Petro: entre contradicciones e innovaciones
Entrevista a
Fernando Dorado sobre Gustavo Petro y la situación política colombiana realizada en el mes de octubre de 2022
Salvador
López Arnal
El Viejo Topo
1.
¿Qué ha significado para la ciudadanía trabajadora colombiana, y para el país
en general, el triunfo de Gustavo Petro en las últimas elecciones
presidenciales?
En Colombia desde
el asesinato del líder popular Jorge Eliécer Gaitán (1948), la oligarquía
terrateniente en alianza con el gobierno de los EE.UU. logró instrumentalizar
la resistencia popular y los alzamientos armados de sectores campesinos para
impedir los más mínimos avances democráticos y mantener su poder económico y
político.
Dicha
instrumentalización consistía en inocular en la mente del pueblo el miedo al
comunismo o “castro-chavismo” como le llamaron en los últimos tiempos. El
triunfo electoral de Gustavo Petro y Francia Márquez es un logro histórico
porque rompe con esa hegemonía política de larga data de la casta dominante
colombiana, hecho que fue posible después de la desmovilización de las Farc.
Significa la
derrota del sector más reaccionario y violento de esa oligarquía que ha
liderado durante los últimos 20 años Álvaro Uribe Vélez, con el apoyo de las
derechas continentales incluyendo a la derecha española. Ese triunfo electoral
es también resultado de la acumulación de diversas luchas populares a lo largo
de más de cinco (5) décadas que incluye el “estallido social” que se inició en
noviembre de 2019 y se mantuvo hasta julio de 2021.
Es
importante recordar que Gustavo Petro y Francia Márquez son resultado de
diversas y variadas luchas sociales y políticas tanto de Colombia como de
América Latina. El primero, fue en su juventud militante del M19, movimiento
guerrillero de carácter nacionalista, y ha sido protagonista de las luchas por
justicia social durante las últimas tres (3) décadas como congresista y actor
político después de la desmovilización de esa guerrilla y la aprobación de la
Constitución Política en 1991. Francia, es una dirigente de comunidades negras
(“afros”), ha encabezado importantes movilizaciones en defensa de los derechos de
las mujeres y en contra de mega-proyectos minero-energéticos que afectan a
amplios sectores de la población rural.
El triunfo
electoral del Pacto Histórico, por tanto, es un logro del conjunto de los
trabajadores y sectores populares (campesinos, indígenas, afros, precariado,
etc.) y sectores democráticos de nuestro país, que luchan desde siempre por
cambios estructurales en nuestra sociedad, empezando por conquistar una paz
plena y una democracia que garantice la participación popular y, hacia el futuro,
superar -en alianza con los demás pueblos de América Latina- un modelo
económico que destruye la vida humana y la naturaleza.
2. ¿Qué novedades contienen las
propuestas políticas de Gustavo Petro respecto a otras experiencias latinoamericanas
progresistas?
En términos de
propuesta política la principal diferencia de Petro con los programas de los
gobiernos de izquierda y/o progresista es su insistencia en impulsar con fuerza
y determinación una política de defensa del medio ambiente, romper con el
modelo económico dependiente de los combustibles fósiles (carbón, petróleo y
gas) y propiciar condiciones para desarrollar un proceso de industrialización
de nuevo tipo.
En términos de
estrategia política, Petro, aunque es crítico del sistema capitalista a nivel
global ha planteado “desarrollar el capitalismo” en Colombia, dado que en este
país lo que ha predominado es una especie de “feudalismo criollo”, en donde la
mentalidad rentista de los terratenientes ha confluido con un proceso de
transnacionalización de la oligarquía, basado en la canalización y acumulación
de los recursos producidos por el narcotráfico y el manejo rentístico y
especulativo de la propiedad de la tierra, de los recursos naturales (“economía
extractivista”) y de los recursos del Estado (fondos de pensiones, servicios
públicos, salud y educación, etc.).
