Olla comunitaria organizada por comunidades de los barrios del norte de Popayán |
Superar el negacionismo paranoico y conectar con la
gente
Popayán, 8 de mayo de 2020
Quiero contar una
confidencia...
Cuando recién empezó
la pandemia en China, impactado por lo ocurrido en Wuhan y Hubei y lleno de
expectativas sobre lo que estaba ocurriendo planteé por las redes sociales que
“pronto todo el planeta estaría en cuarentena” y que “ante hechos extraordinarios
había que asumir riesgos extraordinarios”.
Casi todas las
respuestas recibidas de amig@s y conocid@s fueron negativas. Veamos algunas:
- Que no fuera
irresponsable, que no generara pánico;
- Que el coronavirus
no existía;
- Que era un invento
del gobierno para impedir la protesta;
- Que no iba a pasar
nada así hubieran muchos muertos.
Lo que quiero decir
es que si me hubiera dejado llevar por tales miradas negativas y
“negacionistas”, no hubiera estado preparado para reaccionar positivamente ante
las iniciativas de gente sencilla que propuso impulsar la Agricultura Urbana y
la “Olla Comunitaria” en los barrios del Norte de Popayán (Cauca), lo que poco
a poco se fue convirtiendo en una estrategia para romper con la inercia y el aislamiento
social.
He reflexionado
bastante sobre la forma de pensar de quienes creen que el coronavirus fue
creado en laboratorio y es un instrumento de control de las élites
capitalistas. Según esa idea, los grandes poderes globales se complotaron para
utilizar la pandemia Covid-19 con ese objetivo previamente calculado. Dichas
personas creen a fe ciega que los capitalistas controlan la economía y
están en capacidad absoluta de manipular a las grandes mayorías a través de los
medios de comunicación y de las redes sociales.
Entonces, frente a
esa realidad estaríamos obligados a refugiarnos en una especie de Sión, al
estilo de lo que narra la famosa película Matrix.
Según esa forma de
pensar, que algunos califican de “conspiranoica” (que está más arraigada entre los
sectores de izquierda de lo que uno cree), el poder de la oligarquía global es
omnipotente; todo lo tienen fríamente calculado, controlado y programado. De
acuerdo a dicha concepción cualquier acción de resistencia de los pueblos y
trabajadores ha sido de antemano proyectada y manipulada, y por tanto, evaluar
los errores o aciertos cometidos por las fuerzas protagonistas de esas luchas
es tiempo perdido.
Esas ideas
–desde mi punto de vista– son consecuencia de la vigencia entre nosotros de un
idealismo religioso no superado, de pensar y actuar con base en una
especie de materialismo mecanicista llevado a los extremos, y de no entender
que las leyes de la sociedad son objetivas y actúan independientemente de la
voluntad de los humanos. Para quienes portan ese tipo de pensamiento, el poder
absorbente de los “malos” (capitalistas, fascistas, nacionalistas, fanáticos
religiosos, etc.) se asemeja al de un “dios invertido”, a la personificación
del diablo, belcebú o algo similar, y por tanto, “ya estamos condenados”.
Estoy de acuerdo con
lo que afirma Rolando Astarita de que “se debe tener un cierto
sentido de las proporciones cuando se presentan argumentos. Hay que acabar con
esa estúpida idea –expresión de un extremo subjetivismo- de que la burguesía
puede manejar a voluntad las leyes de la economía, y siempre en su beneficio”.
De lo contrario, si
aceptamos esa forma de pensar, los sectores dominados, oprimidos y rebeldes de
la sociedad no tendríamos nada qué hacer, estaríamos condenados antes de
luchar.
Huerta comunitaria "en espiral" como parte de la Agricultura Urbana en los barrios del norte de Popayán |
Ahora me explico por
qué una gran cantidad de amig@s y compañer@s, que en tiempos normales son
activos y luchadores, no han podido reaccionar frente lo que se nos vino
encima: pandemia y “cuarentenas”. Y me reafirmo en que se debe
profundizar el debate filosófico e identificar con total claridad las cargas
ideológicas que hemos venido heredando y portando, si en verdad queremos
aprovechar las lecciones que nos puede dejar este “acontecimiento
extraordinario” que estamos viviendo en la actualidad.
Las teorías
“mítico-animistas” que le otorgan una especie de voluntad y propósito
teleológico a la “madre tierra”, a la “naturaleza vengadora y punitiva”, al
“virus ecológico”, etc., son otra expresión de ese mismo espíritu
fundamentalista que nos lleva a la impotencia y parálisis, y nos desconectan
del movimiento real de nuestras gentes que responden de la única manera que
pueden: ¡Luchando!
Aclaro que acepto
algunos argumentos sobre la reacción de la naturaleza ante la degradación y
destrucción a la que la hemos sometido los humanos por efecto de nuestro modo
de vida, y los comparto cuando son formas de analogías que conscientemente se
elaboran para hacer visible esa situación, siempre y cuando se relacionen
con el sistema capitalista que es la concreción actual de esa forma de vida
destructiva.
La cuarentena es algo idiota y solo sirve para darle mas mas tiempo de vida a los ancianos. Destruyen la economia por salvar ancianos que acaparan riqueza.
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