La diversidad geográfica y humana del Cauca |
Apreciados (as) amigos (as) y
compañeros (as):
Les envío las siguientes
reflexiones y propuestas como aportes iniciales al trabajo que vienen haciendo en
la construcción del Programa Político de vuestra organización y movimiento
político, y de la coalición o convergencia que están impulsando.
Antes de avanzar sobre el tema,
aclaro que en todo el documento me refiero a “las ideas de Gustavo Petro”, por
cuanto aunque él es el principal referente del proceso político en desarrollo,
he observado que la mayoría de candidatos (as) tanto de Colombia Humana (CH)
como del Pacto Histórico (PH), no desarrollan ni aterrizan en lo nacional,
regional o local, las ideas básicas y esenciales que ha elaborado y viene
impulsando dicho dirigente.
Es claro que para hacerlo se debe
desarrollar tanto el estudio del pensamiento de Petro como el análisis de
nuestra realidad particular, en este caso del Cauca, sus regiones y
comunidades, para plantear ideas, propuestas e iniciativas que recojan la
experiencia y trabajo de las gentes de la región, a fin de hacer coincidir el
pensamiento con la acción transformadora.
Por ello, antes de referirme a
las propuestas para el Cauca, presento un breve y sintético resumen de lo que
considero son los dos (2) puntos estratégicos que ha planteado Gustavo Petro
para el momento actual del país (y del mundo), y las cuatro (4)
democratizaciones necesarias para lograr avanzar en la resolución de dichos aspectos
estructurales de nuestro país.
Síntesis de la propuesta
estratégica y programática de Gustavo Petro
Petro ha planteado dos grandes
tareas estratégicas que deben concebirse y desarrollarse en forma combinada,
imbricada, interrelacionada y creativa, adaptándolas a las realidades locales,
regionales, nacionales, subcontinentales y globales.
Dichas tareas son, para el caso
colombiano, la industrialización del aparato productivo y la
transformación de la matriz energética, reemplazando gradual pero, drástica
y urgentemente, las fuentes de energía de origen fósil por fuentes de energía
renovables (eólica, solar, hidrógeno, geotérmica, undimotriz, etc.).
La combinación de esas dos tareas
en forma creativa lleva a que la industrialización sea de “nuevo tipo” y a que
el cambio de la matriz energética sea realmente “viable” y “sostenible” en el
mediano y largo plazo.
Para poder plantear y ejecutar
esas tareas estratégicas, Petro ha propuesto cuatro (4) grandes
transformaciones democráticas que corresponden a la realidad colombiana. Ellas
son:
1.
La democratización de la propiedad y del uso de
la tierra.
2.
La democratización del capital y del crédito.
3.
La democratización del conocimiento y del saber.
4.
La democratización de las tecnologías digitales
(internet y producción de software).
Cada una de esas transformaciones
democráticas requieren, indudablemente, la democratización de la sociedad en
todas sus áreas y expresiones (relaciones sociales, poder político, medios de
comunicación, etc.), pero no necesariamente deben concebirse como condiciones (mirada
tradicional) sino que ese proceso de democratización será un proceso complejo, resultado
de una lucha permanente, especialmente en el ámbito de lo cultural-ideológico,
y en los demás terrenos de la vida en sociedad.
A continuación se presenta un
ejercicio puntual y sintético de cada uno de los puntos estratégicos y de los
procesos de democratización aplicados al Cauca.
La “industrialización” en el
Cauca
Hablamos de industrialización
como la realización de una serie de acciones dentro del proceso productivo para
agregarle “valor” a las materias primas que producimos, o a otras que podemos
adquirir en el mercado local, regional, nacional o global, y transformar,
procesar, transportar y comercializar para lograr al máximo la valorización de
nuestro trabajo. Los economistas burgueses le denominan “apropiarse de toda la
cadena productiva”.