En términos de
táctica política Petro impulsa procesos de organización relativamente
flexibles, basados principalmente en una especie de “corriente de pensamiento”
y en “redes y nodos” que articulen a la dirigencia más avanzada de los
diferentes sectores políticos y sociales. Su prioridad actual es consolidar el
proceso de paz, fortalecer espacios democráticos y desarrollar la reforma
agraria. “Democratizar el conocimiento, el crédito y la producción”, es uno de
sus principales lemas.
3. Sobre su
discurso en la Asamblea General de la ONU del pasado septiembre de 2022 (https://rebelion.org/discurso-completo-del-presidente-gustavo-petro-ante-la-onu/), usted ha señalado que el presidente Petro se
expresó como humanidad y para la humanidad, como una víctima o como el
representante de las víctimas de un modelo económico injusto, depredador e
irracional. ¿Qué víctimas son esas? ¿Habló solo de ciudadanos colombianos?
Gustavo Petro tiene una formación universal. Sabe
que la lucha por superar la dependencia de la energía eléctrica producida a
partir de la quema de combustibles fósiles y detener o atenuar el cambio
climático o crisis ambiental que sufre la humanidad no es un problema sectorial
y/o nacional, sino que hace parte de una amplia lucha por derrotar y cambiar un
modo de producción basado en la acumulación de capital, que calificó en ese
discurso de irracional, que estimula el consumismo obsesivo como herramienta
para continuar reproduciendo un crecimiento también irracional. Por ello,
aunque su discurso parte de la realidad colombiana y de la selva amazónica, su
denuncia abarca la posibilidad de la extinción de la especie humana en el
planeta tierra como consecuencia de los impactos que tiene ese modelo de
desarrollo depredador y destructor de la vida.
4.
¿Se puede considerar a Petro un político anticapitalista? En el discurso ante
la Asamblea del que hablábamos denunció la adicción a la ganancia como la madre
de todas las adicciones que llevan la humanidad hacia su extinción.
Gustavo Petro es un político con una amplia
formación teórica. Además de alimentarse de las ideas de Marx y de teóricos
marxistas, ha ido integrando en su visión política a otros pensadores,
filósofos y economistas de variadas escuelas, y aunque no se declara
“anticapitalista” impulsa iniciativas de carácter “poscapitalista”, más en la
vía de autores como Jeremy Rifkin, Paul Mason y Mariana Mazzucato.
5.
¿Qué tipo de gobierno preside? ¿Un gobierno ecosocialista? ¿Un gobierno
interclasista? ¿Un gobierno de centroizquierda moderado?
En
Colombia el proceso de transición democrática que está en juego ha articulado
la acción y el interés de diversas clases sociales y sectores económicos. Ese
proceso ha generado una especie de “alianza interclasista” que básicamente está
liderado por fracciones de la “burguesía emergente”. No obstante, el grueso de
la fuerza social está compuesta de trabajadores, clases medias empobrecidas,
pequeños y medianos productores agrarios, los “profesionales precariados” y
otra gran cantidad de sectores marginados y excluidos del “progreso”.
Incluso,
sectores de la oligarquía financiera se han acercado a dicho proceso político a
fin de defender sus intereses, siendo conscientes que el modelo económico
dependiente de la exportación de materias primas y de la especulación
financiera está en crisis. Por ello, tanto el Pacto Histórico como el mismo gobierno
es un espacio en permanente disputa. Diversos sectores políticos, diferentes
clases sociales y variadas concepciones políticas, impulsan iniciativas que de
alguna manera confluyen en este momento pero que más adelante tendrán que irse diferenciando
y cualificando.
No
es un gobierno “ecosocialista” pero impulsa iniciativas que coinciden con esa
corriente de pensamiento. No es propiamente de “centro-izquierda” pero acoge
fuerzas de ese tipo, y la “moderación” que muestra en diversos campos de acción
se corresponde con una correlación de fuerzas que muestra que los sectores de
izquierda y progresistas son todavía una minoría dentro del Congreso (“asamblea
nacional”) y dentro de la sociedad, y que para avanzar con cambios
estructurales se requiere una mayor acumulación de fuerzas sociales, políticas
y culturales, no solo a nivel de nación sino en la región, continente americano
y mundo en general. Es importante recordar que Petro aventajó a su rival por
700 mil votos, lo que significa una diferencia real de 350 mil votos, que
frente a una votación total de 22 millones es algo insuficiente.
