América Latina: ¿Replanteamiento burgués frente a segunda oleada democrática?
Popayán, 24 de marzo de 2012
En la Cumbre de las Américas que se llevará a cabo en Cartagena (Colombia) entre el 9 y el 15 de abril se protocolizará un nuevo tipo de relación entre el gobierno de los EE.UU. y la Gran Burguesía Latinoamericana GBL (“trans-nacionalizada”) en donde por primera vez en la historia del continente, la iniciativa no la va a tener totalmente el gobierno de Washington.
Tal planteamiento no corresponde a expectativas falsas ni a ilusiones. Son hechos los que conducen a esa conclusión. Debe quedar claro que ese viraje – que es una verdadera re-conducción política – que tímidamente está perfilando la burguesía latinoamericana, no responde a la intención de beneficiar a los pueblos y trabajadores de la región. ¡No!
No se trata de eso. Es un re-direccionamiento táctico que les sirve tanto a ella (la GBL) como al gran imperio para defender sus intereses corporativo-capitalistas que se encuentran amenazados por el avance de los pueblos en su proceso de conquistar soberanía y autodeterminación. Es evidente que los pueblos y los trabajadores, en la medida en que han saboreado pequeñas partes del poder, están dispuestos a exigir y avanzar hacia caminos alternos de mayor profundidad.
La muestra concreta – que marca la virada, el desvío, frente a la política tradicional de los EE.UU. – está relacionado con la política contra las drogas. Desde hacía varios años, ex-gobernantes de la región como los ex-presidentes Zedillo de México, Cardozo de Brasil y Gaviria de Colombia, habían planteado la necesidad de replantear la política contra el narcotráfico que los EE.UU. impusieron en la región desde los años 80s del siglo XX.
Ahora, ya no se trata de ex-gobernantes. Santos planteó la necesidad de revisar dicha política ante la CELAC en Cancún, y ahora, con acompañamiento del presidente de Guatemala, ha concertado con México y otros países centroamericanos la presentación de una metodología para llevar a cabo dicha revisión. El gobierno estadounidense ante la contundencia de los hechos – fracaso de su política de “guerra contra las drogas” –, ha aceptado a regañadientes tal iniciativa.
Otro tema álgido para los EE.UU., es la aceptación de Cuba dentro de la Comunidad Americana de Naciones. Se va a debatir y aprobar que no habrá nuevas cumbres sin la participación de la isla. Es muy seguro que sea una condición de los países del ALBA para asistir a la Cumbre y que a pesar de la molestia de Washington sea parte de la declaración final de la misma.
¿Una nueva oleada de revoluciones democráticas y nacionalistas?
En el año 2012 se realizarán elecciones presidenciales en dos países claves de la región que ya muestran que los pueblos latinoamericanos van a seguir por la senda de las transformaciones democráticas y nacionalistas. México en julio y Venezuela en octubre.
De ganar Andrés Manuel López Obrador en México y Hugo Chávez en Venezuela, como ya lo dejan ver todas las tendencias electorales, se estaría inaugurando una nueva oleada de revoluciones pacíficas nacionalistas en América Latina. Sería la segunda oleada después de los procesos abiertos por Venezuela en 1.999 y continuados por Brasil, Argentina, Ecuador, Bolivia, Surinam, Uruguay, Paraguay, Honduras (frustrada por el golpe militar) y El Salvador.
Sería una continuación de lo que se inició tímidamente en Perú con el triunfo de Humala. No es mucho pero es un paso importante. Éste 2° ciclo democrático ha sido pre-anunciado por los movimientos estudiantiles de Chile y de Colombia, y los alzamientos en muchas regiones del continente contra las explotaciones mineras a manos de transnacionales extranjeras.
Así los gobiernos sólo puedan hacer transformaciones parciales a nivel interno, todo configura un cuadro regional negativo para la política de los EE.UU. Esa nueva etapa va a reforzar los procesos revolucionarios que han usado la forma institucional-electoral para acceder a una parte del poder – vía gobiernos democrático-nacionalistas – y se van a constituir en un factor de avance cualitativo de la integración latinoamericana.
Esa es la razón que ha llevado a la Gran Burguesía Latinoamericana (“trans-nacionalizada”) a notificarle al imperio estadounidense que su liderazgo y hegemonía política absoluta en la OEA ha llegado a su fin y que – al igual que ella (la GBL) – debe tomar nota de las nuevas realidades regionales para defender de una manera diferente sus intereses.
No es un rompimiento; es un replanteamiento
Es importante tener en cuenta que a pesar de que existe una oligarquía plutocrática global, que así los grandes capitalistas estén estrechamente entrelazados y concertados, no es menos cierto que en momentos de crisis, sus intereses se diferencian y bifurcan. Sobre todo en su comportamiento político concreto en cada país, región y hasta continente. Y por ello mismo es nuestro deber aprovechar hasta la más mínima fisura. En eso consiste la política.
Implica entender la Ley del Desarrollo Desigual y Combinado, que es ley general de la vida. Ella hoy podría decirnos que existe un sistema mundo-capitalista pero que en su interior conviven bloques de poder diferentes y que en la medida en que la crisis se haga más profunda, esas contradicciones producirán – inevitablemente – grietas y fisuras que se deben explotar.
Hoy la metrópoli está en crisis económica y política. Si no fuera así no tendrían que invertir tanto dinero en guerras reales y mediáticas. La oligarquía latinoamericana – a pesar de que comparte los intereses de la metrópoli imperialista – está viviendo una bonanza en lo económico (básicamente por el aumento de los precios de las materias primas y la avalancha de inversiones que llegan del mundo desarrollado en crisis), pero tiene grandes amenazas en lo político por los avances revolucionarios de los pueblos y de los trabajadores.
Por ello es importante entender las diferencias al interior de la oligarquía regional. Una cosa es el actuar de la oligarquía venezolana frente a Chávez y otra el de la brasileña frente a Lula. ¿Cómo se explica? Por un lado la oligarquía anti-chavista es fácilmente manejada por Washington, no así en el caso de Brasil. Por otro, Lula no es Chávez, ni son procesos idénticos. En Colombia, así Santos sea neoliberal como Uribe, ha dado un viraje, no para solucionarle los problemas al pueblo, sino para seguir defendiendo sus intereses con nuevas estrategias y métodos. No entender ello sería gravísimo, ya que responderíamos de igual manera a una táctica diferente.
Pero además, lo que nos debe interesar no sólo son nuestros propios pueblos. El pueblo estadounidense y canadiense – que también se ha empezado a movilizar – necesita también de nuestra atención. A ellos – a sus mayorías engañadas – hay que hacerles saber que en América Latina existen pueblos y gobernantes capaces, inteligentes, honestos, que quieren la paz y la justicia social, y que lo que sus propios gobiernos tratan de vender sobre nosotros es absolutamente falso. Y es por ello que hay que jugar en todos los escenarios, sin temor, sin complejos, sabiendo que las mayorías de nuestras sociedades están tras esos objetivos.
Nota: Para Obama habría sido mejor aplazar la Cumbre. No sabemos que consecuencias tendrá éste medroso deslinde de las burguesías latinoamericanas a nivel interno de los EE.UU. Sobre todo porque se da en plena campaña electoral. Él va a tratar de pasar de agache dándole mayor importancia a los tratados bilaterales con diversos países y con su discurso “democrático” (demagógico) de estar dispuesto a arreglar los problemas con los países de Sudamérica que se han mostrado “rebeldes” (Venezuela, Ecuador y Bolivia).
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