LA DOBLE NATURALEZA DEL “PARO NACIONAL”
Popayán, 27 de enero
de 2020
De cara al Encuentro Nacional de
Organizaciones Sociales que se realizará en Bogotá los próximos días 30 y 31 de
enero de 2020, es importante reflexionar sobre los acontecimientos ocurridos
alrededor de la movilización social y política que se desencadenó a partir del
21 de noviembre de 2019 (21N), intentando precisar algunos de los temas que
seguramente se debatirán en ese encuentro nacional.
Comprender la naturaleza del
movimiento que se desató el 21N es necesario para definir los pasos a seguir, tanto
para alimentar la dinámica de la protesta social como para identificar la forma
como las diferentes clases sociales y sus expresiones políticas interpretan lo
que ocurrió (lo real, fáctico) y cómo construyen el relato de lo sucedido (lo
Real, simbólico) para obtener réditos en su favor.
La naturaleza de la movilización se
puede entender teniendo en cuenta varios
aspectos: 1. Sectores sociales participantes; 2. Contenido de las
reivindicaciones y aspiraciones; 3. Formas organizativas y dinámicas de acción;
4. Comportamiento frente al Estado y la sociedad; 5. Expectativas frente a los
resultados de las luchas. El conjunto de estos factores permite identificar las
principales características del movimiento teniendo como referente lo acumulado.
En anteriores artículos hemos tratado el tema.[1]
La irrupción en el escenario de
la lucha social colombiana del Precariado[2]
(que muchos analistas llaman “clases medias”) es un hecho de máxima importancia
que contribuye a dinamizar y fortalecer la lucha de los sectores sociales que tradicionalmente
se han movilizado. En medio de la movilización de todos los sectores sociales (nuevos
y tradicionales) se destacan las mujeres y la juventud. Hasta ahora la
movilización social ha sido citadina; por ahora, los sectores rurales no se han
movilizado con fuerza.
Cientos de miles de personas
salieron a protestar por diversos motivos; muchos sin ni siquiera conocer las reivindicaciones
planteadas por el Comité de Paro. El acumulado de problemas que sufre el pueblo
colombiano sumado a la incapacidad del gobierno de Duque, crearon un clima de
inconformidad que explotó con relativa fuerza el 21N. Paralelo a los 13 ejes y
104 puntos del pliego de exigencias, los temas que movilizan a la gente tienen
que ver con la consolidación de la paz, el asesinato de líderes sociales, la desigualdad
social y económica, la corrupción política y la defensa del medio ambiente.
En cuanto a las formas
organizativas y dinámicas de acción se pueden identificar las “tradicionales” y
las “nuevas”. Las primeras giran alrededor del comité de paro y de las
organizaciones que lo integran: sindicatos de trabajadores y/o organizaciones sectoriales
de maestros, estudiantes, indígenas, campesinos, etc., y se expresan mediante marchas,
bloqueos de vías, plantones, etc. Las segundas se auto-convocan por las redes sociales,
movilizan personas “no organizadas” o con formas nuevas de organización
(colectivos ambientalistas, ciclistas, barristas, grupos culturales, de género,
etc.). En Bogotá estos sectores se hicieron más visibles con las
marchas-concierto, caminatas periféricas no centralizadas en torno a la Plaza
de Bolívar y otras actividades similares.
En relación al comportamiento
frente al Estado y a las expectativas, se perciben algunas diferencias. Los
sectores sociales que se han movilizado tradicionalmente están pendientes de la
negociación con el gobierno; quieren obtener resultados inmediatos. Los
sectores “nuevos” tienen otras lógicas: desean acumular una fuerza masiva, se
esfuerzan por ganar opinión pública y entusiasmar a más gente, fortalecer el
movimiento mismo y forzar cambios sustanciales sin necesidad de negociar con el
gobierno.
Es evidente que nos encontramos
frente a un movimiento social en evolución, que porta en su interior una doble naturaleza, que se imbrica, se entrelaza,
se hace complejo, pero a la vez, se diferencia, se aclara, se hace simple. Es marcadamente
reivindicativo cuando se lo identifica con el comité de paro, pero a la vez, es
bastante político cuando otros actores expresan su contenido (caso de los “artistas”).
