VENEZUELA ENCUENTRA UNA SALIDA EN LA FISCAL
Popayán (Colombia), 9
de junio de 2017
Cuando figuras tan
representativas y respetadas en Venezuela como los Dudamel (Gustavo, director
musical de la orquesta sinfónica “Simón Bolívar” y Rafael, técnico de la
selección nacional juvenil de fútbol que hoy triunfa en Corea), le piden con urgencia
y sincero sentimiento al presidente Maduro que rectifique su política actual
frente a las manifestaciones opositoras, la mirada sobre lo que ocurre en ese
país tiene que ser revisada o reafirmada, dependiendo de cuál sea la opinión
que uno se haya formado en los últimos años.
Pero que la Fiscal General, Luisa
Ortega Díaz, chavista de pura cepa, solicite a la Sala Electoral del TSJ que anule
la convocatoria de Asamblea Nacional Constituyente y llame a todos los
ciudadanos a oponerse a esa salida política que planteó el presidente Maduro,
uno siente que las cosas pasaron de castaño a oscuro. Y, mucho más cuando
impugna la designación de los magistrados que hizo el Parlamento el 23 de
diciembre de 2015 exigiendo su desincorporación de ese estamento judicial. La
acción de la Fiscal General es una verdadera rebelión que le otorga legitimidad
y cierta legalidad jurídica a la protesta que desde hace más de dos (2) meses
se lleva a cabo en Venezuela.
Lo más importante es que la Fiscal
se ha convertido en un verdadero referente para el conjunto del pueblo
venezolano. Lo que creíamos que iba a cumplir un sector del ejército patriota,
lo está liderando ella con valentía y prestancia. Su acción es oportuna y de
gran trascendencia. Reta de frente al gobierno y al mismo régimen pero lo hace
desde el campo chavista y bolivariano. Y muy al estilo del presidente Chávez, enarbola
el librito azul de la Constitución para sustentar su llamado al pueblo.
Quienes creen que toda crítica
al gobierno de Maduro sirve para reforzar a la oposición derechista y golpista
de la MUD, no podían imaginar –con su visión dual y dicotómica– que podría
surgir, desde el interior de las fuerzas chavistas una mujer valerosa y honesta
que representa a un pueblo inconforme dispuesto a defender los avances de la
revolución democrática que encabezó Chávez. Esa revolución no consiste solo en
redistribuir la renta petrolera sino, principalmente, en garantizar el
protagonismo del pueblo en su propia tarea transformadora. Es el principal
objetivo que el histórico líder bolivariano reivindicó como el aspecto central
del proceso de cambio. “Confianza en las masas” diría el viejo Mao.
Solo falta que los verdaderos
demócratas venezolanos, chavistas o no, se unifiquen para impedir que los extremos,
representados en los golpistas de derecha y de “izquierda”, sigan imponiendo la
dinámica de polarización para ocultar sus oscuros intereses que camuflan con la
confrontación de cúpulas. Unos, los más reaccionarios golpistas de la MUD defendiendo
una supuesta “democracia” que no pueden ni siquiera imaginar, y los otros, los
falsos chavistas, que no se convencen ni ellos mismo con su retórica
“bolivariana” y “socialista” .
La tarea inmediata es juntar con
vigor y entusiasmo a los demócratas. Construir una “alternativa ciudadana”
verdaderamente democrática, que esté dispuesta a rectificar incluso los errores
que haya podido cometer el presidente Chávez, y que coloque por delante la
unificación de los venezolanos y la búsqueda de un camino paciente y
estratégico para superar el rentismo petrolero y garantizarle un bienestar
cierto a las mayorías venezolanas, sin demagogias populistas ni
asistencialismos paternalistas.
El grueso del pueblo trabajador
apoyará ese camino. Sólo se necesita la unión de los demócratas
“post-chavistas”, vengan de donde vengan.
Por lo menos se le reconoce a medias al presidente Chávez su estirpe democrática y su impulso al protagonismo popular,pero estos demócratas transnacionalizados, hijos de ninguna parte,piden la unión de los demócratas postchavistas vengan de donde vengan,vendrán de USA
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