Tesis en desarrollo para el debate…
CRISIS SISTÉMICA Y ACCIÓN GLOBAL
Popayán, 15 de abril
de 2016
“Es posible un mundo con una humanidad
mejor. Tal vez hoy la primera tarea sea salvar la vida”
José “Pepe” Mujica
Es indudable que el mundo atraviesa por una etapa de crisis
sistémica, estructural y profunda, que impacta todas las áreas de la vida
humana y de la naturaleza en que está sustentada. El sistema capitalista
existente muestra enormes fisuras y contradicciones que obligan a los
trabajadores y los pueblos a volver a plantearse alternativas de solución
radicales y no sólo reformas parciales. La existencia misma de la civilización
humana está en riesgo frente a un deterioro progresivo de la estructura de la
vida, el desequilibro bio-social y psicológico, la aparición de nuevas
enfermedades, el caos ambiental y a la guerra nuclear.
El nivel de concentración de capital en manos de la
plutocracia financiera es de dimensiones escandalosas; la financiarización de
la economía ha convertido la banca en una pirámide y el mundo bursátil en una
lotería; la enorme acumulación de capital se combina con la ley de la tasa de
ganancia negativa e impide la creación de nuevos medios productivos; y el
desarrollo de nuevas economías colaborativas que aprovechan el desarrollo
tecnológico y la tendencia creciente de los costos de producción a cero,
agudizan las contradicciones insolubles del capitalismo. Ello obliga a los
capitalistas y a sus gobiernos a buscar alternativas en la geopolítica y en la
guerra para atenuar los efectos económicos y políticos de las cada vez más
profundas crisis económicas, y a crear artificialmente conflictos con métodos
coloniales a fin de conseguir mejores condiciones de acumulación por
desposesión y despojo.
Las luchas de los trabajadores basadas en teorías y doctrinas
construidas en el siglo XIX y aplicadas durante el siglo XX, han mostrado
enormes limitaciones que llevaron, no sólo a la derrota política del llamado
“socialismo real” o “socialismo del siglo XX” sino que influyeron en las nuevas
generaciones que –aunque enfrentan las consecuencias del triunfo del capital
sobre el trabajo– perdieron la fe en la posibilidad de construir una sociedad
sin el lastre de la explotación del trabajo y se dedicaron a atenuar el
problema sin proponerse soluciones radicales. Además, la labor de crear
pensamiento crítico también sufrió graves reveses sin desconocer los esfuerzos
individuales que deben ser valorados y potenciados.
Sin embargo, la gravedad de los problemas que aquejan a la
humanidad en su conjunto ha obligado a las nuevas generaciones a replantear sus
luchas. A finales del siglo XX, recién caído el muro de Berlín y el desplome
del bloque “socialista” que lideraba la URSS, se presentó el levantamiento
neo-zapatista de los indígenas chiapanecos al sur de México que, a pesar de lo
local, mostró una visión global e integral de la lucha. Paralelamente surgieron
los movimientos anti-globalización y los llamados “procesos de cambio” en
numerosos países de América Latina, que se materializaron en el acceso de líderes
progresistas y nacionalistas a diversos gobiernos, hecho que se consiguió sobre
la base de encauzar importantes expresiones de rebelión popular, alzamiento social
y lucha de los trabajadores, campesinos y pueblos indígenas de esa región del
mundo.
Además, a partir del año 2011 aparecen nuevas expresiones de
lucha social, política y cultural en diversas regiones del planeta, dinamizadas
–ahora– por nuevos sectores sociales que son resultado de las grandes
transformaciones que se han operado en el aparato productivo y en la estructura
de clases de la sociedad. En Túnez y Egipto, España y Grecia, Turquía y Brasil,
y en general en todo el mundo, los “profesionales precariados”[1]
han aparecido como un sector de los trabajadores que lideran iniciativas políticas
y sociales contra el poder del gran capital financiero, por más y mejor
democracia, y por renovar las luchas contra el capital. Podemos afirmar que
este “nuevo proletariado” ha mostrado en pocos años su capacidad creadora para
despertar una oleada de luchas de nuevo tipo de carácter orbital.