6.
¿Es partidario del decrecentismo? ¿Lo es su gobierno?
Hasta ahora sólo la Ministra de Minas y Energía,
Irene Vélez, en los debates y diálogos sobre los planes de transición
energética planteó la idea del “decrecentismo” como propuesta para los países
industrializados, y a raíz de esa intervención se inició una discusión sobre
ese tipo de temas. El presidente Petro la respaldó públicamente, pero es un
debate aún incipiente en Colombia.
7.
¿Qué fuerzas políticas le apoyan actualmente? ¿La izquierda colombiana le apoya
sin fisuras?
El Pacto Histórico es una coalición de fuerzas de
izquierda y progresistas que agrupa a la mayoría de partidos y movimientos de
ese espectro político, con la única excepción del movimiento “Dignidad” (Moir),
agrupación de origen “maoísta” con cierta presencia en sectores agrarios, pero
que en la actualidad está muy debilitada. No obstante, el Pacto Histórico es un
proceso de articulación relativamente reciente y el mismo Gustavo Petro ha
planteado que su proyecto político está todavía en una especie de “búsqueda”,
de aprendizaje práctico y de experimentación política.
Además, en la segunda vuelta electoral y en la
conformación del gobierno, Petro logró construir una coalición más amplia con
partidos de “centro” y de “centro-derecha”, que le ha permitido en pocas
semanas avanzar en diversos campos de la lucha política interna. En los primeros
días de gobierno logró la depuración de las fuerzas armadas de sectores
“uribistas” y posiblemente “golpistas”, restableció relaciones con el gobierno
de Venezuela, abrió la frontera con el país vecino, ha hecho acercamientos con
el Eln para reiniciar las conversaciones de paz suspendidas por el anterior
gobierno, y avanza en la implementación de la reforma agraria con la inminente
compra de tierras para distribuirlas entre campesinos, indígenas y comunidades
negras. Petro desarrolla una especie de “pactismo” pero no ha renunciado a
ninguna de las políticas y reformas que propuso en la campaña electoral.
8.
¿No hay temor que la reacción pueda dificultar por todos los medios a su
alcance, que son muchos, la acción de su gobierno y crear una situación de
crisis?
Las elecciones de 2022 evidenciaron que los sectores
más derechistas que encabeza Álvaro Uribe Vélez, que representan a los
terratenientes despojadores de tierras que impulsaron el paramilitarismo en el
pasado, han sufrido un fuerte proceso de debilitamiento político. El ejercicio
bastante mediocre del anterior gobierno de Iván Duque, la acción de la justicia
transicional de paz y otra serie de hechos que han puesto en evidencia los
crímenes y desapariciones forzadas realizadas durante los gobiernos de Uribe,
han mermado su credibilidad y liderazgo, y ello es un factor muy importante a
considerar. Además, el candidato de la derecha uribista (Fico Gutiérrez) sufrió
una enorme derrota política en la primera vuelta y, por ello, las derechas se
vieron forzadas a apoyar un candidato “outsider” (Rodolfo Hernández) que
recogió a muchos sectores que se oponían a Petro, pero se habían distanciado de
Uribe.
En ese sentido, la coalición de gobierno que ha
construido Petro se muestra estable y fuerte, y está siendo aprovechada para
desarrollar la agenda de transformaciones democráticas que hacen parte del
programa del Pacto Histórico. No se avizora en lo inmediato algún tipo de
crisis política, Petro es garantía de un avance paulatino y metódico, y solo,
los sectores más radicales de los grandes terratenientes, y algunos sectores de
la oligarquía financiera, son los que aparecen a la cabeza de la oposición a
reformas que tocan sus intereses como la reforma a la salud, de las pensiones o
la reforma laboral, pero sin posibilidades de generar algún tipo de
desestabilización.
9.
En el ámbito de la política internacional, ¿en qué coordenadas se ubica el
presidente Petro y su gobierno? ¿Su eje es América Latina?
