Club Bilderberg, empezando  con la famosa “apertura económica”, los Tratados de Libre Comercio, TLC, y la privatización del  Terminal Marítimo, desde finales de los años de 1980, iniciados por el Presidente Cesar Gaviria Trujillo y continuados con mayor fuerza por Álvaro Uribe Vélez. A partir de ese momento se inicia un proceso violento de expulsión de la mano de obra nativa del Terminal Marítimo y su sustitución por personal foráneo, y de los territorios de bajamar donde los pobladores tenían sus humildes viviendas, todo lo cual fue acompañado de prácticas racistas y de discriminación racial, y feminicidios.

Para consolidar su poder,  iniciando los años de 1.990 los nuevos dueños del Terminal Marítimo, que hoy son doce familias capitalistas y oligárquicas, algunas de las cuales representan capitales extranjeros, importaron a los narcoparamilitares desde Antioquia, quienes inician una racha de asesinatos grupales y selectivos, y desapariciones, con el evidente objetivo de doblegar la resistencia a la privatización y de obligar a las familias nativas a huir para apropiarse de sus territorios actos para la construcción de obras de infraestructura destinadas a la actividad portuaria de importación y exportación de mercancías.

Los asesinatos los inician los narcoparamilitares y “Escuadrones de la Muerte” contra los dirigentes de organizaciones sociales que reivindicaban los derechos de los nativos, especialmente pagos justos para la mano de obra y un espacio en el terminal para sus empresas de economía solidaria de servicios portuarios, que habían venido construyendo desde más de 20 años atrás; e inversión de mínimo el 20% de las utilidades generadas por el Terminal Marítimo en el desarrollo de la región y en especial, de un frente productivo y generador de nuevas alternativas de empleo para las gentes de la misma, a través de sus organizaciones de economía solidaria. Pues no se concibe que el Terminal esté generando cerca de 10.000 millones de pesos de utilidades mensuales y no se invierta nada en el desarrollo y bienestar de la región donde se encuentra localizado, y teniendo en cuenta que ha sido construido con el sacrificio de las gentes de la misma.

No era raro que entre los años de 1980 y comienzos del 2.000, amanecieran por las calles aledañas al terminal más de una decena de cadáveres de miembros y activistas de los sindicatos y cooperativas de trabajadores portuarios adicionales o supernumerarios, asesinados. Fue por esas fechas que desaparecieron a Eulides Blandón, “Kunta Kinte”, y a otros dirigentes populares; y todos estos crímenes han quedado en la impunidad.

Ya se sabe que el paramilitarismo en Colombia desde su nacimiento ha actuado con el beneplácito de autoridades gubernamentales y en contubernio con la fuerza pública. A Buenaventura llegaron los narcoparacos no solo a prestar sus macabros servicios a los nuevos dueños del Terminal Marítimo, sino también a los grandes comerciantes y a los carteles del narcotráfico. De allí que las gentes del pacífico lo que están manifestando en estos momentos es que ya se hastiaron de tantos engaño y falsedad gubernamentales, atropellos, despojos, superexplotación de su mano de obra, crímenes, discriminaciones, injusticias y ultrajes a su dignidad.

Lo sorprendente es que el Presidente Santos, lejos de ponerle la cara a los graves problemas que está viviendo la sociedad colombiana, viaja a Estados Unidos para concertar acciones injerencistas contra la hermana República de Venezuela y a favor de la oposición oligárquica, violenta y golpista de ese país. Actitud condenable desde todo punto de vista.

Es inaceptable que de parte de voceros del Gobierno Nacional se tome a la corrupción de algunos funcionarios públicos de la región como pretexto para negar las debidas inversiones en la misma y justificar su estado de atraso. Pues la corrupción es un fenómeno nacional e impulsado desde las oligarquías nacionales. Quienes roban en las regiones generalmente no roban para ellos solos sino para partir con dirigentes nacionales y regionales, por ello los cubren con el manto de la impunidad. Este fenómeno se tiene que atenuar y extinguir con el debido cumplimiento de sus funciones constitucionales y legales de los organismos de control y vigilancia, y las instancias judiciales, tal como se hace en otras partes del mundo.

Frente a los incumplimientos y los engaños del Gobierno Nacional, tanto el Comité Cívico del Chocó como el Comité Cívico de Buenaventura, convocaron una vez más a sus respectivos pueblos a una jornadas de Paro Cívico, pero hasta la fecha desde la parte gubernamental  no se ofrecen las soluciones pertinentes y al contrario, se ha respondido con la represión de la fuerza pública contra los pacíficos manifestantes. Por lo tanto, todos estamos en el deber de participar activamente con nuestro apoyo a estas nuevas jornadas históricas de lucha por la redención y la dignidad de nuestros pueblos, al tiempo que se rechacen las acciones represivas y violentas contra los pueblos del Chocó y Buenaventura.

VIVAN LOS JUSTOS PAROS CÍVICOS DEL CHOCÓ Y DE BUENAVENTURA.


RECHAZO ROTUNDO A LA REPRESIÓN GUBERNAMENTAL CONTRA NUESTROS HERMANOS DE BUENAVENTURA Y EL CHOCÓ. 

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