Un solo ejemplo sirve para
ilustrar este problema: En la actualidad, Nestlé o Starbucks obtienen importantes
ganancias cuando venden una taza de café en Londres, París, Nueva York, etc. De
esas ganancias solo comparten entre el 4-6% con el productor. Es decir, si
ganan $100 en cada taza, compartirían con el caficultor caucano (o colombiano)
solo entre 4 y 6 pesos (cifras reconocidas por Fedecafé). Ellos adquieren
nuestra materia prima, la tuestan y empacan (procesan) y venden (comercializan)
a nivel internacional.
Y son los grandes productores y
sobre todo, los grandes exportadores de café colombianos, los que desde siempre
han mantenido esa relación de dependencia y de explotación, porque participan
de esa dinámica expoliadora. Para superar esa situación no solo se requiere
cambiar la política cafetera desde la Federación Nacional de Cafeteros, sino
que debemos (y podemos) organizar grandes asociaciones de pequeños y medianos productores
para apropiarnos de ese negocio, incrementar nuestros ingresos y, en medio de
esa dinámica, proyectar nuestras economías para no depender de ese producto
(droga, cafeína) y construir procesos productivos de otro tipo. No obstante, mientras
avanzamos, es un producto estratégico.
En el momento actual, la economía
del Cauca se basa fundamentalmente en la producción de materias primas. Las
pocas industrias están ubicadas en el Norte del Cauca; allí funcionan como un
enclave (“zona franca”) a partir de la aplicación de la llamada Ley Paez de 1995,
en donde los capitalistas se libran de pagar algunos impuestos sin que en
verdad hagan un aporte sustancial a la economía de la región. La población
caucana vive principalmente de exportar café, cocaína, oro, algunas frutas
(aguacate, fresa, tomate) y algunos otros productos en cantidad menor (trucha,
papa, panela, almidón de yuca, carne y leche). La cocaína y el oro por lo
general no pagan impuestos aunque “irrigan” mucho dinero.
Es importante anotar que cuando
se habla de combinar el proceso de “industrialización” con la transformación de
la actual “matriz energética” para enfrentar el cambio climático (y demás
aspectos implicados), se tiene que pensar en nuevas formas de industrialización
que están en desarrollo en el mundo. No estamos hablando de construir grandes
factorías o fábricas, y menos en el Cauca en donde existe una base de pequeños
y medianos productores agrarios que han aprendido y desarrollado una economía “sui
géneris” a lo largo de los últimos 40 años, que es una ventaja y un
potencial para avanzar por nuevos caminos.
Es evidente que para poder impulsar
la industrialización en el Cauca se requiere de un proceso fuerte y sostenido
de organización y asociación de los pequeños productores de la región, con
Huila, Nariño y demás departamentos del suroccidente colombiano (y hasta
Ecuador), de un trabajo de apoyo técnico-científico de las universidades de la
región, y de un apoyo decidido del Estado y del gobierno, que impulse las
democratizaciones que propone Petro para poder avanzar en forma consistente y
gradual.
También tendremos que
desprendernos de la visión colonial, premoderna, feudal y atrasada que hemos
heredado de los grandes terratenientes de origen esclavista, para entender que
la propiedad y el uso de la tierra -en la época del capitalismo senil y
súper-salvaje- solo podrá ser defendida por las comunidades campesinas
(indígenas, afro y mestizas) en la medida en que podamos generar sistemas
productivos que nos permitan enfrentar las “guerras de despojo de territorios” que
impulsan los imperios y conglomerados transnacionales para apropiarse de los
recursos naturales, entre ellos el agua y los minerales del subsuelo.
En ese sentido se plantea que la economía
industrializada -de “nuevo tipo”- que requiere no solo el Cauca sino Colombia y
el mundo, debe ser descentralizada (no concentrada en grandes centros urbanos),
basada en pequeñas unidades productivas; amable y armoniosa con la naturaleza;
agro-ecológica y regenerativa; que vaya construyendo una verdadera y efectiva
seguridad y soberanía alimentaria; con tecnologías “de punta” pero adaptadas a
nuestras realidades, necesidades y cultura; y otras características de ese
tipo. Ya existe y está en desarrollo el conocimiento, la tecnología y la
experticia para poder hacerlo.
