viernes, 17 de septiembre de 2021

¿La oligarquía colombiana apoyará una fórmula de “centro”?

Luis Carlos Sarmiento Angulo, Carlos Slim y sus diversos candidatos

Notas de coyuntura electoral 2022

¿La oligarquía colombiana apoyará una fórmula de “centro”?

Popayán, 17 de septiembre de 2021

Los hechos y evidencias

Una serie de hechos y señales ocurridos recientemente nos llevan a prever nuevas actitudes de parte de las castas dominantes de este país. Tal parece que para impedir la llegada al gobierno de la izquierda progresista (Petro) y, a la vez, construir una salida “digna” al expresidente Uribe, impulsarán una fórmula electoral similar a la de Santos pero con una presentación “alternativa” o del supuesto “centro”.

Ellos son:

- Crisis de liderazgo de los candidatos de todas las derechas visibles (CD, CR, la U, liberales, conservadores, etc.);

- La propuesta de amnistía de Uribe y el anuncio de que en esta ocasión no apoyará a ningún candidato;

- La visible promoción y entusiasmo de los medios de comunicación ante la candidatura de Alejandro Gaviria;

- Los tejemanejes por debajo de cuerda de César Gaviria para “colarse” por debajo de la mesa en el “centro”; 

- El debilitamiento de la candidatura de Sergio Fajardo y los nuevos alineamientos de figuras importantes de los Verdes con Alejandro Gaviria;

- El mensaje “tranquilizador” y “unitario” de Mockus y Navarro, figuras prominentes de la Alianza Verde, en el sentido de que aspiran a ser gobierno a toda costa, así sea a la cola de la “derecha camuflada de centro” (estrategia impulsada por Podemos en España);

- El surgimiento de nuevas listas a Senado dentro del Pacto Histórico, que refleja una dispersión de fuerzas, desnudando que no existe una estrategia clara y consensuada;

- El “reacomodo” hacia el “centro” de los “liberales rebeldes” que siempre han sido burócratas y sirvientes del gran capital (los Galán, Lara, Velasco, Cristo, Samper, De la Calle, etc.).

Los polos de atracción

Esos acontecimientos confirman la perfilación de los 3 polos de atracción que habíamos previsto anteriormente:

a) La izquierda y el progresismo con la propuesta del Pacto Histórico;

b) El “centro” (en donde se unirán algunos políticos de “centro-izquierda” y de “centro-centro”, con cierto sesgo puramente anti-petrista y anticomunista, acogiendo en forma camuflada al viejo y corrupto liberalismo con Alejandro Gaviria a la cabeza. Tal parece que la Coalición de la Esperanza agrupará a todas esas “fuerzas” y personalidades políticas; y,

c) Todas las derechas clientelares juntas, en donde el CD y Uribe serán una parte importante pero ya no determinante. Los Federico Gutiérrez, Char, Peñalosa y demás precandidatos se agruparán en una coalición de derechas y clientelar. 

Las perspectivas político-electorales

A la izquierda progresista le tocará diseñar una estrategia inteligente y diferente (o sea, “no más de lo mismo”) para llegarle al pueblo abstencionista y antipolítico. Se puede observar que el Pacto Histórico dentro de las alianzas formales y partidistas, ha llegado a un techo o límite de sumatoria de fuerzas.

Hasta ahora la estrategia “caliente” (confrontadora, “al ataque”, beligerante) de Gustavo Petro, alimentada por algunos dirigentes bien intencionados que caen en triunfalismos idealistas (como ocurrió en el transcurso del Paro Nacional), produce el alejamiento de esa coalición de las clases medias y del “profesional precariado” más maduro. Ello se refleja en el “nuevo aire” que respira el llamado “centro”, que apuesta por atraer a dichos sectores.

Faltando todavía un buen trecho de tiempo (en realidad, sólo son 6 meses para las elecciones de Congreso que será como una especie de “primera vuelta adelantada”), me atrevo a plantear que el grueso de la oligarquía “globalizada” (los Sarmiento, Slim, Gilinsky, etc.), va a jugar sus cartas en favor de un gobierno de “centro”, con un candidato como Alejandro Gaviria (o alguien similar), para contrarrestar y derrotar a Petro y ofrecerle una salida “digna” a Uribe[1].

Por ello, lo más seguro es que las elecciones presidenciales de 2022 enfrentarán en la primera vuelta a candidatos de estos 3 polos de atracción (y algunos otros “sueltos” pero no trascendentes), y en la segunda vuelta (definitiva) al candidato de la “izquierda progresista” (Petro) con el candidato del llamado “centro” que tendrá una fuerte influencia de derecha.