Gustavo Petro, como se afirmó antes, hizo parte de
un movimiento guerrillero de carácter nacionalista que ya en los años 70s y 80s
del siglo XX impulsó una política internacional “no alineada” con bloques
geopolíticos o con alguna potencia internacional. Petro ha sido crítico de los
proyectos y gobiernos que en nombre del “socialismo” se convierten en regímenes
que desconocen o violan los principios de la “democracia liberal”. No obstante,
a pesar de que ha sido crítico de esas prácticas autoritarias y dictatoriales,
en el ejercicio de gobierno ha desarrollado una política internacional basada
en la autonomía de los pueblos y la autodeterminación de las naciones. Por
ello, impulsa relaciones bilaterales con diversos gobiernos con independencia
de su orientación ideológica, promueve la integración de los países andinos y
de América Latina, y se distancia de las guerras promovidas y realizadas por
las potencias imperialistas o “semi-imperialistas”.
Petro ha aprendido de las experiencias de los
gobiernos de izquierda que se han enfrentado o distanciado del imperio
estadounidense pero no han logrado neutralizar la fuerza del gran capital
transnacional, dado que sus economías son dependientes de los centros
capitalistas y financieros, y tampoco encuentran soluciones viables alineándose
con potencias como China y Rusia, que de una u otra manera actúan en el marco
de una economía globalizada y financiarizada.
10.
En cuanto al país hermano de Venezuela, ¿es posible que se vaya construyendo
una relación más fructífera, sin enfrentamientos?
El gobierno de Gustavo Petro ya inició el
restablecimiento de las relaciones diplomáticas y comerciales con la república
de Venezuela. Acaba de abrir la frontera con ese país que estaba cerrada desde
hace 7 años, y logró que la Comunidad Andina volviera a invitar a Venezuela a
hacer parte de ese grupo de integración regional. Además, invitó al gobierno de
Nicolás Maduro a reintegrarse a la Comisión Americana de Derechos Humanos. Todo
indica que las condiciones internacionales se han modificado por efecto de la
guerra de Rusia-Ucrania, especialmente en el campo del mercado global de
combustibles, lo que ha creado una nueva situación respecto del gobierno de los
EE.UU., que va a contribuir para que las relaciones entre Colombia y Venezuela
sean cada vez más estrechas y estables.
11.
Ha hablado usted de que el proceso iniciado por Petro es un proceso de
búsqueda. ¿Búsqueda de qué?
Es el mismo Petro quien ha planteado que su proyecto
está en una etapa de “búsqueda” cuando le han preguntado sobre si su proyecto
es “socialista”, “progresista”, “liberal”, etc. No ha querido identificarse con
ninguna corriente de pensamiento existente. Lo que observo es que Petro avanza
por diversos caminos superpuestos e imbricados. Rescata la idea de la burguesía
latinoamericana (“cepalina”) de los años 50s del siglo XX de la
“industrialización del aparato productivo” pero le agrega el tema del cambio de
la matriz energética, lo cual ubica esa tarea en un nuevo terreno
“poscapitalista”. Petro se ha mostrado crítico del “estatismo”, o sea, de creer
que la transformación de la sociedad -en lo social, económico y cultural- pueda
hacerse principalmente desde la dirección del Estado (y de los gobiernos). Así,
ha propuesto construir un proceso de transformación que se apoye en las fuerzas
sociales que requieren de la democratización del conocimiento y del crédito
(capital), el acceso a la tecnología y el desarrollo de nuevas formas de
relaciones entre los productores y consumidores (“prosumidores”). Y, además,
hace mucho énfasis en la integración de los pueblos y naciones
latinoamericanas, y el impulso a una educación que combine visiones
humanísticas, ecológicas y con alto desarrollo tecnológico. También, apoya los
procesos de reivindicación de los derechos de los pueblos étnicos y de las
mujeres, pero cuidándose de desligar esos “procesos identitarios” de los
intereses de clase.
