Bolsonaro o la sorpresa de no haberlo visto venir…
FRONTERAS Y EMERGENCIAS EN MEDIO DEL CAOS
Popayán, 31 de
octubre de 2018
“Hay un caos absoluto bajo los cielos; la situación es excelente”.
Mao Zedong
La elección de Bolsonaro en Brasil y de Trump hace dos (2)
años, ha sido una verdadera sorpresa para la mayoría de analistas de los
fenómenos sociales, políticos y culturales, tanto de derechas como de
izquierdas. Su aparición ha causado asombro y desconcierto. Dice Boaventura de
Souza Santos sobre Brasil que “todo se transformó rápidamente como si fuera un
péndulo y las fuerzas antidemocráticas tomaron el liderazgo”[1].
Las cosas no cuadran. Al contrario, confrontan muchas de las
verdades construidas por las ciencias sociales y por los partidos y movimientos
políticos que fueron derrotados por este tipo de personajes que parecen haber
salido de un “comic” y saltado mágicamente a la vida real, destruyendo todos
los cálculos y proyecciones políticas.
La confusión la sienten dirigentes republicanos y demócratas
de USA defensores de la globalización neoliberal; pero también, los políticos
progresistas y de izquierdas latinoamericanas que no se explican cómo y cuándo
se “institucionalizaron” (o conservatizaron) a los ojos de muchos de los votantes que los apoyaron
en el pasado. Es un verdadero despertar.
En realidad no es fácil entender estos fenómenos si no hemos
construido de antemano algunas herramientas conceptuales para realizar un
análisis crítico. Las “ciencias de la complejidad” que están en desarrollo
pueden ayudar. Intentaremos aplicar algunos de sus aportes especialmente en el
campo de las “emergencias” y “fronteras” que es desde donde surge la
creatividad –lo nuevo y la ruptura– en momentos de “caos” y desorden.
El inventario del
“falso orden”
- Nos sorprende que en EE.UU., Europa y América Latina se
fortalezcan liderazgos autoritarios cuando poco hemos cuestionado las prácticas
antidemocráticas de los gobiernos de Rusia, China, Irán, Corea del Norte u
otros de nuestras vecindades.
- Se rechaza el auge de “nacionalismos populistas” como el
de Trump o Bolsonaro pero aceptamos o desconocemos que Putín revivió a la “Madre
Rusia” de los zares rusos y a la iglesia cristiana ortodoxa o que Xi Jinping ha
rehabilitado a los emperadores, sus dinastías y la idea de la “Gran Nación
China”.
- Nos aterra que las dictaduras en ciernes de Trump y
Bolsonaro recorten los derechos civiles y políticos conquistados por las luchas
democráticas de nuestros pueblos pero cerramos los ojos frente a regímenes dictatoriales
de esos países por el solo hecho de que rivalizan con el imperio estadounidense
y europeo.
- Nos pasma que surjan proyectos políticos de “derechas” que
parecen enfrentar las consecuencias económicas, sociales y culturales de la
globalización neoliberal creyendo que esa lucha es un patrimonio exclusivo de
las formaciones progresistas o de izquierda, pero sin reconocer que nosotros mismos
no pudimos (o no quisimos) afrontar la lucha contra las causas profundas de ese
modelo de desarrollo capitalista.
Y podríamos continuar la lista refiriéndonos a temas como el
ambiental, de género (patriarcal), el tratamiento discriminatorio a las minorías étnicas, la restricción y
el control de la información, etc., en donde juzgamos con diferente rasero a
los gobiernos de países que consideramos “amigos” o posibles “aliados” frente a
aquellos que consideramos nuestros enemigos.
Algo falla en nuestros enfoques. Si seguimos pensando solo en
términos de “clase” (económicos) o de “imperio” (geopolíticos) no encontraremos
respuestas. Además, la lucha por construir democracia la reducimos a participar
en la gestión del “Estado heredado” (poder institucional) mientras las fuerzas reaccionarias
de la tradición crematística y patriarcal, construyen su poder (bancos, negocios,
feligresías, etc.) en contacto diario y directo con gentes de diversos niveles
sociales y culturales.
Fronteras y
emergencias
Lo que parece estar ocurriendo es que las antiguas fronteras ya no
existen o cada día son más absurdas e invisibles. Por ello, aparecen los Trump y
Bolsonaros que se proponen reconstruirlas o revivirlas. Su transitorio y relativo éxito que se
basa en el miedo y el castigo divino solo es una manifestación más del desorden
global que ha acrecentado la economía crematística en su fase capitalista. Las
fronteras caen y su caída genera ruido.
Las fronteras entre sur y norte; occidente y oriente; arriba
y abajo; ricos y pobres; capitalismo y socialismo; derechas e izquierdas; mujeres
y hombres; hetero y homosexuales; negros, indios, mestizos y blancos; verdadero
y falso; real y virtual; teoría y práctica; virtud y pecado; y otras, que aunque
formalmente existen en la mente de la gente y en las normas sociales, no pueden
contener lo que en forma creciente se mueve, agita, revuelve, junta y unifica.
Es un proceso que se ha acelerado en forma creciente e
increíble gracias al desarrollo de las actuales fuerzas productivas
(transporte, comercio, tecnología, comunicación, producción, cultura). La
movilidad y contacto entre las personas ha seguido al intercambio global de mercancías. Nos
movemos por trabajo, turismo, sobrevivencia (migración, refugio, asilo) y en
medio de ese flujo interactuamos, nos conocemos e integramos.
Quienes están atados física o mentalmente a un lugar o
territorio, una tradición, un valor o un esquema mental, este nuevo mundo –global
y desordenadamente interconectado– que les ofrece provocativamente nuevas
sensaciones y placeres pero, a la vez, les niega de una u otra manera esas
delicias y goces (por extraño, diferente, prohibido, pecaminoso, inalcanzable, etc.),
son fácilmente manipulables por quienes aparecen defendiendo lo “propio”
(nacional, étnico, familiar, tradicional, religioso, etc.).
Claro, es un proceso incipiente pero creciente que por lo
visto en muy pocas décadas, será inevitable, así sea en medio del caos y de la
resistencia. La globalización neoliberal aceleró el proceso de “mundialización”
que el ser humano inició desde tiempos inmemoriales, explayándose en todas las
latitudes del planeta para hoy volver a encontrarse aunque portando las
particularidades construidas durante cientos de milenios.
¿Qué es lo emergente ahora? Marx en el siglo XIX alentó a
los proletarios del mundo entero a unirse y apropiarse de su futuro; los
socialistas del siglo XX lo intentaron poniéndose al frente de la Nación; los
neo-liberales crearon después de 1970-80 una dinámica y una burguesía financiera global que lo revolcó
todo-todito; y ahora, los proto y neo “nacionalistas” intentan volver sobre el pasado.
¿Qué será lo emergente? ¿Quiénes son los que empujan hacia adelante?
Solo una gran hecatombe nos regresaría a la “prehistoria”…
hay quienes desde vertientes ideológicas aparentemente contrarias la desean: el
apocalipsis punitivo y purificador. Después de él, solo quedarán los “puros de
corazón”.
Email: ferdorado@gmail.com
/ Twitter: @ferdorado
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