martes, 17 de noviembre de 2015

“PARIS EN LLAMAS”: TERROR AL SERVICIO DE LA DESINFORMACIÓN Y EL SAQUEO

Popayán, 20 de noviembre de 2015
“No hay temor alguno en el amor”
I Ching
“La dictadura con guantes de terciopelo inicia su marcha”
Thierry Meyssan
“El enemigo de nuestro enemigo, es peor que nuestro enemigo”, dice Anthony Cordesman del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales refiriéndose al Emirato Islámico de Irak y Siria (ISIS) y al presidente sirio Bashar al Assad. (http://bit.ly/1lyzU6h). Así de compleja es la realidad del mundo actual.
Y el presidente ruso Vladímir Putin en la pasada Asamblea General en Nueva York dirigiéndose a los gobiernos de los países occidentales que alimentan la guerra en el Próximo y Medio Oriente, les pregunto en tono de reproche: “¿Se dan cuenta de lo que han hecho?” (http://bit.ly/1QSydwx)    
La respuesta –en parte– nos la dan los hechos ocurridos en París el pasado 13 de noviembre. Pero también, lo sucedido 2 días antes en Beirut (Líbano), la actual toma de un hotel de turismo en Bamako (Malí), y tantos hechos luctuosos que giran alrededor de la intervención militar directa de los EE.UU., la OTAN, Rusia y China en la guerra de Siria.
Todo ello nos obliga a reflexionar sobre la actual situación. Mucho tiene que ver con nuestra región latinoamericana y colombiana. Todo está conectado, solo falta “ver”.
Breve pero necesaria historia
Los imperios europeos después de la primera guerra mundial desmembraron lo que quedaba del imperio otomano. Crearon una serie de “países o naciones” artificiales e incentivaron las diferencias históricas que existían entre la infinidad de pueblos que habitan esa región (árabes, persas, medas, kurdos, afganos, semitas, palestinos, turcos, etc.) y entre las diferentes tendencias religiosas, especialmente entre los musulmanes chiitas y sunníes.
Toda esa intervención y repartimiento giró alrededor de apoderarse del petróleo y controlar una región que siempre –desde que se conoce la historia–, ha sido parte vital y estratégica del mundo. Allí se concentran todas las civilizaciones del continente euro-asiático, es el núcleo de la ruta de la seda, y los estrechos de Ormuz y del Suez son paso obligado por mar.
Sin embargo, después de la segunda guerra mundial surgió en el mundo árabe un fuerte movimiento nacionalista que siguió los pasos independentistas de la India, China, Corea y Vietnam. El egipcio Gamal Abdel Nasser y el tunecino Habib Bourguiba fueron sus principales figuras. El “panarabismo” influyó en todo el mundo árabe y musulmán. Fue un proceso parecido al que vive hoy América Latina. Surgieron partidos políticos nacionalistas como el Baaz en Irak y Siria, y después aparecieron líderes como Muammar Kadhafi.
Durante la segunda mitad del siglo XX –a pesar de las contradicciones internas, las rencillas y las divisiones–, los países árabes productores de petróleo consiguieron mantener una relativa autonomía política frente a los gobiernos y grandes consorcios capitalistas, que forcejeaban por someter a esos pueblos y gobiernos para tener un control absoluto de los hidrocarburos.
La revolución islámica iraní en 1979 contra el Sha Mohammad Reza Pahlevi, fortaleció la Organización de Países Exportadores de Petróleo que había sido creada en 1962. A pesar de la guerra y a causa de ella, dichos gobiernos comprobaron la importancia de controlar la producción de hidrocarburos para manejar a su favor el precio internacional de los combustibles. Posteriormente, en 2001, con el empuje que le da el presidente Chávez a la OPEP, el petróleo alcanza precios que incomodan en grado sumo a los gobiernos corporativos de las potencias económicas de occidente.    
