MENSAJE A TODOS LOS AMIGOS “MOSQUERISTAS”
Popayán, 25 de septiembre
de 2016
"El valor es hálito vital en todas las empresas desbrozadoras del
progreso humano"
Francisco “Pacho”
Mosquera
La tremenda tragedia de las FARC
es que desde hace un buen rato han vivido con una mentira. Terminaron siendo
una policía rural y un ejército de ocupación, y se habían convertido en los
vigilantes de un nuevo proceso de acumulación de capital en las zonas de
colonización (economía de narcotráfico). Sólo que su propia dinámica (inercia),
su discurso y “fe”, les impedían ver esa realidad.
Los comandantes que se fueron
para el exterior por efecto de la ofensiva uribista, desde la distancia, se
dieron cuenta que las FARC ya no respondían a sus objetivos e ideales, que se
habían convertido –con el tiempo– en una maquinaria armada al servicio de una
nueva “burguesía emergente” y entonces decidieron, en acuerdo con esa burguesía
que necesitaba legalizar sus capitales e integrarse a la sociedad y al mercado,
impulsar un proceso de paz en serio (ya no como estrategia de acumulación de
fuerza militar).
Apareció entonces Santos y su
hermano, que tenía buena información y sabía que ellos estaban cansados de esa
guerra y que no sabían cómo salir de esa trampa. Claro, como no querían ni
podían tampoco tirar todo por la borda, pues se diseñó el “proceso”.
Realmente todo ha sido una enorme
tragicomedia. Los gringos expertos en ese tipo de situaciones diseñaron la
forma de embaucar al pueblo (más que todo a un sector de la izquierda que sueña
con ver a Timochenko como presidente) para “pegar” a los acuerdos puntos que involucraran
a toda la sociedad. Entre otros, la Reforma Rural Integral, que no es reforma,
no es integral y es absolutamente neoliberal. Y de esa manera –paralelamente– abrir
al gran capital todos los espacios legales y políticos para aplicarnos el
segundo paquete neoliberal, más
virulento que el primero.
Otro aspecto que hay que analizar
es que para las FARC es un grave problema tener que pedir perdón, sólo lo hacen
ahora puntualmente (lo de Bojayá, los 11 diputados, etc.) para tratar de
conseguir algunos votos más en el Plebiscito. Pero los errores estratégicos que
los llevaron a convertirse en todo lo contrario de lo que ellos querían ser
(ejército libertador), no los pueden confesar, ya que ni siquiera se atreven a
pensar en ese tema porque se les vendría abajo el escaparate mental e
ideológico (se tendrían que cuestionar su concepción cristiana, mesiánica, militarista,
autoritaria, etc.). Pero lo paradójico de todo es que si lo hicieran con
verdadero espíritu de arrepentimiento, el pueblo inmediatamente entendería su
tragedia y de verdad que los perdonaría y posiblemente los apoyaría
electoralmente casi de inmediato.
El problema es que como no pueden
hacerlo, se comportan como si hubieran triunfado (“siempre luchamos por la paz”
y demás discursos que ocultan su crisis existencial), y ante esa imagen
triunfadora que los vuelve prepotentes ante el pueblo, el rechazo se mantiene y
puede hasta crecer. El espectáculo de la X conferencia y lo de mañana en
Cartagena hace parte de ese espíritu vencedor (justificado en la burguesía y el
imperio que tienen porqué celebrar y cínico-triunfalista en el caso de las FARC
para mantener –según ellos– un perfil que les sirve para su entrada a la vida
política legal). Aunque lo más probable es que ese tipo de eventos en vez de
ayudar a la causa del SI, le merme unos cuantos votos y/o fortalezca el rechazo
y la indiferencia entre el pueblo cansado de tanto “circo” y demagogia.
Por otro lado, en cuanto al tema
de los muertos que se achacan a la resistencia fariana es al revés de lo que
dice el gobierno: las FARC en sus tres versiones, o sea, la inicial guerrilla
campesino-indígena de verdadera resistencia desde 1946 hasta 1964, la policía
rural en que se convirtió de 1964 a 1983 y el ejército de ocupación que fue desde
1983 hasta 2015, ha evitado miles de muertos por efecto de violencias
intra-comunitarias (peleas de embriagados en los festivales campesinos), o de
delincuentes, o los que realizan los grupos paramilitares a favor de las empresas
extractivas de materias primas (legales o ilegales), etc. Ellos actuaron como
un "Estado ilegal pero complementario al existente", sin ninguna
visión revolucionaria, con retórica "bolivariana" y práctica
autoritaria y conservadora. Pero evitaron muertes y hay que reconocerlo.
