miércoles, 13 de mayo de 2020

Superar el negacionismo paranoico y conectar con la gente

Olla comunitaria organizada por comunidades de los barrios del norte de Popayán
Superar el negacionismo paranoico y conectar con la gente

Popayán, 8 de mayo de 2020

Quiero contar una confidencia...

Cuando recién empezó la pandemia en China, impactado por lo ocurrido en Wuhan y Hubei y lleno de expectativas sobre lo que estaba ocurriendo planteé por las redes sociales que “pronto todo el planeta estaría en cuarentena” y que “ante hechos extraordinarios había que asumir riesgos extraordinarios”. 

Casi todas las respuestas recibidas de amig@s y conocid@s fueron negativas. Veamos algunas:

- Que no fuera irresponsable, que no generara pánico;

- Que el coronavirus no existía;

- Que era un invento del gobierno para impedir la protesta;

- Que no iba a pasar nada así hubieran muchos muertos.

Lo que quiero decir es que si me hubiera dejado llevar por tales miradas negativas y “negacionistas”, no hubiera estado preparado para reaccionar positivamente ante las iniciativas de gente sencilla que propuso impulsar la Agricultura Urbana y la “Olla Comunitaria” en los barrios del Norte de Popayán (Cauca), lo que poco a poco se fue convirtiendo en una estrategia para romper con la inercia y el aislamiento social.  

He reflexionado bastante sobre la forma de pensar de quienes creen que el coronavirus fue creado en laboratorio y es un instrumento de control de las élites capitalistas. Según esa idea, los grandes poderes globales se complotaron para utilizar la pandemia Covid-19 con ese objetivo previamente calculado. Dichas personas creen a fe ciega que los capitalistas  controlan la economía y están en capacidad absoluta de manipular a las grandes mayorías a través de los medios de comunicación y de las redes sociales.

Entonces, frente a esa realidad estaríamos obligados a refugiarnos en una especie de Sión, al estilo de lo que narra la famosa película Matrix.

Según esa forma de pensar, que algunos califican de “conspiranoica” (que está más arraigada entre los sectores de izquierda de lo que uno cree), el poder de la oligarquía global es omnipotente; todo lo tienen fríamente calculado, controlado y programado. De acuerdo a dicha concepción cualquier acción de resistencia de los pueblos y trabajadores ha sido de antemano proyectada y manipulada, y por tanto, evaluar los errores o aciertos cometidos por las fuerzas protagonistas de esas luchas es tiempo perdido.

Esas ideas –desde mi punto de vista– son consecuencia de la vigencia entre nosotros de un idealismo religioso no superado, de pensar y actuar con base en una especie de materialismo mecanicista llevado a los extremos, y de no entender que las leyes de la sociedad son objetivas y actúan independientemente de la voluntad de los humanos. Para quienes portan ese tipo de pensamiento, el poder absorbente de los “malos” (capitalistas, fascistas, nacionalistas, fanáticos religiosos, etc.) se asemeja al de un “dios invertido”, a la personificación del diablo, belcebú o algo similar, y por tanto, “ya estamos condenados”.

Estoy de acuerdo con lo que afirma Rolando Astarita de que “se debe tener un cierto sentido de las proporciones cuando se presentan argumentos. Hay que acabar con esa estúpida idea –expresión de un extremo subjetivismo- de que la burguesía puede manejar a voluntad las leyes de la economía, y siempre en su beneficio”.

De lo contrario, si aceptamos esa forma de pensar, los sectores dominados, oprimidos y rebeldes de la sociedad no tendríamos nada qué hacer, estaríamos condenados antes de luchar.

Huerta comunitaria "en espiral" como parte de la Agricultura Urbana en los barrios del norte de Popayán
Tampoco niego que los diversos poderes existentes realizan a diario toda clase de “complots” y trampas económicas y políticas (muchas de ellas que son verdaderos crímenes de lesa humanidad), ya sea para enfrentar a fuerzas sociales y políticas que los confrontan, o como parte de sus guerras económicas, tecnológicas y geopolíticas, pero de allí a creer ciegamente que tienen todo controlado y programado hay mucha distancia.

Ahora me explico por qué una gran cantidad de amig@s y compañer@s, que en tiempos normales son activos y luchadores, no han podido reaccionar frente lo que se nos vino encima: pandemia y “cuarentenas”. Y me reafirmo en que se debe profundizar el debate filosófico e identificar con total claridad las cargas ideológicas que hemos venido heredando y portando, si en verdad queremos aprovechar las lecciones que nos puede dejar este “acontecimiento extraordinario” que estamos viviendo en la actualidad.

Las teorías “mítico-animistas” que le otorgan una especie de voluntad y propósito teleológico a la “madre tierra”, a la “naturaleza vengadora y punitiva”, al “virus ecológico”, etc., son otra expresión de ese mismo espíritu fundamentalista que nos lleva a la impotencia y parálisis, y nos desconectan del movimiento real de nuestras gentes que responden de la única manera que pueden: ¡Luchando!

Aclaro que acepto algunos argumentos sobre la reacción de la naturaleza ante la degradación y destrucción a la que la hemos sometido los humanos por efecto de nuestro modo de vida, y los comparto cuando son formas de analogías que conscientemente se elaboran para hacer visible esa situación, siempre  y cuando se relacionen con el sistema capitalista que es la concreción actual de esa forma de vida destructiva. 


Hay que superar ese tipo de idealismos, conectar con la gente... y ¡actuar!    

1 comentario:

  1. La cuarentena es algo idiota y solo sirve para darle mas mas tiempo de vida a los ancianos. Destruyen la economia por salvar ancianos que acaparan riqueza.

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