Petro pareciera estar marcando una estrategia que
actúa dentro del capitalismo, e incluso se plantea desarrollarlo, pero
construyendo en la práctica nuevas formas productivas que –por sí mismas– socaven
las bases vitales de este sistema capitalista, empezando por su matriz
energética y la construcción de nuevas relaciones sociales de producción basadas
en economías colaborativas y solidarias, aprovechando los desarrollos
tecnológicos que hacen posible la aparición de lo que Rifkín denomina
“prosumidores” (productores y consumidores a la vez, que son sujetos sociales y
productivos que empiezan a unir al trabajador con sus medios de producción, al
trabajo manual con el trabajo mental, y al valor de uso con el valor de
cambio). Así, una nueva “guerra de posiciones” dentro del capitalismo podría
estar en la línea de “no pretender apoderarse de la fortaleza sino socavarla
desde adentro” (Lenin), en donde tanto la lucha “desde abajo” (base social)
como “por arriba” (gobiernos, instituciones) sería necesaria para –paulatina y
sistemáticamente– desmontar la estructura que soporta al sistema.
12.
¿En qué consisten los diálogos regionales vinculantes?
Los diálogos regionales vinculantes son encuentros
entre funcionarios del gobierno, dirigentes políticos y los representantes de
las comunidades y organizaciones sociales de las diferentes y variadas regiones
de nuestro país. Se han programado más de 50 encuentros que son grandes
reuniones en donde se implementan métodos participativos para recoger y debatir
las diversas e innumerables iniciativas, ideas y proyectos, a fin de
integrarlas a la construcción del Plan Nacional de Desarrollo, o a otras
políticas, planes y programas del gobierno. Dichos encuentros se han programado
en acuerdo con las organizaciones sociales, alrededor de los principales
problemas que se viven en las regiones, y de acuerdo a lo realizado hasta
ahora, se planea mantener esa dinámica de participación durante todo el ejercicio
de gobierno, a fin de hacerle seguimiento a las políticas y proyectos, y
garantizar un control y evaluación participativa.
13.
Usted ha señalado que ha nombrado en cargos importantes a gente experimentada
con enfoques relativamente tradicionales, pero que también permite y estimula
que dirigentes surgidos de movimientos sociales o de la academia se prueben y
aprendan en el campo de la gestión del Estado. ¿No hay posibilidad de que salte
alguna chispa contradictoria en un conjunto no homogéneo?
Todo el ejercicio del Pacto Histórico se ha
construido desde la visión del encuentro y articulación de clases y sectores de
clase diferentes y hasta contrarios. La “alianza interclasista” que es una
construcción de la vida real y no solo resultado de la acción política
consciente de los principales dirigentes, implica la existencia de muchas
contradicciones y diferencias. En la actualidad la principal contradicción es
la herencia ideológica de la sociedad patriarcal, colonial, “semi-feudal”,
oligárquica, clasista y racista que está en las esencias “cortesanas” de la
Colombia real, que está representada en la “visión rentística” de la riqueza.
Petro, todavía casi solo, se ha erguido contra esa práctica “improductiva”, que
no solo está en la mente de las castas dominantes, sino que también es
compartida por amplios sectores de las clases dominadas y oprimidas. Pero
también hay muchas más contradicciones por resolver a lo largo de la “praxis”,
que no solo se juega en el terreno del gobierno y el Estado, sino que es parte
de la lucha cotidiana en todos los ámbitos de la vida. Contradicción entre la
vía “estatista” y la acción “no institucional”; entre lo “burocrático” y lo
“democrático”; entre lo táctico y lo estratégico; entre el “reformismo
pragmático” y el “reformismo revolucionario”, y muchas contradicciones entre
las clases y sectores de clase que existen en Colombia y que están ellas mismas
en pleno proceso de “auto-descubrimiento”.
14.
¿Se ha iniciado el diálogo con la guerrilla colombiana? ¿Algún resultado?
