Pandemia Covid-19: el paraíso de los
conspiranoicos
Por Jorge Senior
Hay gente muriendo, sufriendo,
pero aún hay irresponsables que siguen difundiendo estupideces conspiranoicas.
Ni siquiera el dolor humano los llama a una reflexión ponderada y lo peor es
que no se dan cuenta del daño que causan.
¿Qué tipo de psiquis alienta este
comportamiento irracional?
Casi siempre son gente que gusta
de posar de astutos que se pillan lo que nadie más. Unos se las pican de
intelectuales con sesudas "reflexiones", nunca basadas en datos o
evidencias, ni en conocimiento firme ni siquiera en sentido común. Otros se las
tiran de antigobiernistas, posan de rebeldes y tal, pero son pura bulla de la
boca para afuera. En realidad son crédulos, ingenuos, mentes simples como de
terraplanistas. Son la expresión más patética del sesgo de confirmación. Pero
el caso más irónico es el de los que creen ejercer el "pensamiento
crítico", que para ellos consiste en estar siempre en contra de cualquier
cosa "oficial", del "sistema" (en el cual viven) o del
estado, sea el país que sea.
El pensamiento crítico es lo
contrario al pensamiento conspiranoico, pues éste es acrítico, ya que traga
entero de memes y youtubers o de cualquier opinador individidual que ratifique
sus prejuicios y se basa en la ignorancia y la pereza mental de no someterse al
estudio serio. En cambio el pensamiento crítico se basa en hechos, datos,
evidencias, múltiples fuentes referenciadas, conocimiento científico firme,
instituciones y organizaciones de investigación con trayectoria y prestigio
(pues tienen realizaciones que mostrar). El pensamiento crítico consiste en el
entrenamiento mental para detectar las falacias (lógicas y materiales) y los
sesgos psicológicos, en otros y en uno mismo.
Una de las peores fallas del modo
de pensar conspiranoico es el desconocimiento de la psicología del engaño, sus
límites y posibilidades reales. Por eso pueden inventar en un segundo, sin la
mínima crítica racional, conspiraciones de miles de personas o de entes
abstractos indefinidos (corporaciones, élites, "el sistema", "el
capital", sociedades secretas, etc). Y no se toman el mínimo trabajo de
poner a prueba su hipótesis, simplemente viven en una permanente conversación
de cafetería, una tertulia de habladores de mierda.
Las redes sociales se han vuelto,
con sus cámaras de eco, sus burbujas de afines, en reproductores y difusores de
todo tipo de desinformación y fake news. Uno de los factores que coadyuva a
este fenómeno son las estrellas o luminarias de algún tipo de farándula
artística, política, deportiva, académica, etc, que les encanta el protagonismo
o que han hecho de la provocación su modus vivendi, viejo truco para llamar la
atención y ser noticia. Y hay medios que comen de eso, porque vende y así se
reproduce ese círculo vicioso.
Tomado de su perfil de Facebook: https://www.facebook.com/jorgesenior?__cft__[0]=AZUqRBUDWoRDdMmIYGlGw0wOrCgXyqZ8rl76sYwpQm3jIkJmgpvFtVCTbiSPHY8F2ULFSgEP7tBuYw6wUg_ZBdi55RA7IySo-Yw7gnmYXZwvYBub3Uxq7fem7_LrZt4ylbw&__tn__=-UC%2CP-R
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