En cuanto a propuestas e
iniciativas concretas se pueden adelantar las siguientes:
-
El fortalecimiento cualitativo y cuantitativo de
la producción de nuestras materias primas de origen agropecuario y la
apropiación (colectiva, asociativa) de esas cadenas productivas para disputarle
la ganancia a los grandes monopolios capitalistas.
-
Procesar nuestros propios alcoholes (de caña
panelera, de jugo de fique, otros productos) para no depender del Ecuador u
otros departamentos, generando trabajo y desarrollo tecnológico. Una alianza
entre la Industria Licorera del Cauca y los pequeños y medianos productores de
panela, es viable y competitiva. Si el Estado subsidia la producción de Etanol
de los grandes ingenios cañeros, bien puede apoyar al pequeño productor.
-
Cada sector productivo puede desarrollar dichos
procesos en coordinación con las universidades, los gobiernos locales y
regionales, y con la empresa privada. Se requiere creatividad y conocimiento
técnico, así como capital de inversión.
El cambio de la matriz
energética en el Cauca
El Cauca hoy no es productor de
energía eléctrica. Dependemos de otras regiones tanto en el abastecimiento de
combustibles de origen fósil (petróleo y gas) como de la energía hidráulica, a
pesar de que tenemos la central de La Salvajina y 6 pequeñas micro-centrales.
No obstante, para desarrollar un
proceso de industrialización de nuevo tipo se necesita producir energía
eléctrica de fuentes de energía renovable. La energía generada en
hidroeléctrica no es totalmente “limpia”, dado que en los embalses se produce
gas metano que es más contaminante y generador de efecto invernadero que el
mismo dióxido de carbono (CO2).
Sin embargo en la región se puede
producir energía eléctrica con base en paneles y fotoceldas solares, eólica
(los cañones de los ríos que bajan de la cordillera central son potencialmente
utilizables), y otras energías limpias y renovables (geotérmica, undimotriz o
de olas de mar, etc.).
Este punto no lo desarrollo sino
que lo planteo en forma general. No soy especialista en el tema pero en la
región existen las personas y empresas que están trabajando la materia.
Democratización de la tierra
en el Cauca
Es un proceso que lleva varias
décadas en el departamento del Cauca, realizado directamente por las comunidades
indígenas, campesinas y negras por medio de la recuperación de tierras y
territorio, o implementada por el mismo gobierno por la fuerza de la presión
social. Se ha hecho a través de las instituciones creadas para la reforma
agraria o por adquisición de predios para adjudicárselo a las comunidades
organizadas o a campesinos en forma individual (Incora, Incoder, programas de
resituación de tierra, reparación a víctimas de desplazamiento forzado, e instituciones
creadas por el proceso de paz, etc.).
No obstante, dicho proceso, a
pesar de la fuerza del movimiento indígena y campesino, ha sido resistido por
los grandes terratenientes que se apoderaron de las tierras fértiles del Norte
del Cauca (tierras planas del Valle geográfico del río Cauca) y de otras
regiones, y también, por terratenientes y empresarios aliados a la empresa
Smurfit Kappa (“Cartón de Colombia”).
Dicho proceso de “recuperación de
territorio” es percibido por muchos sectores caucanos (incluyendo a comunidades
campesinas y negras) como “invasiones”, tanto por la propaganda oficial, las
campañas de desprestigio de los antiguos terratenientes, y por los conflictos
interétnicos y sociales que se presentan a menudo debido a erradas orientaciones
dentro de las comunidades. Todo ello requiere de la mediación de la sociedad y
el gobierno.
Además, dado que ese proceso de apropiación
de la tierra por indígenas y campesinos no ha sido complementado con programas
de crédito, transferencia de tecnología, desarrollo productivo, organización
comunitaria para la producción, etc. (por varios motivos, entre ellos las
desacertadas interpretaciones de la “cosmovisión y autonomía indígena”), no es
visto con buenos ojos y en algunos casos se lo rechaza calificando a las
comunidades indígenas como “nuevos terratenientes” o como sectores
“improductivos y haraganes”, que viven del Estado (dado que no pagan
impuestos).