De cómo los imperios instrumentalizan la “primavera árabe”
A principios de 2011 explotan las contradicciones sociales, políticas y culturales en el mundo árabe. La crisis económica y la política anti-inmigrante de los países europeos, fueron su principal detonante. Jóvenes tunecinos y después egipcios, encabezan la rebelión contra sus propios dictadores. Se desarrollan verdaderas revoluciones democráticas pero no existían fuerzas organizadas progresistas que las apoyaran y condujeran. La izquierda tradicional estaba casada con los residuos de los viejos gobiernos nacionalistas que habían mutado hacia la autocracia y la corrupción. Se presenta un vacío de poder que es el origen del actual caos.
Los imperios aprovechan la ocasión. Al principio vacilan pero muy rápidamente se dan cuenta que pueden canalizar esos movimientos en su favor. No van a permitir que surjan movimientos democráticos laicos y respetuosos de las diversas religiones, que pusieran en peligro el relativo control que tenían. Empero, ven la oportunidad de desestabilizar la región para debilitar los gobiernos y recuperar totalmente su control. Arabia Saudí fue su gran aliado. 
Muammar Kadaffi les ayuda involuntariamente. Su reacción violenta y criminal ante la provocación organizada en Bengazi por los EE.UU., que usa comandos de Al Qaeda y militantes salafistas, es el motivo que presentan ante la comunidad internacional para legitimar su “intervención humanitaria”[1]. Dicha política está basada en la teoría del “paternalismo liberal” que diseñaron sus asesores expertos en “genocidio y teorías conspirativas”.
Finalmente, lo aprendido en Vietnam, Centroamérica, Colombia, Kosovo, Afganistán, Irak y Libia es lo que están aplicando en Siria con lujo de detalles. 
Enemigos creados para generar miedo
El Emirato Islámico de Irak y Siria (DAESH o ISIS) es una creación del gobierno de los EE.UU., hoy sostenido por poderosos inversionistas de Arabia Saudí y Qatar. Eso ya lo sabe todo el mundo pero lo tratan de ocultar. Hoy ese poder tiene control territorial en Irak y Siria, cobra impuestos, explota y vende petróleo a Turquía y otros países, y ha construido una especie de “franquicia del terror” que actúa en muchas partes del mundo.
Lo anterior se explica porque el poder capitalista global necesita de un enemigo tenebroso y lóbrego. Ellos mismos lo construyeron. Su objetivo es atemorizar a sus propios pueblos. Tratan de ocultar la grave situación económica y ambiental que vive el mundo. Quieren tapar la crisis sistémica que vive el capitalismo. Y claro... justificar su intervención armada en la región más estratégica del continente euroasiático.
Dentro de su estrategia mediática han logrado que los medios de comunicación valoren las cosas de una forma totalmente ilógica y desproporcionada. Si un joven suicida, apasionado y desorientado asesina a inocentes en las calles de una ciudad del mundo “desarrollado” usando una capucha y alguna arma... ¡es un terrorista desalmado...!
Pero, si el presidente de una poderosa nación ordena matar a cientos de miles de personas inocentes utilizando drones y bombas de destrucción masiva... ¡es un defensor de la democracia, la libertad y la cultura universal…!
Siembra vientos y cosecharás tempestades
Debemos recordar en forma reiterativa que los EE.UU. y Europa arrasaron desde hace un siglo con los pueblos del Norte de África y del Medio Oriente. Recientemente Libia, Egipto, Sudán, Afganistán, Irak, Siria y Palestina han vivido verdaderas guerras de despojo.
Hoy esos pueblos –en medio de su desesperación y dolor–, devuelven los golpes de múltiples maneras. No es algo consciente ni planificado pero es contundente y real. Entre esas reacciones están las migraciones masivas hacia Europa que nadie puede detener. También, la violencia fanática e indiscriminada que se origina en el odio y el resentimiento.  
El infierno creado por los imperios toca a sus puertas. Es lo que ocurre independientemente de nuestra voluntad.
