CARTA PÚBLICA A ÁLVARO URIBE VÉLEZ Y RODRIGO
LONDOÑO (TIMOCHENKO)
Popayán, 18 de enero de 2018
Señor
Álvaro Uribe Vélez
Señor
Rodrigo Londoño
E.S.M.
Apreciados ciudadanos y reconocidos compatriotas:
Por medio de la presente nos permitimos invitarlos a Ustedes
a concertar –de verdad– la ansiada y necesaria Paz de Colombia. Lo hacemos con sentido
patriótico y humanista sin desconocer los esfuerzos realizados hasta ahora por
el presidente Juan Manuel Santos.
Les escribimos desde una región como el Cauca, caracterizada
por ser escenario del conflicto armado, por la fuerza y calidad de sus organizaciones
sociales y el rechazo mayoritario de la población a una guerra que nos ha
desangrado y martirizado desde sus inicios en los años 50s del siglo pasado
(XX).
Hacemos parte de la Coalición Colombia que lidera el
candidato presidencial Sergio Fajardo. Él ha planteado que uno de sus objetivos
es lograr la Reconciliación entre los colombianos. Empero, en nuestro caso
personal, creemos que ese paso puede darse durante la campaña electoral de 2018.
Así, en medio del debate público podremos afincar el espíritu de comprensión
mutua que le abone el camino al gobierno que se elija este año (2018).
Hay que reconocer que el principal error que se ha cometido
es pretender hacer la paz sin contar con todos los actores de la guerra. Ese
proceso iniciado desde 2005 por el presidente Uribe con las Autodefensas Unidas
de Colombia, debe completarse convocando a todos los protagonistas del
conflicto armado. Sin hacerlo, la paz es imposible.
En Sudáfrica lo consiguieron Nelson Mandela y Frederik de Klerk,
cabezas reconocidas de los dos bandos rivales (negros y blancos); en Irlanda, firmaron
la paz entre las tres (3) fuerzas enfrentadas (republicanos del Norte, nacionalistas
de Eire y pro-ingleses).
Es evidente que nuestra situación es diferente pero de esas
experiencias podemos aprender. Los colombianos del común estamos cansados de la
guerra y de la polarización política. Las grandes mayorías quieren la paz pero
una Paz con mayúsculas y de verdad.
Tampoco podemos desconocer que estamos a un paso de
consolidar ese proceso: el grueso de los combatientes de las Farc se han
desmovilizado y desarmado; solo falta el apaciguamiento de los espíritus y la
reconciliación plena. Por ello, hay que avanzar sobre lo construido.
A manera de argumentación presentamos un breve y sintético balance:
a) El ex-presidente Uribe intentó durante 8 años de gobierno
exterminar a las guerrillas de las FARC y para hacerlo concertó una especie de
paz con las AUC. Pero, no obstante, no se logró ese objetivo y, además, no se
solucionó el problema del despojo violento de millones de campesinos
desplazados de sus tierras. Es un tema social en camino de ser resuelto por el actual
gobierno pero que requiere mayor voluntad política y un plan consensuado para poder avanzar por
vías pacíficas.
b) El actual presidente Santos quiso superar los esfuerzos e
intentos realizados anteriormente pero, en gran medida falló, al no convocar a todas
las fuerzas enfrentadas. Los sectores que encabeza el ex-presidente Uribe, al estar
excluidos del actual proceso, han sentido con alguna razón –así no sea
totalmente cierto– que se les han concedido ventajas a los insurgentes en las
negociaciones de La Habana. Tal sentimiento debe ser respetado pero no debe convertirse
en un obstáculo para la consolidación de la paz.
c) Las Farc han entendido que el camino de la insurrección
armada está agotado y que solo por medio de la acción política civilista pueden
aspirar a lograr los cambios que buscaban con su acción rebelde. Hay que darles
plenas garantías de hacerlo pero sin enviar el mensaje de que se les otorgan
privilegios frente al conjunto de la sociedad.
Además, las Farc deben reconocer que en medio de esa guerra
degradada una buena parte de sus integrantes perdieron la moral revolucionaria y,
por tanto, deben comprender que no es fácil que la sociedad acepte una amnistía
total mientras el resto de sectores comprometidos con el conflicto quedan en la
mira de la justicia.
No obstante hoy, con los ajustes hechos después del
Plebiscito de octubre de 2016, y los cambios realizados a los acuerdos en el
Congreso de la República, muchos de esos reparos están casi superados o
requieren de mínimos consensos para poder avanzar.
Por todo lo anterior, los llamamos a construir un sentido, un
espíritu y un lenguaje de reconciliación y de verdadera paz. Si las justas
electorales de mayo y junio de este año (2018) se juegan nuevamente entre el SI
o el NO (similar al 2 de octubre de 2016), independientemente de quien gane,
volveremos al pasado y no podremos avanzar en la búsqueda de soluciones a los
verdaderos problemas que tenemos al frente, que son: corrupción
político-administrativa desenfrenada e ineficiencia total del aparato estatal; enorme
desigualdad económica y social; situación económica y fiscal en deterioro; creciente
desempleo y precariedad laboral; crisis del sector salud y una educación de bajísima
calidad; etc., etc.
Si están Ustedes de acuerdo con lo anterior, nos comprometemos
a organizar un evento en el departamento del Cauca, en donde las organizaciones
sociales (indígenas, afros y mestizas) y de las víctimas de ambos bandos, sirvan
de garantes para avanzar por nuevos caminos y consolidar la paz en nuestros
territorios y el país entero.
Esperamos de Ustedes la grandeza y la generosidad que
Colombia necesita para garantizarle a nuestro pueblo unas condiciones de
tranquilidad democrática que nos permita –entre todos– construir una Nación a
la altura de nuestros sueños.
De Ustedes, atentamente
OSCAR OSPINA QUINTERO
Actual Representante
a la Cámara
Candidato al Senado
por Alianza Verde
FERNANDO DORADO
Activista Social
Candidato a la
Cámara por Alianza Verde
“Construyamos ciudadanía… ¡Con la fuerza
de la Verdad!”
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