Por cuanto el horizonte de las luchas de los trabajadores y
los pueblos muestra un ascenso visible y verificable, a pesar del declive del
llamado “proceso de cambio progresista” en América Latina, se hace necesario
contribuir con el debate teórico-político que debe desarrollarse a nivel
nacional, regional y global. Es indispensable motivar la discusión para
propiciar la necesaria clarificación de ideas que nos permita y ayude a retomar
las luchas anti-sistémicas y anti-capitalistas. Con ese fin se presentan estas
tesis que ponemos a disposición de las personas, grupos, colectivos,
movimientos y partidos políticos que estén interesados en construir una
“corriente de pensamiento revolucionaria y crítica” que contribuya con tan
importante y vital tarea.
1. La crisis económica iniciada en el año 2008 se conserva
y profundiza. La deuda pública de numerosos países de Europa es inmanejable y crece
exponencialmente en países periféricos. La recesión económica se mantiene en Europa,
Japón, Brasil, Rusia y aparece en China. La consecuente caída de los precios de
las materias primas genera agudos conflictos sociales, mayores alzamientos
populares y nuevos procesos de organización social y político de dimensiones
planetarias.
2. Como resultado de esa situación, el gran capital
se ve obligado a sobre-explotar a los trabajadores de diversas formas. Por un
lado, incrementa la productividad utilizando la técnica y la automatización.
Ello ha generado un desempleo estructural que afecta fuertemente a la juventud
y a los trabajadores profesionalizados. Por otro lado, en el mundo periférico, empeora
las condiciones de precariedad laboral de los trabajadores usando –de hecho– formas
semiesclavistas de trabajo. Para lograrlo, la oligarquía financiera impulsa
formas novedosas de neo-fascismo político para imponer regímenes totalitarios de
nuevo tipo usando estrategias propias de las guerras de 4ª generación, la
manipulación mediática, la utilización de conflictos nacionales, étnicos y
tribales y, la guerra, cuando es necesario. Estados “fallidos” y en permanente
inestabilidad son su herramienta predilecta como ocurre en Afganistán, Irak, Ucrania,
Libia, Siria, México, Colombia, y ahora va logrando en Venezuela, Brasil y
Argentina.
3.
El imperio estadounidense ha diseñado una nueva
estrategia para enfrentar su creciente decadencia y la pérdida paulatina de hegemonía
global. El llamado “Paternalismo Liberal”[2]
diseñado por los tanques de pensamiento del Pentágono y el Departamento de
Estado se ha convertido en la teoría de moda para lanzar una ofensiva de “guante
blanco”. El gobierno estadounidense ya no cuestiona a los regímenes de partido
único o los gobiernos totalitarios por cuanto les interesa centrar las relaciones
con otros países en negocios e inversiones económicas. Esto no significa que estén
dispuestos a ablandar su política de control y contención militar de zonas
estratégicas del mundo que se disputan con Rusia, China y otras potencias
mundiales. Dentro de esa política está su “nueva” actitud frente a Cuba y su
apoyo al “proceso de paz” en Colombia con las FARC y el ELN.
4. La crisis sistémica del capitalismo y las
políticas aplicadas por el gran capital y los Estados a su servicio han
empobrecido y llevado a la desesperación a millones de personas en regiones
como África y el Oriente Medio. Es la causa de migraciones masivas que se
vuelven incontrolables y que se anuncian como formas espontáneas de resistencia
a la agresión económica, política, cultural y territorial. Todo indica que se va
a continuar con la pauperización de numerosas poblaciones de Asia y América,
además de que se potenciarán los conflictos sociales, étnicos y religiosos en
el mundo híper-desarrollado.
5. La guerra por la ganancia y por el control de
territorios ricos en recursos naturales se ha exacerbado. Sin embargo, la contradicción entre el imperio estadounidense, sus
aliados y otros bloques geopolíticos, no
es el aspecto principal en la lucha de los trabajadores y los pueblos. A
pesar de que se deben denunciar todas las intervenciones y agresiones a
naciones, países y pueblos, la tarea central es mostrar que ello es
consecuencia de la crisis profunda del sistema-mundo capitalista, y una expresión
de la contradicción fundamental entre el capital y el trabajo.
6. Por ello, es necesario organizar un movimiento
de carácter global que se coloque la tarea de demostrar ante el mundo entero
que la contradicción principal enfrenta
a la oligarquía financiera con la inmensa mayoría de la población mundial.