La problemática de la
democratización de la propiedad de la tierra deberá ser tema a discutir
igualmente dentro de los pueblos y comunidades indígenas, dado que existen
problemas de distribución desigual e injusta de las tierras recuperadas, y
aunque, por ahora es un tema “tabú”, en algún momento tendrá que abordarse dicha
problemática.
De igual manera, se puede afirmar
que desde finales de los años 70s del siglo XX, los campesinos caucanos
-principalmente los que habitan a lo largo de la zona de influencia de la
carretera panamericana (más o menos 30 kilómetros a cada lado), han venido apropiándose
del territorio y defendiendo sus tierras frente al mercado voraz, por medio de
la cimentación de una economía de pequeños y medianos productores, inicialmente
cafetera y panelera, pero que poco a poco, se ha constituido en una producción
de almidón de yuca, cacao, frutas de diversa clase como aguacate, tomate,
fresa, etc., papa, plátano, trucha y otros peces, pequeña ganadería de doble
propósito (carne y leche), y otros productos.
Dicho proceso ha constituido una
barrera u obstáculo para la monopolización de la propiedad de la tierra
mediante su expulsión por parte de posibles compradores de la tierra (como
ocurrió en el Norte del Cauca entre 1950 y 1975), y ha traído aparejado el
apropiamiento colectivo de diversos servicios públicos, especialmente la
construcción de acueductos comunitarios de impacto regional e interveredal, así
como la organización de las gentes para hacerle mantenimiento a vías
carreteables o para presionar al Estado para lograrlo. Igualmente, la expansión
de la electrificación y construcción de escuelas y colegios públicos a lo largo
y ancho de ese territorio, es otro fenómeno que es visible en la región.
Sin embargo, en relación a la
problemática de la tierra han empezado a manifestarse nuevos fenómenos
relacionados con el impacto de las economías criminales (narcotráfico y minería
ilegal) en las diversas regiones del Cauca, que deberá ser materia de
investigación y estudio, dado que la irrigación de los recursos originados en
dichas economías están impactando el valor de la propiedad de la tierra, tanto
en las áreas de cultivo de coca y marihuana, como en los alrededores de las ciudades
y centros urbanos.
En Popayán se mantiene una
especie de monopolio de las mejores tierras urbanizables y dicho problema
también requiere una democratización de la propiedad del suelo, usando las
herramientas e instrumentos institucionales y legales que existen en la
legislación y en el Estado colombiano como la revisión del POT y la creación
del Banco de Tierras.
Como se podrá observar, el tema
de la democratización de la tierra impacta a un conjunto de necesidades como
los servicios públicos, la vivienda, el empleo, la producción, la educación y
hasta la salud, dado que de usarse la tierra en producción de alimentos -base
de la buena nutrición- las condiciones para tener una vida sana mejorarían para
una buena parte de la población.
Es importante anotar y hacerle
claridad a todos los sectores productivos del Cauca que Gustavo Petro no ha
planteado realizar una reforma agraria con base en la expropiación de grandes
latifundios. Su propuesta frente a la existencia de grandes extensiones de
tierra fértil pero improductiva (dedicadas principalmente a la ganadería
extensiva), es aprobar impuestos a las tierras improductivas para obligar a sus
propietarios a hacerlas productivas o a venderlas al Estado para ser entregada
a campesinos sin tierra.
Democratización del capital y
del crédito
Este problema ha sido poco
estudiado en el Cauca y deberá motivarse a la comunidad universitaria (facultades
de economía, ciencias contables y administración de empresas) para que trabaje
con los pequeños y medianos productores en su conocimiento y análisis. No
obstante se pueden plantear algunas ideas sintéticas:
-
El pequeño y mediano productor agrario del Cauca
ha financiado su economía productiva con base en el apoyo de los servicios de
Fedecafé, cooperativa y asociaciones de cafeteros y otras. También, ha
canalizado recursos provenientes e irrigados de la economía del narcotráfico.