Realmente han habido muchas más
muertes de dirigentes populares en la "legalidad ilegalizada" que en
combate. Sin desconocer las que produjo el paramilitarismo (más que todo
masacres de la población acusada de ser “colaboradora” de la insurgencia) en la
disputa con la guerrilla por los territorios, los mercados de la coca y la
minería ilegal, y el control de las comunidades. Por ello, en las zonas que
ellos dejan, seguramente, se va a incrementar la violencia cotidiana,
paramilitar, delincuencial y del ELN y los frentes farianos que no se van a
desmovilizar. En las zonas de Balboa y sur del Cauca, ya existen grupos de
ellos, disidentes, llamando a votar por el NO.
Lo único positivo de que la
guerrilla de las FARC se acabe o se desmovilice es que la oligarquía no va a
poder criminalizar con el argumento de la "infiltración insurgente" a
los dirigentes del movimiento popular y a la izquierda no armada (argumento que
comparto con Jorge Robledo y Marcelo Torres para justificar el SI) aunque el
imperio y la burguesía colombiana adiestrada por ellos, van a tratar de crear
artificialmente (como ya lo vienen haciendo) un legal, pequeño y controlado
"movimiento bolivariano" para cooptar y distraer al pueblo con un
"coco" castro-chavista, financiado por ellos y la "burguesía
emergente" que ellos representan, y así, tratar de mantener la
polarización Santos-Uribe con un nuevo contenido y forma.
Sin embargo, si lo más sano y lúcido
de la izquierda, del movimiento popular y de los trabajadores nos aliamos en 2018 con las expresiones políticas del otro sector de la
"burguesía emergente" (que le llamo "decente" porque no
quiere seguir pagando más impuestos para que se los roben los corruptos),
podremos corregir el error histórico de Francisco “Pacho” Mosquera de preferir
aliarse en 1986 con Arias Carrizosa y Durán Dussán en vez de hacerlo con Luis
Carlos Galán y consolidar un “movimiento ciudadano” con el cual derrotar a las
castas corruptas que nos gobiernan.
La población colombiana ya está
buscando salir de esa polarización y si el sector que encabeza Robledo busca la
manera de crear y fortalecer una alternativa diferente, lejos de las FARC y de
la burguesía burocrática, podremos avanzar así sea con un gobierno
"moderado", anti-corrupto en lo político-administrativo y que sea una
transición hacia luchas anti-neoliberales y anti-capitalistas más adelante,
quitándoles de inmediato a las cúpulas corruptas (santista o uribista) el
manejo del post-conflicto, con el que pretenden engañar más de lo que han hecho
con el cuento de la "paz".
Es claro que el pueblo no le va a
dar de inmediato a la "izquierda" (sea cual sea), el manejo del
post-conflicto, ya que sería para la sociedad como poner a los ratones a cuidar
el queso. Desgraciadamente, así algunos sectores de izquierda no hayan tenido
nada que ver con la guerra fratricida y degradada, la campaña mediática de la
oligarquía afecta al conjunto de ese sector político. Por eso, hay que tener paciencia
e inteligencia para afrontar la nueva situación que se presenta con la terminación
del conflicto armado de las FARC.
Y por ello, claro que hay que apoyar el SI, sin embellecer los acuerdos, sin
generar ilusiones entre el pueblo, sabiendo que el 3 de octubre debemos salir a
unir a todos los colombianos, hayan votado SI, NO o se hayan abstenido, para
enfrentar la reforma tributaria que ya tiene lista el gobierno y demás medidas
contra los trabajadores, las clases medias y el pueblo en general que
inevitablemente el gobierno va a aplicar para enfrentar su crisis económica y fiscal.
en el momento que comencemos a comprender que para ganarles a los gobiernos neoliberales, necesitamos la unión de todos los colombianos de a pie, los empresarios grandes, medianos y pequeños nacionales que no estén de acuerdo con el imperialismo. necesitamos la convergencia del 90% de la poblacion colombiana, como lo pide Jorge robledo, si nos metemos en la cabeza que solo los de la izquierda sacaremos 2.500.000 de votos que saco carlos gaviria como mayor votacion de este sector, y para ganar necesitamos 9.000.000 asi que por que no trabajar todos juntos contra el imperio y sus titeres en colombia que afectan tanto a los de derecha y alos de izquierda.
ResponderEliminarAntes de unirnos contra el imperialismo hay que dar un paso previo que es unificar a esas mayorías contra las castas burocráticas y corruptas. Así lo hizo Fidel, Chávez y otros dirigentes revolucionarios. Y en Colombia esa necesidad es mayor.
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