Esa contradicción se materializa en la esencia destructora de la naturaleza y del
ser humano por efecto de la acción irracional y depredadora de un sistema
económico capitalista que no puede renunciar al modelo productivo basado en la
química del petróleo y, por tanto, condena a la humanidad a un crecimiento
caótico, usando métodos de control mental y psicológico para promover entre las
personas el consumo compulsivo de mercancías y servicios innecesarios, y suscitar
una serie de conductas irresponsables que atentan contra el futuro mismo de la civilización
humana.
7. Ese movimiento global de los trabajadores y de
los pueblos debe recoger lo más avanzado del pensamiento crítico construido por
intelectuales y revolucionarios del mundo entero, sin renunciar a las herencias
teóricas de los siglos anteriores, pero debe hacerlo con una visión no
dogmática, no doctrinaria, derrotando toda idealización y creencia en verdades
eternas y absolutas. Es necesario que los sectores más avanzados de los
trabajadores y los pueblos promuevan el estudio, el debate y la discusión, con
un sentido práctico, desarrollando con amplitud corrientes de pensamiento que coloquen
en el centro de su trabajo la necesidad de construir ese movimiento global,
contribuyan con la sustentación y demostración conceptual de la contradicción
principal y ayuden a diseñar las estrategias para conseguir la unión y
solidaridad internacional a fin de lograr impactos importantes para preservar
la vida del planeta. Convertir las ideas
en acción práctica.
8. Ese movimiento internacional de los trabajadores
y de los pueblos debe abordar también, con la misma mentalidad sistémica,
metódica y práctica, la tarea de evaluar la experiencia de lucha de los
trabajadores y los pueblos del mundo en los últimos 150 años, a fin de superar
una serie de ideas incorrectas que han sido la causa de nuestras derrotas. Ese
esfuerzo teórico-político no debe entrabar la tarea central de unir con
amplitud a las mayorías sociales pero es urgente y necesario abordar la discusión
de la estrategia, a fin de ayudar a orientar con consistencia y flexibilidad
las innumerables batallas que los trabajadores y los pueblos tendrán que
afrontar en el inmediato futuro. Es claro que frente a la complejidad de la
vida, al desarrollo desigual y combinado de la naturaleza, la sociedad y el
pensamiento, se debe adecuar la estrategia y la táctica a las condiciones
específicas de cada continente, región, país o zona, sin perder de vista el
carácter global de los problemas y de las luchas transformadoras.
9. Temas como la esencia del poder global del
capital financiero, los enormes cambios que se están operando en la estructura
productiva y financiera del mundo capitalista, la naturaleza de los Estados
imperiales y nacionales en esta etapa de la humanidad, el problema del “Poder”,
la condición depredadora del modo de producción capitalista, la necesidad de
recuperar formas de Democracia Directa para poder sustentar y darle
consistencia a las luchas por el poder político, la contradicción entre la forma
“nacional” y el contenido global de la lucha de los trabajadores, y en fin, se
trata de realizar la necesaria tarea de clarificación de una serie de problemas
teóricos y políticos que se han convertido en obstáculo para lograr el triunfo
de la humanidad sobre quienes quieren destruirla.
Una segunda parte de este documento presenta unas tesis
sobre la coyuntura de la lucha de los trabajadores y los pueblos en América
Latina y en Colombia.
[1]
Nuevo proletariado: Los profesionales precariados son los trabajadores que
ostentan un título de profesional, tecnólogo o técnico o que en su proceso de
calificación práctico tienen un nivel similar, y que por el lugar que ocupan en
el proceso productivo tienen todas las características del proletariado
clásico: no son propietarios de medios de producción o los que tienen son
irrisorios frente a los de los grandes conglomerados capitalistas para los que
trabajan, son asalariados clásicos o reciben ingresos provenientes de relaciones
de trabajo dependientes, están en un lugar subordinado del proceso productivo
(no son directivos) y acceden a un mínimo de riqueza social. Su situación de
precariedad los hace identificarse cada vez más con el trabajador asalariado
común.
[2]
El término “paternalismo liberal” fue acuñado por el economista conductual
Richard Thaler y el abogado Cass Sunstein (esposo de Samantha Powers, embajadora
de USA en la ONU). Se basa en la teoría de que gobiernos y grandes empresas
pueden darle un “pequeño empujón” a la sociedad o a otros gobiernos sin por
ello eliminar su libertad de acción. Las intervenciones “humanitarias” en Libia
y Siria se basaron en ese concepto.
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