Además, por medio de su autoorganización productiva, ya sea empleándose como
trabajador o jornalero en las ciudades, mototaxista, comerciante, etc., ha
podido ahorrar algunos recursos e invertir en su finca. Además, en la última
época se apoya en remesas enviadas por sus hijos que han migrado a otras
regiones o países.
-
Eventualmente el pequeño y mediano productor
caucano acude a programas de crédito de bancos como el Banco Agrario, Banco de
la Mujer u otras entidades privadas, pero el grueso de esos productores
obtienen crédito en almacenes de productos agropecuarios, tiendas o
prestamistas ilegales (“gota a gota”, etc.).
-
La cooperación internacional y la intermediación
de organizaciones no gubernamentales y asociaciones ligadas a programas de
“comercio justo” u otras, también han servido para que el pequeño y mediano
productor caucano acceda a capital de trabajo para mejorar sus economías
productivas.
-
La falta de títulos de propiedad de las fincas y
los rigurosos y costosos requisitos que tienen las instituciones de crédito,
son un obstáculo para el acceso a crédito para miles de pequeños y medianos
productores agrarios (y urbanos) del Cauca.
En este terreno la propuesta de
Gustavo Petro plantea diversas alternativas como la de un Banco Estatal que
potencie diversas formas de crédito para apoyar a los productores con programas
de crédito barato, oportuno, subsidiado, etc. Plantea fortalecer y asociar a
los tenderos para que sean agentes de crédito (ya lo son cuando “fían”
alimentos a los vecinos).
Es evidente que la democratización
del capital y del crédito tiene implicaciones sobre un conjunto de necesidades
de la población relacionadas con el desarrollo productivo, la generación de
empleo, el mejoramiento de los ingresos económicos, y demás necesidades que
dependen de ese aspecto esencial de la vida.
Democratización del
conocimiento y del saber
Es indudable que lograr el acceso
universal y gratuito de la población a los diversos niveles de la educación
formal (primaria, secundaria, tecnológica, superior, etc.) es una tarea urgente
y necesaria.
Sin embargo, el aspecto principal
de ese proceso de democratización consiste en que los métodos y los contenidos
de la formación y capacitación de las gentes -en general- estén relacionados
con la realidad que viven las mayorías, con las verdaderas necesidades de la
población (miradas como potencia y no solo como carencia[1]), lo que lleva a
que la “calidad” de la educación sea llevada a un nuevo nivel.
La democratización del
conocimiento y del saber implica, no solo la trasmisión de conocimientos
“científicos” y “técnicos”, y el adiestramiento de los estudiantes como
“agentes del progreso y del crecimiento”, sino su formación integral para ser
capaces de enfrentar la realidad de un mundo conflictivo y complejo, en donde
hasta ahora son los grandes monopolios capitalistas los que imponen la lógica y
la orientación de la educación.
Llevar a cabo lo anterior, implica
necesariamente valorar y recuperar los conocimientos ancestrales de los pueblos
indígenas y negros, los conocimientos y sabiduría práctica de nuestros
campesinos y del “pueblo”, que ha enfrentado condiciones muy difíciles de
sobrevivencia y que, de una u otra manera, “casi que por milagro”, ha logrado
sobreponerse a muchas circunstancias arduas y fatigosas que por lo general no
son tenidas en cuenta.
La democratización del
conocimiento y del saber debe darse en todas las áreas de la vida, y por tanto,
abarcan casi todas las necesidades de la población. También exige una nueva
mirada sobre esas necesidades, en donde la educación, la salud, el trabajo, la
diversión, la cultura, etc., no pueden estar separadas del conjunto de la vida
y deben ser tratadas de una forma integral, “no tradicional”, “sistémica y
compleja” u “holística”, dicen algunos.
La democratización del acceso
a las tecnologías digitales (internet y producción de software)
Este aspecto del programa de
Petro obliga a la intervención del Estado en esta materia, para ofrecer un
acceso gratuito y universal a la población marginada o de bajos ingresos, y elaborar
una serie de políticas para regular y controlar el monopolio de la propiedad y
el manejo de las redes sociales y, en general, desarrollar la industria de las
comunicaciones y tecnologías digitales en concordancia con los otros procesos
de democratización de la vida del país.
