Popayán, 17 de
diciembre de 2015
Me cuentan que en el pueblo
guambiano (que algunos llaman "misak", que quiere decir
"gente") ya no se reconoce el “Consejo de Taitas”.
Entre la alianza de los 6
pueblos, en Norteamérica, o Confederación Iroquesa (cayuga, mohawk, oneida,
onondaga, seneca y tuscarora), existía un consejo de ancianos y otra de
ancianas. Además, existía un jefe civil y otro militar para épocas de guerra.
Funcionaban asambleas comunitarias que por lo general resolvían todos los
problemas por consenso.
Cuando surgía un problema de
difícil solución, se reunía el consejo de ancianos. Si éste no podía
resolverlo, le correspondía al consejo de ancianas.
Benjamín Franklin y Thomas
Jefferson aprendieron mucho de estos pueblos y tomaron varias ideas para
construir sus instituciones democráticas.
Es bueno entender que esa forma
de gobierno fue construida a lo largo de siglos, lo fueron mejorando con base
en la experiencia, la construcción colectiva, evaluando los errores y
resolviendo problemas. Si surgía una situación que no contemplaban sus normas
(su Constitución tenía 117 artículos), buscaban la forma de modificar la Ley.
Para ellos la Ley era sagrada
porque propiamente no existían clases sociales y las normas respondían a un
interés genuinamente colectivo.
En Colombia creemos que primero
hay que modificar la Ley (Asamblea Constituyente) y que ésta tiene la facultad
milagrosa de cambiar la realidad.
Desde que se fundó esta precaria
república heredamos ese “chip” legalista que después se volvió “leguleyista”.
En menos de 200 años de existencia como nación hemos tenido 5 Constituciones y
más de 20 reformas constitucionales importantes.
Aquí hay una tasa de 355 abogados
por cada 100.000 habitantes, una de las más altas del mundo. Hay más abogados
que ingenieros, médicos o economistas.
Nos gusta el pleito, la demanda y
la trampa. Por eso tenemos leyes para todo. y lo más grave, todos procuramos
encontrar la mejor forma de violar la ley porque el sistema judicial - a pesar
de tanta norma - es uno de los más ineficientes y corruptos del planeta.
Lástima, los guambianos no saben
lo que están perdiendo. Ellos tenían una especie de gobierno conformado por los
más sabios. Era uno de los ideales de Platón.
E-mail: ferdorado@gmail.com / @ferdorado
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