La ignorancia es atrevida
Muchos europeos y norteamericanos creen que en los países “desarrollados” viven “bien” o más o menos “bien” (con comodidades) porque son más inteligentes, más disciplinados y trabajadores que las personas de otros continentes.
No saben o se hacen los locos, que sus imperios (inglés, norteamericano, francés, holandés, alemán, español) se enriquecieron robando y saqueando los recursos y el resultado del trabajo de los países de los demás continentes.
No saben o no quieren saber que los más grandes terroristas son sus propios gobiernos.
Por eso, cuando el mundo “civilizado” no reacciona... todo se desata. ¿Quién es el pueblo sojuzgado? 10 millones de desplazados y 220 mil muertos en Siria, generan todo tipo de barbarie. ¿Justa o injusta? El mundo se ha degradado y los pueblos hemos dejado pasar mucha agua bajo el puente.
El problema no es religioso. Estos muchachos suicidas no son ni siquiera “fundamentalistas”. Son jóvenes frustrados y manipulados que quieren pasar a la otra vida haciendo algo heroico.  Ellos no son el verdadero problema, es todo el entorno global, imperial, colonial, el consumismo alienante, la crisis del capitalismo, la falta de valores, lo que crea estos fenómenos.
Y en últimas, son esos mismos gobiernos y la gran burguesía financiera los que se aprovechan para hacer creer a su población que es una lucha entre el “bien” y el “mal”, entre la democracia y el autoritarismo, entre la libertad y el fanatismo, entre “occidente” y “oriente”.
Y claro que no es así. Sin embargo, lo real, es lo que ocurre y golpea. A quienes más les conviene entender lo que ocurre de verdad es a los europeos, para que enfrenten a sus propios gobiernos criminales.
La gravedad del momento y un punto de quiebre
El mundo está al borde de una guerra generalizada, más cruel y degradada que la que viven y sufren los pueblos del Norte de África y del Medio Oriente.
Los pueblos y los trabajadores del mundo entero no deben caer en la trampa de solidarizarse e igualar a todas las víctimas sin explicar las causas, los causantes y los verdaderos perpetradores del llamado “terrorismo islámico”, que son los mismos gobiernos de los EE.UU. y Europa (OTAN).
Una política de apaciguamiento hacia los EE.UU. y hacia Europa sólo agrandará el problema.
Las víctimas del mundo desarrollado no son víctimas del terrorismo islámico. Son víctimas de sus propios gobiernos, de la manipulación de los medios y de su propia indiferencia con unas guerras que les permiten a sus gobiernos y clases dominantes, expoliar a los pueblos de otras naciones y con esa riqueza calmar a sus pueblos con pequeñas dádivas.
La solidaridad que se requiere debe partir de la denuncia de los verdaderos criminales, de los que crearon y utilizaron a Osama Bin Laden, de los que financian al Estado Islámico, que son los que posan de demócratas y defensores de la libertad.
El llamado a la Paz debe estar dirigido a los gobiernos de los países agresores. Obama, Merckel, Hollande, Cameron, Rajoy, etc., son los responsables de la violencia que hoy sufren millones de inocentes, entre ellos, las víctimas de París.
La situación en Siria evoluciona a pasos agigantados y… es muy grave...!
Muchos analistas relacionan la situación de Siria con la de la desmembrada Libia. Hace cuatro años todas las potencias –incluidas Rusia y China– se coaligaron para derrocar y sacrificar a Kadhafi. Sin embargo, ahora es más grave. Por entonces, Rusia y China consiguieron morder algo del petróleo y de los negocios de Libia.
Además, el momento daba para que la rebelión árabe creciera y a esas potencias tampoco les interesaba un levantamiento general en la región. También, la posible desestabilización económica era su prioridad. No la querían ni soportaban. Por ello negociaron con la OTAN, y... Libia fue repartida y descuartizada una vez más.
