Joven colombiano con un letrero en la posesión de Gustavo Petro |
Petro y Francia: formas
moderadas y coherencia transformadora
Popayán, 10 de agosto
de 2022
“Solo habrá un
futuro si equilibramos nuestras vidas y la economía de todo el mundo con la
naturaleza”.
Gustavo Petro,
presidente de Colombia
Se me ha pedido comentar el discurso
de Gustavo Petro en su posesión del 7 de agosto en la plaza de Bolívar
frente a más de 100 mil personas, los invitados nacionales e internacionales, los
integrantes del nuevo Congreso y millones de personas que lo observaron por
televisión. Pienso que es necesario analizar el conjunto del evento, el
contenido de sus palabras, la simbología del suceso, para avizorar el rumbo de su
gobierno y de nuestra sociedad.
Observo bastante concordancia entre
el contenido del discurso con el simbolismo expresado en la Plaza de Bolívar. Fue
una pieza de oratoria emotiva, moderada y tranquila; de reivindicación de la lucha
popular; de llamado a la unidad y a la paz; coherente con su pasado y con la
historia de este país; solidaria y justa con los sectores más humildes y
excluidos; latinoamericanista y ambientalista; y de gran visión estratégica
hacia el futuro.
Cada uno de esos aspectos se plasmó
en el evento mismo. La presencia de miles de personas que llegaron de
diferentes regiones trasmitía fuerza y fiesta popular, diversidad social y
étnica, rebeldía femenina y juvenil, y expresión de que el triunfo electoral y
la misma posesión presidencial de Petro y Francia, son una continuidad del “estallido
social” con toda su carga de movilización y protesta, de creatividad y arte, y
de inconformidad y esperanza.
Y por otro lado, el escenario mismo
(plaza y capitolio), la ceremonia formal (desfiles, bandas e himnos), el protocolo
reglamentario (discursos, juramentos, presentación de dignidades acompañantes e
invitadas), el incidente de la espada de Bolívar y demás formas propias de un
evento de ese carácter, muestran la existencia y continuidad de un Estado
colonial y de una “república cortesana”. Y frente a esa vieja y caduca estructura
estatal irrumpe “desde abajo” una democracia que se alimenta de rebeldía e
irreverencia popular.
La ausencia de los presidentes de
Cuba, Nicaragua y Venezuela fue compensada con la no presencia de Biden. En ese
equilibrio estratégico estaban fuera de lugar el rey Felipe VI de España y el
presidente Lasso de Ecuador que fueron abucheados por la multitud. No obstante,
Petro sabe que el momento geopolítico es diferente al de hace varios años y que
para unir a la nación y a Latinoamérica se requiere del “no alineamiento” y de mucha
prudencia.
Podemos decir que la actitud y el
discurso de Petro son fruto del aprendizaje que han hecho las izquierdas y
progresismos latinoamericanos. Han aprendido con creces que una cosa es el entusiasmo
revolucionario, los sueños insurreccionales y las buenas intenciones, y otra,
muy diferente, enfrentar el poder apabullante del gran capital que no solo se
manifiesta en la acción de los Estados imperiales sino también en la fuerza rutinaria
del poder financiero.
Petro hace un llamado urgente a
construir la unidad de América Latina. Es el eje de su visión estratégica. A
partir de ese bloque regional se propone incidir a nivel global para enfrentar
la crisis ambiental y la llamada “guerra contra las drogas”. Son tareas absolutamente
relacionadas que afectan de manera directa la vida de los colombianos y de la
humanidad en general. Y así, deja ver que todas sus acciones están calculadas
para impulsar ese propósito.
Podemos afirmar que la organización
del evento, las formas diversas allí motivadas y expresadas, el carácter de los
invitados, el tono y el contenido de su decálogo
para el país, y los diversos nombramientos de ministros y altos cargos, se
corresponden con esa estrategia. Tratará de avanzar con tacto y con mucho
cálculo para sumar y no restar. Sabe que la tarea de industrializar y, a la vez,
cambiar el modelo económico y energético de Colombia, solo será realidad en el marco
de ese bloque regional que es garantía de efectiva soberanía.
No es casual entonces el
nombramiento de César Ferrari en la dirección de Planeación Nacional. Su visión
está plasmada en este excelente
artículo que envía señales contundentes sobre las pretensiones que se ha
planteado Petro y que expresó en la entrevista con Gabriel Boric al otro día de
la posesión: la necesidad de la integración a todo nivel de América Latina, de
contar con una moneda y un mercado común, y de impulsar una tributación
progresiva para financiar la innovación tecnológica e industrial de nuestros
países.
Petro una vez posesionado ha
enviado mensajes contundentes a sus colaboradores y al pueblo colombiano. Llama
a los nuevos funcionarios ser responsables, austeros, conectados con la
realidad, a
no dejarse “deslumbrar del poder”, a producir resultados concretos, a ir
despacio y con buena letra. Francia Márquez, con su gira previa a la posesión
se encontró con Lula, Evo, Cristina y otras personalidades de Sudamérica y seguramente
trasmitió esa visión.
Las “nuevas izquierdas” y los “nuevos
progresismos” de Colombia y América Latina puede que tengan formas y maneras
moderadas pero después de duros aprendizajes saben que nuestras sociedades con
sus procesos productivos atrasados, sus economías dependientes, sus rezagos coloniales
y de repúblicas cortesanas, necesitan de esfuerzos sostenidos y consistentes para
lograr transformaciones estructurales.
Y por ello, se distancian de los discursos
retóricos y de los afanes poco estratégicos (“antimperialistas”, “anticapitalistas”)
que nos han dividido y nos han llevado a escenarios de enfrentamiento desigual
y a derrotas inevitables. Y todo indica que nuestro pueblo -después de haber
soportado una guerra instrumentalizada por el imperio estadounidense por más de
60 años- tiene la suficiente paciencia y capacidad de lucha para empujar “desde
abajo” en la misma dirección. Con tolerancia y prudencia pero con voluntad y
disciplina indestructible.
Pienso que a lo que se le denomina "incidente de la espada" tiene un valor más que simbólico, un contenido político; la espada libertaria que representa el poder del pueblo en su resistencia y defensa de la libertad; el mismo poder que resaltó el Presidente Petro en su discurso cuando expresa que ha recibido un mandato popular del pueblo quien es quien realmente tiene el poder; fundamental para repensar la política. Gracias Fernando por el análisis que contribuye a la madurez de una conciencia colectiva correspondiente a la evolución de nuestro pueblo Latinoamericano.
ResponderEliminarGracias a usted por el comentario. Saludos
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