Petro con las organizaciones populares |
El pueblo se moviliza y
“presiona” a Petro
Popayán,
29 de agosto de 2022
Durante estas tres
(3) primeras semanas del gobierno de Gustavo Petro se ha presentado una oleada
de movilizaciones y protestas locales.
Los indígenas en
Cauca (Nasas y Misak) se movilizaron por tierras y para hacer cumplir acuerdos
con el gobierno anterior. En el Valle y en Risaralda indígenas Emberá
bloquearon la carretera a Buenaventura y Quibdó, respectivamente. Comunidades
vecinas de Choachí, Ubaté, El Guavio, Santa María y otros municipios de
Cundinamarca y Boyacá lo hacen por el abandono de las carreteras terciarias. En
Antioquia también protestan mineros artesanales y otros sectores. Igualmente,
las comunidades vecinas del Canal del Dique en Atlántico y Bolívar presionan
para incidir en las condiciones del contrato multimillonario que se va a
adjudicar.
Pareciera que
algunos gobiernos locales y regionales no reaccionan para resolver dichos
problemas acumulados en el tiempo y utilizan tal fenómeno para presionar al gobierno
nacional.
Es clave la
reacción del gobierno. Petro ha llamado a fortalecer la organización popular; y
la ministra de Agricultura convoca a respetar la Constitución y a utilizar la
legalidad, y no “invadir tierras”.
En otros países
vecinos algunos gobiernos progresistas y de izquierda han cometido graves
errores en esa materia. No han sabido combinar la lucha “por arriba” y la
fuerza “desde abajo”.
- El presidente Evo
en Bolivia reprimió al pueblo por defender el TIPNIS[1] y por la protesta contra
la subida del precio de la gasolina (“gasolinazo”).
- En Ecuador el
presidente Correa se enfrentó con los pueblos indígenas y apresó injustamente a
líderes por oponerse al extractivismo depredador (minería y exploración
petrolera).
- Dilma Rousseff en
Brasil reprimió las protestas juveniles y la oposición a la forma como se
manejaron diversos temas relacionados con la realización de los Juegos
Olímpicos y el Mundial de Fútbol.
Muchos más
gobiernos progresistas y de izquierda no han sabido manejar este problema.
Es claro que las “derechas”
pueden utilizar la movilización popular para desestabilizar a un gobierno que
inicia su administración dado que las necesidades apremian y la gente tiene
expectativas muy altas y, a veces, desproporcionadas.
Frente a esa
situación es donde un gobierno de cambio debe demostrar su naturaleza
democrática y su mirada de mediano y largo plazo.
“Ir despacio, sin
afanes y sin aventuras” no significa desmovilizar al pueblo.
Al contrario, hay
que fortalecer la organización y la movilización popular, y orientarla para que
se concentre en los aspectos que sirven a un verdadero cambio: transformación
del aparato productivo, paz integral o “total” y democracia a todo nivel.
Los gobiernos del
cambio no deben reprimir al pueblo. No obstante, todos debemos comprender que
todavía no se ha accedido al “Poder” y que las fuerzas populares solo han
llegado a través de Petro y Francia a ocupar “una parte” del gobierno. Se
requiere acumular mucha más fuerza organizada, consciente y transformadora.
En el caso del
Norte del Cauca la presión que desarrollan los Nasas sobre las tierras
dedicadas al cultivo de la caña de azúcar está obligando a las comunidades
negras -que fueron quienes “domesticaron” ese territorio- a identificar sus
intereses frente a la pretensión indígena y al poder de los ingenios azucareros.
Muchos temas y
conceptos se conjugan en ese conflicto. Propiedad y función de la tierra,
producción y medio ambiente, interculturalidad y ancestralidad, reconstrucción
histórica y memoria colectiva, etc. El programa político del Pacto Histórico
cuenta con las herramientas para contribuir a juntar voluntades y a unificar
diversos sectores sociales para avanzar por nuevos caminos.
Diálogo y más democracia es la fórmula.
[1]
TIPNIS: Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro Sécure.
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