lunes, 27 de abril de 2020

Pandemia Covid-19: el paraíso de los conspiranoicos

Pandemia Covid-19: el paraíso de los conspiranoicos

Por Jorge Senior

Hay gente muriendo, sufriendo, pero aún hay irresponsables que siguen difundiendo estupideces conspiranoicas. Ni siquiera el dolor humano los llama a una reflexión ponderada y lo peor es que no se dan cuenta del daño que causan.

¿Qué tipo de psiquis alienta este comportamiento irracional?

Casi siempre son gente que gusta de posar de astutos que se pillan lo que nadie más. Unos se las pican de intelectuales con sesudas "reflexiones", nunca basadas en datos o evidencias, ni en conocimiento firme ni siquiera en sentido común. Otros se las tiran de antigobiernistas, posan de rebeldes y tal, pero son pura bulla de la boca para afuera. En realidad son crédulos, ingenuos, mentes simples como de terraplanistas. Son la expresión más patética del sesgo de confirmación. Pero el caso más irónico es el de los que creen ejercer el "pensamiento crítico", que para ellos consiste en estar siempre en contra de cualquier cosa "oficial", del "sistema" (en el cual viven) o del estado, sea el país que sea.

El pensamiento crítico es lo contrario al pensamiento conspiranoico, pues éste es acrítico, ya que traga entero de memes y youtubers o de cualquier opinador individidual que ratifique sus prejuicios y se basa en la ignorancia y la pereza mental de no someterse al estudio serio. En cambio el pensamiento crítico se basa en hechos, datos, evidencias, múltiples fuentes referenciadas, conocimiento científico firme, instituciones y organizaciones de investigación con trayectoria y prestigio (pues tienen realizaciones que mostrar). El pensamiento crítico consiste en el entrenamiento mental para detectar las falacias (lógicas y materiales) y los sesgos psicológicos, en otros y en uno mismo.

Una de las peores fallas del modo de pensar conspiranoico es el desconocimiento de la psicología del engaño, sus límites y posibilidades reales. Por eso pueden inventar en un segundo, sin la mínima crítica racional, conspiraciones de miles de personas o de entes abstractos indefinidos (corporaciones, élites, "el sistema", "el capital", sociedades secretas, etc). Y no se toman el mínimo trabajo de poner a prueba su hipótesis, simplemente viven en una permanente conversación de cafetería, una tertulia de habladores de mierda.

Las redes sociales se han vuelto, con sus cámaras de eco, sus burbujas de afines, en reproductores y difusores de todo tipo de desinformación y fake news. Uno de los factores que coadyuva a este fenómeno son las estrellas o luminarias de algún tipo de farándula artística, política, deportiva, académica, etc, que les encanta el protagonismo o que han hecho de la provocación su modus vivendi, viejo truco para llamar la atención y ser noticia. Y hay medios que comen de eso, porque vende y así se reproduce ese círculo vicioso.

Tomado de su perfil de Facebook: https://www.facebook.com/jorgesenior?__cft__[0]=AZUqRBUDWoRDdMmIYGlGw0wOrCgXyqZ8rl76sYwpQm3jIkJmgpvFtVCTbiSPHY8F2ULFSgEP7tBuYw6wUg_ZBdi55RA7IySo-Yw7gnmYXZwvYBub3Uxq7fem7_LrZt4ylbw&__tn__=-UC%2CP-R

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