COLOMBIA: TRES COALICIONES EN CONTIENDA
Popayán, 17 de junio de 2011
A cuatro meses de las elecciones regionales y municipales se va configurando con toda claridad el mapa político en Colombia.
Las clases y sectores de clases, los partidos políticos que los representan y las coaliciones que se aglutinan alrededor de cada candidato, reflejan la evolución económica, social, cultural y política de un país que busca salidas urgentes a los graves problemas de desigualdad, pobreza, descomposición social, corrupción y violencia.
Quienes se negaban a aceptar que el gobierno de los EE.UU. y la oligarquía colombiana iban a hacer a un lado a Uribe y – si era necesario – lo sacrificarían, hoy tienen que replantear su visión de los hechos y adecuarse a las circunstancias confirmadas.
Si no se entienden las causas de ese viraje – que se dio desde cuando tumbaron la 2ª reelección de Uribe –, no es posible trazar una táctica adecuada para el momento político que vive la Nación. Esas causas ya las habíamos analizado en sendos artículos que sirven de referencia.[1]
El caso ejemplar del Cauca
El análisis de los agrupamientos políticos que se presentan en el Cauca nos permite afirmar que en las próximas elecciones del 30 de octubre se van a configurar tres tipos de coaliciones que expresan nítidamente los intereses de las clases sociales en pugna en Colombia.
Esas tres coaliciones son: la de la clase política tradicional, la de una clase política emergente y la de los trabajadores y sectores sociales subordinados.
La primera coalición va a estar encabezada por el “uribismo cavernícola”. Aglutinará al partido conservador (con pequeñas disidencias) y a las cúpulas retardatarias del Partido de la “U”. Los senadores Salazar e Iragorri son sus principales cabezas en la región. La dirigencia más rancia del partido liberal, liderada por Jesús Ignacio García – ante la debilidad de la clase política tradicional –, va a propiciar acuerdos y presentar un candidato de unidad para ese bloque.
Representan a los herederos de los grandes latifundistas de la región que se transformaron en una élite burocrática que vive del patrimonio del Estado. Tendrán el apoyo de los grandes terratenientes azucareros del Valle del Cauca que temen que un gobierno de los sectores populares aliente a los indígenas Nasas del norte del Cauca a proseguir su lucha de recuperación de territorio y logren conectarse con los corteros de caña.
La segunda coalición va a estar liderada por el “uribismo-santista” camuflado con ropaje de de “alternatividad”. Va a estar encabezada por “liberales independientes” que nunca han podido hacer política sin la palanca del Estado clientelista. Se apoyan en una parte de la dirigencia de la Alianza Social Indígena que representa a los sectores más “ricos” o acomodados de los pueblos indígenas. Las fuerzas del “progresismo” de Petro también hacen parte de esa alianza.
Ese bloque contará con el apoyo – tal vez no declarado, para no manchar la supuesta “alternatividad” – de sectores políticos del Valle que ascendieron a la sombra de las mafias y que hoy encabezan, por un lado, Angelino Garzón, y por el otro, Roy Barreras. También llegarán a ese bloque las pocas fuerzas de Cambio Radical que pretenden fortalecer la presencia de Vargas Lleras pensando en el 2014.
La tercera coalición va a estar conformada por las fuerzas de los trabajadores, campesinos mestizos, indígenas y afrodescendientes que han ido aclarando e identificando sus intereses. Se expresan a través de movimientos y organizaciones sociales. Los sectores más dinámicos son los desempleados de las ciudades (vendedores ambulantes y moto-taxistas) y los indígenas caucanos que nunca han dado su brazo a torcer. El Polo Democrático Alternativo puede estimular y ayudar a generar esa gran alianza, jalonando a las bases de los “verdes” y a otros sectores políticos que necesitan de ese espacio para crecer y avanzar. Todo está dado para construir esa gran coalición ciudadana y popular.
Para la primera coalición la coyuntura es de sobrevivencia. Si pierden el poder regional van a quedar a expensas no sólo de perder la burocracia y el manejo del presupuesto (aspiran a manejar más de 500.00 millones de regalías) sino que, al igual que los cómplices de Uribe, pueden ir a la cárcel. Es – entonces – un asunto de vida o muerte.
Para la segunda coalición es un problema de estancamiento. Sus dirigentes nunca se atrevieron a enfrentar de verdad a la clase política tradicional. No se “destetaron” de sus criadores. Sólo los políticos indígenas (Jesús Piñacué, Marcos Avirama) - que hacen parte de esa coalición - alcanzaron cierta autonomía, pero al no tener clara su ubicación de clase, desviaron el camino y se perdieron en la maraña de la politiquería. Hoy sólo juegan a negociar.
Para la tercera coalición todo está servido para avanzar. Si quieren ser gobierno, no deben pensar en votos ni en “gobernabilidad”. Se trata de construir una nueva Hegemonía Social Popular que logre aglutinar a las mayorías del Cauca. Deben incluir a los empresarios no-monopólicos que están a la espera de una propuesta que los potencie hacia el futuro al lado de los trabajadores y de los sectores campesinos y rurales del Cauca.
Sólo así, pensando en grande, la coalición social-popular podrá ser gobierno a partir de enero de 2012.
A nivel nacional
Santos representa la continuidad de Uribe en lo económico. Eso está claro. El Ministro de Hacienda Juan Carlos Echeverry lo confirma cuando dice: “Vamos a EE.UU. y Europa, a vender a Colombia”, dice sin ambages y sin ruborizarse.
Uribe ya no va más. La firma de la Ley de Víctimas y, todo el debate que lo antecedió, fue la manifestación de que el “uribismo” se resquebrajó. La caminata de Uribe por la carrera séptima de Bogotá es una especie de “huida al cielo”. Va en búsqueda del poder perdido al lado de sus “cómplices en capilla”. Es la reafirmación de la ruptura en el bloque de poder que gobernó durante los últimos 8 años (2002-2010). Es cosa del pasado y él lo sabe.
Ello lo determina todo. Si el Polo – en medio de su propia crisis – no hace el esfuerzo por diferenciarse en todos los departamentos y municipios de las convergencias “uribistas-santistas-progresistas”, sacando a relucir sus mejores dirigentes, que los tiene, para hacer conocer su política y sus propuestas, entonces, se habrá perdido una oportunidad inmejorable.
Así no seamos gobierno, podremos más adelante ser Poder.
[1] Reelección del uribismo sin Uribe: http://alainet.org/active/36414; Santos sacrificará a Uribe: http://comunidad.semana.com/noticias/santos-sacrificara-uribe/6492.aspx;
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