Hasta ahora es un proceso de acercamiento con los
diferentes grupos armados, principalmente con el Eln. No obstante, es a la vez
un proceso de conocimiento y de diferenciación de los grupos por cuanto la
práctica de todas las guerrillas se ha degradado por efecto de la existencia e
influencia de las economías ilegales y criminales (narcotráfico, minería
ilegal, tráfico de armas, trata de personas, etc.). Lo interesante del nuevo
proceso de “paz total” que se ha propuesto el gobierno de Petro es que lo ha insertado
dentro de una estrategia de mayores cambios en el campo de la reforma agraria,
el desarrollo de las economías agropecuarias de los pequeños y medianos
productores, la definición de una política diferente en la lucha contra el
narcotráfico, el cambio de mentalidad en las fuerzas armadas, la búsqueda de
una justicia restaurativa, la suspensión de la fumigación aérea de los cultivos
de coca y marihuana, y otras iniciativas de ese tipo. Todo parece ir bien,
diversos grupos –incluso algunos de carácter delincuencial- han declarado un
cese de fuegos “multilateral” y el gobierno avanza en la construcción de
herramientas legales para avanzar en ese proceso de paz.
15.
Usted ha señalado que Petro es el primer gobernante progresista de la región
que parece actuar con una visión sistémica, compleja y “no lineal”. Los pueblos
y los trabajadores pueden apoyarse en él sin que ello implique delegar toda la
acción social y política en su liderazgo (Petro, usted lo recuerda, ha pedido a
los movimientos y organizaciones sociales que mantengan su autonomía). Tampoco
se ha propuesto construir una organización política tradicional (“partido”).
Todo indica, añade usted, que le interesa construir una “corriente de
pensamiento” que sirva de referente para la acción social y política. ¿A qué ha
querido hacer referencia con esa noción de “corriente de pensamiento”?
Uno de los problemas que encontramos entre los
movimientos revolucionarios que han luchado en el pasado por lograr cambios
estructurales en la sociedad y construir la justicia social, es el relacionado
con la Unidad. Esa unidad, por lo general, se ha construido alrededor de los
Programas Políticos, que, a su vez, están sustentados en “ideologías
políticas”. La práctica ha demostrado, desde los tiempos de Marx, que mientras
se está en la oposición y en la lucha por “acceder al Poder”, la dirigencia se
mantiene unificada pero que una vez, se accede a niveles o espacios de
gobierno, los partidos y movimientos se dividen en varios bandos.
Significa que la “unidad” no era tan cierta, o era
muy débil. Lo estamos viendo ahora en Colombia con las fuerzas de las
guerrillas de las Farc que se desmovilizaron en 2016. Hoy se han dividido en
más de cinco (5) fracciones. Y lo mismo ha sucedido con los procesos de
izquierda y progresistas de América Latina que –vía electoral- han llegado a
administrar lo que denomino como “Estado heredado”.
Es claro que esa situación corresponde a que los
partidos y movimientos políticos no sólo representan intereses diversos de las
diferentes clases y sectores de clase, sino que los mismos integrantes de esas clases
y sectores de clase tienen orígenes e historias diferentes. Por otro lado, han
surgido nuevos procesos de lucha relacionados con temas de identidad (género,
etnia, cultura, edad, etc.), diversas visiones de futuro, y, además, la
diversidad que surge en la relación entre conocimiento y realidad, entre error
y acierto, entre la práctica y la teoría, llevan a que el logro de la unidad
enfrente nuevos retos.
En el pasado se quiso resolver ese problema por
medio de lo que se llamaba el “centralismo democrático”, que era el eje
organizativo de los partidos comunistas. Hoy pareciera que se requieren nuevas
formas de actuar de cara a la sociedad y a las bases sociales, con métodos más
flexibles y participativos, en donde las ideas más avanzadas y más acertadas se
abran camino en la lucha política, ideológica y cultural, a fin de que mediante
diversas formas de democracia (directa, representativa, deliberativa, ilustrada,
plebiscitaria, etc.) sea la sociedad en su conjunto la que decida los caminos y
suertes por jugar. Los proyectos conducidos por “minorías iluminadas” y por “actos
insurreccionales” hasta ahora nos han llevado a un callejón sin salida y, por
ello, se hace necesario inventar otras formas de acción política, en donde la
unidad surja del debate en medio de la práctica social, y en esa apuesta una
“corriente de pensamiento” puede ser un instrumento ideal.
16.
¿Quiere añadir algo más?
No, por ahora dejaría allí.