jueves, 29 de enero de 2015

EL 2018 Y UN NUEVO PROYECTO POLÍTICO

EL 2018 Y LA NECESIDAD DE UN NUEVO PROYECTO POLÍTICO
Bogotá, 30 de enero de 2015
En las elecciones presidenciales del 2018, si las FARC ya se han reinsertado a la vida civil, el escenario político en el campo democrático y popular podría ser:
Cuatro candidatos con sus respectivos bloques de partidos y tendencias políticas respaldándolos, así:
- Jorge Enrique Robledo por el Polo Democrático Alternativo y el respaldo de algunos otros sectores como Congreso de los Pueblos;
- Sergio Fajardo por Compromiso Ciudadano y el apoyo de una parte de la Alianza Verde;
- Gustavo Petro por Progresistas y algunos grupos afines del liberalismo social y sectores socialdemócratas (posiblemente logre jalonar a una buena parte de las bases “polistas” del sector que encabeza Clara López); y
- Un candidato del "Movimiento Bolivariano" (o el nombre que le den las FARC) con el respaldo del Partido Comunista, UP, Poder Ciudadano (Piedad Córdoba), Marcha Patriótica y algunos otros grupos. Este candidato podría ser Álvaro Leyva o alguien de ese corte.
El gran reto de un Nuevo Proyecto Político, diferente a los actuales, es convocar a la juventud crítica que está dentro del gran espectro independiente. Así mismo, generar audiencia y llegarle con propuestas claras y viables a amplios sectores de la población, incluyendo a los que hacen parte de los partidos políticos tradicionales. La idea es servir de FUERZA ARTICULADORA Y UNIFICADORA, a fin de FORZAR LA UNIDAD no por la vía de las componendas sino con la participación decidida y decisiva de la población.
Sólo así podremos presentar un solo candidato a las elecciones de ese año, que represente al variopinto y diverso “movimiento democrático” que ya EXISTE en Colombia (independientes, alternativos, socialdemócratas, liberales sociales, progresistas y de izquierda).
Para poder hacerlo ese Nuevo Proyecto Político deberá construir una posición política, un programa y unos métodos que se pueden sintetizar así:
- Un poco menos a la izquierda del Polo, especialmente en relación a su visión “estatista” y su nacionalismo estrecho;
- Un tanto más comprometido en lo social que la Alianza Verde y Compromiso Ciudadano, levantando algunas propuestas anti-neoliberales de acuerdo a la fuerza que se vaya aglutinando;
- Una cerrada pero solidaria lucha contra el caudillismo y por construir verdadera organización democrática de los Progresistas, apoyando la “defensa de lo público” y demás aspectos en que se ha avanzado con la Bogotá Humana; y
- Mantenerse deslindado y diferenciado del "Movimiento Bolivariano" sin hacerle descalificaciones históricas pero sin heredar su trágico pasado.
De lograr construirse ese Nuevo Proyecto Político y poder influir con fuerza en la coyuntura electoral para propiciar – por ejemplo – una consulta abierta para escoger el candidato, se constituiría  en un ejercicio esencial, trascendental y determinante, no sólo llegar a ser Gobierno con el conjunto del “movimiento democrático” con un dirigente alterno a los partidos de la oligarquía, sino para consolidar hacia el futuro el bloque democrático que encamine a Colombia por la senda que están trazando los pueblos y los trabajadores de Sudamérica.
Si un Nuevo Proyecto Político no se construye ni influye con fuerza en ese panorama descrito, el grupismo, el individualismo y el fundamentalismo sectario que impera actualmente, volverán a imponerse, y entonces, un candidato de la derecha unificada, como puede ser Germán Vargas Lleras, pasará tranquilamente por en medio.
De allí la urgencia de avanzar en esa tarea propuesta pero ello nos obliga a actuar con paciencia, paso a paso, construyendo bases filosóficas para que el nuevo movimiento tenga una sólida formación ideológica, elaborando un programa adecuado a las necesidades de la población, y desarrollando métodos de organización y acción efectivamente democráticos y participativos.

El reto es grande pero posible. La realidad de los partidos actuales, el escepticismo de la dirigencia intermedia, el autismo grupista y sectario de sus principales dirigentes, y la presión que se siente desde las bases, nos auguran un panorama favorable para avanzar. 

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