Conclusión
Es evidente que tanto el proceso
de industrialización de “nuevo tipo” como el cambio de la matriz energética en
el departamento del Cauca, y las cuatro (4) democratizaciones planteadas en el
programa de Petro, requieren de un trabajo local, regional y sectorial
(diversos sectores sociales) con las comunidades y sus dirigentes más avanzados
y dispuestos a transformar sus prácticas tradicionales.
Desarrollar un trabajo en este
sentido implica generar procesos de acercamiento entre diversos dirigentes y
organizaciones, relacionado con la campaña electoral pero no necesariamente
condicionado a esa dinámica, con muchas gentes que están trabajando desde
diferentes miradas cada uno de esos temas, y con una amplitud de miras y mucho
sentido práctico.
Además, es importante y urgente
diseñar una estrategia para llegarle con propuestas realizables y viables a
importantes sectores de los productores y empresarios, a los pequeños y
medianos productores agrarios y citadinos, a los jóvenes profesionales que
tienen que irse para otras regiones y países porque no logran desarrollar sus
capacidades en un departamento que no ha logrado salir del atraso y que
mantiene cierta “racionalidad” mendicante y dependiente de otras regiones y del
Estado.
Nota: En estos temas
económicos y de desarrollo territorial es necesario salirle al paso a las
propuestas demagógicas sobre la “carretera al mar” y la “doble calzada” con las
que han venido engañando los politicastros de la región. Es importante y pertinente
entender que en el sistema capitalista, en el cual estamos inmersos y a corto
plazo no vamos superar, las vías de comunicación se construyen con base en
cálculos de rentabilidad económica y productiva. Además, en la Costa Pacífica
Caucana no existe ningún lugar apto para construir un puerto de gran calado
(por algo el puerto de Guapi está en el río del mismo nombre). Tomás Cipriano
de Mosquera, ya en la segunda mitad del siglo XIX tenía claro el asunto y, por
ello, siendo presidente (y empresario) impulsó la construcción del ferrocarril
y el puerto de Buenaventura, y desechó cualquier posibilidad de carretera o
ferrocarril por la costa caucana.
Deseándoles éxitos en sus labores
políticas y organizativas, me suscribo de ustedes;
Fraternalmente,
Fernando Dorado - Activista social
ANEXO
Luchas y reivindicaciones sociales
(las necesidades como carencia y como potencia)
Dentro de las luchas sociales que
se iniciaron en noviembre de 2019 y las que estallaron con mayor fuerza en mayo
de 2021, se pueden diferenciar dos (2) tipos de reivindicaciones planteadas por
los diversos movimientos sociales que participaron en las diferentes
expresiones de lucha, tanto locales y regionales como nacionales.
Unas, son las reivindicaciones
planteadas en numerosos y múltiples pliegos de peticiones (exigencias) por las
organizaciones sociales tradicionales como sindicatos, organizaciones campesinas,
indígenas y afros, pequeños y medianos productores agrarios, grupos de ambientalistas, mujeres y jóvenes, y otras
organizaciones no-gubernamentales.
Dichas reivindicaciones recogen
-por lo general- gran cantidad de necesidades que tienen las comunidades en el
campo de la producción, crédito, tierras, vivienda, servicios públicos,
educación, salud, justicia, autonomía y participación política, derechos
humanos, conflicto armado, sustitución de cultivos de uso ilícito, defensa de
páramos, bosques y agua, luchas contra megaproyectos minero energéticos, y
otras reivindicaciones que, por concebirse desde el enfoque de las “carencias”,
en su resolución terminan dependiendo de la voluntad política del gobernante y
de la asignación de recursos económicos, financieros y humanos (formulación de
proyectos, diseño de leyes, etc.).
