viernes, 23 de julio de 2010

APROVECHAR HASTA LAS MÁS MÍNIMAS FISURAS


APROVECHAR HASTA LAS MÁS MÍNIMAS FISURAS

Popayán, 23 de julio de 2010

Mientras el resto de Suramérica - a excepción de Perú – está construyendo identidad y soberanía, Colombia se enreda en un laberinto sin salida. El conflicto armado y la economía del narcotráfico son hoy, las más graves manifestaciones de ese embeleco que nos estrangula.

No hemos avanzado como Nación. Tanto la dirigencia oligárquica como la popular - con contadas excepciones -, no hemos podido superar un entronque histórico que nos mantiene en la pre-modernidad. Sólo ahora, después de mucho trasegar, se empiezan a generar condiciones para encontrar nuestro camino. Intento mostrar unas incipientes señales.

El debate actual

La actual coyuntura post-electoral y pre-posesión del nuevo gobierno está impregnada del debate sobre el futuro comportamiento del gobierno del presidente electo Juan Manuel Santos. Algunos se ilusionan con posibles cambios, otros aceptan que puede haber algunas modificaciones “cosméticas”, y los más, sólo ven continuismo.

Para este punto debo recordar a Antonio Gramsci. Fue un dirigente socialista italiano que desarrolló la idea del “bloque hegemónico”. Ese concepto teórico sirve para entender la lucha política en términos de “alianzas en tensión” entre clases y sectores de clases. Es un instrumento útil para ir más allá de los simplismos y de las caracterizaciones planas, que nos impiden ver la realidad y actuar en consecuencia.

Afirmo que en la pasada campaña electoral nuevos sectores sociales actuaron políticamente. El bloque oligárquico hegemónico alcanzó a mostrar fisuras. El empresariado no-monopólico – que sobrevive de manera milagrosa – y las clases medias de las ciudades se ilusionaron con la “ola verde”. Incluso el Sindicato Antioqueño y el Grupo Santodomingo mostraron esas preferencias, pero ante las incoherencias de Mockus, se regresaron al “redil santista”. Esos sectores están allí, van a presionar y ya lo están haciendo.

En reciente entrevista el destacado senador del PDA Jorge Enrique Robledo aseguró: “Es imposible que Santos aplique una sola de las propuestas fundamentales del Polo”.[1] Otro dirigente, Marcelo Torres, proveniente de la misma organización originaria (MOIR), pero ahora principal cabeza del PTC (petrista), afirma en un artículo donde se pregunta “Diferenciación… ¿en qué?”, y responde:

Lo primero que cabría precisar respecto de la mencionada diferenciación es en cuál o cuáles aspectos se manifestaría la misma. No parece tener mayor fundamento esperar que tuviera lugar en el terreno de las políticas económicas y sociales. La trayectoria de Santos como ministro de Hacienda, de Comercio Exterior, de delegado de la Federación de Cafeteros en Londres, no sólo le da muy poco piso a esa expectativa sino que, por el contrario, tales desempeños mostraron un Santos apegado a pie juntillas al modelo neoliberal. Sobre todo, resulta cuesta arriba creer que Santos no seguirá apegado al modelo cuasi-colonial, de país minero-exportador, que para Colombia constituye un indudable retroceso, propio de las fases más tempranas del imperialismo mundial, resultante de los veinte años de modelo neoliberal.”[2]

Estas opiniones llevan a pensar que los análisis se hacen pensando en términos de personas y no de intereses de clases sociales. Creo que se deben percibir y estudiar hasta los más mínimos detalles de la vida, aprovechar las más pequeñas grietas, percibir a la sociedad en pleno movimiento y actuar con base en lo que ese diagnóstico nos indique.

Es claro que por su propia voluntad Santos no haría ni siquiera maquillajes. Pero lo que sí es evidente es que necesitan quitarse la “costra de ilegalidad” que les deja Uribe. Acaba el gobierno de montar un show mediático en la OEA contra Chávez, para tratar de ocultar la gestión de los parlamentarios europeos en La Macarena en donde se sacó a luz la mayor fosa común de que se tenga historia en Colombia.[3] Pero, además, ellos saben que la fórmula del chantaje “anti-terrorista” ha empezado a agostarse y que están obligados a cambiar de estrategia. Eso y mucho más, los obliga a impulsar cambios.

Componentes históricos y económicos del bloque oligárquico

Históricamente el bloque oligárquico colombiano se ha dividido en dos grandes sectores. La clase terrateniente hacendataria que dio origen a los grandes empresarios agro-industriales como son los dueños de los ingenios azucareros, ligados e insertados en la economía global pero que actúan con mentalidad de intermediarios coloniales. Son hoy los principales aliados del gran capital imperialista norteamericano, los que hicieron alianzas con la mafia y con hacendados emergentes. Son los perpetradores de la guerra paramilitar contra la insurgencia y, tal parece, van a seguir siendo liderados por Uribe.

Por otro lado está la burguesía capitalista con vocación industrial, que a la sombra de los grandes terratenientes consiguieron desarrollar una mediana industria colombiana durante el siglo XX. Canalizaron recursos de la economía cafetera y de la pequeña minería y consiguieron ganarse un lugar en la economía colombiana. Hoy, los que han sobrevivido, ven con frustración cómo la mayoría de sus empresas han terminado en manos de transnacionales extranjeras en donde ellos o sus descendientes sólo son accionistas de tercera categoría.