Tiene una dirección formal que convoca (pero no dirige ni retroalimenta) y cuenta
con una dirección real que está interiorizada en los cientos de miles de
personas que se movilizan o apoyan la protesta. Posee un pliego de exigencias escrito,
oficial y formal, y a la vez, cuenta con
un pliego real, no escrito, no formal, que está en la mente y el sentir de millones
de colombianos.
Esa doble naturaleza es un
problema cuando se la pretende negar o no se la reconoce. No obstante, en
realidad, es una oportunidad para avanzar y explorar la enorme potencialidad de
lo que está surgiendo.
Veamos un ejemplo: para los
dirigentes sindicales y/políticos que están pendientes de los resultados inmediatos,
ya sea para justificar su papel o para lograr réditos de diverso tipo, los
logros obtenidos por el movimiento pasan desapercibidos porque no han sido
formalizados en una acta de negociación con el gobierno. Por ello, en su afán
inmediatista y formalista, no logran retro-alimentar el movimiento con los
triunfos alcanzados (el gobierno se echó para atrás en varios de sus proyectos
frente a pensiones y otros asuntos), y al estar pendientes de la negociación
con el gobierno envían un mensaje de debilidad.
Esa incapacidad para conectarse
con el movimiento genera una especie de estrés entre los dirigentes sociales y
políticos tradicionales que los lleva a actuar en forma contradictoria: unos,
se centran en ampliar o recomponer la representación de los sectores sociales en
el comité de paro; otros, en ampliar o reducir el contenido de las exigencias; unos
más, en “radicalizar” las acciones de presión o en “aflojar” para no incomodar
a la población que no participa (ej. los “protocolos” de Claudia); y, al no
identificar el problema principal, se desgastan en debates o acciones no
pertinentes para el momento.
Los “nuevos” sectores sociales ya
se expresaron y le colocaron un gran reto a las organizaciones sociales
tradicionales. Posiblemente esos sectores sociales que recién se asoman a la
movilización social, no se vuelvan a mostrar en el corto plazo si no observan
un cambio de actitud en los sectores tradicionales. El acumulado del movimiento
social tradicional no se puede desconocer pero parece cargar con algunas
herencias que ya no corresponden a las necesidades del momento, entre ellas las
dinámicas sectoriales, puramente reivindicativas e inmediatistas, y otros legados
del mismo tipo.
Es indudable que el movimiento
social tradicional debe “volver sobre sí mismo”, reflexionar sobre su estado
actual, revisar muchas de sus concepciones y prácticas, y adecuarse a los retos
del momento. Lo “anacrónico” debe superarse y experimentar nuevos métodos de
trabajo y de acción. No basta convocar nuevas acciones y “paros” si no se
reconocen las debilidades de lo existente y las potencialidades de lo que
emerge. Ojalá en el Encuentro Nacional se aborde con profundidad este asunto.
Nota: En el Cauca se realizó el pasado 25 de enero la
primera Asamblea Popular en el marco del “paro nacional”, convocada y
organizada por la Coordinación de Organizaciones Sociales de la región. Fue un
primer ejercicio que deberá ser continuado por múltiples asambleas municipales,
de corregimiento, comuna y barrio, a fin de fortalecer las bases sociales de la
movilización y sintonizarse con las nuevas realidades de la lucha social y
política. Se destacó el papel de la juventud y de la mujer.
[1]
Ver: “El paro nacional, la protesta social autoconvocada y el precariado
movilizado” https://cutt.ly/LrREakX ; “No
queremos tanto cambiar el Gobierno, sino transformar la sociedad” https://cutt.ly/rrREfV1; “¿Podremos
mantener, reactivar y fortalecer el año entrante (2020) el Paro Nacional?” https://cutt.ly/srREjRL; y otros artículos en
Rebelion.org y Alai.net.
[2]
El Precariado es una categoría social construida por Guy Standing a partir de
sus investigaciones en Europa. Este sector social adquiere características propias
de acuerdo a las particularidades de cada país y región, lo que exige un
estudio más detallado. No obstante, podemos afirmar que es el “proletariado del
siglo XXI”. https://www.alainet.org/es/articulo/203657
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