La presentación que las
organizaciones sociales le dan a dichas reivindicaciones -por lo general- se
reduce a elaborar los llamados pliegos de peticiones o exigencias, que son
llevados a las mesas de negociaciones con los diversos gobiernos (locales,
regionales y nacionales), que sirven de base para la firma de acuerdos que casi
nunca son cumplidos plenamente, porque los gobiernos se las arreglan para
“cuadrar” las partidas presupuestales asignadas a cada “rubro presupuestal”
existente, y por esa vía, encuentran la forma de salir del paso resolviendo
pequeñas “necesidades”, que muchas veces sirven para empoderar a los dirigentes
de esas organizaciones en sus aparatos burocráticos, sin que -en verdad- se
logren avances sustanciales en políticas públicas que afecten las causas de los
problemas planteados, y tampoco las comunidades pasan a la tarea de construir
soluciones propias, basándose en sus propios esfuerzos y experiencia práctica.
Otras son las reivindicaciones
que plantearon los jóvenes y otros sectores citadinos de grandes centros
urbanos (Bogotá, Medellín, Cali, Bucaramanga y otras ciudades) en noviembre de
2019. Dichas reivindicaciones fueron sintetizadas en forma creativa mediante
consignas llamativas dentro de las grandes movilizaciones lideradas por
artistas y recogían en lo fundamental problemáticas sentidas por el grueso de
la población colombiana como la pobreza, desigualdad e inequidad que se
expresaba claramente en el apoyo a las comunidades campesinas e indígenas (“por
vida digna”), la defensa del proceso de paz y la denuncia del asesinato de
líderes sociales, la preocupación por el calentamiento global y el deterioro
del medio ambiente (“cuidar la vida”), y la insatisfacción con el conjunto de
políticas institucionales propias de un “sistema” que no ofrece ninguna
solución estructural a dichas realidades (“No queremos cambiar un gobierno,
queremos transformar la sociedad”).
Entre esas formas de presentar
las reivindicaciones y necesidades de la gente hay una diferencia importante
que se debe resaltar. En el primer caso, la necesidad se plantea como
“carencia”, como algo que “hace falta”, como un “vacío” que se puede “llenar”
de cualquier manera. Esa forma de presentación es “mendicante”, “dependiente” y
“victimizante”. La respuesta desde el Estado y desde la sociedad fácilmente
conduce al asistencialismo, a que cualquier persona, grupo, gobierno, etc.,
utilice esa forma de presentación, que siempre será “fuera de contexto”, para
hacer demagogia y “seguidismo a la gente”.
En América Latina los gobiernos
“progresistas” y algunos otros, también, han utilizado esa actitud para aprobar
políticas basadas en subsidios que no generan autonomía popular sino
dependencia del Estado, y por ello, luego, cuando dichos gobiernos no han
contado con los recursos para mantener dichas políticas (al acabarse la bonanza
de los precios de los commodities), los mínimos avances políticos
logrados “desde arriba”, o sea, desde el gobierno, fueron revertidos y los
“progresismos” fueron derrotados.
En el segundo caso, las
necesidades han sido trabajadas, agrupadas y elaboradas de frente a la realidad
social, económica, política y cultural de nuestro país y el mundo. Así, la
necesidad es concebida como “potencia”, como “motor”, que empuja a la sociedad
a organizarse y a actuar para buscar y construir soluciones. Cuando las
necesidades se plantean de esta manera, aparece el debate y el trabajo sobre
las soluciones, las estrategias, las políticas públicas, los planes y
programas, los proyectos y los recursos para llevarlos a cabo, y las nuevas
formas de organización que se requieren para avanzar con autonomía “desde
abajo”.
En ese sentido, la propuesta
estratégica y programática que está construyendo y planteando Gustavo Petro en
la actualidad, identifica unas serie de necesidades importantes, las trabaja
tanto como carencia pero principalmente como potencia, y traza
una estrategia y unos elementos programáticos que deben mirarse como un “todo”,
y por ello, antes de avanzar sobre la realidad del Cauca, es importante
detenerse a hacer una síntesis de esa estrategia y programa, para intentar
avanzar en su aplicación en esta región caucana.
Excelente artículo. Para leerlo con detenimiento.
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