Esa burguesía intentó – tímidamente - durante el siglo XX, impulsar una reforma agraria con Alfonso López Pumarejo (1936) y con Carlos Lleras Restrepo (1966), que se frustró ante la reacción conservadora del sector oligárquico dominante. Es bueno recordar que dichas reformas – al igual que la mayoría de las políticas públicas que se han implementado en América Latina – fueron formuladas desde los organismos internacionales controlados por los EE.UU. a manera de “acciones preventivas”.

En algunos países, las clases subordinadas - mostrando gran capacidad política -, impulsaron esas políticas. En muchos casos se quebró la hegemonía hacendataria y, en otros, los políticos demagogos quedaron en evidencia ante sus propios pueblos. En Colombia, no se consiguió ni lo uno ni lo otro. Se implementó un programa de parcelación de tierras que no afectó la gran propiedad terrateniente, se entregaron y legalizaron territorios colonizados ampliando la frontera agrícola a favor de nuevos hacendados, y en gran medida, se desgastó y derrotó al movimiento campesino. Sólo en determinadas regiones como en el Cauca, en donde las comunidades indígenas hicieron su propia recuperación de territorio, cultura y autoridad - imponiendo su hegemonía social -, se logró un avance importante.

Pero volvamos. Hoy, a pesar del debilitamiento de la clase capitalista industrial colombiana - fruto de la aplicación del paquete neoliberal -, han aparecido otros sectores en el escenario de la economía y empiezan a actuar políticamente. Representan a la pequeña y mediana industria, el comercio, los servicios, el transporte, la tecnología, toda una gama de empresarios que están pidiendo pista. Es una “nueva burguesía nacional en formación” que empieza a manifestarse. Lo intentó hacer con la dirigencia “verde”, pero ahora presiona al presidente electo por un cambio de rumbo.

Un nuevo entorno mundial

Nos interesa identificar los intereses de esa incipiente y débil burguesía nacional. Les interesa el fortalecimiento del mercado interno. El desarrollo tecnológico, la educación científica, más y mejor democracia, legalidad jurídica, son sus banderas. Pero también debemos registrar que los tiempos han cambiado. El poder de Washington y de Europa ya no es el mismo. Nuevas potencias económicas (China, Rusia, India, Brasil) y nuevos bloques económicos hacen su aparición, y como lo demostró la independencia de España, son las circunstancias geopolíticas internacionales las que crean condiciones a los pueblos y a las clases sociales para actuar en determinados momentos.

Sectores capitalistas colombianos han empezado a entender que el conflicto armado en Colombia y la economía del narcotráfico son limitantes para nuestra soberanía y unidad nacional. Cada vez son más conscientes que la estrategia anti-terrorista “bushista” y la guerra contra las drogas “reaganeana”, no están dirigidas a solucionar el problema sino que son herramientas para profundizar nuestra dependencia y perfeccionar su dominación política y económica.

Empujar a estos sectores, manteniendo nuestra independencia como sectores populares, alternativos y de izquierda, no sólo es un deber sino una obligación. Superar el fundamentalismo estrategista que paraliza la acción política es la tarea central del momento. Pero, también hay que cuidarse de caer en el oportunismo pragmatista. Debemos vacunarnos contra el afán inmediatista, no podemos creer ingenuamente que la oligarquía – en cualquiera de sus dos componentes históricos – nos vaya a hacer concesiones gratuitas. No, no podemos olvidar la historia.

Sólo si formulamos una política correcta, si construimos, fortalecemos y mantenemos la unidad de nuestro pueblo, podremos impulsar, empujar, obligar, a que esas débiles expresiones de la burguesía nacional se muevan y actúen en favor del interés nacional. Esa es una de las lecciones que nos dejó la experiencia de la Constituyente de 1991. Se plasmaron en la Constitución importantes derechos fundamentales, se declaró a nuestro país como multiétnico y pluricultural, se aprobó la democracia participativa, pero al pueblo nos faltó fuerza y conciencia para ejercer esos derechos. Nos faltó unidad y organización para ir más allá de la letra muerta de la ley.

Claro, no podemos olvidar que simultáneamente nos ahogaron en sangre.

1 comentario:

  1. Creo que cualquiera de las corrientes, movimientos, tendencias políticas incluyentes de los actores sociales que dinamizan nuestras sociedades actuales que son gestados a la luz de las recomposiciones como respuesta a la situacion social y economica nacionales y mundial en TODA LA AMERICA HISPANOPARLANTE estarán expuestos a un recrudecimiento de las presiones que se sufren desde el más peligroso de los ingredientes para enrarecer, distraer y atacar las participaciones sociales que buscan reinvidicaciones necesarias para mejorar la situacion del pueblo...EL NEGOCIO DE LA GUERRA que se ha convertido en si mismo en "una entidad" y viene de un "origen" y se ha convertido en EL MAL QUE TODOS SUFRIMOS EN LA REGION, será un componente presente en todo momento político en nuestros paises... tendremos que aprender a "dormir con el enemigo". En nuestros paises México y Colombia están apareciendo "las fosas" humanas y de las políticas que tienden a mantenernos en "conflicto" interno que nos hará suceptibles de "ayudas" que sabemos en que dirección nos las "aplican".
    Hay quienes no consideran esta situación en sus análisis.... un saludo J.G. El s,

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