Triunfó el agua sobre el oro…
EL MENSAJE Y MANDATO DE CAJAMARCA (TOLIMA-COLOMBIA)
Bogotá, 27 de marzo
de 2017
La herramienta para derrotar a
las castas corruptas colombianas (“santistas”, “uribistas” y “vargas-lleristas”)
y a sus adláteres y servidores cooptados, finalmente fue diseñada con la ayuda
de la dinámica social y popular. Es un aprendizaje de enorme trascendencia.
El triunfo del pueblo de
Cajamarca (Tolima) ha sido determinante en esa tarea. La preminencia del agua
sobre el oro; del NO a la minería sobre el SI al proyecto de La Colosa (Anglo Gold
Ashanti); de la coherencia popular sobre las falsas promesas de desarrollo; de la
conciencia ambiental de habitantes rurales y urbanos de ese municipio sobre el
interés particular de las grandes transnacionales; de la dignidad de un pueblo sobre
la inmoralidad del gobierno central encabezado por Santos y el ministro de Minas;
del sentido común por defender su territorio frente al interés de despojo del
gran capital; ha enviado un mensaje concluyente y un mandato perentorio a las
fuerzas democráticas colombianas.
El mandato es construir una “Amplia
Coalición Ciudadana Anti-corrupción”, independiente de los partidos políticos
pero sin rechazar a nadie, profundamente democrática en su composición. Pero,
además, comprometida totalmente con tres elementos que estuvieron en el centro
de esa gesta histórica que se desarrolló a lo largo de los últimos 8 años de
resistencia, que se concretó con la consulta popular y un triunfo contundente: 1.
Lucha contra la corrupción, tanto local como global (nacional e internacional);
2. Defensa irrestricta de los recursos naturales (bosques, selvas, agua y
biodiversidad) frente a la depredación extractivista; y, 3. Recuperación y fortalecimiento
de la producción (industria, agricultura, artesanía, turismo, etc.) para garantizar
empleo digno y bienestar para las mayorías.
“Amplia”, porque debe convocar a
todos los sectores y personas, más allá de diferencias de clase, etnia, género,
cultura, religión o partido político. “Coalición”, porque debe convocar y
juntar a diversas organizaciones políticas y sociales sobre la base de construir
un programa incluyente y transformador que entusiasme a las grandes mayorías de
nuestra nación.
“Ciudadana” porque esa figura
política fue una conquista de los trabajadores y del pueblo plebeyo parisino
durante la Revolución Francesa. Se usó para oponerla a las categorías de reyes,
nobles, clericales, señores feudales, burgueses y otras castas (cortesanas) que
justificaban la desigualdad y la discriminación en esos tiempos. Después, esa
categoría fue asimilada por la democracia burguesa y completamente
desnaturalizada. Hoy, frente a la ofensiva del gran capital financiero, al
desconocimiento y negación de su propia legalidad y frente a la precarización
de la vida del 99% de la población, esa condición política puede y debe ser
aprovechada por los plebeyos del siglo XXI para construir nuevas formas de
democracia. Y efectivamente, está sirviendo para movilizar a millones de
personas.
“Anti-corrupción”, porque es uno
de los problemas que azotan a los pueblos, a las sociedades y a los Estados del
mundo actual. Corroe especialmente a las castas dominantes. Hoy es un cáncer
que ha hecho metástasis en Colombia. Sabemos que “la corrupción es el sistema”
pero, debemos ir por partes derrotando la corrupción político-administrativa para
acumular fuerza con base en triunfos y gestas que tenemos a la mano. En
Colombia se ha hecho evidente la corrupción de “los de arriba”, de empresarios
y grandes políticos. Hace 8 años Antanas Mockus aprovechó ese fenómeno para
desencadenar la “ola verde” pero no fue capaz de enfrentar la corrupción de los
poderosos por temor a que se liberara una rebelión de “los de abajo”. Sin
embargo, la situación actual es muy diferente.
La indignación actual es mayor,
masiva y evidente. Están empezando a expresarse los acumulados de las luchas
que nuestro pueblo ha desarrollado desde 2008 (paro de los corteros de caña,
mingas indígenas, paros agrarios, campesinos, mineros y de camioneros, movilizaciones
estudiantiles, resistencias a mega-proyectos mineros y energéticos, innumerables
protestas contra los deficientes servicios de salud y educación, rechazo general
a la privatización de los servicios públicos) pero, ahora, la herramienta es la
consulta popular, el voto consciente y libre, la acción pacífica y ciudadana,
el rescate y la construcción de nuevas democracias. Se empieza a avizorar y a
vivir una nueva ola democrática que esta vez va a ser “multicolor” y
absolutamente creativa y revolucionaria.
La gesta histórica de Cajamarca,
además de ser un triunfo del pueblo tolimense, colombiano, latinoamericano y de
la humanidad, ha enviado un mensaje muy claro a todos los demócratas de nuestro
país. Hay que aprender de esa importante experiencia.
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