El reto está planteado. La supuesta “unidad alternativa” antes de la primera vuelta es una ilusión. No corresponde a los intereses de las clases y sectores sociales en lucha (que se expresaron con toda nitidez durante el “estallido social”), y tampoco a la evolución que han sufrido en estos últimos años las diversas fuerzas, grupos y personajes políticos que juegan en el escenario electoral.

Lo interesante del momento es tener claro el panorama y actuar en consecuencia.


[1] El expresidente Uribe se ha visto obligado a seguir en la vida política porque tiene graves casos judiciales que lo acosan y persiguen por su papel en el surgimiento y fortalecimiento del paramilitarismo, las miles de desapariciones y el asesinato de civiles no beligerantes haciéndolos pasar como bajas en combate por parte del Ejército durante sus gobiernos, y muchos otros crímenes. Sin embargo, él no actuó solo, fue apoyado por el imperio estadounidense, grandes empresas transnacionales y el conjunto de la clase dominante colombiana. En verdad fue solo un mandadero eficiente, mafioso y criminal del poder oligárquico. No obstante, esa oligarquía sabe que no puede sostenerlo en el poder, que tienen que hacerlo a un lado pero garantizarle impunidad, dado que les hizo enormes “favores” durante la guerra contrainsurgente y conoce muchos secretos.  

5 comentarios:

  1. No entiendo por qué Petro es presentado como una alternativa, ya que él también es financiado por Gilinsky. De todas formas, es cierto que esas serán las futuras candidaturas. No obstante, difiero con el autor en un hecho importante: todos los presidentes de Colombia, desde Uribe, se han declarado de extremo centro (Tercera Vía) públicamente. Ninguno de ellos es una alternativa.

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    1. Bueno, ya lo veremos. Hasta ahora Petro se ha mostrado como algo diferente y contrario al poder existente, por algo lo atacan. Lo del apoyo de Gilinsky habría que analizarlo, Fidel en Cuba le recibió hasta a la mafia estadounidense pero no transó sus principios. Esperemos a ver. Tampoco centro todo en los gobernantes, si me ha leído debe saber que lo principal siempre será la fuerza popular "desde abajo". Pero esa fuerza solo puede surgir con algo de paz y de apertura democrática. Saludos

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  2. El nivel de polarización política al que ha llegado gran parte de la población colombiana, algunos de manera consciente y muchísimos simplemente por ese artificial sentido común que generan medios y partidos, dificulta mucho una definición de centro.

    No creo que podamos clasificar de centro – centro o centro – izquierda a quienes tienen claras definiciones anti petristas o anti comunistas; que son dos posiciones de izquierda: Izquierda progresista Petro, e izquierda fundamentada en la crítica al sistema de vida totalmente dominado por las leyes del mercado y por las convicciones de mantener modelos de democracias restringidas en favor de los intereses económicos dominantes.

    Ponerse el apelativo de centro simplemente es un asunto de marketing, empleando su propia terminología. Son posiciones definidas en una teoría de mercado “humanista” y de cierta apertura democrática, bajo el concepto liberal de la tramposa representatividad, pero que por su ambivalencia resultaron ser peligrosos para la aspiración del avance popular, una vez tienen las riendas de los gobiernos son proclives a ceder a los intereses de quienes mantienen el poder porque viven con el constante temor de ser golpeados, lo que lógicamente pasaría, porque jamás se les ocurre buscar la protección del nuevo programa en las bases populares, como si lo hizo Petro cuando intentaron bajarlo de la alcaldía de Bogotá.

    Creo que nos equivocamos mucho si cobijamos en estas definiciones de supuesto centro a personajes como Alejandro Gaviria, eso es lo que quiere la derecha, para supuestamente despolarizar la discusión política y contar con su Caballo de Troya, muy bien probado en sus cargos anteriores.

    En un caso de segunda vuelta, la historia del 2018 se repetiría. Las supuestas bondades democráticas de un tal Gaviria o un tal Juan Manuel Santos o incluso otros supuestos liberales que hoy buscan algún acomodamiento en el Pacto Histórico, para no perder sus privilegios en riesgo en sus antiguas toldas, se alindarían en torno a la defensa del modelo.

    Si no se logra la mayor cobertura posible para tener una significativa representación en Senado y Cámara, teniendo en cuenta la necesidad de brindarle posibilidades reales a las regiones y sectores sociales, y llegar a presidencia en primera vuelta, cualquier otro esfuerzo puede resultar inútil.


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