Ahora con Siria la situación es mucho más compleja. Rusia y China no pueden ceder. Es territorio de su influencia. El petróleo es poco pero los intereses geo-estratégicos son muchos. No pueden dejar colgado a Al Assad y a Irán.
Es evidente, Rusia ataca a ISIS pero lo hace para sostener su influencia en Siria. Si Al Assad llegara a caer (que es poco probable pero no imposible), Putín necesita sostener un gobierno aliado o cercano. Allí está la complejidad del asunto.
Es seguro que ese conflicto seguirá calentándose. EE.UU. ya sabe cómo es el negocio, por eso quiere moderar a Europa y llegar a acuerdos con Rusia.
Pero Francia y los países europeos son los que están recibiendo la presión de los inmigrantes sirios, árabes y africanos, y del llamado "terrorismo islámico".
Y el DAESH o Estado Islámico de Irak y Siria sabe dónde golpear.
El seguimiento a éste conflicto es apasionante. Allí se desnudan todas las contradicciones del mundo contemporáneo, el posterior a la caída del muro de Berlín. La gran burguesía financiera global no logra ponerse de acuerdo. Los bloques geo-políticos se fracturan y el mundo puede estallar...!
A manera de conclusión
Los imperios aprendieron a instrumentalizar a su favor todo tipo de conflicto armado.
Lo que hacen en el Próximo y Medio Oriente lo perfeccionaron en conflictos anteriores.
Ya no les importa si los “guerreros” tienen ideología, religión, nacionalidad, etnia u otros intereses. Los utilizan primero y después los desechan.
Sus fines son diversos y complejos:
- Degradar la guerra y quitarle apoyo popular a todos los combatientes;
- Apoderarse de los recursos naturales debilitando al máximo el poder de negociación de los gobiernos, así sean sus “amigos”;
- Generar caos y desesperación para poder intervenir desde afuera;
- Arrodillar al máximo a los gobiernos y a la población;
- Desinformar y aterrorizar a su propia gente con amenazas externas;
- Destruir infraestructura para hacer más dependientes las regiones intervenidas y volver a “reconstruir” con sus propios contratistas;
- Tensionar y llenar de nervios a las personas para:
1. Bajarle la moral e incentivar el pesimismo;
2. Que se sienta insegura, se encierre y sospeche de todo el mundo;
3. Que acepte intervenir todas las comunicaciones y acabar con la intimidad;
4. Hacerla dependiente de todo tipo de adicciones que es la base del consumismo obsesivo: alcohol, droga, religión, entretenimiento, comida, trabajo, artificios electrónicos, pornografía, etc.;
5. Acabar con el pensamiento crítico[2];
6. Militarizar el mundo.
Y seguramente, tienen muchos más objetivos... ¡algo debe hacer la humanidad para derrotar ese “Leviatán”!
Hasta la paz de Colombia se juega en esos escenarios
Nota: Colombia no puede hacer la paz interna para involucrarse en la guerra del Medio Oriente como lo pretende el presidente Santos. Debemos decir NO a la participación de tropas colombianas bajo el mando de la OTAN.
E-mail: ferdorado@gmail.com / Twitter: @ferdorado



[1] Sunstein, Cass R. y Vermeule, Adrian. “Conspiracy Theories”.  Harvard Law School, 2008.

[2] Los creadores del “liberalismo paternalista” plantean las siguientes fórmulas para aplicar a su propia población: 1. El gobierno puede prohibir las teorías conspirativas; 2. El gobierno podría imponer una especie de impuesto, financiero o de otro tipo, a quienes difundan tales teorías; 3. El gobierno podría implicarse en un contradiscurso para desacreditar las teorías conspirativas; 4. El gobierno podría contratar partes privadas creíbles para que se impliquen en un contradiscurso; 5. El gobierno podría implicarse en la comunicación informal con las terceras partes y estimularlas. Óp. Cit. “Conspiracy Theories”.  

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