A pesar de la beligerancia del
Procurador…
AVANZA LA UNIFICACIÓN DE SANTOS Y URIBE
Bogotá, 23 de junio
de 2015
El cese unilateral de fuegos
declarado por las FARC a finales del 2014 fue una acción política de enorme
dimensión. Era un punto de acercamiento a la población y mostraba una relativa
y creciente voluntad de paz, a pesar de la campaña mediática desarrollada para
desvirtuarla.
Esa acción de paz como parte de
la desactivación del conflicto armado era incómoda para el establecimiento
oligárquico. Debía ser desprestigiada y derrotada.
Inicialmente el presidente Santos
avanza hacia el desescalamiento del conflicto armado con la suspensión de los
bombardeos aéreos. El proceso de paz se fortalecía.
La lectura de los estrategas
imperiales, de los generales uribistas y de gran parte del bloque dominante era
que se le estaban dando grandes ventajas a la guerrilla. No se admitía la renuncia
a los bombardeos aéreos ya que hoy es la principal y más efectiva herramienta
bélica del Estado.
La orden imperial de fortalecer
la gobernabilidad de Santos buscando acuerdos con Uribe requería una nueva fase
de agudización de la guerra.
Es así como se suman tres
debilidades del régimen dominante: La frágil gobernabilidad de Santos, la
precaria condición judicial de Uribe (sus grandes amigos y cómplices están en
la cárcel o de huida en el exterior) y la inminente (y ocultada) crisis
económica que ahora ya se reconoce como recesión y apretón fiscal (http://bit.ly/1Lz854W).
El gobierno estaba esperando un
“papayaso” para revertir sus concesiones en el terreno bélico. Lo ocurrido en abril
de 2015 en Buenos Aires (Cauca) sirvió de motivo para desacreditar el cese de
fuegos unilateral declarado por las FARC.
De esa manera se entra en la fase
actual de agudización del conflicto armado. La guerrilla no tiene más que acudir
a su capacidad de daño, incluyendo actos terroristas (que ellos califican como
“actos de guerra”). Entran al terreno de enfrentarse con la población civil.
La consigna “uribista” de cese
bilateral de fuegos con concentración de las guerrillas con verificación
internacional ganará fuerza en la medida en que la guerrilla produzca más actos
de guerra, en especial los atentados contra la infraestructura eléctrica y
productiva.
Las órdenes de Santos a su nuevo
ministro de Defensa, Luis Carlos Villegas, son que hay que mantener la ofensiva
militar mientras se dialoga en La Habana y garantizar el cumplimiento de la ley
en todo el territorio nacional. Esa es su orientación.
Las conversaciones secretas y
acercamientos públicos entre Uribe y Santos van en la dirección de fortalecer
la gobernabilidad de Santos e insertar prudente y sutilmente al uribismo al
proceso de paz.
Los tuits del Procurador a
Timochenko (http://bit.ly/1LyXhnk), de hoy
martes 23 de junio, a pesar de su aparente beligerancia y contundencia,
muestran la orientación de sumarse al proceso de paz con actitud “propositiva”
como lo viene haciendo Uribe.
El cese unilateral de fuegos de
las FARC quedó atrás. Será muy difícil que lo vuelvan a utilizar.
El pulso de los próximos meses,
mientras poco se avanza en la mesa de negociación y la guerra se acrecienta
en los territorios, será por las condiciones de un posible cese de fuegos
bilateral.
El gobierno ante la presión de la
guerrilla tendrá que echar mano de la propuesta de Uribe (http://bit.ly/1FyOUD8).
Es evidente que el bloque de
poder oligárquico continuará unificándose para conseguir su “paz neoliberal”.
La “paz” y la coyuntura electoral
En la coyuntura electoral los
partidos del establecimiento neoliberal hacen fuerza porque los candidatos/as
democráticos y de izquierda se alineen con las propuestas de las FARC (cese de
fuegos bilateral y Asamblea Nacional Constituyente).
Su objetivo es desprestigiar a
las fuerzas alternativas identificándolas con la insurgencia para derrotarlas en
las elecciones de octubre de 2015. En el caso de Bogotá es evidente que ellos
no tienen propuestas sociales que beneficien a la población.
No se debe caer en la trampa. La
prioridad de los gobiernos locales y regionales no es el tema de la paz y la
guerra. Ese es un tema nacional y hasta internacional.
Por ello los candidatos a
Alcaldías y Gobernaciones deben centrarse en los problemas concretos de la
población que son el desempleo, salud, educación, servicios públicos, defensa
del medio ambiente, movilidad, seguridad, impacto de la mega-minería y del plan
de desarrollo en los territorios.
A las políticas sociales que en
el caso de Bogotá se han centrado en la inclusión social, la adecuación de la
ciudad al cambio climático y la defensa de lo público, hay que agregarle
acciones contundentes y efectivas para resolver los problemas de movilidad que
se han acumulado durante las últimas décadas debido al crecimiento descomunal
de la población bogotana, pero también es importante avanzar en propuestas
productivas para enfrentar el desempleo que ha crecido por efecto de la crisis
económica, además de profundizar la Democracia Ciudadana como herramienta para
democratizar las Alcaldías Locales, derrotar la corrupción y atacar el
burocratismo existente en el Distrito Capital.
La principal tarea del momento es
construir la unidad de las fuerzas democráticas alternativas para derrotar a
los partidos que aglutinan la “Rosca
Neoliberal” en las elecciones locales y regionales. No podemos dejarnos
enredar con el tema de la “paz” como base para construir esa unidad. No se
puede caer en ese embeleco.
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