martes, 28 de febrero de 2012

EL VERDADERO CÁNCER DEL PRESIDENTE CHÁVEZ

EL VERDADERO CÁNCER DEL PRESIDENTE CHÁVEZ

Popayán, 28 de febrero de 2012

El ser humano somatiza los problemas que no puede resolver

La explicación socio-psico-pato-lógica del cáncer que sufre el presidente Chávez tiene que ver con la conciencia que él tiene de la presencia nefasta de la burguesía burocrática[1] dentro del proceso revolucionario, y de la imposibilidad inmediata de impedir que ese cáncer haga metástasis (como lo está haciendo) dentro del Estado venezolano y al interior de las fuerzas revolucionarias bolivarianas.

La imposibilidad de derrotar a esa burguesía burocrática – pegada y amamantada por la renta petrolera – se basa principalmente en la debilidad política de la dirigencia revolucionaria de los trabajadores y demás sectores de clases subordinadas (campesinos y pequeños productores rurales y urbanos), y en el diseño de una política “socialista” que no tiene un claro y fuerte actor-gestor social.

Ante la ausencia de una dirigencia verdaderamente revolucionaria – cualificada y preparada para dirigir el Estado –, el pueblo (Chávez) tiene que apoyarse en sectores reciclados de la vieja burguesía burocrática, que se han pintado de “rojo-rojito” pero que tienen en lo esencial el mismo comportamiento “colonial”, parasitario y corrupto de sus antecesores partidos históricos (adecos y copeyanos).

Lo paradójico de la situación venezolana es que del lado del gran capital – de la reducida burguesía trans-nacionalizada, de la escasísima burguesía industrial y del imperio –, tienen también que apoyarse en otro sector, más elitista, de esa misma clase burguesa burocrática[2].

Ellos aspiran recuperar el monopolio de los recursos energéticos, y a administrar los logros de la revolución “chavista”, ya que los programas sociales impulsados por el gobierno bolivariano pueden asimilarse gradualmente a las políticas neoliberales de carácter asistencialista diseñados para la “población vulnerable”.[3]

Independientemente de qué sector de la burguesía burocrática logre acceder a la presidencia de la república ante una posible ausencia del presidente Chávez, la tarea inmediata de los revolucionarios venezolanos es identificar con claridad los intereses de los trabajadores y de los pequeños y medianos productores (pequeña-burguesía) y fortalecer la línea política que permita jalonar el proceso revolucionario hacia un nuevo ascenso de la lucha de clases.

Se debe entender que dicha tarea no es nacional, es latinoamericanista e internacionalista, dado que el fenómeno de la presencia de la burguesía burocrática en los procesos de cambio es una situación que se vive en toda la región, e incluso ya se aprecia en las revoluciones árabes en desarrollo.

En Ecuador y Bolivia

En Ecuador y Bolivia la contradicción se manifiesta en la oposición de capas altas de la dirigencia de las comunidades indígenas que acuden a diversas formas de camuflaje – cosmovisión pachamámica, radicalismo ecológico, etno-regionalismo – para impedir la profundización de la revolución, que toca y afecta sus intereses.

La misma situación se presenta con las cúpulas burocráticas de los sindicatos de los trabajadores del Estado que a nombre de la lucha contra la privatización se niegan a compartir sus conquistas históricas con el resto de la población y se esconden detrás de posiciones supuestamente revolucionarias para defender un status obtenido durante el “Estado de bienestar”, que oculta ineficiencia, privilegios e injusticia social.

La burguesía burocrática asume muchas formas. Se enconcha en el Estado “heredado” (colonial, por excelencia) entendiendo que es su único refugio. Por ello se plantea “hacer la revolución” utilizando como principal herramienta a un Estado que por su naturaleza colonial no está en condiciones de profundizar la revolución, y por ello se sabotea cualquier esfuerzo de entregar o construir verdaderos espacios de poder popular.

Se considera al pueblo no-preparado para asumir funciones y capacidades decisorias, deteniendo la revolución en una supuesta fase de transición que lo único que intenta es debilitarla, conducirla, impedir su profundización.

La tarea central

La tarea central de los revolucionarios es entender que se requiere con urgencia un nuevo pacto de clases, en donde los trabajadores “informalizados”, precarizados, “precariados” – profesionales y técnicos[4] – asuman su papel de dirección sobre el resto de clases subordinadas, para retroalimentar el proceso de cambio, derrotar las posiciones burocráticas presentes entre los trabajadores “centralizados” y del Estado, derrotar definitivamente a todas las burguesías y al imperio, y encaminar la lucha hacia la “apropiación colectiva-social” de los medios de producción mediante el ejercicio de una verdadera democracia participativa, el impulso de una economía de equivalencias y la instauración de un auto-gobierno para la administración de los “bienes comunes”.


[1] Ver: La burguesía burocrática de América Latina: http://alainet.org/active/52579&lang=es

[2] Es una situación similar a la colombiana en donde se ha plasmado una alianza interburguesa-imperial con la burguesía burocrática (partido liberal) encabezada por Santos.

[3] Eso explica la prudencia con que Capriles Radonski maneja el tema de los programas sociales de Chávez.

[4] Ver: El “topo” proletario vuelve a cavar: http://alainet.org/active/44441&lang=es; 2011: Ampliación de la crisis sistémica y movilización social de nuevo tipo: http://alainet.org/active/51827&lang=es

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